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El nuevo palacio del Retiro

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PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO

Edición electrónica de Jesús M. Usunáriz

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EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO

PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

EDICIÓN ELECTRÓNICA DE

JESÚS M. USUNÁRIZ

Pamplona

SER VICIO DE PUBLICACIONES

DE LA UNIVERSIDAD DE NA V ARRA

2018

Colección BIADIG (Biblioteca Áurea Digital), 47

PUBLICACIONES DIGITALES DEL GRISO

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Pedro Calderón de la Harca,

F.I nuel'o palncio del Reti

r

o,

edición electrónica de Jesús M. Usunáriz, Servicio de Publicaciones de la Umversidad de Navam1., 2018. Col. BlADIG-Bihlioteca Áurea Digital, 47 I Publicaciones Digitales del GRISO.

EDITA:

Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra

Esta colección se rige por una licencia Creative Commons i\tribuc ión-NoComercial 3.0 Unported

Ilustración: fe.º/ ¡;alacio del Buen Retiro, Louís Meuníer (c. 1630) [BNE ER/5824

illU

l

ISDN: 978-84-808 r-598-7

~Santander

«Autoridad y poder en el teatro del Siglo de Oro. Estr:ttcgi.1', gfoeros. imágenes en la primera globaliz:icióm (FFI2ü14-52üü7 -P)

Agrndccemos al Banco de S:tnrander su patrocinio de Lis in vesrigaciones del CRISO

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NOTA PRELIMINAR

Esta edición de

El nuevo palacio

del

Retiro

de Pedro Calderón de la Barca está basada en la realizada en 1 998 (Kasscl, Reichenberger; en ade-lante N P) por Alan K. G. Paterson en cuanto a la fijación textu:tl de este auto sacrament:tl. Para su estudio y an:tlisis en profundidad me remito al estudio crítico de Paterson, y a las diferentes aportaciones de autores co-n10 Ignacio Arellano, D0111inique Reyre, Margaret Greer, entre otros que se mencionarán a lo largo del texto.

La novedad de esta edición crítica radica en dos elementos. Uno de

ellos

es la anotación que ha

sido sustituida

por completo y que puede

ser

contemplada corno un

añadido

a la citada edición de Paterson. Esta

nue-va

anotación

tiene el objeto de aclarar algunas cuestiones que quedaban

dudosas, así como establecer una cmnparación entre las ideas transmitidas

por Calderón con otros autores de

su

tiempo, fueran estos teólogos,

en su

mayoría, historiadores o tratadistas de diversa índole. Las opiniones

refle-jadas vienen a den1ostrar, a nuestro parecer, la consonancia

existente

en-tre nuestro autor dramático y las corrientes y opiniones teológicas de

su

tiernpo.

El segundo elemento es la edición electrónica del auto, que fon11

:1

parte de las iniciativas impulsadas desde el proyecto «Autoridad y Poder

en el Teatro del Siglo de Oro. Estrategias, géneros, imágenes en la

pri-mera globalizacióm (FFI2014-52007-P) financiado por el Ministerio

de

Economía y Competitividad del Cobierno de Espafi.a. Esta edición

con-vierte el auto en una publicación multimedia que pennite, entre

otros

elementos, el acceso a la

mayoría de los textos antiguos citados en nota, la

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6 EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO

contemplación de obras de arte (pinturas, grabados ... ) o composic10nes

musicales que reflejan esas mismas ideas o contribuyen a su mejor

com-prensión. La edición del auto en formatos como

pqf;

epub,

o

mobí

ofrece,

de este modo, otras posibilidades de lectura del auto, adaptada a nuevos

soportes, a lo que suma su interactividad, con un hipertexto sencillo

y

asequible, dentro de reto que suponen las nuevas perspectivas y

posibili-dades de las Humaniposibili-dades Digitales.

En cualquier caso, me gustaría agradecer al Dr. Ignacio Arellano, di-rector de este proyecto, su apoyo y confianza a la hora de desarrollar esta nueva experiencia, así c01110 a Marida Insúa por su constante atención.

Jesús M. Usunáriz

Universidad de Navarra-GRTSO

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ro EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO la grandeza eminente?

JUDAÍSMO Oye, y sabrás quién soy, atentamente, que quiero en esta parte

a que tú me respondas obligdrte. Yo foi

la

Ley Natural 45

en aquel siglo, en aquel candor y yugo sencillo de nuestra primera Ley. Y o fui la edad primitiva, que poseí, que gocé 50 sin sobresaltos

la

paz,

y

sin pensioncs7 el bien 8. Este campo, que poblado hoy de fabricas se ve, nada pulido9 era entonces, ss antes de labrarse en él una confusión, un caos tan informe al parecer que no le hiciera tratable

7 v. 52 sin pensi<mes: pensión es Lt carga anual que perpetúa o temporalmente se im-pone sobre alguna cosa». aMetafoncamente se toma por el tralnJO, tarea, pena o cuidado» (Aut.)

8 vv. 45-64 Los versos describen los efectos de la ley natural que gobernaba el Paraíso hasta la expulsión de Ad[m: «después que Dios crió el hombre a su imagen y semejanza y a los animales irracionales para el servicio del hombre, la primera ley que se produjo al mundo fue ley de naturaleza, cmním a todos los aniinales, así para el hombre con10 para los brutos, que carecen del uso de razón, con solo el instincto natural, la cual tuvimos todos igualmente para la procreación de los h~jos y en darles el alimento necesario para sustentarse, y en ser libres y poseer la tielTa, gozando del fruto della, y para otros apetitos naturales que cada cual tiene, según su género y natural inclinación de cada uno. De la cual ley de naturaleza nació la obligación de correspondencia que entre todos los animales hay y tienen en hacer bien a quien les hace buenas obr,Ls, como se ve del león y del perro y de otros, que en agradecimiento de lo que se hace por ellos, hacen tales demostraciones que parece que no les falta sino proferirlo por la boca, la cual ley la lLunan los dotores ley natural primera», Cerdán de Tallada, Veríloquiv111, 1604, p. 193.

9

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EDICIÓN CRÍTICA smo el supremo pincel 60 que corrió desde la idea del prin1ero ser, sin ser, rasgos de su omnipotencia y líneas de su poder 10 La segunda obra que hizo, 6S dividir las cosas fue,

y así, porque en sus estancias todas por orden estén, a las fieras repartió

la tierra, donde hoy a ver 70 se llega la variedad

de lo hermoso y lo cruel; hizo patria de las aves al aire vago, por quien aladas nubes de pluma 75 corren en veloz tropel; hizo el piélago del mar para los peces, de quien ríos y fu entes se rniran ya morir, o ya nacer. 80 Al hombre, que su valido y que su privado es, hizo alcaide desde entonces de este divino vergel; 11

I I

10 vv. 53-84 Estos y los siguientes versos suponen, en su prünera parte, una c01npara-ción alegórica entre la Creación del mundo (Cn, 1) y la construcción del palacio, pa1~1-digma hexaemeral que analiza Arellano, 2001, pp. 85-87: y. en la se¡.,TJ.mda, entre el Par,ú-so terrenal y los jardines del palacio del Buen Retiro.

11 vv. 81-84 El conde-duque, caracterizado en el auto como el HO.'>IBRE, recibió el título de «alcaide del Cuarto Real de San jerónimo» el 10 de julio de 1630 y, como tal, Olivares fue director de las obr,Ls de constmcc1ón, después de que el 22 de julio de 1632 se concediera la alcaldía a perpetuidad a la casa de Olivares y con plenos poderes para disponer sobre las obras desde enero de 1634 (Brown y Elliott, 1981, pp. 59, 61 y 92). En esta comparación entre el Paraíso y el Palacio del Ducn Retiro. Olivares, alcaide del palacio, se equipara. como se repite más adeLmte. con Ad:m. alcaide del Paraíso.

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EDICIÓN CRÍTICA

hasta llegar al desierto, donde rne llevó Moisés, venciendo el Bermejo Mar 10s que en cristalina pared, ¡nra que pasase yo, hizo del agua cancel, amontonando las ondas, que dejaron de correr, 110 siendo pasadizo antes para ser tumba después1.o.

