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CAUSAS DEL MALTRATO ENTRE IGUALES: EXPLICACIONES DE ADOLESCENTES ESPAÑOLES Y PORTUGUESES.

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CAUSAS DEL MALTRATO ENTRE IGUALES: EXPLICACIONES DE ADOLESCENTES ESPAÑOLES Y PORTUGUESES.

Caurcel Cara, María Jesús; Universidad de Granada. Almeida, Ana. Instituto de Estudios da Crianza. Universidad do Minho. (Portugal)

1. ANTECEDENTES

El maltrato entre iguales en los centros educativos es definido por un gran número de profesionales como aquellos actos agresivos de tipo físico, verbal y/o psicológicos destinados a hacer daño de forma intencionada, que se repiten en el tiempo y suponen un desequilibrio de poder real o percibido entre la víctima y el agresor (Nicolaides, Toda y Smith, 2002; Olweus 1993a; Rigby, 2002). Es un fenómeno general presente en numerosos países (Debardieux y Blaya, 2001; Defensor del Pueblo, 1999, 2000; Ortega, 1998; Smith, 2003; Smith, Morita, Junger-Tas, Olweus, Catalano y Slee, 1999) y aunque no afecta a un porcentaje mayoritario de escolares (en España entre un 5% y 11% según Mora-Merchán, 2001 y a un 5% en Portugal según Pereira, Almeida y Valente, 1994); requiere de una especial atención dadas las graves consecuencias negativas que produce a todos los niveles, especialmente para los sujetos directamente implicados en él (Olweus, 1993b). Por esto, sin caer en la tentación de magnificar la situación, pero asumiendo que el problema existe, creemos que es fundamental realizar estudios profundos y rigurosos que nos permitan comprenderlo, explicarlo y reflexionar sobre este fenómeno con el objetivo de prevenirlo y erradicarlo antes de que esté enraizado en la idiosicransia de nuestras escuelas.

Específicamente, nosotros nos vamos a centrar en los estudios que analizan las concepciones y las apreciaciones de niños y adolescentes sobre la naturaleza del maltrato entre iguales y sus causas. Este tipo de estudios, que podemos situar en la tradición de la cognición social (Astington y Olson, 1995; Flavell y Miller, 1998; Lewis y Carpendale, 2002; Shantz, 1983), se ocupan del conocimiento y del pensamiento, considerando que la actividad cognitiva nos ofrece las llaves para la comprensión y las explicaciones interpretativas del mundo social. Así, los individuos construyen activamente los significados para las relaciones de maltrato a la hora de interpretar interacciones interindividuales e inferir estados emocionales y pensamientos de agresores, víctimas y espectadores.

Atendiendo a las explicaciones del maltrato entre iguales dadas por los niños y adolescentes fácilmente se detecta la necesidad de establecer una relación entre los motivos y los comportamientos. Estudios previos basados en el pensamiento narrativo, como el de Almeida, Lisboa y Caurcel (en prensa) o el de Del Barrio et al (2003), nos muestran comolos niños pequeños de 9 años consideran que uno de los motivos de los malos tratos reside en la antipatía; que alguien no te guste puede dar lugar a ser excluido de las actividades del grupo de iguales. Por el contrario, los adolescentes de 13 y, mayoritariamente, los de 15 años, refieren habitualmente procesos de grupo, tales como la confrontación con la diferencia (física, de estatus social, académico u otro) y, la integración, o la tentativa de integración por parte de nuevos elementos. Otras de sus explicaciones se aproximan bastante a las conceptualizaciones psicológicas y sociológicas, donde el maltrato entre iguales es percibido como un proceso crítico pasajero y asociado a la construcción de la identidad personal y social -“son cosas de adolescentes, es una reacción normal de las personas de nuestra edad”-

En estos ejemplos puede observarse simultáneamente la influencia de la experiencia como generadora de conocimiento y como resultado de prácticas culturales. Además participar como agente u objeto de malos tratos significa que los niños comparten

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situaciones dadas adoptando papeles sociales diferentes en torno a los cuales desarrollan medios y definen fines diferentes. Esto fue subrayado por Smorti y Ciucci (2000), quienes encontraron que agresores y víctimas divergen en el modo de interpretar la realidad social. Estas imágenes diferentes no corresponden a visiones distorsionadas o erróneas, o a interpretaciones ciertas u erradas, sino que llevarán a que se produzcan explicaciones diferentes sobre el maltrato entre iguales de acuerdo con su experiencia.

