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Las colocaciones léxicas y su enseñanza en el aula de ELE

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Academic year: 2021

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Hugvísindasvið

Las colocaciones léxicas y su enseñanza en el aula de ELE

Ritgerð til MA-prófs í spænskukennslu Laura Vecino Benjumea Mayo 2015

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Háskóli Ísland Hugvísindasvið Spænskukennsla

Las colocaciones léxicas y su enseñanza en el aula de ELE

Ritgerð til M.A.-prófs í spænskukennslu Laura Vecino Benjumea Kt.: 100291-3479 Leiðbeinandi: Erla Erlendsdóttir Mayo 2016

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AGRADECIMIENTOS

A Jesús, por su apoyo incondicional, su cariño, sus frecuentes palabras de ánimo y su divina paciencia.

Especial dedicatoria a Erla Erlendsdóttir, por su gran ayuda, su esfuerzo, su apoyo y dedicación en la creación del presente proyecto. Sin duda, un ejemplo a seguir como persona, profesora y directora de tesis.

Gracias a los dos por reconocer mi esfuerzo y creer en mí. Dueños de mi lealtad y admiración junto con una clara sensación de sentirme en deuda con vosotros por vuestras aportaciones diarias. Sin vosotros, el camino hasta conseguir este Trabajo Fin de Máster hubiera sido más arduo.

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RESUMEN

El presente proyecto está enfocado en el estudio de las colocaciones léxicas desde dos perspectivas diferentes y se divide en tres bloques. En primer lugar, se realiza un estudio teórico general sobre las colocaciones léxicas mediante el cual observamos el interés histórico y las discrepancias entre los diferentes expertos y lingüistas para establecer las características y clasificación universal. En segundo lugar, el estudio se centra en el estado de la cuestión de las colocaciones léxicas orientadas a la enseñanza de español como lengua extranjera. Este segundo bloque demuestra la necesidad de cambios en torno a la relevancia y recomendación de enseñanza en los diferentes niveles de las colocaciones en el Plan Curricular del Instituto Cervantes (PCIC) ya que la competencia fraseológica en el PCIC es escasa e intrascendente;

además del tratamiento de los manuales y materiales didácticos de ELE para evaluar la eficacia de estos recursos. Y por último, se necesita un cambio con respecto a la imagen que producen las colocaciones léxicas y las unidades fraseológicas en general en docentes y alumnos con respecto a la enseñanza de estas unidades en ELE debido a una serie de dificultades concluidas por Koike. Tras estas mejoras propuestas y soluciones a complicaciones generales existentes se conseguirá un beneficio evidente en los alumnos de ELE. Por tanto, ofrecemos una nueva visión en la enseñanza de unidades fraseológicas (especialmente colocaciones) con innovaciones en relación con los niveles de enseñanza apropiados, es decir, desde niveles iniciales. Así mismo, proponemos perfeccionar los materiales didácticos disponibles para la enseñanza de ELE con el fin de desmontar el mito sobre las dificultades que implican las unidades fraseológicas en ELE y conseguir una satisfactoria enseñanza y aprendizaje de dichas unidades. Por último, ofrecemos una propuesta didáctica con actividades variadas en contenido, uso de léxico, registro y nivel.

ABSTRACT

The present project is focused on the study of lexical collocations from two different perspectives. It is divided into three parts. On the one hand, we carry out a general theoretical study about lexical collocations. We observe the historical interest in the topic and the discrepancies among experts and linguists in order to establish the universal characteristics and classification of collocations. On the other hand, the study focuses on analyzing lexical collocations with the purpose of applying it to teaching Spanish as a second language. This second part of the project proves the necessity of changes regarding the relevance and the level recommendation for teaching collocations according to Plan Curricular del Instituto

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iv Cervantes, since the phraseological competence in it is quite poor and irrelevant; Apart from this, it is also highlighted the treatment that collocations receive into textbooks and teaching materials for Spanish as a second language in order to evaluate the efficiency of these resources. Finally, a change is needed regarding the image that both collocations and phraseological units in general cause in teachers and students as well because of a series of difficulties which were concluded by Koike. After these improvement proposed and a general approach to solutions, it is possible to achieve obvious benefits for the students of Spanish as a second language. So, we offer a new vision in teaching phraseological units (specially collocations) with innovations and improvement in the didactic materials. Furthermore, we propose improving didactic materials available for teaching Spanish as a second language in order to dismantle the myth about the difficulties involves in phraseological units in Spanish as a second language and achieve a satisfactory teaching and learning of these units. Finally, we propose a didactic unit with various activities differing in content, use of vocabulary, register and level.

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN ... 1

2. OBJETIVOS ... 3

3. MARCO TEÓRICO ... 5

3.1 General ... 5

3.1.1 Breve historia de la fraseología ... 6

3.1.2 Definición de fraseología y su relación con otras disciplinas lingüísticas... 8

3.1.3 Definición de colocación ... 9

3.1.4 Rasgos definitorios de las unidades fraseológicas y la aplicación en las colocaciones ... 10

3.1.5 Clasificación de las unidades fraseológicas ... 14

3.1.5.1 Casares ... 15

3.1.5.2 Coseriu ... 17

3.1.5.3 Thun ... 18

3.1.5.4 Zuluaga ... 20

3.1.5.5 Haensch et al. ... 23

3.1.5.6 Carneado Moré y Tristá Pérez ... 24

4. ESTADO DE LA CUESTIÓN EN TORNO A ELE ... 29

4.1. La competencia fraseológica en el Plan Curricular del Instituto Cervantes ... 29

4.2 Revisión de manuales ... 32

4.3. Las unidades fraseológicas en los diccionarios ... 37

4.3.1. Los diccionarios monolingües ... 38

4.3.2. Los diccionarios destinados a la enseñanza de español para extranjeros ... 42

4.4. Dificultades de las colocaciones léxicas en ELE ... 45

4.4.1 Las dificultades por parte del alumno ... 45

4.4.2 Las dificultades por parte del docente ... 48

4.5. Posibles soluciones a las dificultades de las colocaciones léxicas en el aula de ELE ... 50

5. PROPUESTA DIDÁCTICA ... 53

6. CONCLUSIÓN ... 83

7. BIBLIOGRAFÍA ... 87

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ÍNDICE DE FIGURAS E ILUSTRACIONES

