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Cristo: nuestro Sacerdote

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Academic year: 2021

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Lección 8

Para el 23 de noviembre de 2013 PARA ESTA SEMANA: Salmo 1

10:1-5; Génesis 14:18-20; Hebreos 7:1-3; Romanos 8:31-34;

1 Timoteo 2:4-6; Hebreos 8:6; 2:17, 18; 10:1-14. TEXT O CLA VE:“Aho ra bien, e l punto pr incipal de lo que v enimos d iciendo e s que ten emos tal sumo s acerdote , aquél qu e se sen tó a la de recha de l trono de la Majes tad en el cielo, el que sirve en el san tuario, es decir, en el verdad ero taber náculo lev antado p or el Señ or y no p or ningún ser hu mano” (H ebreos 8 :1, 2).

PREVIEW

SÁBADO

16

Noviembre

08

DIOS DESEABA QUE LOS ISRAELITAS CONSTRUYERAN UN SANTUARIO

para enseñarles sobre la salvación. No hay dudas de que Dios quiere enseñarnos sobre la salvación a nosotros, también hoy en día. ¿Qué podemos aprender del Santuario que nos acerque a él? ¿Qué quiso decir Dios cuando mencionó que quería habitar entre su pueblo?

Como Sumo Sacerdote en el Santuario celestial, Cristo actúa como nuestro Defensor, Mediador, Intercesor y Sumo Sacerdote. Todos estos roles tienen un significado importante para la vida actual y para la vida eterna. Todo arquitecto sabe que una estructura debe tener un plano que guíe a los constructores. Cristo, el arquitecto del San-tuario, dirigió a los israelitas en su construcción, para poder habitar entre ellos y enseñarles sobre la salvación.

El Santuario terrenal era una señal, para los hijos de Dios, de que él deseaba salvarlos, y de que tenía un plan para hacerlo. El Santuario reflejaba la historia de la salvación y del amor de Cristo por ellos, me-diante sacrificios y servicios, e incluso a través de los muebles del Lugar Santo y del Lugar Santísimo, y de las túnicas de los sacerdotes. En la lección de esta semana, observaremos el plan de salvación según como se presenta en el mensaje del Santuario. Este mensaje de justificación, santificación y glorificación no ha perdido relevancia, porque cuenta la historia de lo que está sucediendo en el cielo y del rol de Jesús en el Santuario. El mensaje del Santuario, también, nos enseña sobre la función que nosotros debemos desempeñar mientras esperamos que él vuelva.

(2)

08

CARACTERÍSTICAS

DEL VERDADERO REAVIVAMIENTO

Entender el rol del sacerdote en el Santuario terrenal nos ayuda a entender el sacerdocio de Cristo en el Santuario celestial. En el San-tuario terrenal, los sacerdotes oficiaban diariamente en los sacrificios matutino y vespertino. El sumo sacerdote oficiaba en el Día anual de la Expiación. De todas las responsabilidades que tenía, la más impor-tante probablemente haya sido la mediación entre los israelitas y Dios, como puede verse en los siguientes versículos:

"Así Aarón llevará en sus hombros los nombres de los hijos de Is-rael, para recordarlos ante el Señor" (Éxodo 28:12). "De este modo, siempre que Aarón entre en el Lugar Santo llevará sobre su corazón, en el pectoral, para impartir justicia, los nombres de los hijos de Israel para recordarlos siempre ante el Señor. Sobre el pectoral para impar-tir justicia pondrás el urim y el tumim. De esta manera, siempre que Aarón se presente ante el Señor, llevará en el pecho la causa de los israelitas" (Éxodo 28:29, 30).

Jesucristo es nuestro Sumo Sacerdote en el Santuario celestial, y actúa como Mediador entre Dios y nosotros (1 Timoteo 2:5). De la misma manera en que Aarón llevaba los nombres de las doce tribus de Israel en su efod, Cristo lleva ante Dios los nombres de aquellos que lo han aceptado como su Salvador, para interceder por ellos. De la misma manera en que Aarón presentaba la causa de los hijos de Israel sobre su corazón, Cristo presentó la causa de nuestros pecados en la cruz.

