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Tema 3-Las grandes unidades del relieve.

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Academic year: 2020

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TEMA 3

LAS GRANDES UNIDADES DEL RELIEVE

Conjuntos mofoestructurales de la Península Ibérica

Llamamos conjuntos morfoestructurales a aquellos relieves cuyas formas, roquedo y evolución geológica están estrechamente relacionados. En la Península Ibérica podemos distinguir tres grandes conjuntos morfoestructurales:

A) Macizos antiguos, integrados por montañas de altitud media, cumbres aplanadas y ocasionalmente reducidas a penillanuras, como corresponde a la gran acción erosiva que han experimentado en el transcurso de los tiempos geológicos. Los materiales

constituyentes son paleozoicos, plegados por la orogénesis herciniana y deformados por el plegamiento alpino. Integran el zócalo del relieve peninsular y fueron objeto de un rejuvenecimiento como consecuencia del plegamiento alpino. Ofrece ejemplos de relieve apalachense.

B) Cordilleras alpinas, surgidas tras el último gran plegamiento y formadas por

materiales jóvenes, fundamentalmente calizos. Se integran en el ámbito de las grandes cordilleras que circundan el Mediterráneo en todas sus riberas (Alpes, Apeninos, Cárpatos, Cáucaso, Atlas…), y hallan sus mejores representaciones en los Pirineos y en las Cordilleras Béticas, las cuales se formaron por la compresión de las placas africana y euroasiática sobre los materiales depositados en el Mar de Thetis.

C) Depresiones. Son de dos tipos:

Interiores: fragmentos hundidos del viejo zócalo paleozoico, que han sido rellenadas por los aportes sedimentarios, como la cuenca del Duero y La Mancha.

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I La Meseta y sus unidades interiores

1. La Meseta

Constituye el núcleo primitivo y la pieza fundamental del solar ibérico (un 45%). Ocupa el oeste de la Península y se encuentra basculada hacia el Atlántico, con una pendiente media del 0’3%. Su altura media excede los 600 metros y se halla dividida en dos mitades por el Sistema Central. Al Norte queda la Submeseta Septentrional, cuya altitud media supera los 700 m, que alberga la cuenca del Duero e históricamente los primitivos reinos de León y Castilla. Al Sur se extiende la Submeseta Meridional, de altitud más moderada (600 m de media) y dividida, a su vez, en dos mitades por los Montes de Toledo, que se interponen entre los ríos Tajo y Guadiana. Estas tierras fueron incorporadas algo más tarde a los reinos cristianos y recibieron las denominaciones de Extremadura y Castilla la Nueva.

Presenta materiales paleozoicos, hercinianos, que fueron reducidos a penillanura en el Mesozoico por efectos de la erosión. Posteriormente la Meseta fue afectada por el plegamiento Alpino, que provocó las siguientes consecuencias:

La fractura e individualiza en bloques, algunos de los cuales se elevaron (Sistema Central, Montes de Toledo) y otros se hundieron (llanuras de la cuenca del Duero y de La Mancha).

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La bascula hacia el Océano Atlántico, reestructurando la red hidrográfica, que antes se orientaba al Mediterráneo.

2. Unidades interiores a la Meseta

El resultado final de la evolución orogénica analizada fue la individualización de unidades de relieve hasta entonces inexistentes en el interior de la Meseta, las cuales se concretaron en forma de cordilleras (Sistema Central y Montes de Toledo) o en forma de depresiones (cuenca del Duero y La Mancha).

A)El Sistema Central

Está formado por un rosario de sierras que se extiende a lo largo de 700 km, con unos 35-40 km de ancho. Es una alineación en la que este a oeste, destacan las sierras de Somosierra, Guadarrama, Gredos, Gata y, ya en Portugal, la Sierra de la Estrella.

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Pedriza del Manzanares Laguna de Peñalara

B) Montes de Toledo

Los Montes de Toledo tienen menor entidad como cordillera, pues su altura máxima (Villuerca Alta) ronda los 1.600 m. Su formación es similar a la del Sistema Central, materiales paleozoicos, hercinianos, muy desgastados por la erosión, aunque rejuvenecidos por el plegamiento alpino. Se trata de un conjunto sierras aisladas, en las que destacan las de Montánchez y Guadalupe. Entre las rocas constitutivas abundan las pizarras y cuarcitas, duras y muy resistentes a la erosión. Presenta un relieve apalachense, con crestas de cuarcita u otros materiales duros alternando con depresiones. En los piedemontes se han acumulado depósitos de materiales de tamaño irregular (cantos de cuarcita), denominados rañas.

