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Meditación para niños

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Academic year: 2021

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Meditación para niños

Los adultos, hoy en día, en nuestra sociedad, parece que nos hemos subido a un tiovivo que va a toda velocidad y que somos, la mayoría de las veces, incapaces de frenar. Este tiovivo está lleno de actividades y de responsabilidades, de proyectos con una agenda apretadísima. Bastaría, para salir de esa espiral, sentarse tranquilamente, cerrar los ojos y empezar a respirar con el vientre, saboreando cada sorbo de aire. Entonces el lago agitado de nuestra mente se iría calmando y podríamos ver el fondo. Esto es, en esencia, la meditación, la posibilidad de poder descansar en lo hondo de lo que somos, aquello que ha permanecido a lo largo de toda nuestra biografía incondicionado.

Afortunadamente la mayoría de los niños suben al tiovivo del barrio pero no tienen todavía un tiovivo en su cabeza, están, por así decir, más conectados con su vitalidad, con sus

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pulsiones, en definitiva con su ser. Pero también es cierto que poco a poco vamos presionando al niño a través de la educación y a través de la cultura de masas a que rinda por encima de sus posibilidades, a que se adapte a nuestras expectativas y que se amolde a una sociedad que busca la productividad y un ocio compensatorio pero que genera frustración e insatisfacción. Vemos, cada vez más, niños hiperactivos, niños malhumorados, niños que van muy cansados del colegio a la actividad extraescolar, y de ésta a casa.

El Yoga y la meditación que hacemos con los niños no se parece en nada al que hace un adulto puesto que esta técnica milenaria intenta adaptarse a cada persona y a cada colectivo según su realidad, necesidades y expectativas. La actividad que tiene que hacer un jardinero no es la misma cuando la semilla está bajo tierra que cuando ha aparecido el primer brote o el arbusto está floreciendo, cada momento requiere un tratamiento adecuado. En este caso, el niño tiene que mejorar su psicomotricidadad, tiene que descubrir su cuerpo, cultivar su conciencia sensorial, y muy importante, relacionarse con los otros niños a través del juego.

No está de más decir que el juego, especialmente para el niño, es el alma de su desarrollo como persona y es, de alguna manera, una representación de la realidad que tarde o temprano tendrá que manejar. A través del juego se relaciona con un otro y encuentra la motivación para avanzar en sus propios límites. Es a través del relato como hilo conductor que introducimos ejercicios para movilizar el cuerpo, para ampliar la respiración y para potenciar la concentración.

Con la meditación aprendemos a parar nuestra mente que se parece, cada vez más, a un mono inquieto o a un caballo desbocado. Pero no basta con decir la palabra mágica stop porque apenas tiene efecto. Tendremos que recurrir a la estrategia, tendremos que torear el toro embravecido de nuestros pensamientos. Buscamos que el niño se dé cuenta que al igual que tenemos un cuerpo y que lo movemos según nuestra

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voluntad, también tenemos una mente y que ella es un gran instrumento para conocer la realidad pero que es posible que pueda seguir nuestros dictados.

Hay infinitos ejercicios que ayudarán al niño y a la niña a conocer su cuerpo y su mente, y a través de ellos empezará a escuchar con más profundidad lo que ocurre tanto dentro como fuera, no hay mayor placer que escuchar una música con todos los sentidos plenamente concentrados. Veamos algunos de ellos. Caminar por la sala de trabajo corporal descalzos y en silencio, en todas direcciones, mientras se hacen algunos estiramientos y respiraciones es un buen punto de inicio. Si les pedimos que poco a poco vayan enlenteciendo el paso hasta que sientan cómo se apoya lentamente el talón, la planta, los dedos al dar cada paso. Si les indicamos que levanten cada pie a cámara lenta como si fuera fotograma a fotograma estaremos trabajando la concentración, la respiración y el equilibrio, todo a la vez.

