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EL DIA DEL SEÑOR Parte 3

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Jason Henderson Zoe Costa Rica 110619

EL DIA DEL SEÑOR Parte 3

Estamos hablando del DÍA DEL SEÑOR. Esta es nuestra tercera semana con este tema, voy a repasar lo que hemos dicho y luego continuaremos. La primera semana nos centramos en el hecho de que ninguna cosa natural podría ser la definición o la sustancia de algo que Dios describe en la Biblia. Las cosas naturales sólo son un reflejo, una sombra. No hay NADA natural o físico que sea la sustancia o cumplimiento de lo que Dios ha descrito en la Biblia.

Cristo siempre hablaba del nivel espiritual, y la gente trataba de entenderlo en el nivel natural. Vimos varios ejemplos de esto en las conversaciones que sostuvo Cristo con los judíos, en cosas como el templo, el agua, el pan, la levadura, la cosecha, la vid, la muerte y la vida. Incluso en los conceptos del día y la luz Cristo estaba describiendo la sustancia, pero los seguidores no podían ver más allá del ámbito de la sombra.

La semana pasada nos enfocamos en la definición de la palabra “día” que Dios nos dio en Génesis. Vimos en los primeros versículos de Génesis que antes de que Dios hablara de las palabras día y noche, ya existía la realidad de la luz y de la oscuridad. Esto es muy importante. Antes de que tuviéramos nuestros días y noches naturales, algo ya estaba en el entendimiento de Dios que Él llamó tinieblas y luz. Y luego dice:

Génesis 1:5, “Y Dios llamó a la luz día y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día”.

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palabras, la definición de la palabra día es la luz. La sustancia de la palabra día, desde la perspectiva de Dios, es la realidad de la luz que Dios describe en los primeros cuatro versículos. ¿Por qué esto es importante? Porque nosotros pensamos que la definición de la palabra día tiene que ver con TIEMPO. Es decir, cuando pensamos en el día del Señor, inmediatamente pensamos en un periodo de tiempo. Aquí es donde tenemos la mayoría de nuestros problemas. La luz no se define por tiempo. Dios NO llamó las primeras 24 horas “día”, llamó a la luz día. Vimos también que Cristo es la luz del día del Señor. En el principio Dios separó la luz de las tinieblas, y comenzó a crear tipos y sombras de dicha luz en cosas como el sol, la luna y las estrellas. Miles de años más tarde, la verdadera luz vino a la tierra como Hombre. Él visitó la tierra de las tinieblas y las sombras, y esto fue señal de un amanecer que vendría muy pronto. La Persona de la Luz se convirtió en el juicio de las tinieblas. Cristo se envolvió en la oscuridad y la llevó a la cruz. Se hizo el final de la noche para que fuera un nuevo día. No un nuevo día natural, sino un día en el cual todos podrían ver en la luz de Él. Juan dice: “En El estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres... Existía la Luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre” (Juan 1:4,9).

Por un tiempo, Él fue la única luz en un mundo oscuro. Por algunos años la “Luz del mundo” caminó en la tierra, habló con seres humanos y algunas personas disfrutaron Su luz. Jesús explicó a Sus discípulos: “¿No hay doce horas en el día? Si alguien anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo. Pero si alguien anda de noche, tropieza, porque la luz no está en él" (Juan 11:9).

¡Este era exactamente el problema! Por tres años y medio Cristo caminó como la luz del mundo, pero hasta la resurrección, nadie tuvo la luz EN él. Esta era la debilidad del Antiguo Pacto, de la larga noche. Ellos eran por naturaleza parte de las tinieblas y caminaron en una luz falsa. Caminaron en la luz de su propia vista, su propio juicio, perspectiva y verdad. Por eso Jesús les advirtió: “Mira, pues, que la luz que en ti hay no sea oscuridad”. (Lucas 11:35). En otra ocasión: “Y éste es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz (Juan 3:19).

