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Tesis Por Que Chile No Se Ha Consolidado Como Receptor de Migrantes en La Region Enfoque de Redes

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Pontificia Universidad Católica de Chile Instituto de Ciencia Política

Seminario II

Profesor Andreas Feldmann

SEMINARIO II

¿Por qué Chile no se ha

consolidado como país

receptor de migrantes en

Latinoamérica?

Una respuesta a partir del enfoque de redes migratorias a

través de la inmigración peruana en Chile y Argentina

POR

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Indice

Introducción 4

1. Consideraciones Metodológicas 5

2. Características y patrones de la migración

en América Latina y Chile 6

2.1 Períodos de la migración en la región 6 2.2 Principales destinos de la migración intrarregional 8

2.3 Tendencias actuales 10

3. La explicaciones teóricas a la migración

internacional 12

3.1 La explicación neoclásica 13

3.2 La nueva teoría económica de la migración 14

3.3 La teoría del mercado dual 14

3.4 La teoría de los sistemas mundiales 15

3.5 La causación acumulativa 16

3.6 El enfoque de redes migratorias 17

4. Chile, Argentina y la inmigración

peruana 20

4.1 Justificación de los casos 20

4.2 Indicadores macroeconómicos en Argentina 21

4.2.1 Tendencias: 1980-2000 21

4.2.2 El panorama en el nuevo milenio 22 4.3 Indicadores macroeconómicos en Chile 23

4.3.1 Tendencias. 1980-2000 23

4.3.2 El panorama en el nuevo milenio 24

4.4 Indicadores de Gobernanza 25

4.4.1 La inestabilidad argentina 25

4.3.2 El modelo chileno 26

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4.5.1 El destino predilecto: Argentina 27 4.5.2 La corriente hacia Chile 28 5. ¿Afectan lo factores económicos y de gobernanza

al momento de elegir el destino? 29

6. Conclusión y reflexiones finales 34

ANEXO 37

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Introducción

El gran desarrollo económico y el retorno de la democracia han situado a Chile como uno de los países más estables dentro de la región, tanto política como culturalmente. Estos factores han hecho emerger al país como un destino atractivo para los inmigrantes dentro de la región, sobre todo para los provenientes de países limítrofes, como Argentina, Bolivia y Perú. Sin embargo, durante los últimos veinte años, donde se ha consolidado tanto la economía como la democracia, el tema de la inmigración en el país no ha sido abordado de la manera adecuada, principalmente al poco impacto que tiene en cuanto a cifras, la inmigración en el país, pese a todas las ventajas que Chile viene ofreciendo hace un par de décadas para los inmigrantes. Esto principalmente, porque, según datos del último censo (2002), los inmigrantes representan apenas el 1,2% de la población total del país. Por otro lado, en Argentina, un país tradicionalmente establecido como país de destino, tanto regional como extrarregionalmente, los inmigrantes llegan al 4,2% del total de la población según el censo del 2001.

En la presente investigación se pretende abordar el por qué Chile, con todas las oportunidades que ofrece en la región, no se ha transformado en un destino atractivo para los inmigrantes, principalmente desde un enfoque de redes, a través del estudio de la inmigración peruana hacia el país, contrastándolo con el caso argentino. El trabajo esta dividido en 6 secciones. En la primera, se abordarán y explicarán las cuestiones metodológicas, como la pregunta de investigación, las hipótesis, la metodología y los casos seleccionados para el estudio. En segundo lugar, se atenderá a las características y patrones históricos de los movimientos migratorios en la región. Posteriormente, en la tercera sección, se hará una breve descripción de las teorías predominantes para explicar la migración internacional, con especial énfasis en el enfoque de redes, explicando a partir de qué nivel se realizará el estudio para los casos seleccionados. En cuarto lugar, se presentarán los datos macroeconómicos de los últimos treinta años, tanto en Argentina como en chile, con especial detalle en la última década, así como también se presentan los índices de gobernanza a partir de 1996. Con lo presentado en dicha sección, se procederá a

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realizar la comparación, argumentando que en Argentina existe mayor inmigración peruana por la presencia de redes migratorias, lo que se confirma con la información presentada en la sección anterior. Por último, se señalarán las principales conclusiones a las cuales se llegó en el estudio y algunas reflexiones que se extraen del mismo.

1. Consideraciones metodológicas

Chile ha exprimentado un rápido crecimiento económico y una estabilidad democrática única en la región. Sin embargo, y a pesar de las condiciones de atracción que ofrece dentro del contexto latinoamericano, aun no se ha consolidado como un país receptor, ni se le ha dado la importancia que el tema requiere a nivel de autoridades, esto principalmente por el bajo porcentaje que representa la población inmigrante dentro de la población total del país, que según el censo del 2002, representa el 1,2% de la población total. En este panorama se enmarca la pregunta ¿Por qué, a pesar de las condiciones favorables que presenta Chile para la inmigración dentro de la región, no se ha convertido en un destino atractivo para los inmigrantes? Una primera hipótesis a este respecto es que la inmigración hacia Chile aun no ha desarrollado redes migratorias, por lo que aun se estaría en una etapa inicial de los movimientos migratorios. La segunda hipótesis que se desprende a partir de la anterior es que las redes migratorias no se han consolidado debido a que los inmigrantes prefieren otros destinos, con los cuales si se han desarrollado redes, a pesar de que no presentan mejores condiciones que Chile.

El análisis se realizará en base a la inmigración peruana en Chile y Argentina. Se asume que en este último existirían redes debido al sostenido aumento de la inmigración peruana, aun cuando en término generales la inmigración en Argentina ha disminuido y cuando los factores políticos y económicos no son más altos que los de Chile. En el caso de Chile, la inmigración peruana, si bien es la mayor del país, no logra los mismos niveles que alcanza en Argentina. Para determinar si existen redes, se analizarán los indicadores macroeconómicos de los dos países, de modo general

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entre 1908 y el 2000, y más detalladamente a partir de ese año. También se analizarán los índices de gobernanza, a partir de 1996 hasta el 2008. Estos datos de contrastarán con las cifras de inmigración peruana en cada uno de los casos.

Es preciso señalar que, dada la escasez de datos anuales de inmigración en ambos países, se utilizaran como fuentes para la inmigración peruana los datos obtenidos en las tres últimas rondas de censos en ambos países (1980,1990 y 2000) y para los años siguientes, hasta el 2008, las cifras de permanencias definitivas otorgadas por extranjería de ambos países1.

2. Características y patrones de la migración en América Latina y Chile

En el presente apartado se analizarán las principales tendencias migratorias en la región, a través de la siguiente organización. En la primera subsección se verán los períodos de la migración en la región. Posteriormente se analizarán los principales destinos para los migrantes intrarregionales, y por último se analizarán las tendencias actuales, enfocado principalmente en Chile, por su emergencia como “nuevo” destino para los inmigrantes en la región.

2.1 Períodos de la migración en la región

Existe un consenso respecto a las tendencias dominantes en la historia de la migración en el contexto latinoamericano (Pellegrino, 2003; Villa y Martínez, 2001). Sin embargo, Pellegrino establece como primera etapa aquella que se inicia con la conquista de América y finaliza con los procesos de independencia. Este período está caracterizado por la incorporación de población que provenía desde las metrópolis y

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En el caso chileno, estas cifras se encuentran disponibles desde 1995 hasta el 2009, desglosadas por el tipo de permiso de residencia. En el caso argentino, los datos se encuentran disponibles sólo a partir del año 2004 hasta el 2009, por lo que falta información para los años 2002 y 2003. Sin embargo, para efectos del análisis, se observa que esta falta de datos resulta irrelevante. Los datos se encuentran disponibles en http://www.extranjeria.gov.cl/estadisticas_mig.html (Chile) y en

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de población africana bajo esclavitud (Pellegrino, 2003: 11). Salvo esta primera etapa colonial, las 3 restantes se caracterizan en una base cronológica y de acuerdo a las principales tendencias, como identifican.