13

Señor», Lt Bibfi,1 Vu(¡;11ta Latina, 1795, JI, p. 57. El Fasé es visto «como una dispusición y aparejo de la gran Pascua del corder011, Rmn,ín, S(;'!,unda parte de las rcpúblfras, 1575, fol.

33r). Si bien con diferencias con la cristiana, como recuerda Rodrigo Zamorano: esta

Pascua judía que se recoge en el Éxodo que se t~ja en el capítulo 23 del Levítico (•en el mes p1;mero, a los catorce de Luna, en la tarde»), «mas porque esta Pascua que ellos celcbrakm no soLunente era memmia de la pasada que Israel hizo a la libertad saliendo de

la servidumbre de faraón, sino en figura de nuestra libenad y pasada de la servidumbre del

demonio a la ley de gracia, y en figura de la resurrección de nuestro redentor, en que pasó de la muerte a la vida, celebra ahora la Iglesia la misma fiesta, aunque en algo

dite-rente tiempo y con diforentes ritos y ceremonias. Porque siendo la de los judíos sombra y

figura de las que guarda la religión cristiana, convino que (como la figura es diferente de

lo fig;urado) difieran las ceremonias del Viejo Testamento de hs que se guardan y oservan

en nuestra Iglesia católica. La cual tiene ordenado que en memm;a de la gloriosa

resu-rrección de nuestro Salvador, que foe en el Domingo siguiente a la catorcena luna del

primero mes, se celebre el santo día de la Pascua, no en la catorcena luna del primero mes, por no judaizar ni coincidir con las ceremonias de la ley vieja, sino en el domingo que inmediatamente se le sigue, como lo fue la resurrección de nuestro redempton, z,unOLUlO, Cro11olr\'!_Íil, Li94, fol. 143r-143v.

15 vv. 10:5-112 Éx. 14, 21-30. La separación de las aguas del mar Rojo. Hrrmejo. rancel: metatóriGunente significa término o raya hasta donde se puede extender alguna

cosa (Aut.). Es interesante observar cómo desde el p1imer momento todos los grandes

hitos de la historia del pueblo _¡udío son un anuncio de la llegada de Cristo. Así dice Villcgas: «De aquel grande amigo de Dios, Moisés, guía y capitán del pueblo israelítico, cuenta la divina escritura en el Éxodo que. al tiempo que sacó al mismo pueblo de poder de faraón y le iba acaudillando y guiando, se le puso delante el mar 13cnnejo, al cual

hiriendo Moisés con una vara que llevaba en sus nianos abriose a una y otra parte,

pasan-do topasan-do el pueblo a pie enjuto, sirviénpasan-doles las aguas de muro y ddcnsa contra los gitanos

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EDICIÓN CRÍTICA

De un favor a otro favor, de un placer a otro placer, a la deseada Tierra de la Prornis1ón llegué, siendo la prirner sefial 135 suya, que merecí ver entre el maná del desierto, el racimo de C:aleb17_ De esta manera viví, de esta manera pasé, 140 hasta que por un ddíto (si delito acaso fue

hacer justicia de un hombre

15

llegar a comer la fruta de la tierra prometida; la eucharistía dura y durará por todos los siglos, mientras durare el mundo. Y, en fin, que el manná ni era el pan que los ángeles comen en la gloria, ni era pan del ciclo, pues no bajaba de allá, como b eucaiistía que

baja de los más alto del cielo, y es el pan con que los ángeles en la gloria se mantienen,

pues está Dios debajo de aquellas especies disimulado». l'onz, Morat'illas, 1613, pp. 259-260. Además, los judíos rechazaron el maná (Números 21, 5): «nuestra ánima mira ya con

h,Lstío este ma1~jar de poquísima substancia», por lo que foeron castigados.

17 v. 138 el mcinio de C1lcb: Nm 13, 24: "y siguiendo hasta el Torrente del racimo, cortaron un sanniento con su racimo. que llevaron en una percha dos hmnbres)). L1 Biblia

kú(~1!1<1 / ,1tma, 1791, 11, p. 74. Estos fueron Josué y Calcb, dos de los doce exploradores enviados por Moisés cu,mdo llegaron cerca de C,maá.n para entrar en la tierra pron1etida. Mientras que los otros diez afirmaron que era imposible pues aquella tierra estaba

habita-da por gigantes que los aniquilarían, dudando de la promesa divina, Josué y Caleb persua-dieron al pueblo judío para continuar su cmnino, pues contaban con la ayuda de Dios. Y

recoge el traductor: «San Jerónimo, Episl. ad F<tbiol. y otros Padres consideran en este racimo suspenso de la percha a nuestro redentor jesucristo pendiente de la Cruz». En efocto. se¡.,rím Villegas el racüno que llev,rron «travesado en una pértiga o lanza» para demostrar la frrtilidad de aquella tierra es "figura de la Transfiguración del Hijo de Dios Jesucristo, porque queriendo el padre eterno dar noticia al pueblo cristiano de la

abun-dancia y frrtilidad de la tierra de promisión donde los lleva encaminados. que es su gloria y bienaventuranza, para que les tome aliento y deseo de verse en ella)). Estos exploradores serían después San Pedro, Santiago y San Juan, quienes vieron en el monte Calvario "un racüno, el niás abundante que se vido en h tierra y füe Jesucristo que como racimo vino

tiempo en que fue puesto en el lagar de la pasión» (Vilkgas. F/os, 161:5. fol. 21:5v). Ver

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EDICIÓN CRÍTICA

fiero, qué suerte cruel

rne persigue desde entonces, 165

que vivo muriendo; y pues ya peregrino a tus puertas de esta manera llegué, dinie, ¿qué palacio es éste que se labra y para quién? 110 Descanse yo aqueste instante, que atento a tu voz esté, porque de haberme acordado de tanto perdido hien,

tengo un áspid en el pecho, 17S y en

la

garganta un cordel2

º

.

17

2n vv. 175-176 ien,~o tm áspid en el pecho/ y e11 lrt /!.ª~~,11ll11 un cordel: es decir, el persona -je del juDll.ÍSMO ni puede ver, ni puede hablar. Márquez ve en el áspid el símbolo de la ceguedad de los judíos ante la tierra prometida, a pesar de las instancias de

J

osué y de Caleb: 'j osué y Caleb, grandes ministros y dos de los doce exploradores rasgaron sus vestiduras de dolor y tomando la mano en persuadir al pueblo le dijeron todo el bien que pu dieron de la tie1Ta y le acordaron e¡ ue tenían a Dios de su parte, y pidieron con grande afecto que se dt'.jase gobernar por él. Pero ellos, obstinados en su parecer, como áspides que cierran las or~jas a los silbos de los C11útnt1uiores, tomaron piedras para tirarles. y salieran con ello si el ángel que iba en la columna no entrara de por medw y librara a los dos capitanes dd peligro•• (Márqucz, 1::.·1 .~obcmador cristiano, 1612, p. 128. El subrayado es nuestro).

y en. la gm;~<1nt11 un cordel: de la expresión «verse o estar con la soga a la garganta». frase que por alusión vale estar en los últimos ténmnos de alguna necesidad o peligro. Es to -mado del que están para ahorcar (Aut.). En este caso, el nudo que se pone en la garganta y que impide hablar. f!udo en la xm;~anlrt: en el sentido moral vale a.flicc1ón o congoja que impide el explicar~e o el hablar (Aut.). También podría extenderse a la soga de la que se ahorcó Juth~: «Y no tuvo garganta este traidor si no foe para c01nulgar rnal y para que por ella saliera la voz con que hizo el contrato sacrílego cuando vendió a su Seüor. Pues esa garganta, cuando se cuelgue de un árbol, apretará tanto el cordel que, no pudiendo salir

el ahna por ella. reventará por los ijares y por allí se la dará al demonio». Avendaño, Libro i11lifulado olro /.01110 de sm1w11cs. 1629, fol. 217r-217v. O Diego Curle: «Ayudose Judas del aliento y respiración para ser alevoso a su Seüor en el beso que le dieron sus labios; pues este mrsmo ,tl.iento y esta misma respiración sea su castigo y desdicha con el cordel que le dieron sus manos. Y pues aliento y respiración concunieron desde la garganta a su delito, aliento y respiración le falten en la garganta para su castigo» (Cude de Ayala, lnlenlos

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r8

HOMBRE

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO Ley Natural, Ley Escrita,

que una y otra en ti se ven, pues de una pasaste a otra

Ley, de Gracia no, porque 180 fue Ley de tí dividida, que tú no qmsiste ser, pues que

la repudiaste soberbio, fiero y crucl21, esta fábrica que miras. 185 este edificio que ves, casa real, invicta hoy y campo desierto ayer,

el

palacio que vio Juan en su i\poc;1lipsi es, 190

porque ésta es la hermosa y rica triunfante Jerusalén22.

