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La ética aristotélica parte del hecho que existen dos tipos de conocimientos, uno de la ciencia (matemática, metafísica) y otro

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DE LA AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD Y DEL DEBER

Análisis de la filosofía aristotélica, platónica y kantiana. Ana María Murillo C.

“Dos cosas me llenan de admiración, el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en mi” Emmanuel Kant Frecuentemente escuchamos a las personas confundir los términos ética y moral. Para comprenderlos grosso modo revisemos su etimología. Ética proviene del griego ἠθικός ēthikós (la forma) y según RAE son el “Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida” y la moral, se define como: un adjetivo “Perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva”. Para Ferrater Mora: lo ético se ha identificado cada vez más con lo moral, y la ética ha llegado a significar propiamente la ciencia que se ocupa de los objetos morales en todas sus formas, la filosofía moral. Es decir ética es la forma en que se desarrolla la moral (ethos) o la doctrina de las costumbres en el ámbito filosófico.

La ética aristotélica parte del hecho que existen dos tipos de conocimientos, uno de la ciencia (matemática, metafísica) y otro

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de la ciencia práctica. Este último se divide en, cómo debe actuarse en la política, en la familia y con uno mismo (sabiduría). La ética en este sentido no sería una ciencia universal con reglas establecidas de cómo actuar, sino que determina como se dan las acciones virtuosas con el fin de alcanzar la felicidad. En este sentido, la felicidad no dependería de los vaivenes de la existencia sino de uno mismo: una vida bien vivida. Pero la virtud solo brota de la práctica de las buenas actividades, evidente en la capacidad de escoger entre lo bueno y lo malo. Aunque nuestra naturaleza se mueva entre satisfacer el deseo y los placeres, Platón y Aristóteles piensan que el deseo se puede moldear. Si una persona tiene hábitos buenos es virtuoso, pero si tiene hábitos malos es viciosa. Para los griegos, la razón puede controlar nuestra parte apetitiva, pero solo el hombre sabio lo puede lograr: “la virtud es un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad regulada por la razón”. En este sentido a la virtud moral le interesan los medios como se alcancen los fines; y la virtud intelectual se preocupa de cómo realizamos esos fines. En este sentido, solo él que sabe utilizar su razón puede ser virtuoso, el virtuoso a través de su voluntad hace el bien para sí mismo y para los demás, por ende puede ser feliz. Sócrates, ya lo había dicho, “el que hace el mal no lo hace por qué es malo, lo hace por qué no sabe”.

Pero entonces, ¿cómo se forma el carácter? En la práctica. Si tenemos la suerte de tener padres que nos den ejemplos y nos

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impulsen a hacer actos justos y valerosos pues en la adultez así seremos. Ahora bien, la virtud no es una habilidad que se puede medir, como se mide la capacidad de hablar un idioma correctamente, pues alguien puede dar dinero a un pobre mientras otros lo ven, pero en su estado interior no se siente motivado a hacerlo ejerciendo esa generosidad; solo lo hace por aparentar. A la virtud le importa el estado interior del qué la práctica, la intención. Si la virtud no sale del alma, si esa verdad no está comprendida como principio moral entonces será falsa o no es virtud. A la virtud griega le importa cómo nos sentimos ejecutando las acciones. Una persona virtuosa sería aquella, que siente dolor al hacer cosas malas y siente placer al hacer cosas buenas. Le importa el cómo obtiene sus resultados. La persona viciosa en cambio sólo le interesa alcanzar el fin no importando sobre qué o quiénes tengan que pasar, incluso sobre él mismo. Erróneamente se piensa qué ética es buscar el placer y evitar el dolor, pero esto no es así. La virtud debe reorganizar los deseos, por medio de una predisposición interna, en donde no sea necesario la figura autoritaria o el castigo para controlarlo. Es decir, la persona virtuosa no siente placer al hacer cosas viles. Ahora bien, para ejercer el bien hay que conocer el bien y forjar el carácter para desear fines virtuosos y tener capacidad deliberativa para controlar las emociones. Pero eso solo se logra en la experiencia del ejercicio de la razón, de ahí que a la juventud le quede difícil ser virtuoso a falta de práctica de la voluntad por sus

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pocas vivencias. Se demuestra en los jóvenes una incoherencia en lo que quieren, dicen y hacen. La armonía entre estos tres se llama virtud. Alguien incoherente no podría gobernar una nación, diría Platón, pues carece del carácter para gobernarse así mismo.

