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Lecciones de agricultura

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' LECCIONES

C O N L I C E N C I A : M A D R I D

E N L A I M P R E N T A Q U E F U E D E F U E N T E N E - B B O .

I 8 l 6 .

'V

v

D E

AGRICULTURA

E X P L I C A D A S

E N L A C Á T E D R A D E L R E A L J A R D Í N B O T Á N I C O

D E M A D R I D E L A Ñ O

l 8 l 5 ,

POR EL PROFESOR DON ANTONIO SAN DA LIO

DE ARIAS Y COSTA,

Individuo de Mérito de la Real Sociedad Económica

Matritense , Secretario de su clase de Agricultura

y Socio correspondiente de la de Valladolid.

(6)
(7)

3

L E C C I Ó N P R I M E R A .

Del mejoramiento y abono de las tierras.

E n t e r a d o s y a de lo contenido en la lección anterior.

relati-vamente al modo de conocer las diversas calidades de tierras, y

hechos cargo de los principios allí establecidos, tenemos

adelan-tado mucho para saber el modo de mejorarlas, beneficiarlas ó

a b o n a r l a s , y a sea por medio de la mezcla de unas con otras, y a

con los estiércoles y demás abonos conocidos.

Esto no obstante, como sea un punto de la mayor

importan-cia en la A g r i c u l t u r a el de mejorar la calidad de los terrenos

c u l t i v a d o s , nos proponemos tratar separadamente de este objeto,

á fin de q u e , bien enterados en los principios sobre que versan

los abonos , pueda el agricultor sacar el partido posible de los

inmensos recursos que se le presentan en todas partes.

Todos los cuerpos de la naturaleza sirven mutuamente para

beneficiarse unos á otros por su unión y sus mezclas, quando

es-tán en una proporción conveniente y como estos cuerpos ó se

reúnen por sí mismos, ó los mezcla el labrador, deben

distinguir-se dos especies de abonos ó beneficios; unos

naturales

y otros

ar-tificiales.

Abonos naturales son los que producen el s o l , el aire,

l a lluvia , las heladas , y finalmente todos los meteoros. Los

abo-nos artificiales ó mecánicos consisten en la mezcla de las

diver-sas especies de tierras entre sí y con todos los estiércoles.

Habla-remos de cada uno de e l l o s , y del modo de aplicarlos para

mejo-rar la calidad de los terrenos.

De los beneficios naturales.

E l calor de los rayos solares, aumentando la temperatura de

la tierra y por consiguiente la de todos los cuerpos, produce

ayu-dado de la humedad necesaria una descomposición, ó sea

fermen-tación de los cuerpos orgánicos que los pone en estado de servir

A 2

(8)

4

de abono ; por esto los labradores suelen decir que el sol cuece

la tierra en verano. L a fermentación de aquellas substancias

acelera su descomposición, y de la mezcla y unión de los

elemen-t o s , así segregados , resulelemen-tan nuevas combinaciones y producelemen-tos

nuevos. Por dicha mezcla ó combinación de principios se han.

incorporado los productos con la tierra , y consiguientemente se

incorporan también con las plantas que se le confian , una v e z

mezclados en proporciones convenientes.

E l sol, calentando la masa de la t i e r r a , c a u s a en las raices y

despojos de las plantas una fermentación, así como en los

innu-merables despojos de los animales que cubren la tierra , ó que

viven en su seno. Esta fermentación los hace pasar poco á poco

al estado de putrefacción j pero como dicha fermentación, que se

llama p ú t r i d a , reduce todos ios cuerpos orgánicos á sus últimos

elementos ó principios, que son en los vegetales el carbono ,

oxi-g e n o é hidróoxi-geno, y en ios animales el ázoe ; ó por mejor decir

como todos los cuerpos orgánicos, tanto vegetales como

anima-les , constan de los quatro principios expresados que

absor-vieron de la tierra , descompuesto el organismo , vuelven

es-tos principios á la misma tierra , para que esta los

comuni-q u e á los nuevos seres comuni-que c r i a ; de forma comuni-que la tierra,

semejan-te á una esponja, se los a p r o p i a , y ellos se introducen en c a d a

c a v i d a d de sus,moléculas: el calor hace que se mezclen y

penetren mas íntimamente aun con las materias salinas que la t i e r

-r a ya contenia: po-r mane-ra que todas estas substancias

combina-das se incorporan y mezclan con el agua y humedad que la

tier-ra encertier-raba dentro de sí. He aquí la tiertier-ra dispuesta á recibir

l a semilla , después de abierto su seno con buenas labores y

q u e el s o l , el verdadero vivificador de la n a t u r a l e z a , ha p r e - .

parado con su calor estametamorfosis^este ser n u e v o , de quien

pende la buena vegetación. Si por el contrario la tierra hubie- :

se permanecido constantemente helada , no hubiera habido

fermentación , ni de consiguiente putrefacción de animales ni v e

-getales , ni combinación de principios , ni mezcla xabonosa , y

desde entonces la tierra hubiera quedado privada de la vida v e

getativa. Entierrese un m e l ó n , una guinda , u n capón , una g a

-llina &c. entre n i e v e , y mientras ésta subsista , se verá q u e se

conservan los cuerpos sin f e r m e n t a r , y de consiguiente sin d e s

-componerse. El sol es pues el primer agente que beneficia l a

tierra , que perfecciona sus x u g o s , y prepara sus substancias

ali-menticias.

(9)

5

atraer la humedad del aire que la frescura lia condensado en

ro-cío , y por consiguiente absorve los principios fertilizantes que

ocupan constantemente un lugar tan grande ^en la naturaleza

quando las circunstancias no se oponen á ello ; aunque su modo

ordinario de obrar sea por decirlo así insensible á los ojos del

v u l g o .

E l aire ocupa el segundo l u g a r , y es bien notorio que las

plantas y animales suministran una prodigiosa cantidad de aire

fixo y otros gases , á los quales los químicos llaman gas ácido

carbónico, hidrógeno c a r b o n i z a d o , s u l f u r a d o , azoeficado, y gas

a m o n i a c a l , los quales se desprenden de los cuerpos en

putrefac-ción , y son los que manifiestan característicamente este

efec-to 5 no porque existan formados en los cuerpos que fermentan,

sino que se forman en el acto mismo de la descomposición p a r a

servir después al sustento de los vegetales.

E l ácido carbónico en p a r t i c u l a r , y los otros en g e n e r a l , se

unen intimamente con la tierra por medio del calor q u e dá

mo-vimiento á la fermentación.

Pero no es baxo de este punto de vista como debemos

ac-tualmente considerarlo, sino como unido con el aire

atmosféri-c o , dotado de las propiedades de elastiatmosféri-cidad, pesadez y fluidez;

y teniendo en suspensión muchos cuerpos que le son extraños.

Dexemos á los físicos examinar si el aire obra ó no sobre el

as-censo del x u g o en las plantas, por su p e s a d e z , ó por su

elasti-c i d a d , ó por uno y otro : á nosotros nos basta saber, que sin

el auxilio del fluido elástico del aire no habría vegetación ni

v i d a en la naturaleza.

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que influyen mas ó menos en el beneficio de las t i e r r a s , y d e consiguiente en la vegetación, Q u a n d o r e y n a un aire constantemente h ú m e d o , ó constanconstantemente seco, la vegetación es l á n g u i d a , y nunca tiene tanta a c t i v i d a d como en tiempos n u b l a -dos carga-dos de e l e c t r i c i d a d , y que están amenazando tempes-tades. No obstante, si el aire es muy caliente y muy c a r g a d o de exhalaciones, los granos germinan m a l , y tardan mucho en desarrollarse sus tallos.

L a ley de los Huidos es ponerse en e q u i l i b r i o : si por exem-plo l i atmósfera está muy c a r g a d a de electricidad, la tierra atrae y se apropia una parte ; si por el contrario la atmósfera está despojada de e l l a , y la tierra muy c a r g a d a , el aire se impreg-na á costa de e s t a : lo mismo sucede con las otras substancias. D e esta circulación ó correspondencia recíproca resulta el bene-ficio de las tierras, siendo el a i r e , como hemos visto, el segundo medio empleado por la naturaleza para dar v i d a á los v e g e t a -les y.conservar su existencia.