Para su divina esposa, que es de la Gracia la Ley23

dotm111/es, 1643, fol. 19v-20r). De hecho, varios escritores consideraron que Lt denomina-ción de .Judíos no procedía de Judas, h~jo de Jacob, sino de Judas el traidor, como en el })iswrso contra losj11díos, 1631, p. 22.

21 vv.

183-184 Éx 16, pues los judíos no quisieron recibir la luz de Cristo. «Ansíen el principio de la ley de gracia y de su Iglesia, ha instituido aquella luz de la verdad, verdad lucidísima, Vt diuideret lucem a tenebris. La cual sirviera de dividir judíos de crisrianos, haciendo que fücran conocidos (como son) los unos por enemigos de aquesta luz, y los otros por hijos de aquesta verdad adorando a esta luz clarísima», Ciabra de Pimentel,

Honda de /)auid, 1631, fol. 80r.

22 vv. 185-192 Ap 21, 2-3: «Y yo Juan vi bajar del cielo la ciudad santa, la nueva Je-n1salén, que venía de Dios, adornada con10 una esposa para su esposo. Y oí una voz

grande que salía del trono y que decía: "¿Veis aquí el tabernáculo de Dios con los hom-bres? Y habitará con ellos y seún su pueblo y el mismo Dios, quedando en medio de ellos, será su Dios», Apomlipsis del apóstol Sm1 Juan traducido, 1789, p. 198. Sobre esta «transmutación de lo historial en lo místico» del palacio del Buen Retiro y de la arquitec-tura celestial de la Nueva Jerusalén ver Creer, 1992, p. 976 y Arellano, 2009, pp. 32-33.

2:\ vv. 193-19:1 Versos que son también una inteqJretación de la visión del templo de

Ezequiel. En palabras del padre jesuita Luís de b Puente: «Tengo que ímagínar que habla connugo aquello de Ezechiel: Hüo del hombre, muestra este templo a los h~jos de Israel,

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20 EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO Philipo, díganlo cuantas

han registrado a sus píes lo pintado de la pluma, lo manchado de la piel25;

Rey que del austro nos víno2'', 205 de la Fe an1ante tan fiel

que está incluido en su nombre el de su darna tar:nhíén,

pues ninguno pronunció Felipe, sin decir Fe. 210

Del cuarto planeta el curso27

atento a su imperio ves, por qmen ya de cuarto uene beldad., luz y rosícler28.

Parelltación real, 1666, en equiparación a Filipo, Craeciae domitor, tal y como lo apunta

l'omponio Mela en su Ge<\~raphia.

Se establece así una relación entre los monarcas hispanos y la cultura clásica,

especial-mente la figura del «domador» y el héroe Hércules personaje estrechamente ligado a los orígenes míticos de la monarquía española (Caballero López, 1997-1998). «Apuleo llama a Hércules andador del mundo, limpiador de bestias fier'L~ y domador de hombres)), Choul, Los discursos de la rel(l:iá11, 1579, p. 196. De hecho, en 1634 Zurbarán pinró diez

cuadros con los trabajos de Hércules para decorar el salón de reinos del palacio del Retiro en donde destacaba la lucha del héroe contra una serie de monstruos mitológicos,

metá-fora de la Discordia, que figuran al rey y su combate contra la herejía y los enemigos de la monarquía (Brown y Elliot, 1981, pp. 162-170).

2

·1 vv. 202-204 han n:~isfrrtdo a sus pies, lo pimado de lrt plt.mw, lo 111rtnd1r1do de la piel: re-ferencia a la habilidad cazadora del monarca.

~6 v. 205 Rey que del austro 11os vino: en los auros de Calderón alusión a la casa de Au s-t1ia que congloba con la mesiánica, a partir del vcr~ículo de H11b1!lntc, 3, 3, «Dios vendrá del austro» (Arellano, 2001, p. 95; 2011, p. 80).

27 v. 211 nwrro planeta: el sol, con el que se con1para en este caso a Felipe IV, es el

cuarto planera en el sistema de Eudoxío y Ptolomeo (Arelbno, 2000, p. 68). De los siete

planetas «Febo es el cuarto planeta. el cual es lo mesmo que Sol, cuya propiedad es incli-nar los hombres a las letras, y el saber disponer los ingenios». Román, Segu11da p1111e de las repúblicas, 1575, fol. 306v.

2~ v. 214 rosicler: el color encendido y luciente, parecido al de la rosa encarnada. Pudo

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(24)

22 EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO

que en el esposo y la esposa no hay duda quién puedan ser, pues que son Cristo y la Iglesia, y son la Reina y el Rey-'2

, 240

sabrás que en aquel desierto canipo de tu Escrita Ley, todo asperezas y todo peregrinación cruel,

se fundó el Nuevo Palacio, 245

pues son sus piedras los diez rnandamientos que tu pueblo en el decálogo lec,

rnas con una diferencia, que allí lm leyó Moisés 250 en hebreo, y hoy aquí están en latín, porque San

J

erónirno tradr~o su lctra-'3; de suerte que

32 vv. 235-240 Calderón recoge en los versos la inteqxetación clásica de los santos

padres, de Orígenes en adelante, y de otros tratadistas sobre el Cunar de los Cmtarec, en donde sus protagonistas el Esposo y la Esposa representan a Cristo y a su Iglesia o al alma

racional, que, en este caso y de forma alegórica, Calderón extiende a las figuras del rey y de la reina. Una alegoría que recogería también el sentido histórico -sin excluir el espi ri-tual-que le quisieron dar también otros autores, en donde el Esposo sería el rey Salomón

y la faposa la hüa del Faraón. Como seúala Reyre, el conde-duque al hacer del palacio

una réplica de la.Jerusalén celestial tiene como objetivo "colocar al rey y a su valido en la línea de sucesión de Salmnón, legitin1ándolo como sacro monarca, poderoso, sabio, justo y elegido por Dios en un momento en que los desastres militares empezaban a empañar el

lustre de la monarquía espaúola (Reyre, 1 'J'J8. p. 163). Sobre el concepto dualista del rey en el auto, según las tesis clásicas de Kantorowicz, ver Creer, 1992.

J:\ vv. 250-254 Esta comparación entre Mmsés y San Jerónimo se detalla en V1llegas: «Este santísimo varón, bien como otro i'vioisés, es guía y medio para que muchos que están cautivos en viCJos y pecados. salg,m de sernejante cautiverio, por 1nedio de su dot ri-na y ejemplo, y por medio de sus méritos y ruegos, encomendándose a él, y teniéndole por abogado. El mar que se les pone por medio y delante figura a la Escritura divina, que es un piélago profündo donde nadie halla sudo y cabo. En este mar se han ahogado muchos herejes. y se ahogan cada día, por solo no querer llevar delante de sí por guía a

(25)

EDICIÓN CRÍTICA

este palacio, esta casa 255 y nueva timdación, quien quisiere verla ha de ir a San Jerónimo, pues hoy su ohra en el Sagrado San Jerónimo se vc-'4; 2w esa estancia de las fieras que la tierra en1pezó a ser, esa tnansión de las aves, que lo foe el aire también, ese piéh go del ruar 265 para los peces, de quien nacen tantas foentes, todo prevención entonces fue para el cumplimiento de ellos, pues para llegar a ver 270 rendidos a esta deidad., postrados a este poder hoy aves, peces y fieras,

23

los dotores sagrados como un San jerónimo, de quien verdaderamente podemos decir,

que así como otro Moisés. tmnando en sus manos la vara del te1nor de Dios. abrió este

profundo mar» (Villegas, r:los, 1615, fol. 267v). «Tradujo por mandado del papa San

lXunaso la Biblia: el testamento vit'.jo de hebreo en latín. Y el nuevo de griego también en latín». lb!d., fol. 270r.