La primera de ellas es la inmigración extrarregional, que tuvo lugar entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX. Se desarrolló principalmente en los países del sur del continente, como Uruguay, Argentina y Brasil, siendo el segundo de ellos el que mayor afluencia de inmigrantes recibió. Esta inmigración masiva se debió principalmente al despoblamiento de zonas geográficas, lo cual era considerado como un obstáculo para el progreso, por lo que se adoptó el principio de de libertad de ingreso a sus territorios y se promulgaron leyes dirigidas a promover el ingreso de inmigrantes. La última migración masiva de ultramar se produjo inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, la cual alcanzó también a Venezuela, y en menor medida a Chile, Cuba y otros.

La segunda gran etapa es la migración intrarregional, que tuvo como principal motivo a los factores estructurales. Transcurre, aproximadamente, desde 1930 hasta la década de los ochenta. Los principales destinos durante este período son Argentina y Venezuela, facilitados por la proximidad geográfica y la cercanía cultural, pero principalmente debido a que sus estructuras productivas tendían a una mayor generación de empleos y que generalmente poseían una mayor equidad social. En la década de los setenta se observa un aumento en la migración intrarregional, empujada por los cambios sociopolíticos en varios países de la región. Sin embargo, en la década siguiente, tanto como por la crisis económica y los programas de reforma estructural como por el restablecimiento de la democracia en varios países, el stock migratorio tendió solo a una leve alza.

El último período identificado abarca desde la última década del pasado siglo hasta, caracterizado principalmente por la emigración de latinoamericanos hacia Estados Unidos, y en menor medida hacia Canadá y Europa, por lo que se constituye en un patrón migratorio básicamente sur-norte.

Más allá de estas divisiones, que son útiles al momento de analizar los fenómenos migratorios, los movimientos no se remiten exclusivamente a las fechas mencionadas. Si bien la migración de ultramar está estancada hace ya varias décadas,

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la migración intrarregional aun continúa, como lo señala Martínez Pizarro ya que “está plenamente vigente y con dinámica propia, con lo cual sigue acompañando a las distintas etapas del desarrollo de los países” (Martínez Pizarro, 2006), aunque con menor intensidad principalmente en los destinos “clásicos” de la región, como lo son Argentina y Venezuela.

Por otra parte, complementaria a las etapas mencionadas anteriormente, Pellegrino establece, grosso modo, dos grandes tipologías dentro de las cuales se sitúan las migraciones en América Latina (Pellegrino, 1995: 186-188). Por un parte, los flujos migratorios que tienen que ver con la migración rural-rural o rural-urbana, como consecuencia de los procesos de descomposición de las economías tradicionales y al crecimiento de la población. Este tipo de migración ocurre casi exclusivamente entre países fronterizos y regiones próximas. Pellegrino también apunta que la migración intrarregional puede considerarse como una prolongación de esta tipología, puesto que en algunos casos también operó como migración de relevo en regiones donde había escasez de mano de obra, producto de la emigración nativa hacia las zonas urbanas.

La segunda tipología se refiere a los movimientos que implican traslados de población cuyo origen es urbano, entre los que se incluyen personas con altos niveles de calificación, y que ocurren cuando los países ya han alcanzado ciertos niveles de desarrollo de sus recursos calificados. Estos flujos se dirigen fundamentalmente hacia los estados Unidos y otros países desarrollados, aunque también se realizan entre países de la región, en función de las diferentes etapas o coyunturas económicas (Pellegrino, 1995: 188).

2.2 Principales destinos de la migración intrarregional

Las tendencias históricas muestran que los principales destinos elegidos Sudamérica por los migrantes intrarregionales han sido Venezuela y Argentina. Los cambios descritos en el apartado anterior respecto de los factores sociopolíticos y económicos en la región no tuvieron mayor impacto en los destinos de los flujos

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migratorios, lo que se traduce en una consolidación del escenario territorial de la migración intrarregional. Cerca de dos tercios de los latinoamericanos que residían en un país distinto al de su nacimiento en 1990 se encontraban distribuidos entre Argentina y Venezuela.

Esta tendencia se manifiesta al menos desde 1970, año en que Argentina poseía poco más de dos millones y medio de inmigrantes, con cerca del 25%, correspondiente a migrantes regionales, principalmente provenientes de los países fronterizos, es especial de Paraguay. Por otra parte, si bien Venezuela constituía el tercer país con mayor número de inmigrantes en la región, después de Brasil, con cerca de medio millón, cerca de la mitad de estos provenían de países latinoamericanos, en su mayoría colombianos.

Cuadro 1: Tendencias en países seleccionados de la región

Año Nacidos en el extranjero Porcentaje sobre el total de la población Nacidos en otro país de América Latina Porcentaje sobre el total de inmigrantes Argentina 1970 2193330 9,38 580100 26,45 1980 1857703 6,65 747103 40,22 1991 1605871 4,92 807193 50,27 2001 1517904 4,19 Brasil 1970 1229128 1,32 71054 5,78 1980 1110910 0,93 107717 9,70 1991 767784 0,52 115439 15,04 2001 683830 0,40 Chile 1970 88881 1,00 30137 33,91 1982 84345 0,74 38594 45,76 1992 114597 0,86 66161 57,73 2002 187008 1,24 Venezuela 1971 582560 5,43 215445 36,98 1981 1074629 7,40 624736 58,14 1990 1024121 5,66 660221 64,47 2001 1014340 4,40

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Para la década siguiente, y en todas las sucesivas, el stock de inmigrantes total de inmigrantes en Argentina descendió, pero en los relativo a la inmigración intrarregional esta presentó un sostenido aumento, contraria a la tendencia general. Estas cifras se deben principalmente a la desaparición casi completa de la inmigración proveniente de Europa, pasando a ser principalmente un destino de migrantes regionales. Para el censo de 1980 se registran cerca de setecientos mil inmigrantes latinoamericanos en Argentina, llegando a cerca de un millón para el censo del año 2001, sobre un total de cerca de un millón y medio de inmigrantes, lo que significa que aproximadamente dos tercios de los inmigrantes totales pertenecen a la región. Los países expulsores de inmigrantes corresponden principalmente a los países limítrofes, sin embargo, se aprecia un aumento cuantitativamente significativo de los inmigrantes peruanos, quienes aumentaron desde quince mil en 1990 hacia cerca de noventa mil en el censo del 2001, constituyéndose en la quinta comunidad más grande en Argentina, y en la que ha experimentado un aumento más destacable, puesto que, salvo Paraguay y Bolivia, el resto de las comunidades experimentaron descensos en el total de inmigrantes.

En el caso de Venezuela, para el censo de 1981 duplica su stock de inmigrantes, sobrepasando el millón. De igual manera, los inmigrantes provenientes de América Latina corresponden a cerca del 60%, y de estos, los colombianos representan cerca del medio millón. Si bien para las décadas posteriores las cifras se mantuvieron e incluso descendieron, continuó siendo el segundo principal destino para los inmigrantes dentro de la región, sobre todo para los colombianos, demostrando un aumento sostenido en las cifras de inmigrantes, registrándose más de seiscientos mil durante el último censo de Venezuela en el 2001.

2.3 Tendencias actuales

Realizar un análisis de las tendencias actuales resulta complejo, principalmente por la falta de datos, que provienen fundamentalmente de los censos de cada país, por lo que la ronda de censos del 2010 está en una fase inicial que

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debería completarse el año 2012. Además, al recurrir a las fuentes extracensales de cada país, como los datos de extranjería, tanto de entrada como de salida de migrantes, se producen diferencias significativas entre los registros de uno u otro país, además de que cada uno define en qué términos contabiliza a los emigrantes o a los inmigrantes. Sin embargo, es la fuente que más se aproxima a un verdadero reflejo de las tendencias migratorias, casi proporcionalmente.

