Las lenguas en contacto
El origen de la capacidad humana de hablar así como las causas de la diversidad lingüística han sido y siguen siendo un enigma de difícil explicación. Sea cual sea el origen, el lenguaje es una facultad y una necesidad común a todos los seres humanos, independientemente de que al comunicarnos empleemos una u otra lengua.
En la actualidad se calcula que en el mundo se hablan cerca de 4 000 idiomas.
Las diferencias en cuanto a su importancia y al número de hablantes son muy grandes.
La diversidad de lenguas se explica porque todos los idiomas cambian y evolucionan, originando con el tiempo variaciones que pueden dar lugar a otros diferentes. De ahí que debamos distinguir los conceptos de lengua y dialecto.
• La lengua es el idioma que los hablantes de cada comunidad utilizan como instrumento de comunicación y que consideran parte fundamental de su cultura, independientemente de las variedades regionales o locales que presente. El castellano, el catalán, el gallego y el euskera, por ejemplo, son lenguas.
• Un dialecto es una variedad local o regional de un idioma que no impide la comunicación entre los hablantes. En la historia de las lenguas puede ocurrir que un dialecto evolucione hasta diferenciarse de la lengua de origen tanto como para dificultar la comunicación y acabe siendo una lengua distinta. Por ejemplo, el latín hablado en la Península durante la dominación romana presentaba variedades dialectales según las diferentes zonas. Con la desmembración del Imperio Romano, esas variedades fueron diferenciándose del latín hasta dar origen a diferentes lenguas: el castellano, el catalán y el gallego.
Proceso de formación de las lenguas de España
El hecho histórico que explica la situación lingüística actual de nuestro país es la ocupación de Hispania por los romanos. Cuando en el año 218 a. C. los romanos inician la conquista, el territorio estaba habitado por diversos pueblos con lenguas diferentes:
vascos, iberos, fenicios, celtas, ligures. La romanización y la implantación del latín en la Península supusieron la desaparición de todos esos idiomas, con la excepción del euskera.
Las lenguas romances habladas en España son herencia del latín. Su evolución, sin embargo, no partió del latín clásico, sino del latín vulgar, la lengua viva hablada por soldados, comerciantes y colonos.
La caída del Imperio Romano abrió el país a la invasión de los pueblos germánicos. En el año 409 empezaron sus incursiones y en el siglo VI instauraron el reino visigodo de España, con capital en Toledo. Pero los visigodos adoptaron la lengua y la cultura latinas, aunque contribuyeron a acelerar la evolución del latín y a romper la unidad idiomática de la Península.
En el año 711 los árabes invadieron la Península y la conquistaron casi por completo. Solo algunos núcleos cristianos reagrupados en el norte peninsular se resistieron al sometimiento musulmán (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y valles pirenaicos). Desde esos núcleos de resistencia se inició la Reconquista, que terminó en 1492 con la toma de Granada.
Durante esos siglos se constituyeron los diversos reinos cristianos, en los que el latín evolucionó de manera diferente. Hasta el siglo XI los dialectos románicos peninsulares (el gallego, el astur-‐leonés, el castellano, el navarro-‐aragonés y el catalán) adquirieron formas propias e independientes, sin predominio de ninguno sobre los demás. A partir del siglo XI esta situación cambió: Castilla aumentó su poder y se expandió en mayor medida que los otros reinos, lo que favoreció la extensión de su idioma a otras zonas. En el siglo XIII el reino de Castilla asume el liderazgo en la reconquista de los territorios dominados por los musulmanes y su lengua, el castellano, se impone como modelo lingüístico.
En la Edad Media hay que señalar que, además de la supervivencia del vasco, también existieron dialectos mozárabes. Estos eran dialectos del latín hablados por los cristianos que vivieron en territorio árabe y que desaparecieron con el final de la Reconquista. Algunas voces prerromanas se mantuvieron como sustratos lingüísticos en el castellano, como por ejemplo: vega, barro, losa. Algunos vocablos germánicos y muchas palabras árabes permanecen en el castellano y en otras lenguas peninsulares, como por ejemplo: bandera, yelmo, guerra; alcalde, almohada, álgebra.
La diversidad lingüística en España
Los españoles hablan español, pero no sólo español; una gran parte de la población es bilingüe y, en algunas ocasiones, trilingüe. El castellano, en un avance histórico continuo alcanzó todos los rincones de la geografía española, cruzó los mares y se alojó en lugares muy lejanos de la Península Ibérica, especialmente en América, donde crece con vigor enriqueciendo el importante acervo de los hispanohablantes.