Como seúala Reyre. Calderón «a diforencia de sus contemporáneos que ensalzan la

santidad de la lengua hebrea, su antigüedad, su pureza y el carácter imprescindible de la /(>ns hebrairn. el dramaturgo adopta una postura más bien moderada y normativa. Conside-ra el idioma hebrero como la lengua del Antiguo Testamento, la del pueblo de Israel, la

de la ley de Moisés. abrogada por la Ley de c;racia de Cristo». «A través de estos versos queda proclamada la norma tridentina, o sea la primacía del latín sobre el hebreo» (R.eyre, 1998, pp. 28-29). Sobre el prestigio que Calderón concede a la Vu\~<lla ver los comenta-rios de Pinillos, 1999, p. 268 .

. H v. 260 El monasterio de San Jerónimo el Real de Madrid. fundado en 1463 duran-te el reinado de Enrique IV, fue trasladado a finales del siglo xv por orden de los Reyes

Católicos, extramuros de la villa. Se 'unplió por disposición de Felipe 11 creando un

«Cuarto Rcah o aposentos para los mo1urcas, en lo que sería el gennen del palacio de

(26)

― ―

(27)

EDICIÓN CRÍTICA

se ve el cuarto de las fieras y el de las a ves tambié-n.

porque aquí tienen su estancia 285 la fiera, el a ve y el pez37

Ya que la fábrica altiva toca con el capitel al cielo, porque tnunfante hoy y militante estén 290 dadas de las manos, ya que a conseguir, ya que a ser llega el curnplinúento de esta obra el supremo pincel, del Viejo Palacio, que era 295 sinagoga de tu Ley

Escrita, la Ley de Gracia viene llena de placer al Nuevo Palacio Real para aposentarse en él, :100

adonde dicen que hoy con el Rey ha de corner, porque en un convite empiezan las fiestas que se han de hace1~18 Aquel cordero que tú 305

25

p.236). Carmen A riza, sm embargo, apunra que la obra daba comienzo en 1634 y que un años más tarde, en 1635, estaba acabada (Ariza, 1 'J'JO, p. 4<J).

-'7 vv. 282-286 Además de lo rete1;do en la nota anterior hay que destacar que el

conjunto ¡ubciego del palacio del Buen Retiro contaba también con otras pequefrL~ construcciones que servían para albergar diferentes especies: la Leonera, rodeada de verjas,

«para cerrar a los leones, tigres osos y lobos. T:unbién se repartieron por la zona nu1nero -sas jaulas con variadas y exóticas clases de aves, además de la denominada quinta del

Gallinero, propiedad de Oliv,ues en donde él y su esposa tenían una «colección de

voláti-les», especialmente gallinas, quinta que el valido donaría al rey (A1;za, 1990, pp. 52-53). La casa de fieras estuvo terminada para finales de 1(,33 (Brown y Elliott, 1981. p.64. n.

24. Sobre la misma pp. 225-226). La pajarera auna se1;e de jaulas de hierro coronadas por

cúpulas y con divisiones interiores» (p. 226). Los peces se rep,utLm en los estanques y

albercas reparridos por los rerrenos y unidos por una red de canales (p. 227). 38 v. 304 La fiesta del Coqms que tuvo lug'u el 1'.j de junio de 1634.

(28)

26 EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO

conuste en Egipto en pie,

con las lechugas arnargas:w,

aquí el viático es, comido con penitencia40, rnezdando an1argura y rniel, 310 porque esto la letra dice del Fasé y Parascevé41, Después de cuyo rnar~jar

se han de servir y poner por vianda aquel rocío 315 que vio a sus voces llover

Cll<~jado sobre la hierba el justo pastor de Horeb42; el cristal de Rafidín, y el racimo de Caleb, 320

exprimido en el lagar

hoy de lsaías4\ porque

3'J vv. 305-307 El cordero del Fasé. Ver nota 14.

40 vv. 308-309 aquí el viático es/ w111ido con pe11ite11cía; con toda propriedad se llama el sacramento del cuerpo de Cristo que se administra a los enfámos que están en peligro de

muerte y como en viaje para la etermdad, como verdadero sustento del alma (.-'lut.). «Será bien se dé el viático a los que fueren capaces de la penitencia (Arboleda, l'ráct:w de s<1cr<1-111emos, 1603, p. 321.)

41 v. 312 Parasat'é: Lo mismo que preparación. Es voz Griega. Tómase por el día de Viernes Santo, en que mu1;ó Cristo, nuestro Bien, en el cual era el pamscevé, o

prepan-ción para la Pascua, según el rito judaico (Aul.).

42 vv. 315-318 Cuando el pueblo judío cruzaba el desierto comenzó a quejarse por el harnbre y a inurmurar contra Moisés y su henn;mo Aaron. Y dice Villegas: «Propuso esta queja 1\1oisés delante de Dios con lágrimas y no se quitó de su presencia hasta que le dio palabra que proveería al publío de sustento y que sería p'm enviado del cielo. Y así foe. A la mañana apareció en el campo el pan del ciclo. llamado por ellos manná y era unos gr,mos c01110 de rocío congelado o como granos de trigo quitada la corteza» (V1llegas,

Flos Sm1ctornt11. Segunda parte, 1589, fol. 158r). el _11JSto pastor de Horeb: 1\1oisés apacentaba

el ganado de su suegro en el n10nte Horeb, cuando vio arder la zarza. Desde allí Dios le mando ir a sacar a los hebreos de Egipto (Villegas, rlos S1uu:roru111. S~s;i.tnd,1 p<1rrc, 1589. fol. 14r).

(29)

EDICIÓN CRÍTICA

todas las fatigas cesen de la hamhre y de la sed44

. Las calles por donde vienen 32S

a sus plantas florecer

verás en púrpura y me ve,

ya en jazmín y ya en clavel. Ella en aquella can-oza, a quien llarnó Currus Dei 330 David4

3,

triunfante salió

27

4-1 vv. 321-322 Is 5, 1-2: "Cantaré a nri Anudo la canción de pariente a su viña. Tuvo mi Amado una viña en un recinto muy fhtil. Y cercola de seto y despedregola y plantola escogida, y edificó una torre en medio de ella, y construyó en ella un lagar; y

esperó que hiciese uvas y las hizo silwstres». Dice Vilkgas: «Tiene también esta viña lagar donde se hace el vino. y es la pasión de Cristo. porque como dice él nrismo por Isafas: Yo solo entré en el lagar a pisar. Pisé las uvas de las penas y trab<ijos y quedé salpicado dellos. Todos los tormentos y penas que padeció Jesucristo en su pasión podemos decir que foeron lagar, donde m majestad estaba exprimiéndolos y sacando dellos el dulcísimo vino de sus méritos». Villegas. F/os Sm1ctom111. Cuarta, 1389, fol. lllv.

44 vv. 321-324 todas las J1t(~as cesen/ de el ha111bre y de la sed: el cordero del Fasé, el maná, el agua de la roca de Rafidín, el racimo de Caleb ... son los antecedentes, el anun-cio de la llegada del Mesías y del Cuerpo y la Sangre de Cristo, Jn 6, 31-59: «Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida. El que a mi viene no tendd h,unbre, y el que en mi cree, nunca jamás tendrá sed» (35); «Vuestros padres comieron el manná en el desierto, y m u-rieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que comiere de él no muera. Yo soy el pan vivo que descendí del cielo. Si alguno comiere de este pan, vivirá eterna-mente. y el pan que yo daré, es mi carne por la vida del ml.mdo" ( 49-52).