Más allá de estas complejidades, a partir de la última ronda censal en los países de la región, no se observan grandes cambios en cuanto a los países de destino ni de origen. Pero, por otro lado, grandes hechos sociopolíticos y económicos han alterado el panorama dentro de la década, como lo es el difícil escenario que vive cada cierto tiempo Venezuela y la crisis que afectó a Argentina, cuyo impacto no pudo ser medido en los censos.

En medio de este panorama, sin embargo, es posible apreciar el incremento de inmigrantes intrarregionales en Chile (Villa y Martínez; 2006; Pellegrino, 2003; Martínez Pizarro, 2001), la cual representa un 65% del total de inmigrantes que recibe el país, destacando los grupos provenientes de Argentina y Perú, sobre un total de cerca de 190 mil. Según estimaciones realizadas por el Departamento de Extranjería y Migración de Chile, perteneciente al Ministerio del Interior, para el año 2009, el total de inmigrantes en Chile sería aproximadamente de 352.344, donde destacan por lejos la comunidad peruana (Ministerio del Interior de Chile, 2009), rompiendo la tendencia del último censo en que la comunidad argentina era mayor, lo que habla de una explosiva inmigración peruana durante la última década. Si se comparan estas cifras con los datos de los censos de la ronda del 2000, Chile se ubicaría como cuarto principal centro de atracción de migrantes en Sudamérica, tras los destinos “históricos” que son Argentina, Venezuela y Brasil.

A pesar de este aumento de inmigrantes en Chile, el porcentaje que representan los inmigrantes sobre la población total no resulta muy significativo, lo que puede explicar las medidas reactivas que se toman en relación al tema. Para el Censo del 2002, la población inmigrante en Chile representaba un 1,2%, mientras que según las mismas estimaciones del Departamento de extranjería y Migración ese porcentaje no llegaba al 2,1%. Según estimaciones de la ONU (2008)), para el 2010,

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tanto en Venezuela como Argentina, la población nacida en otro país residente en esos países alcanza el 3,5%, lo que, tanto en términos comparativos y absolutos, por la cantidad de población total, representa una cifra significativa.

Cuadro 2: Tendencias actuales en la región

Año Total de inmigrantes estimado Porcentaje de inmigrantes sobre la población total Argentina 2005 1 494 064 3,9 2010 1 449 293 3,6 Brasil 2005 686 309 0,4 2010 688 026 0,4 Chile 2005 231 496 1,4 2010 320 397 1,9 Venezuela 2005 1 011 387 3,8 2010 1 007 380 3,5

Fuente: Elaboración propia con datos del International Migrant Stock, 2008, ONU

3. Las explicaciones teóricas a la migración internacional

Diversos son los enfoques que han buscado dar una respuesta sistemática al fenómeno migratorio, enfocados principalmente en las causas más que en el impacto en las sociedades receptoras (Gómez, 2010). Es por esto que el análisis se ha centrado principalmente en torno a los factores que influyen en el proceso de toma de decisión para migrar, que va desde el nivel individual hasta el nivel sustentado por las diferencias estructurales existentes entre las sociedades en desarrollo y las industrializadas, siendo el factor económico uno de los más recurrentes a la hora de intentar explicar el fenómeno, aunque a partir de la década de los 70´s el plano social ha entrado con mucha fuerza para dar una explicación al fenómeno, siendo el ámbito político e institucional el menos estudiado.

A continuación se presentan una serie de teorías sobre migración internacional, dando cuenta de las dificultades que se presentan en el estudio de la

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migración. No es la intención entrar en ellas de manera profunda, ya que el enfoque del presente trabajo se enmarca principalmente en la teoría de redes en la cual se profundizará más al final de la sección.

3.1 La explicación neoclásica

La explicación históricamente dominante ha sido la teoría neoclásica, la cual señala, básicamente, que la migración constituye una decisión basada en el cálculo costo-beneficio (Massey et al, 2003). Sin embargo, posee una conceptualización a nivel macro y a nivel micro. En la primera de ellas, la raíz de las migraciones deben buscarse en las diferencias de niveles salariales de los distintos países, lo que se refleja en disparidades de ingresos y niveles de bienestar (Arango, 2003; Massey et al, 2008; Gómez, 2010). Como se desprende de lo anterior, al eliminar dichas diferencias, el movimiento de trabajadores cesará, por lo que los movimientos migratorios se detendrán. Además, como todo está vinculado al mercado de trabajo, debido a que este es el que determina la proporción de las migraciones, el único control que tiene un estado sobre los flujos es a través de la regulación o la influencia en los mercados de trabajo, ya sea en los países emisores o receptores (Massey et al, 2008). Por lo tanto, las migraciones son el resultado de decisiones individuales, tomadas por actores racionales que buscan aumentar su bienestar, en la que los beneficios de trasladarse a un lugar son mayores a los que obtienen si se quedarán en su país. Massey critica esta interpretación al señalar que las diferencias salariales no es una condición necesaria ni suficiente para que haya migración, así como también menciona que las diferencias entre los países desarrollados y subdesrrollados tampoco es una causa, ya que la promoción del desarrollo en las naciones pobres genera un proceso inherentemente destructivo y desestabilizador, por lo que genera incentivos para que los individuos migren (Massey, 1990).

A nivel micro, la teoría neoclásica se conceptualiza como una forma de inversión en capital humano, agregando el factor de las diferencias de los índices de empleo, además de las diferencias salariales. Además, las características de capital

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humano individual o la probabilidad de empleo, ceteris paribus, incrementará las probabilidades del desplazamiento internacional. En relación al fin del movimiento migratorio internacional, establece que esta continuará hasta que las expectativas de beneficio sean equiparadas internacionalmente, y por su parte, el Estado puede controlar la inmigración a través de políticas que afectan a la expectativa de ganancias en los países de origen y o destino (Massey et al, 2008).

3.2 La nueva teoría económica de la migración

A mediados de los 80 aparece la nueva teoría económica de la migración, que para Arango, perfecciona y enriquece a la teoría neoclásica con una serie de arreglos y adiciones. La elección racional es el factor fundamental en esta teoría, pero el nivel en el cual se toma la decisión se amplía, ya que esta se realiza en conjunto con el entorno familiar. Además al momento de tomar la decisión se incluyen otras variables como la incertidumbre de los ingresos, la carencia relativa, el envío de remesas, además de que tanto la familia como quien emigra comparten riesgos comunes. Por otro lado apunta a que el mercado imperfecto y las asimetrías en la información son causales de la migración, por lo que de ser perfecto el mercado y simétricas las informaciones, no habría migración (Gómez, 2010). Básicamente, si las condiciones de empleo a nivel local e internacional son diferentes, la migración internacional se establece como un mecanismo para reducir los riesgos salariales de las familias, garantizándole además una fuente de ingresos confiable, a través del envió de remesas. Los gobiernos podrían influir en la migración a través de políticas que le den forma al mercado de seguros, al de capitales, y al de futuros (Massey et al, 2008).

3.3 La teoría del mercado dual

Otro intento por explicar las migraciones internacionales es la teoría del mercado dual, argumenta que la migración internacional radica principalmente en la

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demanda de mano de obra de las sociedades industrializadas modernas, es decir, se centra en los factores de atracción. (Arango, 2003; Massey et al, 2008; Massey et al, 2003). Un primer factor sería la inflación estructural, que relaciona el tipo de trabajo con el estatus social, por lo que un empleador no puede solo ofrecer un mejor salario por un trabajo no cualificado, porque no refleja es estatus social. En este sentido, la solución más simple y barata es importar trabajadores inmigrantes que aceptarán un trabajo no cualificado y a un bajo salario.

