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Las perífrasis de los verbos de movimiento en español medieval y clásico

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Academic year: 2022

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Las perífrasis

de los verbos

de movimiento

en español

medieval

y clásico

(2)
(3)

Andrzej Zieliński

Las perífrasis de los verbos de movimiento en español medieval y clásico

Wydawnictwo Uniwersytetu Jagiellońskiego

(4)

i Instytutu Filologii Romańskiej

RECENZENT

prof. dr hab. Wiaczesław Nowikow

PROJEKT OKŁADKI Anna Sadowska

© Copyright by Andrzej Zieliński & Wydawnictwo Uniwersytetu Jagiellońskiego Wydanie I, Kraków 2014

All rights reserved

Niniejszy utwór ani żaden jego fragment nie może być reprodukowany, przetwarzany i roz- powszechniany w jakikolwiek sposób za pomocą urządzeń elektronicznych, mechanicznych, kopiujących, nagrywających i innych oraz nie może być przechowywany w żadnym systemie informatycznym bez uprzedniej pisemnej zgody Wydawcy.

ISBN 978-83-233-3794-2

www.wuj.pl

Wydawnictwo Uniwersytetu Jagiellońskiego Redakcja: ul. Michałowskiego 9/2, 31-126 Kraków tel. 12-663-23-81, tel./fax 12-663-23-83

Dystrybucja: tel. 12-631-01-97, tel./fax 12-631-01-98 tel. kom. 506-006-674, e-mail: sprzedaz@wuj.pl

Konto: PEKAO SA, nr 80 1240 4722 1111 0000 4856 3325

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Unsere Sprache kann man ansehen als eine alte Stadt: Ein Gewinkel von Gässchen und Plätzen, alten und neuen Häusern, und Häusern mit Zubauten aus verschiedenen Zeiten; und dies umgeben von einer Menge neuer Vororte mit geraden und regelmäßigen Straßen und mit einförmigen Häusern.

L. Wittgenstein, Philosophische Untersuchungen

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ÍNDICE

Índice ... 7

Índice de tablas ... 9

Índice de esquemas ... 11

Siglas y abreviaturas ... 12

Introducción ... 13

Estructura del texto ... 14

Descripción del corpus textual ... 15

Agradecimientos ... 17

1. Perífrasis verbales ... 19

1.1. Tipología y clasifi cación de las perífrasis verbales ... 23

1.2. Las perífrasis verbales de infi nitivo ... 28

1.3. Las perífrasis verbales de gerundio ... 32

1.4. Las perífrasis verbales de participio ... 34

1.5. Las perífrasis coordinadas ... 38

1.6. La gradualidad de las perífrasis verbales ... 39

2. El concepto de auxiliar ... 51

2.1. La auxiliarización ... 53

2.2. Las propiedades de los verbos de movimiento como futuros auxiliares ... 59

2.3. La metaforización temporal y discursiva ... 62

3. El concepto de auxiliado ... 67

3.1. El gerundio como auxiliado ... 69

3.2. El participio como auxiliado ... 74

4. El concepto de nexo ... 81

4.1. Las construcciones sin nexo o con el nexo a ... 83

4.2. Los nexos por y de ... 90

5. Andar... 93

5.1. Etimología y propiedades semántico-sintácticas ... 93

5.2. <andar por + infi nitivo> ... 95

5.3. <andar a + infi nitivo> ... 98

5.4. <andar + gerundio> ... 102

5.5. <andar + participio pasado> ... 113

5.6. Conclusiones ... 117

6. Ir ... 119

6.1. Etimología y comportamiento semántico-sintáctico ... 119

(8)

6.2. <Ir (a) + infi nitivo> ... 121

6.2.1. Desarrollo del futuro inmediato ... 131

6.2.2. Empleo discursivo ... 140

6.3. <ir + gerundio> ... 145

6.4. <ir + participio> ... 160

6.5. Conclusiones ... 166

7. Llegar ... 169

7.1. Etimología y propiedades semántico-sintácticas ... 169

7.2. <llegar a + infi nitivo> ... 171

8. Pasar ... 179

8.1. Etimología y propiedades semántico-sintácticas ... 179

8.2. <pasar a + infi nitivo> ... 180

9. Venir ... 185

9.1. Etimología y propiedades semántico-sintácticas ... 185

9.2. <venir de + infi nitivo> ... 187

9.3. <venir a + infi nitivo> ... 191

9.3.1. Valor deóntico de intencionalidad ... 194

9.3.2. Modoaccionalidad intensifi cativo-terminativa de carácter discursivo ... 197

9.3.3. Modalidad epistémica ... 200

9.3.4. Generalización de valores ... 201

9.4. <venir + gerundio> ... 204

9.5. <venir + participio> ... 213

9.6. Conclusiones ... 216

10. Las perífrasis reiterativas ... 219

10.1. El concepto de ‘reiteratividad’ ... 219

10.2. Etimología y propiedades semántico-sintácticas de los auxiliares 222 10.3. <tornar a + infi ntivo> ... 223

10.4. <volver a + infi nitivo> ... 233

10.5. Conclusiones ... 240

Conclusiones ... 241

Relación de fuentes ... 249

Corpora electrónicos ... 251

Bibliografía ... 251

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ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1 Distribución general de las formas encontradas 16

Tabla 2 Selección del sujeto 42

Tabla 3 Intercalación de elementos ajenos 43

Tabla 4 Orden inverso 44

Tabla 5 Orden de los PP 45

Tabla 6 Iteración de la forma verbal no fi nita 47

Tabla 7 Características semántico-sintácticas de los grupos de perífrasis 48

Tabla 8 Continuum léxico-sintáctico 53

Tabla 9 Frecuencia del empleo de los verbos auxiliares 55 Tabla 10 Distribución de las construcciones con verbos de movimiento 67

Tabla 11 Distribución del nexo 83

Tabla 12 Desarrollo de las construcciones con el nexo a 89 Tabla 13 Selección del sujeto por <andar a + infi nitivo> 99 Tabla 14 Distribución de <andar + gerundio> 103 Tabla 15 Selección de los tiempos verbales por <andar + gerundio> 106 Tabla 16 Distribución del auxiliado en <andar + gerundio> 108 Tabla 17 Intercalación de elementos ajenos en <andar + gerundio> 109

Tabla 18 Iteración de <andar + gerundio> 110

Tabla 19 Selección del sujeto por <andar + gerundio> 111 Tabla 20 Orden de clíticos en la construcción de <andar + gerundio> 112 Tabla 21 Distribución de <andar + participio> 114 Tabla 22 Selección del sujeto por parte de <andar + participio> 117 Tabla 23 Distribución de <ir (a) + infi nitivo> 124 Tabla 24 Valores documentados de <ir (a)+ infi nitivo> 126 Tabla 25 Intercalación de elementos ajenos en <ir (a) + infi nitivo> 128 Tabla 26 Orden de los pronombres átonos en <ir (a) + infi nitivo> 130 Tabla 27 Selección del sujeto por parte de <ir (a) + infi nitivo> 145

Tabla 28 Distribución de <ir + gerundio> 146

Tabla 29 Intercalación de otros elementos ajenos en <ir + gerundio> 150

Tabla 30 Orden de PP en <ir + gerundio> 152

Tabla 31 Iteración del auxiliado para <ir + gerundio> 153 Tabla 32 Distribución de valores de <ir + gerundio> 156 Tabla 33 Selección del sujeto para <ir + gerundio> 159 Tabla 34 Distribución de <ir + participio> 160 Tabla 35 Selección del auxiliado <ir + participio> 164