Seria un error grande el concluir de estas g e n e r a l i d a d e s , q u e iodos los terrenos experimentan los mismos efectos del aire at-mosférico, U a pais muy cálido por sus abrigos ó por su posi-ción meridional, y otro muy frió por su elevaposi-ción ó por su po-sición septentrional, no reciben igualmente los mismos benefi-cios, porque es necesario que haya una especie de atracción, de asimilación y opropiacion entre las partes constitutivas del ter-reno y las materias mantenidas en disolución por el aire. L o s diversos lugares concurren á mudar el estado del aire atmosférico : las nubes que pasan por encima de las montañas del G u a -d a r r a m a , Fonfria ó Somosierra, experimentan una combinación diferente en las substancias que e n c i e r r a n , de la que e x p e r i -mentarían pasando por• e-1-ter-r.it-or-io de Sevilla.

(11)

ve-g e t a r á con l a n ve-g u i d e z en comparación de ías otras ,, aunque las

cuiden con i g u a l atención y les den los mismos riegos. Si al

contrario el aire es muy puro ^ como sucede en las cimas de

las altas montañas, todas las plantas y los arbustos serán

peque-ños. A pesar de los brillantes experimentos de los físicos

modernos , no se ha decidido aún completamente sí es la g r a v e

-d a -d ó la excesiva elastici-da-d -del aire quien les impi-de su

ele-v a c i ó n , ó acaso la priele-vación del aire fixo

i

(ácido c a r b ó n i c o )

que en las poblaciones grandes y en las capas inferiores de la

tierra abunda mas que no en los c a m p o s , en donde hay pocos

cuerpos orgánicos en descomposición. Sea de ello lo que se q u i e

-r a , no puede nega-rse que este ácido disuelto en el a i -r e , y mas

particularmente en el a g u a , a y u d a mucho á la vegetación $ de

modo q u e , sin temor de equivocarnos, podemos asegurar que uno

y otro concurren á beneficiar las t i e r r a s , y á la vegetación. D e

donde resulta , que en la naturaleza todas las cosas se unen y

ninguna obra separadamente y con independencia de las demás.

E l tercer medio que emplea la naturaleza para beneficiar

la tierra es el a g u a , considerada baxo todas sus

modificacio-nes. Este agente es tan poderoso, tan activó y tan necesario,

q u e no puede haber vegetación sin e l l a , y ella sola basta en

cierto modo para la vegetación completa de algunas plantas.

Esta v e r d a d ha hecho pensar á muchos autores así antiguos

como modernos , que las plantas deben su entera perfección al

a g u a y no á la tierra ; porque sin a g u a ó humedad no puede

haber fermentación, y los cuerpos entonces se desecan ,• y no se

pudren para contribuir á la vegetación.

Es pues e v i d e n t e , que sin el a g u a no puede haber beneficio

alguno. N o consideraremos aquí el a g u a libre de todas las

ma-t e r i a s e x ma-t r a ñ a s , sino como un ser compuesma-to : es decir , en

for-ma de l l u v i a , de rocío y de nieve. Estas tres modificaciones del

. a g u a hacen que los rayos del sol penetren mas bien la t i e r r a , y

dividan y separen sus moléculas 5 ellas a c e l e r a n , auxiliadas

por el calor , la fermentación pútrida de los cuerpos orgánicos,

la disolución de las sales

i

la atenuación de las susbiancias

cra-sas y untuocra-sas j y en fin- la combinación y recomposición de

nuevas s u b s t a n c i a s , sin las quales ó no habría v e g e t a c i ó n , ó

sería muy lenta.

(12)

8

mas baxa.

La

análisis química ha demostrado q u e la primera

a g u a está mas c a r g a d a de los cuerpos que hay en la atmósfera,

y que se disuelven en e l l a ; notándose que se corrompe mucho

antes que la s e g u n d a , y que el a g u a de las lluvias de invierno.

H e aquí porque beneficia mejor la t i e r r a , á no ser que sea tan

fuerte y abundante que arrastre y se lleve tras sí la tierra

mas pura y los abonos que cubren los campos. Últimamente

es-tá bien comprobado que las primeras lluvias del verano

pro-ducen grandes efectos sobre la tierra , pues la disponen á

reci-bir las semillas, y acaban la putrefacción de las substancias,

sean animales ó v e g e t a l e s , que mantiene en su seno.

El a g u a reducida al estado de hielo en el interior de la

tier-ra , obtier-ra mecánicamente patier-ra beneficiarla ; puesta en este

esta-do se introduce por entre las m o l é c u l a s , y las extiende

con-densándose porque ocupa un espacio m a y o r , y como si fuera

u n a multitud de cuñas subleva cada parte , é insensiblemente

toda la superficie : tendamos la vista sobre un campo labrado

antes del invierno , lleno de terrones levantados por el arado:

estos terrones ó estas porciones de tierra apelmazada se d i v i d i

-r á n y -reduci-rán á pa-rtículas finísimas, quando el hielo ob-re

sobre e l l a s , y pase el tiempo que las deshace. L o que el frió e x e

-cuta sobre los terrones , lo exe-cuta igualmente sobre toda la

superficie, y los pies se hundirán quando se ande por ella.

Quanto mas haya penetrado el hielo en la tierra , tanto mas

considerable será el número de moléculas sublevadas :

des-de entonces el aire , la l l u v i a & c . las penetrarán mas

íntima-mente y comenzarán á disponer los materiales para la gran

fer-mentación, que debe hacerse luego que sobrevengan los calores.

A s í una helada un poco fuerte equivale casi á una l a b o r , aun

hablando de las tierras, y a s e m b r a d a s , porque suministra á las

plantas los medios de que sus raices penetren mas

profunda-mente la tierra.

(13)

9

hubieran perdido en

la

inmensidad de

la

atmósfera. A medida

que estos se levantan del seno de la tierra , la nieve que forma,

corteza , los retiene y los obliga á recombinarse con el suelo y

con las plantas : puede ser también que la nieve misma se los

apropie y los v u e l v a á la tierra al tiempo de derretirse. E n este

sentido debe entenderse el proverbio que dice:

año de nieves, aña

de bienes.

Mientras la nieve cubre la tierra , no vegetan las

ho-jas á causa del frió que las c e r c a ; pero las raices no dexan de

extenderse por su seno, y el cuello de la raiz se fortifica.

Antes de que pasemos á tratar de los abonos artificiales,

con-vendrá que recapitulemos lo que queda dicho acerca de los

abo-nos n a t u r a l e s , presentando esta misma doctrina analíticamente

y baxo aquel punto de vista científico que la química enseña.

Este fué el camino que siguió el difunto Catedrático de A g r i

-cultura al explicarla en este sitio por los años de

1 8 1 0

y

1 1

; y

aunque no sea el mas apropósito para, la capacidad del rudo l a

-brador , ni aun para la de otros muchos de los que se destinan,

al cultivo , conviene sin embargo generalizar su lenguage y d i

-fundir poco á poco entre los unos y los o t r o s , tan útiles como

hermosas nociones.

Por lo expuesto en el cuerpo de esta lección , se echa de

ver que los abonos pueden dividirse en

nutritivos, estimulantes,

fundentes y disolventes.

E l aire atmosférico, el gas oxígeno, hidrógeno, ázoe, y á c i

-do carbónico ; el a g u a , los abonos del reyno organiza-do , y las

substancias terreas disolubles, están comprehendidos en la

pri-mera división. Todos ellos alimentan á los vegetales por su

pro-pia calidad ; se combinan y concretan en los laboratorios

inte-riores de las plantas, y forman las partes sólidas del vegetal. Sin

embargo , no son absorvidos por el vegetal mismo , sino quando

se hallan en el estado propio para poder servir á la nutrición.