¡Qué alivio es saber que el Salvador es nuestro Intercesor, nuestro Sumo Sacerdote, que presenta ante el Padre no la sangre de toros y de cabras, sino su propia sangre preciosa! ¡Qué consuelo sentimos, al darnos cuenta de que él conoce y entiende nuestro dolor porque él sufrió nuestras aflicciones cuando estuvo en esta Tierra! Sí, Jesu-cristo es, sin dudas, el mejor Sumo Sacerdote.

Biblia en mano

¿De qué maneras cumple Cristo el divinamente prometido sacerdocio según el orden de Melquisedec? Comparar Génesis 14:18 al 20 con Salmo 110:4 y Hebreos 7:1 al 3.

DOMINGO

17

Noviembre

(3)

08

UN MINISTERIO MÁS EXCELENTE

LUNES

18

Noviembre

Nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 4:14, 15; 8:1-6; Hebreos 9:11, 12)

Bíblicamente, el sacerdote era alguien que representaba a los ado-radores ante Dios. En esto estaba implícita la idea de que la persona común no estaba calificada para presentarse cara a cara ante Dios. Pero ¿estaba el sacerdote humano calificado? En realidad, no. La Bi-blia es clara en cuanto a que los sacerdotes humanos, llamados por Dios para servirlo, no eran nada por sí mismos. El sacerdocio hu-mano en el Antiguo Testamento es, simplemente, una herramienta de enseñanza para alertar a los adoradores de sus necesidades y para dirigir su atención al Cristo que vendría, el gran Sumo Sacer-dote, quien proveería el perdón por los pecados y la comunión con Dios.

Nuestro Mediador (1 Timoteo 2:3-6; Hebreos 9:8-15)

En el sacerdocio bíblico había muchos sacerdotes, pero sola-mente el sumo sacerdote era un verdadero mediador. Su rol era en-trar en el Lugar Santísimo. Era una responsabilidad tremenda. El sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo una vez al año, en el Día de la Expiación, para rogar por el perdón de los pecados que el pueblo había cometido durante el año. Como cristianos, tenemos un Mediador que entró en el Santuario real en el cielo, y obtuvo el per-dón por nuestros pecados en un solo acto que es eficaz para siem-pre. A través de él, obtenemos comunión con Dios cada vez que necesitamos o queremos (Hebreos 9:8-15).

Nuestro gran Sumo Sacerdote (Hebreos 4:14, 15; 7:23-28; 8:1-6)

A lo largo del libro de Hebreos, el autor muestra cómo Jesús es superior a todo lo anterior. Enfatiza la superioridad y la supremacía de Jesús sobre los ángeles (1:5-14), Moisés (3:1-6) y, finalmente, sobre Aarón y los demás sumo sacerdotes que lo siguieron (5:1-10). Jesús no era simplemente un sumo sacerdote, sino el Gran Sumo Sa-cerdote. Aarón y los demás sumo sacerdotes entraban en el Lugar Santísimo una vez al año, con mucho temor. Jesús fue al gran San-tuario celestial, donde es nuestro Defensor, Intercesor, Mediador y Sacrificio. A diferencia de los sumo sacerdotes que lo precedieron, Jesús es suficiente para nuestra redención.

Biblia en mano

Lee Romanos 8:31 al 34. ¿Qué gran esperanza y promesa se nos ofrece aquí? ¿Cómo puedes experimentar mejor la maravillosa verdad de que nada te separará del amor de Dios? ¿Cómo puedes usar esta certeza como motivación para vivir como Dios quiere que vivas, a diferencia, tal vez, de cómo estás viviendo ahora?

(4)

08

¿TE CONOCE JESÚS,

EL DEFENSOR?

"A medida que los libros de memoria se van abriendo en el Juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empezando con los que vivieron los primeros en la Tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los vivos. Cada nombre es mencionado, cada caso cuidadosamente investigado. Habrá nombres que serán acepta-dos; y otros, rechazados. En caso de que alguien tenga en los libros de memoria pecados de los cuales no se haya arrepentido y que no hayan sido perdonados, su nombre será borrado del Libro de la Vida, y la mención de sus buenas obras será borrada de los registros de Dios. El Señor declaró a Moisés: Al que haya pecado contra mí, a este borraré de mi libro'. Y el profeta Ezequiel dice: 'Si el justo se apartare de su jus-ticia, y cometiere maldad [...] todas las justicias que hizo no vendrán en memoria' " (El conflicto de los siglos, p. 474).