Figura 1: Clasificación de Casares 22

Figura 2: Clasificación de Coseriu 24

Figura 3: Clasificación de Thun 26

Figura 4: Clasificación de Zuluaga 28

Figura 5: Clasificación de Haensch et al. 29

Figura 6: Clasificación de Carneado Moré y Tristá Pérez 31

Figura 7: Clasificación de Corpas Pastor 33

Figura 8: Ejemplo de entrada en el Diccionario Salamanca (I) 45

Figura 9: Ejemplo de entrada en DRAE (I) 46

Figura 10: Ejemplo de entrada en el Diccionario Salamanca (II) 47

Figura 11: Ejemplo de entrada en DRAE (II) 47

Figura 12: Ejemplo de entrada en Vox (I) 48

Figura 13: Ejemplo de entrada en SM (I) 49

Figura 14: Ejemplo de entrada en Vox (II) 49

Figura 15: Ejemplo de entrada en SM (II) 50

Ilustraciones 1 y 2: Dibujando colocaciones 62

Ilustración 3: Hablemos de ti 65

Ilustración 4: Cada oveja con su pareja 69

Ilustraciones 5, 6 y 7: El intruso 74

Ilustraciones 8 y 9: El recetario de clase 80

Ilustración 10: El recetario de clase 82

Ilustración 11: El habla de hoy en día 87

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1. INTRODUCCIÓN

Entre los diferentes objetos de estudio y de enseñanza con respecto a los diversos componentes y competencias de una lengua extranjera, la enseñanza del léxico ocupa, sin duda, un lugar destacado, relevante y primordial para los aprendientes. Tanto docentes como alumnos son conscientes de su utilidad e importancia con respecto al aprendizaje como adquisición de unidades léxicas en el desarrollo del aprendizaje de una lengua. No obstante, la enseñanza del léxico a los aprendientes no es una tarea fácil para los profesores. Existen diversos escollos con respecto a la docencia del léxico debido al hecho de delimitar qué léxico enseñar, cuándo y cómo. El tema de la enseñanza de las unidades fraseológicas ha sido y sigue siendo, aunque cada vez menos, una asignatura pendiente. Este factor está relacionado a que no se ha abordado en el aula de ELE la didáctica del léxico fraseológico con la misma sistematización que se ha empleado en otras áreas del lenguaje como la gramática, por ejemplo. Por esta razón, el motivo principal de la elección de un tema relacionado con las unidades fraseológicas, en este caso, las colocaciones léxicas en el aula de ELE, como foco central de este proyecto está justificado por dos razones primordiales. La primera de ellas se debe al relevante rol que juegan las colocaciones léxicas dentro de la competencia lingüística de una lengua, esto se debe a la gran importancia del léxico fraseológico para los aprendientes de ELE. Esta relevancia permite al alumno que no solo puede conocer, estudiar, aprender, reconocer, sino también usar estas colocaciones léxicas en determinados contextos. Así mismo, al aprender este léxico fraseológico, el alumno podrá interpretar y usar correctamente las más frecuentes y usadas colocaciones léxicas entre los hispanohablantes. Este hecho, acercará al alumno de ELE a la integración social y cultural de una lengua extranjera en la comunidad lingüística que está siendo aprendida, gracias a la integración y uso de unidades fraseológicas en su competencia oral. El segundo factor motivador para llevar a cabo un estudio de este calibre se debe a una visión que se muestra reacia respecto a la enseñanza de las unidades fraseológicas debido a las dificultades que pueden surgir tanto por parte del profesor a la hora de hacer frente a la enseñanza de las colocaciones léxicas entre sus alumnos, como por parte del alumnado a la hora de familiarizarse, adquirir, aprender y poner en uso este tipo de léxico. Afrontando estas dificultades, corremos el riesgo de enfrentarnos con estos inconvenientes. Además de estos motivos, nos impulsa a crear un proyecto como el presente la precaria relevancia que se le otorga al léxico fraseológico, tanto en los manuales de ELE como en los diccionarios (monolingües y destinados a la enseñanza de español como lengua extranjera). Diversos autores hablan de este hecho. Destacamos a la opinión de

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2 Higueras García con respecto a la carencia de materiales didácticos que aborden las unidades fraseológicas en ELE. Dicha autora, Higueras García, afirma que:

Tanto en libros de formación para profesores de inglés como lengua extranjera, como el material complementario para alumnos, destinado al aprendizaje del léxico inglés es habitual hablar de colocaciones, mientras que en monografías para la formación de profesores de español como lengua extranjera este concepto aparece tímidamente y sólo en libros de reciente publicación […] en los libros para el aprendizaje de léxico español no se menciona este concepto en casi ninguna ocasión (2006:7).

Por estos motivos, nos gustaría hacer un recorrido a través de las diferentes fases que constituyen la enseñanza de las colocaciones como unidades fraseológicas para el alumnado, enfrentándonos a las dificultades encontradas por parte del alumnado y del profesorado para encontrar soluciones y fomentar esa precaria manera de afrontar el léxico fraseológico del español en el aula de español como L2. Nuestro propósito es, sin lugar a duda, ayudar con nuestro estudio a enriquecer la manera en la que tratar las unidades fraseológicas entre docentes de español como lengua extranjera a la hora de enseñar dichas unidades fraseológicas como disciplina lingüística. Al mismo tiempo, nos gustaría que este proyecto sirviera de ayuda entre los aprendientes de ELE, haciéndole, mediante nuestra propuesta didáctica, un camino más fácil para estudiar, comprender y usar el léxico fraseológico de la lengua española.

Para concluir, destacamos que nuestro proyecto ofrece una perspectiva novedosa a la que tiene otorgada la enseñanza de unidades fraseológicas. Una visión diferente del aprendizaje y la enseñanza de la fraseología en clase de ELE. Entendemos las unidades fraseológicas como elementos habituales e inherentes en la comunicación verbal, parte del discurso oral entre los hablantes nativos de español. Por tanto, este tipo de léxico no puede ser excluido del proceso de enseñanza de una lengua extranjera. Para conseguir nuestro propósito, resulta imprescindible hacer un estudio de las unidades fraseológicas existentes en español, teniendo primordialmente en cuenta las colocaciones léxicas, su configuración, funcionamiento y tratamiento por parte de otros expertos a lo largo del tiempo. Tal investigación nos permite desarrollar una serie de consideraciones con interesantes implicaciones didácticas que pueden verse reflejadas en nuestra propuesta didáctica.

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2. OBJETIVOS

El objetivo de este proyecto es, por una parte, hacer un estudio teórico de las colocaciones léxicas y unidades léxicas en general. En este apartado, el marco teórico, se incluye una breve historia sobre la fraseología y determinadas definiciones relevantes para el desarrollo del presente proyecto. Además de esto, se incluyen rasgos definitorios generales y particulares de las colocaciones léxicas. Una detallada clasificación por parte de otros expertos en este campo es incluida igualmente con el fin de conocer los diferentes métodos de clasificaciones propuestos. Por otra parte, se incluye un estudio de las colocaciones léxicas en un contexto de enseñanza de español como lengua extranjera aplicado al aula de ELE. En este apartado, se indaga sobre el rol de las unidades fraseológicas dentro del Plan Curricular del Instituto Cervantes. Además de esto, se re-evaluará en qué nivel de competencia lingüística en español sería adecuado comenzar a tratar estas unidades desde nivel. Así mismo, se realiza una detallada revisión de los manuales de distintos niveles de ELE con el fin de analizar y evaluar cómo son tratadas las unidades fraseológicas en general y, especialmente, las colocaciones en los manuales didácticos disponibles. De tal modo, obtendremos conclusiones sobre la importancia y relevancia que se le otorgan a las colocaciones, dependiendo del lugar que ocupan, tanto en los manuales de ELE como en la enseñanza de español en general a los estudiantes de ELE. No solo son evaluados los manuales de ELE, además de estos, analizamos los diccionarios. Es investigado el tratamiento que reciben las unidades fraseológicas en los diccionarios, tanto monolingües como en los diccionarios destinados a la enseñanza de español para extranjeros, en formatos online e impreso para evaluar cómo de eficiente puede ser esta herramienta didáctica al alumno de ELE.

Por otra parte, otro de los objetivos de este proyecto es estudiar las diferentes dificultades encontradas en la enseñanza de colocaciones léxicas por parte del docente y por parte del alumnado a la hora de aprendizaje y adquisición del léxico fraseológico con el objetivo de plantear determinadas soluciones a dichos problemas. Tras un exhaustivo análisis y estudio de las colocaciones léxicas y de las unidades fraseológicas, en general, se presenta una propuesta didáctica con actividades enteramente focalizadas en el uso de las colocaciones léxicas, donde se especifica de una manera detallada el procedimiento y el objetivo de cada actividad dirigidas a alumnos de ELE. Las actividades incluidas en la propuesta didáctica están organizadas por niveles que oscilan entre el nivel inicial y el nivel avanzado.

Como colofón al presente proyecto, encontramos las conclusiones obtenidas con respecto a las colocaciones léxicas y unidades fraseológicas.