Antes de la cruz, el mundo era una larga noche, pero en la resurrección llegó el amanecer de un nuevo día. La luz que estaba en Cristo y que era Cristo, comenzó a amanecer en los que Lo recibieron. Este día no es un día natural, ni es el cambio de AC a DC. Todos los profetas hablaron de este día. ¿Cuántas veces dicen los profetas “en ese día”? ¿Qué es este día? Es la vida misma de Dios, la luz de Dios, la sustancia, entendimiento y perspectiva de Dios amaneciendo en el alma humana. Este día es una Persona. Es la luz que resplandeció en el principio. Es la luz que caminó en las ciudades de Israel y que ahora sí puede estar en nosotros.

Todo esto ha sido un repaso. Ahora, la vez pasada terminé con algunos versículos en el Nuevo Testamento que hablan del día del Señor de manera diferente, como si fuera algo que también va a pasar en el ámbito natural. Quiero tratar de explicar estos versículos hoy, porque ya hemos visto lo más importante y fundamental. Pero, otra vez, no entenderemos los versículos que hablan del día que viene como ladrón en la noche, si no hemos visto primero que la sustancia y definición del día es la Persona y luz de Cristo. La semana pasada dijimos que lo primero (la primera creación y el primer pacto) era como una larga noche. ¿Se acuerdan? Era una noche porque la verdadera Luz no estaba brillando, aún no había amanecido. Había tipos y sombras del “día” transcurriendo cada 24 horas, pero el verdadero día de Cristo no había venido aún. Ellos estaban viviendo en una noche, y bajo el Antiguo Pacto la única luz era como la luna. ¿Qué es la luna? La

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luna es una luz, pero es una luz que sólo es un reflejo. ¿No es cierto? La luna no tiene su propia fuente de luz, sólo refleja la luz del sol. Así era el Antiguo Pacto. Había cosas creadas que reflejaban la luz de Cristo, que daban testimonio o representaban algún aspecto de Cristo, pero la sustancia de Cristo no estaba en lo primero.

Pablo habla acerca de esto en 2 Corintios 3. Hay dos tipos de gloria, la gloria de la sombra y la gloria de la sustancia. La gloria del reflejo y la gloria de la fuente. La gloria que ellos experimentaban en cosas como la columna de nube y fuego, el arca, el tabernáculo, el reino de Salomón, etc., estas cosas eran la gloria del reflejo, la gloria de la luna durante la época de la noche. No eran la sustancia ni la Persona de Cristo, sino cosas que daban testimonio como hace la luna. ¿Me entienden? No estoy tratando de ser misterioso, sólo estoy usando el lenguaje de tipos y sombras de la misma manera que la Biblia.

Digo todo esto porque tenemos que entender que la Biblia fue escrita en un periodo de tiempo muy particular. La Biblia fue escrita durante el periodo de tiempo que se llamaba “la consumación del siglo”. Por desgracia esta frase se traduce como “el fin del mundo” en muchas traducciones, pero en griego se lee: “la consumación del siglo”, y tiene que ver con el final del siglo del Antiguo Pacto. Tiene que ver con la consumación de una larga época durante la cual Dios estaba tratando con el Israel en la carne, bajo el primer pacto y en el ámbito natural.

Hubo un importante periodo de tiempo entre la resurrección de Cristo y el juicio de Israel. Muchos cristianos no saben nada de esto, pero exactamente 40 años después de la resurrección, Dios permitió (o mejor dicho “mandó”) que el ejército de Roma destruyera toda la tierra de Israel. Todas las ciudades fueron derribadas, y prácticamente todas las personas matadas. Jerusalén fue destruido junto con el templo, un millón de personas murieron a espada, y medio millón murió de hambre por causa del sitio. Sólo los cristianos sobrevivieron por haber obedecido la advertencia de Cristo cuando dijo:

Lucas 21:20-22, "Pero cuando ustedes vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan entonces que su desolación está cerca. 21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, y los que estén en medio de la ciudad, aléjense; y los que estén en los campos, no entren en ella. 22 Porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas”.

