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En Bolivia otra revolución

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Academic year: 2020

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(1)Universidad Católica Andrés Bello Centro de Investigación de la Comunicación Red Venezolana de Comunicación y Cultura. Sala Virtual de Investigación Ramón José Velásquez. Autor: Velásquez, Ramón J. Título: En Bolivia otra revolución Publicación: Signo Fecha: martes 13 de mayo de 1952 EN BOLIVIA OTRA REVOLUCIÓN Tiempo de dos revoluciones A la corta distancia de treinta días (10 de marzo - 9 de abril) dos países americanos han sufrido las conmociones de la revolución. Pero el tiempo durante el cual se sucedieron los dramáticos acontecimientos en uno y otro pueblos, establece de manera curiosa, la diferencia entre ambos movimientos. En Cuba, la revolución estalló y triunfó en una madrugada de carnaval. La noticia sorprendió a La Habana amodorrada bajo el peso de los tóxicos alcohólicos y cansada del duro trajín de rumbas y mambos. El dicho popular, gráfico y consagratorio, calificó la violenta decisión de Fulgencio Batista y Zaldívar como "el madrugón", dándole a la palabra el sentido de juego de picardía, de simple trampa, sin concederle mayor importancia. Ninguna resistencia militar ni civil se opuso a la marcha de los tanques sobre el Palacio Presidencial. Frente al gobierno de Prío Socarrás la opinión adoptada en el momento mismo de su inesperada liquidación, la más extraña indiferencia. A los tres días de consumado el hecho, líderes de la coalición política derrocada, jefes sindicales y celosos alcaldes se habían unido formales y contritos al carro del vencedor. En Cuba no había pasado nada distinto al cambio de inquilinos en la casa de los presidentes. Ni muertos, ni heridos, ni perseguidos, ni desplazados. Todo igual, todos contentos como si nada hubiera ocurrido en la madrugada del 10 de marzo. En Bolivia, la revolución se inicia el Miércoles de Pasión y triunfa el Viernes Santo, tres días de lucha tremenda. Las fuerzas leales al gobierno se batieron con bravura y los revolucionarios hicieron alardes de increíble heroísmo. El saldo arroja mil muertos y tres mil heridos. Aquella fue una corta guerra total. La violencia de los combates sobrecogió a los más experimentados corresponsales internacionales. Cuando los rebeldes alcanzaron el triunfo no había caminos para la transacción ni para el acuerdo. Gente perseguida durante seis años regresaba ahora para asumir la dirección del gobierno. Quienes desde el poder servían los intereses de las poderosas compañías del estaño, eran barridos violentamente por el grupo que sostenía como bandera la necesidad de rescatar a Bolivia para los. UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 1 de 8.

(2) bolivianos. El sino doloroso de Bolivia se ponía una vez más en evidencia. Una historia turbulenta Siendo como es la historia americana tan agitada y sangrienta, ninguno de los países hispanoamericanos cuenta en sus páginas del siglo XIX, personajes y acontecimientos que puedan parangonarse en su dramatismo con los que protagonizaron en el altiplano andino Santa Cruz, Belzú, Melgarejo, Achá o Daza. El ímpetu arrollador de esos caudillos no tuvo freno sino en la victoria del rival. No hubo fuerza moral, ni material que detuviera la avalancha de sus instintos. Constituciones, normas, compromisos, nada tuvo valor para ellos y la realidad de ese tiempo la definió muy bien el General Melgarejo, cuando en un gran banquete al contestar el elogio que un jurista hiciera de la nueva Constitución boliviana, le respondió: "Sepa el doctor que acaba de hablar y sepan todos los honorables diputados, que la Constitución de 1861, que era muy buena, me la metí en este bolsillo (señalando el bolsillo izquierdo del pantalón) y la de 1868 que es mejor según estos doctores ya me la he metido en este otro (señalando el derecho), y que nadie gobierna en Bolivia más que yo..." Pocas escenas en la historia del poder bárbaro en América sobrecogen en su violencia primaria como la ocurrida entre Melgarejo y Belzú. Es el año 1868. El país ya no soporta los desmanes de Melgarejo y los levantamientos se suceden. Para combatir a los revoltosos de Potosí, abandona La Paz y el pueblo entonces se subleva bajo la jefatura de Belzú. La derrota de Melgarejo es un hecho. Todos celebran en Palacio su caída. Pero el dictador no acepta el desastre y en compañía de seis rifleros penetra en la ciudad. Nadie se da cuenta de su regreso. Avanza y entra en el palacio. El desconcierto es tremendo. Unos huyen, otros protestan, la mayoría corre a prestarle acatamiento. El hombre avanza y al encontrarse