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3. MARCO TEÓRICO 3.1 General

La parte teórica de este proyecto se abre con una cita de la autora Leal Riol en la cual se recoge la idea principal del presente estudio en relación con las unidades fraseológicas, en especial, con las colocaciones. Leal Riol dice que:

La competencia léxica de los hablantes de una comunidad no sólo está formada por palabras combinadas libremente según las reglas gramaticales sino que hay, además, un amplio conjunto de voces complejas formadas por trozos de discursos previamente elaborado, cuyo significado es global y de composición fijada (2011:13).

Esta afirmación muestra un importante punto de vista sobre el concepto competencia léxica de los hablantes de español, dicho concepto está formado no solo por un tipo de combinaciones libres de palabras, sino también por “trozos de discursos”. Esta autora usa el concepto metafórico de “trozos de discursos” para referirse a combinaciones fijas de palabras tal como Zuluaga (1980:16) define a las unidades fraseológicas. En la actualidad, desafortunadamente, no está lo suficientemente desarrollada esta parte correspondiente a las unidades lexicalizadas que conforma la competencia léxica de la comunidad hispanohablante, en cuanto a estudios, sistemas de aprendizaje y de enseñanza, debido a la escasa importancia o relevancia que se le brinda a este tipo de unidades lexicalizadas del español. Esta precaria situación con respecto a las unidades fraseológicas en español no tiene una justificación propia pues las unidades fraseológicas, en sus diferentes tipologías, son igual de importantes que las unidades de léxico no-fraseológico para los aprendientes de español como segunda lengua. El léxico fraseológico español, en especial las colocaciones, son bastante asiduas entre la comunidad hispanohablante; de este modo, el léxico fraseológico está al mismo nivel de relevancia que el léxico no-fraseológico, es decir, el léxico de libre combinación. Castillo Carballo ofrece una afirmación en su trabajo que apoya la idea sobre la relevancia tanto del léxico fraseológico como de las unidades de léxico no fraseológico: “la fraseología es un proceso de codificación, el significado de determinadas combinaciones de palabras no se puede deducir de la suma de sus componentes, sino del conjunto, que posee en sentido unitario” (2000:267). Desde este punto de vista se entiende que la enseñanza de las unidades fraseológicas es relevante para los estudiantes de ELE con el fin de conocer “un glosario simbólico” de léxico fraseológico de la lengua estudiada. Pero, ¿por qué nos referimos a “un glosario simbólico”? Porque en el caso de determinadas unidades fraseológicas, como es el caso de las colocaciones, el estudiante no puede deducir el significado íntegro de la unidad fraseológica dividiendo dicha unidad o mediante la suma de sus elementos. El estudiante debe

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6 conocer el léxico fraseológico con el fin de saber interpretar y usar correctamente las unidades lexicalizadas entre la comunidad hispanohablante; además, esas unidades fijadas son un importante elemento para conocer una parcela del vocabulario y también para adentrarse en aspectos tan relevantes como son los culturales, lo cual las hace imprescindibles en la enseñanza – aprendizaje de E/L2 (Romero Gualda, 2008: 77). Sin duda, un aspecto muy relevante en la enseñanza de español como lengua extranjera es la inclusión del elemento cultural con el propósito de estudiar no solo la lengua, sino también otros ámbitos relacionados con el mundo hispano e, indudablemente, tal como afirma Figueras García:

El aprendizaje del léxico está íntimamente relacionado con el aprendizaje de la cultura, pues cada palabra tiene un valor cultural añadido, la carga cultural compartida o ‘charge culturelle Partagée’

(CCP) (Galisson, 1991:120) que resume la forma de entender el mundo de una comunidad (2006:10).

3.1.1 Breve historia de la fraseología

Llegados a este punto, es conveniente adentrarse en algunos aspectos básicos de las unidades fraseológicas. Comencemos, pues, con el nacimiento y origen de la fraseología, los cuales, como es de esperar, provocan ciertas discrepancias entre los lingüistas, ya que no se tiene constancia exacta sobre el origen de esta ciencia. Un breve repaso por la historia de la lingüística de los siglos XIX y XX, según Corpas Pastor, “nos descubre autores preocupados por las combinaciones imposibles, posibles y deseables de unidades léxicas en el eje horizontal del sistema de la lengua” (2001:89). Con respecto a teorías pertenecientes al siglo XIX, descubrimos que autores como Hermann Paul (1880) quien fue considerado como uno de los “abuelos” de la fraseología reconoce implícitamente la existencia de la colocabilidad restringida al distinguir entre acusativo libre y acusativo fijado. El segundo de ellos se da en construcciones formadas por un sustantivo que sólo puede combinarse con un único verbo o con un grupo muy reducido de éstos, presentando de esta manera, una acepción especial (Corpas Pastor, 2001:89).

Si nos movemos hacia un siglo más adelante, el siglo XX, nos encontramos con Charles Bally (1909) quien se hace eco de las preferencias de combinación léxica y de este modo, basándose en el concepto saussureano de aglutinación, el autor distingue frente a las combinaciones libres, dos tipos de locutions phraséologiques: por una lado, combinaciones cuyos componentes carecen de autonomía y cuyo significado unitario no se puede inferir de los significados individuales de sus elementos integrantes (“unités phraséologuiques” o

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“groupes agglutinés”, del tipo tout á coup) y por otro lado, combinaciones relativamente cohesionadas, familiares y conocidas para los hablantes, cuyos componentes contribuyen al contenido semántico global (“series phraséologiques” y “groupements usuels”, como grievévement blessé y avoir de la chance) (Corpas Pastor, 2001:90). Durante los dos primeros tercios del siglo XX, otros autores se ocuparon también del tema, aunque con perspectivas diferentes a las mencionadas anteriormente. Nos encontramos con autores como Porzig (1950) quien se centraba en los campos semánticos elementales (elementare Bedeutungsfelder), formados por sintagmas bipartitos, de combinatoria restringida, que presentaban relaciones semánticas esenciales. Otro de los autores que Corpas Pastor menciona en su trabajo es Firth (1957, 1968) y su enfoque, el cual también es, básicamente, semántico y como la autora lo define “hasta cierto punto estilístico” ya que, por un lado, la combinalidad léxica (collocation) es uno de los niveles de análisis (modes) que permite determinar la acepción que actualiza una palabra en contexto; y, por otro lado, el contraste entre combinación usual e idiosincrásica centra el análisis estilístico y caracteriza los lenguajes de especialidad (Corpas Pastor, 2001: 90). Así, frente a toda esta adversidad con respecto a alcanzar un punto en común entre los autores, se destacan ciertos argumentos de expertos como Penadés Martínez, quien argumenta en su trabajo que la fraseología:

Puede fecharse en el siglo XX, más en concreto a finales de la segunda década (A.V. Kunin, 1970), si tomamos como punto de origen de esta disciplina la concepción del lingüista soviético Polivanov, el cual en 1928 la concebía como una ciencia lingüística que debía ocuparse de los significados individuales de las expresiones fijas (1999: 11).

Sin embargo, también comenta esta autora que no fue hasta el desarrollo de otra obra lingüística de manos de Viktor Vladimirovich Vinogradov en torno a la década de los años cuarenta, quien estableció los conceptos fundamentales de la fraseología, su ámbito y sus tareas. (Penadés Martínez, 1999:11). Según González Grueso, “el desarrollo y conformación de la fraseología como disciplina lingüística se produjo cuando en 1947 Vinagradov (Corpas Pastor: 1996: 9), estableció los conceptos fundamentales por los que debía regirse” (2006: 2).

No obstante, para González Grueso, “parece ser que fue Bally el creador del término en 1905 (Ruiz Gurillo, 1997:17-32)” (Gonzalez Grueso, 2006: 2).