Esta lengua castellana o española, los dos nombres responden hoy en día al mismo idioma, se realiza gracias a una gran riqueza de dialectos y variedades.
En la actualidad son cuatro, cuando menos, las lenguas más habladas en España: tres tienen su origen en el latín, español, catalán y gallego; la cuarta es más antigua y su origen no ha podido ser determinado, se trata de la lengua vasca o eusquera (euskera en vascuence). A éstas cabe añadir el aranés, dialecto del gascón hablado en el Valle de Arán, que también recibe un tratamiento de lengua cooficial en su territorio. Por otra parte, el aragonés y el leonés son dos grupos de hablas que, procedentes del latín, no llegaron a adquirir el reconocimiento de lenguas y hoy son considerados dialectos del español.
Con anterioridad a la llegada de los romanos ya se hablaba en el Norte de la Península Ibérica el vascuence, único idioma que resistió la intensa romanización del territorio peninsular; el Sur estaba ocupado por los turdetanos; los íberos habitaban el Este y, hacia el siglo VII a J. C., los celtas se asentaron en la zona de la actual Galicia, las regiones altas del Centro y amplias zonas del Sur. Es fácil pensar que hubo otros pueblos, todos ellos con sus propias lenguas. Con la ocupación romana se inició un proceso de unificación idiomática que implantó el latín en casi todo el territorio. El latín hablado por los habitantes de la Península era el llamado latín vulgar, con influencias de las lenguas anteriores. Hacia el siglo V se produce la invasión de los germanos que adoptarían el latín y ejercerían una nueva influencia en el idioma de los romanos. Con posterioridad, la ocupación de los árabes obligaría a los cristianos a retroceder hacia el norte de la Península y asentarse en los territorios más resguardados y con un acceso más difícil, en estas zonas del Norte y debido a la incomunicación entre ellas la lengua iría evolucionando de forma distinta en los distintos núcleos de resistencia y daría lugar a las diferentes lenguas españolas derivadas del latín, de Este a Oeste: catalán, aragonés, castellano, leonés y gallego. El avance de los cristianos hacia el Sur extendió las citadas lenguas que continuaron su evolución con evidentes influencias de la lengua árabe. A partir del siglo X empezarán
a escribirse textos en las distintas lenguas que se convertirán en la prueba evidente de su independencia respecto del latín y entre ellas.
La situación actual de las lenguas habladas en España es muy desigual, el español es hablado en todo el territorio nacional y, además, desde la Transición a la Democracia, en el último cuarto del siglo XX, se ha producido un proceso de reconocimiento y recuperación de las distintas identidades culturales y lingüísticas que, con evidentes dificultades, han resistido la presión de la que fue durante mucho tiempo única lengua oficialmente reconocida.
El catalán
Se considera que el catalán hablado aparece entre los siglos VIII y IX. Los primeros textos escritos en catalán que están documentados datan del siglo XII, son el "Liber iudiciorum", traducción al catalán de un código de leyes visigodas, y las "Homilies d’Organyà", primer texto escrito directamente en catalán, en el que se comentan algunos pasajes de los Evangelios. El idioma catalán fue la lengua de la Corona catalano-‐aragonesa, potencia mediterránea en constante expansión durante la Edad Media.
Entre los siglos XIII y XV fue llevada a las Islas Baleares y a Valencia, Cerdeña, Sicilia, Nápoles y Grecia. La producción literaria culta en catalán sufrió una decadencia desde el siglo XVI hasta el XVIII aunque nunca se dejó de hablar. A partir del siglo XIX se inicia una nueva etapa de esplendor literario y normalización que dará paso a la fijación de las normas de esta lengua durante el siglo XX.
En la actualidad, la lengua catalana se habla en cuatro estados europeos: España, en las comunidades autónomas de Cataluña, Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Aragón y Murcia (la llamada "Franja" de Aragón, constituida por las zonas próximas a Cataluña de las tres provincias aragonesas, y en el Carxe, territorio próximo a la Comunidad Valenciana); Andorra, donde es la única lengua oficial; Francia, en cinco comarcas integradas en el Departamento de los Pirineos Orientales; Italia, en l'Alguer o Alghero, ciudad de Italia, en la isla de Cerdeña, provincia de Sassari.
Algunos rasgos fonéticos de la evolución del latín al catalán:
• Ausencia de diptongación de las vocales breves tónicas latinas e, o: porta (puerta).
• Tendencia a la pérdida de las voca-‐ les en posición final: dolç (dulce).