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Tabla 36 Selección del tiempo verbal para <ir + participio pasado> 165 Tabla 37 Selección del sujeto para <ir + participio> 166 Tabla 38 Distribución de <llegar a + infi nitivo> 172 Tabla 39 Selección del sujeto <llegar a + infi nitivo> 177 Tabla 40 Orden de clíticos en <llegar a + infi nitivo> 177 Tabla 41 Distribución de <pasar a + infi nitivo> 181 Tabla 42 Distribución de <venir de + infi nitivo> 187 Tabla 43 Distribución de los valores de <venir {ø/a}+ infi nitivo> 192 Tabla 44 Distribución de <venir + infi nitivo> y <venir a + infi nitivo> 193 Tabla 45 Selección del sujeto para <venir {ø/a} + infi nitivo> 201 Tabla 46 Intercalación de otros elementos en <venir a + infi nitivo> 203 Tabla 47 Orden de PP en <venir a + infi nitivo> 204 Tabla 48 Distribución de <venir + gerundio> 206 Tabla 49 Selección de los tiempos verbales por parte de <venir + gerundio> 210 Tabla 50 Selección del sujeto por parte de <venir + gerundio> 211 Tabla 51 Orden de PP en <venir + gerundio> 212 Tabla 52 Distribución de <venir + participio> 214 Tabla 53 Distribución de <tornar {a/de/ø}+ infi nitivo> 224 Tabla 54 Distribución de los valores de <tornar(se) a/de/ø + infi nitivo> 227 Tabla 55 Selección del sujeto <tornar(se) a/de/ø + infi nitivo> 229 Tabla 56 Intercalación de elementos ajenos en <tornar(se) a/de/ø + infi nitivo> 230 Tabla 57 Orden de PP en <tornar(se) a/de/ø + infi nitivo> 232 Tabla 58 Distribución de <volver(se) a/de + infi nitivo> 233 Tabla 59 Selección del sujeto para <volver(se) a + infi nitivo> 235 Tabla 60 Inserción de elementos ajenos en <volver(se) a + infi nitivo> 236 Tabla 61 Orden de pronombres átonos en <volver(se) a + infi nitivo> 237 Tabla 62 Distribución de <tornar a/de + infi nitivo> y <volver a/de + infi nitivo> 239

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ÍNDICE DE ESQUEMAS

Esquema 1 Cadena de auxiliares 20

Esquema 2 Gradualidad de las perífrasis verbales 41

Esquema 3 Proceso de auxiliarización 59

Esquema 4 YO-EN-MOVIMIENTO (Fleischman 1982, 323) 63 Esquema 5 EL TIEMPO-EN-MOVIMIENTO (Fleischman 1982, 324) 64 Esquema 6 Metaforización espacio-temporal-discursiva 66 Esquema 7 Desarrollo de las semiperífrasis de gerundio 73 Esquema 8 Desarrollo de las semiperífrasis de participio 79

Esquema 9 Cambios analógicos 82

Esquema 10 Imposición de la preposición a 88

Esquema 11 Desarrollo de los valores fi gurativos del verbo andar 118

Esquema 12 Desarrollo del futuro analítico 122

Esquema 13 Desarrollo de valores modoaspectuales de <ir (a) + infi nitivo> 136 Esquema 14 Desarrollo paralelo de <ir (a) + infi nitivo> 138 Esquema 15 Desarrollo del valor de pasado para <ir + infi nitivo> 144 Esquema 16 Desarrollo de valores del auxiliar ir 167 Esquema 18 Conceptualización temporal de <venir + gerundio> 205 Esquema 19 Desarrollo de valores de las construcciones con el verbo venir 216 Esquema 20 Desarrollo de valores de las construcciones reiterativas 240

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SIGLAS Y ABREVIATURAS

*A Forma agramatical o reconstruida por la gramática comparada

¿?A La gramaticalidad de la forma A es dudosa a>b Filiación etimológica de b de a

a<b Filiación etimológica de a de b a→b Creación de b a base de a a←b Creación de a a base de b

a~b Coexistencia de dos formas con la misma función gramatical

<ABC> Unidad perifrástica al. Alemán

AUX. Verbo auxiliar cat. Catalán

~cóp. Verbo pseudocopulativo [+E] Signifi cado espacial

[-E] Signifi cado no espacial, fi gurativo esp. Español

gal. Gallego gr. Griego fr. Francés ing. Inglés it. Italiano lat. clás. Latín clásico lat. vg. Latín vulgar occ. Occitano pol. Polaco port. Portugués rum. Rumano Vulg. Vulgata

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INTRODUCCIÓN

En las páginas que siguen, vamos a estudiar con más detenimiento la apa- sionante historia interna de las perífrasis verbales de los verbos de movimiento, centrando nuestra atención especialmente en las épocas medieval y clásica, dada la riqueza de las formas y acepciones inexistentes en el español actual. Por ello, el objetivo de la presente monografía es señalar y revelar todos los procesos de gramaticalización de las perífrasis de verbos de movimiento en el español medieval y clásico como el mejor ejemplo de la profunda relación espacio-tem- poral. En este sentido, el libro que tiene el lector en sus manos resulta ser la continuación de la tesis Gramaticalización de expresiones espacio-temporales.

Las perífrasis de los verbos de movimiento en español medieval, dirigida por el profesor Wiaczesław Nowikow y defendida en la Universidad Jaguelónica de Cracovia en 2010. Fue entonces cuando vimos la riqueza de las formas que quedaban por estudiar y nos sedujo el fértil lenguaje del castellano medieval.

Esta fascinación se ha agudizado al estudiar las construcciones cuyo proceso evolutivo, entendiendo por él su derrotero semántico-sintáctico, especialización o bien caída en desuso, no hemos podido constatar en la mencionada tesis, por- que el intervalo de tiempo escogido no ha podido localizar dichos procesos, de ahí que surgiese la idea de ampliar el corpus con los textos de hasta el siglo XVII. Como consecuencia de ello, varios elementos que estaban presentes en la tesis fueron eliminados o bien modifi cados para adaptar el texto lo mejor posible a la imprenta. En no pocos casos, hemos agregado nuevas informaciones que consideramos relevantes.

Además de ello – como es bien sabido – un siglo es un intervalo de tiempo mínimo para percibir cualquier reajuste sintáctico, los seis siglos que engloba nuestro corpus permitirán vislumbrar mejor el rumbo sintáctico y semántico es- cogido por una u otra expresión perifrástica.

El tema no ha sido elegido por casualidad ya que desde la tesis de Yllera (1980) no se ha vuelto a tocar grosso modo el tema desde el punto de vista diacrónico, pese a que desde entonces la gramática ha dado un paso enorme en la investigación lingüística aportando nuevas teorías cognitivas y discursivas.

Tan solo ha habido unos cuantos intentos de resucitar el tema con el enfoque cognitivo o formal, como el artículo de Crego García (1994) en el cual la autora hace mención de las principales dicotomías entre las perífrasis de verbos de mo- vimiento y sus respectivas construcciones de fi nalidad. Por si fuera poco, recien- temente, ha aparecido la monografía de Melis (2006) sobre la gramaticalización

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de las perífrasis de verbos de movimiento en la que la autora, sin embargo, ha centrado su atención especialmente en las construcciones de infi nitivo. Por ello, creemos que la monografía que tiene el lector en sus manos permite rellenar el vacío informativo, dado que ofrece un estudio más o menos cabal de todas las perífrasis de verbos de movimiento, incluyendo las de gerundio y las de partici- pio que, según demuestra nuestra pesquisa, tienden a proporcionar el mismo es- quema evolutivo. Por el mismo motivo, vamos a ceñir nuestro estudio a aquellas construcciones cuyo auxiliar desciende de la estructura inacusativa del verbo de movimiento: andar, ir, pasar, tornar/ volver y venir.

Estructura del texto

El tema que pretendemos abordar en las páginas siguientes señala ya la com- plejidad de los procesos, visto que por una parte se pretende estudiar la profun- da relación espacio-temporal y, por otra, la aplicaremos en la gramaticalización desde el empleo espacial de los verbos de movimiento hasta su empleo temporal, modoaccional, modal e incluso discursivo.

Para ello, el estudio se compone esencialmente de dos partes. La primera de carácter teórico engloba aquellas teorías que giran alrededor de la complicada relación semántico-sintáctica de los elementos de una construcción perifrástica.