con el triunfador Belzú le dispara su arma y lo deja muerto de un balazo. Sale al balcón bajo el cual la multitud celebra su caída y con el ademán desafiante grita: - Belzú ha muerto ¿Quién vive ahora? - Y la multitud responde con un solo grito: - Viva Melgarejo. Una nación al servicio de una oligarquía Por su tamaño, Bolivia es el tercer país de América. Dentro de su inmenso territorio se conocen todos los climas y se producen todos los frutos. El oriente es cálido, abrasador, agobiante. Su altiplanicie andina ha sido llamada el techo de América. Una misión de asistencia técnica que el año pasado enviara la ONU a Bolivia afirma que son pocas las necesidades humanas materiales que no puedan ser satisfechas mediante la utilización del suelo fértil, de las rocas metalizadas y de los recursos hidráulicos de la República de Bolivia. Las condiciones de clima y suelo de que goza el país hacen posible el cultivo de todas las variedades de productos vegetales y animales. Y concluye diciendo que "no hay causas materiales que impidan al pueblo boliviano, vivir, por muchas generaciones futuras, una vida de comodidad y satisfacción razonables". Pero la cruda realidad presente es el hecho de que los cuatro millones de bolivianos viven una vida angustiosa, estrecha, casi miserable, dependiendo lo mismo el presupuesto del Estado que los presupuestos familiares, de las fluctuaciones internacionales del precio del estaño y de la conveniencia política y financiera de un reducido grupo en donde por igual se mezclan y actúan bolivianos y extranjeros. Durante más de cincuenta años pudo definirse a Bolivia como una nación al servicio de una oligarquía. La gente de La Paz de manera gráfica la llaman "la rosca" por semejanza con el círculo impenetrable y angosto que ajusta de manera inexorable.. UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 2 de 8.

(3) Esta rosca del estaño ha constituido a través de lustros el Súper-Estado boliviano. A su servicio ha tenido gobiernos, prensa, agentes internacionales y a todas las tentativas de cambio de la situación ha respondido con intrigas internacionales, conatos subversivos y campañas difamatorias. El grupo Patiño en la cúspide y Hochschild y Aramayo un escalón más abajo, ya que son obligados proveedores de las fundiciones de Patiño representan la trilogía amenazante en este mundo de la explotación minera boliviana. El grupo Patiño llegó a controlar más del 70% de las minas de estaño en Bolivia, es el accionista principal de las minas angloholandesas de los estados malayos y controla empresas de fundición en Inglaterra y en los Estados Unidos, habiendo sido durante mucho tiempo el monopolizador de la fundición de estaño. Logrando concentrar cualidades tan importantes como las de productor de estaño en bruto, monopolista de fundición y vendedor único del estaño refinado, el grupo Patiño construyó una poderosa máquina imperialista que le otorgó el dominio político y económico de la nación boliviana. En un momento cualquiera podía reducir al mínimo nivel la cotización del mineral en bruto, compensando esta baja con el alza en el mineral refinado, de esta manera no pagaba los impuestos al Estado boliviano alegando que el precio del producto era tan bajo que casi producía pérdidas. Mediante tal sistema liquidó siempre las tentativas de los escasos gobiernos nacionalistas dejándolos sin medios económicos, ya que las entradas fundamentales del presupuesto boliviano provienen de los impuestos que pagan las empresas mineras. En el gobierno del Coronel Germán Busch nacionalista y socialista, el grupo Patiño con uno de sus juegos de caídas y subidas vertiginosas en el valor del estaño redujo el precio de la tonelada de 330 libras esterlinas a ciento dieciocho, tratando de provocar un colapso en la vida económica de la nación. Este predominio indiscutido de los barones del estaño (Patiño, Hochschild y Aramayo) en la vida boliviana ha traído entre otras consecuencias las siguientes: a) La destrucción de la agricultura. En la actualidad Bolivia depende del exterior en materia de productos alimenticios: 2/3 del consumo de carne, trigo, fruta, etc., se importan de Argentina y Chile. De este estado de cosas los beneficiarios son un poderoso grupo monopolista de harinas y un consorcio de importadores de víveres. b) El monopolio de los valores oro que el extranjero pagaba por los minerales llegando de este modo a reducir la divisa boliviana, de 18 peniques, en 1931 a 1,2/3 en 1943, con lo cual pudo la minería rebajar los salarios a un nivel mínimo, irrisorio, aun cuando simulando generosidad, los elevaba nominalmente; c) La absorción de las masas campesinas por las explotaciones mineras, pues