L a luz , el calórico , la electricidad j el fósforo, azufre y

substancias salinas corresponden á los abonos estimulantes , los

q u a l e s , obrando sobre los órganos vegetales, abrevian la marcha

y las operaciones de la nutrición, acelerando de un modo

posi-tivo la vegetación de las plantas ; esto no obstante , quando

es-tos agentes obran con demasiado exceso , vienen á ser

noci-vos , porque irritan mucho los vasos y fibras, y destruyen el

vegetal.

Por abonos fundentes reconocemos la l u z , el calórico y la

electricidad ; pues es bien notorio que descomponen , funden y

reducen los demás abonos hasta dexarlos en el úhimb término de

atenuación y división ; de modo que los preparan , por decirlo

a s í , para que las plantas los absorvan.

(14)

1 0

E n fin, el a g u a y los diversos ácidos son los disolventes de

los abonos s ó l i d o s , y el vehículo que los introduce en los

ór-ganos vegetales.

Resulta p u e s , que los abonos fluidos son el aire , los gases

y los vapores. Estos fluidos aeriformes , tan elásticos como

im-perceptibles muchas veces á la simple v i s t a , aparecen otras en

forma de vapor ; pero siempre residen en la atmósfera y se

des-prenden de los cuerpos organizados que se descomponen.

Los abonos fluidos líquidos , á saber , el a g u a y los diversos

ácidos que abundan en la atmósfera , se encuentran también en

la tierra y en los cuerpos que se desorganizan. Y aunque su

prin-cipal oiicio es disolver las substancias nutritivas , obran no

obs-tante como alimento en muchas ocasiones.

N o hablaré ahora de los abonos sólidos , es d e c i r , de los

abonos animales, v e g e t a l e s , m i n e r a l e s , salinos, t é r r e o s , y

mix-tos, porque trataremos de ellos mas adelante ; pero sí diré que el

a g u a , varios fluidos atmosféricos , y la mayor parte de'-los

abo-nos mecánicos , no nutren por su naturaleza , pero facilitan la

división , atenuación y desprendimiento del alimento ; además

absorven y retienen las substancias nutritivas , impiden su d e

-saprovechamiento y las suministran á medida que las

necesi-tan las plantas.

Del agua*

Si consideramos el a g u a en sus diferentes estados

r

la

halla-remos l í q u i d a , sólida y en vapor , y en qualquiera de ellos

exerciendo el ministerio—mas g r a n d e q u e ' p u e d e darse para los

progresos de la vegetación ; pero omitiendo ahora el tratar de

los depósitos naturales de Jas aguas , ampliaremos algo mas los

principios generales poco ha sentados, y consideraremos la

ac-ción del agua como disolvente , como vehículo, y como alimento.

(15)

1 1

substancias : de aquí nace la opinion de algunos que piensan

que el a g u a adquiere la forma sólida en muchos vegetales.

T a m b i é n es notorio que los g a s e s , que provienen de la

des-composición del agua y son perjudiciales ó no necesarios para la

nutrición , los devuelven las plantas á la atmósfera y los

vier-ten por medio de los vasos excretorios , según dexamos dicho.

D e la descomposición del a g u a resultandos gases oxígeno, 6

hidrógeno : el primero forma los ácidos v e g e t a l e s , y acaso t a m

-bién el azúcar y las féculas ; el segundo , combinándose con el

ázoe forma el amoniaco, influye en el color de las plantas y

pro-duce los aceites ; mas el calor es el agente que descompone el

a g u a en los órganos interiores de los vegetales.

Es pues visto con la. mayor evidencia la utilidad del agua,

y a la consideremos como alimento disolvente , ó y a como v e h í

-culo del alimento : en todos casos promueve el movimiento de

la s a v i a , causa la flexibilidad de los tallos , la correa y

resis-tencia de los troncos , y por último ablanda la tierra y facilita

la prolongación de las raices.

A pesar de tan bellas q u a l i d a d e s , es preciso confesar que

para que rinda todas las ventajas que el agricultor desea ,

de-be ser proporcionada al temperamento, al terreno , al asiento de

la h e r e d a d , al calor de la estación, á los diferentes periodos de

la vegetación & c . ; porque así como no cabe duda que en los

países cálidos es mas activa la absorción del a g u a y mas

copio-sa la transpiración, también es cierto que c a d a planta necesita

mayor porción de a g u a á medida que son mas rápidos sus

progresos; y de aquí resulta por conseqiiencia, que muchas

es-pecies gastan d i a r i a m e n t e , en tiempo de c a l o r , mas agua q u e

el peso total de sus texidos y xugos.

Del calor.

E l calor ó es positivo ó negativo. Calor positivo será aquel

que exceda del punto de la c o n g e l a c i ó n , y negativo el frió que

a l c a n z a , ó baxa del punto d é l a congelación misma.

El calor positivo estimula el .movimiento de la savia , y por lo

mismo es el agente mas importante que hay en la naturaleza

para dar movimiento y actividad á los fluidos vegetales. Este

mismo calor funde los abonos fluidos, descompone y liquida los

que son sólidos, desembaraza las substancias .alimenticias, y las

reduce al grado posible de divisibilidad y atenuación ; es en fin

el agente mecánico que combina y amalgama las substancias

(16)

1 2

E n

quanto

á

la

lu%

y

á

la

obscuridad,

se

sabe

q u e

l a

primera

es

un

v e r d a d e r o

f u n d e n t e ,

pues

descomponiendo

como

descom­

pone

el

ácido

carbónico

y

otras

substancias

a l i m e n t i c i a s ,

p r e c i ­

pita

y

concreta

también

varios

abonos,

con

los

demás

materiales

q u e

p u e d e n

organizarse.

A s í

es

que

las

plantas

la

buscan

cons­

tantemente

como

su

principal

a l i m e n t o :

ella

aumenta

la

c a l i d a d

combustible

de

los

texidos

leñosos

3

influye

en

l a

intensidad

d e l

s a b o r ,

olor

y

c o l o r ;

y

contribuye

infinito

á

la

solidez

y

consis­

tencia

de

los

v e g e t a l e s .

N o

sucede

así

con

la

o b s c u r i d a d :

e s t a ,

al

contrario

de

la

primera

,

produce

el

ahilamiento

de

las

p l a n t a s ,

l a

floxedad,

b l a n d u r a ,

y

poca

consistencia

de

los

t e x i d o s ,

y

la

insipidez

y

falta

de

c o l o r ,

inseparables

resultados

de

la

falta

de

luz.

alimenticias

y

las

c o n c r e t a ,

siendo

él

la

causa

de

que

sigan

los

órganos

v e g e t a l e s

tan

rápidamente

los

trámites

de

la

n u t r i ­

ción.

Y

como

c a d a

especie

de

v e g e t a l

e x i g e

diverso

g r a d o

de

c a l o r ,

p a r a

exercer

debidamente

las

funciones

de

su

v e g e t a c i ó n ,

d e

a q u í

e s ,

q u e

el

agricultor

necesita

poseer

estos

conocimien­

tos

p a r a

dirigir

con.acierto

la

aclimatación

de

las

plantas.

Y a

*e

ha

d i c h o ,

tratando

de

la

diferencia

de

c l i m a s ,

que

los

á r b o ­

l e s

a g i g a n t a d o s ,

los

aromas

& c .

son

hijos

del

calor

:

estos

Ve­

g e t a l e s

,

tan

robustos

como

d u r a d e r o s ,

pocas

ó

acaso

n i n g u n a

т е г

extienden

sus

r a i c e s ,

mas

allá

de

l o ' q u e

alcanza

á

p e n e ­

trar

el

calor

solar.

M a s

en

quanto

á

los

efectos

del

calor

n e g a t i v o ,

se

sabe

que

p r o d u c e

el

letargo

v e g e t a l ,

ó

sea

la

suspensión

de

la

v i t a l i d a d

d e

las

p l a n t a s ,

y

por

lo

mismo

el

agricultor

debe

también

cono­

•cer

y

determinar

el

g r a d o

de

frió,

que

necesita

c a d a

especie

p a ­

ra­despojarse

de

sus

hojas

é

invernar.