Esto es puesto de manifiesto en el estudio que sobre la incidencia del maltrato entre iguales realizaron Avilés y Monjas (2005) con 496 adolescentes en la provincia de Valladolid. Estos autores encontraron que los participantes atribuían causas diferentes en función del perfil en el que se encontraban en la situación de maltrato entre iguales: víctima, agresor y espectador. Es decir, la causalidad es diferente según el prisma que observa.

Así, desde la posición de los agresores los argumentos exculpatorios fueron los mayoritarios: “porque me provocaron” (49.3%) y por “gastar una broma a los demás” (23.3%). En los espectadores predominaron las atribuciones intencionales, entendiendo que los agresores cuando actúan los hacen con intención (54% “por molestar”) y de desequilibrio de poder (34% “por que son más fuertes”). Finalmente, un 16% de las víctimas manifestaron que no sabían porque les ocurría, dudas que se van despejando conforme avanzamos en edad. Mientras que otras víctimas se muestran más conscientes de las intenciones de hacer daño del agresor (26.6% “por molestarme”), o minimizar las acciones del mismo (22.2% “por gastarme una broma”), e incluso se autoinculpan (37%), pues reconocen que existen diferentes hechos y aspectos de sí mismas que estarían en la base de los ataques de los agresores (“porque yo les provoqué”, “porque soy diferente a ellos”, “porque soy más débil” y “porque me lo merezco”).

También observaron diferencias ligadas a la edad y al sexo, indicando una posible relación con los procesos madurativos de la edad y la transmisión de roles de género, tanto en la asunción de responsabilidad de los actos por parte de los agresores como de la comprensión del por qué les ocurren estas situaciones a las víctimas.

Nuestra investigación está en la línea del anterior, y forma parte de uno más amplio que trata de contribuir al estudio de las representaciones sociales del maltrato entre iguales de preadolescentes y adolescentes con la finalidad de comprender mejor el fenómeno y poder diseñar intervenciones focalizadas y/o preventivas adecuadas. En concreto pretendemos explorar las explicaciones causales que los preadolescentes y adolescentes ofrecen del maltrato entre iguales, así como analizar cómo en función de las variables país, sexo, edad y papel asumido por los participantes en este tipo de situaciones.

2. MÉTODO 2.1 Participantes

La muestra estaba compuesta por un total de 1237 preadolescentes y adolescentes españoles (N= 842) y portugueses (N= 395) de edades comprendidas entre los 11 y los 16 años (edad media = 13,27), y de los cuales 631 eras chicos y 606 chicas. Todos los participantes estaban regularmente matriculados en escuelas públicas y privadas de Educación Primaria y Secundaria de las ciudades de Granada (España) y Braga (Portugal). En la selección de ambas muestras se siguieron los criterios de centralidad urbana, estructura y dimensión de las escuelas. Estos jóvenes provienen de estructuras familiares de niveles socioeconómicos medio y medio-alto, fueron escogidos de forma aleatoria y se les solicitó su participación voluntaria en la investigación mediante

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consentimiento verbal. A través del cuestionario sociométrico BULL-S de Cerezo (2000), el 7,3% de los participantes fueron identificados como víctimas, el 8,3% como agresores, el 82,1% como espectadores y el 0,6% como bully-victim.