Sin embargo, la principal característica a la que hace referencia esta teoría es el dualismo económico, que divide el mercado en dos sectores. En el primario los trabajadores son calificados, con un alto grado de profesionalización, poseen mejores equipos y herramientas y los trabajos son más estables, debido al alto costo que conlleva despedirlo. El sector secundario agrupa a trabajadores en puestos poco calificados e inestables, debido a que los costos por despido para los empleadores son bajos o nulos. Debido al factor del estatus social, este sector se hace poco atractivo para los trabajadores nativos, por lo que el déficit de demanda del sector secundario es cubierto por lo inmigrantes.

Por último, otra característica importante radica en la “demografía” del suministro de mano de obra. Históricamente mujeres y adolescentes cubrían los sectores de trabajo que implicaban condiciones desagradables. Sin embargo, en las sociedades industrializadas avanzadas estas fuentes de mano de obra se han ido reduciendo a raíz de tres tendencias: el incremento de la mujer en la fuerza de trabajo, el incremento del índice de divorcios y el descenso de los índices de natalidad y la extensión de la educación obligatoria. A largo plazo, este factor ha incrementado la demanda por trabajadores inmigrantes.

En definitiva, lo que hace esta teoría es poner en relieve que la demanda estructural de mano de obra es un factor importante para que éstas se produzcan, considerándola inherente al ordenamiento económico de las sociedades contemporáneas avanzadas.

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3.4 La teoría de los sistemas mundiales

La teoría de los sistemas mundiales se enfoca en la estructura del mercado mundial desde iniciada el Siglo XVI y la organización del trabajo, con su consecuente desarrollo y expansión de modo sistemático hacia todo el mundo. Las relaciones económicas entre el centro capitalista y la periferia no capitalista crea una población en estas regiones que son potenciales migrantes hacia el centro económico. La penetración de las multinacionales, junto con los nuevos procesos de producción, cambian los modos y los procedimientos que tradicionalmente se llevaban a cabo.

Al igual que en la teoría de los mercados duales, se propone que las economías desarrolladas necesitan mano de obra inmigrante para cubrir sectores productivos mal pagados, que no son cubiertos por los trabajadores nativos. Sin embargo, a diferencia de la teoría anterior, se centra en lo desequilibrios que se generan por la penetración del capitalismo en los países menos desarrollados. En este sentido, la migración se constituye como una consecuencia lógica de los trastornos y cambios que acontecen en medio del desarrollo del capitalismo.

3.5 La causación acumulativa

Las teorías anteriormente mencionadas se centran principalmente en los factores que influyen para que se origine la migración y además señalan cuándo los movimientos deberían detenerse, teóricamente. Sin embargo, cualitativamente hablando, la migración internacional se encuentra en su punto más alto, aun cuando factores mencionados por las teorías ya se han reducido o incluso ya no son influyentes al momento de tomar la decisión de migrar. Durand y Massey (2003) plantean la pregunta del por qué la gente continúa migrando, en su estudio sobre las desplazamientos de personas desde México hacia Estados Unidos. Para dar respuesta a esta interrogante se refieren a las teorías que derivan de la teoría del capital social que consiste básicamente, de acuerdo a Pierre Bourdieu y Loic Wacquant, “la suma

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de recursos reales o potenciales ligados a la pertenencia de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuo”(en Massey et al, 2003: 18-19).

La teoría de la causación acumulativa, sostiene que la inmigración internacional se autosostiene por otras vías que generan desplazamientos adicionales a lo largo del tiempo. Cada acto de migración altera el contexto social dentro del cual se toman las decisiones futuras para emigrar, por lo que las probabilidades de emigrar aumentan. Además, establece que la migración es un proceso que tiene su propia dinámica y se perpetúa a sí mismo, vinculado a las alteraciones socioeconómicas tanto en los lugares de origen como en las sociedades receptoras. Entre los mecanismos que permiten que la migración continúe destacan la privación relativa, el desarrollo de una cultura de emigración, una distribución perversa del capital humano y la estigmatización de los trabajos que suelen realizar los inmigrantes (Massey et al, 2008).

3.6 El enfoque de redes migratorias

La teoría en red o la teoría de redes migratorias es una de las más utilizadas y valoradas para explicar la perpetuación del fenómeno migratorio, tanto a nivel mundial como a nivel regional (Arango, 2003; Gómez, 2010; Massey et al, 2003; Lacomba; 2001; Pedone, 2002; Massey, 1986; Massey, 1990; Bassarsky, 2007), ya que el análisis que permite hacer no se enfoca en el por qué se inician los movimientos migratorios, sino que su estudio está centrado en los procesos y variables que influyen en la decisión de quienes siguen a los primeros en emigrar. Joaquín Arango define las redes migratorias como conjuntos de relaciones interpersonales que vinculan a los inmigrantes, a emigrantes retornados o a candidatos a la emigración con parientes, amigos o compatriotas, ya sea del país de origen o en el de destino. Las redes transmiten información, proporcionan ayuda económica o alojamiento y prestan apoyo a los migrantes de distintas formas. De

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estas múltiples formas facilitan la migración al reducir sus costos y la incertidumbre que frecuentemente la acompaña (Arango, 2003: 19)

Principalmente, se centra en los lazos interpersonales que existen entre los migrantes, los migrantes anteriores y los no migrantes, tanto en los lugares de origen como en los de destino. Estos lazos son construidos en base al parentesco, la amistad o simplemente por la pertenencia a la misma comunidad de origen. Estos lazos crean redes que aumentan las probabilidades de migración internacional, ya que disminuyen tanto los costes como los riegos de quienes migran, además de aumentar los beneficios económicos esperados a partir de la migración. Es decir, dan confianza y seguridad a quien toma la decisión de emigrar. Otra característica de las redes es su naturaleza acumulativa, ya que una vez que estas se inician cada vez van creciendo más, porque aumentan la probabilidad de emigrar lo que hace que los desplazamientos adicionales expandan la red.

En cuanto a la disminución de costes, para los primeros migrantes, el desplazamiento hacia otro país tiene un alto costo y resulta riesgoso, debido a la falta de vínculos. Los costos se reducen para los migrantes que parten tras él (amigos y parientes). De esta forma, cada nuevo migrante crea un nuevo vínculo con otras personas. Además, la unión entre migrantes y no migrantes genera una asistencia mutua en los lugares de destino. La migración, cuyo efecto es multiplicador en el lugar de origen, continúa hasta alcanzar un umbral crítico, el que no es definido por la literatura, pero que tras ser alcanzado el fenómeno se autoperpetua, dado que cada nueva migración reduce los coste para un grupo cada vez más amplio.

En relación a la disminución de riesgos, se manifiesta, por una parte, en la diversificación de estos, es decir, las familias optan por reducir la incertidumbre de quedar sin trabajo, o que un pariente que emigra puede ser un aporte para la familia a través del envío de remesas, dado el hecho casi seguro que al llegar al lugar de destino encontrará trabajo, por lo que las dudas acerca de perder o dejar de ganar dinero no están presentes. Esto ocurre cuando las redes están bien desarrolladas, ya que cuando un nuevo migrante llegue al lugar de destino encontrará trabajo, por lo que l migración se transforma en una fuente de ingresos segura y confiable. Por lo tanto, cada nuevo migrante expande la red y la disminución de riesgos crece.

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La teoría en red acepta que la toma de decisión pueda ser tanto a nivel individual como a nivel familiar. Sin embargo, una vez que los movimientos han comenzado, se altera sistemáticamente el contexto sobre el que se basan las decisiones futuras, puesto que las trabas para emigrar disminuyen y los beneficios esperados de migrar aumentan, gracias al establecimiento de las redes, por lo que estas pasan a ser un factor fundamental a considerar cuando se toma la decisión.