el campesino es atraído con la oferta de altos salarios y luego retenido para siempre en los socavones mediante procedimientos de abonos en cuenta, tiendas de raya, etc., despoblando virtualmente los campos; d) En materia de caminos, la minería controla a través de lustros la red de comunicaciones del país. Todos los ferrocarriles bolivianos corren por la zona minera, sin que se facilitara la construcción de carreteras ni ferrocarriles a las zonas agrícolas y ganaderas del país, no obstante las facilidades que los terrenos de las mismas prestaban para su construcción. Sólo el ferrocarril de Oruro a Cochabamba no está dedicado al transporte de minerales, pero en cambio responde a las necesidades de las empresas puesto que Cochabamba, centro artesanal y agrícola, provee a las minas de frutos, maderas, zapatos y ropas para los trabajadores; e) Las reclamaciones de los trabajadores encaminadas a mejorar sus condiciones de vida han sido siempre ahogadas en sangre por los regímenes que han estado al servicio incondicional de las empresas mineras. Así ocurrió en Cataví en 1942, y así bajo los regímenes de Hertzog y Urriolagoitia en los años 1948 y 1949. La crisis boliviana y la guerra del Chaco UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 3 de 8.

(4) La tremenda guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia que dura tres años, desde 1932 a 1935 y que cuesta ciento treinta y cinco mil vidas, agudizó todos los males y puso en evidencia la ausencia de rumbo y la falta de patriotismo en las clases dirigentes de la nación boliviana. Fue una crisis nacional a cuyos efectos no escapó ningún grupo. La ineptitud y la concupiscencia que dominaban en la maquinaria bélica y administrativa del Estado se ponían en evidencia. La contienda, que no llegó a definirse por las armas, terminó con una nueva pérdida territorial para Bolivia. Semejante resultado abrió una nueva brecha de profunda amargura en la psicología del pueblo boliviano, el cual estaba decidido a castigar a los culpables. Los responsables del desastre, para salvarse de un seguro proceso de responsabilidades que les esperaba, resolvieron adueñarse del país. Así, en 1936, el General David Toro desaloja de la presidencia al doctor Tejada Sorzano y toma las riendas del Estado con mano firme. Durante su corta administración, se lleva a cabo la nacionalización de los yacimientos petrolíferos. Pero ni con esta medida y otras de carácter social que le siguieron, logra Toro convencer a la opinión pública, quien censura abiertamente la concupiscencia de su gobierno. Al poco tiempo cae derribado por el propio Jefe de su Estado Mayor General, Germán Busch. Auténtico héroe de la guerra del Chaco, Busch cuenta con el apoyo de los excombatientes, de la oficialidad joven del ejército y del pueblo. Su programa de acción es profundamente bolivianista. Cree sinceramente y trata de practicar y poner en vigencia principios de honradez, disciplina y patriotismo. Se propone acabar con la especulación y con los abusos del Súper-Estado de la "rosca" estañífera. En tal entendido, dicta el famoso Decreto del 12 de junio por el cual obliga a las compañías mineras a entregar al Estado el total de las divisas provenientes de la exportación de minerales. Herida mortalmente en el nervio mismo de sus intereses desde aquel momento comienzan las maquinaciones de la "rosca" en su contra. Y un buen día amanece asesinado, según el decir del pueblo. De suicidio habló el parte oficial. Con la violenta desaparición de Germán Busch, el poder vuelve por el momento a las manos de la oligarquía. A Busch lo sucede el General Quintanilla y a éste, el General Peñaranda. El entreguismo no tuvo límites, habiendo llegado a su clímax durante la administración de este último, la crisis política, económica y social del país. Bolivia languidecía. El MNR, sus hombres y su obra Respondiendo a un Estado con ánimo colectivo, los civiles y militares que se conocieron en las trincheras del Chaco y que luego continuaron manteniendo una posición de severa crítica frente a los actos dolosos de la oligarquía minera y de sus representantes en el poder, resolvieron ir a la revolución. Los civiles encabezados por Víctor Paz Estenssoro estaban agrupados en el Movimiento Nacional Revolucionario y los militares se juntaban en la Logia RADEPA (Razón de Patria) bajo el comando del Mayor Gualberto Villarroel. El 20 de diciembre de 1943 amaneció la ciudad de La Paz bajo una lluvia de plomo. En pocas horas quedó liquidado el gobierno de Peñaranda. Se conocía de sobra, por sus campañas de prensa y por sus actuaciones parlamentarias el programa y la orientación nacionalista del Movimiento Nacional Revolucionario. En