Así, en el primer capítulo partimos de la ambigua defi nición del concepto de perífrasis verbales y de su clasifi cación, así como de la noción de gradualidad de construcciones que consideramos indispensable y esencial. En los capítulos siguientes, se estudia de forma pancrónica el concepto del verbo auxiliar (2), el auxiliado (3) y el nexo (4), dado que creemos que uno de los rasgos esenciales de las construcciones que nos interesan es que no llegaron a gramaticalizarse por completo, de ahí su marcada ambigüedad semántica y sintáctica que puede ser resuelta únicamente por el contexto dado. Como consecuencia de ello, pueden llegar a desgramaticalizarse o reinterpretarse conforme a su signifi cado origina- rio, como tendremos ocasión de verlo en más de una vez en este trabajo.

La segunda parte, en cambio, abarca el análisis propio de las formas perifrás- ticas, su origen y gramaticalización. En ella comprobaremos estos datos teóricos con la formalización de las pertinentes discusiones que surjan de la comparación de estos con los datos emanados del corpus, atendiendo especialmente a aque- llos contextos que presenten más facilidad para los cambios. Para ello, nos es fundamental una investigación basada en un corpus textual relativamente am- plio, para cerciorarnos de las variantes diacrónicas y diastáticas. Por todo ello, hemos optado por clasifi carla por el verbo principal: así pues, en el capítulo 5 se estudian las construcciones con el verbo andar, en el §6 con el verbo ir. En el siguiente (7) analizamos el origen y los valores de la perífrasis discursiva con llegar y en el 8 la perífrasis discursiva <pasar a + infi nitivo>. A continuación, estudiaremos las de venir. En el último capítulo, investigaremos conjuntamente las perífrasis reiterativas (<tornar a + infi nitivo> y <volver a + infi nitivo>).

Con ello hemos pretendido mantener la misma estructura en cada una de estas

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secciones: empezamos por la etimología y las propiedades semántico-sintácticas del futuro verbo (semi-) auxiliar y, a continuación, pasamos a analizar cada una de las diferentes (semi-) perífrasis – si las hay – que ha desarrollado el verbo auxiliar. Al fi nal del trabajo presentamos las conclusiones más relevantes.

La estructura del libro así seleccionada se debe a nuestra premisa de que el proceso de su gramaticalización fue fuertemente motivado por la iconicidad sintáctica con la estructura fi nal para las construcciones perifrásticas con infi ni- tivo, así como con la estructura de la subordinada de modo para las expresio- nes de gerundio y, por fi n, las predicativas para las semiperífrasis de participio.

Eso, a su vez, presupone que la creación de las construcciones perifrásticas se inscribe en el continuum léxico-sintáctico, condición necesaria de los cambios pertinentes.

Además, la existencia de tres grupos diferentes de construcciones perifrás- ticas (las de infi nitivo, las de gerundio y las de participio) hace que el sistema se vuelva más homogéneo y, con ello, todavía más rentable (Krug 2011, 552), gracias a lo que Haiman (2011, 462–468) califi ca de mera estategia icónica (ing.

the iconic strategy). De hecho, a lo largo de las páginas que siguen veremos pro- cesos similares e incluso analógicos que operan dentro de cada grupo.

Descripción del corpus textual

El corpus elaborado engloba, sobre todo, los textos más representativos de la rica literatura medieval y clásica: El Cantar de Mío Cid (h. 1140); el Poema de Fernán González (1250–1266); los Milagros de Nuestra Señora (1246–1252), Vida de Santo Domingo (h. 1236) de Gonzalo de Berceo y el Libro de Alexandre (de mediados del siglo XIII); la obra en prosa de Alfonso X el Sabio (Estoria de Espanna, General Estoria, de la 2ª mitad del siglo XIII), El caballero Cifar (1300–1305), el Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita (h. 1330), Libro de los Estados (1327–1332), Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio (1335) de Juan Manuel, Embajada a Tamorlán de Ruy González de Clavijo (1406), Corbacho del Arcipreste de Talavera (1438), Coplas al muerte de su padre de Jorque Manrique (h. 1471), la Celestina de Fernando de Rojas (1499), Lazarillo de Tormes (h. 1554), Cántico Espiritual (1557–1584) de Juan de la Cruz, Las Moradas (1577) de Teresa de Ávila, El Quijote (1605 y 1615) de Miguel de Cervantes y La vida de Buscón (1626) de Francisco de Quevedo. En no pocos casos nos hemos servido de los datos proporcionados por el CORDE para obtener un panorama todavía más claro.

A la hora de escoger obras literarias para el corpus, nos hemos inclinado por distintos criterios. Así pues, en primer lugar, los textos seleccionados repre- sentan, ante todo, obras clásicas de la literatura española que, con el paso del tiempo, se convirtieron en símbolos de aquella época y – por consiguiente – en la marca del pueblo castellano (Moreno Fernández 2005). Esta literatura com- prende esencialmente más de seis largos siglos en los que la lengua evoluciona con bastante rapidez. No es, pues, de extrañar que en ella encontremos distintos

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estados evolutivos de determinadas categorías gramaticales. Además de eso, la literatura citada varía también diatópicamente entre sí, porque resulta evidente que la diversifi cación entre lenguas y dialectos era mucho más frecuente que la de hoy. No cabe duda, pues, de que en los textos de Berceo del siglo XIII predominan los rasgos riojanos, mientras que el Libro de Alexandre, al menos en su primera parte, destaca por el dialecto leonés. Parece ser importante, por lo menos desde el punto de vista regulador, la prosa de Alfonso X el Sabio al que se le atribuye el establecimiento de normas del castellano medieval. Asimismo, Lapesa (2012) considera su periodo de reinado como el momento crucial para la fi liación de todo tipo de préstamos y calcos franceses. Eso mismo se verá igual- mente en los textos escritos conforme con la tradición juglaresca (Cantar de Mío Cid, Libro de Alexandre) que durante siglos fueron transmitidos oralmente hasta que un copista decidió redactarlos.

Además de ello, es indispensable tener en cuenta la métrica que predomina a la hora de seleccionar una u otra construcción gramatical por parte del autor, por lo cual junto a los poemas en verso (Vida de Santo Domingo, Milagros de Nuestra Señora o Libro de Buen Amor), situamos las obras en prosa (la prosa alfonsí, Libro de los exemplos, Libro de los estados, Embajada a Tamorlán, etc.) de la misma época con tal de conseguir una contextualización lo más clara po- sible.

El cómputo total de las expresiones que forman parte del corpus es de 2.368 ocurrencias, en los que incluimos todas las construcciones tanto ya gra- maticalizadas [-E], como aquellas cuyo contexto nos informa claramente de su signifi cado todavía literal [+E]. Su distribución queda plasmada en la tabla 1.

Tabla 1 Distribución general de las formas encontradas

Siglo Valores Número de ejemplos/número de textos analizados

Frecuencia relativa (por texto)

XII [+E] 51

128/1 128

[-E] 77

XIII [+E] 374

786/6 131

[-E] 412

XIV [+E] 168

343/4 85,8

[-E] 175

XV [+E] 115

229/4 57,3

[-E] 114

XVI [+E] 25

209/3 69,7

[-E] 184

XVII [+E] 180

673/2 336,5

[-E] 493

TOTAL/MEDIA 2368/20 118

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De ella puede desprenderse fácilmente que el siglo donde atestiguamos más casos para someterlos al análisis es el siglo XIII con 786 ejemplos encontrados en tan solo 6 obras de la misma época. En este sentido, somos perfectamente conscientes de los posibles fallos metodológicos que pueden ir surgiendo de esta base textual, dado que dicha selección puede desdibujar fácilmente los resulta- dos conseguidos. Sin embargo, como ya hemos mencionado, consideramos el siglo XIII crucial para el desarrollo posterior de la lengua castellana. A lo largo de la misma centuria, se observan dos tendencias contradictorias: la primera mitad se caracteriza por introducir elementos marcadamente dialectales, como lo demuestra la obra de Berceo, y a partir de la segunda mitad, con la labor al- fonsí el castellano tiende a ser más homogéneo o más “normalizado” (Zieliński 2010b, Zieliński 2011c).