El crecimiento de las redes se amplía tanto en los lugares de orígenes, que una vez que esto ocurre, quienquiera que desee emigrar puede hacerlo. Al llegar a este punto, la migración se desacelera, puesto que la dinámica de expansión constante y de migración constante no puede continuar eternamente. Otra punto relevante de la teoría es que no existe, a diferencia de las teorías con enfoques económicos, relación entre las diferencias salariales o lo índices de empleo y el flujo migratorio, puesto que estos factores no son determinantes, sino que son más significativos que los costes sean más bajos y que no existan tantos riegos al momento de emigrar. En relación con lo anterior, los flujos migratorios pasan a ser independientes de los factores que provocaron los primeros movimientos, fueran estos estructurales o individuales, ya que estos se autosostienen en base a las redes y los lazos entre los lugares de origen y destino. Al reducirse los costes, cualquier miembro con vínculos en la red tiene la oportunidad de migrar, independiente del nivel socioeconómico, es decir, el flujo se vuelve menos selectivo.

En términos de control estatal de la migración, dentro de esta teoría se sostiene que es más complejo controlar los flujos migratorios una vez que estos ya han comenzado, dado que el proceso se encuentra muy lejos de su control y no implica problemáticas que puedan ser perseguidas mediantes regímenes políticos (Massey et al, 2008). Sin embargo, ciertas políticas llevadas por lo estados como la de reunificación familiar, tienden, más que a controlar las redes, a fortalecerlas, puesto que están dirigidas a sujetos que son parte de las redes. Por otra parte, los gobiernos son incapaces de controlar las organizaciones e instituciones que surgen a partir de la migración, que refuerzan las redes y que a partir de estas se generan incentivos perversos para el establecimiento de instituciones privadas como de organizaciones voluntarias, destinadas a socorrer a los migrantes para superar las

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barreras de entrada que establecen los países de destino. Algunos grupos lucran con los movimientos internacionales, a través de la creación de mercados negros de servicios para la migración, por lo que surge el problema de la victimización y explotación. En respuesta, emergen organizaciones humanitarias para velar por los derechos y tratamiento legal tanto de migrantes documentados como indocumentados. Estos servicios prestan asistencia y son de ayuda sobre todo a corto plazo.

Según lo presentado en la presente subsección, el análisis de las redes migratorias se puede realizar en dos niveles. El primero de ellos corresponde al nivel micro y mezzo, es decir, en el sentido de la toma de decisión individual (o familiar) y la posterior influencia de las migraciones en los lugares de origen, es decir, en cómo esta va modificando el contexto inicial y cómo las redes reducen los costes y los riesgos de emigrar. Para lograr un estudio profundo en este sentido y reconstruir la estructura y el desarrollo de las redes migratorias, Douglas Massey (1986) utiliza el método etnográfico y datos de encuestas recogidos en cuatro comunidades mexicanas entre 1982 y 1983, y en California durante 1983.

Un segundo nivel de análisis radicaría en lo “macro”, en el sentido de que se analizan los factores económicos y de estabilidad que influyen en el inicio de los flujos migratorios, pero una vez que estos se han consolidado, dejan de ser relevantes, al menos teóricamente. El análisis de este nivel se debiera enfocar en la contrastación de los factores macroeconómicos y políticos con las cifras de la inmigración en un país determinado. En un primer momento, estos factores deberían influir, pero si las redes se logran consolidar, estos no deberían influir en la mantención de los flujos migratorios.

4. Chile, Argentina y la inmigración peruana

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La selección de casos debe ser entendida en relación a dos criterios que se entrelazan. Por una lado el caso de migración peruana, y por otro la selección de los países hacia los que migran lo peruanos. Dado que la pregunta que guía el presente estudio es referente a Chile, es lógico que este se escoja como caso de estudio, además de que se constituye actualmente como el segundo país dentro de la región con mayor inmigración peruana, por lo que además resulta relevante. Por otra parte, el caso de Argentina, que posee el mayor número de inmigrantes peruanos en Sudamérica, presenta rasgos interesantes de analizar, en relación a la inmigración peruana. Por un lado, como se mencionó, es el principal receptor de inmigrantes peruanos en la región, tendencia que continúa al alza desde hace años, aun cuando las cifras indican, que en términos absolutos, la inmigración en Argentina está presentando un estancamiento e incluso un leve descenso. En otro sentido, la inmigración peruana se ha perpetuado, a pesar de que las condiciones que en algún momento fueron favorables en Argentina para los ciudadanos peruanos, en comparación con su propio país no son las mismas, e inclusive estos indicadores (políticos y económicos) muchas veces son mejores en Perú.

El factor que debiera explicar que, a pesar de que las condiciones son siempre mejores en Chile, los peruanos elijen emigrar hacia Argentina debido a la presencia de redes migratorias entre este país y Perú, lo que sitúa a Chile aun como un destino riesgoso y costoso, a pesar del aumento del stock migratorio peruano, debido a que las redes aun no se consolidan.

4.2 Indicadores macroeconómicos en Argentina

4.2.1 Tendencias: 1980- 2000

Durante la década de los 80, la mayoría de los países latinoamericanos experimentaron problemas económicos, debido, entre otras cosas, a las crisis de 1982. Argentina no fue la excepción y se vio reflejado en diversos ámbitos de la economía. El crecimiento económico promedio de la década tuvo saldo negativo,

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cercano al -0.9%. Por otro lado, la crisis se manifestó principalmente en la hiperinflación, la cuál alcanzó el 724,6%, por lo que los salarios aumentaron, situándose en 116,82. A pesar de lo anterior, el desempleo medio fue sólo de 5%, como se ve en el cuadro 3.

Cuadro 3: Tendencias macroeconómicas en Argentina, 1980 - 2000

PIB*

PIB per cápita**

Crecimiento

anual Inflación Desempleo

Salario medio real anual Argentina Media 1991 - 2001 260241 7418,6 4,7 21,4 12,8 98,69 Media 1980 - 1990 97970,0 3221,9 -0,9 724,6 5,0 116,8

Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos del Banco Mundial.

En la década siguiente, la economía logró una notoria estabilización, creciendo desde un 97970 millones de dólares en los 80 a más de 260 millones de dólares, creciendo en más de un 100%. Esto se ve reflejado en el crecimiento medio del PIB anual durante el decenio, que si bien no es el de un país en pleno crecimiento, sí muestra una gran mejoría. La inflación logró ser reducida, aunque no a niveles óptimos, puesto que promedió un 21,4%, lo que en cualquier caso, demuestra una mejora significativa. Sin embargo, el desempleo aumentó encumbrándose sobre el 12%, mientras que los salarios medios se estabilizaron.

4.2.2. El panorama en el nuevo milenio

El primer año de la década, la economía argentina experimentó un leve retroceso. El PIB anual descendió en comparación con el de 1998, aunque fue el último más alto antes del 2008. El desempleo se elevó hacia el 15%. Sin embargo, lo peor ocurrió el 2002, cuando se desató la crisis económica. El PIB per cápita

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descendió desde sobre los siete mil quinientos dólares hacia menos de tres mil. El desempleo aumentó encumbrándose hacia el 15%, la economía decreció en cerca de un 11%, reflejado en el PIB anual, que apenas alcanzó los ciento dos millones de dólares.