Podemos meditar con ellos si, una vez sentados con la espalda recta, les pedimos que cierren los ojos y que se concentren en el sonido más lejano que puedan, cualquier sonido que venga de más allá de la sala, la escuela, la calle, el barrio o el bosque. Y poco a poco vamos reconociendo los sonidos más y más cercanos hasta que escuchamos los que están en la sala, los que están alrededor nuestro, los que forman parte de nuestro cuerpo, los mismos sonidos de nuestra respiración, corazón o vientre. Con ello aprendemos a focalizar entre un sinfín de estímulos aquéllos que para nosotros son significativos.

En realidad, cada ejercicio de concentración o de meditación, provee una enseñanza de vida. Cuando le pedimos a los niños que cojan un montoncito de piedras pequeñas y que se las pongan a su lado izquierdo cuando estén sentados queremos también que enfoquen lo pequeño, lo pequeño que pasa desapercibido pero que tiene más importancia de lo que nos parece. La vida está hecha de pequeños momentos al igual que

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los grandes viajes están hechos de pequeños pasos. El ejercicio es muy sencillo, con la mano izquierda cogemos una piedrecita, podemos acompañar el gesto con una inspiración pero no es importante. Entonces enfocamos delante nuestro esa piedrecita y vemos su forma, su color, sus manchitas. Después la cogemos con la mano derecha y la depositamos al lado contrario al espirar, y así con cada piedra hasta agotar el montoncito. En el montoncito todas las piedras parecen iguales pero cuando las enfocamos cada una es original, irrepetible, al igual que cada momento de la vida.

Enfocar lo pequeño es importante para el niño pero enfocar lo grande también. La meditación con las estrellas es extraordinaria. Hay incontables estrellas, millones y millones. Entender, aunque de forma muy elemental, la distancia que nos separan de ellas y el tiempo que viaja la luz a través del espacio hasta llegar a nosotros nos ayuda a entender mejor la fragilidad de la vida, la inmensidad del universo. Tumbados en el suelo bien abrigados intentamos enfocar una estrella y percibimos el color de la estrella, el titilar de su luz imaginando todo el tiempo que ha tardado en llegar hasta nosotros. En realidad un momento especial.

Hay que entender lo pequeño y lo grande, pero también lo mediano. La meditación del corazón es íntima y es cálida. En parejas, uno tumbado boca arriba y el otro acurrucado dejando la oreja en medio del pecho del compañero o compañera. Poco a poco escuchamos el ritmo del corazón, la sístole y la diástole, el sonido que se acelera o se enlentece, la respiración acompasada. Todo corazón tiene su música, parece decirnos algo, incansable, bombea la sabia de la vida que pasa por nuestras arterias y tal vez, nos recuerda, ese otro corazón que escuchamos buena parte de nuestra vida intrauterina.

De alguna manera todos los niños hemos meditado cuando rastreábamos la orilla del mar para conseguir conchas vacías, o nos perdíamos en el bosque otoñal para encontrar hojas

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grandes y pequeñas, amarillas y rojizas. La naturaleza del niño se puede entretener en la gota que cae desde el tejado experimentando casi en su propio cuerpo las ondas concéntricas que provoca en el charco. Todos hemos jugado con las nubes y sus formas, contando los colores del arcoiris, siguiendo el rastro de hormigas hasta el hormiguero.

Pero no nos confundamos, la meditación en el adulto tiene una función de derribo, de aquellas estructuras del carácter que nos separan de la totalidad y que nos impiden la profundidad de lo que somos. En el niño la meditación es curiosidad y es aprendizaje, es reconstrucción de una estructura que se está solidificando, eso sí, con materiales nuevos, sensibles, casi me atrevería a decir, orgánicos. Es a través de la experimentación que el niño descubre su identidad en concordancia con lo que le rodea y no es extraño que su cuerpo y sus sentidos, el juego con los demás, la interrelación con la naturaleza sean los principales protagonistas.

