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De Juan de la Cruz a San Juan de la Cruz

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De Juan de la Cruz

a San Juan de la Cruz

ISMAEL BENGOECHEA

Se ha dado la curiosa coincidencia de que en el espacio de tres años han aparecido en Marchena (Sevilla) dos copias manuscritas del

Cántico espiritual-B de San Juan de la Cruz: en 1991, el procedente del extinguido convento de Santa Clara y dado a conocer por don Guillermo García-Valdecasas, y en 1993, el que se acaba de descubrir en el actual Monasterio de Clarisas de la Purísima Concepción de la misma villa y del que dimos la primera noticia en el diario ABC, edición de Sevilla, del viernes 20 de octubre de ese año (pp. 7 Y 68). Para que el albur sea aún más sorprendente, resulta que con ambos conventos marcheneses de clarisas está estrechamente vinculada la famosa sor María de la Antigua (1566-1617): el monasterio de Santa Clara, por haber profesado y vivido en él la mayor parte de su vida, y el de la Purísima Concepción, por hallarse aquí su tumba, sus escritos y sus recuerdos.

Ahora bien, un dato importante a añadir es que María de la Antigua conocía y recitaba las estrofas del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, que ella reproduce en su obra; estrofas que sólo pudo conocer manuscritas por haber fallecido en 1617 (diez años después de la primera impresión de estas canciones).

De aquí la vehemente sospecha de que una de estas dos copias manuscritas o las dos del Cántico Espiritual aparecidas ahora en dichas casas franciscanas de Marchena pertenecieron a la célebra autora de Desengaño de religiosos.

A mayor abundamiento, se da todavía la particularidad de que sor

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Antigua habla repetidas veces de fray Juan de la Cruz en su libro con grandes ponderaciones de su santidad y con especiales muestras de familiaridad y de afecto. ¿Estamos ante un caso aislado e insospecha-do de relación familiar y epistolar entre el carmelita descalzo y la clarisa reformada?

El equívoco de la identidad de nombres ha hecho que más de una vez se haya confundido a San Juan de la Cruz con otros homónimos suyos contemporáneos.

Así ha sucedido con el dominico Juan de la Cruz, nacido en Talavera en 1525 y muerto en 1560, autor espiritual también él como el carmelita fray Juan. Más reiterativo es el caso del franciscano sevillano Juan de la Cruz (1545-1582), a quien pintó Francisco Pa-checo en su libro Libro de verdaderos retratos (1599) y cuya efigie

se atribuye con frecuencia a nuestro santo. ¿Habrá ocurrido algo semejante con el Juan de la Cruz a quien con tanto encomio y vene-ración se refiere sor María de la Antigua en su obra Desengaño de religiosos, impreso en Sevilla en 1678?

Pensamos que sí y aprovechamos la ocasión para esclarecer con nuevos datos este enredado asunto.

Previamente descartamos del tema a los homónimos Juan de la Cruz dominico de Talavera y franciscano de Sevilla por evidente incompatibilidad cronológica.

El mercedario Luis Vázquez advirtió en 1982 en la presunta re-lación personal de sor María de la Antigua con el Santo y aplicó a él todo cuanto la monja clarisa dice en referencia a Juan de la Cruz: «En varios pasajes de su obra, sor María de la Antigua desvela

sus relación explicita con el santo poeta ... En otras ocasiones, ciertos

detalles nos descubren que tenían comunicación personal, sin lo cual

sería imposible conocer tales pormenores».

Refiriéndose al convento de Santa Clara, el Padre Vázquez supo-ne que «se trata de un convento visitado por San Juan de la Cruz». Añade que en otra cita «aparece abiertamente la relación epistolar

entre San Juan de la Cruz y sor María de la Antigua». Y concluye Vázquez: «No puede quedar ya duda ninguna de que recibía cartas del santo poeta, si reiterativamente ella misma lo afirma» 1.

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Nosotros mismos nos hicimos eco de esta teoría y aludimos a ella en nuestro trabajo sobre San Juan de la Cruz y la mujer:

«Por cuanto dice sor María se conocieron, trataron y comunica-ron ella y fray Juan. Recibió cartas del siervo de Dios y conocía sus escritos y saboreaba sus versos». Y aportamos «el maravilloso testi-monio que de la santidad de fray Juan de la Cruz da en este lugar sor María de la Antigua» 2.

A pesar de todo ello, siempre nos asaltaba la duda de que el Juan de la Cruz que aparece en el caso de la clarisa de Marchena fuera realmente nuestro San Juan de la Cruz. Todo hacía pensar que había aquí alguna confusión, porque en la vida del Santo no se da la menor pauta a este respecto: ni de su paso por Marchena ni de su trato con clarisas y menos con una de ellas determinadamente, aparte de que en esa villa no existía ningún convento de carmelitas ni de frailes ni de monjas.

No cabe duda de que esta religiosa clarisa leyó los escritos y gustó de las poesías del santo poeta, pues las transcribe en su libro; pero una serie de constataciones nos ha llevado a la convicción de que sor María de la Antigua no conoció ni trató personalmente a San Juan de la Cruz y que el Juan de la Cruz al que se refiere en sus escritos no es el santo carmelita. Estos son los argumentos que nos han conducido a esta conclusión:

1) Razón cronológica.---No cuadran bien las fechas para el

posible encuentro de San Juan de la Cruz y sor Antigua en Marchena. Nacida ésta en 1566, sólo tendría veintidós años cuando el Santo partió de Andalucía para Castilla en 1588. A esa edad sor Antigua no vivía de especiales ansias espirituales como aconteció después de su conversión (1596).