D e

a q u í

se

infiere

c l a r a ­

mente

la

necesidad

que

tenemos

en

A g r i c u l t u r a

de

los

conoci­

mientos

que

suministra

el

estudio

de

la

física

,

de

manejar

los

instrumemos

relativos

á

esta

c i e n c i a ,

y

de

formar

el

k a l e n d a r i o

d e

F l o r a ,

tantas

veces

recomendado

en

mis

e x p l i c a c i o n e s ,

p a r a

d i r i g i r s e

con

acierto

en

todos

ios

territorios

y

países.

Hemos

d i ­

cho

que

los

árboles

mas

robustos

son

hijos

del

calor

ó

de

la

z o ­

n a

tórrida

,

mas

las

especies

enanas

son

propias

de

las

regiones

frjas

j

por

lo

mismo

es

preciso

conocer

el

g r a d o

de

frió

que

pue^

de

sufrir

c a d a

u n a ,

antes

de

emprehender

su

aclimatación.

(17)

Del aire.

Si consideramos el aire como el depósito del alimento fluido

de las plantas., podemos aun dividirle en aire natural

atmosfé-rico , y en artificial de las estufas ó reservatorios.

E l aire atmosférico, según se e n c u e n t r a , consta de oxigeno,

ázoe y gas ácido c a r b ó n i c o , y contiene ademas infinitos

despo-jos pulverulentos del re.yno organizado. Su densidad influye e n

la vegetación y aclimatación de muchas especies j y

descom-puesto en los órganos de las plantas , o b r a también como

ali-mento. Envuelto con las labores , contribuye á la preparación de

muchos abonos que chupan las raices.

E l oxigeno que procede de la descomposición del a g u a y del

aire atmosférico, lo absorven las plantas de d i a ; pero el que no

necesitan para su vegetación , lo vierten y transpiran. Este

gas

obra como primer alimento, combinándose con los líquidos de las

p l a n t a s , con el n i t r o , carbono y fósforo, y forma los ácidos v e

-getales , n í t r i c o , carbónico & c . También obra mecánicamente

porque lo absorven los mantillos y las tierras 3 y no falta quien

crea que la fertilidad de estas g u a r d a n cierta proporción con el

o x i g e n o , que absorven y retienen.

E l calor y la luz funden el o x í g e n o , como q u e d a d i c h o , el

q u a l es algo mas pesado que el aire atmosférico, y puede

con-siderarse como el conservador interior del calor de las

plan-tas ; de este modo viene á ser el agente de la fermentación y

descomposición de los abonos orgánicos.

El ázoe que se encuentra en la atmósfera obra como

ali-mento , para cuyo fin le absorven las plantas : es la base del

ni-tro combinado con el oxigeno , y forma el amoniaco ó a l k a l i

volátil si se combina con el hidrógeno del agua.

D E L O S G A S E S

-P R I M E R O .

Del ácido carbónico.

(18)

las mejores observaciones es una combinación del carbono con

el o x i g e n o , que se halla en la atmósfera en razón de uno ó dos

por ciento.

T a m b i é n está a v e r i g u a d o que el carbono es diez veces mas

pesado q u e el aire atmosférico: que los mantillos y las tierras

lo atraen y retienen fuertemente para suministrarlo después á

las p l a n t a s , en las quales se descompone, se fixa y concreta,

desprendiéndose el oxigeno para combinarse con otras

substan-cias : así es como se verifica el devolverlo puro las plantas á la

atmósfera.

K i r w a n , Hassenfratzs y otros químicos tienen al carbono por

u n a de las substancias alimenticias mas importantes para la v e

-getación , y se observa que las plantas admiten el ácido

carbó-nico líquido ó en forma de gas. Si este gas llega á formar un

dozavo del a i r e , crecen las plantas con rapidez ; pero si excede

de esta proporción, cesa enteramente la vegetación.

S E G U N D O .

Del hidrógeno.

(19)

De los abonos ó beneficios artificiales.

E l uso de los abonos es tan antiguo como la misma A g r i c u l

-tura ;pero ha sufrido,como todas las cosas,diversas alteraciones

y novedades. Los a n t i g u o s , á quienes la casualidad presentó el

método de beneficiar á poca costa los terrenos que l a b r a b a n , h u

-bieron de seguir por necesidad el sistema de abonos artificiales,

p a r a aumentar á toda costa la fertilidad de la t i e r r a , y vemos

en sus obras que usaron de todas aquellas substancias, de que se

aprovechan en el dia los modernos.

E s cierto q u e la ignorancia , el capricho ó la moda , y otras

mil c a u s a s , variaron por algún t i e m p o , y en épocas diferentes

los métodos de c u l t i v o ; y olvidándose del uso de muchas

mate-rias del reyno inorgánico , que antes habían servido del mejor

abono , echaron mano los labradores de los estiércoles vegetales

y a n i m a l e s , reducidos al estado de descomposición conveniente,

y con ellos abonaron las tierras. E n el dia se han vuelto á

resu-c i t a r , por deresu-cirlo a s í , las práresu-ctiresu-cas antiguas sobre este

importantí-simo punto , y los cultivadores I n g l e s e s , S u i z o s , Flamencos,

Franceses , y en general todos los agrónomos sabios de los p a í

ses del Norte de E u r o p a , han dado el mayor realce á su A g r i

-cultura , con solo poner en execucion los consejos hallados en los

Autores geopónicos mas antiguos. N o obstante esto es preciso

confesar, que á los descubrimientos de la química deben en g r a n

parte los rápidos progresos, que ha tenido el arte de cultivar la

tierra. Por medio de los conocimientos químicos se sabe las

subs-tancias de que se componen los diferentes abonos, vemos

desem-barazados sus elementos, y demostrados sus principios : en u n a

p a l a b r a , la química ha patentizado la importancia de los

diver-sos abonos, y ha decidido sobre sus ventajas en la vegetación:

ella nos demuestra con toda c l a r i d a d , que la tierra y la

atmósfe-ra son los dos gatmósfe-randes receptáculos de los abonos: la primeatmósfe-ra

por-q u e a t r a e , a l m a c e n a , retiene y distribuye las substancias

nutri-tivas que son indispensables para el acrecentamiento de las

plantas , ya absorviendo los abonos fluidos ó n a t u r a l e s , ó y a a y u

-dándola con la mezcla de los mecánicos ó artificiales , que son

los medios que emplean y pueden emplear la naturaleza y el

ar-t e , para conseguir la reparación de los principios alimenar-ticios de

los vegetales , y fertilizar los campos. D e aquí se infiere que

to-do es abono en la naturaleza.

(20)

meca-16

nicos no se oponen á ello, y quando los cuerpos se mezclan ó

ha-llan mezclados en una cantidad proporcionada. El mejor abono

para las tierras arenosas, es la arcilla ó a l u m i n a , y para las

tier-ras arcillosas, la arena , las piedtier-ras y los guijarros ; sobre todo,

si son susceptibles de atenuarse , formando un apoyo al v e g e t a l

q u e , no comprimiendo las raices por su coherencia y prestando

paso al a g u a por su porosidad, proporcione á las plantas el

alimen-to y la facilidad de exercer las funciones de la vegetación sin

v i o l e n c i a , pues aunque no contribuyen á la formación de la

sa-v i a , concurren siempre á su buena elaboración y generación.

L a arena dexa filtrar el a g u a que la penetra con mucha f a

-cilidad , y entre c a d a uno de sus granos se forma un pequeño

abrigo ó cabidad en que se concentra' el calor de los rayos del

sol, y acelera la evaporación de la humedad. A l contrario, en la

arcilla ó alumina las moléculas, infinitamente pequeñas y d i v i

-d i -d a s e x c e s i v a m e n t e , se reúnen unas con otras , y forman u n

cuerpo duro y c o m p a c t o , que el a g u a y el calor penetran

difí-cilmente ; y asi la arena es un excelente abono para la arcilla,

separando sus moléculas , destruyendo su adherencia ,

permi-tiendo al a g u a y al calor del sol que se insinué por las grietas

p e q u e ñ a s que presentan , convirtiendo así en productiva esta

tierra , que antes se l l a m a b a ,

fría, fuerte

ó

compacta.

