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La política energética de los Estados Unidos de América durante el período 2000-2008.

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Título: La política energética de los Estados Unidos de América durante el período 2000-2008

Autor: Víctor Severino Mendoza Velázquez1 Fecha: 08/02/2018

Resumen: El presente trabajo busca analizar el devenir de la política energética

de Estados Unidos durante el período de 2000-2008, como antecedente del

análisis posterior que se abordará en un próximo material, sobre el período

2009-2017.

Palabras clave: política energética, recursos naturales, seguridad energética, Estados Unidos de América.

Introducción:

El gas natural, el carbón y el petróleo, no solo han formado parte del desarrollo

social del hombre, sino que han constituido, además, recursos eficaces de

dominación, poder y liderazgo.

Lo anterior posee una especial importancia debido a que, la seguridad

energética es un componente de la seguridad nacional de los Estados Unidos;

y es además, un instrumento geoestratégico de la política exterior de Estados

Unidos.

La crisis energética mundial de los años 70 del siglo XX incentivó al gobierno

de los Estados Unidos a articular una política energética, promovida por

intereses políticos y económicos, que alude al fortalecimiento del liderazgo

norteamericano en el sistema internacional. Una vez finalizado el conflicto

1 Maestrante en Relaciones Internacionales, Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa

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Oeste,2 los Estados Unidos se posesionaron del liderazgo absoluto en el

ámbito político-militar, pues la ausencia de la Unión Soviética como potencia

equilibradora en el concierto mundial y en el campo de la fuerza militar dio paso

a un momento histórico del desarrollo de las relaciones internacionales que los

especialistas ha denominado unipolaridad.

Estas mismas circunstancias obligaron al gobierno norteamericano a realizar

una reorganización de sus fuerzas militares, de sus alianzas estratégicas y de

la ubicación de sus bases militares alrededor del mundo.

Adicionalmente, los Estados Unidos se vieron ante el dilema de, una vez

desaparecida la amenaza ideológica y militar que constituían la Unión Soviética

y los países socialistas de Europa del Este, identificar y apuntar hacia nuevos

desafíos a su seguridad nacional, que justificaran el enorme gasto militar y la

continuidad del proceso de desarrollo del complejo militar industrial

norteamericano con vistas a mantener el status de única potencia militar a nivel

global.

Para lograr esos objetivos y la ampliación de su poderío militar, a los EE. UU. le

era necesario fortalecer y garantizar su seguridad energética nacional, interna

del país, y controlar la extracción, procesamiento, transporte y

comercialización del flujo de combustibles a nivel mundial.

Desarrollo:

En el transcurso de los años 90, cuando se producían, paulatinamente, todos

estos procesos de cambios en la geografía política del mundo, los EE. UU., a

través de sus empresas trasnacionales de la rama energética, principalmente, y

con el empleo de su poderío militar, tuvieron la oportunidad y la facilidad de ir

apoderándose del dominio y control mundial del flujo de combustibles.

Constituye una necesidad, una prioridad y a la vez una garantía para la

seguridad nacional interna de los Estados Unidos reducir al máximo su

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dependencia absoluta del combustible importado para el consumo nacional,

disminuir el alto consumo de combustibles en los vehículos, maquinarias, el

uso doméstico y para la producción de electricidad e incrementar la gananciosa

comercialización en el exterior de combustibles y sus derivados elaborados en

el país.

A la vez, el dominio y control de los procesos de extracción, procesamiento,

transportación y comercialización del flujo petrolero en el mundo constituye una

garantía de su poder económico a nivel internacional, de su influencia en el

curso y determinación de los fenómenos económicos, políticos y militares a

nivel de países y regiones y de su accionar militar, injerencista, como una pieza

clave de su concepción y accionar geopolítico mundial.

Es por eso que la política energética de los EE. UU. es una estrategia nacional,

bien elaborada y de una sólida continuidad estratégica, independiente de los

cambios que pueda experimentar en determinados periodos históricos, debido

a influencias de diferentes factores de carácter nacional e internacional.

