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BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS Y ASPECTOS AMBIENTALES

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BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS Y ASPECTOS AMBIENTALES

1. ANTECEDENTES GENERALES

Francisco Salazar S.

Ingeniero agrónomo, Ph.D.

INIA-Remehue.

1.1. INTRODUCCION

El concepto de Buenas Prácticas Agrícolas, que en nuestro caso llamaremos Buenas Prácticas Ganaderas (BPG) para la producción lechera, es de carácter sistémico y comprende no sólo medidas que salvaguardan el medio ambiente sino también la seguridad de las personas, bienestar animal y la higiene e inocuidad alimentaria.

En general, la implementación de BPG requiere de recursos. Sin embargo muchas veces esto implica una readecuación del manejo actual, haciendo más eficiente la producción lechera y por ende reduciendo los costos de producción como por ejemplo al valorar los purines. Las implementación de BPG se traducirán además en un aseguramiento de mercado para el productor lechero a través de la diferenciación de su producto y el cumplimiento de demandas que están imponiendo e impondrán los mercados de la leche.

Si bien todos los compone ntes que conforman las Buenas Prácticas Ganaderas son importantes, en este trabajo vamos a focalizar en los aspectos ambientales, en especial los que dicen relación con el manejo adecuado de nutrientes y efluentes ganaderos en predios lecheros. Ello debido a la gran incidencia positiva, tanto económica como ambiental, que pueden tener manejos prácticos si son implementados adecuadamente.

Además creemos que con la investigación desarrollada en INIA Remehue podemos hacer un aporte concreto en este tema.

En países desarrollados, la problemática ambiental asociada a la producción agrícola y pecuaria, ha sido abordada en parte por la creación de una serie de normas y manuales de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Estos pretenden servir de guía a los agricultores entregando antecedentes técnicos de manejo eficiente de los recursos naturales con la finalidad de reducir el impacto ambiental negativo de los sistemas de producción agropecuarios.

En Chile, una de las metas del Ministerio de Agricultura para el año 2010 es que al menos la mitad del producto agropecuario deberá tener su origen en sistemas productivos con Buenas Prácticas Agrícolas. Ello apunta a que el país se consolide en el futuro como exportador de productos agroalimentarios, cumpliendo con la normativa ambiental de los exigentes países importadores.

Algunos sectores del agro han avanzado desde hace algunos años en el tema, es así como la Asociación de Exportadores y la Federación de Productores de Frutas en conjunto el Gobierno de Chile, han puesto en marcha un Programa de Buenas Prácticas Agrícolas para la industria hortofrutícola de exportación.

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En el sector pecuario las asociaciones de productores de cerdos y aves también han impulsado la creación de Buenas Prácticas para su industria con miras a la exportación.

En nuestra región, el Programa de Desarrollo de Proveedores que está realizando una empresa faenadora de carnes con el apoyo del Gobierno y en conjunto con grupos de productores ganaderos de la zona pretende mejorar la calidad de la producción de carne para la exportación, siendo una de las principales metas la implementación de un Programa de Buenas Prácticas Ganaderas.

En la Zona Central del país, cooperativas agrícolas y lecheras e instituciones dependientes del Gobierno de Chile elaboraron una “Guía de Manejo y Buenas Prácticas para el Sector Lechero de la Zona Central”. Otra iniciativa ha sido desarrollada por la Comisión Nacional de Buenas Prácticas Agrícolas quienes han elaborado un manual con especificaciones técnicas de Buenas Prácticas Agrícolas para bovinos de lechería.

Otra iniciativa importante a nivel nacional es la implementación por parte del SAG y privados del Programa de Planteles Animales Bajo Control Oficial (PABCO). Esta señala una serie de Buenas Prácticas que deben ser implementadas en los predios ganaderos previa su certificación. Con ello se asegura la calidad y trazabilidad de los productos generados en cada predio.

Si bien todos estos avances en el tema son importantes, es necesario desarrollar investigación y validación a nivel nacional con la finalidad de contar con la información básica que permita precisar las Buenas Prácticas (ej. Dosis de aplicación de purines).

1.2. IMPACTO AMBIENTAL DE LA AGRICULTURA Y LECHERÍAS

La producción lechera al hacer un uso intensivo de los recursos naturales tiene un alto potencial de contaminación hacia el ambiente. Sin embargo, a diferencia de otras actividades como industrias, producción de salmones, producción porcina y otras, la solución a los problemas ambientales puede reducirse en el mismo lugar donde se genera.

