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Norberto Bobbio - Estado de Bienestar

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ESTADO DE BIENESTAR

ESTADO DE BIENESTAR

Norberto Bobbio Norberto Bobbio

I. LA REVOLUCION INDUSTRIAL Y LA CUESTION OBRERA I. LA REVOLUCION INDUSTRIAL Y LA CUESTION OBRERA

El pasaje de un rédito per cápita de subsistencia a un rédito per cápita en El pasaje de un rédito per cápita de subsistencia a un rédito per cápita en con

contintinua ua exexpanpansiósión, n, el el prprogrogreso eso ciecientíntífco fco y y tectecnolnológiógico, co, la la ororganganizaizacióciónn ra

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sienente te la la sosociciededad ad exextrtra2a2a a a a susus s esespepecícífcfcas as eexixigegencnciaias s mamateteririalales es yy psicológicas. /as raíces proundas de la cuestión obrera se encuentran en el psicológicas. /as raíces proundas de la cuestión obrera se encuentran en el doloroso sentido de abandono $ue ad"ierten los trabajadores comprometidos doloroso sentido de abandono $ue ad"ierten los trabajadores comprometidos en el ciclo producti"o del actory system más $ue en la penosidad del trabajo y en el ciclo producti"o del actory system más $ue en la penosidad del trabajo y

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en los bajos salarios. /a nue"a clase dominante *la burguesía capitalista*se desinteresa de la dirección política de las clases subalternas( ella sólo $uiere utilizar su uerza de trabajo, explotarlas, no ya gobernarlas. 4 exige también $ue el estado no corrija las leyes del mercado puesto $ue "e en cual$uier inter"ención dictada por consideraciones extraeconómicas un atentado a la !natural armonía# $ue se determina a tra"és del libre juego de la oerta y la demanda. /a flosoía $ue expresa la actitud undamental de la burguesía rente a los problemas políticos y económicos es el laissez aire. El estado burgués es un estado $ue protege desde el exterior el mercado, $ue garantiza $ue las normas esenciales para el uncionamiento del sistema no sean "ioladas, $ue se abstiene de toda acción $ue pueda perturbar el mecanismo de la competencia. &or esto es un estado carente de sensibilidad social5 los costos de la gran transormación, $ue se "uelcan casi exclusi"amente sobre la clase obrera, no son percibidos por él o son percibidos como naturales, ine"itables, inmodifcables. 6e tal modo en el seno de la sociedad capitalista el surco entre las clases integradas y las masas proletarizadas se hace cada "ez más agudo al punto de preceder a una escisión "ertical en el cuerpo social. 1o es casual $ue tanto el re"olucionario 7arx como el conser"ador 6israeli "ean la crisis de ci"ilización actuante en el 3899 como el encuentro rontal entre dos ciudades recíprocamente repulsi"as' la de los ha"es y la de los ha"e*nots.

II. LA REVOLUCION DE LAS EXPECTATIVAS CRECIENTES

Estadísticas en mano, la historiograía neoliberal ha tratado de demostrar $ue la re"olución industrial no ha conducido, ni si$uiera en su ase inicial, a un empeoramiento de las condiciones materiales de existencia de las clases trabajadoras. :in embargo, es un hecho $ue la condición obrera ue "i"ida por los trabajadores como una intolerable degradación de la "ida humana y $ue así  ue descrita por los obser"adores de la época. 6os enómenos concordaron para determinar eso' el aislamiento moral del proletariado, $ue ue abandonado a su destino *ni la burguesía ni es estado se ocupaban y se preocupaban de sus condiciones existenciales*, y una transormación de la mentalidad dominante determinada por la diusión del credo democrático e igualitario. ;$uí, un papel decisi"o ue desempe2ado por la re"olución rancesa y por los !inmortales principios#. /as clases ineriores en el siglo ++ comenzaron a reinterpretar su condición existencial a la luz de los nue"os "alores proclamados por la inteligencia radical y reclamaron, al principio conusamente, luego de manera cada "ez más clara, la reorganización de la sociedad. :e sentían excluidas de la ciudad y por eso pretendieron el pleno derecho de ciudadanía política y moral. ;premiaron a los empleadores, a los gobernantes, a toda la sociedad para obtener un estatus igual al de los otros grupos $ue articulan la comunidad nacional. /a protesta obrera, re"olucionaria o reormista, nace del resentimiento colecti"o contra la sociedad burguesa $ue

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no siente ning=n deber rente a las "íctimas de la acumulación sal"aje y de la industrialización acelerada.

