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MANEJO DE LA VACA EN SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE DOBLE PROPÓSITO

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MANEJO DE LA VACA EN

SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE DOBLE PROPÓSITO

Raúl Botero Botero MVZ, MSc.

Facilitador del Aprendizaje, Investigador y Consultor Internacional. Universidad EARTH

rbotero@earth.ac.cr

Introducción

Si bien la alimentación balanceada en cantidad y calidad de nutrientes es la clave para alcanzar un destacado comportamiento del ganado, algunas prácticas de manejo son también muy importantes para permitirle manifestar su máximo potencial genético, productivo y reproductivo, para reducir la mortalidad e incrementar la rentabilidad del sistema de producción, sin que sea

necesario realizar altas inversiones para su implementación en la empresa

pecuaria.

1. Manejo de vientres próximos al parto

El término vientre incluye tanto novillas como vacas, que a su vez deben manejarse en forma diferente.

Las novillas próximas al parto (30 días antes) se deben introducir al lote de vacas en ordeño, para acostumbrarlas al personal y la rutina de manejo durante el ordeño y el pastoreo. Esta práctica es más necesaria en novillas con mayor proporción de Cebú, debido a que son animales nerviosos.

La práctica de colocarle a cada novilla un cabezal o gamarrón que lleva anudados unos dos metros de lazo, dejándolo arrastrar libremente por el suelo, permite que las novillas, al pisar el lazo, se acostumbren a estar con la cabeza amarrada, mientras se adaptan al ordeño.

Las vacas se incorporan al hato de ordeño al sexto día después del parto.

1.1 Potrero de maternidad

Las hembras bovinaspróximas al parto (una vez se inicia el llenado de la ubre) deben ser llevadas al potrero de maternidad. Este deberá ser un lote preferiblemente plano, sin zanjas, huecos o pozos desprotegidos y sin acceso a bosque, para evitar la pérdida de terneros. Con agua permanente, abundante y limpia, con un cobertizo pequeño o árboles de sombra. Debe estar contiguo a la vivienda de la finca, con el fin de poder ser revisado dos veces al día por el personal, para ayudar oportunamente a las vacas durante el parto, en caso necesario.

El potrero de maternidad no debe ser utilizado para mantener animales enfermos, animales de otras especies o animales ajenos a la empresa.

En vientres con alto mestizaje de razas lecheras europeas se puede presentar Fiebre de Leche (Hipocalcemia) al momento del parto. Esta situación se puede prevenir al suministrar sal blanca en los saladeros del potrero de maternidad.

El área del potrero de maternidad depende del tamaño del hato, siendo preferible que esté dividido en dos lotes, para hacer un pastoreo alterno y evitar el sobrepastoreo o la necesidad de suplementar las vacas próximas al parto.

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Las cercas periféricas no deben ser electrificadas y deberán impedir el acceso a perros.

2. Manejo de la vaca recién parida

Una vez que la vaca ha parido sin dificultades, hay que asegurarse de que el ternero puede amamantar los pezones normalmente dilatados. La vaca sólo deberá ordeñarse por primera vez a las 24 horas después del parto, para procurar al ternero recién nacido el consumo del calostro durante las primeras 6 a 8 horas posparto.

Se debe controlar además que la vaca expulse la placenta en un tiempo máximo de 48 horas después del parto, en caso contrario, se afrontará como una retención de placenta y deberá ser tratada según criterio del técnico. (De Alba, 1985).

Si se presentan heridas por dilatación excesiva de la vulva, deben curarse oportunamente para evitar infecciones bacterianas. La vaca recién parida podrá entonces desparasitarse y deberá permanecer por 5 días en el potrero de maternidad, ante la presencia permanente del ternero. Al sexto día su leche ya puede ser ordeñada para la venta, pues ya no produce más calostro.

3. Manejo reproductivo de las vacas en ordeño

Está ampliamente documentado en la literatura pecuaria tropical, que la presencia permanente del toro reproductor en el lote de vacas lactantes estimula la presentación e intensidad de los celos.

En caso de que se utilice monta controlada o inseminación artificial, además de la observación del personal, la presencia permanente de toretes enteros (con pene fijado, desviado o vasectomizados) o de vacas androgenizadas, estimula la presentación e intensidad de los celos y permite la detección oportuna de los celos normales y silenciosos. La utilización de probadores o marcadores que detectan los celos oportunamente, permite efectuar la monta controlada o la inseminación en su momento más apropiado, para así obtener un mayor número de preñeces. (Botero y De Alba, 1990).

Debido a que la gran mayoría de los celos en las hembras bovinas se presentan durante la noche, cada animal detector de celos debe portar un chimbol (marcador con tinta, sostenido por un arnés debajo del mentón). Las vacas que amanecen marcadas con la tinta del chimbol deben ser servidas o inseminadas oportunamente.