Como ya hemos comentado, el verdadero origen del término fraseología está en constante discusión entre los lingüistas hoy día y a pesar de que no haya unanimidad con respecto a la fecha y padre fundador de este término, los fenómenos de restricción combinatoria, ya sea léxica o sintáctica, han llamado la atención de lingüistas filólogos y estudiosos en general desde muy antiguo. En relación con esto, Corpas Pastor apunta que “no hay más que reparar

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8 en la existencia de diccionarios sintagmáticos desde el siglo XV” (2001:89). Además, cita ejemplos de diccionarios tales como, Liber elegantiarum de Joan Esteve (1489), las Phrases et formulae linguae latinae elegantiores de Estienne Dolet (1539), Les Epithetes de Maurice de la Porte (1571) y el mismísimo Gradus ad Parnassum, sive novus Synonymorum, Epithetorum et Phrasium Poeticarum Thesaurus, en su edición de 1668 (Corpas Pastor, 2001:89). Estos diccionarios son considerados los diccionarios tradicionales de epítetos, frases y estilo que se ocuparon de manera precoz de las combinaciones de palabras de las lenguas clásicas y, más tarde de las vernáculas. Junto a estos diccionarios mencionados, se confeccionan diccionarios que abordan la restricción sintáctica, los fenómenos de rección y la valencia. Corpas Pastor recalca el diccionario de Robert- Alcide de Saint-Maurice, Remarques sur les principales dificultes que les estrangers ont en la leangue françoise (1672) y el Dictionnarie raisoné des dificultes gramatiales et litéraires de la langue française (1818) de Jean Charles Laveaux. Esta autora destaca como obra monumental la de Rufino José Cuervo, Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana (1886) (Corpas Pastor, 2001:89).

3.1.2 Definición de fraseología y su relación con otras disciplinas lingüísticas

Centrados en la definición del término fraseología ocurre algo similar al caso del origen del término en sí, puesto que existe una gran variedad de definiciones respecto al significado de esta ciencia y sobre los campos disciplinares en los que la fraseología está incluida. Veamos a continuación varias posibilidades de definición y posibles rangos de clasificación de la fraseología. Penadés Martínez (1999: 11) incluye una acotación de Ruiz Gurillo donde se comenta que la fraseología está concebida por unos -sobre todo por los lingüistas soviéticos, en los que destacan autores como A. Schmid, L. Zgusta, P. Kühn, R. Gláser, O. Alexandrova y S. Ter-Minasova, D.O. Dobrovol’skij (Castillo Carballo, 1997-1998:67) - como una ciencia situada en el mismo plano que la morfología, la lexicografía y la sintaxis, y por otros como subdisciplina de coexistencia de otros ámbitos disciplinares de la lingüística. (L. Ruiz Gurillo, 1997: 33-34 y J. L. Mendívil Giró, 1998). Puede que los lingüistas soviéticos consideren a la fraseología como una ciencia situada en torno a los mismos planos mencionados anteriormente debido a que “las unidades fraseológicas pueden corresponder a distintos niveles lingüísticos, pues hay equivalentes a palabras, ya tengan éstas significado léxico o gramatical, equivalentes a sintagmas libres” (Penadés Martínez, 1999: 11-12).

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9 Sea considerada la fraseología desde el punto de vista de los lingüista s soviéticos como una ciencia o como una subdisciplina coexistente en la disciplina de la lingüística, por parte de otros; lo que está claro es que, sin duda, la fraseología es una ciencia bastante difícil de encasillar pero tal como afirma Penadés Martínez:

La fraseología se puede diferenciar de las otras disciplinas lingüísticas por su objeto de estudios:

las unidades fraseológicas, es decir, las combinaciones de palabras que muestran un alto grado de fijación en su forma y en su significado (1999:11).

Por tanto, está claro que la fraseología tiene un objeto de estudio en particular. No obstante, la divergencia entre considerar la fraseología una ciencia o subdisciplina de coexistencia en la disciplina de la lingüística, se debe a que “la restricción combinatoria ha sido tratada, siempre parcialmente, desde distintas parcelas del saber lingüístico y consecuentemente, tanto la semántica como la sintaxis han reclamado la combinatoria léxica como objeto propio de estudio” (Corpas Pastor, 2001: 90). Además de esto, es evidente que la fraseología se centra en el estudio de una parte en particular de la lengua e estudia e investiga

“las regularidades que ocasionan las combinaciones fijas de palabras y sus significados, y los tipos de combinaciones léxicas no libres en su estado actual o en su desarrollo histórico” (Leal Riol, 2011:19).

3.1.3 Definición de colocación

Respecto a los orígenes del término colocación, se puede encontrar información en los trabajos de Saussure y Bally (Corpas Pastor, 1996: 54). No obstante, según Corpas Pastor, aparentemente, fue Porzig en 1957 quien comenzó a estudiar en profundidad el concepto de colocación (1996: 54). Aunque fue Firth quien introdujo el término colocación en la Lingüística en 1957 (Corpas Pastor, 1996: 55). No podía faltar, como es evidente, la definición de colocaciones léxicas. Según González Grueso, “se ha seleccionado la definición de Corpas Pastor, al considerarse que es mayormente aceptada entre los profesores de enseñanza del español como lengua extranjera” (2006:9). Corpas Pastor las define como:

Unidades fraseológicas formadas por dos unidades léxicas en relación sintáctica, que no constituyen, por sí mismas, actos de hablas ni enunciados; y que debido a su fijación en la norma, presentan restricciones de combinación establecidas por el uso, generalmente de base semántica (1996: 66).

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10 A la definición anterior de colocación, consideramos relevante añadirle dos matices para precisar; el primero de ello, se trata de la afirmación de la misma autora, Corpas Pastor, sobre que las unidades fraseológicas son sintagmas completamente libres, generados a partir de determinadas reglas, pero que a su misma vez, presentan cierto grado de restricción combinatoria determinada por el uso (cierta fijación interna, (1996:53). El segundo matiz, se trata de la cita que Castillo Carballo incluye en su trabajo, proveniente de F.J Hausmann (1979 y 1989), y haciendo, en este caso, referencia específica a las colocaciones, las cuales esta autora afirma que se distinguen de las combinaciones libres de palabras por la combinabilidad restringida (o afinidad) de los elementos que las integran. Castillo Carballo se refiere a los componentes de las colocaciones: base y colocado. Además, hace mención del rasgo distintivo con otras unidades pertenecientes a la fraseología, es decir, las locuciones, pues Castillo Carballo argumenta que la colocación se diferencia de la locución por la ausencia de fijación y por su transparencia (2000:268). Así, las colocaciones tienen rasgos distintivos propios y, además, sus propios criterios de clasificaciones.

3.1.4 Rasgos definitorios de las unidades fraseológicas y la aplicación en las colocaciones

Corpas Pastor (2001:91) destaca que es curioso como los diccionarios fraseológicos (de locuciones y paremias fundamentalmente) han excluido las colocaciones sistemáticamente de sus respectivas nomenclaturas (cf. Mieder, 1989; Schemann, 1989; Hausmann, 1989). Según ella, esto se debe a la influencia dispar que han ejercido los tres grandes bloques de la investigación fraseológica. Mientras que el bloque oriental (la antigua Unión Soviética y otros países del Este) han primado la concepción amplia de la fraseología con respecto al estudio de las propiedades combinatorias de las palabras, el bloque occidental (compuesto por el antiguo estructuralismo europeo, especialmente la escuela ginebrina, y sus desarrollos posteriores) han defendido una restringida concepción de la fraseología, cuyo centro está colmado por unidades fraseológicas fijas e idiomáticas al mismo tiempo. Si ya el grupo occidental desplaza las colocaciones, los estudios anglo-norteamericanos, donde se destacan autores como C.F.