El enómeno es contagios. &rogresi"amente todos los grupos $ue ocupan una posición periérica en la jerar$uía social exigen la plena ciudadanía política y moral. /o cual produce una ermentación continua de las demandas. :e "erifca así el enómeno $ue los científcos sociales han bautizado !re"olución de las expectati"as crecientes#. >ue nace, justamente, de una reormulación del cuadro de reerencia axiológico. /os grupos subalternos ya no perciben como natural e inmodifcable su condición de ciudadanos de segunda o tercera categoría, ahora pretenden un status igual al de las clases pri"ilegiadas. 4 el instrumento para ejercer una presión efcaz sobre la sociedad para $ue ésta, mediante sus órganos, satisaga sus demandas es la protesta. /a época contemporánea es la época del progresi"o a"ance del principio socialista de la igualdad a tra"és de la estrategia de la protesta. 4a no se toleran dierencias económicas, sociales o políticas entre los hombres, y las dierencias $ue, a pesar de todo, permanecen, son percibidas como ilegítimas.

III. DEL MERCADO AUTORRE-GULADO AL CONTROL SOCIAL DE LA ECONOMIA

/a sociedad europea en el siglo ++ está caracterizada por un con?icto undamental' por una parte, existe una institución *el mercado* $ue trata de con$uistar la plena autonomía respecto de la política, de la religión, de la moral y en general de cual$uier instancia no estrictamente económica( por la otra un "alor *la igualdad* $ue se diunde rápidamente en todos los ambientes sociales como un contagio y $ue, a medida $ue las generaciones se suceden, ad$uiere cada "ez más "igor hasta hacerse una ormidable uerza histórica. ;hora, el mercado autorregulado y el principio de igualdad tienen exigencias incompatibles entre sí, puesto $ue el primero exige la no inter"ención del estado y el segundo, por el contrario, postula $ue el estado debe asumir la carga de eliminar todos los obstáculos $ue objeti"amente impiden a los ciudadanos menos pudientes gozar de los derechos políticos y sociales ormalmente reconocidos. /a sociedad trata de deenderse del mercado autorregulado, $ue produce miseria, desigualdad, desocupación y alienación y, a tra"és de la acción del estado, trata de poner límites precisos al imperialismo de la lógica capitalista. /as luchas de la clase obrera contra la burguesía y las alternati"as políticas proyectadas por los pensadores socialistas tienen esto en com=n' $uieren abolir el mercado o, cuando menos, someterlo al control de la colecti"idad. /a abolición del mercado implica la creación de un sistema radicalmente distinto' la economía colecti"ista( el simple control signifca el fn del laissez aire y la creación de una economía mixta, en la cual la lógica de la ganancia indi"idual sea moderada por la del interés de la colecti"idad. En

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Europa occidental no es la solución radical la $ue pre"alece sino la moderada, es decir la solución del control social del mercado, el cual no es abolido sino socializado. 6e tal modo se "erifca, como consecuencia más o menos directa de las enérgicas presiones ejercidas por los partidos obreros, el pasaje del capitalismo indi"idualista al capitalismo organizado. El estado ya no se limita a desempe2ar las unciones de guardián de la propiedad pri"ada y de tutor del orden p=blico, sino $ue, por el contrario, se hace intérprete de "alores *la  justicia distributi"a, la seguridad, el pleno empleo, etc.* $ue el mercado es hasta incapaz de registrar. /os trabajadores ya no son abandonados a sí  mismos rente a las impersonales leyes de la economía y el estado siente el deber ético*político de crear una en"oltura institucional en el cual ellos estén adecuadamente protegidos de las perturbaciones $ue caracterizan la existencia histórica de la economía capitalista.