una oportunidad, habían definido así el mo es esencialmente popular, indiscutido revolucionario de su nacionalismo frente al concepto nacionalista conservador: "El nacionalismo de derecha, el nacionalismo conservador nada tiene que ver con el nacionalismo revolucionario que es precisamente su antítesis, su negación absoluta". "El primero era una valla contra la insurgencia popular de los trabajadores manuales e intelectuales que luchaban contra una oligarquía feudal y retardataria. El segundo es la expresión del pueblo productor que ha de realizar la etapa de la revolución nacional para derrotar a quienes explotan a la nación y sirven los intereses de los grandes monopolios". "El primero era oscurantista y mediocre, era la rosca que aplicaba una táctica errónea. En cambio nuestro nacionalismo es esencialmente popular,. UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 4 de 8.

(5) indiscutiblemente democrático porque surge de las bases mismas del pueblo boliviano, porque interpreta sus derechos, sus necesidades y sus angustias y porque combate a la derecha que no tiene más que estómago, ya que su táctica por lo empírica y desordenada lleva a todas las contradicciones". "El nacionalismo revolucionario plantea la realización democrática, no sólo en el campo de las actuaciones electorales, sino también por lo que se refiere a que todo el pueblo de Bolivia participe en la distribución y consumo de las riquezas que produce, tenga acceso a los centros de cultura, intervenga en el manejo efectivo de la hacienda pública, científicamente conectada con la economía social. El nacionalismo revolucionario es socialista, orgánico y genuinamente democrático. Es producto sangrante de la historia. El régimen de Villarroel-Paz Estenssoro tuvo que enfrentarse, pues, con ese cerco de hierro exterior y con el poderoso grupo del estaño, acostumbrado a poner y deponer presidentes. El advenimiento del MNR al poder no podía por lo tanto ser visto con buenos ojos por la oligarquía boliviana ni por los países interesados en el atraso de Bolivia. Desde un comienzo, ninguna oligarquía se deja arrebatar sin lucha sus privilegios. De acuerdo con este principio, empezó a maniobrar la boliviana, desplazada del poder. Se trazó un plan de acción y operó de acuerdo con él. Primero fue la campaña de desprestigio y de aislamiento del régimen. Luego, el halago. Más tarde la revancha sangrienta. Eran los años de la Segunda Guerra Mundial y los calificativos de "nazista" y "fascista" estaban a la orden del día para clasificar a cualquier hombre o grupo y condenarlo al degrado. Trujillo y Ubico transformados en rabiosos demócratas acusaban a sus enemigos de peligrosos agentes del nazi-fascismo. En Bolivia también. El reconocimiento internacional del nuevo régimen se retarda indefinidamente. A Paz Estenssoro se le acusa de nazista y entre las más grandes acusaciones que se le hacen se destaca un viaje a Buenos Aires y una oferta hecha en 1940 por la Argentina a Bolivia, de rebajar las tarifas aduaneras para los productos exportados a Bolivia y la construcción de un ferrocarril que uniera a los dos países. En esta campaña que tendía a conseguir el aislamiento diplomático de Bolivia, el frente interno e internacional se mueven sincronizadamente. Las cancillerías americanas se hicieron eco de tal campaña, con grave olvido del espíritu americano. El halago oligarca Siguiendo su plan, la sutil oligarquía arroja la red de los halagos logrando atrapar en ella a determinados jefes militares de la nueva situación. Al mismo tiempo, arma intrigas contra el jefe del MNR. El resultado de la maniobra se traduce en la declinación de la influencia de Paz Estenssoro ante Villarroel y en la remoción de los Mayores Eguino y Escobar, considerados como los puntales del régimen, de sus puestos estratégicos. La presión no cesa hasta conseguir la salida del Movimiento Nacionalista Revolucionario del gabinete ministerial. Logrado este objetivo, ya lo demás era cuestión de tiempo. El plan de la contrarrevolución se fue acercando, paso a paso, a su etapa culminante: la revancha. Estalla la revolución de noviembre de 1944. El MNR se pone al lado del gobierno. Gracias a este respaldo, Villarroel puede dominar la revuelta, temporalmente. Para escarmiento, al amanecer del 2 de noviembre, son fusilados cuatro cabecillas del movimiento fracasado. A raíz de estos sucesos, el MNR que estaba fuera del gobierno, es llamado a integrar de nuevo el gabinete. Durante unos meses el país goza de aparente calma. Los adversarios han disminuido la intensidad de sus trajines subversivos. El cumplimiento de un programa. UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 5 de 8.