2.2 Instrumentos

a. Test de Evaluación de Agresividad entre Escolares (BULL-S) (Cerezo, 2000). El Test BULL-S es un instrumento sencillo basado en la técnica del sociograma, diseñado con la finalidad de analizar y comprender la dinámica de agresión y victimización en el medio escolar. Presenta dos modalidades: la Forma A (colectiva), para alumnos entre 7 y 16 años, que es la que se ha utilizado, y la Forma P (individual), para profesores. La modalidad para alumnos nos da información sobre la posición social de cada miembro del grupo y de la estructura del grupo social en su conjunto, así como identificar el papel desempeñado por cada alumno en situaciones de maltrato entre iguales.

b. Cuestionario SCAN-Bullying 2005 (Almeida y Caurcel, 2005). Para este estudio

hemos diseñado un instrumento que ofrece una alternativa al instrumento original denominado Scripted-Cartoon Narrative of Peer Bullying (Almeida, del Barrio, Marques, Fernández, Gutiérrez y Cruz, 2001; Del Barrio et al., 2003). Hemos convertido este instrumento narrativo con soporte gráfico de corte cualitativo (entrevista semi-estructurada) en un cuestionario cuantitativo. Se han construido dos versiones del instrumento, una femenina y otra masculina, pues el maltrato adopta diferentes formas en función del género; y una versión en castellano y otra en portugués. El soporte gráfico se ha mantenido, y consiste en un cómic o historieta en el que se representan distintas conductas (daño físico o psicológico, directo o indirecto) que sugieren la victimización que experimenta el protagonista por parte de sus compañeros. El cuestionario está compuesto por 36 ítems divididos en 10 bloques: 1) Datos del participante; 2) Representación del fenómeno, 3) Tipos de maltrato, 4) Causalidad; 5) Caracterización de las víctimas; 6) Experiencia como espectador; 7) Caracterización de los agresores; 8) Emociones morales; 9) Final de la historia y 10) Perfil del participante.

Figura 1. Ejemplos de algunas viñetas del Scan-bullying, versión femenina y masculina 2.3 Procedimiento

Tras contactar con el Equipo directivo de las escuelas seleccionadas al azar y obtener su consentimiento para realizar el estudio, la recogida de datos se llevo a cabo durante los meses de mayo y junio de 2005, ya que, al tratarse del final del curso académico, los alumnos se conocerían mejor entre sí. La cumplimentación de los cuestionarios se realizó en una única sesión de 2 horas de duración, en el aula, de forma colectiva y contando sólo con la presencia de los investigadores. Con la intención de preservar el anonimato y garantizar la completa libertad de los participantes para

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expresar su propio pensamiento, se les pidió que rellenaran un recuadro en la esquina superior derecha de los cuestionarios con su nombre real y con un nick o nombre ficticio con el que se les identificaría en adelante. El recuadro era recortado por los investigadores en presencia de los participantes y guardado en un sobre.

3. RESULTADOS

El análisis de datos se realizó con el paquete estadístico SPSS versión 12.

Se pidió a los participantes que respondieran a la siguiente pregunta: Desde tu punto de vista ¿por qué ocurren estas cosas en la escuela?, destinada a inferir las posibles causas del maltrato entre iguales desde la perspectiva de los preadolescentes y adolescentes. Para ello, debían valorar utilizando una escala Likert de 1 (Nunca) a 5 (Siempre) las 14 opciones explicativas de diferentes niveles de complejidad social (Hinde, 1987), donde podían encontrar causas centradas en las características de la víctima y de los agresores, en la interacción diádica entre víctimas y agresores, en dinámicas grupales y en el contexto sociocultural.

El análisis exploratorio inicial (Gráficas 1 y 2) puso de manifiesto como las explicaciones causales se centran más en las características del grupo de agresores y de sus miembros que en las de la víctima, ya que las opciones más señaladas son: “porque los del grupo (agresores) se consideran los mejores” (85.9%), “porque le resulta divertido a los del grupo” (76.1%), “por la manera de ser del grupo” (69.8%) y “para dominar al otro” (67.0%) frente a la de “por la manera de ser del chico (víctima)” (42.5%). Entendiendo que la mayoría de los agresores cuando actúan lo hacen con intención de dominar al otro, por hedonismo colectivo y con el deseo de expresar la diferencia de fuerza y demostrar que son los mejores.