E l mecanismo de la arcilla mezclada con la arena , es c a

-balmente el mismo, pero en u n sentido contrario : sirve de

vín-culo de adhesión á las moléculas arenosas, las une unas con

otras,. y les dá travazon y consistencia : en fin esta tierra

areno-s a , que anteareno-s areno-se deareno-sprendía tan prontamente del a g u a y era tan

deboradora por su c a l o r , se convierte en una tierra apta para

la vegetación, por medio de una mezcla proporcionada; porque

además de otras bellísimas qualidades., la arcilla contiene

ordi-nariamente en sí m i s m a , una cantidad bastante grande de cal,

y á veces también v a acompañada de tierra vegetal ó humus.

(21)

del abono que necesita, y la operación será e x e c u í a d a con c a b a l

conocimiento de causa.

E n quanto al tiempo es fácil conocer que como el terreno que

debe abonarse , carece de migajon ó de la competente firmeza y

unión entre sus partes , el mas oportuno de usar este a b o n o , es

el otoño y el invierno en que las lluvias , los yelos y demás

meteoros pueden ir deshaciendo é incorporando la arcilla ,

der-ramada sobre la superficie del terreno en la cantidad ó

propor-ción suficiente, según la exigencia de é l ; y en la primavera

si-guiente , se acabará de perfeccionar esta mezcla con el arado,

dándole las rejas que basten para su perfecta mixtión.

N o obstante que este abono, mezclado y dispuesto como

aca-ba de decirse , sea en general proporcionado para toda clase de

frutos , es preciso hacer alguna distinción que pueda servir de

g u i a en los casos prácticos.

Se sabe que todos los t r i g o s , generalmente hablando , r e

quieren una tierra fuerte ó de bastante miga. Y aunque el c a n

-deal y blanquillo se cria y prospera en terrenos endebles , es

siempre con la pérdida de dos ó tres frutos , pues siguiendo la

práctica del d i a , se les d e x a descansar dos ó tres años, sin

pro-ducir cosa a l g u n a , y además se los prepara anticipadamente coa

buenas labores. Seria sin duda mas abundante la cosecha de

es-t e grano , si es-también para él se eligiese es-terreno mas firme y de

mas m i g a , ó se hiciese tal esparciendo en él y mezclando con

repetidas iabores la competente porción de a r c i l l a , de modo que

quedando con la soltura necesaria para poderle arar y cultivar,

tuviese al mismo tiempo la constitución de una tierra fuerte: de

las quatro partes del t e r r e n o , hasta la profundidad de media

v a r a , que es lo que basta para las raices del t r i g o , las tres

deberian ser de a r c i l l a , como vimos en la l e c c i ó n , que

tra-t a del conocimientra-to y clasificación de las tra-tierras. Para la

ceba-da , centeno y escaña, no es necesario que el terreno sea tan

fir-me ni de tanta miga como para el t r i g o , aunque no les dañaría

el que fuese de igual constitución, y así si por razón de ser

de-masiadamente suelto y ligero el que se destina á la producción

de estos g r a n o s , hay la precisión de abonarlo con a r c i l l a , se

esparcirá esta tierra á su debido t i e m p o , y se mezclará bien u n

tercio menos'que para el t r i g o , esto e s , de quátro partes de a r e

-n a y demás , se po-ndrá-n dos de arcilla.

Es fácil concebir , mediante la mezcla de estas dos c a l i d a d e s

de tierra tan opuestas , la facilidad con que el grano germinará,

1

introducirá en la tierra su r a d í c u l a , y extenderá sus raices por

las pequeñas grietas ó intersticios q u e se forman : también p u e

de conocerse quanto se deberán multiplicar los vínculos de a d

(22)

i 8

hesion que tendrán sujeta la planta á esta t i e r r a , y le darán l a

facilidad dé brotar tallos vigorosos , que llegarán á serlo

toda-vía mas por la absorción de su aumento en la atmósfera. Y a

di-ximos que toda planta recibe tanto alimento del aire como de la

tierra. H a y una perpetua acción y reacción del uno sobre la otra.

D u r a n t e el d i a , el sol obra sobre la tierra y sube entonces la

sa-v i a ; y durante la n o c h e , la tierra obra sobre la atmósfera y la

savia baxa. En el primer caso la planta se alimenta á expensas

del h u m u s , y en el segundo á expensas del aire , y de los

prin-cipios que este contiene : sin la acción mecánica de estas dos

tierras , una y otra hubieran permanecido inútiles para la v e g e

-tación

i

p u e s , como se ha dicho poco ha , no solo posee la

arci-lla la facultad de comunicar al terreno débil la correspondiente

m i g a , valiéndome de esta voz técnica, sino que además tiene la

singular propiedad de atraer y conservar los xugos fértiles ó

nutritivos q u e nadan en la atmósfera. Sin embargo debe usarse

siempre con p r e c a u c i ó n , no echar de una vez al terreno toda la

cantidad de arcilla que necesite, y tenerla anticipadamente e x

-puesta á la acción de los meteoros por algún tiempo ; y sobre

todo mezclarla con los estiércoles en pudrideros determinatodos p a

-ra que de este modo surta los mas ventajosos efectos.

L o que se dice respecto de la arcilla para abonar los

terre-nos areterre-nosos, debe entenderse también respecto de la mezcla de

arena para beneficiar los arcillosos, y en general debe

entender-se lo mismo respecto de la c a l , del yeso y demás tierras que

ha-y a n de combinarse unas con otras, para mejorar sus calidades ha-y

prepararlas para el cultivo.

La

m a r g a , como hicimos ver quando se trató del

conocimien-to d é l a s t i e r r a s , puede ser c a l i z a , arcillosa ó a r e n i s c a , y se

halla también p u l v e r u l e n t a , c o m p a c t a , blanda y dura , c u y a s

diversas circunstancias la hacen aplicable á terrenos de

diver-sas c a l i d a d e s , según que en ellas mismas predomina la c a l , la

arcilla ó la siiice. Sus efectos son siempre relativos á la p u l v e r i

-zación é incorporación de la marga con el terreno á que se

apli-c a :• ella absorve la humedad , el o x i g e n o , y el áapli-cido apli-carbóniapli-co,

recoge estas s u b s t a n c i a s , y las dispensa á las plantas á m e d i d a .

q u e las,necesitan. .

(23)

á.molccu-19

las finísimas en fuerza del frotamiento y rotación, y depositadas

ó en masa ó por capas entre bancos de arcilla ó de arena : y

otros en fin pretenden que la marga proviene de los simples

des-pojos, de los a n i m a l e s , de los vegetales y . d e las piedras calizas.

S e a de esto lo que se q u i e r a , pues á nosotros no nos incumbe

exa-minarlo , podemos convenir en que sea reunida ó formada por

filtración ó por depósitos, la mejor marga es siempre aquella

que contiene mas partes c a l i z a s , mas atenuadas y que se reduce

mas pronto á p o l v o ; sin atender al color que es accidental, y en

nada contribuye á la fertilidad.

L a marga obra mecánicamente en las tierras fuertes y

tena-.ces por la tenuidad de sus p a r t e s , como la arena en l a arcilla.

C a d a molécula hace el oficio de una cuña, ó de una palanca p e

-queña que se coloca entre-las moléculas de la tierra-, y las

man-tiene s e p a r a d a s , de c u y a desunión resulta mas soltura á la

tier-ra del c a m p o , la penettier-ran mas profundamente las l l u v i a s , se

pone menos c o m p a c t a , y por consiguiente se agrieta ó hiende

menos con la sequedad. A s í esta t i e r r a , al paso q u e es útil por

las consideraciones referidas y debe por lo mismo aplicarse

co-mo abono , usándola sin conocimiento puede llegar á ser

perju-dicial. Pruébase esto observando que en los terrenos areniscos y

de poca miga es siempre n o c i v a y nunca benéfica. D e aquí se

infiere que el uso de la m a r g a para fertilizar con ella los

ter-renos exige ciertas restricciones, de las quales deberá enterarse

el cultivador. L a m a r g a caliza es útil para las tierras n a t u r a l

mente buenas y algo compactas; pero debe echarse en poca c a n

-tidad. Si la m a r g a fuese mas arcillosa que caliza y arenisca,

producirá buenos efectos en las tierras sin v i g o r , ligeras y que d e

-x a n filtrar el a g u a fácilmente; y por- fin, si es caliza y muy

are-nisca se deberá aplicar á las tierras compactas, para que

consi-g a n con ella todo el beneficio posible.