A partir del sexto día después del parto la vaca puede ser expuesta al toro, sin tener que preocuparse por el hecho de que sea servida al presentar su primer celo, pues solamente quedará preñada si está apta para mantener la gestación.

Si la vaca se preña muy temprano, después del parto, es necesario secarla más temprano, pero la vaca produce cerca del 90% de la leche de la lactancia en los primeros seis a siete meses en ordeño.

3.1. Destete temporal

Una práctica que se puede utilizar para estimular la presentación del celo fértil en las vacas con ovarios no funcionales, es el destete temporal (De Alba, 1985). Consiste en que las vacas que durante los primeros 60 a 90 días posparto no han manifestado celo, se les aísla el ternero durante 72 horas continuas. Además, las vacas sometidas a destete temporal no deben ser

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ordeñadas durante esos tres días, sin que esto haya secado la producción de leche, ni haya causado mastitis.

El efecto fisiológico de esta práctica consiste en lograr suspender temporalmente la producción de la hormona prolactina, la cual bloquea la producción de factores liberadores de las hormonas folículo estimulante (FSH) y luteinizante (LH).

El nerviosismo causado en la vaca, por el destete temporal, hace que se liberen al torrente circulatorio los corticoesteroides, que bloquean temporalmente a la prolactina y estimulan a la vez la producción de los factores liberadores de las hormonas FSH y LH, que desencadenan el celo fértil.

La mayoría de las vacas responden a un primer tratamiento, sólo unas pocas vacas requieren de dos tratamientos, con un intervalo de quince días, y hay unas pocas vacas que no responden. Esta práctica, para ser exitosa, requiere de una buena condición corporal de las vacas (que se logra con buena alimentación) y de buenas cercas, instalaciones y personal de manejo.

3.2. Lavado intrauterino estimulante del celo

En vacas que, aún teniendo una buena condición corporal, no entran en celo oportunamente, se presenta la alternativa de hacerles un lavado intrauterino con 50 cc de una solución de Lugol al 1% en agua destilada (Bicca Andujar et al, 1987).

Con este tratamiento se puede esperar que hasta un 80% de las vacas con ovarios no funcionales, pero en buen estado de carnes, manifiesten un celo fértil en 4 a 12 días después del lavado. Un mínimo de vacas requiere de dos lavados y hay unas pocas vacas que no responden al tratamiento. El Lugol causa una leve irritación de la mucosa uterina y al mismo tiempo una desinfección interna del órgano.

3.3. Manipulación del útero en el primer mes posparto

Randel en 1993, documentó el efecto positivo de la palpación rectal alrededor del día 30 después del parto y su acción sobre el incremento de la eficiencia reproductiva en el ganado bovino en amamantamiento. Esto se debe a que la manipulación del útero, realizada por un profesional competente, hace que en la vaca madura (2 o más partos) el aparato reproductivo libere prostaglandina F2 alfa, que actúa reiniciando el ciclo estral.

4. Alternativas para el amamantamiento

Se hace necesario, en este caso, diferenciar si se realizan uno o dos ordeños al día, lo cual dependerá principalmente de la disponibilidad y calidad del forraje o suplementos, pero también de la posibilidad de mercadeo o de procesamiento de la leche del ordeño de la tarde, en caso de disponer de equipo de enfriamiento.

4.1. Ordeño único diario

En este manejo tradicional los terneros lactantes permanecen con las vacas hasta la una o dos de la tarde, hora en la cual se apartan hacia el corral o preferiblemente hacia un potrero donde pastorean durante la tarde y la noche.

En vacas puras o cruzadas, utilizadas para la producción de carne, se puede realizar un solo ordeño diario durante los primeros 90 a 100 días de

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lactancia, soltando luego la vaca con el ternero para criarlo a toda leche. Esto permite incrementar la eficiencia reproductiva en el ganado de carne y obtener un flujo de caja adicional, sin afectar el peso de los terneros al destete.

4.2. Amamantamiento restringido

Una práctica que incrementa sensiblemente la eficiencia reproductiva en los hatos de doble propósito consiste en que los terneros con edades entre 4 a 5 meses, dependiendo de su estado de carnes, son separados de sus madres una vez se termina la labor del ordeño de todo el hato en la mañana. Esta práctica puede hacerse más drástica, separando los terneros desde el día inicial del ordeño, siempre que se pueda realizar un segundo amamantamiento, al medio día. A partir de los 4 meses de edad, los terneros manejados así ya tienen el rumen desarrollado y funcional y pueden aprovechar mejor los nutrientes de los forrajes.

En el ordeño diario es conveniente dejar un cuarto de la ubre sin ordeñar. Esta leche, además de la residual, será la que amamante el ternero. El cuarto no ordeñado deberá alternarse con frecuencia para evitar deformación de la ubre. Esta práctica sólo se hace necesaria en vacas hasta con cinco meses de edad del ternero; a partir de esa edad, el consumo de la leche residual es suficiente para que el ternero logre un peso adecuado al destete.