"A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pe-cado, y que hayan aceptado con fe la sangre de Cristo como su Sacri-ficio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la Ley de Dios, sus pecados serán borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara, por el profeta Isaías: 'Yo, yo soy aquel que borro tus transgresiones a causa de mí mismo, y no me acordaré más de tus pecados' " (Ibíd., p. 475).

"El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del Santuario y del Juicio Investigador. Todos necesitan conocer por sí mis-mos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote [...]. Todos tie-nen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada cual deberá encontrarse cara a cara con el gran Juez. ¡Cuán importante es, pues, que cada uno contemple a menudo, de antemano, la solemne escena del Juicio en sesión, cuando serán abiertos los libros; cuando, con Da-niel, cada cual tendrá que estar en pie al fin de los días!" (Ibíd., p. 479).

Biblia en mano

"El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la ver-dad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo" (1 Timoteo 2:4-6). ¿De qué modo estos versículos nos ayudan a com-prender qué está haciendo Cristo por nosotros en el cielo?

Piensa: hay un Ser divino- humano en el cielo ahora mismo, que media en tu favor. ¿Qué debería decirte esto acerca de tu importancia a los ojos de Dios? ¿Cómo debería esta verdad impactar la forma en que vives y tratas a otros?

MARTES

19

Noviembre

(5)

08

EL SUMO SACERDOTE

COMPASIVO

´MIÉRCOLES

20

Noviembre

¡Regocíjate! Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, que está interce-diendo por nosotros con su sangre ante el Dios amante, en el cielo. Él se convirtió en ser humano, y fue tentado como nosotros. Él expe-rimentó cualquier sentimiento y pensamiento que nosotros experi-mentamos; él padeció cualquier dolor y tentación que nosotros padecemos. Y está listo para intervenir por nosotros cuando lo acep-tamos como nuestro Salvador. Él llevó nuestros pecados en la cruz, y nos promete lavarnos con su propia sangre. No tenemos nada que temer, porque Jesús está intercediendo por nosotros ahora mismo en el Santuario celestial. Él se preocupa por nosotros y, cuando pro-fesamos su nombre, nos ayuda a preocuparnos por los demás. Al crecer en su gracia, el Espíritu Santo vive en nosotros, y nos ayuda a amar y mostrar compasión por otros, así como él lo hizo. A conti-nuación, presentamos algunas maneras en que podemos realizarlo.

Enseña a alguien a leer. Muchas bibliotecas tienen clases para

en-trenar a las personas en esta habilidad. Imagina cómo debe de ser no poder leer la Biblia, y qué regalo sería enseñar a alguien a poder hacerlo.

Alimenta al hambriento. Cuando hagas las compras, compra un

poco más, para donar al banco de alimentos de tu comunidad o tu iglesia.

Dona ropa. Si tienes ropa en buenas condiciones que ya no uses,

dónala a una organización de beneficencia que pueda darla a quienes la necesiten.

Teje. Si vives en un lugar del mundo que tenga una temporada de

frío, teje gorros y bufandas para personas que no tienen hogar o su-ficiente dinero.

Arregla la casa de alguien. ¿Conoces a algún anciano a quien le es

difícil hacer arreglos en su casa o trabajar en el jardín? Organiza un grupo, y dediquen un domingo a ayudarlo.

Biblia en mano

¿Qué revelan los siguientes textos acerca del ministerio de Cristo como Sumo Sacer-dote? Hebreos 2:17,18; 3:6; 4:14,15; 7:24-28; 8:1-3.

Jesús está en el cielo "por nosotros". ¿Qué significa esto? ¿Cómo puedes obtener seguridad y certeza de esta maravillosa verdad?

(6)

08

UNGIMIENTO GRATUITO

CON ACEITE

Durante los tiempos bíblicos, el trabajo del sumo sacerdote era muy importante. Él llevaba los nombres de Israel en dos piedras de ónix; así. llevaba a Israel en sus hombros y en su corazón. Sobre sus hombros llevaba la carga de Israel; sobre su corazón, llevaba la causa de los hijos de Israel. El Santuario terrenal, como representación del celestial, es una importante ayuda visual, que favorece nuestro en-tendimiento de la salvación y del trabajo de Cristo en el cielo.

