María
María
Ángeles
Ángeles
Morcillo
Morcillo
Gómez
Gómez
Pedagogía
Pedagogía
T
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erapéutica
erapéutica
Etapa educativa:
Etapa educativa:
Educación Infantil y Primaria
Educación Infantil y Primaria
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TOS
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CONDUCTUALES
CONDUCTUALES
la conducta disruptiva se puede denir
la conducta disruptiva se puede denir con un anagrama de conductas poco
con un anagrama de conductas poco
apropiadas o molestas de
apropiadas o molestas de
determina-dos alumnos que inuyen de manera
dos alumnos que inuyen de manera negativa obstaculizando el ritmo
negativa obstaculizando el ritmo
nor-mal de la clase: tales como falta de
mal de la clase: tales como falta de
educación, no participación,
educación, no participación,
desobe-diencia, agresividad, contestaciones…
diencia, agresividad, contestaciones…
La disrupción deteriora el aprendizaje
La disrupción deteriora el aprendizaje
y la comunicación socioafectiva en el
Tipos de conductas disruptivas:
podría-mos clasicarlas en las siguientes ca -tegorías:
-Comportamientos socialmente
inacep-tables y moralmente poco adecuados:
desorden, coprolalia, poca higiene…
-Conductas que dicultan la integra
-ción y las relaciones con el grupo cla -se: dominancia sobre el resto, agredir verbalmente e intimidar, provocar dis-cusiones e incluso peleas.
-Comportamientos de enfrentamiento contra el profesor: interrumpir expli-caciones, olvidar los trabajos, reírse a destiempo, mentir, molestar haciendo
ruidos, desaar al profesor, incumplir
las sanciones…
-Conductas que alteran las normas de funcionamiento de la clase: llegar tar-de, interrumpir sin permiso, escaparse, gritar…
-Comportamientos derivados de tras-tornos de personalidad: rabietas, hipe-ractividad, hipersensibilidad…
-Conductas relacionadas con la falta
de rendimiento: pasividad y desinterés,
ausentismos, olvido del material de tra-bajo, boicot de las explicaciones…
-Comportamientos violentos: dar empu- jones, ningunear, insultar, hurtar,
estro-pear muebles…
¿Qué podemos hacer ante la aparición
de conductas disruptivas?. El profesor mediador.
Cuando hablamos del profesor como mediador nos referimos a un estilo rela-cionado con tres ámbitos, que son:
-Con relación al educando: tiene
cono-cimiento personal, familiar y social del
alumno; asegura la participación del
alumno a nivel individual y grupal; ayuda
al alumno a crear una imagen positiva de sí mismo.
-Con relación a los contenidos:
estructu-ra los contenidos y materias según sus
capacidades; da prioridad al proceso educativo sobre la adquisición de
cono-cimientos; busca precisión y exactitud creando mentalidad cientíca.
-Con relación al método: planica y pro -grama su tarea, fomenta la participación del alumno a nivel personal, fomenta el cultivo de la metacognición, busca
prin-cipios y conclusiones a su nivel, busca
la aplicación de conocimientos a otras
CONTRATOS CONDUCTUALES.
Entendemos por contrato conductual un documento escrito por todos los
miembros que intervienen en él, en el cual se acuerdan y fjan los premios y
castigos que van a recibir
determina-das conductas, quedando así fnalmen
-te el documento frmado por todos los
miembros que van a participar del mis-mo con símbolo de la aceptación del compromiso que van a adquirir.
El contrato debe ser redactado tanto por el alumno como por los profesores de tal manera que se asegure la
ple-na implicación en el mismo, ya que el alumno se ve identifcado con aquello que va a frmar habiendo participado
activamente de todos los acuerdos que
A la hora de redactar un contrato y po -nerlo en práctica debemos tener en cuenta:
-Debe tener un vocabulario accesible, de forma que no queden formuladas propuestas que den margen a error o diferentes interpretaciones.
-Los reforzadores deben ser inmedia-tos a la conducta, siguiendo siempre lo
acordado y rmado por todas las par -tes en el contrato.
-La alianza debe formularse en térmi
-nos positivos, resaltando los premios y
reforzadores que se van a establecer a las conductas objetivo.
-En el contrato deberemos reejar di -ferentes metas graduadas en función
de la dicultad que presente el alumno
nera que premiemos y reforcemos las aproximaciones sucesivas que vaya
realizando a la conducta objetivo; no debemos descuidar el factor motiva-ción.
-Es imprescindible respetar las pautas acordadas sin improvisar, así el alum-no siempre coalum-nocerá la consecuencia
directa de cada conducta que vaya a
realizar dentro del abanico trabajado. Si durante la aplicación de las mismas
surgiera alguna dicultad, sería nece -sario realizar una revisión del contrato en la que intervengan todas las partes que lo han realizado.
-Es necesario que dentro del contrato se establezcan plazos para haber al-canzado los objetivos propuestos. Así
ción de varios contratos, dentro de los
cuales se van a trabajar diferentes
con-ductas. En el primero una conducta, en
el segundo dos (aumentando así la
di-cultad para alcanzar objetivos) de tal
manera que tras previo
establecimien-to del plazo de duración de los mismos
vayan caducando unos en los que el alumno ya ha interiorizado la conducta, y entren en vigor otros en los que con
-tinúen las conductas anteriores y otras nuevas, y los reforzadores se ajusten alas nuevas exigencias que supone este
nuevo contrato. Se vuelve a redactar
cada contrato de mutuo acuerdo de las
partes que intervienen en él. El contrato puede ir acompañado de un gráco en
el que se pueda apreciar visualmente
la evolución del cumplimiento del
con-trato.
-Conclusión:
Respondiendo con cierta suavidad y
asertivamente encontraremos la clave
para trabajar conductas de este tipo en
el aula; el enfado, las alteraciones
aní-micas o la ignorancia no son buenos
aliados para paliar la disrupción.
Cuan-do nos encontremos con una conducta
tipo que interera en nuestro proceso
de enseñanza, no focalizaremos toda
nuestra atención en ella, sino que
in-tentaremos plantear alternativas al
res-pecto respondiendo con asertividad,
no desproporcionadamente. El
profe-sor se sentirá arropado por el tutor, el
departamento de orientación y el resto
de compañeros para plantear formas
de actuación en conjunto, bien deni
-das y concretas.Bibliografía:
-Ángel R. Calvo Rodríguez: “Problemas
de convivencia en los centros
educa-tivos. Análisis e intervención”. Madrid.
2003.
-Lorenzo Tébar Belmonte: “El perl del