En la conformación de esa política energética, durante un periodo determinado,

intervienen los principales cargos, Departamentos y Agencias del gabinete

gubernamental y también directivos representantes de las principales empresas

trasnacionales del sector energético y de las gigantescas empresas industriales

de las ramas mayores consumidoras de energía del país, las cuales ejercen,

además, su respectiva influencia en función de garantizar sus particulares

ganancias trasnacionales.

Entre las acciones más importantes implementadas por el gobierno del presidente George W. Bush. (2000-2008), están la aprobación de la “Política de Energía Nacional” (NEP) o “Informe Cheney” (2001), la creación del Grupo de Política de Energía Nacional, el “Plan Estratégico de Energía Nacional (2003)”,

la “Ley de Política Energética Nacional (2005)”, la “Ley de Independencia

Energética y Seguridad (2007)” y la “Nueva Estrategia Energética (“Veinte en Diez”) del 2007”.

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Los principales factores que influenciaron en la adopción de acelerados

cambios en la política energética de los EE. UU. durante esta extendida

administración republicana fueron principalmente, hacia el interior del pais, los

continuados apagones e interrupciones en la producción y distribución de

energía eléctrica en varios estados y regiones del país, incluso ocurrió un

gigantesco apagón eléctrico de varios días en el estado de California y en su

gran ciudad de los Ángeles en el 1999, motivado, entre otras causas, por la

insuficiente disponibilidad de combustibles para su generación, una rápida

amplitud e incremento del consumo de combustibles en el país al elevarse sus

niveles de producción industrial, del transporte público e individual y del uso

doméstico, conjuntamente con las debilidades e insuficiencias de la red de

infraestructuras de transmisión eléctrica del país ante este incremento del

consumo eléctrico nacional.

A nivel internacional, con el influjo unipolar de los EE. UU. y las

transformaciones de las relaciones de fuerzas de los países más poderosos y

de potencias regionales, de sus influencias en diferentes regiones del mundo,

del debilitamiento de los estados y el estallido de guerras entre países y

diferentes conflictos bélicos nacionales en países grandes productores de

combustibles, principalmente del Medio Oriente, conllevaron a grandes

dificultades y alteraciones con el acceso estable de los EE. UU. al elevado

nivel de combustibles que importaban para el consumo nacional, antes de los

años 90.

Es por eso que la “Política de Energía Nacional” (NEP) o “Informe Cheney”

(2001)2, promovía medidas legislativas y gubernamentales para lograr reducir

la dependencia del país de los combustibles importados y reducir sus niveles

de consumo nacional, declaraba ambiciosos planes de índole petrolera y del

aseguramiento militar que estos demandaban en áreas geográficas especificas

del mundo, como son las regiones del Medio Oriente( principalmente Arabia

Saudita, Irak, Irán, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos), las riberas del Mar

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Para su cumplimiento, fue creada una “Fuerza Tarea Especial” en el

Departamento de Energía, que diseñó y controlaba sistemáticamente la

ejecución de toda esta política, bajo el control directo del Vicepresidente, Dick

Cheney y que contó con cláusulas vedadas directamente al criterio y la

supervisión del Congreso de los EE.UU., lo que generó maniobras discretas de

sus actividades y muchas especulaciones políticas.

Este plan, en cuya elaboración contaron con la colaboración de varias de las

mayores empresas trasnacionales petroleras, (ENRON) y de otras ramas

económicas, contemplaba un estudio de las capacidades productivas de

petróleo de esos países, los respectivos contratos petroleros que poseían con

los EE.UU., incluyendo, curiosamente, un minucioso estudio y mapas, de las

principales áreas e instalaciones petroleras de Irak, país que en el 2003 fue

agredido, ocupado y cuyas riquezas petrolíferas e instalaciones fueron

adjudicadas por varias de esas empresas petroleras que participaron en el

referido estudio.

Contaba este plan, además, con un conjunto de medidas gubernamentales a

ejecutar dentro de los EE. UU., que incluían las medidas para un uso mas

eficiente de la energía, del consumo de combustibles industriales y

automotores, y la ampliación y modernización de numerosas redes de

distribución de electricidad a todo lo largo y ancho del gigantesco país, para

ampliar el uso del gas natural como fuente de energía industrial y de

producción de electricidad, potenciaban un discreto incremento en la

implementación y uso de fuentes mas limpias de generación de energías( los

combustibles limpios) y de la energía nuclear, principalmente para el estudio y

uso del hidrogeno.