;demás de la acción de los partidos socialistas, dos enómenos acilitan el pasaje del estado liberal al estado asistencial' el espectacular crecimiento de la ri$ueza y la !re"olución Aeynesiana#. El primero ha permitido extender las "entajas materiales del industrialismo a categorías sociales cada "ez más amplias, de manera $ue el capitalismo de economía del ahorro se ha transormado en economía del consumo. Ba nacido así la sociedad opulenta con sus extraordinarias capacidades producti"as, las cuales hacen posible $ue el estado pueda destinar una cuota considerable del rédito nacional a fnes sociales.

/a re"olución Aeynesiana, por fn, ha conducido a la li$uidación de la política del laissez aire y al nacimiento de una nue"a política económica basada esencialmente en la inter"ención sistemática del estado, al $ue se asigna un papel económico central. ; él concierne, en eecto, la tarea de ejercer una unción directi"a sobre la propensión al consumo a tra"és del instrumento fscal, la socialización de las in"ersiones y la política del pleno empleo. En el sistema teórico Aeynesiano la iniciati"a pri"ada, aun$ue contin=a teniendo un papel decisi"o, ya no es considerada el =nico motor del progreso, puesto $ue el e$uilibrio general del sistema puede ser garantizado sólo por una política orgánica de inter"enciones estatales dirigidas a conjurar las crisis cíclicas. &or esto la obra de %eynes es considerada hoy como la plataorma científca sobre la $ue se apoya la moderna flosoía occidental del e. de b.

IV. LA POLITICA DEL ESTADO DE BIENESTAR

El capitalismo indi"idualista entra en crisis por dos razones principales' por su orgánica incapacidad de e"itar las crisis económicas y por su insensibilidad rente a las exigencias de las clases sometidas, sin protección alguna, a la intemperie de la competencia. &ara eliminar estos dos deectos estructurales

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del capitalismo indi"idualista, la cultura occidental no ha encontrado otra solución $ue recurrir a la inter"ención del estado, al $ue se demanda el mantenimiento del e$uilibrio económico general y la persecución a fnes de  justicia social -lucha contra la pobreza, redistribución de la ri$ueza, tutela de los grupos sociales más débiles, etc.. 6e tal manera se ha "erifcado espontánea*mente el cho$ue entre la economía Aeynesiana y la política socializadora de los partidos socialdemócratas europeos. /o cual ha conducido al fn de la era del mercado autorregulado y del estado abstencionista y al inicio de la era del capitalismo organizado y del estado asistencial.

/a crítica de los teóricos del e. de b. -Delare :tate al laissez aire se resume así' El mercado autorregulado no es capaz de registrar y satisacer ciertas necesidades materiales y morales $ue además son undamentales tanto para los indi"iduos en cuanto tales como para la colecti"idad. En particular el estado liberal deja al !libre# trabajador prácticamente indeenso rente a las exigencias impersonales del mercado y expuesto a todos los golpes de las ?uctuaciones económicas. Es necesario, por lo tanto, institucionalizar el principio de la protección social, y esto exige $ue el sistema económico capitalista sea sometido al control de la sociedad y $ue la lógica de la oerta y la demanda sea moderada de alguna orma por la lógica de la justicia distributi"a. El moderno estado asistencial brota del compromiso político entre los principios del mercado -efciencia, cálculo riguroso de los costos y de los importes, libre circulación de las mercancías, etc. y las exigencias de justicia social a"anzadas del mo"imiento obrero europeo. ;sí, el encuentro entre los liberales y los socialistas $ue en el siglo ++ parecía imposible, en nuestro siglo se ha realizado a tra"és de una mezcla pragmática de principios $ue parecían mutuamente excluyentes. El ala socialdemócrata del mo"imiento obrero ha renunciado a la supresión del mercado, en el cual ha reconocido un instrumento insustituible para realizar el uso racional de los recursos limitados y para estimular al máximo la producti"idad, pero, al mismo tiempo, ha logrado hacer pre"alecer la instancia de regular la distribución de la ri$ueza seg=n criterios no estrictamente económicos. 6e tal modo el capitalismo ha sido, al menos parcialmente, socializado, es decir sometido al control de las estructuras imperati"as de la comunidad política. En consecuencia, el desarrollo económico ya no se regula exclusi"amente por los mecanismos espontáneos del mercado, sino también, y en ciertos casos sobre todo, por las inter"enciones económicas y sociales del estado $ue se han concretado esencialmente en los siguientes puntos'