45 vv. 330-331Currn.< /)fi: Salmo LXVII, 18: «Curnts f)fi daem 111illibus n11iltiµlex, mi-llia laetan!Ílmt. Domínus in eís in Sína, in sa11do. El carro de Dios con muchas decenas de millares de los que se alegran el Señor entre ellos en el Sinaí, en el Santuario". La Hibli<I Vu(¡;afa Laií11,1, 1795. VIII, pp. 283-284. Dice Alonso de V1llegas: «El día que Cristo Redentor nuestro subió a los ciclos, füc de triunfo, no celebrado entre romanos, sino por los príncipes y caballeros del cielo. Fue día en que nuestro capitán invictísimo, acabada la empresa de nuestra redención, habiendo sido enviado dd sacro se.nado de la Santísima Trinidad para capitanear los hombres y pelear en nuestras batalhs, después de haber alcan -zado señaladas victorias, entró triunfando en la celestial Jerusalén, con imperial pompa y m'~jestad, digna de t'm poderoso príncipe y caudillo. Porque si viniendo a padecer qmso ser recc.bido en la terrena jerusalén con tanto concurso y aplauso dd pueblo, con tan

(30)
(31)
(32)
(33)
(34)
(35)

EDICIÓN CRÍTICA

venció las dificultades,

y así, aquestas soledades07,

que desiertas y penosas

fueron, ya cultas, ya hermosas 405 están, porque labró en ellas

quien le hizo campo de estrellas, quien le hizo cielo de rosas.

Ayer breve e inculta esfera

de unos olivares fue58 , 410 hoy jardín de flores que

excede a la primavera;

tabernáculo ayer era, y templo es hoy inmortal;

ayer fue rnesa legal, 415 hoy ara de tus altares59;

33

los profetas llama a menudo a su pueblo su viña, como en Isaías, Jeremías, Ezechiel, Jot>l. Así lo interpretan S. Atanasio. S. Grcgo1io y el Venerable 13eda. Otros entienden por Cristo, el cual salió al mundo como a la plaza para conducir los obrerns a su viña, que es

la Iglesia, para que la cultiven con su doctrina y ejemplo, y así reciban el fruto de sus trabajos. (San Juan, Historia sagrad,1, 1698, I, p. 307). No obstante, puesto que es el perso -naje del REY quien habla, es probable que se refiera al HOMilRE, pero en la interpreta-ción que hace Carnos, siguiendo a San Pablo o a San Agustín, quien por orden de Dios, es el encargado de hacer fructificar el Paraíso: «puso Dios a Adán en el paraíso para que obrase Dios en ese Adán y le guardase. Puesto que como dice el aposto] San Pablo, tierra de labor somos los hombres y agricultura de Dios. en la cual hace cresccr virtudes y perfecciones, que con su gracia sus ministros plantan y riegan. Por manera que ni el que en nosotros cnxire y planta los provechosos documentos, como habemos de guardar los preceptos de Dios y de su Iglesia, y de que manera, y cuando debemos acudir a ella, m el que los riega. reduciéndolos a la memo1ia con amonestaciones y sermones, es el que saca y da el fruto, pero solo Dios agricultor de la tierra de la humana naturaleza es el que nos

hace frutificar con obras de algún merescimiento», Canrns, A1icrocosnlia, l3'J2, p. 217: 07 v. 403 soled.u/es: soledad, por extensión, vale el lugar desierto o tierra no habitada

(.4ui.).

5~ vv. 409-410 Detrás del monasterio de San Jerónimo había un amplio olivar, lugar en donde se emplazó el palacio (Brown y Elliott, 1981, p. 61). Comparto el escepticismo de Patcrson de aquellas tesis que consideran esta una velada alusión al conde duque de Olivares (NI'. p. 118).

(36)

34

REINA

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO

ayer ca1npo de olivares, y hoy es Palacio Real. Rey del Austro, a cuyo pie

sus rayos registra el día, 420

porque tu gran monarquía término a sus rayos fue, pues continuarnente ve tus provincias su arrebol, desde el Héspero Españolr.o 425

al ainérico hernisfeno,

y aun para alumbrar tu Imperio mendiga rayos el sol¡,1

,

misterio en el Prado ha habido6~,

en que hoy

el

Palacio vea 430

y

que viernes el día se<1 primero que a él has venido: que si

el

viernes

el

día ha sido de consulta, prevención es divina en tu Pasión 435

oír las causas6-'; y así,

59 vv. 413-416 tc1bemáa1lo rtyer era, y fm1plo es hoy 1:n111orwl! ayerjiff t11esa h;~rtl, fw)' rtrct de tus c1/t,1res: aquí se contraponen el tahemáwla entendido, según Autoridades, como "el lugar donde estaba colocada el arca del testamento entre los _judíos" (Aw:.) frente al frmplo

entendido como «edificio dedicado a Dios y en que se da culto a los santos» (/lut.) y la «n1esa legal» o inesa pascual del Antiguo Testan1ento, con el ara donde se celebra la Euca -ristía, renovación incruenta del sacrificio cruento de Jesús en la Cruz.

(il) v. 42:1 lléspcro español: de Hesperia o E~peria. Dos regiones tienen este nombre: la

una es Italia y Lt otra es Espaüa; el nombre de Hesperia absoluto se entiende por 1 taha. Y para sinificar a Espú1a se aüade el epícteto de extrema o última (Cov.). En este caso se aüade el gentilicio «espaüoh.

<>l vv. 424-428 pues coiitínumnente ~el tus 1mwincí1L' m arrehol: otra forma de expre>ar la

inugen del Imperio en el que no se pone el sol. según divisa popula1izada en tiempos de Felipe TJ. arrebol: color rojo que toman la> nube> herida> con los rayos del sol (/lut.).

!.l v. 429 El nuevo palacio estaba situado junto al Paseo del Prado.

6-1 vv. 433-436 si el u1cmes el dí11 ha sido/ de wns1-tlrn: entre las materias más importantes reservadas al rey estaba la administración de la justicia. como recoge Gregorio López

(37)

EDICIÓN CRÍTICA

es bien que tornes aquí en viernes la posesión. Entra triunfando, porque

s1 ésta es sombra, éste es traslado 440 del cielo, que figurado

en la figura se ve64, en viernes es bien que esté la puerta abierta, y no en vano, pues ya está el can1ino llano, 445 las consultas se prevengan con que los Consejos vengan6' hoy a besarte la mano.

Mucho del Hombre has debido a la atención y cuidado; 450 con razón es tu privado,

35

Madera, tras la consulta al Consejo de Castilla: «Y cksta reservación de algunos casos más graves proceden en Castilla las consultas que hace con la persona real su Consejo supremo de justicia todm los viernes» López Madera, Excde11cias, 1625, fol. 6Gr. Ver al respecto Nl', p. 137 y Arellano, 2001, pp. 53-54.

M vv. 440-442 La metáfora de la so111bm es de uso reiterado en la obra calderoniana a

partir del an:tlisis de los tratadistas clásicos como San Ambrosio, que se :i,justa, en este caso,

a los versos del auto: "Primero precedió, la mmbra, siguió después la imagen, será por fin realidad. La sombra estuvo en la ley, la imagen en el Evangelio y la verdad estar:t en la

vida celestial. La ley fue sombra del Evangelio y de la congregación de la Iglesia [ ... ]. Luego h~ cosct~ que ahora se verifican en la Iglesia estaban como en sombra en las pr

edic-ciones de los proletas: sombra era el Diluvio, sornbra el mar flojo, cuando nuestros

pa-dres frieron bautizados en la nube y en el mar: sombra era la piedra de la que brotó el

agua y que seguía al pueblo. ¿Por ventura no era aquello que estaba en sombra un sac1~1-mento de este sacrosanto misterio». Cit. p. Arell,mo, 2001. p. 62.

65 v. 447 Con.<c¡o.<: «nuestro senado soberano de España, que asiste siempre a su ma-jestad en su real ct~a y corte», «se distribuye en nmchos ayunt,unientos o congregacwnes que acá llamamos Consejos supremos. y en cada uno dellos se tratan difrrcntes negocios o

de diferentes provincias y por diforentes personas que saben y entienden mejor aquello

que se trata en su consejo» (Gobierno de príncipes, 1626, pp. 35-36). Durante el gobierno de Felipe IV puede hablarse de doce Conse_Jos con sede en la corte de Madrid: de Estado, de Guerra. de Inquisición, de Cruzada, de Órdenes, de Castilla, de Aragón. de Indias, de

(38)
(39)

HOMBRE

REY

EDICIÓN CRÍTICA

que hoy el cargo se le dé

de éste más feliz, porque si allí padeció mudanza en su pnvanza, hoy alcanza 475 el Hornbre tanto favor

que ya sin aquel temor ha de gozar tu privanza.