El “Grupo de Política de Energía Nacional y Desarrollo (NEPDE)3 fue creado en

2001, con la participación directamente de varios departamentos del gobierno

federal y bajo la dirección personal del Vicepresidente Dick Cheney. Trabajó independiente a la Fuerza de Tarea Especial” en la implementación, y el

cumplimiento y control de la ejecución de esta política aprobada por el ejecutivo

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áreas del sector privado más afectados con el abastecimiento y consumo de

combustibles y energías y para ejecutar las inversiones necesarias, destinadas

a modernizar y extender aún más las redes e infraestructuras de distribución de

combustibles y energía eléctrica.

La “Ley de Política Energética Nacional ,2005”5, incluía medidas para

favorecer la estrategia anterior y al incremento de la producción petrolera en

amplias áreas de tierras públicas del territorio nacional, anteriormente vedadas

en el oeste del país, en los Estados de California y Nevada, del norte de Alaska

y de la plataforma marina continental y la construcción de los oleoductos y

gasoductos para su transportación desde Alaska al sur, a la costa del Golfo de

México.

Dicha ley aportaba créditos gubernamentales para inversiones en nuevos

proyectos para el incremento de la producción y procesamiento de petróleo y

gas natural, favoreciendo su mayor uso en los hogares, incrementando con

estos proyectos, la disponibilidad de mayores fuentes de empleo en esas

regiones. Paralelamente, en iguales áreas y otras más del centro y el oeste del

país se incrementan los cultivos de cereales y otras plantas generadoras de

biocombustibles, destinados principalmente al uso nacional, en las viviendas, la

agricultura y el transporte automotor.

Con la “Ley de Independencia Energética y Seguridad, 2007”6, se establecían

la política, medidas y créditos destinados a incrementar permanentemente la

producción petrolera y de gas natural en el territorio nacional y el desarrollo de

la producción y un mayor uso de la energía proveniente de los combustibles

limpios.

La “Nueva Estrategia Energética (“Veinte en Diez”)7, adoptada en el 2007”, fue

la que propuso la política y medidas para reducir un 20% del consumo de

gasolina en el país en un periodo de 10 años, con la introducción de nuevas

tecnologías automotrices, la reducción de las importaciones y el incremento de

la producción nacional de petróleo. Condicionaron la aprobación e

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disminución de las afectaciones a la economía nacional, el alto nivel de

dependencia por los EE. UU. del combustible proveniente del exterior,

principalmente de varios países del Medio Oriente y el Norte de África y que

los mismos estaban envueltos en conflictos bélicos y afectados por sus por

crisis económicas internas , lo que generaba los altos precios del petróleo y

dificultades para su transportación por estas áreas.

Se propuso esta nueva estrategia potenciar la ampliación, con nuevas áreas,

de la explotación petrolera de regiones del Ártico estadounidense, el norte de

Alaska y de la plataforma continental en el oeste del país, la ampliación de

refinerías y la culminación acelerada de tramos fundamentales de los

gasoductos y oleoductos que traen el petróleo y el gas desde Alaska al resto

del pais. Con ello se pretendía duplicar la reserva estratégica nacional hasta los

1,5 billones de barriles para el año 2027 y lograr hasta 7 días sin importar

petróleo en el país.

Se proponía reducir la producción de electricidad con el uso del carbón de

piedra e incrementar la producción y un mayor uso de las energías limpias,

principalmente biocombustibles, concediendo créditos gubernamentales a las

compañías que invertían en el desarrollo del uso de este tipo de energías,

compulsaba y apoyaba financieramente a los centros de investigaciones

científicas que buscaban y desarrollaban conocidas y nuevas fuentes de

energías limpias y alternativas. Se proyectaron créditos a las compañías que

emplearan tecnologías y equipos motores menos consumidoras de

combustibles, exigía y llamaba a la ciudadanía y a las autoridades de los

Estados y localidades, a trabajar en función de reducir la congestión del tráfico

automotor en todo el país, reduciendo de esta forma el consumo de gasolina y

diesel.