Julián Peragón

Afirmaciones en los chakras

El Yo es real y es ilusión, se manifiesta en la forma pero mantiene su núcleo bien profundo. Puede hacerse grande o pequeño, visible o invisible pero, de alguna manera, siempre está ahí al acecho. En el fondo el Yo es una especie de

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pegamento vital que da centralidad al ser, que le da una canal de expresión y, qué duda cabe, maneja la realidad que le envuelve. En cada dimensión del ser humano hay un Yo, hay una identificación más o menos coherente. El problema no será cada uno de los yoes que nos habitan sino la disfunción de uno de ellos por exceso o por carencia. Si, hay un yo vital y uno emocional, un yo mental y otro intuitivo, tenemos el que se identifica con el cuerpo y el que sobrevuela lo espiritual, todos son necesarios. Para sanar estas dimensiones tal vez tengamos que asentar una verdad fundamental en cada una de ellas. Las afirmaciones nos ayudan a sanar ese Yo que duda o que tiene miedo, que se vanagloria o está confuso. La técnica es bien sencilla, inspiramos en el chakra y al espirar mentalmente (también se puede hacer susurrado) repetimos la afirmación correspondiente. Om Shanti.

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YO EXISTO

He nacido. Estoy en este mundo. La vida me ha traído. Soy fruto de una trayectoria de vida que va desde el origen, la primera bacteria hasta mis antepasados recientes. Lo agradezco. Existo porque ha habido una confluencia en la evolución. La vida quiere que esté aquí. Existo y es real. No hay lugar para la depresión, para las dudas. Me alineo con la existencia y colaboro con ella.

YO SIENTO

No sólo existo sino que estoy vivo. Tengo un cuerpo sensible, capacidad de tener placer con el que me expando y dolor que me ayuda a protegerme. Tengo un mundo pasional, me mueve el deseo como un motor de vida. Me siento inclinado hacia las cosas y las personas. Mi sexualidad es una dimensión de satisfacción. Yo siento y esa sensibilidad cuida la vida, la existencia. Nuestro sentir disuelve la insensibilidad.

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YO PUEDO

Existo, siento y puedo. Puedo moverme y puedo construir un mundo con mis manos. Me encuentro obstáculos pero tengo manos, inteligencia, estrategias, paciencia y determinación para superarlos. Todos estamos limitados pero tenemos capacidades impresionantes. Querer es poder, la pereza es un rasgo infantil de hiperestabilidad. Creo que la vida requiere un esfuerzo. Nuestro poder disuelve la frustración.

YO AMO

Podemos construir una casa pero esa casa es para vivirla, para vincularse con otros, para desarrollar unos afectos. Vivimos en la sociedad y tenemos una red de relaciones. El amor es lo que nos da fuerzas para seguir adelante, para transformarnos. El amor nos libera del odio, de la envidia, de la soledad, del sufrimiento.

YO EXPRESO

Al nombrar lo que nos rodea somos cocreadores. A medida que vamos hablando vamos desplegando un mundo subjetivo que poco a poco coge cuerpo en tanto que se comparte con otros y que termina muchas veces haciéndose realidad. Al expresar lo que siento, lo que pienso, lo que sé, lo que quiero, lo que sueño estamos actualizando nuestra vida, dando coherencia entre lo que soy y la vida real que vivo.

YO VEO

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sobrevuela el horizonte. Ven los ojos y mira nuestra inteligencia, pero en la tradición el que ve (con mayúsculas) es la persona sabia. Ver es ver más allá de la superficie, es tocar el fondo de las cosas, hacerle hablar a la piedra y a la nube, en la comprensión de que todo tiene voz porque tiene alma porque es sagrado. Ese ver disuelve la ignorancia.

YO SOY

Y yo soy sin calificativos, yo soy la esencia pero no la forma. No soy ni alto ni bajo, ni feo ni guapo, ni joven ni viejo. Soy lo que sostiene la vida, lo que está fuera del tiempo y del espacio, lo que contiene toda experiencia. Soy el ser puro, la conciencia absoluta, la dicha imperecedera.