(6) Durante estos años (1944-1946) no obstante los problemas de orden interno e internacional que al nuevo gobierno boliviano se le han presentado, el MNR ha logrado éxito en la realización de su programa de quebrantar el extraordinario poderío de la oligarquía minera y de asegurar la independencia económica del país. Entre otros hechos positivos logró poner a funcionar los primeros hornos de fundición de estaño en Bolivia. Con el establecimiento de estos hornos en Oruro buscaba liquidar la subordinación del país al monopolio de las fundiciones extranjeras, con miras también de abastecer directamente de estaño refinado los mercados próximos e importantes con Brasil, la Argentina y Chile. Denunció asimismo a los "barones del estaño" como defraudadores del tesoro boliviano y logró que se presentara denuncia ante la Comisión Fiscal Permanente contra Simón Patiño y su mujer por defraudación de doscientos millones de bolivianos, correspondientes a impuestos no pagados desde el año de 1928. Impuso en materia agraria y del trabajo una legislación que favorecía los intereses de las masas campesinas y proletarias. Manejó el problema de la incorporación de la gran mayoría indígena que aún no habla español, ni está integrada a la vida económica de la nación, con especial tino. Dirigió la política económica y minera del Estado con energía pulcritud y previsión. Sin embargo, poco a poco un inmenso malestar se iba apoderando de la nación. A este contribuían de una parte, las constantes y frustradas conspiraciones financiadas por el grupo minero, así como la enconada lucha política empeñada entre la oposición y el gobierno y de otra las indecisiones y la lentitud de Villarroel para poner en práctica las medidas encaminadas a mejorar las condiciones de vida de las masas trabajadoras. Estas indecisiones gubernamentales tenían su origen en el abismo que la oligarquía había logrado ir abriendo entre los sectores de militares y civiles que habían llegado al gobierno en la madrugada de diciembre de 1943. Las medidas adoptadas por Villarroel "no lograron fortalecer suficientemente los sectores populares, ni llegaron a reducir la potencia política y financiera de las grandes empresas". Los partidos de derecha y un partido que se llama de izquierdas, el PIR organizan un aparato de lucha bajo el nombre de Frente Democrático Antifascista. El rector de la Universidad de La Paz predica todos los días a los estudiantes la necesidad de liquidar al régimen. La labor de zapa en las filas castrenses progresa. La tormenta se avecina. Crónica de una caída Llega el mes de junio de 1946 y con él, otra intentona subversiva. Los enemigos para burlar la atención de las autoridades, lanzan la especie de que Paz Estenssoro prepara un golpe contra Villaroel. El propio Presidente lo cree y desde ese momento se vigila con mayor interés al MNR que al enemigo real. El complot del 13 de junio sorprende a Villarroel prácticamente ignorante de los sucesos. Pero el movimiento no triunfa debido a la muerte de su jefe. La situación revolucionaria era un hecho, y el mes de julio será testigo de grandes sucesos históricos. En los primeros días comienza a caldearse el ambiente con una huelga de maestros, so pretexto de aumento de sueldos. Los estudiantes los secundan ante la promesa de aprobar el año escolar sin exámenes. Los universitarios se suman. Y en la noche del 10 de julio se produce la primera manifestación ante el Palacio de Gobierno. Los estudiantes vociferan, insultan al Gobierno. En medio de la confusión se oyen disparos. Los siguientes días: 17, 18 y 19, fueron sangrientos. El día 20 amanece tranquilo, tan tranquilo que hace zozobrar los espíritus. Al mediodía, la radio oficial da la noticia de la separación del MNR del gobierno y de la formación de un gabinete estrictamente militar. La determinación adoptada no satisface a los comprometidos en la revuelta. Ahora se exige la inmediata renuncia del Presidente Villarroel. En la noche del mismo 20 se lleva a cabo una reunión de jefes y oficiales. Unos hablan aconsejando la dimisión, entre ellos el Ministro de la Defensa, General Rodríguez. Otros, (Ayllón, Inofuentes, Nogales, Ponce, Alarcón) están por la resistencia. El ejército está, pues, dividido. Lo que hace exclamar a Villarroel: "Veo que estamos divididos. No hay unidad de pensamiento. ¿Cómo es esto? ¿Por un lado se me pide la dimisión, por el otro recibo una tonificante adhesión?" Solo que quienes lo apoyan no tienen mando efectivo. En el terreno de las realidades, el. UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 6 de 8.