Se hace muy arduo conjeturar en esa época de su vida la encen-dida relación espiritual de la mística clarisa con el supuesto autor de

la Llama de amor viva.

2) Motivo geográfico.-En la biografía de San Juan de la Cruz,

que recorrió buena parte de la geografía andaluza, ni una sola vez aparece el nombre de Marchena, a donde tampoco tenía motivo ra-zonable para ir puesto que no había ningún convento carmelitano en

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dicha villa ducal. Por otra parte, sor Antigua no salió de la clausura de su monasterio de Marchena mientras el Santo permaneció en la Bética. Difícilmente, pues, pudieron verse ni encontrarse en esta vida.

3) Razón social.-Sor Antigua al referirse a Juan de la Cruz le

llama constante mi hermano 3. No parece que esa fuera la forma más adecuada de dirigirse una joven clarisa a un sacerdote de otra Orden.

4) Silencio indebido.-Madre Antigua no menciona a Juan de la

Cruz cuando verdaderamente se trataba del carmelita, que es cuando transcribía algunas de las estrofas del Cántico Espiritual, hasta el

punto de que alquien que desconocía el origen de esas estrofas san-juanistas se las atribuyó a la propia María de la Antigua 4.

5) Otro Juan de la Cruz.-La clave para despejar plenamente

este misterio la tenemos en la aparición histórica de otro Juan de la Cruz perfectamente encajable con sor María de la antigua por razón de tiempo, lugar, profesión y santidad.

Nos referimos a Juan de Zuazo, en religión lego franciscano fray Juan de la Cruz, nacido en Arellano (Navarra) en 1585 y fallecido en Sevilla en 1663. Este Juan de la Cruz tomó el hábito de San Francisco en Ecija en calidad de hermano lego. Permaneció por algún tiempo en la recolección del convento de Estepa y luego fue nombrado Comisa-rio de los Santos Lugares de Jerusalén, cargo en el que duró por es-pacio de cuarenta y dos años en la ciudad y reino de Sevilla.

A este venerable franciscano Juan de la Cruz lo retratan sus contemporáneos como gran siervo de Dios, lleno de amor divino, pobre como San Francisco y humilde como San Diego. Vivió y murió con fama de santo y estuvo dotado del don de consejo no obstante su condición de hermano donado.

Este es sin duda alguna el santo Juan de la Cruz a quien alude sor María de la Antigua en sus escritos. Cuando murió sor Antigua (1617) a sus cincuenta y un años, el lego franciscano tenía treinta y dos años de edad, por lo que tuvieron tiempo suficiente para haberse conocido y tratado viviendo como vivían en la provincia de Sevilla en conven-tos próximos e incluso ambos con casas de su Orden franciscana en Marchena. Los dos, además, hermanos legos o donados.

3 Desengaño ... , pp. 565, 575, 625, 631, 635 Y 737. 4 Desengaño ... , pp. 123-125.

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Nueve años después de la muerte de este franciscano se publicó el libro de su vida, en 1672; es decir, seis años antes de que se imprimiese el libro Desengaño de religiosos de sor Antigua, en 1678: Vida y muerte del Venerable Fray Juan de la Cruz, religioso lego del Orden de Nuestro Seraphico Padre San Francisco, de la Regular Observancia, por el R. P. FI. Christoval de Molina, Sevilla, 1672.

Un ejemplar de esta Vida del franciscano Juan de la Cruz se

con-serva en el monasterio de las clarisas de Marchena, el mismo conven-to de clarisas en el que se ha descubierconven-to el nuevo manuscriconven-to del

Cántico Espiritual. Ellas me la han proporcionado para este estudio.

Pues bien, en esta Vida se habla extensamente de la relación de

amistad y trato entre la clarisa sor Antigua y el lego franciscano Juan de la Cruz. Y en este libro de 1672 se reproducen todos los textos en los que sor Antigua habla de fray Juan de la Cruz 5; esos mismos textos que en nuestro tiempo se han atribuido erróneamente como referidos a San Juan de la Cruz.

Adviértase que cuando se publicó esta Vida del franciscano fray

Juan de la Cruz (1672) todavía no se había publicado el libro de sor Antigua (1678), por lo que es claro que el autor de esa Vida tomó los

textos de la monja clarisa directamente de sus autógrafos, los cuales se conservan justamente en este mismo monasterio de la Purísima Concepción de Marchena.

Para que no quede ningún lugar a dudas acerca del sentido de las expresiones de sor Antigua, el autor de esta Vida de Juan de la Cruz

franciscano termina su exposición con estas pertinentes palabras: «Hasta aquí la dicha Venerable Madre María de la Antigua. Y añade un religioso de virtud y prendas, que es quien sacó estas reve-laciones del libro de dicha Madre, que asegura con toda verdad que nuestro Santo Religioso Fray Juan de la Cruz es el sujeto de quien habla esta Sierva de Dios, por averlo así dicho su Confesor, el Padre Fray Bernardino de Cervera, Religioso bien conocido en esta Santa Providencia por su mucho espíritu y virtud» 6.

Creo que no hacen falta más alegatos para dejar zanjado este equívoco de nombres y personas en torno a Juan de la Cruz en

5 Vida ... , pp. 16-20.

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Marchena y en sor Antigua: el Juan de la Cruz expresamente nom-brado por María de la Antigua en su libro es el venerable lego fran-ciscano oriundo de Navarra y muerto en Sevilla.

Por el contrario, el Juan de la Cruz cuyas poesías transcribe sor Antigua sin nombrarle y cuyos manuscritos del Cántico Espiritual se han encontrado en los conventos de las clarisas de Marchena es, innegablemente, el doctor y poeta San Juan de la Cruz.

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