Esto es a través de un manejo eficiente del sistema de producción de leche reciclando y valorando los residuos generados a nivel predial.

En países desarrollados, las actividades agropecuarias son una de las principales fuentes de contaminación de cursos de agua, a través del aporte de nutrientes y patógenos.

Estudios en Europa han mostrado que entre un 37% a 82% del nitrógeno y entre un 27% a 38% del fósforo que llega a las aguas proviene de actividades agropecuarias, principalmente debido al mal manejo de purines en predios ganaderos (Isermann, 1990).

La actividad agrícola también es la que genera mayormente el amoníaco, el cual ha sido asociado con acidificación de suelos en Europa .Otros gases con efecto ambiental generado por la agricultura son el óxido nitroso y metano, los cuales son considerados dentro de los principales gases del llamado ‘efecto invernadero’.

Dentro de los sistemas agrícolas la ganadería es considerada una de los que mayormente aportan a estos efectos negativos hacia el ambiente, esto debido a su baja eficiencia en el uso de nutrientes y su alta dependencia de los recursos naturales (suelo, aguas y aire). En el Reino Unido por ejemplo, la agricultura genera más del 80% del amoníaco, siendo un 52% de este valor aportado directamente por sistemas de producción de leche y carne,

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Un aspecto muy importante en el riesgo de contaminación es la intensificación de producción. Investigaciones han mostrado que a mayor intensificación existe un mayor riesgo de contaminación. Al respecto, un estudio realizado en Nueva Zelanda muestra que al aumentar la fertilización nitrogenada se incrementan las pérdidas de N al ambiente (Figura 1).

Figura 1. Balance de nitrógeno en predios lecheros de Nueva Zelanda con tres niveles de fertilización (0 - 200 y 400 kg N/ha). Adaptado de Ledgard et al. (1997).

La población animal y la aplicación de fertilizantes, en especial de fertilizantes fosfatados, son los factores claves que controlan la entrega de nutrientes a cursos de agua superficiales a nivel de cuencas hidrográficas. Por ejemplo, en áreas donde se desarrollan sistemas intensivos de producción animal y se aplican importantes cantidades de fertilizantes fosfatados o nitrogenados, las pérdidas de nutrientes a cursos de agua pueden ser importantes.

Estudios realizados por Oyarzún et al. (1997) en microcuencas del Lago Rupanco (Xa.Región) muestran una mayor pérdida de N y P desde microcuencas con praderas destinadas a la ganadería en comparación con aquellas en que prevalecen praderas con agricultura limitada, praderas con matorrales o bosque nativo, respectivamente.

Desde el punto de vista medio ambiental, se reconoce al pastoreo como una actividad contaminante, debido a la cantidad de nutrientes transferidos al medio ambiente, tanto aire como agua. Varios estudios han demostrado que las pérdidas de nitrógeno (N) por lixiviación y arrastre son mayores bajo pastoreo que en praderas utilizadas bajo corte, debido al efecto de las manchas de orina y la destrucción de la pradera (Ryden et al., 1984). Así, cuando existe una mayor presión y frecuencia de pastoreo, en especial en invierno, existe un mayor riesgo de contaminación.

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Las pérdidas de nutrientes y problemas de contaminación pueden ocurrir durante las distintas etapas de producción de los sistemas lecheros. Sin embargo, en un predio lechero el mayor riesgo de contaminación es durante la aplicación de purines al suelo, ello debido a la directa interacción de estos residuos con los recursos: aire, suelo y agua (Figura 2).

Los efluentes de las explotaciones ganaderas han sido citados en distintas partes del mundo como los causantes de contaminación de aguas superficiales, debido a su enriquecimiento con diferentes nutrientes, lo que ocasiona el fenómeno conocido como eutroficación (Freitas y Burr, 1996). Además, en países el uso inadecuado de efluentes ganaderos ha sido asociado a problemas de salud en humanos debido al incremento de la concentración de nitratos en aguas, contaminación biológica por patógenos y disminución del oxígeno disueltos en ésta, debido al alto aporte de materia orgánica (Freitas y Burr, 1996).

Figura 2. Mecanismos de pérdidas de nutrientes y contaminación durante la aplicación de purines de lechería (Foto gentileza IGER).