Relieve apalachense

C)Las depresiones y llanuras del interior de la Meseta

La cuenca del Duero y la llanura manchega surgen por el hundimiento del zócalo paleozoico y su colmatación posterior. La sedimentación tuvo lugar a finales de la Era Terciaria, una vez finalizado el plegamiento alpino, de ahí que los estratos conserven la disposición horizontal con la que se depositaron. Hoy son extensas planicies que la erosión ha trabajado formando páramos, cuestas, oteros y campiñas.

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en la occidental va descendiendo progresivamente hacia las llanuras litorales atlánticas de Portugal. Topográficamente puede dividirse en tres partes:

 Al norte y este los páramos, terrenos elevados, llanos y pedregosos. Son plataformas creadas por la erosión diferencial, en las que arcillas y margas han quedado protegidas por costras de caliza.

 En la zona central se encuentran las campiñas, formadas por terrenos arcillosos, en los que sobresale algún cerro testigo, que los ríos han ido depositando durante millones de años hasta darle el aspecto llano actual. Se trata de una zona muy fértil, en la que abunda la viticultura (vinos de la Ribera del Duero) y el cereal (la Tierra de Campos).

 Al oeste, la penillanura zamorana y salmantina, donde aflora el zócalo antiguo de granitos y pizarras, y en la que la erosión fluvial ha excavado profundas gargantas (Arribes del Duero).

Campo de Peñafiel Arribes del Duero

La Submeseta Sur no es tan homogénea como la septentrional, porque no hay una sola cuenca de un río, sino dos, la del Tajo y la del Guadiana, separadas por los Montes de Toledo. Puede también dividirse en tres subsectores:

 Al este, las mesetas de la Alcarria y la Mancha. En el Campo de Calatrava se encuentran huellas de un vulcanismo de finales del Terciario, con cráteres y conos volcánicos que forman cerros (cabezos). En el límite de las provincias de Albacete y Ciudad Real el sustrato calizo ha favorecido la circulación de aguas subterráneas, que manan a la superficie formando áreas lacustres como las Lagunas de Ruidera o las Tablas de Daimiel.

 En el centro la fosa tectónica del Tajo, que la recorre de este a oeste.

 Al oeste la penillanura extremeña, de rasgos muy similares a las penillanuras salmantinas.

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La Meseta está rodeada por todas partes menos por el oeste por cadenas montañosas que la envuelven y la aíslan de la influencia oceánica, confiriendo a las tierras un acusado carácter continental: Macizo Galaico, Montes de León, Cordillera Cantábrica y Sistema Ibérico.

1. El Macizo Galaico y los Montes de León

El Macizo Galaico-Leonés es el extremo noroccidental del zócalo paleozoico de la Meseta, formado por rocas muy antiguas, graníticas y metamórficas, algunas de origen precámbrico.

A) Macizo Galaico

Ha sido muy desgastado por las fuerzas erosivas, lo que hace que actualmente adopte un paisaje de montañas suaves y formas poco agrestes, donde abundan los relieves apalachenses. Su origen es un abombamiento del ángulo NO del antiguo macizo herciniano debido a los empujes de la orogenia Alpina, que generaron gran cantidad de fallas, dando lugar a un sistema de horst y graben.

En la red de fallas, las de orientación norte-sur van de la costa al interior ganando altura, hasta constituir la alineación de sierras denominada Dorsal Gallega, cuyo punto culminante es Cabeza de Manzaneda (1.780 m). Las transversales, de orientación este-oeste, han dado lugar a las rías, por las que el mar penetra unos 25-30 km en los valles fluviales; se dividen en Rías Altas y Bajas a partir de Finisterre.

B) Montes de León

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Ría de Vigo Lago de Sanabria

2.La Cordillera Cantábrica

Forma el borde septentrional de la Meseta, desde Asturias hasta los Pirineos, a lo largo de 480 km de cumbres alineadas paralelamente al mar Cantábrico. Algunas de estas cumbres alcanzan los 2.600 km por el oeste, mientras que en la parte este están en torno a los 1.500 km. La disposición este-oeste hace que sea una cordillera muy difícil de atravesar en dirección norte-sur, hacia la Meseta. Presenta además una gran disimetría, siendo la cara que da a la Meseta la más suave, pues en la vertiente que da al mar el fuerte desnivel, más de 1.000 m en unos 40 km, forma una muralla que dificulta el acceso de las masas de aire húmedo al interior de la Península, constituyendo una barrera climática que marca la división entre la España húmeda y la seca.