Asimismo, la relativa frecuencia por texto pone de manifi esto que el número de las construcciones que podrían ser califi cadas del germen de las futuras pe- rífrasis o incluso de perifrásticas es levemente superior al número hallado en el CMC. Y, a fi nales del siglo XIII, va cayendo para volver a fl orecer a partir del siglo XVI.

Agradecimientos

Por último, quisiera expresar mi profundo agradecimiento al Director de mi tesis, el Prof. Wiaczesław Nowikow de la Universidad de Łódź (Polonia) por depositar su confi anza en mí y por haberme motivado continuamente a realizar el presente estudio. Le agradezco mucho su inagotable paciencia e indulgencia para conmigo, así como su crítica y sugerencias siempre atinadas. Asimismo, agradezco a la Prof. Barbara Hlibowicka-Węglarz (Uniwersytet Marii Curie Skłodowskiej de Lublin, Polonia) y a la Prof. Joanna Wilk-Racięska (Uniwerytet Śląski de Katowice, Polonia), miembros del tribunal de la tesis, por sus acerta- das críticas que han contribuido a mejorar visiblemente la presente monografía, en contraste con mi tesis doctoral.

Muchísimas gracias a todas las personas que me han apoyado, y en particular a la Prof. Rosa Espinosa Elorza de la Universidad de Valladolid, por todos sus atinados y valiosísimos consejos y sugerencias. Me faltan palabras para expre- sarle mi gratitud por haberme enseñado a no temer hacer las preguntas con la interrogativa ¿por qué? y ver que rastrear en los textos antiguos no es más que pura diversión. A la Directora de mi departamento, la Prof. Anna Sawicka, por haberme ofrecido todo su apoyo a mis ideas, a veces, “descabezadas”. A los colegas del departamento, amigos y familiares que facilitaron su redacción y no dejaron de creer en mis posibilidades en los momentos más difíciles. Y, por úl- timo, a Frosch aus der Rostocker Heide por ser la auténtica Inspiration meines Lebens.

La responsabilidad de todos los posibles fallos y desaciertos es, obviamente, solo mía.

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1. PERÍFRASIS VERBALES

La perífrasis es zircunlocuzion, i rrodeo de palavras, de perifrazo, hablar por rrodeos, i dezir las cosas por mas palavras i zircunloquios de las derechas, i qué bastaran para anplifi car, como los poetas, que para dezir amanezia ó primavera, gastan muchas palabras.

Correas, G. (1625): Arte de la lengua castellana española, p. 4021 Por perífrasis verbal2 vamos a entender la unión semántico-sintáctica de dos o más verbos que constituyen un núcleo cabal y unitario del predicado, de los cuales el primero en forma personal, llamado auxiliar, aporta al predicado el signifi cado gramatical (número, persona, tiempo), semánticamente enriquecido (modalidad, modoaccionalidad3) y el otro en forma infi nita, auxiliado o princi- pal, transfi ere la acepción léxica, convirtiéndose de esta manera en un núcleo oracional bimembre (Ferná ndez de Castro 2003, 11). Entre ellos puede aparecer

1 Edición de E. Alarcos, 1954, Madrid, CSIC.

2 En la rica tradición de la lingüística española se pueden encontrar otros términos que aluden a la misma categoría gramatical, como el de frase verbal, propuesto por Seco (1995, 103–119), el cual nos parece poco apropiado por la posibilidad de confusión con el término homonímico con la referencia de ‘sintagma verbal’. Asimismo, remitimos a Fernández de Castro (1990) y a Zieliński (2009) para ver el desarrollo historiográfi co del concepto desde la fi gura retórica.

3 Pese a que el término aspecto está bien acuñado en las monografías sobre perífrasis ver- bales (véase, p. ej. el trabajo de García Fernández (2006)), nosotros partimos de la convicción de que no existe la categoría del aspecto en la lengua española. Es propia particularmente de las lenguas eslavas del norte y es de carácter estrictamente gramatical, tal como, por ejemplo, en la lengua polaca (Nowikow 2003; Nowikow 2012a; Nowikow 2012b). Como consecuencia de ello, casi todas las formas verbales, sea en forma fi nita, sea infi nita, están dotadas para caracterizar morfológicamente cómo es vista la acción por el emisor del enunciado: czytać (‘leer’) – przeczytać (‘leer hasta la última página’). Además, cabe recordar que los contenidos transmitidos por las perífrasis verbales, al no ser temporales o modales, son más bien propios de la Aktionsart (modo de acción), entendiendo por ellos rasgos intrínsecamente semánticos emanados del predicado verbal, tales como reiteratividad, frecuentividad, iteratividad, resul- tatividad, etc. (Albertuz 1995; Bertinetto y Delfi tto 2000). Por todo ello, no estamos de acuer- do con Kuteva (2004, 4) para quien el aspecto y la Aktionsart designan el mismo concepto.

Si bien la relación de inclusión y dependencia se observa entre el aspecto, como categoría gramatical, y Aktionsart, categoría léxico-semántica, dicha relación no ocurre en dirección opuesta, como lo constatamos en la lengua española.

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un nexo, es decir, un elemento que une el auxiliar con el auxiliado. Así pues, del pasaje del Quijote que sigue, se desprende que la expresión vuelvo a decir infringe el principio de composicionalidad, de ahí que carezca, por completo, del signifi cado literal. En cambio, adquiere valores modoaccionales de reitera- tividad. Es más: del mismo ejemplo se desprende que aunque la construcción disponga de dos verbos, estos constituyen tan sólo un predicado donde vuelvo es el auxiliar, a- nexo y decir- auxiliado:

(1) Muchas veces he dicho lo que vuelvo a decir ahora (Quij. 775)

Aparte de eso, la lengua española, como bien precisa Gómez Torrego (1999, 3347), posee la posibilidad de encadenar hasta cuatro auxiliares dentro del mis- mo SV, como lo vemos en el esquema de abajo.

Vas a tener que volver a empezar a escribir la carta a Ana

} } } }

Aux.1 Aux.2 Aux.3 Aux. 4

En el esquema 1 se nota que cada uno de los auxiliares encadenados posee su valor propio, sin llegar a obstruir a los demás. Así, el primer auxiliar expresa la noción de posterioridad; el Aux.2 ‘obligación’; el Aux.3 ‘reiteratividad’ y el Aux.4 designa el valor de incoatividad.

Ahora bien, si el auxiliar unido con el auxiliado con o sin el nexo forman una unidad nuclear del predicado, resulta lógico que esta expresión infrinja total o parcialmente el principio de la composicionalidad, según el cual el signifi cado de una oración es la suma de todos sus componentes, de ahí que la perífrasis ver- bal se haya sometido, en mayor o menor grado, al proceso de gramaticalización.

Como consecuencia de ello, al formar el núcleo del predicado con sentido cabal y unitario, las expresiones perifrásticas no tienen por qué formar oraciones inde- pendientes en las que el auxiliar está en forma fi nita, sino que pueden funcionar perfectamente como las no personales, especialmente en las oraciones subor- dinadas sustantivas (Garcí a Ferná ndez 2006, 9–10). Así, por un lado, en el (2a y 2c) perciben la construcción con el auxiliar conjugado, la cual constituye un núcleo del predicado de la oración subordinada sustantiva. Por el otro, en el (2b y 2d) ven que las expresiones terminativa y continuativa, respectivamente, cons- tituyen el predicado de la oración subordinada sustantiva en forma impersonal:

(2) a) Quiero que Alejandro deje de trabajar b) Alejandro quiere dejar de trabajar c) Ojalá siga lloviendo

d) Me gustaría seguir descansando

Esquema 1 Cadena de auxiliares

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21

La última observación está profundamente relacionada con el orden no alea- torio de sus componentes, ya que Heine (1993, 24) supone que su colocación en la oración viene profundamente determinada por el orden sintáctico de una lengua dada: si el orden de una lengua es de tipo SOV, como en el latín, entonces lo normal es que el auxiliar aparezca después del verbo. En cambio, los idiomas del tipo SVO, como, p. ej., el español, se caracterizan por la anteposición del auxiliar. De ser cierta tal hipótesis, contribuiría a aclarar por qué el futuro y el condicional, creados a base del giro latinoclásico <infi nitivo + HABERE>, co- locaron su auxiliar tras el auxiliado conforme con su orden latino no marcado, mientras que todas las perífrasis románicas, inexistentes en el latín clásico, se distribuyen según el del latín vulgar. Todo apunta a que esto es así, debido a que la gramaticalización de las construcciones analizadas arranca desde el empleo prototípico del verbo todavía léxico. Por consiguiente, el proceso en cuestión ha de enclavarse en el paralelismo sintáctico de la construcción de origen (véase a Vincent 1987, 253; Lamiroy 1991, 86–87). En este sentido, observamos que las construcciones de los verbos de movimiento presentan en todas las épocas un carácter fuertemente polisémico, dado que no pueden ser adecuadamente in- terpretadas sin el contexto dado. Surge, de este modo, la ambigüedad. Así, en el (3a–3b) es imposible determinar, fuera de una situación contextual determinada, ante qué lectura estamos: sea la de movimiento (‘voy para comprar pan’, ‘mientras voy, canto’), sea la perifrástica (‘tengo la intención de comprarlo’/ ‘lo compraré’,

‘canto poco a poco’, respectivamente). Parece que este es el planteamiento prin- cipal de la visión crítica de las perífrasis verbales de Morera (1991). Sin embargo, Hopper y Traugott (2003, 2–3) indican que dicha ambigüedad, motivada por la existencia de las construcciones polisémicas, es la que propicia en mayor medida que se lleve a cabo su gramaticalización por la analogía con la estructura literal:

(3) a) Voy a comprar pan b) Voy cantando

Además, en el repertorio de las expresiones españolas en cuestión no fal- tan construcciones casi unánimemente califi cadas de perifrásticas por investi- gadores, cuyo auxiliar no ha llegado a desemantizarse por completo. En ellas, observamos que el índice de su gramaticalización lo constituye tan solo la fi ja- ción sintáctica. Se trata de las perífrasis incoativas (<empezar a + infi nitivo>), frecuentativas (<soler + infi nitivo>) o terminativas (<terminar de + infi nitivo>), entre otras. De hecho, como apunta acertadamente García Fernández (2006, 22–23), precisamente al mantenimiento de su signifi cado original, del que ema- nan diferentes valores modoaspectuales, se les debe el carácter perifrástico. En este orden de cosas, la retención del signifi cado anterior, a partir de la primera fase de gramaticalización constituye un mecanismo importante en su reajuste semántico (Bybee, Perkins y Pagliuca 1994, 15–19). Tendremos más de una ocasión a lo largo de las páginas que siguen para corroborar su funcionamiento.

Con todo, Gougenheim (1927, I) propuso una simbólica ecuación para defi - nir el concepto de las perífrasis verbales que abarca al mismo tiempo todas las anteriores observaciones. En ella, C es el signifi cado total de la perífrasis ya

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sometida a la gramaticalización, A denota nociones gramaticales (tiempo, núme- ro, persona y valores tanto temporales como modoaspectuales) y B- signifi cado léxico de la construcción.

(A + B) = C

Creemos que tal vez, habrá que modifi carla agregando el tercer elemento, nexo, que junto al auxiliar y auxiliado, desempeña un papel de especial interés en la gramaticalización de las construcciones analizadas, de ahí que proponga- mos la siguiente ecuación enriquecida con el N- nexo que se dará siempre en los giros que lo mantengan4.

(A + N + B) = C

Nuestra premisa se debe a que a diferencia del auxiliar, el papel del auxi- liado como el del nexo no han sido satisfactoriamente analizados hasta ahora, aunque dichos elementos desempeñan, con frecuencia, un valor importantísimo en la construcción5. Esto es así, ya que conforme con el planteamiento de Croft y Cruse (2004, 254), el concepto de una construcción gramatical siempre com- prende el conocimiento gramatical del emisor de ese predicado. De esta manera, observamos que el continuum léxico-sintáctico (cf. §2.) resulta indispensable en la evolución de las expresiones perifrásticas. Este es, a su vez, la causa primor- dial por la que fuera de un contexto determinado, las construcciones perifrásticas adquieren lecturas marcadamente ambiguas, como hemos venido observando.

Así, todas las perífrasis con gerundio adquieren lecturas imperfectivas (4a–4c).

En cambio, las construcciones de participio, aunque su carácter perifrástico resulta dudoso por varios investigadores (Olbertz 1998; Fernández de Castro 1999), lle- gan a denotar el carácter perfectivo o resultativo de la acción que designan (4d):

(4) a) La llaga mas va cresçiendo, del dolor non mengua nada (LBA v. 597)

b) Sancho andaba mirando por la Dolorida, por ver qué rostro tenía sin las barbas (Quij. 964)

c) Don Quijote, que le pareció que ya su enemigo venía volando, arrimó reciamente las espuelas (Quij. 743)

d) Él dijo que iba escrita en un libro de memoria y que era orden de su señor que la hiciese trasladar en papel en el primer lugar que llegase (Quij. 295)

4 No faltan opiniones contrarias, como la de Morera (1991, 29) para quien “si […] se ana- lizara el problema de las perífrasis verbales desde un punto de vista estrictamente lingüístico […], se comprobaría a) que el verbo auxiliar no pierde nunca su verdadero signifi cado idio- mático; b) que la preposición o pronombre relativo que puede haber entre los dos verbos […]

no deja de desempeñar, en ningún caso, su función sintáctico-semántica invariable; c) que el segundo verbo (infi nitivo, gerundio o participio) de estos textos no acapara el papel de primer término de la relación o núcleo sintáctico”. Por ello, el investigador opta por analizar esta categoría desde la perspectiva estrictamente lexicográfi ca.

5 Garachana Camarero (2011, 111–115) señala algo parecido.

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Tampoco los estudios sobre perífrasis verbales han prestado mucha atención al nexo, si bien su presencia resulta frecuentemente decisiva para deslindar su signifi cado. Podemos verlo en los siguientes ejemplos donde se plasman dos valores opuestos de <venir a + infi nitivo> ‘intensifi cativo’ y <venir de + infi - nitivo> ‘acción recién acabada’, hoy califi cada de galicismo incorrecto (Garcí a Ferná ndez 2006, 277):

(5) a) Tenía modo diferente para pedir los días de los santos; y vine a tener tanta amistad con él, que me descubrió un secreto con que en dos días estuvimos ricos. (Busc.) b) Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acertó a pasar por allí un labrador

de su mesmo lugar y vecino suyo, que venía de llevar una carga de trigo al molino [...] (Quij. 72)

Antes de seguir con el análisis de los elementos constituyentes, nos parece indispensable clasifi car las perífrasis verbales, destacando todas las posibilida- des que nos permiten discernir todas las posibles expresiones de aquellas que no lo son.

1.1. Tipología y clasifi cación de las perífrasis verbales

Según la gramática tradicional del español, hay dos criterios principales que sirven para clasifi car las perífrasis verbales que no se excluyen mutuamente, sino que, de hecho, llegan a complementarse con frecuencia. Uno de ellos desta- ca la naturaleza del auxiliado, de ahí que las dividamos en:

a) Las perífrasis verbales de infi nitivo, b) De gerundio,

c) De participio y

d) Las perífrasis coordinadas.

El otro, a su vez, parte del valor categorial dominante en cada una de estas expresiones que la lengua castellana posee. “Es classifi quen en aspectuals – nos indica Cuenca Ordinyana (2005, 155) – […] si modifi quen el verb predicatiu amb una indicació d’aspecte, i modals […] si indiquen signifi cats associats amb valors modals que incideixen en l’acció, el procés o l’estat manifestat pel verb predicatiu”. Así, hallamos:

1) Las perífrasis temporales que abarcan todas las construcciones que fueron creadas a través del giro analítico (García Hernández 1980; Schwegler 1990).