Asociados a los purines de lechería se encuentran además una serie de patógenos que tienen importantes implicancias para la sanidad de los animales del predio y contaminación potencial a humanos. Entre los más importantes están los de origen bacteriano causante de cólera, fiebre tifoidea, paratifoidea, paratuberculosis, gastroenteritis, disentería, salmonelosis. Los de origen viral con potencial para producir enterovirosis, hepatitis infecciosa. Los protozoos, con potencial para producir amebiasis, giardiasis (Diarreas), en humanos y animales (e.g. Hooda et al., 2000).

Estudios han asociado a aplicaciones de purines con la transmisión de las bacterias Salmonella y Echerichia coli, mencionando además que microorganismos como Bacillus anthracis, Mycobacterium tuberculosis, Clostridia spp. y Leptospira spp. pueden sobrevivir en el purín. El mismo autor menciona que en el caso de Salmonella esta puede

Patógenos

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En cuanto a paratuberculosis, ha sido mencionado por agricultores y profesionales de la zona que aplicaciones de purines podrían estar diseminando esta enfermedad. No existe evidencia científica nacional de esto, sin embargo estudios realizados en Holanda han detectado contaminación de ovejas ‘sanas’ desde praderas aplicadas con purines de vacas con paratuberculosis. Los patógenos causantes de esta enfermedad, de acuerdo a lo señalado por algunos estudios, pueden sobrevivir hasta 1 año en el suelo.

Los problemas ambientales ocasionados por la aplicación de purines son la consecuencia de un manejo y utilización inapropiada (Ej Dosis altas, época inadecuada de aplicación, equipos mal calibrados, etc.). Las pérdidas de nutrientes por la aplicación de purines pueden reducirse considerablemente por una adecuada sincronización con los requerimientos de los cultivos y praderas donde son utilizados, junto con una adecuada planificación de los requerimientos de almacenaje de purines y la estimación del área requerida para su aplicación segura.

Un cambio en las prácticas de manejo puede influenciar el flujo de nutrientes. Sin embargo, es importante considerar que la intervención en una etapa del ciclo puede afectar la pérdida de nutrientes en sus etapas posteriores. Un ejemplo de ello es construir un techo sobre los pozos purineros con lo cual se reduce la pérdida de nitrógeno por volatilización. También, este nitrógeno puede ser mayoritariamente perdido durante la aplicación de los purines a campo si no se usa una técnica que minimice la volatilización.

Por lo tanto el manejo de los nutrientes para reducir pérdidas debe ser realizado en forma integral considerando todas las etapas del sistema de producción.

Desde un punto de vista ambiental, el énfasis de la agricultura limpia debe ser por un lado, la reducción en el uso de recursos no renovables y por otro, optimizar la eficiencia de uso de los nutrientes en los predios ganaderos. Para ello se debe realizar un manejo adecuado en cada etapa de la producción lechera, teniendo siempre presente un enfoque sistémico de ella.

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1.3. BALANCE DE NUTRIENTES COMO HERRAMIENTA PARA AUMENTAR LA EFICIENCIA DE UTILIZACIÓN DE NUTRIENTES

Los balances de nutrientes constituyen una herramienta importante para determinar la eficiencia de los distintos sistemas productivos, lo que bien utilizado puede significar un ahorro en fertilizantes y concentrados y por ende reducir los costos en la compra de insumos.

El uso de estos balances permite además comparar actividades distintas como por ejemplo la producción de salmones y la producción de leche desde el punto de vista de la eficiencia de utilización de nutrientes estratégicos.

Los balances son la diferencia entre las entradas y salidas de un nutriente a un sistema determinado, pudiendo ser enfocado a distinto nivel según el grado de precisión que se requiera: región, macrocuenca, predio, potrero, parcela experimental, etc. Los más comunes son los balances de ‘portón del predio’. Este tipo de balance información del manejo del área y la eficiencia de conversión en producto de los nutrientes utilizados, y que por su facilidad de cálculo es el más usado en la determinación de políticas y reglamentos ambientales en otros países. Este tipo de balance puede ser usado por el agricultor anotando el ingreso de todos los nutrientes al predio: fertilizantes, concentrados, forrajes y otros. Por otro lado es necesario estimar la salida de nutrientes del predio: leche, animales, forraje y otros. La diferencia entre el ingreso y las salidas determinará la eficiencia del predio. Si este valor es positivo da cuenta de una acumulación o pérdida de nutrientes y por el contrario si el valor es negativo implica una agricultura de ‘minería’ con una sobre explotación de la fertilidad del predio.