A pesar de la estrepitosa caída sufrida el 2002, rápidamente comenzaron a verse los indicios de una recuperación. Para el año 2004, todos los indicadores presentaron mejoras, destacando sobre todo el crecimiento anual de la economía, que alcanzó el 9%, por lo que hubo una rápida recuperación del PIB y del PIB pér cápita. Esta tendencia se mantuvo por el resto de la década, aunque no se pudo mantener el mismo nivel de crecimiento. Sin embargo, el 2008, Argentina alcanzó su mayor PIB histórico, y durante los últimos años de la década, el desempleo logró ser controlado, pero, por otra parte, la inflación se instaló como un problema de compleja situación para las autoridades argentinas, ya que esta no bajó del 8,6%.

4.3 Indicadores macroeconómicos en Chile

4.3.1. Tendencias: 1980 – 2000

A pesar de ser una economía grande, Chile fue uno de los países más estables durante la década de los 80. A pesar de tener una inflación alta, esta en ningún caso se puede considerar como una hiperinflación, como si ocurrió en otros países de la región. La media del crecimiento de la economía durante el decenio fue de un 4,3%, lo que demuestra la estabilidad en lo referente a economía. A pesar de esto, el PIB era muy bajo, que no alcanzaba los 24 millones de dólares anuales en promedio, mientras que el PIB per cápita tampoco alcanzaba los dos mil dólares.

Cuadro 4: Tendencias macroeconómicas en Chile, 1980-2000

PIB

PIB per cápita

Crecimiento

anual Inflación Desempleo

Salario medio real anual

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Chile Media 1992 - 2002 64124,7 4393,5 6,5 9,5 6,0 88,0

Media 1982 - 1991 23932,3 1976,5 4,3 21,8 10,5 66,4

Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos del Banco Mundial. Durante la década siguiente, el crecimiento medio de la economía se estableció en el 6,5%, aumentando con ello el PIB nacional y el PIB per cápita, aumentando la prosperidad económica del país. La inflación y el desempleo lograron ser controlados, ya que el primer indicador no superó como promedio el 10%, mientras el empleo alcanzó al 94% de la población económicamente activa del país, como media.

Como se es posible apreciar, se vislumbra una estabilización y crecimiento de la economía chilena de acuerdo a todos los indicadores analizados, en términos comparativos entre las dos décadas.

4.3.2. El panorama en el nuevo milenio

Al igual que como sucedió en Argentina, el primer año del nuevo milenio no resultó muy auspicioso en materia económica. Contrario a la tendencia descrita en la subsección anterior, la economía experimentó un leve descenso en relación a los años anteriores. Así, de estar cercano a los 80 millones de dólares de PIB anual en 1998, se produjo un descenso que dejó el PIB nacional cercanos a los setenta y cinco millones de dólares. El crecimiento para el año 2002 continuó lento, alcanzando apenas el 2,2% con respecto al año anterior, experimentado un descenso del PIB por sobre poco más de los 67 millones de dólares. A pesar de esto, la inflación logró ser controlada, y las cifras de desempleo se establecieron permanentemente bajo los dos dígitos. Ya a partir del año 2004 se observa una aceleración en el crecimiento de la economía, con un nivel mínimo de inflación, un crecimiento anual del 6% y un PIB per cápita más alto en la historia del país.

En los años siguientes, estas tendencias se consolidan, aunque sin alcanzar los mismos niveles de crecimiento. A pesar de esto, el PIB del 2008 se encumbró por

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sobre los 170 millones de dólares, alcanzando una PIB per cápita superior a los 10 mil dólares, reflejando la prosperidad y estabilidad de la economía chilena.

4.4 Indicadores de Gobernanza

En el presente apartado se presentarán los índices de gobernanza para Chile y Argentina, extraídos del Banco Mundial, a partir desde 1996 hasta el 2008, con el propósito de graficar los elementos de atracción ajenos al ámbito económico. Los indicadores seleccionados, que pueden ser determinantes para tomar la decisión de emigrar a tal o cual país son cuatro: voz y rendición de cuentas, estabilidad política, calidad del marco regulatorio y estado de derecho. Lo valores están asignados de acuerdo al percentil en que se ubica el país con respecto al resto de los países del mundo. Además, se presentará el índice de democracia, de Freedom House.

4.4.1. La inestabilidad Argentina

En el indicador de voz y rendición de cuentas, durante el período analizado no se observan mayores variaciones, ya que los percentiles oscilan entre 53,4 (el año) 2004, y 59,8 (en 1996). En estabilidad política, también se ubica en la zona media. Sin embargo, el año 2002, coincidente con la crisis económica, descendió hasta un 17.3, que paulatinamente se fue recuperando, alcanzando el 2006 el percentil 51,0, mientras que para el 2008 volvió a descender en cinco puntos.

El indicador de gobernabilidad más bajo es la Calidad del marco regulatorio, que presentaba buenos niveles hacia fines de la década de los 90, sin embargo, el año 2002 descendió hasta el percentil 14,6. El valor más alto para este indicador en el presente decenio sólo alcanzó 23,4 puntos. Al igual como sucedió con los dos indicadores anteriores, en estado de derecho, hacia los últimos años de los años noventa, este presentaba buenos niveles. Sin embargo, presentó un abrupto descenso

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el 2002, situándose en el percentil 16,7. Este panorama sólo logró estabilizarse el año 2006, alcanzando los 34, 8 puntos. Cabe destacar, que en lo últimos indicadores se aprecia una brusca caída para el año 2002, cuya situación nunca alcanzó los niveles obtenidos en la década anterior. Si bien estos indicadores parecieron ir indicando a medida que pasaban los años, paulatinamente se alcanzarían los antiguos percentiles, pero, en el año 2008 se volvió producir un leve descenso en todos los indicadores.

Para el mismo período analizado, el promedio del índice de democracia alcanza un 2,3, es decir, Argentina tiende a una democracia estable. Nuevamente, el peor índice coincide con el 200, alcanzando un valor de 3. Es significativo señalar, que, posterior a este año, el índice se estabilizó en 2 para todos los años siguientes.

4.4.2. El modelo de Chile

De acuerdo a los indicadores de gobernabilidad, Chile se constituye como un caso sumamente estable, en todos los indicadores analizados. El valor del percentil más bajo entre todos los indicadores es de 52,4. En el primer indicador, voz y rendición de cuentas, este presenta un aumento sostenido, alcanzando el percentil más alto el 2004, para luego estabilizarse en torno al 76. En estabilidad política, este tiene su punto más bajo en 1998, cuando llega a 52,4. Tras esto, sube y el año 2002 se ubica en el percentil 81,3, para luego descender nuevamente, situándose para el 2008 en 64,6. Cabe considerar que la tendencia a partir del 2002 es de disminución en el percentil.

En relación al marco regulatorio, para todo el período estudiado, el percentil no desciende nunca más allá del 90,7, mientras que para el indicador estado de derecho, este oscila entre 84,3 y 89,5. La media del índice de democracia para Chile en el período estudiado es de 1,6. El peor nivel se encuentra en 1998, con 2,5. Es destacable, que posterior a este año se presenta un avance sostenido, alcanzando el máximo valor desde el 2004 hasta el 2008.

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4.5 Inmigración peruana

4.5.1. El destino predilecto: Argentina

De acuerdo al censo de 1980, se registraron 8002 residentes peruanos en Argentina, siendo la sexta comunidad más grande proveniente de países latinoamericanos. Resulta un número no menor, si se considera además que los peruanos correspondían a los inmigrantes de mayor volumen que no pertenecían a países limítrofes. Para 1990 esta cifra casi se duplica, configurándose como uno de los flujos más dinámicos que llegan hacia Argentina. Según María Inés Pacecca y Corina Courtis (2008: 23), este crecimiento de población se ubica dentro de la primera etapa migratoria de peruanos hacia Argentina, marcada por el ingreso mayoritario de estudiantes que llegaban para estudiar en las universidades de la Buenos Aires y de La Plata y por profesionales interesados en realizar experiencias laborales. En la segunda etapa, a partir de 1990, e produce un fuerte incremento en el ingreso de nacionales peruanos, cambiando los motivos de la migración, ya que son principalmente migrantes económicos, que abandonan Perú tras el proceso hiperinflacionario de fines de la década de 1980.