Hockett, J.J. Katz y P.M Postal, Wallace L. Chafe, Bruce Fraser, A. Makkai, Chitra Fernando y Roger Flave (Castillo Carballo, 1997-1998: 67), sobre la idiomaticidad las han situado fuera de la fraseología (Corpas Pastor, 2001:91). No obstante, Corpas Pastor argumenta que los tres grandes bloques de investigación fraseológica han acercado posturas gracias al intercambio científico entre los autores que los forman y, por supuesto, debido a la consolidación de la disciplina. De este modo, una de las tendencias más acusadas es la inclusión de las

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11 colocaciones en el ámbito de la fraseología, como un tipo más de unidad fraseológica debido a que comparten sus características definitorias (2001:91). Sin duda, la inclusión de las colocaciones como unidades fraseológicas es un acierto en toda regla, y tal como esta autora afirma, comparte con el resto de unidades consideradas fraseológicas rasgos definitorios.

Corpas Pastor define una unidad fraseológica como “una combinación estable de unidades léxicas formada por al menos dos palabras gráficas, cuyo límite superior se sitúa en el nivel de la oración compuesta” (Corpas Pastor, 1998a: 167). En el caso de Castillo Carballo, define unidad fraseológica como una secuencia de palabras que cumpla, al menos, dos condiciones esenciales: fijación e idiomaticidad (1997-1998: 70). Además de estos rasgos, Castillo Carballo añade que se pueden aducir otros rasgos que también están presentes, tales como fijación, lexicalización, idiomaticidad, la frecuencia de coaparición, frecuencia de uso, la pluriverbalidad, intraducibilidad y variación léxica (1997:70-73).

Se puede considerar, sin lugar a duda, que una colocación es una unidad fraseológica teniendo en cuenta la definición de unidad fraseológica y los rasgos distintivos de las unidades fraseológicas mencionados anteriormente. Con respecto a los rasgos distintivos de las unidades fraseológicas, las colocaciones siguen cada uno de estos rasgos.

En primer lugar, la fijación. Tal como define Castillo Carballo la fijación: “ha de ser entendida en el sentido de algo ya hecho que el hablante almacena y tiende a reproducir sin descomponerlo en sus elementos constituyentes” (1997, 1998: 70). Es interesante conocer la definición de otros autores respecto al término fijación. En el caso de Zuluaga, éste lo define como: “la propiedad que tienen ciertas expresiones de ser reproducidas en el hablar como combinaciones previamente hechas -tal como las estructuras prefabricadas, en arquitectura”

(1975: 230). En el caso de Corpas Pastor, esta autora denomina el concepto fijación como institucionalidad. Entiéndase por institucionalidad “la fijación en función de la reproducibilidad de estas unidades en el discurso” (Corpas Pastor, 2001: 92). Por tanto, las colocaciones de una lengua parecen estar almacenadas como unidades en el lexicón propio interiorizado de los hablantes. En relación con este proceso, Corpas Pastor menciona que mediante el proceso de institucionalización, o fijación, se puede apreciar “la dimensión psicolingüística de las colocaciones” (2991: 92). Este fenómeno es bastante interesante, ya que puede ser encontrado no solo en las colocaciones, sino también en la adquisición de un préstamo lingüístico de otras lenguas, los cuales se insertan en una lengua mediante el mismo proceso de institucionalidad por parte de los hablantes.

Zuluaga distingue diferentes tipos de fijación en su obra y destaca los más frecuentes en español, como son: en primer lugar, la inalterabilidad del orden de los componentes; por ejemplo: de armas tomar/ *de tomar armas. En segundo lugar nos encontramos con la

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12 invariabilidad de la categoría gramatical; por ejemplo: arrojar la toalla/ *arrojar las toallas.

En tercer lugar tenemos la inmodificabilidad del inventario de los elementos integrantes; por ejemplo: dar una de cal y otra de arena/ *dar una de cal por las mañana y otra de arena por las tardes. En cuarto lugar, la insustituibilidad; por ejemplo: de cabo a rabo/ *de extremo a rabo. Por último, la imposibilidad de transformación, por ejemplo: duro de pelar/ *duro de peladura.

En el caso de la lexicalización, se ha reconocido una estrecha relación entre este concepto y la fijación. Esta correlación se debe “a la adición o supresión del significado, una vez que se ha establecido una identificación entre una unidad pluriverbal y su valor semántico en un entorno determinado” (Castillo Carballo, 1997-1998: 71). Es decir, una consolidación entre palabras que componen una unidad fraseológica y que su significado no puede ser analizado o deducido por la suma de sus elementos integrantes.

Corpas Pastor resume que la combinación institucionalizada de las colocaciones conlleva en una combinación estable, esto quiere decir que se produce una restricción combinatoria y la especialización semántica de sus elementos integrantes. Aunque también matiza esta idea, ya que menciona que en ambos casos se establece una escala gradual asimétrica de restricción. Esto quiere decir que es uno de los colocados el que presenta mayor restricción.

Por ejemplo, paliza se coloca con pegar, y con un reducido número de sinónimos parciales en ese contexto colocacional (dar, meter, propinar, arrear). Por el contrario, pegar se combina, además de con paliza, con un amplio grupo de sustantivos que denotan agresión o violencia física, como por ejemplo: hostia, guantazo, puñetazo… (2001: 93).

La restricción combinatoria implica, por tanto, la especialización semántica del elemento afectado. Castillo Carballo especifica que “la especiliazacion semántica implica fijación”

(1997,1998: 71). Corpas Pastor, detalla que “la especialización delexicalizada, propia de ciertos tipos de colocaciones, supone la neutralización de uno de los colocados” (2001: 93).

Aunque la autora matiza esta idea, ya que precisa que “si bien se puede hablar de pérdida semántica, no es menos cierto que la generalización resultante abre una nueva vía de combinación al verbo, aumentando el alcance de su posible polisemia” (Corpas Pastor, 2001:

93).

Corpas Pastor asegura que “la especialización de los colocados puede suponer un tipo de adición semántica” y demuestra esta idea a través del ejemplo del verbo levantar cuando se coloca con un sustantivo como castigo, sanción, prohibición… ya que la combinación de ambos colocados implica una acepción figurativa, con una clara base metafórica (“suspender o dejar sin efecto”) (2001: 93). Esta especialización en los colocados, lo cual implica una adición semántica, causan muchos de los dobletes fraseológicos encontrados en la lengua

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13 española, gracias a ese carácter metafórico o metonímico. Cuando nos referimos a dobletes fraseológicos, Corpas Pastor los define como “unidades fraseológicas que constituyen colocaciones y locuciones a la vez, como meter un gol, tragar saliva o abrir una brecha”, debido a la “metaforización de sus vínculos colocacionales correspondientes (Koike, 2000:

32)” (Corpas Pastor, 2001: 93).

Meter un gol, por ejemplo, se considera un doblete fraseológico ya que, como colocación y con un registro deportivo, se refiere a “meter la pelota en la portería y subir un tanto al marcador para el equipo que lo haga”. Sin embargo, cuando esta colocación se aleja de ese registro deportivo y adquiere un entorno cognitivo distinto y, por tanto, adquiere un significado propio y singular, con un matiz, en este caso, que denota la acción de engañar, similar a otras locuciones como dar gato por liebre, meterle a alguien la bacalá, metérsela a alguien doblada…

Castillo Carballo recoge en su obra otra característica de las unidades fraseológicas: la idiomaticidad. La autora considera que una palabra es idiomática cuando, por pertenecer a etapas sincrónicas previas a la actual de una lengua determinada, tiene valor únicamente dentro de las unidades fraseológicas correspondientes, careciendo, por tanto, de vida léxica fuera de ella” (1997-1998: 72). Zuluaga define la idiomaticidad como: “el rasgo semántico propio de ciertas construcciones lingüísticas fijas, cuyo sentido no puede establecerse a partir de los significados de sus elementos componentes ni del de su combinación” (1980: 123-124).

