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Ajedrez : reglamento (F.I.D.E.), orientaciones a principiantes, el ajedrez en Nuevo León

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* Biblioteca.

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NÚ ra. C í a s . . ú m . Autor N ú n u

P r o c e d e n c i a

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R E G L A M E N T O

(F. I. D. E.)

Capilla Alfonsina

Biblioteca Univei

O R I E N T A C I O N E S A P R I N C I P I A N T E S

EL A J E D R E Z EN N U E V O L E O N

P R O F R . F E B R O N I O E . C H A V A R R I A BIBLIOTECA UNIVERSITARIA

-ALFONSO REYES"

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A M A N E R A D E P R E S E N T A C I O N 5

EL, A J E D R E Z 7 R E G L A M E N T O Y CODIGO D E L A J E D R E Z 13

T I P O S D E T O R N E O S . . . .* 50 T A B L A S D E P A R E O S R. R 76

O R I E N T A C I O N E S A P R I N C I P I A N T E S 79

"LA L A N Z A D E R A " 87 A N D A N Z A S D E U N A J E D R E C I S T A 89

E L M O V I M I E N T O A J E D R E C I S T I C O E N N . L 101

E L AJEDREZ E N MEXICO 117

J A Q U E MATE 123

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Portada del p i n t o r P A B L O F L O R E Z Pi

(6)

A MANERA DE PRESENTACION

Al impartir los Cursos de Ajedrez para estudiantes universita-rios, he visto la necesidad de difundir el REGLAMENTO del juego, increíblemente poco o mal conocido por un gran porcentaje de ajedre-cistas de todas las categorías, con mucha más razón por los princi-piantes que toman los cursos, algunos de ellos ya conociendo el juego empíricamente; pero deseosos de aprender algo de la técnica tan ne-cesaria en este tiempo.

Desde luego, todo lo que se refiere al Reglamento y Tipos o Sis-temas de Torneos y desempates, ha sido publicado por la FIDE (Fe-deración Internacional de Ajedrez), por algunas instituciones ajedre-císticas, o por personas interesadas en la difusión de las leyes que ri-gen nuestro juego.

(7)

En gran parte, he tomado la redacción de les artículos del Re-glamento, y especialmente los comentarios, del Folleto editado por la Asociación de Ajedrez del Estado de Baja California, A. C., con motivo del XVI Campeonato Nacional Abierto que se efectuó en la ciudad de Tijuana en abril del año pasada. Este folleto me ahorró la traducción que había iniciado de una publicación en inglés, en lo que respecta a los comentarios.

Al poner en manos de nuestra juventud esta obrita, espero que la acoja con benevolencia; no en lo que se refiere al Reglamento y Sis-temas de Torneos, que es igual en todas partes del mundo, sino en lo que respecta a los artículos: Orientaciones a Principiantes, Andanzas de un Ajedrecista, El Movimiento Ajedrecístico en Nuevo León, etc., cuyos datos o afirmaciones puedan parecer excesivos o incompletos; pero que son el resultado, hasta donde se pudo llegar, de investigacio-nes personales en institucioinvestigacio-nes que se han interesado y se interesan por el ajedrez, o datos obtenidos de diversos libros y condensados en una serie de consejos a los ajedrecistas noveles, que ojalá les sean útiles.

Esta obra está dedicada a todos los ajedrecistas; pero muy espe-cialmente a los jóvenes que en un futuro próximo, si reciben la ayu-da necesaria, situarán el ajedrez mexicano a una altura digna de nuestra Patria.

Monterrey, N. L., enero de 1970

Profr. Febronio E. Chavarría G.

E L

A J E D R E Z

El origen del ajedrez suele decirse que se pierde en la noche de los tiempos; pero es creencia general que nació en la India. L a etimo-logía del nombre es árabe, del sánscrito: ach-chitrendej.

Su invención h a sido atribuida a muchos países y muchas perso-nas.

Se dice que f u e inventado por Palamedes d u r a n t e el sitio de Tro-ya, p a r a entretener los ocios de los guerreros griegos. E n realidad, el Peteia, juego inventado por Palamedes, es, si acaso, u n juego m u y pa-recido a las damas.

