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Las Consecuencias de la Resurrección de Cristo: La Transformación del Cuerpo [audio]

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Las Consecuencias de la Resurrección de Cristo: La Transformación del Cuerpo [audio]

Autor Felipe Rincón Vásquez martes, 25 de agosto de 2009

Modificado el domingo, 30 de agosto de 2009

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{mp3}Las Consecuencias de la Resurreccion de Cristo - La Transformacion del Cuerpo 5-6-09{/mp3}

LA

TRASFORMACIÓN DEL CUERPO EN LA RESURRECCIÓN

1ª Corintios 15,50-58

Textos consultados: Wayne

Grudem: Teología Sistemática, editorial Vida, USA 2007; Les Thompson: La Persona que Soy, editorial Unilit-Flet, Colombia 1997: Biblia de Bosquejos y Sermones, tomo 8, editorial Portavoz, USA 2005; Biblia de Jerusalén, Edición

conmemorativa V Centenario de Evangelización en América Latina, impresa en España; Simón J. Kistemaker: Comentario al Nuevo Testamento, Libros Desafío, EE.UU. 1998; Biblia Reina Valera 1960, Editorial Vida 1992.

La transformación del cuerpo.

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15:50-51 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

El lector

ordinario cuando lee en 1ª Corintios 15,50 «que la carne y la

sangre no pueden heredar el reino de Dios» inmediatamente piensa que va a resucitar con un cuerpo etéreo, desprovisto de materia física. En ese orden de idea la Biblia de Bosquejos y Sermones de editorial Portavoz, al hablar sobre el asunto, dice: «el cuerpo humano es carne y sangre. Es físico, no espiritual. Está hecho de sustancia y materia física, no de sustancia y materia espiritual.». Este

comentario viene a enriquecer el comentario popular de que el cuerpo de la resurrección no será físico de carne y sangre, sino

inmaterial o de materia etérea. Por eso hablan de un cambio radical del cuerpo humano.

El cambio no

es radical puesto que este cuerpo es la raíz del nuevo. No es radical puesto que no se trata de que este será desechado en su totalidad y creado otro nuevo. Se trata de ser transformado. «He aquí o digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados» (versículo 51). Y transformar es hacer cambiar una cosa o persona de forma. Trasformar una materia es darle a esa misma materia otra forma. De ese modo transformar es dar un nuevo cuerpo a partir de este.

Hablando al

respecto, Les Thompson, en su libro «La persona que Soy» editado para la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos (FLET), nos dice: «El cuerpo espiritual del futuro será este mismo, con la

misma personalidad y características que tú y yo tenemos ahora» y sigue diciendo, «La Biblia aclara que nuestros cuerpos tendrán una tierra donde podrán cumplir con las funciones que nos corresponden en el porvenir. En ese más allá no seremos como espíritus flotando en el espacio eterno, ni como los ángeles. Seremos lo que somos, humanos (una creación especial de Dios), con cuerpos parecidos al de Cristo resucitado (Fil.3, 21), y viviremos en un paraíso terrenal

creado especialmente para nuestra morada eterna con Dios (Ap. 21,1-3)». Dice además, «Hay quienes han querido minimizar la importancia de la ¨tierra nueva¨ haciendo esta expresión sinónima del cielo (el lugar donde Dios mora) y negando así su literalidad… en la descripción que ellos ofrecen de la eternidad, el hombre como entidad especial casi desaparece. Lo mezclan con los ángeles y otros seres celestiales cuyo fin es dar eterna alabanza al inefable Dios. ¿Puedes creer que este Dios nuestro, que hizo al hombre a su imagen y semejanza y creó este bello mundo para ser habitado por nosotros, luego que pecamos perdió todo interés en nosotros?»

¿Cómo

resucitó Jesucristo? ¿Con qué cuerpo?

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Si queremos

saber como es el cuerpo de la resurrección solo debemos ver a Jesucristo resucitado. Cuando Jesús se levantó de entre los muertos fue primicia de una nueva clase de vida humana, una vida en que su cuerpo era perfecto, y ya no estaba sujeto a la debilidad, el

envejecimiento y la muerte, sino capacitado para vivir eternamente. Cuando Jesús se apareció a los discípulos en Jerusalén, estos se asombraron y se sobresaltaron, pero cuando vieron las manos y los pies de Jesús y le vieron comer un pedazo de pescado, se

convencieron de que había resucitado. Estos ejemplos indican que había un grado considerable de continuidad entre la apariencia física de Jesús antes de su muerte y después de la resurrección. La diferencia en su apariencia física era la de alguien cuyo cuerpo había sido restaurado a la plena apariencia juvenil de la salud perfecta. El cuerpo de Jesús era un cuerpo físico, un cuerpo transformado que no estaría ya sujeto a la debilidad ni a la muerte, es a eso que Pablo llama el cuerpo resucitado en incorrupción, en gloria, en poder, un cuerpo espiritual.