Castillo Carballo también afirma que la idiomaticidad de una unidad pluriverbal no está directamente relacionada con la cantidad de elementos idiomáticos que posea (1997-1998:

72). Las unidades fraseológicas son pluriverbales o polilexicales, ya que están compuestas por al menos dos palabras gráficas; por ejemplo, lluvia torrencial. Esta característica está presente en las colocaciones. Koike denomina este concepto como coocurrencia de dos unidades léxicas y afirma que no es una propiedad exclusiva de las colocaciones. De hecho, Alonso Ramos argumenta que “el hecho de que dos lexemas coocurran frecuentemente no es prueba de que exista una colocación. La coocurrencia de los lexemas puede estar determinada por su significado y esto es independiente de que ambos lexemas aparezcan frecuentemente en los textos” (1994-1995: 14).

En relación con el factor de alta frecuencia de aparición y de coaparición, es evidente que los colocados (los elementos que componen una colocación) suelen aparecer juntos, pues la frecuencia de algunas combinaciones es un factor decisivo para la creación de unidades fraseológicas. Además de esta frecuencia de aparición, dichas combinaciones de palabras se caracterizan por ser asiduas repeticiones en su conjunto, es decir, interviene la frecuencia de uso ya que, tal como afirma Castillo Carballo: “la repetición, según la cual las unidades

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14 fraseológicas se convierten en secuencias de uso general en una comunidad de hablantes”

(1997-1998: 73). Sin embargo, es interesante destacar como Zuluaga matiza la idea de Castillo Carballo: “se debe hablar, más bien, de reproducción, pues las unidades fraseológicas son repetidas sin cambiar su forma, con el fin de poder distinguirlas de las posibles repeticiones de un contenido sin ajustarse a una forma rígida” (1980: 26).

Otra de las características propias de las unidades fraseológicas y que experimentan las colocaciones es la variación. Término entendido como “variante lingüística y manipulación discursiva” (Corpas Pastor, 2001: 93). García-Page Sánchez afirma que “una de las leyes fundamentales que gobiernan el código de las expresiones fijas es: la inmodificabilidad o inalterabilidad de las mismas” (1996: 477). Tal como afirma Castillo Carballo, la variación léxica parece contrariar a la idea de García-Page Sánchez y por lo tanto, pone de manifiesto que “la fijación en las unidades fraseológicas es relativa” (1997-1998: 73). Sin duda, este es uno de los rasgos más característicos de las colocaciones, ya que las variantes colocacionales están presentes entre los hispanohablantes por diferentes motivos, entre los que se destacan, principalmente, las variaciones diatópicas y diafásicas. Con respecto a la primera variedad destacada, podemos encontrar colocaciones con el mismo sentido, es decir, sinonímicas pero usando colocados distintos como por ejemplo, coger el autobús (zona peninsular) y agarrar el autobús (zona hispanoamericana). En la segunda variedad podemos encontrar ejemplos como hacer una pregunta (contexto informal) y formular una pregunta (contexto formal). Corpas Pastor anota que los estudios sobre los lenguajes de especialidad han puesto de relieve la relevancia que poseen las colocaciones “como elementos caracterizadores de un registro determinado” (2001: 94). Esto es que, ciertas colocaciones han sido relacionadas con determinados registros de manera casi involuntaria debido a los colocados que lo forman y el significado o matiz que el hablante transmite cuando la pronuncia en un contexto especializado. Además de esto, Corpas Pastor también aporta el punto de vista que “toda unidad pluriverbal institucionalizada y, hasta cierto punto, ‘prefabricada’ presenta cierta propensión a ser manipulada y modificada por los hablantes en el discurso” (2001:95) Tal como hemos visto, es un rasgo bastante frecuente en las colocaciones y una afirmación totalmente acertada por parte de la autora.

3.1.5 Clasificación de las unidades fraseológicas

A lo largo de este proyecto se ha venido hablando de las unidades fraseológicas en general y sobre las colocaciones desde una perspectiva más concreta. No obstante, las unidades

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15 fraseológicas van más allá de las colocaciones, por este motivo, se considera relevante la inclusión de este apartado donde se detalla una clasificación de las unidades fraseológicas.

Una vez más, nos enfrentamos a la diversidad de opiniones, y por tanto, de clasificaciones. Corpas Pastor recoge una clasificación cronológica en su obra (1996: 32-50) que resumimos a continuación:

A comienzos de los años cincuenta, Casares fue el primero en dar una clasificación sobre las unidades fraseológicas. Una década después, en los sesenta, Coseriu (1966) estableció la distinción entre la técnica libre del discurso y del discurso repetido. A finales de los setenta, Thun (1978) presentó su trabajo sobre la fraseología de las lenguas romances. Dos años después, en 1980, Zuluaga publicó su tesis en la que mejora y completa la clasificación de Casares. Para ello, al igual que Thun, se basa en las investigaciones alemanas y soviéticas sobre el tema. Dicha influencia germano-soviética se aprecia en el trabajo de Haensch et al.

en 1982, y muy destacadamente, en los trabajos sobre fraseología realizados en Cuba. Sobre todo, en las diversas aportaciones de autoras como Carneado Moré (1985a, 1985b, 1985c) y Tristá Pérez (1979-1980, 1985a, 1985b, 1985c, 1988…) del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba (Corpas Pastor, 1996: 32).

3.1.5.1 Casares

La clasificación que presentó Casares en la década de los años cincuenta sigue estando presente y tenida en cuenta para el estudio de las unidades fraseológicas debido a su gran relevancia. De hecho, autores como Zuluaga (1980) y Tristá Pérez (1985a) tomaron su clasificación como punto de partida para sus trabajos. Así como Humberto Hernández (1989), quien basa su trabajo en dicha clasificación para realizar un estudio sobre el tratamiento que los diccionarios escolares dan a las unidades léxicas pluriverbales.

Casares realiza una división entre locuciones y fórmulas pluriverbales (incluye frases proverbiales y refranes). Este autor define como locuciones:

Una combinación estable de dos o más términos, que funciona como elemento oracional y cuyo sentido unitario consabido no se justifica, sin más, como una suma del significado normal de los componentes (Casares, 1992 [1950]: 170).

Higueras García discrepa en su trabajo de la definición propuesta por Casares, de este modo, esta autora coincide con la definición propuesta por Sevilla y Arroyo (1993):

“entendemos por locución la expresión pluriverbal fija e idiomática que no forma una oración cabal y funciona como un elemento oracional” (1997:43)

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16 Casares distingue dos tipos de locuciones: por una parte, nos encontramos con locuciones conexivas y por otro lado, nos encontramos con locuciones significantes. Higueras García afirma que Casares se sitúa desde el punto de vista morfológico para dividir estos dos grupos de locuciones mencionados, las locuciones conexivas y las locuciones significantes (1997: 42).

Son locuciones conexivas aquellas que están formadas por palabras gramaticales. Esta modalidad se subdivide entre las locuciones conexivas conjuntivas y las locuciones conexivas prepositivas.

Son locuciones significantes aquellas cuyos constituyentes, formados por palabras léxicas, presentan unidad conceptual. A su misma vez, estas locuciones significantes se subdividen dependiendo de la categoría gramatical a la que equivalgan. Así, se distinguen entre locuciones significativas nominales, adjetivas, verbales, participiales, adverbiales, pronominales y exclamativas. Casares (1992 [1950]: 183) resume su clasificación en el siguiente esquema en el cual se incluyen diferentes ejemplos:

Figura 1: Clasificación de Casares

Sin embargo, Higueras García argumenta que el grupo locuciones es bastante heterogéneo, puesto que en algunas de ellas se pueden intercalar otras palabras, además los verbos se pueden conjugar e incluso permiten ciertas variaciones (1997:43). Aunque estos rasgos no ocurren en las locuciones prepositivas, conjuntivas y adverbiales. En este caso, Higueras García considera que estas locuciones están “más cerca de la zona fronteriza con las frases hechas” (1997:43).