No dudo yo que inmortal viva, sin terucr ruina, 480 pues que reina. Ley Divina, hoy tu gracia celestial. Entonces la Natural Ley reinaba, y como fue natural error, erré. 485 Mas hoy no temo desgracia, reinando la Ley de Gracia. de quien es trono mi

fe6'l.

Porque el mundo el gozo vea, ~tqueste Palacio elijo. 490

Todo en mí sea regocijo y todo en él fiestas sea, y pues la Reina desea

que honre al Hombre, criado fiel, coronado de laurel, 495

hoy será el mundo testigo

37

''8 vv. 449-452 El Hombre como valido de Dios es una figura recurrente. Así se repi-te en la obra de Lúnez: «El primer valido fi.1e Adin, nos dio vivo dibujo. de cómo debe un rey favorecer a su privado. Los animales y todos los vivientes trae Dios a presencia del hombre para que les ponga nombre» (Laínez, El priFado cristiano, 1641, p. Li6). «Esta sí que es dicha, y la mayor de el hombre, ya declarado por valido de Dios, alcanzará a serlo con gusto de todos. así de los ángeles. Y de

J

osef lo fue, el ser aprobado de los ministros, aclamado de los príncipes y adorado del pueblo" (fhíd., p. 172).

69 vv. 474-488 El Hombre, Adán, en su día alcaide del Paraíso, foe desterrado tras el pecado original bajo el gobierno de la ley Natural. La ley de Gracia, con el bautismo, borra la mácula y pone el alma en gracia de Dws.

(40)

38

REINA

REY

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO

que igualándole commgo

corro pare-j as con

él7

°

.

Di tú, ¿qué color te agrada? Para esa pareja, sea soo

encarnada la librea. Yo

la

sacaré encarnada,

y es la color estrernada71,

Reina, para la ocasión,

que si Dios y

el

Hombre son 505

parejas, bien me aconsejas,

pues sólo corren paTL:jas los dos en la encarnación,

pues alli iguales los dos,

porque el Infierno se ason1brc. 510

encaniado Dios es hombre y encarnado

el

Hon1hre es Dios72.

70

v. 498 carro parejib· nm 61: correr parejas es ejercicio de caballeros que pasan dos

jun-tos la carrera, a veces asid.os de las manos (C.w.); «pareja•) en las fiestas reales es la unión de dos caballeros de un mismo traje, librea, adornos y jaeces de caballos, que corren Juntos y unidos. Y d primor comiste en ir iguales. por lo que se le dio este nombre. Y las fiestas se componen de va1;as parejas y diversas cuad1;1las (Aut.). Es alegoría de la Encarnación,

de las dos naturalezas de Cristo, divina y humana, según queda bien reflejada en .ovfori.11 de C1;stóbal de Avendaño. Fue San Pablo, y con el San Ambrosio, San Agustín, San Ansel-mo y otros, quienes calificaron d mistelio de la Encamación de grand.e por •cu,ttro sobe-ranías»: la primera «es el parecerse tanto esta generación temporal a la eterna que parece corrieron parejas iguales en grandeza. Preguntad. a los teólogos qué nombres tiene la segunda persona de la Santísima Trinidad y deciros han que dos, llamase hijo y Verbo: Hijo porque es de la misnu substancia y esencia dd Padre, dd cual procede todo s

eme-jante a él». Y al engendrar la Virgen al Verbo «le hizo hombre» para nuestra Salvación

(Avend.aüo, Mari,i/ de !11.sjicstas, 1629, fol. 48r).

71 v. 503 estrmwd,1; de 'extremado', vale también cabal, perfecto, notable, singular,

admirable y excelente (At.11 .. ).

72 v. 512 encarnado Dios e.s ho111bre! y rncamado d Hombre c.< Dios: es la hipostasis o unión hipostática, la de la naturaleza humana con la divina en Cristo (CoJ1.). Y escribe Villcgas, al decir la Virgen ""He aquí la esclava dd seüor, sea hecho en mi según tu

(41)

EDICIÓN CRÍTICA

Traedme las consultas vos, y la fiesta se aperciba.

3<J

Encarnación. Hízose Dios hombre. porque de la scmgre purísima de la Virgen se formó

por virtud de Dios un cuerpecito pequeño, y criando Dios un alma racional, la infündió

en él. Y en el mismo instante que la alma se infondió en aquel cmvecito, organizado en

las entraiias de la Virgen, el hijo de Dios, que es segunda persona en la beatísima Trini-dad. urnó 'L~Í aquella ahna y aquel cueq)() en unión hipostática y personal de tal manera que siendo la persona una y divina, eran dos naturalezas de Dios y de hombre» (Villegas,

Flos, 1(,15, fol. 3r).

Aunque la crítica ha destacado, a veces algo escandalizada. la equiparación que se ha-ce en la obra entre el REY (Dws), y el HrnvmRE (el valido) en la lectura política del auto,

esto cabe relacionarlo con el debate existente sobre cuál debía ser el papel del privado en la 1nonarquía con10 resume y resuelve el padre Juan de S,mta María en el capítulo XXXI de su libro, tículado «Si es bien que los reyes tengan privados•1. Parte de la idea de que los privados son. con10 ya se ha señalado, «hechura del gusto de los reyes» y por tanto «priv a-do es lo mismo que amigo particular». Smge, sin embargo, un problema pues, «como la amistad ha de ser entre igu,tles», no parece posible que pueda haber anustad entre los criados y su rey. Esto podía resolverse de dos modos: uno, como había seiialado Aristóte

-les, «con que el que está en lugar más alto, se humille a la medida del inferior, para que así entrambos queden iguales». Pero esto, según el padre franciscano, no era una buena solución, pues sería reb:1jar la «soberanidad» del rey «que Dios le dio». Otra posible vía para igualar al privado con el rey sería elevar al privado, «para que iguale con el rey», «porque la corona y cetro real no sufre con1pañía con igualdad». Pero esto ta1npoco lo ve

posible, pues •en los reyes no se puede hacer esta igualdad•1. Dado que la figura del priva-do era necesaria, Juan de Santa María ofrece otra solución a ¡urtir de la existencia de dos

tipo de amor y de amistad: una el a111or amiritiae. que tiene mucho de hidalgo y noble. «que es el amar y querer bien lo que 1nerece ser 'unado»; otra el amor wnrnpisre111.iae, o

«a1nor interesal, que su fin es el provecho proprio•1. De aquí salían dos tipos de privados, siendo el 1nejor el que sigue las pautas de ese prüner 'unor. En ese caso «bien se puede decir amistad entre el rey y privado. pues las almas tienen en su origen igual nobleza y las amistades nobles de las ahnas proceden». De esta forma es convernente «que los reyes

amen con ventajas a los varones aventajados en virtud, prudencia y erudición» como lo foeron Damel o José en el Antiguo Testamento. «Y cu,mdo los privados son de tan aven-t<ijadas partes, cesan las razones y los inconvenientes que dijimos de la desigualdad de los reyes con sus interiores, porque la virtud tiene esta excelencia, que del polvo de la tierra

levanta y engranden~ a los hombres de tal manera que se igaulcs, y tentan asiento al lado de los grandes príncipes)) (Santa María, Tratado de república y polída cristiana, 1617, fol. 206v-210v). Es esta idea. la virtud que permite la equiparación de ambas figuras. la que transmite c,tlderón en el auto.

(42)

(43)

(44)

42

OÍDO

FE

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO Temblar su se1nbLmte es justo, y así, torpe, humilde y ciego, a ofrecerme a mí no llego,

que a esa voz, que

el

labio mueve, 570 soy una estatua de nieve,

aunque con alma de fuego. El Oído soy, que dar noticia sólo he podido de una voz, siendo Sentido 575

el

más fücil de engaíl.ar. V e la Vista, sin dudar lo que ve; huele

el

Olfato lo que huele; toca el Tacto lo que toca y gusta el Gusto 580 lo que gusta, siendo justo

el

objeto con el trato, pero lo que oye el Oído sólo es un eco veloz que nace de ajena voz 585 sin objeto conocido. Luego bien estoy corrido, pues no tienen mis errores, como la Vista colores, como el Tacto variedades, 590 como

el

Gusto suavidades, ni como el Olfato olores. En esa desconfianza más hallado está el amor de la Fe; aqueste favor 595 solo el Oído le alcanza. Dale el ramillete

No se rinda

la

esperanza ni el temor se dé a partido: desde hoy, humano Sentido, servíréisme vos, porque GOO los favores de la Fe

(45)

OÍDO VISTA OÍDO GUSTO

HOMBRE

TODOS

EDICIÓN CRÍTICA

sólo son para el Oído 77

Vas e

En fin, he sido

el

dichoso con la Fe.

