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Joaquím González Muntadas

Secretario General de FITEQA-CCOO

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20 World Apperel Convention

Ética y responsabilidad social:

el sindicato un sujeto imprescindible

24/04/2008

Buenas tardes, quiero en primer lugar felicitar al Sr. Pere Prats por su gestión al frente de la Federación Internacional de la Confección y por haber organizado su 20 Convención en Barcelona, en Catalunya, en España, es decir una Ciudad, una Nación y un Estado con larga tra-dición textil, y, lo que es más importante, con una clara y expresa vo-luntad compartida, por parte de las Organizaciones Patronales y Sindi-cales españolas, para que este sector industrial sea un sector con futu-ro.

Quiero agradecerle la invitación que me permite participar en este bloque del programa: Ética y responsabilidad social.

Se trata de una cuestión especialmente importante para el pre-sente y el futuro de la Confección, porque hoy ya no es concebible hablar de la industria de la confección y de la distribución de sus pro-ductos sin incorporar la responsabilidad social de las empresas (RSE).

Cada día está más asentado el convencimiento de que un com-portamiento responsable constituye un factor que puede contribuir al éxito comercial duradero y que, por tanto, puede ser beneficioso para

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la competitividad de los productos, o, por el contrario, un comporta-miento no responsable será sin duda un factor de deterioro del produc-to y de incompetencia de la empresa.

Cada día está asimismo más asentado el convencimiento de que las empresas pueden contribuir, al menos parcialmente, al desarrollo sostenible cuando integran los aspectos medioambientales y sociales en sus operaciones comerciales, y cuando son capaces de desarrollar una correcta, fluida y transparente interacción con las partes interesa-das.

Y es aquí, en la interacción fluida y transparente, donde quiero afirmar con rotundidad la necesaria intervención de los sindicatos. Ésta es la idea fuerza que quiero desarrollar en mi intervención: Que los Sindicatos en tanto que representantes de los trabajadores del sector somos una de las partes más interesadas.

La RSE constituye un nuevo fenómeno que no he querido definirlo como “moda”, aunque para mí, como Secretario General del la Federa-ción Textil, ConfecFedera-ción y Calzado, y para este foro, tal expresión no tendría una acepción necesariamente peyorativa. Pero podría ser in-terpretada como que lo considero como algo pasajero, cuando espero y deseo sinceramente que no sea así.

Se trata de un cambio que no es espontáneo, ni fruto de una con-versión a la ética por parte empresarial. Hablamos, y ustedes son sin duda alguna conscientes de ello, de un cambio que nace forzado por una cierta decepción ante la esperanza que la mayoría de los ciudada-nos depositaba en las grandes empresas y corporaciones como institu-ciones capaces de responder a los intereses de amplios sectores de la población.

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Un cambio que en los años noventa se evidencia con un cierto di-vorcio entre el mundo de estas grandes empresas y grandes corpora-ciones y las necesidades sociales. Y que se agudiza aun más en los fi-nales del siglo por los escándalos económicos y financieros protagoni-zado por algunos altos ejecutivos y por la evidencia de realidades en las condiciones de trabajo en amplias zonas del mundo donde se in-cumplen los más elementales derechos humanos, laborales y sindica-les.

Ha sido sin duda la presión social la que ha contribuido a situar en un primer plano la función social de la empresa y la necesidad de nue-vos equilibrios entre las responsabilidades de los accionistas y de los gestores, la creación de riqueza, y el conjunto de la vida social.

Se trata de un debate que se ha situado en un plano muy distinto del que muchos lo quisieran situar, presentando la Responsabilidad Social de la Empresa como una discusión teórica y académica. Tiene ciertamente mucho de teoría y de interés para los estudiosos, pero si es así es precisamente por lo mucho que incide en la vida diaria, ya hoy, de millones de personas en este mundo cada día más globalizado.

No es un hecho de segundo orden el que la discusión pública eu-ropea sobre la responsabilidad social empresarial ser sitúe en torno al empleo, a la organización y calidad del trabajo y a la relación con los trabajadores, tal como ya se había avanzado en el Consejo Europeo de Lisboa. Y ello es aún más así cuando nos referimos a un sector como el Textil y la Confección, donde la fuerza de trabajo es el factor o uno de los factores determinantes del precio del producto y de la competitivi-dad de la empresa.

Subrayo la dimensión política de ésta discusión, la relación em-presa y sociedad, porque es algo más que una cuestión de ética

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perso-nal de los altos ejecutivos de las empresas, a lo que a veces parece que quiere reducirse. No me refiero a este foro, lo aclaro, pero sí en muchos foros y escuelas de negocios.

¿Cómo estamos situados los Sindicatos ante la Responsabilidad Social de la Empresa?

Voy a empezar reconociendo sin disimulos, algo que ustedes han percibido, y es, que en el Movimiento Sindical este nuevo fenómeno, el de la Responsabilidad Social, ha suscitado múltiples y variadas consi-deraciones y con ello razonables dudas y, también, porque no decirlo, contradicciones. En no pocos casos, todavía hoy, estamos en una fase de perplejidad y desconcierto, en otros de indiferencia ante este, di-gamos nuevo, fenómeno o formulación en la gestión empresarial.