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 G rup o se c ons id eran me jo re s Di vie rte a los de l gr up o Ma nera de s er de l grup o Para d om in ar al o tro Él no es u no de e llos N o se llev an bi en Ma ner a de se r d e la ctima Se t ienen m aní a Edu ca ció n q ue r ecibe n en casa E n los gr upos, le oc urr e a los n uevo Le ti ene n en vidia Ma nera c om o los tr ata n en casa E s pro pi o d e n ues tra ed ad Po r m ied o a q ue se lo ha gan a e llos

Gráfica 1. Distribución de las explicaciones causales señaladas por los participantes (N= 1235)

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216.9 200.6 77.9 69.8 42.5 0 40 80 120 160 200 240 Interacciones diádicas Interacciones grupales Contexto sociocultural Individual- Agresores Individual- Víctima

Gráfica 2. Distribución de los niveles de complejidad social de las explicaciones causales (N =1235)

Cuando dividimos la muestra en función del papel que los participantes asumen en situaciones de maltrato entre iguales (víctimas, agresores y espectadores) estos resultados se matizan. Así, la observación de la frecuencia de respuesta expresada en porcentajes (Gráfica 3) nos muestra cómo las explicaciones causales del grupo de víctimas y de espectadores son muy similares, aunque nos llama la atención como las víctimas sitúan en un 52.2% la causa de lo que les está sucediendo en sí mismas, estableciendo un cierto grado de culpabilidad por su propia manera de ser, frente al 39.8% de los espectadores demostrando una alta capacidad de empatía con la víctima y un intento de restarle responsabilidad. Por su parte en el grupo de agresores predomina una atribución causal exculpatoria, señalando en mayor porcentaje “por la manera de ser del chico” (55.3%) y normalizadora de la situación: “en los grupos, esto siempre le ocurre a los nuevos” (41,7%) y “porque es propio de nuestra edad” (27,2%).

. 0 20 40 60 80 100 Gr upo s e c on sider an me jore s Di vie rte a los d el g rupo Ma ne ra de ser de l g ru po Pa ra d omi nar al o tro Él n o e s u no d e el los No s e l leva n b ien Ma nera d e ser de la víc tim a Se ti en en m aní a E duc aci ón qu e rec ib en e n c asa E n lo s g ru pos, le o cu rre a los n uevo L e tien en e nvid ia Ma nera como l os t ratan e n cas a Es p ro pio de n uest ra ed ad Po r mi edo a qu e se lo ha gan a el los Víctimas Agresores Espectadores

Gráfica 3. Comparación de las explicaciones causales señaladas en función en función de la variable papel asumido en situaciones de maltrato entre iguales.

Para establecer si había diferencias significativas en las explicaciones causales dadas en función del País de los participantes se realizó el test de chi-cuadrado, encontrando que los adolescentes portugueses en comparación con los españoles son los que más

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explican el maltrato entre iguales por la manera de ser de la víctima (24.4% versus 11.9%) (x2= 34.856, p<.01) y refieren más a la explicación de la exclusión de la víctima porque no es uno de ellos (29.3% versus 23.5%) (x2= 10.850, p<.05).

Por su parte los españoles contemplan menos la manera como los tratan en casa como una causa posible que nos permita explicar el maltrato (22.6% versus 33.7%) (x2= 22.163, p<.01), así como que sea algo propio de la adolescencia (23.6% versus 34.4%) (x2= 19.285, p<.01) y que sea un hecho que siempre le ocurre a los nuevos en los grupos (17.8% versus 27.0%). Finalmente, los españoles son los que más señalan el miedo a que se lo hagan a ellos como una explicación (7.5% versus 2.8%) (x2= 18.469, p<.01), así como que se tengan manía (16.7% versus 8.7%) (x2= 22.448, p<.01).