Bajo su aparente unidad se oculta una gran variedad interna, distinguiéndose dos zonas

claramente diferenciadas en cuanto a su composición litológica y geológica:

El sector occidental o asturiano es en realidad la prolongación del Macizo Galaico, pues también surgió durante la orogénesis herciniana. Está formado por materiales paleozoicos (cuarcitas, pizarras) y otros del periodo Carbonífero, época en la que se formaron las capas de carbón que todavía hoy son objeto de explotación minera. Elevado de forma gradual hacia el este, el sector culmina en los Picos de Europa, un enorme horst donde se encuentran las mayores alturas las grandes altitudes (Naranjo de Bulnes, 2.519 m). Las rocas más resistentes como la cuarcita forman promontorios que, al llegar a la costa, se adentran en el mar, formando cabos. En las pizarras, algo más blandas, se han abierto camino los ríos, que suelen desembocar en rías menos profundas que las gallegas.

El sector oriental de la cordillera, que se extiende sobre Cantabria, está formado por materiales de la Era Secundaria plegados durante la orogenia alpina. Se trata de los sedimentos que había en profundidades marinas, calizas mesozoicas en las que abundan los fenómenos kársticos y han dado lugar a formas de relieve más suaves y de menor complejidad que las asturianas, aunque también presenta cimas que sobrepasan los 2.000 metros de altitud (Híjar, Peña Labra…).

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Conforma el límite este de la Meseta, compuesto por una serie de macizos separados por grandes depresiones, que se extienden desde la Sierra de la Demanda en Burgos hasta Alcoy, en Alicante, con una longitud de unos 600 km. Es el único sistema montañoso español de importancia que se orienta de noroeste a sureste, y conecta al norte con la Cordillera Cantábrica, al este con las Costero-Catalanas, al oeste con el Sistema Central y al sur con la Béticas, y ejerce el papel de cadena montañosa divisoria de las vertientes españolas, separando las cuencas del Duero, Tajo y Guadiana de la del Ebro.

Su formación comenzó en la era Primaria, siendo un borde costero durante el Secundario (la primitiva inclinación de la Meseta hacia el este permitió la acumulación de gran cantidad de sedimentos) y reactivándose su relieve en el Terciario con los movimientos Alpinos. Los materiales predominantes son de tipo calizo en la periferia, aunque en la zona axial o central predominan los silicatos. En él podemos diferenciar dos tramos, separados por la fosa tectónica de Calatayud, por la que discurre el Jalón, afluente del Ebro:

Tramo superior, en la mitad norte, en dirección NO-SE, con sierras como Moncayo (2.313 m), Picos de Urbión, Demanda, Cebollera, formadas por fallas de materiales primarios y con algunos restos de glaciarismo (circo de la Laguna Negra).

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mesozoicos, básicamente calizas marinas, y pese a su estructura plegada, están atravesados por una serie de fallas que descienden escalonadamente hacia el sur para hundirse bajo las aguas del Mediterráneo.

Naranjo de Bulnes Ciudad Encantada

5.Sierra Morena

Sierra Morena es el borde sur de la Meseta, un escalón o flexión del zócalo (no una falla) apenas perceptible si viajamos desde La Mancha a Andalucía. Su importancia como cordillera responde más a su carácter rectilíneo y a su continuidad a lo largo de más de 400 km de recorrido que a su escasa altitud, pues sólo alcanza los 1.323 metros en Sierra Madrona. En ella se disponen un conjunto de sierras con orientación este-oeste, entre las que destacan las de Andújar, Hornachuelos, la Sierra Norte de Sevilla y la deAracena. Son materiales muy antiguos, de relieve apalachense. Básicamente están formadas por silicatos (cuarcitas, pizarras, granitos), y acogen filones de carbón y metalíferos (cobre, plomo). Su paso de montaña más importante es Despeñaperros, vía que comunica el sur de la Meseta con Andalucía.

III Los sistemas y unidades exteriores

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formación se inició a comienzos de la Era Terciaria. Las cordilleras surgieron por efecto de la orogenia alpina, que plegó e hizo emerger los sedimentos depositados durante la Era Secundaria al norte y sur de viejos macizos. Las depresiones corresponden a las fosas alpinas establecidas entre los sistemas en curso de formación y el borde del zócalo paleozoico.

Se integran en dos grandes conjuntos: uno septentrional, formado por los Montes Vascos, los Pirineos, la Cordillera Costero-Catalana y la depresión del Ebro; el otro

meridional, integrado por las Cordilleras Béticas y la depresión del Guadalquivir.