Sin embargo debo decirles que resultan decepcionantes las pri-meras conclusiones a las que se llega si se analiza como se está abor-dando por algunas empresas de nuestro País, y también en otros paí-ses, porque tampoco en esto somos diferentes, si examinamos como se concretan en no pocas empresas algunas de las iniciativas que se suponen importantes.

No sé si esta decepción explica mucho o poco los niveles de es-cepticismo que puedan existir en el movimiento sindical. Pero lo que si que les puedo asegurar que un factor determinante de esta decepción está en el hecho de que todavía hoy no hayamos encontrado de forma generalizada de la puesta en práctica de la RSE y su garantía de cum-plimiento, más allá de las útiles y necesarias declaraciones conjuntas patronal y sindicatos. No hemos sabido poner en pie los instrumentos, entre empresa y sindicatos, a fin de que los trabajadores y sus sindica-tos puedan conocer, evaluar y valorar los esfuerzos de la empresa en este terreno, y constituir, por tanto, una positiva caja de resonancia de

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la propia actuación empresarial al respecto. Porque trabajadores y sin-dicatos somos parte, o mejor dicho una de las partes más interesadas en su eficaz cumplimiento. No la única ciertamente, no la estoy con-traponiendo a otras, como son las ONG, pero somos evidentemente una instancia diferente, porque diferente es nuestra función, en la em-presa y en la sociedad.

He usado la palabra decepcionante, en la acepción de la palabra de expectativas defraudadas, porque he querido transmitirles una de-cepción de un sindicato, CC.OO., pero también de la Federación Euro-pea y de la Federación Internacional del Textil, organizaciones sindica-les transnacionasindica-les que hemos manifestado nuestra clara voluntad de ser un agente activo, franco y leal, en el objetivo de la Responsabilidad Social de la Empresa.

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Pero también debo decirles, que esta 20 Convención y la Declara-ción de Barcelona que procederemos a firmar, animan al optimismo. Confío, sin lugar a dudas, que el Sector de la Confección vivirá un im-pulso, como conclusión también de esta Convención, en el frente de la Responsabilidad Social, y, para que sea efectivamente así, seremos capaces de concretar el papel de los sindicatos en la misma.

Sabemos que hablar de Responsabilidad Social tiene una especial significación en un sector como la Industria de la Confección, por su estructura industrial, por su política de proveedores, por la descentrali-zación productiva, por la globalidescentrali-zación de sus productos y por las zonas del mundo donde está gran parte del empleo.

Sabemos que hablar de Responsabilidad Social y Códigos de Con-ducta en un sector como la Industria de la Confección, en el que la

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producción se realiza en más de 160 países, en el que no solo sus pro-ductos son globales sino también sus empresas y las marcas lo son, no es lo mismo que hacerlo en el sector financiero, química farmacéutica o el de la electricidad.

Sabemos también, que para hablar con seriedad de Responsabili-dad Social y Códigos de Conducta en este Sector, son imprescindibles medios y recursos para implementarlo. Y lo que es más importante, sabemos que representa en muchos casos cambios profundos en la gestión de la empresa, cuando no cambios profundos en la cultura misma de la empresa.

No tengo dudas que estamos entrando en la nueva fase de com-partir y evaluar nuestras experiencias, ver las lecciones aprendidas por todas las partes implicadas e interesadas en la Responsabilidad Social y poder dar el salto necesario al tercer paradigma de la Responsabili-dad Social de la Empresa, el Pro-Activo, el de la empresa corresponsa-bilizada con los problemas sociales. Hemos de superar tanto el primer paradigma, que podríamos definirlo como el de la Actitud Defensiva, el cumplimiento de la legalidad, como también el segundo, en el que sin-ceramente creo que es donde están situadas las mejores empresas hoy, es decir el de la Actitud Reactiva, o, dicho de otra manera, la ges-tión de la reputación.

Tengo la satisfacción de poder afirmar desde esta importante tri-buna que los sindicatos españoles y la patronal de la confección tene-mos abierto en este momento un espacio de interlocución para la puesta en práctica de esta importante etapa de la RSE.

Señores y Señoras, como dejó dicho Oscar Wilde, “no se puede

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por un sector textil confección en el que resulten compatibles trabajo, desarrollo, crecimiento y justicia social. O dicho de otra forma, para que “ética, estética, transparencia y excelencia sean las carac-terísticas reconocibles por los consumidores y también para que así sea sentido y reconocido por los millones de trabajado-res y trabajadoras del sector en todo el planeta”.

Este es el reto de las empresas del sector textil confección y de la moda. Este es el reto de todos ustedes, dirigentes de las más impor-tantes empresas del planeta. El movimiento sindical español, europeo e internacional, del sector textil, estará a la altura de este reto. No nos den la espalda, el sindicalismo es un sujeto imprescindible para practi-car, y para acreditar, la Responsabilidad Social de la Empresa.

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