Julián Peragón

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Prânâyâmas y Chakras

Es cierto que cada prânâyâma trabaja en muchos sentidos, abre una zona corporal, enfatiza una fase respiratoria, moviliza un caudal energético, etc. Siguiendo el esquema evolutivo y energético de los chakras podemos encontrar aquél o aquéllos ejercicios de respiración que potencian y desbloquean el centro energético. Nuestra propuesta es la siguiente:

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Samavritti Prânâyâma

(utilizamos el movimiento de ambos brazos para marcar el compás de los cuatro tiempos)

SEGUNDO CENTRO:

Chandra Bheda y Surya Bheda

TERCER CENTRO:

Kapalabhati

CUARTO CENTRO:

Respiración completa vigorizante.

(Inspiramos de arriba a abajo y espiramos de abajo hacia arriba). QUINTO CENTRO: Ujjayi SEXTO CENTRO: Shanti Mudrâ SÉPTIMO CENTRO: Bhramari Prânâyâma

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Mudras y chakras

En este trabajo meditativo intentamos unir la simbología del mudrâ con el nivel de conciencia de cada chakra. Es cierto que la vinculación entre mudrâ y chakra no es fija y depende de la intención y de los contenidos que nosotros ubiquemos en cada uno de ellos. Lo importante es que el mudrâ nos ayuda a enfoque un determinado aspecto del ser. Os proponemos que investiguéis y que ajustéis después, si es necesario, otros mudrâs si os permiten una mejor conexión.

CENTRO 1.

Pushpaputa Mudrâ, manos llenas de flores. Unas manos abiertas sin afán de poseer.

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CENTRO 2.

Dhyana Mudrâ, Gesto de contemplación

Las manos hacen un cuenco vacío, como la mente iluminada, para recibir lo necesario para nuestro camino espiritual.

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CENTRO 3.

Vajrapradama Mudrâ, el gesto de la confianza inquebrantable.

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CENTRO 4.

Atmanjali Mudrâ, el gesto de la oración.

Replegar los sentidos y ejercer la unión interior desde el corazón.

CENTRO 5.

Shankh Mudrâ, el gesto de la caracola. El gesto que nos invita a ir hacia dentro.

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CENTRO 6.

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CENTRO 7.

Jñana Mudrâ, el gesto de la conciencia.

Índice y pulgar en íntimo contacto como el ser interior y la totalidad que nos rodea.

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Respiración:

Serie

abdominales

Abdominales y respiración

En la respiración damos importancia a los abdominales como musculatura que facilita la espiración. Sabemos que de una buena calidad en la espiración, larga y profunda, depende el resto de las fases respiratorias.

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musculatura superficial, el recto del abdomen sino que hay capas más profundas que además de contener las visceras, dan estabilidad a la cintura pélvica.

En esta serie nos gustaría que se entendiera la importancia de tonificar los abdominales tan faltos de tono en nuestra sociedad sedentaria, pero que también debemos estirarlos para darles elasticidad y funcionalidad a estos músculos.

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Calentamiento: estiramientos

pasivos

Estiramientos pasivos

Estos pocos estiramientos tienen la cualidad que no hay que hacer ninguna fuerza activa sólo dejarse ir en el propio peso. Se requiere un buen equilibrio y sincronización con el compañero, y una cosa muy importante que el compañero tenga una estructura corporal y peso parecido al nuestro para que no haya desequilibrio.

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Calentamiento: Saludo en

extensión con salto

Saludo en extensión con salto

Trabajo de extensión con la peculiaridad de los saltos que le dan un tono dinámico

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Calentamiento:

miniserie

plano sagital

Calentamiento plano sagital

Este calentamiento se da en el plano sagital donde sólo caben movimientos de flexión o de extensión. Aquí se pone mucho énfasis es las piernas, especialmente en el estiramiento del cuádriceps, isquiotibiales, tonificación de glúteos y apertura de los empeines.

Referencias

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