• Conservación de la f-‐ latina: fill (hijo).
• Palatalización de l: lluna (luna), llei (ley).
• Conservación de los grupos conso-‐ nánticos latinos pl-‐, cl-‐, fl-‐: clamar (llamar).
Se estima que la lengua catalana es entendida por nueve millones de personas y hablada por más de siete millones de personas, lo que la convierte en la séptima lengua europea en cuanto al número de hablantes.
En la Comunidad Valenciana, por razones políticas, el catalán se denomina valenciano o lengua valenciana de forma oficial.
El gallego
La lengua gallega se formó en la zona comprendida entre el norte y el sur del Río Miño. En el siglo XII la zona del norte fue otorgada a doña Urraca por su padre, Alfonso VI de Castilla y León, quien asignó la zona del sur, desde el Miño hasta el Tajo, a su otra hija, doña Teresa. La extrema rivalidad entre ambas ocasionó la posterior independencia de Portugal y la frontera entre los dos reinos favoreció la progresiva escisión del gallego-‐portugués en dos lenguas distintas a partir del siglo XV. Durante el siglo
XIII, el gallego-‐portugués, fue la lengua de la poesía junto con el provenzal. Por esta razón, Alfonso X, que propició un impulso definitivo de la lengua castellana, escribió sus composiciones poéticas en gallego-‐portugués por ser este idioma el de mayor prestigio para la composición en verso. Tras esta época de esplendor sufrió siglos de decadencia, aunque no se dejó de hablar, y resurgió en el siglo XIX con los escritores románticos.
Algunos rasgos fonéticos de la evolución del latín al gallego:
• Las vocales breves tónicas latinas o, e no diptongan: terra (tierra).
• Los artículos determinados presen-‐ tan las siguientes formas: o para masculino y a para femenino: o ferreiro (el herrero).
• Conservación de la f-‐ latina: fillo (hijo).
• Los grupos iniciales latinos cl-‐, pl-‐, y fl-‐ palatalizan en ch: chovendo (lloviendo).
• Los diptongos ai y au se convierten en ei y ou respectivamente: cousa (cosa).
El gallego es hablado por más de dos millones de personas y su proceso de normalización ha provocado una controversia entre quienes defienden la situación actual de la lengua y quienes desearían una mayor aproximación al portugués. Esta última lengua tiene presencia en territorio español en algunas zonas fronterizas de Castilla y Extremadura.
El vascuence o euskera
La lengua más antigua entre las que se hablan en España cuenta con casi un millón de hablantes. Su territorio ocupa la mayor parte del País Vasco y la mitad norte de Navarra y se extiende hasta Francia, en el Departamento de los Bajos Pirineos, donde alcanza los cien mil hablantes.
Su situación es muy diferente a la de las otras lenguas citadas. En primer lugar, su origen es incierto, algunas teorías proponen un parentesco con las lenguas caucásicas que se hablan entre Rusia y Turquía, otras estudian su relación con algunas lenguas africanas, ninguna de las dos teorías puede basarse en pruebas aceptables. Sí se sabe que no es una lengua indoeuropea y que se hablaba antes de la romanización de la Península en una amplia zona del Norte, entre Cantabria y el Valle de Arán como mínimo ("Arán" es un topónimo de origen vasco, "aran" significa valle). En segundo lugar, el euskera no tiene la tradición literaria secular de las lenguas romances, los vascos utilizaron el castellano como lengua de cultura durante mucho tiempo y el euskera estuvo durante siglos encerrado en un ambiente familiar y rural. Siete son las variedades del euskera, a partir de ellas se ha unificado el llamado euskera "batua"
que actualmente se enseña en las escuelas del País Vasco.
El aranés
El Valle de Arán es una zona situada en la parte central de los Pirineos, en la provincia catalana de Lérida. La población censada se halla en torno a los 7.000 habitantes. La situación del valle, orientada hacia Francia, y su difícil acceso durante
siglos desde Cataluña y Aragón favorecieron la conservación de la lengua aranesa, que en realidad es un dialecto del gascón. El aranés es la lengua de enseñanza en todos los centros de educación infantil y primaria del Valle de Aran. La población autóctona del Valle de Arán habla, por tanto, tres lenguas.
Español
El castellano o español es en la actualidad una de las lenguas más importantes del mundo. Tras el chino mandarín, es la lengua empleada como materna por mayor número de hablantes. Se calcula que la emplean más de 400 millones de personas en todo el mundo.