Es pues visto que sin tener presentes estas distinciones lejos

d e recibir beneficio, fácilmente se echarán á perder los campos.

Últimamente, para que la marga produzca, todo el. efecto que

se d e s e a , es preciso sacarla y conduciría á los campos ,

dexándola allí por algunos meses repartida en pequeños montones p a

r a q u e , recibiendo los influxos de la atmósfera, se d e s h a g a , p u l

-verice y prepare antes de esparramarla y envolverla con la tier-.

ra por medio de las labores.

E l uso de la

cal

para abonar las tierras es y a m u y antiguo,

según puede verse en las obras de Plinio y otros escritores

reco-mendables. E l primero manifiesta que con este objeto la emplearon

los I n g l e s e s , Franceses y otras muchas naciones , con cuyo

abo-no sacaban grandes ventajas aquellos cultivadores.

En el

dia

(24)

2 0

tá fuera de duda que la cal obra como un disolvente del texido

fibroso de las materias animales y v e g e t a l e s , siendo por lo

mis-mo el agente que promueve mas eficazmente su descomposición

y reducción á mantillo. También nos consta que posee la

pro-piedad de atraer el gas ácido carbónico, reteniéndole en sí p a r a

beneficio de la v e g e t a c i ó n ; y de aquí se concibe que obra

tam-bién mecánicamente, como dice Guillemborg. E l l a se disuelve

en el a g u a , se combina con el carbono y en este estado

pene-tra y se iixa en los órganos de las p l a n t a s : destruye y

absorbe el ácido dentro del terreno, le comunica mayor calor, y p u e

-de matar los insectos, q u e se crian abundantemente en las

tier-ras acidas,

Resulta p u e s , que la cal es útil en los paises húmedos y

terrenos frescos : que puede ser provechosa en las tierras

fuer-tes , en las e m p r a d i z a d a s , y en las que abundan de vegetales

duros y correosos : y que si bien es cierto que en los terrenos

abonados con cal se coge un grano mas pesado, nutrido y h a r i

-n o s o , cuya maduració-n es asimismo mas tempra-na, tambié-n lo

e s que todas estas ventajas son y deben entenderse con

respec-to á los expresados paises y terrenos húmedos y frios. A u n en

ellos es necesario usar de la cal con p r e c a u c i ó n , puesto que se

experimenta que no solo g a s t a , esquilma y debilita la tierra á

q u e se a p l i c a , sino que excitando muchas veces demasiado el

calor , abrasa las semillas y raices de los vegetales. Sin

embar-g o el uso de la c a l , mezclada juiciosamente y con el

conocimien-to debido en los abonos fértiles ó en forma l í q u i d a , puede

ser-v i r de grande beneficio en todas partes.

E l

yeso

es también . un abono provechoso para los terrenos

fuertes y tenaces , y para los de arena gorda : la experiencia lia

demostrado q u e es útil para los t r é v o l é s , a l f a l f a , mielga y d e

-más plantas así leguminosas como gramíneas , siempre que en.

los terrenos arcillosos se eche mezclado con arena seca y r e d u

-cido á p o l v o , y en los arenosos puede mezclarse con una

peque-ñ a parte de arcilla igualmente bien pulverizado ; en todo caso

*e aplicará este abono en tiempo seco ; -mas convendria que l a

tierra tuviese algún tempero. L a utilidad del y e s o , como abono

p a r a beneficiar las tierras fuertes y h ú m e d a s , es y a conocida^

pero restan aún muchos experimentos sobre si convendrá también

usar de las tierras yesosas sin c a l c i n a r , ó bien después de

calci-n a d a s , para otras de diversa cocalci-nstituciócalci-n: hay quiecalci-n apoya l a

primera i.dea ; pero también hay quien sostiene la segunda c o a

poderosas razones. L a cal está en el mismo caso que el y e s o ;

aun-que esta debe usarse aiín con mas p r e c a u c i ó n , como se dixo.

(25)

21

en g e n e r a l para todas las flacas, débiles y cansadas, es de la

mayor utilidad el. abono compuesto de las barreduras de las c a

-lles , del polvo de los caminos , y turba ó cieno de los p a i a g e s

pantanosos , todo bien mezclado y deshecho para poder usarlo.

Los abonos conocidos baxo el nombre de estiércol, que son

puramente vegetales ó compuestos de materias animales y v e

-getales , contienen todos los principios v e g e t a l e s , distintamente

unidos^que quando componían parte del todo de los cuerpos

or-gánicos , pero en el estado de poder servir de abono; y son ázoe,

c a r b o n o , a m o n i a c o , acido c a r b ó n i c o , h i d r ó g e n o , cal y aun

hierro todos en estado s ó l i d o , pero teniendo mas temperatura,

•y por lo mismo convienen á todas las especies de tierras menos

á las arenosas. Esto no obstante , en algunos pueblos del

medio-día lo usan con buen éxito en las tierras de riego.

L a costumbre de todos los tiempos h a . hecho que nuestros

labradores usen exclusivamente de este a b o n o , y que apenas

conozcan otros : quando aun no está medio podrido , le

espar-cen indistintamente sobre todos los terrenos , y de aquí

provie-ne que ó es enteramente inútil para lo que se d e s e a , ó causa u n

efecto trímero porque se aplica sin un exacto conocimiento de

los terrenos ; pues quando las tierras primitivas no están

mez-cladas en aquella proporción que es necesaria para la buena

ve-getación , no halla en ellas el estiércol la disposición

convenien-te para descomponerse y suministrar alimento á las plantas , y

q u e d a por consecuencia inútil. Por esto antes de echarlo, es m e

-nester mezclar con el suelo aquellas tierras que le hacen falta,

para que juntamente con el estiércol común pueda c o a d y u v a r á

la vegetación. V e d aquí la razón porque se dixo antes , q u e

las tierras se deben tener por el primero de los abonos.

(26)

2 2

L a basura de aves quema quando está reciente ; y

conte-niendo tierra caliza y quarzosa se deberá aplicar

particularmen-te á las tierras arcillosas ; la mejor es la palomina , gallinaza y

excremento de las demás aves domésticas , y es falso que la de

ganso esterilice la tierra.

L a s crisálidas de los gusanos de seda , que se suelen dexar

podrir sin ninguna p r e c a u c i ó n , se-deben g u a r d a r entre capas

alternativas de tierra , y á los dos meses resultará de todo un

excelente mantillo -negro y útil para qualquiera t e r r e n o ,

prin-cipalmente para los prados.

E l estiércol de establo ó caballeriza contiene principios

ani-males y materias vegetales , por lo qual se llama

vegeto-animal:

este produce distintos efectos en las tierras según la proporción

de las materias de que se compone , y de la fuerza digestiva del

estómago de los animales de que procede. Se divide en las dos

clases de caliente y f r i ó : llámase caliente el de c a b a l l o , asno

y mulo por la propiedad que tiene de fermentar hasta el

extre-- m o , mientras no está reducido á mantillo, y por lo mismo si se

usa algo enterizo se ha de aplicar á las tierras fuertes, a l a s c a n

-s i d a -s y á la-s que e-stán en un continuo c u l t i v o , y nunca á la-s

ligeras y calientes. Si el estiércol se esparciese sobre Jas tierras

"aun estando fresco se secaría muy pronto, y desapareciendo con

l a humedad la poca materia extractiva que c o n t i e n e , q u e d a r í a

aislada la parte v e g e t a l , y solo tendría acción la corta parte

e x t r a c t i v a que hubiesen disuelto las aguas.