L a leyenda m á s conocida y generalmente aceptada, a t r i b u y e la invención de nuestro juego a Sissa, hijo de Dahir, en la India. Se cuen-ta que lo inventó p a r a un príncipe real del cual e r a educador. El pro-pósito de Sissa, según se dice, era d e m o s t r a r a su pupilo que u n rey, sin sus subditos, no puede hacer nada grande.

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En gran parte, he tomado la redacción de los artículos del Re-glamento, y especialmente los comentarios, del Folleto editado por la Asociación de Ajedrez del Estado de Baja California, A. C., con motivo del XVI Campeonato Nacional Abierto que se efectuó en la ciudad de Tijuana en abril del año pasado. Este folleto me ahorró la traducción que había iniciado de una publicación en inglés, en lo que respecta a los comentarios.

Al poner en manos de nuestra juventud esta obrita, espero que la acoja con benevolencia; no en lo que se refiere al Reglamento y Sis-temas de Torneos, que es igual en todas partes del mundo, sino en lo que respecta a los artículos: Orientaciones a Principiantes, Andanzas de un Ajedrecista, El Movimiento Ajedrecístico en Nuevo León, etc., cuyos datos o afirmaciones puedan parecer excesivos o incompletos; pero que son el resultado, hasta donde se pudo llegar, de investigacio-nes personales en institucioinvestigacio-nes que se han interesado y se interesan por el ajedrez, o datos obtenidos de diversos libros y condensados en una serie de consejos a los ajedrecistas noveles, que ojalá les sean útiles.

Esta obra está dedicada a todos los ajedrecistas; pero muy espe-cialmente a los jóvenes que en un futuro próximo, si reciben la ayu-da necesaria, situarán el ajedrez mexicano a una altura digna de nuestra Patria.

Monterrey, N. L., enero de 1970

Profr. Febronio E. Chavarría G.

E L

A J E D R E Z

El origen del ajedrez suele decirse que se pierde en la noche de los tiempos; pero es creencia general que nació en la India. L a etimo-logía del nombre es árabe, del sánscrito: ach-chitrendej.

Su invención h a sido atribuida a muchos países y muchas perso-nas.

Se dice que f u e inventado por Palamedes d u r a n t e el sitio de Tro-ya, p a r a entretener los ocios de los guerreros griegos. E n realidad, el Peteia, juego inventado por Palamedes, es, si acaso, u n juego m u y pa-recido a las damas.

L a leyenda m á s conocida y generalmente aceptada, a t r i b u y e la invención de nuestro juego a Sissa, hijo de Dahir, en la India. Se cuen-ta que lo inventó p a r a un príncipe real del cual e r a educador. El pro-pósito de Sissa, según se dice, era d e m o s t r a r a su pupilo que u n rey, sin sus subditos, no puede hacer nada grande.

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se convirtió en una verdadera pesadilla, ya que el resultado es: 18 tri-l tri-l ó o s 446 744 bitri-ltri-lones, 073 709 mitri-ltri-lones, 551 615 granos de trigo, de tal modo que p a r a completar esa cantidad, habría que sembrar 76 ve-ces todos los continentes de la t i e r r a y que se levantara m u y buena cosecha. Otro cálculo dice que con esa cantidad de granos de trigo, se podrían llenar dos cubos de u n kilómetro por lado.

E n la India se jugaba el C h a t u r a n g a con piezas m u y parecidas a las actuales; pero el juego, en sí, e r a distinto: 4 reyes acompañados de alfil, caballo, t o r r e y peones. Se cree que de ahí pasó a Persia, en don-de se llamaba S h a t r a n g .

Se habla también de que el ajedrez f u e conocido en el antiguo Egipto, basándose en algunas pinturas encontradas en las t u m b a s de los faraones, pinturas que m u e s t r a n a dos personas jugando f r e n t e a un tablero con piezas como de ajedrez.

Además de a la India, se atribuye su invención a Egipto, Persia, China, Birmania, Grecia y se asegura que cuenta con u n a antigüedad m a y o r de los t r e s mil años.

Lo cierto es que en E u r o p a se introdujo entre los siglos V I y VII después de Cristo y era m u y común en muchos países europeos en el siglo X.

E n 1270 don Alfonso el Sabio escribió el " L I B R O D E LOS JUE-GOS" y dedica muchas páginas al ajedrez.