Se extiende por todo el territorio español, donde es lengua oficial, cooficial en aquellas comunidades donde se hablan los otros idiomas peninsulares que han sido reconocidos en sus correspondientes estatutos de autonomía. También es la lengua oficial de 19 países hispanoamericanos de América Central y América del Sur. En África tiene este estatus en Guinea Ecuatorial y, además de Ceuta y Melilla, se habla en zonas de Marruecos y en el territorio del Sáhara, que perteneció a España hasta 1975. En Filipinas perdió su condición de lengua oficial en 1987. Cabe destacar también la importancia creciente que está adquiriendo el castellano en Estados Unidos, donde lo hablan más de 40 millones de personas.
El castellano nació en una zona comprendida entre Cantabria, Burgos, Álava y La Rioja, y se difundió durante el periodo de la Reconquista en forma de abanico invertido, incorporando elementos de las zonas de dominio lingüístico astur-‐leonés y navarro-‐aragonés.
Las glosas (siglos X-‐XI) son los primeros textos en castellano que conocemos. Se trata de notas explicativas y comentarios que se escribían en los márgenes de las páginas de algunos códices escritos en latín. Reciben el nombre de glosas silenses y emilianenses porque fueron realizadas por los monjes de los monasterios de Santo Domingo de Silos y de San Millán de la Cogolla, respectivamente.
Durante el reinado de Alfonso X el Sabio (1252-‐1284), el castellano adquiere un notable desarrollo como lengua escrita. Alfonso X promueve su utilización como lengua oficial de los documentos del reino e impulsa la redacción de libros en prosa (General Estoria, Libro del Ajedrez, etc.) que él mismo se encarga de corregir. Aunque la lengua apenas tiene fijación gramatical, se establecen ya las primeras convenciones ortográficas.
El léxico castellano incluye numerosas palabras procedentes de lenguas con las que ha entrado en contacto (adstratos) desde su origen hasta la actualidad: galicismos, italianismos, americanismos, lusismos, anglicismos, galleguismos, vasquismos y catalanismos.
Con el reinado de los Reyes Católicos comienza la unificación lingüística de España. A ella contribuye la labor lingüística del humanista Elio Antonio de Nebrija, quien publica la primera Gramática castellana en el año 1492. Por otro lado, los
conquistadores y misioneros españoles que se desplazan al Nuevo Mundo recién descubierto consiguen la expansión del idioma por todo el continente americano.
Durante los siglos XVI y XVII el idioma, que ya empieza a denominarse español, va adquiriendo la forma actual en su pronunciación. La lengua española alcanza en este momento difusión y prestigio internacionales fruto del proyecto político imperial del monarca Carlos I. Además de la conquista y la colonización de América, la altísima calidad de la creación literaria en lengua castellana durante estos Siglos de Oro de las letras españolas contribuirá a conseguir el mayor momento de esplendor cultural del idioma.
En el siglo XVIII el idioma presenta ya la configuración actual. Para preservar su pureza y luchar contra las incorrecciones de los hablantes, se fundó en el año 1713 la Real Academia Española. Con el fin de establecer las reglas que fijasen los principios permanentes de la lengua, la RAE publicó el Diccionario de Autoridades (1739), una Ortografía (1741) y una Gramática (1771). De esta manera, aunque la lengua continúa evolucionando, las normas gramaticales quedan básicamente inalteradas.
En el siglo XIX el gobierno de la nación dispuso que el español fuera lengua obligatoria en todos los niveles de enseñanza. En el siglo XX la lengua se consolida gracias a los progresos tecnológicos, a la mejora de las condiciones de vida que permiten la alfabetización de la mayor parte de la población y al desarrollo de los medios de comunicación, que contribuyen a extender el nivel culto del idioma a un número más amplio de hablantes.
Hay varios
dialectos en el territorio español, entre ellos: el aragonés (recluido en los valles próximos a los Pirineos), el leonés, el bable o asturiano (en realidad se trata de un conjunto de dialectos muy próximos entre sí,
llamados bables,
hablados en Asturias); y dialectos meridionales como el andaluz (conjunto de hablas que tienen rasgos comunes), el canario, el extremeño (dialecto con base castellana e influjo leonés) y el murciano (dialecto con base castellana, pero con muchos rasgos de aragonés y de valenciano).
Debe mencionarse el caló, variante del romaní, hablado por las personas de etnia gitana y los dialectos árabes hablados en los territorios africanos de Ceuta, Melilla y en aquellas zonas que están acogiendo un gran número de inmigrantes norteafricanos durante los últimos años.