El estiércol de ganado de asta se llama frió, no porque lo

sea realmente , sino porque saliendo y a bien desnaturalizado y

p o d r i d o , no fermenta t a n t o : el del buey principalmente es el r e

sultado de una total descomposición de sus a l i m e n t o s , y q u a n

-t o menos fermen-table es por sí m i s m o , -tan-to es menos capaz de

promover la descomposición de los vegetales , y por eso es el

mejor para los terrenos arenosos ó calientes.

L a freza de ovejas, que también se llama jirle , tiene el l u

-g a r medio entre la boñi-ga y el estiércol de caballo : no se

reca-lierita en la fermentación tanto como e s t e , pero mucho mas que

el p r i m e r o , y se atribuye su buena calidad á los orines. L o

mis-mo se puede decir del de cabras que del de ovejas.

Muchos agrónomos han creido que él estiércol de puerco era

el peor : pero los buenos cultivadores Ingleses y Franceses

pien-san que es el mejor. P a r a tierras de g r a n o s , y para prados e«

excelente : u n carro de este estiércol equivale á dos del de c a

-ballo y b u r r o : es v e r d a d que no se há de aplicar solo, sino

mez-clado y después de haberle dexado fermentar.

(27)

venta-23

j a á todas las materias para fertilizar un terreno , puesto que

el mantillo que se forma en los montes es el mejor para la v e g e

-tación , y no se compone sino de r a m a s , hojas y leña , que se

acercan al último grado de descomposición. Es excelente el

abo-no de la hoja de los árboles, que se desperdicia en muchas

part e s , en opartras la recogen , la echan en las quadras y espartablos p a

-ra cama del ganado que l a satu-ra de la orina , o bien la juntan

en montones que se pudren en breve con las lluvias.

En los terrenos de greda arcillosa será prudente echar el

orujo de la u v a después de haberlo tenido en montones algún

tiempo. También pueden abonarse las tierras por medio de

plan-tas sembradas en ellas al intento : para esto se usa

constante-mente de los altramuces

(Lupinus Mus de

L . ) que se derrocan

y entierran con el arado , como á las d e m á s , quando están p a r a

florecer , y queda maravillosamente abonado el terreno.

N o faltan agricultores que piensen que por medio de este

último abono no es necesario dexar descansar el terreno ; sino

que á penas se haga la siega se labrará el campo , y se

sembrará una planta de las que vegeten con mas prontitud y que r e

-quieran menos humedad , y á mediados de setiembre la misma

labor que se de para sembrar entierre dicha planta. A l

princi-pio no necesita nutrimento el grano que germina , porque en él

mismo encuentra de que nutrirse la tierna planta , luego v i e

-nen los frios y se detiene la vegetación : entre tanto la planta

que se ha enterrado en verde se •comienza á descomponer, y con

el calor de la primavera se completa la descomposición y se

des-prenden aquellos principios que suministran á la n u e v a planta,

que va creciendo , el alimento necesario para una buena v e g e

-tación ; de esta manera no hay un labrador que pueda decir

con verdad que le falta el estiércol.

H a y abonos en que se reúnen los principios que se acaban

de e x p r e s a r , y el primero que se presenta es el m a n t i l l o , q u e

es el último residuo de los seres orgánicos, y que suele contener

mucha tierra caliza y c a l ó r i c o , y de consiguiente es admirable

para todos los terrenos, pero con, particularidad los arcillosos.

Es buen abono el carbón y el polvo de los parages en que se

fa-b r i c a ó conserva ; pero, ha . ue ir. mezclado con alguna materia,

que f e r m e n t e , sin lo qual seria muy lento s u , efecto. L o s

anti-guos abonaban sus campos con,cenizas v e g e t a l e s , y dicen q u e

aprovechan contra los insectos: son muy buenas para los

terre-nos arcillosos por la cal que contienen, y para los que abundan

de arena gorda. E n el dia se usan bascante las cenizas; pero van.

siempre mezcladas con estiércol de caballeriza.

(28)

24

de las quemas de los rastrojos ó por medio de hormigueros, h a

-ciendo como hornillas de terrones ó céspedes, dentro de las

qua-les se ponen algunas materias combustibqua-les para prenderqua-les

fue-g o : el primer método es muy común', y si se labrasen las

tier-ras prontamente tendría mejores resultados; pero el segundo

so-lo es útil para so-los terrenos muy húmedos y llenos de r a i c e s ; mas

de ningún modo conviene á los terrenos fértiles por su n a t u r a

-leza , y es impracticable en las tierras arenosas.

-• .ai lodo ó turba es muy buen a b o n o : en él se hallan

dife-rentes tierras, y entre ellas bastante de la caliza y cantidad de

substancias vegetoanimales. L a s l a g u n a s , e s t a n q u e s , a b r e v a

-deros & c . suelen tener excelente cieno ó l i m o , en que se

encuen-tra aire inflamable, ó sea gas hidrógeno. Si con este cieno se

ha de aumentar el estiércol, mézclese con otras materias y d é

-xese al aire por algún tiempo.

Y a se conoce la virtud del hollín como abono, y aunque

con-v i e n e á todos los terrenos, se debe aplicar en e s p e c í a l a ios frios.

D i c e n que destruye el musgo y los insectos.

Modo de preparar y esparcir ¿os abonos.

(29)

boles $ pero esto será siempre lo mejor L o s que los ponen

en

montones aislados y sin resguardo a l g u n o , que impida la acción

directa de los rayos del sol sobre el estiércol, no lo entienden, y

siempre pierde aquel abono sus mejores qualidadp*;.

Uno de los cuidados mas importantes debe se..' el recoger las

a g u a s que salen ó escurren del estercolero, y con ellas rociar de

n u e v o las materias que en él h a y a , especialmente en tiempos

calurosos. Los recortes ó vueltas se le darán en i n v i e r n o , pues

sin esto no fermentará ni se pudrirá con igualdad.

T o d o s saben q u e el estiércol no se ha de esparcir sin estar

bien podrido 5 pero en la práctica no se sigue generalmente tan

excelente máxima ; así vemos que muchos lo esparcen sin q u e

haya fermentado, resultando de ahí que sea en g r a n parte i n

-útil y aun á veces perjudicial. Si sobreviene un sol fuerte ó u n a

l l u v i a , no se descompone bien y se inutiliza por lo mismo m u

-cha parte de él. E n las substancias vegeto-animales que no se

descomponen bien , como contienen por lo regular muchos h u e

-vos de insectos d e v o r a d o r e s , suele facilitárseles con ellas el

me-dio de que se aviven y m u l t i p l i q u e n , en lugar de que si se

re-pudriesen bien se perderían muchos huevos sin poderse a v i v a r :

lo mismo sucede con las semillas de las males yervas.

Finalmen-te piensan m u c h o s , y no sin f u n d a m e n t o , q u e el tizón propaga

su c o n t a g i o , y hace los mayores estragos en las mieses

abona-das con estiércol enterizo en que se hallan residuos de granos

atizonados. Por otra parte la acción mecánica del estiércol no

puede verificarse con v e n t a j a , si la tierra no está húmeda, y

esponjada. Todo esto es tan cierto que mejor es dexar de

ester-colar la tierra un año , que cubrirla de estiércol enterizo : en

todo caso es menos malo esparcirlo en otoño que en primavera.

Advertimos al paso que siempre deben apartarse los

ester-coleros de las quadras y establos , si se quiere mirar por la

sa-lud de los hombre» y de los ganados. .