Así, pues, en este grupo encontramos la creación del futuro románico, a par- tir de la expresión obligativa <CANTERE + HABEO>; el condicional, a base de <CANTARE + HABEBAM>; los tiempos perfectivos compuestos desde el giro: <HABEO + CANTATU>, así como el desarrollo de la voz pasiva analítica

<CANTATU EST> (véanse a Rodríguez Molina 2004; Company 2006, entre otros).

2) Las perífrasis modales que expresan la actitud que adopta el emisor ante lo enunciado. En virtud de ello, se subdividen en:

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• Las perífrasis modales de obligación: <tener que + infi nitivo>; <deber + infi nitivo> <haber de + infi nitivo> (véanse a Feldman 1974; Cornillie 2007, entre otros).

• Las de probabilidad: <deber de + infi nitivo >; <poder + infi nitivo> <ve- nir a + infi nitivo>

3) Las perífrasis modoaccionales, por su parte, informan cómo es vista la acción por el emisor. Debido a un amplio abanico de acepciones que poseen, es posible clasifi carlas en dos principales grupos:

• En el primer grupo, hallamos aquellas expresiones que denotan grosso modo la acción en su desarrollo sin que al emisor le interese su fi nal.

Comprende, por lo tanto: <estar + gerundio>; <ir + gerundio>; <llegar + gerundio>, así como las perífrasis frecuentativas que expresan la re- petición de una acción sin que nos interese el número de veces con el cual se repite una acción: <soler + infi nitivo>, (esp. med. y clás.) <usar (de) + infi nitivo> (Zieliński 2010a).

• En cambio, el segundo grupo comprende aquellas perífrasis verbales que delimitan grosso modo la acción en su transcurso desde la perspectiva semántica:

i. Reiterativas que denotan la repetición de la acción una vez: <volver a + infi nitivo > y (esp. med. y clás.) <tornar a + infi nitivo> (Zieliński 2008).

ii. Incoativas que expresan el inicio de una acción: <empezar a + infi niti- vo>; <comenzar a + infi nitivo>; <ponerse a + infi nitivo>; <echar(se) a + infi nitivo >; <romper(se) a + infi nitivo>, etc.

iii. Ingresivas que denotan que la acción está a punto de empezar:

<ir a + infi nitivo>, etc.

iv. Terminativas que expresan el fi n de la acción: <terminar de + infi niti- vo>; <acabar de + infi nitivo >; < dejar de + infi nitivo > sin designar el resultado conseguido.

v. Resultativas que expresan el resultado de la acción: <llevar + partici- pio>; <tener + participio>, etc.

En torno a las perífrasis modoaspectuales conviene indicar la ya tradicio- nal clasifi cación de Vendler (1957) según quien los verbos y, por extensión, las construcciones perifrásticas compuestas por los verbos auxiliares, pueden divi- dirse en télicos (orientados hacia el telos, una meta) y atélicos (no orientados hacia el telos). El primer grupo comprende tales eventos verbales, como estados (ing. states) (sé el chino; Juan quiere a María) y actividades (ing. activities) (cada día nado en la piscina) que focalizan, ante todo, la falta de un límite se- mántico. El segundo, en cambio, engloba predicados que designan realizaciones (ing. accomplishments) (entró por la puerta) y logros (ing. achievements)6 (los alpinistas polacos llegaron a la cima del Broak Peak). Designan, por lo tanto, eventos orientados hacia un límite, es decir, telos. En opinión de Vendler (1957,

6 Comrie (1998, 42–43) los califi ca de verbos puntuales (puntual verbs).

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145), los predicados atélicos se llevan a cabo en cada uno de los momentos de su realización, de modo que al dejar de nadar en la piscina o al cesar de querer a María respectivamente, el interlocutor del enunciado entiende que el proceso detenido por una circunstancia, sea ajena, sea propia, ha sido llevado a cabo an- teriormente (has nadado en la piscina, has querido a María). En cambio, con el cese de los predicados télicos, la interpretación del evento no es la misma: dejar de entrar por la puerta o cesar de alcanzar la cima no presupone su realización previa a la enunciación, sino que expresa que el evento no ha llegado a ser lleva- do a cabo por completo (Garcí a Ferná ndez 2006, 41–42).

Además de ello, la dicotomía entre los predicados télicos y los atélicos es fácil- mente observable con la aplicación de uno de los criterios delimitadores, común- mente admitido, que es la combinación del complemento temporal durante úni- camente para los predicados atélicos (cada día nado en la piscina durante media hora) y en para los télicos (los alpinistas polacos llegaron a la cima en media hora/*durante media hora).

Y, quizás, lo más crucial e interesante para nuestro estudio de la clasifi cación venderiana es que su categorización predicativa no es cabal ni precisa, porque, en realidad, llega a constituir un continuo de formas (Vendler 1957, 143–144)7, de suerte que el grupo de las actividades puede someterse fácilmente a la telización en un determinado contexto predicativo, y con ello llegar a constituir un evento ver- bal de realización, según un contexto sintáctico propicio (Albertuz 1995, 324–326;

Comrie 1998, 44–51; De Miguel 1999, 2997–3000; Jędrusiak 2009, 126–129), focalizando, de esta manera, el telos del evento (todos los días nado {durante/*en media hora}→ nado 2 kilómetros en la piscina {*durante/en media hora}). Para- lelamente, si una actividad puede recategorizarse como una realización, podemos hallar el proceso inverso, el de la destelización (Squartini 1998; Garcí a Ferná ndez 2006), como observamos, por ejemplo, en la construcción perifrástica <andar + gerundio> que desteliza los auxiliados télicos (entra por la puerta), convirtiéndo- los en atélicos (andan entrando por la puerta {*en un día/durante todo el día})8.

4) El último grupo de las construcciones perifrásticas que nos conciernen abarca a las perífrasis discursivas, entendiendo por ellas aquellas construcciones que, aparte de cumplir los requisitos morfosintácticos indispensables para verifi -

7 “I do not claim that they represent all possible ways in which verbs can be used cor- rectly with respect to time determination nor that a verb exhibiting a use fairly covered by one schema cannot have divergent uses, which in turn may be described in terms of the other schemata” (Vendler 1957, 143–144).

8 Con ello, pretendemos señalar una clara dicotomía que separa el verbo del predicado que lo constituye (ya sea unimembre ya bimembre). Fíjense que el primero es inherentemente télico (entrar, lograr, etc.) o atélico (ser, querer, etc.), mientras que las propiedades delimi- tativas del segundo dependen de los rasgos semántico-gramaticales de otros elementos que constituyen el predicado junto al verbo en forma personal. A modo de ejemplo, comparen: es- cribir una carta y escribir cartas. Si el primer predicado es de carácter delimitativo, la lectura del segundo es evidentemente atélica. A este respecto, remitimos a De Miguel (1999) quien aplica la clasifi cación venderiana a los verbos españoles, señalando todas las peculiaridades de cada grupo predicativo.

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car la naturaleza perifrástica (véanse los apartados siguientes), sirven de vínculo referencial, uniendo de forma lógica y coherente dos proposiciones. Amén de ello, se someten a la interferencia pragmática, provocando su infracción que los enunciados sean concebidos como ilógicos e incoherentes.

En este orden de cosas, García Fernández (2006, 54) y García Fernández y Carrasco Gutiérrez (2008, 445) hacen notar que en el repertorio de las perífra- sis verbales hay algunas construcciones que podrían ser concebidas como meros marcadores discursivos9, clasifi cándolas en cuatro grupos:

i. Perífrasis con un valor ordenador de apertura: <empezar + gerun- dio>; <comenzar + gerundio>; <empezar por + infi nitivo>; <comenzar por + infi nitivo>;

ii. Perífrasis con un valor ordenador de continuidad: <pasar a + infi nitivo>;

iii. Perífrasis con un valor ordenador de cierre: <acabar + gerundio>;

<acabar por + infi nitivo>; <terminar + gerundio>; <terminar por + infi - nitivo>; <venir a + infi nitivo>;

iv. Perífrasis con un valor de conector aditivo: <llegar a + infi nitivo>; <al- canzar a + infi nitivo>.