P o r esa época, la Edad Media, y a se jugaba casi como en la ac-tualidad, y las piezas t o m a r o n los nombres del persa: Pil, elefante, se convirtió en Alfil.

La reina: Firz, farzi, farzin (alferza), que quiere decir conseje-ro, ministro o general, solo se movía diagonalmente. E n el siglo XV comenzó a moverse como en la actualidad al convertirse en Reina o Dama.

A fines de la Edad Media se introdujo el Enroque, aunque los ju-gadores enrocaban de m u c h a s m a n e r a s (enroque libre): el Rey

ocu-paba el lugar de la T o r r e y viceversa; o cualquier casilla e n t r e la su-ya propia y la T o r r e con la que enrocaba. Este movimiento especial, único en que participan dos piezas al mismo tiempo se llama Enroque porque la T o r r e se llamaba R u k h o Rukeh (en español la T o r r e t a m -bién se llama Roque).

Se cuenta que T a m e r l á n era un fanático del ajedrez, aunque sien-do su inteligencia tan superior a la común de los mortales (en tosien-dos los tiempos hubo aduladores), solo jugaba el A J E D R E Z GRANDE, que constaba de 144 casillas, 12 x 12. E n la corte de Tamerlán y de los Califas de Bagdad, había jugadores árabes que jugaban "a la cie-ga". (Tamerlán, el conquistador t á r t a r o , vivió de 1336 a 1405).

España f u e el primer país qye tuvo escuela propia, f o r m a d a por ajedrecistas de f a m a mundial, como jugadores y escritores: L U C E N A (1499); DAMIANO (1512); RUY LOPEZ D E SEGURA (1561); sus contemporáneos Cerón, S a n t a María, Busnardo y Avalos mantuvie-ron dignamente, d u r a n t e muchos años, la supremacía de la escuela española f r e n t e a la italiana representada por Giovanni Leonardo da Curti (El Puttino) y Pablo Boi (El Siracusano) quienes por fin logra-ron d e r r o t a r a los españoles durante su estancia en E s p a ñ a de 1562 a 1575. L a serie sostenida por esos ajedrecistas, puede calificarse como el P R I M E R T O R N E O I N T E R N A C I O N A L .

De esa época son los libros de italianos: GIANUZIO (1599); SIL-VIO (1604 y 1634); C A R R E R A (1617); E L GRECO (1689). E s t e último, de origen humilde, conocido por " E L CALABRES", se gana-ba la vida jugando. P O L E R I O dejó también a la posteridad un intere-sante manuscrito del juego.

A mediados del siglo XVIII el á r a b e F E L I P E STAMMA, que publicó de 1735 al 45 " C I E N P A R T I D A S D E S E S P E R A D A S " , logró f a -ma de invencible, hasta que f u e derrotado por el francés F R A N C I S C O DANICAN FILIDOR en I n g l a t e r r a en 1747 por la anotación de 8 ga-nados, 1 perdido y 1 tablas. F I L I D O R jugó simultáneamente h a s t a 3 partidas "a la ciega" y dejó un magnífico libro de todos conocido, ti-tulado: ANALISIS D E L A J E D R E Z .

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D E L RIO. Dentro de esa escuela se distinguieron L O L L I y PONZIA-NI. El estilo de este último, aunque menos efectista que el de Filidor, era m á s delicado, y analizado, mucho m e j o r .

A principios de 1800, m u e r t o FILIDOR, llegó a ser considerado como el mejor jugador del mundo el f r a n c é s A L E J A N D R O DES-C H A P E L L E S (1780-1847), que tuvo e n t r e sus m á s f u e r t e s competi-dores al capitán EVANS, inventor del Gambito que lleva su nombre; A. MACDONNELL, P E R I G A L , COCHRANE y GUILLERMO LE-WIS, que venció a Deschapelles llevando de v e n t a j a peón y salida.

L A BOURDONNAIS, discípulo de Deschapelles, superó a su maestro y en 1843 se llevó al cabo el m a t c h L A BOURDONNAIS-MACDONNELL, que terminó 46 a 26 puntos en favor de L a Bour-donnais.

Muerto L a Bourdonnais quedó a la cabeza de los ajedrecistas franceses SAINT-AMANT, que f u e finalmente vencido por el inglés STAUNTON, quien f u e considerado a p a r t i r de ese m a t c h como el me-jor jugador del m u n d o h a s t a que en 1851 f u e vencido por ANDER-SSEN.