Satanás nos acusa ante Dios de ser pecadores sin esperanza; pero, nuestro poderoso Salvador Jesucristo murió en nuestro lugar. En la cruz, murió la muerte eterna que nosotros deberíamos morir si no lo aceptamos como nuestro Salvador. Pero, cuando aceptamos la muerte de Jesús como la nuestra propia y, gracias a la ayuda del Es-píritu Santo, desarrollamos un carácter similar al de Cristo, Jesús pre-senta su sangre, su sacrificio, al Padre, por nosotros. Este es su rol como nuestro Sumo Sacerdote en el cielo.

Cuando las personas desobedecen una ley en su país, ciudad o mu-nicipio, probablemente pasen bastante tiempo discutiendo el caso con sus abogados. De la misma manera, debemos pasar mucho tiempo con Dios en oración. "Las tinieblas del malo cercan a aquellos que descuidan la oración. Las tentaciones secretas del enemigo los incitan al pecado; y todo, porque ellos no se valen del privilegio de orar que Dios les ha concedido. ¿Por qué los hijos y las hijas de Dios han de ser tan remisos para orar, cuando la oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo, donde están atesorados los recursos infinitos de la Omnipotencia?" (El camino a Cristo, p. 95).

A menos que llevemos nuestros pecados ante nuestro Sumo Sacer-dote, permanecemos como pecadores y, como tales, somos culpa-bles.

El perdón de nuestro Sumo Sacerdote solamente funciona si nos-otros cooperamos con él. La Palabra de Dios es verdadera y, como podemos depender de ella, sabemos que Jesús volverá pronto para llevarnos a casa, con él.

Biblia en mano

Lee Hebreos 10:1 al 14. ¿Cómo contrasta este pasaje la función y la obra del servicio del Santuario terrenal con la muerte y el ministerio sumo sacerdotal de Jesús? Mira el mundo a tu alrededor; observa el daño que ha causado el pecado, el dolor, la pérdida, el temor, la desesperanza. ¿Cómo podemos aprender día tras día, momento tras momento, a aferramos de Jesús como la única solución al problema del pecado en nuestra vida?

JUEVES

21

Noviembre

(7)

08

RECUERDA

VIERNES

22

Noviembre

Estamos perdidos. Somos culpables. No tenemos un caso. En medio de nuestra situación desalentadora, brilla un poderoso rayo de esperanza. Tenemos un Sumo Sacerdote, un Defensor y Mediador. Él nunca perdió un caso. No tenemos forma de pagarle; así que, se hizo cargo del costo con su propia sangre. Todo lo que tenemos que hacer es pedirle que nos represente. ¡Eso es todo! Él es nuestra única esperanza. Si creemos en él, no tenemos nada que temer.

Lección para jóvenes | 60

CONSIDERA

» Redacta una descripción de trabajo para nuestro Sumo Sacer-dote. Incluye las características de carácter que te gustaría ver, y la experiencia que quisieras que tuviese.

» Intercede, en oración, por alguien que necesita ser elevado ante Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. Hazle saber a la persona que estás orando por él o ella. Ora fielmente, hasta que tus oraciones sean contestadas.

» Compara y contrasta el sacerdocio de Aarón y el sacerdocio de Cristo.

» Cuéntale la historia de la salvación a un amigo, utilizando sim-bología moderna.

» Recrea la escena de un juicio. Necesitarás un acusador (fiscal), un acusado, un juez y un defensor. Juzga al acusado según sea la violación de la Ley de Dios. ¿Qué puedes aprender de esto sobre tu necesidad de Cristo como tu Defensor?

» Medita en las tentaciones que enfrentas. Luego, parafrasea Hebreos 4:15 e incluye tus tentaciones.

» Diseña un marcador de libros con el versículo de Hebreos 4:16 en él. Memoriza el versículo, y pide a Dios que te ayude a vivirlo.

AMPLÍA

Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 7-A, pp.

474-486; Hebreos, capítulos 5 y 7.

Colaboraron esta semana: Samba Chiseya, Cape Town, Sudáfrica; Nonhlanhla Mlalazi, Pretoria, Sudá-frica; Alan Hecht, Silver Spring, Maryland, EE.UU.; Teclah. P. Khumalo, Pretoria, Suda Sudá-frica; Ncenga Mabena, Pretoria, Sudáfrica; Batana Hadebe, Pretoria, Sudáfrica; Sandra Araújo-Delgado, Apison, Ten-nessee, EE.UU.

Referencias

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