Siempre en amor el menos digno al favor 605 ser suele el 1nás venturoso. Y o soy el 1nás generoso de todos y he merecido.

1-'.mpullan las espadas

y

sale el HOMBRE

El Hombre a tiempo ha salido que, si no, tú vieras presto 610 cuánto te excedo.

¿Qué es esto? Todos w11tra el OÍDO

Soberbias son del Oído.

43

77 v. fi02 los(avores de l.1 Fe/ son solo pam el Oído: recoge las palabras <le San Pablo en

la epístola a los Rorn 10, 17: «Luego la fr es por el oído, y el oído por la palabra de Cris -to». Y lo resume e interpreta Gerónimo Planes: «bastaban las palabr,L~ <le San Pablo es cri-biendo a los Romanos, donde tratando de nuestra fo dice "que por el oído entra la fr y la divina palabra" y es como si dijera que el oído es por <lon<le la vida del alma se c01menza, la palabra de Dios entra. Él es el conducto por donde se acerca el ahna la doctrina del cielo, y así aunque la vista lleve en otras cosas a los oídos m.i.l vent'Ü'L~ en orden a h~ ciencias es más excelente el oído•) (Planes, Tratado del examen de la.< 1wclariorus, 1634, fol. 21 lr). O bien, más en consonancia con el propio auto, Juan de Santa María: «Y como quiso Dios que el oír füesc el medio ordinario para rcccbír la luz divina y la notícía de las verdades soberanas, con t'm alto don cmno el de la fe: QuoJ11odo aedc111 ci, queJ/1 no11 a1. 1-dicru11 (Rom 10, 14), ansí para que los reyes tengan entera luz de las verdades humanas es menester que oigan con agrado a los que les piden audiencias, porque en este sentido (dice San Ikrnardo) que tiene su asiento la verdad in @dim wrirasi> (Sama María, 'l'rarado de rept.íblirn y polida aisfiaflrt, 1617. fol. 88r-88v).

(46)
(47)

GUSTO

EDICIÓN CRÍTICA

El Rey hoy decretar quiere

prt>tensores80 ailigidos. Atentos, pues, y rendidos me asistid todos, que es ley 640

que el hm:nbre sirva a su Rey

con todos cinco sentidos81.

Pues en tanto que el Rey sale a aqueste dosel ilustre, permite que como torpe 645 Sentido esto te pregunte.

En pasadas monarquías,

füe de los tiempos costumbre haber rnudanzas82. Ya vimos que a

la

Escrita se reduce 650 la Ley Natural,

la

Escrita

45

amor es la puerta por donde se ha de entrar a la gracia del príncipe»: pero. al nmmo tiempo, a todos debe el pnvado estimar y honrar «en proporción, según la calidad y estadm, «mostrándose a todos liberal, solícito, apacible, sufrido, amoroso benigno. Cali-dades todas que conservan la gracia del príncipe y g'man la voluntad de las gentes. El ser

el privado modesto, afable y mostrar~e a todos. oyéndolos gratamente. es también parte de .iusticia)) (luíd .. fol. 262r).

80 v. 638 prctrn.rnrcs: pretensor, lo mismo que pretendiente (A1Jt.). 81 v. 642

con todo' cinco sentidos: el capítulo XV de la Doctrina Cristimw de Martínez La-guna, se inicia con estos versos: «Para bien vivir/ con los cinco sentidos debemos servir/ a Dios y loar./ Con el ver, oír, oler y gustar/ y con el palpar, que todo se encielTa en bien obran>. Y declara: «Cinco sentidos nos dio Dios a cada uno para conoscer y servile. Por-que nuestro entendimiento quedó tan impotente y tan flaco después que Adán pecó, que no puede percibir ni alcanzar nada sino por medio destos cinco sentidos» (Martínez de Laguna, Summa de Doctrina cristiana, ·1555, fol. 96v).

82 vv. 647-649 En pasadas 111(1narquías, !fue de los iicmpos <"ostumbre! hauer mudan·urs: si

aventuramos posibles alusiones políticas. podrían contcmpLu~c estos versos como una crítica a la privanza del duque de Lerm.a, que también pueden extenderse a los versos vv. 474-488 donde. se figura a un primer valido, Adán en el Paraíso, si allí padeció 111udanzal

en su priFan·za, y a un nuevo privado el 1 IOMlmE, el conde de Olivares que li(ly ai<:an.za! el Hombre r1111to Jwor/ <Ir.te yo sin 1«111el temor/ ha de ,~o;:Jir tl.t pri1J1111;:a. Ver al respecto R once-rn, 2017.

(48)

HOMBRE

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO a la de Gracia. ¿Presumes

que la de Cracia a otra Ley ya es posible que se mude? No es posible, que del Rey 655

sagradas palabras tuve de que ha de vivir eterna e>ta fábrica. que hoy sube al sol; porque aunque a

la

vista de otras privanzas se fimde, 660 no la amenaza el peligro.

porque ésta es en quien se cumplen misterios que en otra fueron >Ólo rasgos y v1slmnbres. David mejor te lo diga 1,1,5 (así el verso se traduce): si el Señor no edificare la casa, en vano presume trabajar quien la edifica: luego de aquesto >e arguye 670

que si los otros labraron, -hombres a quien él no ayude-pudieron faltar; mas ésta que labra Él mismo, no dudes que dure eterna, por cuanto f,75 la edad de los cielos dure, pues en ella fueron sombras lo que en esotra son luces83.

S:l vv. 665-678 Se inspiran en el sahno: «Si el Señor no edificare la cL~a. en vano tr

a-bajaron los que la labran», Sal 127, 1 (La Hiblia Vu{~,1ta Latirw, 1792, V, p. 390) Y lo comenta así su traductor, el padre Scio de San Miguel: «Sm la asistencia y gracia del

Seüor no puede el hombre levantar el edificio espiritual de su santificación, ni ddcnder su ánima de los asaltos de los enemigos. Y. generalmente. si el Señor no diere firmeza y

felicidad a una casa o a una fanlllia, en vano trabajarán los que se afanan y desvelan por establecerla y aumentarla». Dice Villeg'L~ respecto al s,ilino: «La ahna que quisiere remedio de Dios en algún trabajo. de muestra que le desea, haga todo lo que pudiere de su parte, que luego Dios hará lo que es de la suya. Y estas dos cosas son necesarias: porque rn basta

(49)

EDICIÓN CRÍTICA

¿Qué piensas que significa

(si ya el mistt-rio descubres), 680 allá en la Natural Ley,

el Arca, a quien se reducen

las especies, cuando el cielo

manda que a una voz se junten? Ésta Iglesia sig:mfica, 685

pues cuando el Cielo procure

borrar al mundo la faz, que hoy tan bellísima luce,

será este ternplo, esta cas~L. la que salve y asegure mo los humanos, reducidas

con justas solicitudes

todas las leyes a una, a una to,fas las costmnbres84.

47

que el hombre obre, si Dios no ayuda, ni basta que Dios ayude, si el hombre no obra; porque lo uno y lo otro es necesario, según lo significó el real profeta David, cu,mdo dijo: "Si el Set1or no edificare la casa, en vano trabajaron en ella los que la edifican"». (Villeg,~s, Flos. 1615, fol. 19r). Lo recoge también el padre Laínez: «Poderoso no hace casa durable; santo y poderoso la hará pe111etua» (Laínez, El privado cristim10, 1641, p. 5).