En el plano internacional, también fueron durante este periodo, incrementadas

las acciones políticas, económicas, financieras, diplomáticas y militares de la

administración estadounidense en función de cumplir los lineamientos de su

política energética nacional, como parte integrante de su geopolítica imperial en

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En función de apoderarse de grandes fuentes de combustibles en la región del

Medio Oriente, garantizar el abastecimiento y su transporte seguro, estable

hacia su país, de dominar su comercialización e influencia geopolítica

internacional por esta vía, los EE. UU. desplegaron en esa área la estrategia

política militar de la lucha contra el terrorismo y agredieron y ocuparon, usando

los más increíbles pretextos y alianzas, burlándose abierta y brutalmente, de la

ONU y las demás estructuras internacionales, a los países de Afganistán e

Irak, apropiándose totalmente de la producción y comercialización de las

riquezas en hidrocarburos de este último país , al costo del sangriento

genocidio y exterminio de más de 3 millones de sus habitantes, dejando un

país caotizado, y así garantizar, con su exagerada y agresiva presencia militar

en el área, el transporte seguro de los mismos hacia su país y otras regiones

del mundo.

Estas estrategias , políticas y directivas adoptadas durante el periodo

2000-2008, lograron resultados, para los estadounidenses, en algunas de sus

principales objetivos y lineamientos como la reducción relativa en el consumo

promedio de combustibles en el transporte y de uso industrial, la ampliación y

el incremento de la extracción y la producción petrolífera en nuevas y antiguas

áreas del territorio nacional, el impulso, moderado y reducido, del uso y

consumo de nuevas tipos de energías limpias, pero que si incrementaron las

bases para el posterior desarrollo y promovieron avances en la investigación e

introducción de determinadas tecnologías que reducían y hacían más eficaces

el uso del combustible, a la vez que se incrementó la reparación de antiguas y

la construcción de nuevas líneas de trasmisión de energía eléctrica, lográndose

cierto nivel de estabilidad en regiones del oeste del país.

Los EE. UU., además, incrementaron su presencia e influencia militar, política y

económica en el área del Medio Oriente, con la ocupación militar de Irak, el

control de sus riquezas petrolíferas, su comercialización internacional,

totalmente, por las principales Compañías Trasnacionales estadounidense, con

lo que se garantizaba un alto y estable abastecimiento de combustible a las

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A modo de conclusión

Otros proyectos y medidas diseñadas es esta política energética, en el territorio

nacional, no alcanzaron todo el desarrollo, alcances, velocidad y resultados

previstos. Nos referimos a la poca reducción del consumo de gasolina por el

transporte vehicular alcanzada, la insuficiente producción y uso de

biocombustibles y de la extracción de hidrocarburos en las nuevas áreas de

explotación del Estado de Alaska.

Sin embargo, todos estos proyectos y los resultados obtenidos, demuestran la

correspondencia y continuidad única de las diferentes, sucesivas

administraciones gubernamentales estadounidenses de alcanzar una estable

seguridad energética del país como garantía imprescindibles para la vida y el

desarrollo de su población y de las diferentes estructuras productivas y de

servicios.

En función de su garantía, los EE. UU., aplicaran todas las acciones

justificadas o deplorables necesarias para obtenerla, siempre a costa del resto

del mundo y en preservación de los elevados volúmenes de recursos

combustibles existentes en su territorio nacional.

Referencias bibliográficas

2.Watch judicial, July 2003, “Política de Energía Nacional” (NEP) o “Informe

Cheney” (2001).

3Watch judicial, July 2003, “Grupo de Política de Energía Nacional”.

4Watch judicial, July 2003, “Plan Estratégico (2003)”.

5Watch judicial, Agosto 2005, “Ley de Política Energética Nacional (2005)”.

6Watch judicial, Febrero2008, “Ley de Independencia Energética y Seguridad

(2007)”.

7Watch judicial, agosto 2008, “Nueva Estrategia Energética (“Veinte en Diez”)

Referencias

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