Lo anterior tiene correlato para el año 2001, cuando se registran 87546 ciudadanos peruanos en Argentina, situándose en el quinto lugar de las comunidades más grandes provenientes de la región. Fue la tercera inmigración que presentó un mayor aumento, tras los inmigrantes bolivianos y paraguayos.

No existen datos que permitan observar las tendencias de la migración peruana hacia Argentina en los dos años inmediatamente posteriores al censo del 2001. A partir del año 2004 se encuentran disponibles los permisos de residencia definitiva aprobados por extranjería, única fuente que da una luz sobre la intensidad de los flujos, aunque no sea la ideal. Las residencias totales entregadas entre 2004 y el 2008 a ciudadanos peruanos llegan a la cifra 36304, por lo que, en un total estimado, considerando esta última cifra adicionado a los nacionales peruanos

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registrados en el último censo, de peruanos residente en Argentina, aproximadamente, sería de 123850 para el año 2008.

Las datos entre 1990 y el 2007 (Abusada y Pastor, 2008) sitúan a Argentina como el segundo destino de los emigrantes peruanos a nivel mundial y como principal destino en la región, alcanzando el 14% del total de migrantes peruanos durante ese período. Como se señaló anteriormente, comparado con las otras comunidades residentes en Argentina de origen sudamericano, en términos absolutos la comunidad peruana no pareciera muy relevante. Sin embargo, es de suma importancia por dos motivos. Por una parte, es la mayor región con peruanos en el subcontinente después de Perú, y por otro lado, constituye uno de los flujos con una mayor dinámica y crecimiento en Argentina en los últimos 30 años.

4.5.2. La corriente hacia Chile

El censo de 1982 registró 4308 peruanos residentes en Chile, estableciéndola como la segunda más grande de inmigrantes provenientes Latinoamérica, tras los argentinos. Esta misma tendencia se mantuvo hacia 1992, donde la cifra no alcanzó a duplicarse, entregando un total de 7649 residentes peruanos en Chile. Esta tendencia de crecimiento continúo durante toda la década de los 90, período en el que la inmigración peruana en Chile hasta el 2002 creció en 394, 97%, siendo la variación más alta en relación al resto de la inmigración latinoamericana, secundada por el aumento superior al 300% de los flujos ecuatorianos, cercanos al 150% de los colombianos. Por otra parte, la inmigración argentina sólo creció, en diez años, en un 40%. El incremento de la inmigración peruana la consolida como el segundo flujo de mayor importancia, alcanzando el 21% del total de inmigrantes en Chile.

En CEPAL (2002) se destaca tanto del flujo ecuatoriano como del flujo peruano, que la presencia de esto en Chile es comparativamente pequeña, a pesar de las tendencias observadas en la segunda mitad del decenio de 1990, principalmente en relación a los destinos extrarregionales, como Estados Unidos o España. Además, plantean el concepto de una nueva inmigración en Chile, entendida como una

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tendencia que forma parte de un proceso de escala nacional tanto en Perú y otros países, con una singular predisposición a emigrar hacia países de la región. Este mismo argumento funciona para destinos dentro de la región, con los cuales los inmigrantes tendrían desarrolladas migratorias, por lo que Chile no se consolida como un destino atractivo para los migrantes peruanos.

Las cifras proporcionadas por Extranjería, entregan una media de permisos de residencia definitivas de 5196, entre los años 2003 y 2008, registrándose por año una tendencia hacia el alza. Durante todo ese período “ingresaron” a Chile sobre treinta y un mil peruanos, lo que aproximadamente, sumado con los datos del último censo, haría un total de 51339 nacionales peruanos residiendo en Chile, al menos con los papeles al día, ya que la estimación se realiza a partir de los permisos de residencia otorgados por año.

5. ¿Afectan lo factores económicos y de gobernanza al momento de elegir el destino?

Tal como señala la teoría de las redes migratorias, no existe relación entre las diferencias salariales o los índices de empleo, o factores macro, con el flujo migratorio, ya que estos factores no resultan determinantes cuando existe una red migratoria consolidada. Es decir, los flujos migratorios se independizan de los factores que provocaron los primeros movimientos, ya sea de nivel micro o macro, ya que estos dependen más que nada de la existencia de las redes.

En base a lo anterior se realizará el análisis sobre si existe o no influencia de los factores macros en la toma de decisión, para escoger como país de destino Chile y Argentina, en base la descripción presentada en la sección 5.

Como se aprecia en el gráfico 1, la inmigración peruana es mucho mayor en Argentina que en Chile. Durante el 2004 y el 2005 el saldo es favorable para Chile, pero a partir del 2007, nuevamente la inmigración se dispara en Argentina.

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Gráfico 1: Inmigración peruana en Chile y Argentina

Fuente: Elaboración propia3

Los principales flujos en Argentina adquieren fuerza entre las rondas censales de 1980 y el 2000. En términos comparativos, durante la década de los 80, Argentina presentaba los mejores índices de empleo, el mayor PIB, así como el mayor PIB per cápita. Estos factores pueden haber favorecido la migración peruana durante este período, por lo que se puede plantear que durante esa década comenzaron a formarse las redes migratorias entre Perú y Argentina.

Ambos países experimentan un gran alza en la inmigración peruana durante la década de los 90, lo que queda reflejado en la ronda censal de los 2000. Nuevamente Argentina, presenta el mayor PIB comparativamente, el mayor PIB per cápita y logró controlar la inflación. Sin embargo, un factor a favor de la teoría sería el hecho de que el desempleo se disparó, lo que se refleja en los últimos años del decenio de los noventa. Por su parte Chile, controló el desempleo y se observa un mayor

3

A partir de datos de los censos de Argentina y Chile, para la ronda de 1980, 1990 y 2000. Para los años siguientes las cifras son extraídas de Extranjería de ambos países, pertenecientes al Ministerio de interior, de acuerdo a los permisos de permanencia definitiva otorgadas a nacionales peruanos.

0 10000 20000 30000 40000 50000 60000 70000 80000 90000 100000 1980 1990 2000 2004 2005 2006 2007 2008 Argentina Chile

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crecimiento anual del PIB, lo que demuestra una economía en marcha, un potente factor de atracción.

En los datos sobre gobernanza en la década de los 90, dispuestos a partir de 1996 hasta 1998, no se observan diferencias tan amplias como para argumentar qué país era mejor destino. Nuevamente, se puede considerar que las redes en Argentina estaban en un punto de consolidación, mientras que en Chile, la inmigración peruana, si bien constituía uno de los flujos más grandes, no alcanzaba niveles como para desarrollar redes que para la década siguiente los situaran como un destino predilecto.

El proceso significativo ocurre tras la crisis económica en Argentina, el año 2002. Como se observa en el gráfico 2, la estabilidad política en Argentina sufrió una abrupta caída, mientras que en Chile se mantuvo. En el primer país esta no logró recuperarse, según muestra el gráfico 3. Lo mismo sucedió con el Estado de Derecho en Argentina a partir del 2002, como se aprecia en el gráfico 2, cuya caída parece aun más profunda, puesto que los niveles que alcanzó tras la “recuperación”, no superaron el percentil 40. Sin embargo, la inmigración peruana se mantuvo e incluso aumentó hacia fines de la década, mientras que en Chile, si bien hubo un aumento, no ocurrió al mismo nivel que en Argentina.

Otro factor que refuerza la idea de las redes migratorias, son los índices de desempleo, que en la década de los 2000 fueron mucho menores en Chile, pero a pesar de esto, hubo preferencia de los peruanos por emigrar hacia Argentina.

