Vladimír Holan
Profundidad de la noche
selección de poesía y prosa
Traducción e introducción de Clara Janés
La traducción de esta obra ha recibido una subvención del Ministerio de Cultura de la República Checa.
Edición al cuidado de Jordi Doce Traducción del checo: Clara Janés
Publicado por: Galaxia Gutenberg, S.L. Av. Diagonal, 361, 2.º 1.ª 08037-Barcelona info@galaxiagutenberg.com www.galaxiagutenberg.com Primera edición: septiembre de 2018 © Herederos de Vladimír Holan, 2018 © de la traducción y la introducción: Clara Janés, 2018
© Galaxia Gutenberg, S.L., 2018 Preimpresión: Maria Garcia Impresión y encuadernación: Depósito legal: B. 20233-2018
ISBN: 978-84-17355-46-3
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I
de Sin título
31
II. Conocimiento
Si la vida navega siguiendo el curso de las aguas y la muerte a contracorriente
no podemos conocer la desembocadura. Si la vida navega a contracorriente y la muerte siguiendo el curso de las aguas no podemos conocer la fuente.
32 Profundidad de la noche
IV. Calor sofocante
El alto resplandor se arrastra como un águila a la que un perro hubiera llenado de reproches… El amorfo dolor surgido de la felicidad,que confía en la nada, no contiene en sí lo primero, se devana, cienbocas,
por ambos lados de la sangre. El sentir puede rebasar el sentir sólo con la gracia de la serpiente…
Pero, junto al agua, tiene Dios su desnudez en los ángeles del desierto.
De «Sin título» 33
VII. Tres versos
Aunque tal vez nos adelantemos al conocimiento la inspiración nos quitará la luz…
34 Profundidad de la noche
XI. Éxtasis
Para elevarse a Dios, la naturaleza tendría que negar en el todo lo uno:la criatura en las criaturas, en los frutos el fruto. Al hombre le basta encontrar el puntodelanada.
De «Sin título» 35
XII. En las ruinas
¿Presencia? ¿Presencia de qué?El caballo detenido por la mano del color no escapa ni de noche,
¡pero las rocas y la fuerza de los cabellos de las grietas!
¡Fíjate en el templo, el templo de Hera, de Zeus y de Baalshamin! El sexo de su muerte no tuvo ovarios
36 Profundidad de la noche
XIII. Hoy
Tú que vas perfumando la praderay antes del beso te humedeces secretamente los labios agrietados,
mira con qué póstuma suavidad la mariposa que se posó en tu mano encoge y extiende las alas
como pulmones de las mismas flores que hoy has arrancado.
De «Sin título» 37
XVII. Serpiente
Por la senda de rocas va un hombre, algunas víboras en la mano… Un débil silbido un poco enroscado agita el aire y los minutos carnales que a saltos se pierdenen el resplandor del más allá mental
que al sol deslumbra menguando la pupila de sensibilidad… De igual modo, con su triste energía,
la serpiente de la médula espinal convence siempre a la mujer, y el placer anhela prolongarse un momento
como si quisiera poseer el odio incluso después de la muerte… Quien penetra, aprisiona… Y se encierra…
La plasticidad cambiante devuelve al huevo
–donde un secreto interrogatorio aguarda sólo a que el mundo no resista hasta el alba de las visiones–
las rocas de los túmulos…
El paso del hombre se ha extinguido… Pero la restante amenaza,
abierta sin reserva a una vacilación más soportable, a decir verdad ha condenado ya…
38 Profundidad de la noche
XVIII. De desamor
Entra en nosotros un poco de claridad y ya la oscuridad la agota.Somos de desamor y de ruinas… ¡Pero el pájaro, el pájaro Lumerpa que con tal fuerza brilló un día
De «Sin título» 39
XXIII. Sólo en la oscuridad
Deja que todo en torno a ti se llene de hierba, sólo en la oscuridad están los dioses.Los pájaros alzan el vuelo cuando podáis los arbustos de espino.
Incluso a los muertos la medianoche solamente los conoce. ¡Mira!, en el cementerio,
con negra cola silbante, apaga el caballo
40 Profundidad de la noche
XXXII. Amantes
¿Seguimos o nos quedamos, amada mía? Mira cómo todo arraiga y cruelmente persuadede que el camino a casa, que se ha encontrado a sí mismo, no lleva a ninguna parte.
Sencillo y convincente es el árbol
y la piedra en los campos te hace creer que la estatua es siempre alguien distinto, en otra parte,
y por ello, divina, puede permanecer aquí. No hace mucho estábamos en este lugar
locos de amor, sufriendo el martirio de la inseguridad, que arrebataba hasta el delirio
incluso la realidad más cruda.
No hace mucho vivíamos la boca besante
confiando en la incomprensión de todas las lenguas y con un dolor excesivamente no servil
para que hallara alivio en la obstinación. Hoy ambos sin techo llevamos en un hato pan de cornezuelo y vino de estramonio, y escuchamos cómo se persiguen los muertos por medio de las orugas del cementerio.
De «Sin título» 41
XLIV. Noche del veranillo de San Miguel
La tenue luna, con vistas al cuerpo de las rocas y los ríos, se pone un traje negro de su armario.En vano la aurora intenta ser frambuesa en la zarzamora. En seco el día se acorta.
Sólo en los racimos, a veces, es menor la sombra. El autógeno de los grillos
42 Profundidad de la noche
XLVIII. Versos
La ola donde el pez pone en marcha la música de los recuerdos de los cantos rodados;el muro del cementerio donde se secan los pañales; el pájaro, la hoja que cae, la voz perdida en la niebla simplifican cada gesto
por más que el paso de la historia por la naturaleza se lleve con el rastrillo las imágenes hasta los instintos. A los complejos rencores responde la aflicción
con tanta sencillez como la madre
que, cuando el hijo escoge las palabras homicidas más refinadas, se seca las lágrimas con el delantal.