El hecho de

que Jesús tenía un cuerpo físico que se podía tocar y ver funcionar después de la resurrección lo vemos en que los discípulos «le abrazaron los pies» (Mateo 28,9), iba caminando como cualquier otro viajero en el camino de Emaús (Lucas 24,15-18. 28-29), tomó pan y lo partió, en que comió un pedazo de pescado asado; específicamente para demostrar que tenía un cuerpo físico y no era simplemente un espíritu, le mostró las manos y el costado (Juan 20,20), invitó a Tomás a que tocara sus manos y su costado (Juan 20,27), preparó el desayuno para sus discípulos (Juan 21,12-13), y en que explícitamente dijo: «Miren mis manos y mis pies. ¡Soy yo mismo! Tóquenme y vean; un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que los tengo yo» (Lucas 24,39). Pedro dijo que los discípulos «comimos y bebimos con él después de su

resurrección» (Hechos 10,41).

¿Cómo debe entonces

entenderse el término carne y sangre?

En la

lectura debemos ver la existencia de un paralelo entre carne y sangre y corrupción, y entre el reino de Dios y la incorrupción. Pablo usa la expresión «carne y sangre» para designar el cuerpo corruptible de toda la raza humana. Es una frase semita que aparece repetidamente en fuentes rabínicas para denotar la total fragilidad y mortalidad

del ser humano.

En el libro

Eclesiástico 14,17-18 dice: «Toda carne como un vestido envejece, pues ley eterna es: hay que morir. Lo mismo que las hojas sobre árbol tupido, que unas caen y otras brotan, así la generación de carne y sangre: una muere y otra nace.»

Mateo 16,17

Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de

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está en los cielos.

Gálatas

1,16 Pero cuando agradó a Dios… revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre,

Efesios 6,12

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Hebreos 2,14

Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,

¿Cuál es

la conexión entre la frase carne y sangre y heredar el reino de Dios? Pablo está diciendo que ningún ser humano en la condición de fragilidad en que se encuentra hereda el reino, que el cuerpo humano en su actual existencia no puede entrar en la presencia de Dios. Se necesita una transformación de todos los santos, los redimidos para que puedan heredar el reino, así que heredar es sinónimo con la resurrección de los muertos.

La segunda

parte del versículo 50 es un paralelismo con la primera parte y así lo afirma Simón Kistemaker en su Comentario al Nuevo Testamento publicado por Libros Desafíos. Lo que es pecaminoso y corrupto no puede entrar en la presencia de Dios, cuando lo corrupto sea trasladado a un estado de incorrupción podemos decir que estamos tomando posesión de la herencia que Dios nos ofrece. Si entendemos las dos líneas de este versículo como un paralelismo sinónimo, entonces vemos que la expresión «carne y sangre» es idéntica en significado al término «corrupción». Y las expresiones «reino de Dios» e «incorrupción» apuntan a lo mismo.

La idea es

entonces que Pablo está diciendo que el cuerpo humano en su estado actual no puede heredar el reino, por lo que tendrá que ser

transformado en un estado de perfección para que pueda vivir en la dimensión y mundos físicos y espirituales.

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Esta es

una nueva revelación

1Co

15:51-52 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los

muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

La palabra

«misterio» quiere decir, que es algo que no se conoce a menos que Dios lo revele. El ser humano sabe de la resurrección porque Dios se lo ha revelado, no tiene otra manera de averiguarlo.

La palabra

dormir se refiere a aquellos que han pasado a la presencia del Señor. Pablo entonces está diciendo que algunos estarán vivos cuando suceda la resurrección. Pero que tanto los muertos como los vivos recibirán cuerpos transformados. Esto sucederá en un momento, es decir, que no podemos dividir el tiempo para poder decir esto sucederá primero y esto otro después. La resurrección será un cambio rápido y repentino. Esto sucederá al toque de la final trompeta, esto es, al fin del tiempo.

El cambio

efectuado en la resurrección traerá victoria sobre la muerte

1Co

15:53-56 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.

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La

naturaleza del cuerpo actual del creyente es corruptible y mortal, la naturaleza de su nuevo cuerpo será incorruptible e inmortal. Y esa nueva naturaleza traerá victoria sobre la muerte, el creyente será inmortal, ese día podrá gritar que «sorbida es la muerte en victoria». La victoria venció al aguijón de la muerte. El aguijón de la muerte es el pecado. Donde no hay pecado no hay muerte. La victoria será sobre el poder del pecado.

El cambio

vendrá por la obra del Señor Jesucristo

1Co

15:57-58 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Cuando una

persona cree verdaderamente en Jesucristo, por medio del Espíritu Santo Dios le hace un hombre nuevo, le justifica y lo toma por hijo, con el derecho de vivir en su presencia. Es la persona de fe, la que cree en el Señor Jesucristo la que será resucitada y recibirá un cuerpo transformado que es incorruptible e inmortal. La victoria sobre la muerte es por medio de nuestro señor Jesucristo.

La promesa

de un cuerpo resucitado y transformado no se les hace a los incrédulos, se le hace a un creyente firme y constante. La palabra firme significa estar fuerte, fijo, determinado, fiel. El creyente debe mantenerse firme y fijo en su creencia y obra por el Señor, determinado a vivir por el Señor y a llevar a cabo su propósito por el Señor. El creyente debe ser fiel hasta el fin. Debe permanecer firme como una roca en sus creencias y en el servicio al Señor. El creyente será recompensado. La salvación es por la fe. Nadie se salva por las obras, pero nadie se salvará sin las obras.

Felipe

Rincón Vásquez

El Plantío del Señor

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3/7/2009

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