(7) apoyo resulta un tanto lírico. Decididamente el régimen de Villarroel está viviendo sus últimos momentos. El Ministro de Defensa ordena el acuartelamiento de las tropas, so pretexto de dejar en libertad a los manifestantes. Al amanecer del día 21 de julio, la suerte del gobierno estaba echada. Se sucedieron los acontecimientos con rapidez extraordinaria. Los revolucionarios se apoderaron de la Alcaldía Municipal y de la Dirección de Tránsito, débiles focos de resistencia. Simultáneamente las tropas, olvidando la orden de acuartelamiento reducían la resistencia del cuartel de Calama. Villarroel caía, víctima de la traición de sus compañeros y de su propia indecisión. A las dos de la tarde del 21 de julio, salvajemente deshecho, pendía en un poste su cadáver. Uva vez más la poderosa minería izaba su bandera sobre un montón de cruces de estaño. De don Tomás a don Mamerto Los triunfantes liquidadores del régimen de Villarroel andan ahora buscando un personaje para encomendarle las funciones exteriores de poder, en un gobierno transitorio. Lo encuentran en don Tomás Monje Gutiérrez. Jurista, vistosa presencia, cabellera cana, amigo de las frases sonoras. Es el tipo ideal. En el gabinete y en las embajadas, los abogados más importantes de la minería. Se ilegaliza al MNR Se convoca a elecciones presidenciales y en ellas triunfa una fórmula de la oligarquía integrada por Enrique Hertzog y Mamerto Urriolagoitia. La persecución contra los trabajadores de las minas es violentísima. Desde el aire arrojan al lago Titicaca a líderes sindicales, maniatados. El Ministro de Gobierno, Mollinedo se disfraza en la noche de vagabundo y recorre los barrios de trabajadores oyendo los comentarios. Las dificultades económicas son crecientes. Terminada la guerra, baja el precio del estaño. Las conspiraciones del MNR se suceden con regularidad cronométrica. Y un día, un año antes de terminar su período, Hertzog cambia la Presidencia de la República por la Embajada de Madrid y le entrega el complicado mando al Vicepresidente Mamerto Urriolagoitia. La situación no muestra cambios apreciables, a no ser la agudización de la crisis económica y el aumento de las persecuciones. Llega con el año de 1951, el término de su mandato. Es necesario convocar a elecciones generales. La coalición de partidos que han formado el frente gubernamental no puede ponerse de acuerdo con respecto al candidato presidencial. El MNR, no obstante la situación porque atraviesa, con la mayoría de sus jefes en el destierro lanza la fórmula presidencial: Paz Estenssoro Siles-Zuazo. Urriolagoitia promete entregar el poder a quien triunfe en las urnas, pensando de seguro en el triunfo de González, el candidato oficial. Pero el resultado de las votaciones controladas de manera exclusiva por el gobierno, dan el triunfo al binomio del MNR, La respuesta de la minería no se hace esperar. Diez días más tarde, el 26 de mayo de 1951 reúne en las horas de la noche al Estado Mayor del Ejército boliviano y les a entrega el mando. Disfrazado de monje capuchino abandona la capital y en un avión se embarca para Washington. Deja un breve mensaje explicando su insólita determinación. Se trata, dice, "de salvar el imperio de la democracia amenazada por el comunismo de Paz Estenssoro". Este le responde desde Buenos Aires: "No soy pro-ruso, ni pro-yanqui, soy pro-boliviano". El Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas General Quiroga, por una Orden del Día nombra nuevo gobierno designando Presidente al General Hugo Ballivián y Ministro de Gobierno y Justicia al General Antonio Seleme. "La última carta de la oligarquía" Esta medida fue calificada por Paz Estenssoro como la última carta de la oligarquía minera. La situación había llegado a una crisis tan aguda que ya el remedio de los doctores habilidosos y retóricos no producía ningún efecto. Las conversaciones sobre el precio del estaño y las maniobras del Comité Americano de Reconstrucción Financiera se prolongaban sin éxito, ni término. Para ayudar en su tarea de administración al nuevo Gobierno llegó una comisión de técnicos internacionales respaldada por la UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 7 de 8.