Mi objetivo no es contar la historia de la guerra de los judíos, pero debemos entender que hubo un periodo de tiempo muy especial que duró 40 años. Durante este periodo, Dios ya había establecido lo segundo, pero físicamente hablando, lo primero no había sido quitado. En otras palabras, el día ya había amanecido y la noche le estaba dando paso. Sin embargo, muchos judíos trataron de aferrarse a la noche.

Esta transición (de la noche al día) estaba pasando de manera interna en los corazones de la iglesia durante este periodo, y también estaba sucediendo de manera externa y física en Israel. Nosotros hoy y todos los cristianos que han vivido después de la resurrección, experimentamos el final de la noche en nuestros corazones, y también “...el día que despunte y el lucero de la mañana que aparezca en sus corazones” (2 Pedro 1:19). Juan dice, “las tinieblas van pasando, y la Luz verdadera ya está alumbrando” (1 Juan 2:8). Esta experiencia interna es, sin duda alguna, la más importante de todas. No obstante, para el Israel del Antiguo Pacto, también hubo una manifestación física que tuvo que experimentar. El nuevo día vino en la resurrección, pero la gran mayoría de Israel rehusó despertar. No todos, pero la mayoría estaba durmiendo como si el día no

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hubiera llegado. Los apóstoles clamaban: "Despierta, tú que duermes, Y levántate de entre los muertos, Y te alumbrará Cristo" (Efesios 5:14); pero ellos no quisieron volver sus corazones para ver el día que había venido.

¿Entonces qué? ¿Dios iba a permitir que Israel rehusara el día, o continuara por siglos y siglos en la noche? ¿Dios iba a permitir que ellos se aferraran para siempre a las cosas de la noche, los tipos y sombras, “los principios elementales del mundo” (Colosenses 2:20), los sacrificios de animales, los sacerdotes humanos, un templo natural hecho con manos? ¡NO! Ahora que la sustancia había venido, que el día había llegado, era necesario que la noche se desvaneciera. Por lo tanto, el autor de Hebreos dice:

Hebreos 8:13, “Cuando Dios dijo: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer”.

Otra vez, el día del Señor amaneció en la resurrección, y era algo espiritual, era la vida y luz del mismo Cristo. Sin embargo, como ellos estaban rehusando el nuevo día del Señor, este día también iba a visitarlos como un ladrón en la noche. Este día iba a tener una manifestación externa sobre toda la casa de Israel que rehusaba despertarse, que estaba rechazando la luz.

Cristo les advirtió de esto muchas veces en diferentes formas. Por ejemplo:

Lucas 19:43-44, "Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. 44Te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación".

Pero ellos no querían levantarse de entre los muertos. Se escondieron de la luz porque sus obras eran malas. Y Cristo, el día del Señor, iba a robarles lo que pensaban que tenían. El día iba a tomar sus tesoros como un ladrón, porque ellos rehusaron el Regalo de Dios. ¿Me entienden? Pero este día no iba a tener este afecto en los cristianos, porque ellos ya eran hijos de este día y estaban caminando en la luz de este día. Leamos una escritura que explica todo esto.

1Tesalonicenses 5:1-9, “Ahora bien, hermanos, con respecto a los tiempos y a las épocas, no tienen necesidad de que se les escriba nada. 2Pues ustedes mismos saben perfectamente que el día del Señor vendrá así como un ladrón en la noche; 3que cuando estén diciendo: Paz y seguridad, entonces la destrucción vendrá sobre ellos repentinamente, como dolores de parto a una mujer que está encinta, y no

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escaparán. 4Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblas, para que el día los sorprenda como ladrón; 5porque todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas. 6Por tanto, no durmamos como los demás, sino estemos alerta y seamos sobrios (tengamos dominio propio). 7Porque los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. 8Pero puesto que nosotros somos del día, seamos sobrios (tengamos dominio propio), habiéndonos puesto la coraza de la fe y del amor, y por casco la esperanza de la salvación. 9Porque no nos ha destinado Dios para ira, sino para obtener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

¿Ven lo que Pablo está describiendo aquí? Está diciendo, en mis palabras: “Ustedes entienden que Israel en la carne se está aferrando a su tierra, su religión, su templo, promesas, sacerdocio, etc. Ellos tienen una expectativa que es algo diferente al plan y propósito de Dios. Ellos perdieron el día de su visitación. Entonces, ellos van a ser visitados por el día del Señor de una manera ineludible, no van a poder escapar. ¡No podrán escapar porque el día ya ha amanecido! No podrán escapar porque la luz de este día sólo nos muestra lo que ya es real, lo que ya ha sido juzgado y quitado de la presencia de Dios. Pero puesto que estos judíos prefieren la noche, este día va a sorprenderlos y va a robarles todo”.