84 vv. (179-694 El p,tlacio, nueva Jerusalén, como nueva arca (la Iglesia) para la sa lva-ción de la humanidad conforme a las enseüanzas de San Pedro y San Agmtín. Dice Vi lle-gas: «Según sentencia del apóstol san Pedro en su primera carta, muy particular tiene Dws en su Iglesia. No porque se vea per:;eguida y puesta en peligro de perderse se presuma que se ha de perder. Antes seme_j,mtes persecuciones que vienen por ella la hacen que mis florezca. Cuanto más crecían las aguas del diluvio. más se levantaba el arca de Noé en ,tlto» Villegas (Villegas, Flos, 16Li, fol. :i9v). Y apunta el padre Tomás R,unón, si¡.,'1.Üendo a San Agustín: «Aquí echa el contrapunto San Augustín y dice que Dios levantó por el

diluvio el arca de Noé (símbolo de la casa del Señor, que en ella se encerraba), no solo la

cubre de los más altos montes, domo dice lsaías. empero quince codos más alta que los mis altos inontes. como lo pondera la Escriptura en el Génesis. para con esto significarnos (dice el ingenioso padre) que Dios con el diluvio y agua del santo bautismo y ley evang é-lica que se derLunó por el nrnndo, lev,mtó su Iglesia inuy aventajada, sobre la alteza de sabiduría y perfcción de todos los superiores y autores de todas las repúblicas. Y como todos los montes y collados quedaron ahogados en el diluvio y sola el arca y casa de Dws

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EDICIÓN CRÍTICA con persecuciones de tantos contrarios cornunes, en la gran Jerusalén,

sobre tronos de Querubes, 710 ha d.e sentarse81', porque de la Ley el libro incluye el maná del Sacramento y la vara de las C: ru ces87

. Y así no temas en ella 715 rnudanzas, aunque se inuden los tien1pos, porque ha de estar invicta siempre, e ilustre, sm diluvios que la aneguen, sin contrarios que la turben, 720 hasta aquel último día88 que todo el orbe se ofusque

86 vv. 6'J8-704 Son los versículos de Heb 9, 1-5: ,,El primero (testamento] tuvo re -glamentos sagrados del culto y un santuano temporal. Porque el tabernáculo füe c

ons-truido d p1imero, en que estaban los candeleros y la mesa, y la proposición de los panes, lo que se llama el Santuario. Y después del segundo velo, el tabernáculo que se llama el

Santísimo, en donde estaba un incensario de oro y d arca del testamento, cubierta a

lrede-dor de oro por todas partes, en la que había un vaso de oro que contenía el maná, y la

vara de Aaron, que había reverdecido y las tablas del testamento. Y sobre ella estaban los cherubrnes de gloria que cubrían el propiciatorio» (El ]\:ue1'0 Tcst«mento traducido, 1828, p.

385). 87

vv. 713-714 Del arca del testamento se conservará en la nueva ley, en la Iglesia, el

m,má, símbolo del s'mtísimo sacramento, y la vara que Dios entregó a Moisés y Aarón.

Así, y l.i vara de las cruces, es la vara de Aaron y de Moisés, figura de la cruz; Moisés acudió

'mte Dios para pedir ayuda contra el faraón que les negaba la libertad. Este le entregó una vara y cuando Moisés y Aaron acudieron ante el faraón este volvió a negarse. Entonces Aaron echó manos de ella «y en presencia del rey y de sus criados la volvió en se1viente. Y comenzose por esta señal para hacer alarde la cruz del hijo de Dios, único instrumento de la redención del mundo, cuya figura fue después aquella sierpe enroscada que clavó

Moisés en un madero para afrentar la del Paraíso, que metió en el mundo la maldición y el pecado. Y aquí lo fue la vara de Moisén, hecha primera sierpe para deshacerlas luego y tragárselas, como la cruz de Jesucristo» (Márquez, El gobernador cri1·ti«no, 1612, p. 69).

88

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so

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO al gemido de una trompa

(¡ay de aquellos que la escuchen1) porque a la voz temerosa 725 del labio que la articule, del aliento que la ínspíre, del bronce que la pronuncie, ¡se pasmará el universo

cuando en el clarín se funde, 730 cuando en los vientos resuene, cuando en los montes retumbe! Y aun entonces. y aun entonces, aunque el orbe desahucien iras de Dios, falleciendo 735 a un rayo que le supure, a una llama que le abrase y a un fu ego que le sepulte, pennanecerá exaltada, entre tronos y virtudes, 740

la Cristiana Monarquía (nadie en el mundo lo dude), para cuya prevención porque los fieles se aúnen, prevendrán la muerte al orbe 745 las facciones que le ocupen, harán seüales los Cielos, confundiendo la costurnhre de sus orbes, porque todo a la admiración ayude, 750 a parasísrnos el soJ8'! se verá entonces que luce como antorcha que se esfuerza rnás cuando rnás se consurne. quedando desposeído 755 del imperio de las luces,

8'! v. 751 "p<1rasis111os al sol: «parasismo, accidente peligroso o cuasi mortal. en que el

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EDICIÓN CRÍTICA porque arrnarán contra él comunítlades las nubes. Consentirá que la noche en crepúsculos lúgubres 760 sobre el día de su n1anto los dobleces desarrugue.

No habrá viento en quien no ardientes p~~aros de fuego crucen.

cometas que un globo engendra, 765 rayos que una bomba escupe. La Tierra, desheredada de las flores que la pulen, abrirá bocas, que siendo p~tra quejas. por más útil 770 serán sepulcros al ver

cuantos hay que los procuren. El ruar, rornpíendo las leyes a las márgenes que hoy sufre de los que hoy son golfos verdes, 775 hará carn pailas azules,

abrasando las campañas antes que el fuego las sulque 90

, porque habrá espun1as que abrasen, donde haya llamas que inunden. 780 los montes será forzoso

que con la gran pesadmnbre dentro de sí se estremezcan, y fuera de sí caduquen, cayendo unos sobre otros. 785 porque sus doradas cmnbres sirvan al género humano de tumbas y de ataúdes. El pez, el ave y la fiera, con prolijas mquietudes, 790 se harán de una parte todas.

')í\ v. 778 su/que. de sulcar: hacer sukos (Cor•.). Lo mismo que surcar (.4ut.)

(54)

EL NUEVO PALACIO DEL RETIRO por ser preciso que duden

su n1ansión, que aire. agua y tierra al fuego que las consume

se inezclarán, y la parte 7'J5 que rnás reservad.a dure, será la patria de todos, adonde todos se jumen (que hace la necesidad todos los bienes comunes). 800 las gentes despavoridas, no habrá lugar que no busquen, donde a la safia se escondan, donde al estrago se oculten, nus ¡ay de ellas1, que no habrá 805 parte que las asegure,

que desemraüado el hueco que el n1ayor peñasco cubre. del fi.1ego será, y confusas, sm que a razones se ajusten, 810 sin que a discursos se n1uevan cuando afligidos discurren, huirán del daüo en el daüo, que es prevención bien inútil, pues quien el peligro lleva 815 consigo, ¿para qué huye? No habrá, en fin. mortal alguno que a tanto horror se disculpe, belleza que se redima,

poder que se disimule. 820 bruto que frroz se escape, ave que veloz se excuse, pez que ignorado se libre, monte que altivo se ayude, cristal que cb ro se escape, 825 flor que hen:nosa se rehúse, porque todo, todo a un tiempo ha de expirar. ¡Oh, no apuren esto los rnortales! ¡Oh,

(55)

EDICIÓN CRÍTICA no lo oigan, no lo escuchen! 830 Si a esperarlo no se ponen, si a prevenirlo no acuden, aun de imaginarlo ahora parece que se confunde

el

ciclo.

y

que al primer caos 835 todo el orbe se reduce, pues en la fábrica azul, donde clavados se esculpen tan bellos luceros, pues en la tierra donde lucen 840 tan bellas flores, no hay atención que no se turbe, rosa que no se desn1aye, estrella que no se ofüsquc, rnonte que no se estrernezca, 845 e que no se descoyunte, füentc que no se retire,

planeta que no se enturbie,

porque a la imaginación

de tan grave pesadumbre, 850 las fieras del mundo tiemblan.

los ejes del orbe cnuen. En medio de este rigor (¡oh, tarde lo que le cumple

al Cielo'), verás el arco 855 de paz, la Cruz donde triunfe

el Rey, colocado en medio

del trono, donde se juzguen vivos

y

rnuertos, durando

todo cuanto su ser dure, 860 que es infinito; y así, es justo que te asegures que a esta fábnca de hoy no habrá tiempos que la muden, que es figura de

la

Iglesia 865 donde en rasgos y vislumbres el Rey es un Dios humano, 53

Referencias

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