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17 Las consideradas locuciones nominales para Casares son para Higueras García palabras compuestas o combinaciones sintagmáticas como, falda pantalón, ciudad jardín…

Incluso pueden ser consideradas por esta autora como dos nombres en aposición (Higueras García, 1997: 43).

Higueras García también cuestiona las locuciones adjetivas de Casares, ya que para ella, estas locuciones podrían considerarse frases hechas, puesto que “no es posible modificar ninguno de sus elementos” (1997:43). Por ejemplo, de chicha y nabo/ * de carne y nabo.

Pero tal como Higueras García argumenta, donde discrepa totalmente es en el caso de las locuciones verbales ya que Casares reconoce que “todas ellas ofrecen el aspecto de una oración, que pude ser transitiva, intransitiva o predicativa” (1997: 43).

Por otra parte, Higueras García incluye su propia clasificación de locuciones:

locuciones conjuntivas, prepositivas, adverbiales, predicativas, atributivas, nominales y adjetivas.

3.1.5.2 Coseriu

Fue el primer congreso internacional de lingüística aplicada el que sirvió a Coseriu (1996: 194 y ss) para crear la distinción entre lo que llamó technique du discours (técnica del discurso) y discours répété (discurso repetido).

Por un lado, la técnica libre del discurso “abarca las unidades léxicas y gramaticales (lexemas, categoremas, morfemas) y las reglas para su modificación y combinación en la oración”

(Coseriu, 1986 [1977]: 113). Por otro lado, el discurso repetido “abarca todo lo que tradicionalmente está fijado como ‘expresión’, ‘giro’, ‘modismo’, ‘fase’ o ‘locución’ y cuyos elementos constitutivos no son reemplazables o re-combinables según las reglas actuales de la lengua” (Coseriu, 1986 [1997]: 133).

Las unidades del discurso repetido las dividió en tres grupos, de acuerdo con el nivel estructural en el que se combinen:

El primer grupo corresponde a unidades equivalentes a oraciones, que son conmutables en el plano oracional y textual. Coseriu propone la denominación tentativa de textemas. Se incluyen en este grupo: refranes, “wellerismos”, dichos, sentencias, frases metafóricas, proverbios, citas de autores, fragmentos literarios, poemas y oraciones religiosas.

Un ejemplo de textemas es, cada palo que aguante su vela…

El segundo grupo se compone de unidades equivalentes de sintagmas, que son combinables en la oración y conmutan, de hecho, con sintagmas. Alternativamente podrían ser denominados como sintagmas estereotipados. El autor solo ofrece ejemplos en francés, de

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18 este modo, sans coup férir, (‘sin esfuerzo alguno, sin combate’) puede oponerse a aprés une dure bataille o avec de grandes difficultés (‘después de una dura batalla’ o ‘con gran dificultad’).

El tercer y último grupo concierne a unidades equivalentes de palabras, las cuales también se combinan dentro de la oración y que son conmutables con palabras simples. Este grupo de unidades son calificadas como perífrasis léxicas. Un par de ejemplos de estas unidades son, a boca de jarro y hacer hincapié.

Se puede resumir la clasificación de Coseriu en el siguiente esquema:

Textemas: cada palo que aguante su vela.

Unidades del discurso repetido Sintagmas esterotipados: sans coup férir.

Perífrasis léxicas: hacer hincapié Figura 2: Clasificación de Coseriu

Corpas Pastor opina que este tipo de clasificación no es de lo más frecuente por tres motivos. En primer lugar, debido a la falta de criterios de clasificación propiamente dichos.

En segundo lugar, se incluye dentro de los textemas unidades que quedan fuera de los límites de la fraseología. Por último, la distinción entre sintagmas esterotipados y perífrasis léxicas es

“artificial, subjetiva, y poco clara” (Corpas Pastor, 1996: 37). Sin embargo, la obra de Coseriu ha sido de gran ayuda en las posteriores investigaciones fraseológicas españolas, ya que ha influido sobre diversos autores como García-Page Sánchez (1990a, 1990b) o Martínez López (1996). Además, este tipo de investigación fue pionera a la hora de prestar atención a la parte más fija y estable del léxico español (Corpas Pastor, 1996: 26).

3.1.5.3 Thun

Thun, en este caso, investigó en 1978 la fraseología de las lenguas romances. Su estudio parte de la repetición y la fijación como fenómenos generales de la lengua, dentro de los cuales se insertan las unidades fraseológicas o fixiertes Wortgefüge (FWG), que es la denominación genérica que utiliza.

Las FWG son estudiadas desde su estructura interna, a continuación, se observan las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas de estas unidades, así como su actualización en el discurso. Con respecto a la estructura interna, este autor se ocupa fundamentalmente de la fijación y del aspecto semántico de dichas unidades. Es relevante destacar que se establecen varios tipos de fijación interna y externa. Por un lado, la fijación interna se refiere a la fijación

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19 material y a la fijación de contenido. Por otro lado, la fijación externa contiene, a su vez, cuatro subtipos: situacional, analítica, pasemántica y posicional en el texto (Corpas Pastor, 1996: 38).

Este autor hizo una distinción con respecto al aspecto semántico de estas unidades. Por un lado, diferenció las FWG que no presentan peculiaridades semánticas, como guardar las apariencias. Por otro, las FWG con peculiaridades semánticas en todos sus componentes; a su vez, hay dos subtipos dentro de este grupo: las FWG con peculiaridades semánticas del tipo homogéneo, como dorar la píldora y del tipo heterogéneo, como vivir como un rey.

Además, este autor, siguiendo las nociones coserianas del sistema, norma y habla, crea la división entre FWG del sistema, FWG de la norma y FWG del habla.

FWG del sistema se caracterizan por presentar fijación interna y externa. Puede que se presenten del tipo homogéneo, heterogéneo, o bien que se den casos intermedios. Se trata de FWG del sistema, a las cuales no estudia de acuerdo con su significado categorial, ni con el de sus elementos integrantes, aunque deja abierta dicha posibilidad.

Thun se ocupa también de unidades fraseológicas con fijación interna y externa, situacional o posicional, es decir, FWG del habla, como los refranes y los denominados pragmatische Idiome, entre otros tipos – como los dichos, partes de las citas, etc. Aunque estas unidades reciben menor atención y no son tratados por razones de espacio. Estas unidades pueden presentar peculiaridades semánticas (tipos homogéneo y heterogéneo) o no.

Se trata de FWG externas a la lengua.

Por último, Thun atiende a las FWG de la norma. Menciona sobre ellas que se tratan de FWG fijadas solo en la norma, con fijación externa analítica y sin peculiaridades semánticas, que, desde el punto de vista del sistema, constituyen sintagmas completamente libres.

Las FWG están encadenadas entre sí, de manera que, las FWG del sistema lo son a la vez de la norma, así como las FWG de la norma lo son del habla simultáneamente. Al mismo tiempo, los tres tipos de FWG pertenecen a la comunidad lingüística y cultural.

Thun creó un esquema en el cual ofrece su clasificación de manera esquematizada:

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20 Figura 3: Clasificación de Thun

3.1.5.4 Zuluaga

Zuluaga estudió en 1980 las unidades fraseológicas que comprenden desde combinaciones de al menos dos palabras, hasta combinaciones formadas por oraciones completas, cuyos componentes están o han estado en relación sintáctica. Tales unidades se caracterizan por dos rasgos fundamentales, la fijación y la idiomaticidad.

Este autor, al igual que Casares, no considera las colocaciones como parte de las unidades fraseológicas. Un hecho un tanto sorprendente, ya que menciona en su obra, de manera implícita o explícita, a autores como Bally, Nagy y Bugarsky quienes por el contrario, sí consideran las colocaciones como unidades fraseológicas.