“Pero ustedes”, Pablo dice, “no están en las tinieblas. El día no los sorprenderá como ladrón. ¿Por qué? Porque ustedes no están en tinieblas. Ustedes ya son hijos de la luz e hijos del día. Nosotros los cristianos hemos recibido la luz, y ya estamos andando en la luz como Él está en la luz”.

¿Ven lo que está pasando? El día que estaba visitando a Israel como ladrón era el mismo día en el que los cristianos habían nacido. Este día estaba robándole todo a Israel, pero ya les había robado todo a los cristianos. Por supuesto, estos cristianos ya habían sido crucificados con Cristo, bautizados en Su muerte, muertos a sí mismos, vivos para Dios. Ellos ya no tenían nada de o en el hombre adámico, no tenían nada en el judaísmo, nada en la primera creación. La cruz había demandado todo. El día requiere nuestras vidas siempre. Morimos con Cristo voluntariamente en Su juicio, o el juicio de Cristo nos visita separados de Cristo. Cristo dijo:

Mateo 21:44, “Y el que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos; pero sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo”.

Cristo es un día grande y terrible. Él es un día de favor y un día de venganza. Él es un día que vence la noche, destruye lo primero y establece lo segundo, tanto en el nuevo Israel de nuestras almas, como en la tierra natural de Israel en la consumación de los siglos. Para los que estamos en Cristo, que somos hijos del día, no debemos temer la luz de este día. El día ya nos ha robado todo lo primero, y sólo quedan las imaginaciones que niegan la obra consumada. Entonces, el día no debería darnos miedo, porque sólo nos quita nuestras imaginaciones, sólo nos quita lo que no es real. Es un día maravilloso, que brilla cada vez más en nuestra alma y hace que andemos en la verdad.

Pero no fue así cuando este día visitó al Israel que se estaba aferrando a lo primero. Para ellos, Dios permitió una manifestación de este día de manera física, y los llevó a una devastación total. El día del Señor para el Israel que estaba rehusando la luz fue un día terrible, un día de venganza, un día de sangre y temor. Ellos no pudieron escapar de este día, no pudieron esquivarlo. Eventualmente, el día que amaneció en la resurrección, alcanzó toda la casa de Israel... de una u otra manera.

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Por eso, hay algunos versículos en el Nuevo Testamento que hablan del día del Señor como si fuera algo que llegaría muy pronto sobre la casa de Israel. ¡Esto fue exactamente lo que pasó! A veces Pablo animaba a los cristianos diciéndoles que pronto vendría el día del Señor. ¿Por qué? Porque los judíos estaban persiguiendo y matando a los cristianos, y Pablo entendía que el juicio y retribución de Dios llegaría pronto (en las manos de los romanos). Hay muchos ejemplos en el Antiguo Pacto donde vemos que Dios utilizó una nación gentil como instrumento de juicio sobre Israel. Lo hizo con los asirios, los babilonios, e inclusive con los filisteos.

Otras veces Pablo les explicaba que, aunque por un tiempo había dos Israeles en la casa del Padre (como Isaac e Ismael en la casa de Abraham), y aunque lo primero (Ismael) estaba persiguiendo a lo segundo (Isaac), Dios pronto iba a echar lo primero para manifestar quiénes eran los verdaderos hijos de Dios.

Bueno, no tenemos tiempo para mirar todos los versículos. Espero que con esto ustedes puedan entender mejor el día del Señor, tanto la sustancia que experimentamos dentro de nosotros, como la manifestación que vino como ladrón sobre Israel en la carne.

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