1. Los Montes Vascos

Extendidos entre la cornisa cantábrica y los Pirineos, están formados por materiales mesozoicos plegados en la Era Terciaria, mucho más que en la zona cántabra, puesto que aquí los sedimentos eran más abundantes. Su poca resistencia a la erosión ha conformado un relieve suave y ondulado, que culmina en Aralar y Peña Gorbea, a unos 1.000 m de altura.

2. Los Pirineos

Ocupan el istmo peninsular, desde el golfo de Vizcaya hasta el cabo de Creus. Se extienden a lo largo mas de 400 km y forman una barrera montañosa robusta y compacta, con ausencia casi total de valles longitudinales; los transversales, orientados de norte a sur, son obra del encajamiento profundo de la red fluvial. El glaciarismo cuaternario originó circos que han formado lagos (ibones y estanys), mientras que las lenguas de hielo excavaron valles en U (forma de artesa). También presenta fenómenos de vulcanismo en la parte este de la cordillera (comarca de Olot).

En su interior se distinguen varias zonas:

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(pizarras, granitos), restos de un antiguo macizo herciniano desaparecido, y cuya composición litológica justifica que la parte central de la cordillera integre la Iberia silícea.

 El Prepirineo, que se halla adosado a su flanco meridional, está formado por rocas calizas mesozoicas y se descompone en dos alineaciones montañosas,

separadas, a su vez, por una depresión longitudinal, la Depresión Media Intrapirenáica o Canal de Berdún, formada por materiales margosos:

- Sierras interiores: de materiales calcáreos cretácicos, que los ríos han cortado transversalmente formando desfiladeros. Presentan relieves kársticos y sus picos más altos fueron afectados por el glaciarismo, que conformó circos y valles en artesa como los de Ordesa y Belagua.

- Sierras exteriores: se extienden por el sector navarro, aragonés y leridano. Sus cumbres más importantes son Leyre (Navarra), Loarre (Huesca) Montsec (Cataluña), ya en contacto con el valle del Ebro.

2. La Cordillera Costero-Catalana

Cierra la depresión del Ebro por el sureste. Está orientada de noreste a suroeste y se extiende a lo largo de 250 km, entrando en contacto con los Pirineos y el Sistema Ibérico. Pese a su modesta condición como sistema montañoso, ofrece una complejidad notable, derivada de su fragmentación transversal y longitudinal. Geomorfológicamente, la cordillera está partida en dos unidades a la altura de Barcelona: La mitad norte

integrada por materiales antiguos paleozoicos (pizarras, granitos), restos de un antiguo macizo herciniano erosionado en el Mesozoico y fracturado en el plegamiento Alpino. La mitad sur lo está por calizas mesozoicas plegadas en el Terciario.

Morfoestructuralmente, se descompone en tres unidades paralelas entre sí y con respecto al mar Mediterráneo:

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 la depresión prelitoral, fosa tectónica rellena por materiales terciarios y cuaternarios. Discurre desde Girona hasta Tarragona a través de un espacio de gran significación geográfica por su importancia agrícola, demográfica y económica, pues es una zona de suaves colinas y fértiles valles (Penedés, Campo de Tarragona).

 la cordillera prelitoral, ya en contacto directo con las tierras del valle del Ebro, donde se encuentran las mayores alturas de todo el conjunto (Monserrat, 1.236 m).

Ibón del Sen Monserrat

3. La Depresión del Ebro

Comprende las tierras bajas del noreste peninsular, cerradas al Mediterráneo por la cordillera Costero Catalana. Su génesis y evolución geomorfológica están asociadas a los sistemas montañosos de su contorno. Inicialmente fue un brazo de mar cuya comunicación con el océano quedó interrumpida a medida que el plegamiento alpino elevaba los relieves ibéricos y pirenaicos. Desde mediados de la Era Terciaria quedó reducido a un lago en el que se depositaban los materiales que la erosión excavaba de las montañas recién formadas y los ríos transportaban gracias a los desniveles. Los materiales transportados se depositaron selectivamente según su grosor, situándose los más finos en el centro de la depresión y los más gruesos próximos a la línea de costa.

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4. Los Sistemas Béticos

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Se estructura en dos sistemas montañosos separados por depresiones:

Cordillera Penibética, cordillera interna que se levanta bruscamente ante el litoral y contiene las sierras de mayores alturas: Ronda y Sierra Nevada, entre otras. En esta última están las mayores alturas de la Península, el Mulhacén (3.478 m) y el Veleta. Sierra Nevada constituye además un afloramiento paleozoico, una “ventana tectónica”. Aquí encontramos pliegues que han sido movidos hasta 80 y 90 km de su lugar de origen y que da lugar a zonas como las Alpujarras, donde el basamento paleozoico está al descubierto. El glaciarismo afectó a Sierra Nevada, aunque el modelado glacial es débil. Se encuentran lagos de origen glacial, los neveros.