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21 Zuluaga establece una doble clasificación de las unidades fraseológicas según dos criterios: por una parte, según los rasgos de su estructura interna. Por otra parte, según su valor semántico-funcional al ser empleadas como unidades en el discurso. Siguiendo el primer criterio de clasificación, las unidades fraseológicas pueden ser fijas y no idiomáticas, como dicho y hecho; semiidiomáticas, como tira y afloja; e idiomáticas, como a ojos vistas.

De acuerdo con la siguiente pauta de clasificación, Zuluaga tiene en cuenta las funciones sintácticas desempeñadas por las unidades fraseológicas en el discurso, analiza sus posibles combinaciones y oposiciones, así como el nivel de la estructuración gramatical en que pueden combinarse. Por tanto, llegados a este punto, Zuluaga divide en dos grandes grupos las unidades fraseológicas con expresiones fijas. En primer lugar encontramos a los enunciados fraseológicos, los cuales son capaces de construir por sí mismos enunciados completos. El segundo grupo son las locuciones, expresiones fijas que necesitan otro elemento formante de la frase para poder construir un enunciado.

A modo de resumen, podemos observar el siguiente esquema donde se incluye una clasificación detallada por parte de Zuluaga:

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22 Figura 4: Clasificación de Zuluaga

Analizando desde una perspectiva contrastiva la clasificación de Casares y Zuluaga, se observan disconformidad con respecto a la clasificación de las locuciones. Zuluaga incluye un subtipo dentro de las locuciones de unidades gramáticas (el autor las denomina instrumentos gramaticales): las locuciones elativas. Tal como afirma Corpas Pastor, estas locuciones “se caracterizan por funcionar como instrumentos relacionales que se intensifican y elativizan lexemas. Así, como un cosaco (‘mucho’) elativiza al verbo beber” (1996: 43). En cuanto a las locuciones equivalentes a unidades léxicas, Zuluaga solo distingue entre nominales, adnominales, adverbiales, y verbales. La clasificación de Casares respecto a este grupo es más amplia, como ya hemos visto. Casares distingue entre cuatro subtipos de locuciones nominales: denominativas, compuestas, singulares e infinitivas. Aparte de esta subcategoría

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23 de locuciones nominales, con respecto a la clasificación de locuciones, Casares incluye locuciones participiales, pronominales y exclamativas. Si bien hay que destacar que Casares no incluye en su clasificación las locuciones adnominales.

Respecto a los enunciados, Zuluaga distingue entre: enunciados fraseológicos funcionalmente libres, que son denominados textos; y, enunciados fraseológicos contextualmente marcados, que no son calificados como textos porque dependen del contexto lingüístico o pragmático para su funcionamiento. A este grupo se le califica como frases. A los enunciados llamados textos pertenecen los refranes como un clavo saca otro clavo. Al segundo grupo, frases corresponden las frases hechas, como aquí paz y luego gloria; los clichés, como érase una vez, y las fórmulas de fijación pragmáticas como buenos días (fórmula de saludo).

3.1.5.5 Haensch et al.

En este caso, los autores (G. Haensch, L. Wolf, S. Ettinger y R. Werner) distinguen entre dos tipos de unidades léxicas: las pluriverbales lexicalizas y las habitualizadas. En primer lugar distinguen entre los autores las colocaciones y, en segundo lugar, las combinaciones fijas de lexemas. En este segundo grupo se integran todas aquellas unidades fraseológicas que no constituyen colocaciones, como las unidades fraseológicas, los modismos, citas, refranes, fórmulas de la vida social y frases habituales. Esta clasificación podría resumirse en el siguiente esquema:

Colocaciones usuales

- unidades fraseológicas

- modismos

Combinaciones fijas - citas - refranes

- fórmulas de la vida social - frases habituales

Figura 5: Clasificación de Haensch et al.

Corpas Pastor comenta que existe una “falta de consistencia en cuanto a las colocaciones” y especifica que no se dan ejemplos de tales. Además menciona que “el

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24 tratamiento que estos autores dan a las UFS dista mucho de ser sistemático”, detalla también que es la propia clasificación la que carece de solidez y que “la única diferencia entre una categoría y otra es el grado de restricción combinatoria” (1996: 46). Sin duda, la aportación de Corpas Pastor es de lo más acertada ya que, esta clasificación no tiene unas bases de división coherente, tras haber estudiado las clasificaciones de los otros autores ya mencionados.

3.1.5.6 Carneado Moré y Tristá Pérez

Estas dos autoras, Carneado Moré y Tristá Pérez son los máximos representantes del Instituto de Literatura y Lingüística de la Habana, el cual pertenece a la Academia de Ciencias de Cuba.

En el caso de Carneado Moré, su trabajo se fundamentó en el estudio de los fraseologismos en los diccionarios cubanos (1985b, 1985c). La autora consideró que existía una falta de criterios sistemáticos de clasificación, además del tratamiento que se le otorga a la polisemia, la sinonimia y las variantes fraseológicas. Para la taxonomía de las unidades fraseológicas que propone, tiene en cuenta los modelos rusos y, muy destacadamente, la obra de V. V. Vinogradov (1947) y N. M. Shanski (1963), aunque también tiene presente las premisas de Casares.

La autora distingue, según el grado de motivación y la estructura gramatical del fraseologísmo entre: adherencias, unidades, combinaciones y expresiones fraseológicas.

Veámoslo detalladamente:

Las adherencias son “unidades completamente inmotivadas de significado unitario traslaticio” (Corpas Pastor, 1996: 47). Estas unidades cumplen funciones oracionales como perder la cabeza.

Las unidades se diferencian de las adherencias debido a su carácter relativamente motivado, como buscar bronca.

Las combinaciones, por el contrario, están formadas por varias palabras entre las cuales figura una que actualiza una acepción especial en virtud de su relación con las demás, como reinar en silencio.

Por último, las expresiones fraseológicas, donde se incluyen los refranes, proverbios y clichés.

Hay que destacar que Carneado Moré se ocupa principalmente de las adherencias y las unidades, las cuales subclasifica según sus rasgos léxico-gramaticales del sistema fraseológico español. De este modo, el siguiente esquema recapitula la clasificación de la citada autora:

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25 - fraseologismos verbales

- fraseologismos reflexivos - fraseologismo propositivos Adherencias - fraseologismos con hecho/-a

- fraseologismos conjuntivos Unidades - fraseologismos con la/las

- fraseologismos nominales - fraseologismos adjetivos - fraseologismos adverbiales

Combinaciones

Expresiones fraseológicas

Figura 6: Clasficiación de Carneado Moré y Tristá Pérez

En el caso de Tristá Pérez (1979.1980, 1985b, 1985c, 1988), se observa una clara influencia de los antiguos estudios soviéticos en lo relativo al aspecto semántico y la motivación de las unidades fraseológicas. A su vez, Tristá Pérez sigue la clasificación establecida por Casares (locuciones, frases proverbiales y refranes), aunque extiende la parte relativa a las locuciones, estableciendo dos tipos fundamentales a partir de la estructura interna de estas unidades:

Por una parte encontramos, fraseologismos en cuya estructura interna se encuentra un

“elemento identificador” que indica su condición de unidad fraseológica. Este elemento identificador se subdivide en dos tipos, si posee un carácter semántico o, por el contrario, léxico. Si se trata de un elemento identificador con carácter semántico, estas unidades toman como base una imagen incoherente, como comerse el mundo.Al segundo caso pertenecen las unidades que contienen entre sus componentes palabras desusadas fuera de la unidad fraseológica, como hacer el paripé, elementos onomatopéyicos, como estar en un tris, préstamos lingüísticos, como el dolce far niente y arcaísmos, como parar mientes.

Corpas Pastor argumenta que “desde un punto de vista semántico, se trata de unidades muy heterogéneas, que van desde fraseologismo con elementos carentes de sentido fuera de la

Referencias

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