En función del sexo encontramos diferencias significativas en las explicaciones causales que hombres y mujeres ofrecen al maltrato entre iguales. Los hombres son los que más refieren la manera de ser de la víctima (22.1% versus 9.4%) (x2= 55.448, p<.01), mientras que las mujeres las que más señalan la manera de ser de los agresores (43.0% versus 34.3%) (x2= 13.473, p<.01).

Las mujeres señalan más que los hombres como causas del maltrato la manera como los tratan en casa (34.2% versus 26.3%) (x2= 13.612, p<.01) y la educación que reciben en casa (26.0% versus 20.8%) (x2= 15.702, p<.01). También lo explican en mayor porcentaje que los hombres como el resultado de la envidia que los agresores sienten hacia la víctima (25.4% versus 11.6%) (x2= 43.620, p<.01), de que no lo consideran uno del grupo (33.6% versus 27.0%) (x2= 11.216, p<.05), no se lleven bien (32.7% versus 27.1%) (x2= 10.885, p<.05) y el miedo a que se lo puedan hacer a ellos (30.4% versus 25.1%) (x2= 18.078, p<.01).

Los hombres refieren más en comparación con las mujeres explicaciones como que sea algo propio de nuestra edad (8.6% versus 4.3%) (x2= 28.654, p<.01) y que en los grupos este le ocurra a los nuevos (15.6 versus 10.9%) (x2= 28.435, p<.01). Asimismo señalan en un mayor porcentaje el hecho de que los agresores se consideren mejores (54.6% versus 48.8%) (x2= 11.420, p<.05).

El x2 muestra diferencias significativas en las explicaciones causales dadas al maltrato entre iguales en función de la edad de los participantes (G1=11-12 años; G2=13-14 años y G3=16 años en adelante), aunque tal y como cabía esperar, estas diferencias son más marcadas entre los participantes más jóvenes y los mayores.

Los preadolescentes de 11 y 12 años en comparación con los de 13 años en adelante son los que menos señalan el hecho de que divierta al grupo (G1 27.5% versus G2 36.4%% versus G3 36.7%) (x2=19.708, p<.05) y lo hagan para dominar al otro (G1 24.5% versus G2 33.5% versus G3 39.6%) (x2=42.617, p<.01). Sin embargo, sí que refieren en mayor porcentaje que los participantes mayores, explicaciones como el miedo a que se lo hagan a ellos (G1 39.7% versus G2 31.3% versus G3 26.8%) (x2= 16.064, p<.05); que no se lleven bien (G1 31.4% versus G2 30.0% versus G3 28.8%) (x2= 17.119, p<.05); así como que esto es algo que le ocurre a los nuevos (G1 17.7% versus G2 12.1% versus G3 11.9%) (x2= 19.353, p<.05).

Los de 13 años en adelante explican el maltrato como resultado de la educación y el trato que reciben en casa, mientras que esta es una causa poco referida por los pequeños (G3 30.4% versus G2 26.3% versus G1 19.5%) (x2= 27.018, p<.01) (G3 16.7% versus G2 16.7% versus G1 9.7%) (x2= 19.074, p<.05). Finalmente, el grupo de adolescentes de 16 años es el que más utiliza como explicación del maltrato la forma de ser de la víctima (G3 30.2% versus G2 27.0% versus G1 19.9%) (x2= 26.767, p<.01). Igualmente son los que más refieren el argumento de que “es algo propio de nuestra edad” (G3 14% versus G2 12.1% versus G1 7.9%) (x2=16.548, p<.05).

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Atendiendo al papel de los participantes en situaciones de maltrato entre iguales (V= víctima, A= agresor y E= espectador) encontramos diferencias significativas en las explicaciones causales que ofrecen del fenenómeno. El grupo de espectadores es el que menos señala como explicación del maltrato entre iguales la manera de ser de la víctima (E 14.4% versus V 23.3% A versus 24.4%) (x2= 19.850, p<.05), mientras que el grupo de agresores es el que menos refiere la forma de ser del grupo (A 32% versus E 40.9% versus V 41.1%) (x2=21.640, p<.01).