* expansión progresi"a de los ser"icios p=blicos como la escuela, la casa, la asistencia médica(

* introducción de un sistema fscal basado en el principio de la tasación progresi"a(

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* institucionalización de una disciplina del trabajo orgánica dirigida a tutelar los derechos de los obreros y a mitigar su condición de inerioridad rente a los empleadores(

* redistribución de la ri$ueza para garantizar a todos los ciudadanos un rédito mínimo(

* erogación a todos los trabajadores ancianos de una pensión para asegurar un rédito de seguridad a=n después de la cesación de la relación de trabajo(

* persecución del objeti"o del pleno empleo con el fn de garantizar a todos los ciudadanos un trabajo, y por lo tanto una uente de rédito.

V. PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS

El Delare :tate puede ser concebido como la resultante institucional de una "erdadera re"olución cultural, es decir de un proundo cambio de las actitudes y de las orientaciones ético*políticas de la opinión p=blica occidental $ue se ha maniestado en ormas particularmente signifcati"as a partir de la 0ran 6epresión. &ero es sólo después de la segunda guerra mundial $ue los principios del e. de b. se afrman de manera casi irresistible gracias sobre todo a la programación económica con la cual el sistema de mercado es ulteriormente socializado.

:in embargo, a pesar de sus éxitos indiscutibles, la acción de e. de b. es duramente atacada, tanto por la iz$uierda como por la derecha. &ara la iz$uierda re"olucionaria la política del Delare :tate y de la programación económica no es más $ue una racionalización del sistema capitalista y un modo disrazado para consolidar ulteriormente el dominio de clase de la burguesía. &ara los animados deensores del liberalismo indi"idualista -BayeA, 7ises, )opAe, Friedman el estado asistencial corroe en sus raíces las estructuras y los "alores de la sociedad libre desarrollando una peligrosa tendencia hacia la burocratización de la "ida colecti"a y hacia la reglamentación estatalista. :eg=n tales críticos, toda inter"ención del estado en el mercado es una amenaza a la libertad indi"idual y una peligrosa concesión al colecti"ismo. ;demás, el estado asistencial reduce sensiblemente la efciencia del sistema y rena la expansión económica.

; estas críticas de signo opuesto, los partidarios del Delare :tate responden recordando $ue la solución colecti"ista impulsada por los marxistas hasta ahora ha lle"ado al dominio burocrático y totalitario, no ya al mítico reino de la libertad, y $ue, por otra parte, la economía del laissez aire ya ha cumplido su ciclo, tanto por razones estrictamente económicas, como por razones de índole ético*social. ;demás la economía liberista genera automáticamente un

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contraste intolerable entre la opulencia pri"ada y la miseria p=blica, es decir una incongruencia entre la enorme cantidad de bienes producidos y la defciencia crónica de los ser"icios sociales. al incongruencia en cambio ha sido eliminada o, al menos, sensiblemente reducida, justamente en los países donde los principio del e. de b. han triunado sobre los del capitalismo indi"idualista. &or fn, y sobre todo, el sistema de mercado abandonado a sus espontáneos mecanismos de desarrollo genera un ?ujo constante de tensiones sociales $ue son una amenaza permanente rente a las instituciones y los "alores democráticos en la medida en $ue alimentan orientaciones políticas extremistas, tanto de derecha como de iz$uierda.

El debate sobre el Delare :tate está toda"ía en curso. &ero una conclusión parece ser cierta' un retorno a una economía autorregulada es imposible, y hasta inimaginable. /as exigencias técnicas y morales adelantadas por las uerzas políticas y culturales $ue se remiten a la tradición del luminismo reormador ya han echado sólidas raíces en la opinión p=blica y se han traducido en instituciones $ue orman un todo con la actual estructura del sistema capitalista mundial.

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