Cordillera Subbética, exterior, al norte de la Penibética y posterior en su formación a ésta. Tiene una clara orientación suroeste-noreste y se extiende de Cádiz a Alicante por sierras como las de Grazalema, Cabra, Mágina, Cazorla, y Segura. Entre Murcia y Alicante se extiende la Prebética (sierras de Aitana, Mariola…) que se hunde en el mar a la altura del cabo de La Nao. Entre sus materiales abundan las calizas mesozoicas y las margas, al amparo de las cuales se han formado amplias superficies acarcavadas de malas tierras y espectaculares relieves kársticos, de los que el más representativo es el Torcal de Antequera.

 Entre ambos conjuntos se sitúa la Depresión o Surco Intrabético, un rosario de depresiones interiores que se extiende desde Antequera hasta Baza, pasando por Loja, Granada y Guadix, formadas por materiales blandos: arcillas, margas, arenas, areniscas, calizas.

5. La Depresión del Guadalquivir

Ocupa el espacio que se extiende entre las Cordilleras Béticas y Sierra Morena. Es una amplia depresión en forma triangular abierta al océano Atlántico, del que recibe la influencia marítima. Está recorrida por el río Guadalquivir, que ofrece la particularidad de no discurrir por el centro de la depresión, sino adosado a Sierra Morena.

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IV Los relieves insulares

Los archipiélagos ofrecen dos tipos de relieve claramente diferenciados. Las islas Baleares guardan una estrecha relación con el relieve peninsular, mientras que las Canarias son completamente independientes, tanto por su situación geográfica como por su carácter volcánico.

1. Islas Baleares

Son la prolongación geográfica de la Península en el mar Mediterráneo a través del cabo de La Nao, ya que, excepto en la isla de Menorca, el archipiélago representa la continuidad de las Cordilleras Béticas, por lo que abunda el relieve kárstico (Cuevas del Drach); así lo acredita su estructura geológica, la naturaleza de sus materiales y la edad de formación. Es en Mallorca, en razón de su tamaño, donde se hallan mejor representados los caracteres originales del relieve. Éstos se sintetizan en la existencia de dos cadenas montañosas y una depresión interior: al noroeste se sitúa la sierra de Tramontana, que contiene la mayor elevación del archipiélago (Puig Major, 1.445 m); al sureste se extiende la denominada sierra de Levante, y, entre ambas, la llanura central.

La isla de Menorca se diferencia del resto del archipiélago por su vinculación con la cordillera Costero-Catalana, hecho perceptible en la naturaleza del roquedo, silíceo, resto como aquélla de un antiguo macizo herciniano, e incluso en su particular forma y orientación.

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Situadas en el Océano Atlántico, tienen un carácter volcánico compartido con otras islas del mismo océano, como Islandia o las Azores. Su origen hay que relacionarlo con las emisiones volcánicas que tuvieron lugar a mediados de la Era Terciaria, cuando la orogenia alpina rompe el fondo marino y emerge material magmático a través de las fracturas existentes en esta zona de fricción entre la placa africana y la corteza oceánica Las islas se alinean conforme a dos rumbos dominantes, noreste-suroeste y sureste-noroeste, y ofrecen como rasgo común su carácter montañoso. Se elevan desde las profundidades marinas hasta una altura considerable, lo que, unido a su limpia atmósfera, ha sido aprovechado para la instalación de grandes observatorios astronómicos.

La naturaleza volcánica del roquedo (basalto, troquitas, fonolitas) y los grandes desniveles que entraña la montaña han originado formas de relieve espectaculares, entre las que destacan las siguientes:

Conos volcánicos: elevaciones cónicas abiertas en la cima, originadas por el amontonamiento de materiales volcánicos alrededor de la boca de emisión. Su punto culminante es el Teide, que con 3.710 m de altitud es la montaña más alta de España. En la isla de La Palma sobresale el Roque de los Muchachos (2.426 m).

Calderas: grandes cráteres circuares, originados por la explosión o hundimiento de un volcán. La más destacada es la de Taburiente, en La Palma, que alcanza los seis kilómetros y medio de diámetro.

Roques: son conductos de emisión, rellenos de lava solidificada, que la erosión ha puesto al descubierto, como el Roque Nublo, en Gran Canaria. Cuando el conducto es una fisura horizontal se denomina dique.

Referencias

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