El grupo de las víctimas es el que explica en mayor porcentaje el maltrato por la envidia que los agresores sienten hacia ellas (V 14.4% versus E 5.8% versus A 8.4%) (x2= 33.558, p<.01). Finalmente, el grupo de agresores es el que más considera este tipo de actos como algo propio de la adolescencia (A 12.6% versus V 8.9% versus E 5.8%) (x2= 24.309, p<.01)

4. CONCLUSIONES

La convivencia en los centros escolares es tanto una condición necesaria para el aprendizaje y la enseñanza como un objetivo en sí misma tanto para profesores como para alumnos como para toda la comunidad educativa. Tenemos que aprender a relacionarnos y necesitamos relacionarnos para aprender y enseñar. En la actualidad es preocupante el problema de la violencia escolar, y en concreto del maltrato entre iguales, por lo que es fundamental avanzar un paso más en la comprensión de los mecanismos implicados en la perpetuación de este comportamiento, abriendo vías para la intervención focalizada y/o preventiva.

Este estudio se centró en un análisis de las explicaciones causales que sobre el maltrato entre iguales señalan los preadolescentes y adolescentes, así como de estudiar cómo cambian esas explicaciones causales en función de las variables país, sexo, edad y papel asumido por los participantes en situaciones de maltrato entre iguales. Y ofreció a los jóvenes una oportunidad para reflexionar sobre sus propios comportamientos y los de sus compañeros en la esfera colectiva y trata de ayudar a los diferentes profesionales a avanzar en la comprensión de los mecanismos implicados en la perpetuación de este comportamiento.

Resumiendo los datos de nuestro estudio encontramos como los adolescentes explican el maltrato entre iguales como un fenómeno ligado al tipo de interacción interpersonal que se establece entre víctima y agresor, y a aspectos ligados con la dinámica y funcionamiento típicos de los grupos de jóvenes: aspecto preocupante ya que les permite justificar el abuso de poder como algo “natural” durante el desarrollo.

Al igual que en los estudios previos de Almeida et al (en prensa) y de Del Barrio et al (2003) observamos diferencias en las explicaciones causales en función de la edad de los participantes. Las diferencias más marcadas las encontramos entre los preadolescentes de 11 y 12 años y los adolescentes de 16 años en adelante, los más pequeños se centran en aspectos como el miedo o el que no se lleven bien, pero sin profundizar como lo hacen los mayores, en las dinámicas y los procesos de grupo, en el hedonismo colectivo y el ejercicio del poder. También hemos encontrado diferencias ligadas al género ya que la mujeres atribuyen más que los hombres el miedo a que se lo hagan a ellas, y atienden al papel que la familia tiene en el origen de este tipo de situaciones, denotando una clara transmisión de esteriotipos de género donde no está bien visto que el hombre sienta miedo y donde es normal que en los grupos se actúe contra el más débil, mientras que las mujeres demuestran una mayor empatía hacia a la víctima.

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Al igual que en el estudio de Avilés y Monjas (2005) encontramos diferencias significativas en las explicaciones causales señaladas en función del papel que el participante asumía en situaciones de maltrato entre iguales. Así, el grupo de agresores señala más elementos exculpatorios como la manera de ser de la víctima y algo propio de la adolescencia que le permiten justificar sus actos y aliviar la culpa; por su lado el grupo de víctimas refuerza su autoestima y autoimagen aludiendo a la envidia que los agresores sienten hacia ellas, y finalmente el grupo de espectadores empatiza con las víctimas y les restan culpa y responsabilidad, lo que abre las puertas hacia la esperanza ya que los espectadores pueden convertirse en los más fieles aliados de la comunidad educativa en la difícil tarea de la erradicación y prevención de este problema.

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