(8) ONU y presidida por M. Keenleyside, la cual después de tres meses de recorrer las diversas regiones del país, confundiendo los efectos con la causa, señaló como razón fundamental del atraso de Bolivia "la inestabilidad gubernamental y administrativa que ha caracterizado la historia de ese país". A medida que los días pasaban los embarques del estaño boliviano se amontonaban en los puertos de Chile y el Perú, mientras la Reconstruction Finance Corporation (RFC) pretendía imponer un procedimiento para la compra de las materias primas que de triunfar significaría para el resto de América (Venezuela, Brasil, Cuba y demás países tributarios de aquella economía) la amenaza muy cierta y cercana de su descalabro económico. 9 de abril La situación interna cada día más tensa obligó al gobierno del General Ballivián a pensar en la convocatoria a elecciones. Pero la oficialidad adicta al régimen se dividió en cuanto a la extensión de las mismas. Para unos, la convocatoria debería ser exclusivamente con el fin de elegir Presidente. Para otros, las elecciones deberían ser generales, facilitando el retorno del país a una vida normal. El MNR, a lo largo del año transcurrido desde el desconocimiento de su legítimo triunfo, había venido preparando un gran movimiento revolucionario de cuyo alcance y vecindad tenía noticias el General Ministro de Gobierno, Antonio Seleme. El 8 de abril, al concluir la violenta reunión de oficiales en la cual se discutiera el problema electoral, Seleme invitó a los dirigentes nacionales de MNR a adelantar la fecha de la revolución y a proceder de manera inmediata. La fuerza de policía llamada de carabineros había sido aumentada y militarizada en los últimos años y con ella creía contar Seleme. El movimiento estalla en la madrugada del 9 de abril bajo la dirección dual de Seleme y de Hernán Siles Zuazo, vicepresidente electo en las elecciones de 1951 y el segundo entre los jefes del MNR. La militancia del partido se dispone a la lucha. El ejército adicto a la junta que preside Ballivián logra recobrarse y el Jefe del Estado Mayor, General Torres asume el mando de los batallones gubernamentales. Son tres días de lucha tremenda. Toda la ciudad de La Paz es un campo de batalla. En el segundo día, la situación favorece a los gubernamentales y el General Seleme abandona el campo refugiándose en una embajada. Siles y los hombres del MNR asumen la dirección y la responsabilidad total de la acción. Es una lucha de vida o muerte. No hay perdón, ni cuartel. Los mineros, con sus tacos de dinamita, asaltan en los caminos desde lo alto de los cerros a los camiones que conducen a La Paz tropas leales al gobierno. Aprovechando la oscuridad, un grupo de voluntarios asalta el aeropuerto de El Alto y dos ex aviadores militares encienden los motores de los aviones, volando luego sobre la ciudad y haciendo creer a los leales al gobierno que la aviación militar se ha pasado a la revolución. El gobierno pide una tregua para discutir las bases de la rendición. El ejército de Ballivián está deshecho. Siles Zuazo asume la presidencia en su carácter de vicepresidente electo y dos días más tarde Víctor Paz Estessoro, después de seis años de destierro regresa a La Paz aclamado por doscientas mil personas entre arcos de flores y de plata, y en medio de un delirio indescriptible de la multitud. Después de seis años de persecución y ostracismo volvían los hombres del MNR a asumir las funciones de gobernantes de Bolivia, pero en esta oportunidad con una responsabilidad plena, sin compartir con nadie errores ni triunfos. © Copyright Ramón J. Velásquez Todos los derechos reservados. UCAB/CIC/RECOM/SVI/Ramón José Velásquez. Página 8 de 8.

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