Es un error creer que q u a n t o m a s se estercola un campo es

tanto mejor. El campo que no se estercola se enfría

j

pero si se

estercola con exceso se arde : es mucho mejor estercolar de m u

chas veces que de un golpe y en g r a n cantidad : quanto mas c a

-liente sea un t e r r e n o ; menos estiércol necesita. Se infiere de

a q u í , que el estiercohse ha de esparcir con economía y

conoci-miento de la tierra y de la planta q u e se cultiva. N o se

conduz-ca al conduz-campo sino á tiempo en que se pueda enterrar, al instante,

pues si se dexa en montoncitos como diariamente se practica, se

le escapa la parte mas preciosa en estado de gas .-tampoco

con-viene enterrarlo en días muy secos ni muy lluviosos $ un buen

tempero siempre es útil ; pero téngase presente el diferente

(30)

26

do de las tierras, para enterrarlo mas ó menos. L a s tierras que

están en pendiente se han de estercolar con u n a tercera parte

mas en lo alto, disminuyendo la cantidad según se v a baxando.

L a profundidad de la raiz de la planta que se c u l t i v e , indicará

la que se ha de dar al estercuelo,

LECCIÓN II.

• , . D E L A S L A B O R E S Y D E L O S I N S T R U M E N T O S P A R A H A C E R L A S ,

u

no de los abonos mas principales, que puede emplear el

A g r i c u l t o r para beneficiar las tierras , es sin disputa el de

dar-les muchas buenas y muy profundas labores. Si la tierra ha de

suministrar oportunamente los xugos, necesarios para alimentar

las p l a n t a s , es menester que sus partes mas pequeñas los

absor-v a n , que contribuya la buena disposición de la atmósfera, y

q u e las raices puedan extenderse sin hallar obstáculo, al mismo

tiempo que sirvan de firme apoyo á la planta. T o d o esto se

con-s i g u e mediante lacon-s laborecon-s con que con-se mulle ó econ-sponja la tierra:

operación tan i m p o r t a n t e , q u e no ha faltado quien haya dicho,

q u e solo con las labores repetidas y variadas se puede conseguir

u n a rica vegetación sin ningún otro a b o n o ; y si la práctica ha

hecho ver que esto no se verifica con tan feliz s u c e s o , también

es cierto que las l a b o r e s , juntas con los demás abonos ó

benefi-cios , son el único medio de fertilizar el terreno.

(31)

2 7

segundo se ha de arar superficialmente; porque d e mezclar la

ma-la con ma-la b u e n a , se deteriorará. A l arar no han de quedar

ter-rones sino muy desmenuzada la tierra , y mullida por lo -menos

hasta la profundidad de un pie. •

. L a s tierras h ú m e d a s , las pantanosas y las fuertes ó

arcillo-sas-, es-preciso l a b r a d a s ' d e moda q u e , - d i r i g i e n d o l o s surcos por

su mayor p e n d i e n t e , den salida á las a g u a s ; en este caso deben

ser los surcos profundos, y los caballones ó lomos empinados. E n

las tierras e n x u t a s , por el contrario , se han de hacer los surcos

juntos y no muy profundos ; y en todo caso.siempre se

empeza-rá la-labor, rompiendo por el medio.con el arado ios fomos ó

ca-balletes d e l -año¡precedente:las •laboces siguientes se d a r á n

atra-vesadas para asegurarse de que'la: tierra q u e d a : b i e n mullida,-y

se repetirán quanto sea necesario, según la calidad de la tierra

misma. L a s labores frecuentes.perjudican a l a s tierras areniscas

y cascajosas, porque hacen se evapore mas pronto SU humedad:

lo contrario conviene á las arcillosas. D e u n a laborea otra se ha de

dexar pasar el tiempo necesario para qué la t i e r r a . q u e sale á láv

superficie, se aproveche: del- intluxo de la atmósfera^ N o se labre

quando el terreno esté muy. empapado e n i a g u a ^ . n i quando este

excesivamente seca la superficie; y tengase presente que los a n

-tiguos Romanos araban mucho ^ sembraban poco

s

y cogían

abundantes cosechas, - •••

L o q u e se acaba de exponer

1

, íá-constante.experiencia de

todos los tiempos ,. y la razón misma j bastarían para

persuadirnos de la necesidad y utilidad d e las buenas l a b o r e s pero d e

-seando dar aun mayor extensión á estas ideas-,- y>patentizar en

lo posible la importancia de dicha operación ¿ como abono y

be-neficio de l a s tierras-, insertaremos en este lugar las observaciones

del Conde de G u i l l e m b o r g , según las presenta en el capítulo

i-J,

de sus elementos químicos y físicos de A g r i c u l t u r a .

" N o necesitamos., diceij repetir las razones y a

:

expuestas

.so-bre la utilidad de revolver frecuentemente la t i e r r a r.pero ha.so-bre-

habre-mos de añadir > que en el terreno inculto se crian g r a m a s , y otras

muchas yerbas q u e esquilman el alimentp de las.plantas útiles,

y enlazando la tierra con sus numerosas raices fibrosas, la ponen

dura y compacta :' asimismo , que detenida mucho tiempo -el

a g u á c e n l a s grietas del terreno,,- contrAe un'' acido-..que és

perju-dicial á los granos. Estos inconvenientes .hacen* necesarias las

labores'^ . .

,, ,.<y •:-. •

i \< v . \ ;

i.° Para exponer

todas das partículas de

ía.tierra, ai

influxo del

ambiente.

2.° Para disipar el acido nocivo.

(32)

28

4 . ° ' Para que esté suelta la tierra, mezclando perfectamente con

ella todas las castas de abono que se le echen.''''

" S e dirá que las sangraduras libertarán á la tierra del ácido de q u e nos quejamos ; y esto es v e r d a d siempre que dependa el ácido del a g u a estancada ; pero hay u n ácido mineral combina-do á veces con la tierra tan í n t i m a m e n t e , que n a d a alcanza á separarle , sino el exponerla al a i r e . "

" P o r lo que se ha explicado en la sección p r i m e r a , es m a -nifiesto que los terrenos ligeros y sueltos, no necesitan ararse tan amenudo como los fuertes y correosos."

-:. " O b s e r v ó justamente D u h a m e l D u m o n c e a u en el tratado del cultivo, de da:, tierras, tomo i . ° página 5 7 ,q u e las frecuentes l a b o r e s , a u n d e los terrenos l i g e r o s , ponen la tierra mas i g u a l mente s u e l t a , á causa de que las partículas mas menudas se d e -x a n arrastrar del agua , y por este medio forman y ó por mejor

decir d e x a u muchas grietas en: ellos."

"N.o siendo nuestro, propósito, entrar aquí en la explicación d e los, principios mecánicos d.e: la A g r i c u l t u r a , ó en las

descrip-ciones de.:los.aperos ó, instrumentos ; haremos únicamente mención dé las principales, razones en que se fundan las labores. P u e --den reducirse éstas á las reglas siguientes.:"

i-3-.; "Quanto mas. abunda de. ácido.el terreno y se halla mas po-blada de yerbas, mas necesita de revolverse la. tierra por las razo-nes .que. q u e d a n y a a s i g n a d a s . "

: ¿.a "Debe ponerse especial cuidado en nO:dexar tierra por mover entre los surcos, Ib q u a l puede fácilmente descubrirse ,, pasando una-estaca por la tierra y viendo si entra por todas partes á i g u a l profundidad. T a m b i é n puede conocerse dirigiendo cons-tantemente el arado por una línea recta ; pues en. qualquier parte que se. aparte de e l l a , e s necesario que h a y a q u e d a d o

tier-r a potier-r movetier-r.

. ' 3 .a Debe .dársela primera reja siguiendo la acostumbrada

direc-ción del campa , porque la. tierra se levantará mas fácilmente por aquel rumbo en que se hicieron los primeros surcos.".

"La.segunda, reja se ha de dar en dirección oblicua, respec-to de la primera, ó en, ángulo agudo., para que sé rompan mas los

terrones:" °.-Ú....Ú . ,

5-.a "ha tercera labor.debe cruzan ¿ atravesar á la primeraypa~

ra quebrantar mas y masilós:terrones por esta n u e v a ; d i r e c c i ó n . " " S e emplean rastros, rodillos & c . , para quebrantar los ter-: r o ñ e s v a ú á l o s ; m a s : c h i c o s , y para sacar á las lindes las raices de las y e r b a s . "

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