La idea de califi carlas como marcadores discursivos se debe a que comparten con esta categoría gramatical dos propiedades intrínsecas: ponen en relación elementos supraoracionales y establecen relaciones de coherencia y lógica entre elementos del discurso. Creemos que los ejemplos (6 a–b) demostrarán debidamente que la naturaleza discursiva de <llegar a + infi nitivo> es aditiva a lo enunciativo. A la información proporcionada por la O1 (es guapa, me men- tiste) se le añade otra información en la misma dirección argumentativa por la O2 (es inteligente, me insultaste), como podemos apreciar en dichos ejemplos. Su empleo está sujeto a la inferencia pragmática, constituyendo una prueba de ello el par totalmente agramatical, dado que la línea discursiva en ellas se corrom- pe del todo. Así, con la noción aditiva (6c y 6d) el interlocutor espera obtener un mensaje complementario en la misma escala argumentativa, pero recibe, en cambio, una información inesperada contraargumentativa, de ahí su total falta de coherencia discursiva. Algo parecido ocurre con el marcador de cierre que suele adquirir el valor terminativo del proceso señalado por el predicado, rasgo in- fringido en (6g y 6h) (Martín Zorraquino y Portóles Lázaro 1999; Fischer 2000;

Garcés Gómez 2009; Aijmer 2013; entre otros):

(6) a) Tu hija es guapa y además/incluso es inteligente

b) Nunca te lo olvidaré. Me mentiste y llegaste a insultarme c) *Tu hija es guapa y además/incluso es tonta

d) *Nunca te lo olvidaré. Me mentiste y llegaste a invitarme a comer

9 Este término plantea una discrepancia entre García Fernández (2006), García Fernández y Carrasco Gutiérrez (2008) y Olbertz (2007) quien descarta tal papel discursivo. En opinión de la investigadora holandesa, las perífrasis verbales no cumplen todos los requisitos propios del marcador discursivo, de ahí que proponga el estudio del concepto semántico de mirati- vidad, propio, p.ej., del tibetano, que indica grosso modo una acción repentina, no esperada (Olbertz 2007, 388).

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e) Al principio se negó a decírmelo, pero al fi nal/fi nalmente me lo dijo

f) Al principio no entendió nuestro comportamiento, pero vino a entenderlo con el tiempo

g) *Al principio se negó a decírmelo, pero al fi nal/fi nalmente no me lo dijo h) *Al principio no entendió nuestro comportamiento, pero no vino a entenderlo Con todo, Dietrich (1983, 214–219) y Fernández de Castro (1999, 281–282), ponen de manifi esto que lo característico de las construcciones en cuestión es la alineación sintáctico-semántica: establecen un orden de lectura, poniendo en re- lación un enunciado con otros elementos enunciativos, aunque estos se encuen- tren explícitos. Fernández de Castro (1999, 281) señala que su función discursi- va puede ser reconocida con la pregunta: “¿en qué posición se sitúa una acción respecto a otra?”. De hecho, al fi jarnos en el ejemplo posterior (7a), veremos que el argumento les vino a quitar la duda sirve para dar más énfasis: todos duda- ron acerca de la cordura de don Quijote, pero sus explicaciones bien expuestas convencieron fi nalmente a los presentes de su sensatez. El emisor recurrió a em- plearla con el objetivo de dar un “remate” fi nal. De esta manera podemos hacer notar que el auxiliar “contribuye a que el miembro discursivo del que forma par- te la perífrasis sea más fuerte argumentativamente que el o los que le preceden”

(García Fernández 2006: 188):

(7) a) […] a las ya dichas razones añadió otras muchas tan bien dichas, tan cristianas y con tanto concierto, que del todo les vino a quitar la duda, (Quij. 1218).

b) Estando conmigo en estas pláticas, le llegaron a decir como venía conmigo uno de los más gallardos y hermosos mancebos que se podía imaginar (Quij. 1153).

Sin embargo, coincidimos con Olbertz (2007) en que la equivalencia entre una perífrasis verbal discursiva y un marcador es bastante efímera. Esto es así, dado que los conectores se caracterizan por su alto nivel de gramaticalización (Company 2004b). Como clara consecuencia de ello, constituyen una categoría gramatical altamente invariable e inconmutable. En cambio, todos los verbos au- xiliares, salvo el caso de <hay que + infi nitivo>, son portadores morfemáticos de persona y número con los que deben concordar obligatoriamente. Amén de ello, los marcadores, por lo general, disponen de una mayor fl exibilidad sintáctica, siendo por lo tanto categorías más autónomas que las perífrasis verbales, cuyo núcleo debe estar compuesto por una forma verbal.

Por si fuera poco, los marcadores discursivos se caracterizan por un signifi - cado altamente procedimental, que viene proporcionado por las inferencias que operan sobre diferentes miembros del discurso (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4071; Portolés 2007, 271–279, entre otros). En cambio, el valor discursi- vo emanado de las respectivas perífrasis es de carácter conceptual, proveniente de la retención de la acepción originaria del verbo auxiliar, el cual puede llegar a mitigarse en determinadas situaciones contextuales, recategorizándose como el signifi cado conceptual-procedimental (Zieliński en preparación). En este or- den de cosas, nos parece conveniente la aseveración de Fischer (2000, 274–277) para quien la función discursiva emana a priori de la contextualización de un determinado signifi cado de una construcción.

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De todo ello podemos inferir que quizás el término menos ambiguo y pro- blemático sea el de perífrasis discursivas, término que emplearemos en este libro. Entenderemos estas como aquellas construcciones que, aparte de cumplir los requisitos morfosintácticos indispensables para verifi car la naturaleza peri- frástica, sirven de vínculo referencial por su signifi cado de carácter conceptual- procedimental, surgido en una situación contextual propicia. Por ende, su fun- ción consiste en unir de forma lógica y coherente, al menos, dos proposiciones.

Además, se someten a la interferencia pragmática, provocando su infracción que los enunciados sean concebidos como ilógicos e incoherentes.

1.2. Las perífrasis verbales de infi nitivo

La mayoría de los estudios hasta ahora localizados y analizados para este estudio describen las expresiones de infi nitivo, tal vez porque son las más nume- rosas en español; de hecho García Fernández (2006) enumera más de 60 cons- trucciones atestiguadas en el español actual. A la hora de hablar sobre perífrasis verbales de infi nitivo, uno de los esenciales problemas radica en poder delimitar este grupo. Así, en su estudio, Polák (1949), incluyó las locuciones verbales.

Algo parecido puede observarse en el diccionario de Moliner (2001). Esto es así, ya que ambas construcciones poseen algunos rasgos en común. Las dos no se someten al principio de la composicionalidad. En ambas, el orden sintáctico es fi jo. Incluso, la perífrasis <ir a + saber> se lexicaliza10 en concretas situaciones contextuales, convirtiéndose en una locución con un claro objetivo interjectivo:

Vete [tú] a saber con el signifi cado ‘difícil de averiguar’ (Gómez Torrego 1999, 3342).

(8) a) Juan dio de beber a su gato b) Juan dejó de limpiar a su gato

Hay, no obstante, más rasgos que los diferencian. Así, en el ejemplo (8a) percibimos que el primer verbo ha conservado parcialmente su signifi cado, de ahí que se desprenda que la locución no es capaz de expresar nociones modo- aspectuales ni modales, a diferencia del (8b) en el cual la construcción perifrás- tica dispone de la Aktionsart terminativa.

Para determinar el carácter perifrástico de las construcciones de infi nitivo se suele emplear los siguientes procedimientos11.

10 Por lexicalización entendemos la conversión de un morfema en un lexema en un con- texto sintáctico-pragmático favorable. Moreno Cabrera (1998, 218) concibe este proceso como sintáctico-génico y léxico-télico. En cambio, Brinton y Traugott (2005, 60) lo perciben como el desarrollo de neologismos desde la sintaxis.