El amamantamiento restringido evita la pérdida excesiva de peso, común en los terneros como causa del estrés del destete.

4.3. Doble ordeño con ternero

En esta práctica, mínimo 10 horas después de iniciado el primer ordeño, se puede realizar un segundo ordeño, cuya producción dependerá, desde luego, de una buena alimentación de las vacas. Los terneros en este caso sólo se encuentran con sus madres durante el apoyo y el escurrido de la ubre en cada ordeño.

Tanto para el caso del doble amamantamiento, como para el doble ordeño con ternero, además de la necesidad de contar con buenos potreros o con un suplemento de alta calidad, para compensar en parte la menor cantidad de leche suministrada al ternero, se requiere de mano de obra adicional para la ejecución del segundo ordeño, por lo que en ciertas circunstancias puede no ser rentable.

4.4. Doble ordeño sin ternero

Esta práctica requiere del adiestramiento de las vacas para lograr la bajada de la leche, sin la presencia del ternero.

Las novillas de primer parto se acostumbran más fácilmente a esta práctica y hay algunas vacas que nunca se someten a ella. El mayor inconveniente de este tipo de ordeño es el alto costo de las crianza artificial de las terneras, la venta obligada de los machos al nacimiento y la mayor incidencia de mastitis que es común en las vacas que no son amamantadas, sin importar si el ordeño es manual o mecánico (Botero y Preston, 1988). En este caso el sistema se intensifica a tal punto que deja de ser un doble propósito para convertirse en una lechería especializada.

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5. Criterios técnico-económicos para la selección del ganado:

De la única forma que se logra hacer una selección acertada es mediante la toma de registros de producción y para ello es indispensable la numeración del ganado.

5.1. Un sistema de numeración del ganado

Si bien en hatos pequeños, manejados por el propietario, se recurre a la asignación de nombres a los animales, éstos resultan funcionales para llevar los registros, siempre que no se dependa para ello de un empleado que puede retirarse definitivamente en cualquier momento.

En hatos de mayor tamaño o manejados con personal contratado, se debe numerar el ganado para poder contar con registros confiables.

La numeración debe colocarse, a hierro caliente, sobre la piel, en la parte baja de las piernas o como un tatuaje en la cara interna de las orejas y aprovecharse para proveer, en su sola lectura, la mayor información posible sobre el animal.

Un sistema de identificación que puede adaptarse según las necesidades de cada finca, consiste en un número de cuatro cifras, formado así: La primera cifra de la izquierda corresponde al último dígito del año de nacimiento del animal, la segunda cifra corresponde al bimestre y las dos últimas representan el orden de nacimiento del ternero en el bimestre. Si se desea diferenciar el sexo, en este número de identificación se puede asignar una terminación impar para los machos y terminación par para hembras, o viceversa (Botero, 1989ª).

Ejemplo: animal # 2304

Este número de identificación correspondería a la tercera hembra (1a=00; 2a=02; 3a=04) nacida durante el tercer bimestre (mayo-junio) del año 2

(1982,1992,2002, según corresponda). Si en la numeración no se está considerando el sexo, el ejemplo correspondería entonces al quinto ternero nacido durante el tercer bimestre de un año terminado en la cifra 2.

Este sistema de numeración permite registrar un hato en el que se obtengan no más de 100 nacimiento por bimestre y hasta 600 nacimientos por año. El mismo número de identificación sólo se repetirá diez años después de usado una vez, cuando presumiblemente el animal inicial ya no se encuentra en la finca.

En caso de tener más de 100 nacimientos por bimestre o más de 600 nacimientos por año, al orden de nacimiento del ternero, dentro de cada bimestre y año, se le pueden asignar tres cifras. Así, el número del animal queda con cinco cifras y permite numerar hasta 1000 nacimientos por bimestre y hasta 6000 nacimientos por año calendario (Ejemplo: animal # 23004). 5.2. Evaluación práctica de registros

En el sistema de doble propósito para la evaluación de cada vaca se deben expresar y sumar, tanto la producción de leche durante la lactancia completa, como de la carne, obtenida a través del peso corregido del ternero destetado y traducirlos en dinero obtenido de cada vaca por día de intervalo entre partos (IEP), o por día de intervalo entre concepciones (IEC).

La combinación de las cifras de los registros de producción, con las de reproducción, permite escalafonar las vacas con mayor exactitud, con el fin de

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detectar y proceder a eliminar las menos productivas, aumentando así la eficiencia biológica y económica del hato (Botero, 1986b).

De ser posible, se deben palpar las vacas el día del destete, puesto que las que se detecten como vacías, en ese momento, deben ser descartadas para el consumo, una vez que logren una buena condición corporal.

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