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Gráfico 2: Estabilidad Política en Chile, Argentina y Perú

Fuente: Elaboración propia con datos extraídos WGI Project, Banco Mundial, 2010

Por otra parte, los índices de democracia, que si bien no necesariamente reflejan las percepciones que puedan tener los potenciales emigrantes sobre los posibles países de destino, estos miden o aproximarse al menos a cómo se percibe el estado de la democracia en determinado país. En este sentido, Chile presenta el mejor índice de democracia en todos los períodos, menos en el año 2000, pero en todo los años siguientes la democracia chilena “está mejor” que la Argentina. Este es otro punto que refuerza la idea de la presencia de redes migratorias entre los nacionales peruanos residentes en Argentina y su lugar de origen, puesto que de no ser así, cualquier otro país con mejores índices de democracia, como Chile por ejemplo, sería un destino preferible.

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 2008 2006 2004 2002 2000 1998 1996 Argentina Perú Chile

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Gráfico 3: Estado de derecho en Chile, Argentina y Perú

Fuente: Elaboración propia con datos extraídos WGI Project, Banco Mundial, 2010

Por último, el factor económico durante la última década parecería ser más atractivo en Chile. Al ya mencionado porcentaje de desempleo, el PIB per cápita era más alto en Chile. Independientemente del PIB, más alto en Argentina, el PIB per cápita puede ser un mejor indicador de la economía a ojos del migrante, puesto que le “aseguraría” cierto nivel de ingreso. Además, es algo más tangible que el PIB a nivel nacional. El PIB per cápita le ofrece una estimación de cuánto son los ingresos que puede conseguir. Se repite el patrón, en que al parecer este factor no influiría en la decisión de los migrantes peruanos, puesto que la mayoría de ellos migra dentro de la región hacia Argentina, aun cuando posee un mayor índice de desempleo, un menor ingreso per cápita, un índice de democracia inferior al de Chile, y cuando sufrió un abrupto descenso en los percentiles de los indicadores de Estabilidad Política y Estado de Derecho, durante la última década. La mantención de los flujos y el incremento por períodos de estos, estarían explicados entonces por la existencia de redes migratorias entre Perú y Argentina. Chile aun no consolida estas redes, por

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 2008 2006 2004 2002 2000 1998 1996 Argentina Perú Chile

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lo que no se sitúa como uno de los destinos principal en la región, a pesar de las condiciones favorables que parece ofrecer.

6. Conclusión y reflexiones finales

Chile ha consolidado su democracia y economía, sobre todo en los últimos veinte años. Sin embargo, aun quedan temas pendientes, como el desarrollo de políticas migratorias acordes a las nuevas necesidades, tanto de chilenos como inmigrantes, que facilite su integración y el respeto por sus derechos. Sin embargo, el estado ha actuado principalmente de manera reactiva, esto debido fundamentalmente al bajo porcentaje que alcanzan los inmigrantes dentro de la población nacional.

Parece paradójico que Chile aun no se convierta en uno de los principales “destinos” para los migrantes, ya que presenta uno de los sistemas político-económicos más estables en la región. A partir de esto, se planteó la interrogante del por qué Chile no se ha consolidado como el principal destino para los migrantes dentro de la región. Las hipótesis surgieron de la teoría de redes migratorias, puesto que el resto se enfoca en los factores macroeconómicos y tienen un enfoque más racional. Si la respuesta estuviera ahí es muy complejo encontrarla, puesto que en término comparativos Chile se presenta como el destino ideal.

Derivado de la teoría de redes migratorias, las hipótesis sugerían que Chile aun no se ha convertido en un destino prioritario debido a la inexistencia de redes migratorias consolidadas, y a partir de esto deriva que los migrantes regionales prefieren otros países, con los cuales haya redes migratorias. El análisis se realizó en base al nivel macro de la teoría de redes, es decir, en base a sí los factores macro, tanto económicos como políticos, influían en la toma de decisión.

Se estudio la inmigración peruana tanto en Chile como en Argentina, para detectar los factores que influyen en que en este último país la inmigración peruana sea más alta, a pesar de las condiciones que Chile presenta.

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Uno de los hallazgos, es que, como dice la teoría, los factores macro influyen al comienzo de los flujos. Durante la década de los 80 y 90 estos factores permitieron consolidar las redes migratorias entre Argentina y Perú, puesto que la migración intrarregional peruana era incipiente y Argentina presentaba ventajas, tanto económicas como sociales, respecto de Chile.

Estas redes fueron las que permitieron que los flujos migratorios no se detuvieran en los períodos críticos de Argentina, mientras que la economía y la democracia de Chile gozaban de plena salud. Los factores que permitieron identificar que estas redes se habían consolidado, son aquellos que de acuerdo a la teoría, se vuelven indiferentes para la mantención de los flujos migratorios. Es decir, los indicadores macroeconómicos y en este caso los de gobernabilidad pasan a resultar indiferentes. Así es como, a pesar de que Chile presenta mejores índices de empleo, mayor estabilidad política, un estado de derecho en perfectas condiciones y goza de prosperidad económica, no logra atraer suficientes migrantes, puesto que estos prefieren los destinos que reduzcan sus incertidumbres, sus riegos y sus costes de migrar, es decir, aquellos que posean redes migratorias, como lo es el caso de Argentina.

A pesar de todo, es innegable que cada vez Chile atrae más inmigrantes y sería interesante indagar en profundidad la construcción y el desarrollo de las redes migratorias, incluyendo otros factores además en el análisis que puedan influir el tiempo para que estas se desarrollen como por ejemplo factores de índole cultural.

Es preciso señalar que se utilizó la teoría de las redes por que toma elementos y posturas distintas al resto de las teorías, pero aun falta mucho por investigar al respecto, como por ejemplo, cuando se llega a la saturación de las redes y cómo afecta esta a las redes, o a las comunidades de origen y destino. Tampoco, se han realizado trabajos en profundidad sobre el desarrollo de las redes, salvo algunos trabajos de Massey Douglas y algunos colaboradores, que permitan entender la manera en que estas operan. Por otro lado, es necesario reconocer que es un esfuerzo que debe hacerse multidisciplinariamente, puesto que es la única manera de comprender todos los aspectos del fenómeno migratorio.

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Por último, señalar que el estudio de la migración es un tópico en pleno desarrollo, complejo de abordar muchas veces, debido sobre todo a la inexistencia de datos claros y coherentes que permitan un análisis en base a cifras concretas y correctas. Esto último resulta algo complejo, sobre todo si se considera el escaso control que muchas veces tienen los estados sobre los flujos migratorios, en ambas direcciones. Sin embargo, los esfuerzos en esta materia no pueden esperar, puesto que es la única manera de conseguir información fidedigna, más allá de la información que proporcionan los censos, ya que, como se vio, en cinco o más o menos años, las tendencias pueden cambiar y el análisis no queda completo.

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ANEXO

Indicadores de Gobernabilidad4: Voz y Rendición de Cuentas; Estabilidad Política

Voz y Rendición de Cuentas Estabilidad Política

Argentina 2008 57.2 45.0 2006 57.2 51.0 2004 59.1 37.0 2002 53.4 17.3 2000 58.2 49.5 1998 54.8 51.4 1996 59.8 48.6 Chile 2008 76.4 64.6 2006 76.9 66.3 2004 87.5 74.5 2002 79.8 81.3 2000 73.6 65.4 1998 62.0 52.4 1996 69.4 63.0 Perú 2008 49.5 19.1 2006 48.1 20.7 2004 46.2 23.1 2002 52.9 24.0 2000 45.2 18.8 1998 32.7 22.6 1996 40.2 11.5

Fuente: Elaboración propia a partir del WGI, Banco Mundial, 2010

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