11 No es nuestro objetivo enumerar todos los criterios delimitadores, sino aquellos que consideramos relevantes para nuestro estudio. Para obtener un mejor panorama de los pro- cedimientos, remitimos a Gó mez Torrego (1988); Gómez Manzano (1992); Olbertz (1998);

Ferná ndez de Castro (1999) o Garcí a Ferná ndez 2006 (24–31), entre muchos otros.

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En primer lugar, de la defi nición propuesta anteriormente resalta que el papel del auxiliar es puramente gramatical: aporta a la construcción nociones de per- sona, número, tiempo o modoaccionalidad. El auxiliado es aquel elemento que mantiene su signifi cado plenamente léxico y sobre él recae la selección del suje- to, así como sus complementos, como lo vemos en el (9) donde es la Estoria la que vuelve a contar el sujeto seleccionado por contar igual que su complemento del Rey don Sancho:

(9) Mas agora dexa la Estoria de fablar del Rey don Alffonso et torna a contar del Rey don Sancho de como fi zo despues que el Rey don Alffonso se fue pora Toledo (EE. 2).

Además, del procedimiento anterior resalta la posibilidad de combinarse con verbos defectivos y meteorológicos, que se caracterizan grosso modo por el su- jeto cero (10a–b):

(10) a) Va a llover

b) Vuelve a nevar en los Tatras

En segundo lugar, todas las perífrasis de infi nitivo pueden formar la voz pa- siva con ser y la pasiva refl eja por los giros perifrásticos. De hecho, García Fernández (2006, 167) señala que todos los verbos auxiliares podrían ser consi- derados como verbos verdaderamente intransitivos, independientemente de que en su estructura original también lo sean, dado que carecen del complemento directo. Como consecuencia de ello, la posibilidad de formar la voz pasiva recae en las propiedades sintácticas del auxiliado, lo que podemos ver en los siguien- tes ejemplos, donde el OD del auxiliado se convierte en el sujeto de la pasiva:

(11) a) El profesor va a explicar la teoría

→ La teoría va a ser explicada por el profesor b) El profesor vuelve a explicar la teoría

→ La teoría vuelve a ser explicada por el profesor

La propiedad de seleccionar el sujeto por el auxiliado se ve mejor en la trans- formación en la voz pasiva refl eja.

(12) a) Se van a comprar sellos b) Se vuelve a vender el coche

En segundo lugar, todas las perífrasis verbales de infi nitivo se caracterizan por disponer de la posibilidad de colocar libremente a los clíticos: siendo la en- clisis (13a) y proclisis (13b) hoy admitidas:

(13) a) Eva volvió a cantarlo b) Eva lo volvió a cantar

La libre colocación de clíticos permite deslindar cuál de la construcción con el verbo de movimiento dispone de carácter perifrástico (Lamiroy 1991, 91–92).

(14) a) *Jorge lo va al supermercado a comprar

b) Jorge lo va a comprar en el supermercado [azúcar]

En (14a) el pronombre átono lo – al ser complemento directo de comprar – no puede estar en la posición proclítica, puesto que la preposición a codifi ca la

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fi nalidad del movimiento y por ello divide dos oraciones. Por el contrario, en (14b) el núcleo del predicado funciona como una unidad coherente, de ahí que no haya ningún impedimento sintáctico para anteponer el clítico. Por todo ello, consideraremos, ante todo, su anteposición como un factor decisivo para com- probar el carácter perifrástico de una determinada construcción.

Gómez Torrego (1999, 3330) señala otro procedimiento que consiste en la formación de las estructuras ecuacionales, también llamadas perífrasis de re- lativo. Este tipo de criterio sintáctico permite deslindar el verbo auxiliar del auxiliado por medio de la oración de relativo que. En caso de la perífrasis ver- bal, la estructura ecuacional requiere la presencia del verbo hacer, porque el auxiliar gramaticalizado no puede ser seguido por una categoría vacía12 (Garcí a Ferná ndez 2006, 17):

(15) a) Juan vuelve a escribir una novela

→ *Lo que Juan vuelve es escribir una novela → Lo que Juan vuelve a hacer es escribir una novela b) Juan va a comprar pan

→ * Lo que Juan va es comprar pan → Lo que Juan va a hacer es comprar pan

Lamiroy (1991, 93–94) pone de relieve otro procedimiento para distinguir las construcciones de movimiento de sus correspondientes perífrasis, a través de la imposibilidad de la negación del infi nitivo en las primeras, en las que el adverbio no debe ir obligatoriamente antepuesto al verbo de movimiento:

(16) *Juan va a Mercadona a no comprar yogures

→ Juan va a Mercadona para no comprar yogures

→ Juan no va a Mercadona a comprar yogures

Sin embargo, en el repertorio perifrástico existen construcciones de los ver- bos de movimiento que admiten ambas posibilidades, sin que esto altere el ca- rácter perifrástico de estas:

(17) a) Vuelve a no decirle ni una palabra.

b) No vuelvas a decirle ni una palabra c) Llegó a no decirle ni una palabra d) No llegó a decirle ni una palabra

La dicotomía entre estas dos oraciones radica en su semántica: si en (17a y 17c) negamos la acción de decir, en cambio, en (17b y 17d) oponemos la reiteratividad o la culminación de la acción.

12 Algo parecido se observa en la perífrasis frecuentativa, hoy altamente gramaticalizada,

<soler + infi nitivo> que en el caso de la sustitución o la eliminación del auxiliado se requiere la presencia del verbo hacer (Zieliński 2010a, 674):

i. Juan suele estudiar por las mañanas ii. *Juan lo suele por las mañanas, iii. Juan (lo) suele hacer(lo) por las mañanas

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La naturaleza morfológica del auxiliado constituye otro procedimiento im- portante a la hora de analizar las perífrasis verbales, porque como verán en los ejemplos de abajo, las construcciones perifrásticas no admiten el infi nitivo com- puesto que indique la anterioridad respecto al verbo principal (18a). Sin embar- go, observen que al sustituir el infi nitivo compuesto por la expresión resultativa

<tener + PP>, la oración se vuelve gramatical, puesto que el carácter resultativo de la construcción es totalmente compatible con la acepción culminativa de la perífrasis (Lamiroy 1991, 94–95):

(18) a) *Alejandro llegó a haberlo dicho

b) Alejandro llegó a tenerlo dicho varias veces

En este sentido, nos parece de igual importancia la selección de tiempos y modos. Así, el imperativo es admisible únicamente en las construcciones mo- doaccionales (19a) que no denoten ningún logro (19b). No obstante, <ir a + in- fi nitivo>, con el valor del futuro inmediato, resulta totalmente incompatible con el imperativo y, por consiguiente, su presencia nos manifi esta el carácter espacial de la construcción (19c):

(19) a) ¡Vuelve a decírmelo!

b) ¡*Llega a ser presidente!

c) ¡Vete [a la cama] a dormir!

Por último, la mayoría de las perífrasis de los verbos de movimiento, hoy en día, no presentan ninguna restricción en la selección de los tiempos verbales (20a), salvo <ir a + infi nitivo>, compatible únicamente con el presente, pretérito indefi nido e imperfecto (20b). En los demás tiempos verbales, la construcción adquiere su valor espacial (20c) (Lamiroy 1991, 94):

(20) a) Juan llega {llegó ~ llegará ~ ha llegado ~ había llegado} a ser presidente b) Juan va {iba ~ fue}a comprar un piso

c) Juan ha ido {habrá ido ~ había ido ~ iría }a comprar un piso d) Entonces vino a decirme que no podía acompañarme al teatro

e) Entonces ha venido/había venido a decirme que no podía acompañarme al teatro También en Zieliński (en preparación) observamos que a partir del siglo XIX, debido a la poca frecuencia de empleo, la expresión <venir a + infi niti- vo> requiere particularmente el indefi nido que refuerza su valor intensifi cativo- terminativo, emanado de la perífrasis (20d). Con los demás tiempos, parece que la construcción pierde el valor perifrástico a favor de la lectura espacial (20e).

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