Ahora bien, no es solo escoger el bien, es tener una vida buena con los demás. Un hombre sin amigos es un Dios o una bestia, decía Aristóteles. Para entender esa vida en sociedad establece tres relaciones sociales: la amistad por utilidad, la amistad por placer, la amistad por bondad. La amistad por utilidad se tiene con el panadero, el policía, el vecino; la amistad del placer, se da entre los amigos de fiesta; si el panadero no nos vende el pan o el amigo no nos llama a fiesta pues no entramos en contacto con ellos, es decir, sus razones son utilitaristas y egoístas. La amistad por bondad es hacer el bien por el bien, sin beneficio. No depende de la necesidad ni de la utilidad. El amigo bondadoso es el reflejo de la bondad del alma del que la práctica. Un hombre malo no puede tener amigos por bondad por que no conoce la bondad, su alma no tiene ese conocimiento. Un hombre malo tiene amigos por poder o por dinero, no por bondad, es imperecedero. Somos amigos del que es igual a nosotros “lo semejante con lo semejante”. Aristóteles afirma “somos lo que conocemos”, nadie puede hablar o practicar lo que no conoce.

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En este caso podríamos preguntarnos, ¿por qué el que sabe que fumar le hace mal, sigue fumando? Porqué hay una incoherencia de lo que dice, con lo que hace. También el borracho sabe lo que hace, sabía que si tomaba podía perder la visión y nublar el juicio pero así conduce el carro, luego causa un accidente y alegará que estaba en ese estado, pero “la ignorancia de la ley no es excusa” y siempre seremos responsables de lo que hagamos sepamos o no lo que estamos haciendo. A esto podríamos concluir que, vivir bien en sociedad es conocer las leyes y aplicarlas. El que no es bueno para sí mismo, no es bueno para los demás decía Marco Aurelio. El que no sabe que es el bien, no puede ejercerlo.

Para los griegos, nuestras acciones deben caminar en el justo medio: ni tacaño ni extravagante, sino generoso; ni arriesgado ni temeroso sino valiente. Pero eso solo lo determina cada uno según su capacidad de juicio. De ahí que no pueda existir una ley universal de cómo actuar, cada uno debe ir construyendo sus principios.

Kant, también puede darnos luces de como formar la voluntad para la vida práctica o en sociedad.

Central a la construcción kantiana de la ley moral es el imperativo categórico, que actúa sobre todas las personas, sin importar sus intereses o deseos. Kant lo formuló de varias

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maneras. Su principio de universalidad requiere que, para que una acción sea permisible, debe ser posible aplicarla a todas las personas sin resultar contradictorio. Su formulación de la humanidad como un fin en sí misma exige que los humanos nunca sean tratados meramente como un medio para un fin, sino también un fin en sí mismos. Kant también distinguió entre deberes perfectos e imperfectos. Un deber perfecto, como el deber de no mentir, es siempre verdadero; uno imperfecto, como donar a la caridad, puede flexibilizarse y aplicarse en un tiempo y espacio particulares. Debido a que existe un deber perfecto de decir la verdad, nunca debemos mentir, incluso si parece que mentir producirá mejores consecuencias que decir la verdad.

Obro "por deber", sin embargo, cuando mi actuación no persigue ningún interés particular, ni es el resultado de una inclinación o un deseo, sino que está motivada solamente por reverencia o respeto a la ley moral, independientemente de que mi actuación pueda tener consecuencias positivas o negativas para mi persona. La ley moral se basa en la noción de deber; y en la medida en que la ley moral pretende regular nuestra conducta ha de contener alguna orden o algún mandato.

Ahora bien, como la ley moral no puede contener nada empírico, el imperativo categórico en que se expresa tampoco podrá tener ningún contenido empírico, sino sólo la forma pura de la moralidad. En la "Fundamentación" Kant nos da tres definiciones distintas del imperativo categórico:

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-"Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal".

-"Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio"1.

Para concluir, podemos entender que la ética es una construcción más de la filosofía y se da más en el campo de las ciencias. La moral es algo más individual y práctico y se forma en la inmersión cultural, desarrollo espiritual y religioso. Es decir, arriesgadamente se puede entender la ética como una construcción del intelecto y la moral una construcción de los valores. Algo puede ser ético correctamente pero no coincidir con lo moral o principios individuales. Por tanto, lo ético es un bien para todos, lo moral un bien para mí. En muchas ocasiones debemos someter lo que es moral o bueno o justo para mi por la ética que beneficia a toda la sociedad. Ejemplo, pueda que no concuerde con mis principios morales la eutanasia porque crea que es pecado abandonar la vida antes de lo establecido por Dios; pero pueda considerarlo ético para evitar el sufrimiento de otro.

Moral y ética van de la mano pero no son lo mismo. La capacidad de construcción de la ética depende de la racionalidad

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y justicia; la moral de lo que yo he aprendido culturalmente que es bueno o malo.

Así las cosas, nos preguntamos ¿el nuevo código de policía colombiano corresponde a una formación en convivencia o es más un castigador de las acciones que los individuos a través de la escuela no han logrado alcanzar? ¿Qué ciudadanos requiere este nuevo código? ¿Qué ciudadanía está formando? ¿Para actuar por deber o por querer? ¿Por qué me nace ser bueno en mi ciudad o porque me toca serlo para evitar una multa? Que es más perecedero, incentivar a hacer el bien porque me nace o por qué evito el castigo?

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