En un balance de ‘portón’ realizado en una predio lechero de la región se determinó que los mayores ingresos de N al predio eran a través de fertilizantes (83kg N/ha) y concentrados (80kg N/ha), siendo las salidas casi exclusivamente la venta de leche (52kg N/ha).

1.4. EFICIENCIA DE UTILIZACIÓN DE NUTRIENTES

Una estimación de la eficiencia de utilización del nitrógeno a nivel mundial señala que para la producción animal este promediaría solo el 10%, siendo para la producción bovina de 7.7%. En contraste, la producción de cultivos y praderas es mucho más eficiente con valores promedio de 60% (Van der Hoek, 1998). Estos bajos valores son explicados por la ineficiencia natural de los rumiantes en convertir el nitrógeno ingerido en productos como leche y carne.

El exceso de nutrientes es excretado en fecas y mayoritariamente como orina, regresado a la pradera directamente durante el pastoreo o acumulado en los pozos purineros. En países desarrollados, estimaciones de eficiencia de utilización de N muestran un excedente en sistemas de producción de leche y carne, en donde las eficiencia de utilización de N varían entre un 14% a 30%, con superávit de N que alcanzan los 470 kg N/ha/año en predios Holandeses. Información obtenida en Remehue en un módulo lechero solo con vacas en producción muestra una eficiencia del 25% en el uso de N, habiéndose actualmente implementado medidas para mejorar este valor (Salazar y Dumont, 2003).

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Cuadro 1. Balance de nitrógeno en predios que desarrollan sistemas de producción de carne y de leche en distintos países.

País Sistema de producción

Exceso de N (kgN/ha/año)

Eficiencia del uso de N (%)

Referencia

Nueva Zelanda Leche 131 30 Ledgard et al. (1997)

Holanda Leche 470 14 Aarts et al. (1992)

Inglaterra Leche 270 20 Jarvis (1993)

Canadá Carne y leche

288 17 Paul and Beauchamp

(1995) Chile,

Remehue

Leche 260 25 Salazar y Dumont

(2003)

Con la finalidad de mejorar la eficiencia de utilización de nutrientes en los sistemas de producción de leche, cada componente del sistema debe ser analizado separadamente, teniendo presente que existe una inter dependencia entre ellos. Para lograr este objetivo estudios muestran que el mayor énfasis debe estar en realizar estrategias adecuadas de alimentación del ganado que permitan mejorar la utilización de nutrientes.

Encuestas en predios lecheros de USA han mostrado que los alimentos representan entre un 62% a 86% del total de N que ingresa al predio, y que de éste entre un 64% a 76%

queda en el predio producto de la excreción de los animales. En ganado lechero, investigaciones holandesas han mostrado que existe un potencial de utilización de un 43%

del N consumido por vacas lactante, siendo este valor a nivel predial solo de un 15-20%. Al respecto, investigaciones en curso en Holanda estudian alternativas de manejo que permitan incrementar la eficiencia de transformación del N ingerido por las vacas a leche en un 30%, a través de una serie de prácticas como: reducir la carga animal, reducir el uso de fertilizantes, incorporación de maíz en las dietas, optimizar la demanda nutricional de los animales con el aporte de concentrados suplementarios, y mejoramiento del almacenamiento y aplicación de purines. Con estas medidas pretenden disminuir el superávit de N desde 470 kg ha/año a 200 kg ha/año, reduciendo con ello el potencial de pérdidas hacia el ambiente (Aarts et al., 1992).

Utilizando modelos computacionales, investigadores Canadienses han mostrado que la combinación de Buenas Prácticas en distintas etapas de la producción de leche y carne permitiría incrementar la eficiencia de utilización de N a lo menos en un 50%. Los mismos autores mencionan que aumentando la eficiencia de utilización del N por vacas lecheras desde un 16% a un 25% a través de cambios en la alimentación se puede aumentar la eficiencia general del sistema de un 20% a un 29%. Si este mejoramiento se apunta solamente a optimizar la utilización de purines por los cultivos de un 27% a un 50% el incremento de la eficiencia general del predio aumentaría en solo un 2% (Paul y Beauchamp, 1995).

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