E n 1841 Staunton f u n d ó el primer periódico de ajedrez. También se atribuye a él la invención del estilo de piezas que llevan su nombre, también conocidas por: estilo inglés.

A N D E R S S E N f u e derrotado en 1857 por L O W E N T A L en el Tor-neo de Manchester y en 1858 por MORPHY.

P o r esa época hizo su aparición en el cielo ajedrecístico el creador de la Escuela Moderna: STEINITZ, reconocido umversalmente como el P R I M E R CAMPEON D E L MUNDO. Se coronó en enero de 1886, derrotando a ZUKERTORT. De entonces a la fecha, el m u n d o h a te-nido diez campeones:

1 STEINITZ, que perdió en 1894 c o n t r a

2 E M A N U E L LASKER, campeón durante 27 años, h a s t a que en 1921 perdió contra.

3 J O S E RAUL CAPABLANCA, h a s t a 1927, en que f u e vencido por

4 A L E J A N D R O A L E K H I N E , quien lo perdió en 1935 con

5 MAX EUWE, p a r a recuperarlo en 1937 h a s t a su muerte, que acaeció el 24 de marzo de 1946.

E n 1948 la F I D E organizó un torneo e n t r e los m e j o r e s jugadores del momento: BOTVINNIK, SMYSLOV, K E R E S , R E S H E -VSKY y EUWE, coronándose

6 M I J A I L BOTVINNIK, quien lo perdió temporalmente c o n t r a

7 VASSILY SMYSLOV en 1957; lo recuperó en 1958, p a r a per-derlo en 1960 contra

8 M I J A I L TAHL, a quien se lo a r r e b a t ó nuevamente en 1961, perdiéndolo definitivamente en 1963 contra

9 T I G R A N PETROSIAN, que en junio 17 de 1969 lo perdió con

10 BORIS SPASSKI.

Desde 1927, con el intervalo 1935-37 en que f u e campeón del mundo el holandés D r . Max Euwe, desde hace cuarenta años vienen dominando el p a n o r a m a mundial ajedrecístico los rusos, pues aun-que el Dr. Alejandro Aliojin (así dicen los rusos) f u e nacionalizado francés era r u s o de nacimiento y se f o r m ó jugador en Rusia.

¿Cuándo y a qué país le e s t a r á reservado el honor de a r r e b a t a r -les la supremacía? ¿A Estados Unidos con su joven G r a n Maestro Bobby Fischer?, a Checoeslovaquia con Vlastimil H o r t ? , ¿a Dina-marca con Bent Larsen, todos ellos jóvenes, yendo de subida?.

(11)

años. El campeón del mundo, Spasski, tiene 32 años y desde hace tres se dice de él que es el m e j o r jugador del orbe, lo que dejo probado en junio de este año al imponerse en 23 partidas a Tigrán Petrosian.

La URSS tiene 18 millones de ajedrecistas, hombres, m u j e r e s y niños. C u a t r o millones participan anualmente en torneos perfectamen-te organizados. N u e s t r a m e t a sería perfectamen-tener en los próximos cinco años, haciendo un poderoso esfuerzo, siquiera 1000 torneístas clasificados, y lograr por lo menos que t r e s ajedrecistas obtuvieran el título de Maes-t r o s InMaes-ternacionales. E n México h a y m a d e r a ; pero es indispensable y u r g e n t e pulirla.

Diciembre de 1969

J O S E R A U L CAPABLANCA, el g e n i o cubano que en 1921 s e c o r o -nara c a m p e ó n del m u n d o v e n c i e n d o al Dr. E m a n u e l Lasker, e n La Ha baña. Capablanca e s t á considerado como u n o de l o s m á s g r a n d e s j u g a -d o r e s -d e t o -d o s los t i e m p o s .

REGLAMENTO Y CODIGO

DEL

JUEGO DE AJEDREZ

(F. I. D. E.)

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años. El campeón del mundo, Spasski, tiene 32 años y desde hace tres se dice de él que es el m e j o r jugador del orbe, lo que dejo probado en junio de este año al imponerse en 23 partidas a Tigrán Petrosian.

La URSS tiene 18 millones de ajedrecistas, hombres, m u j e r e s y niños. C u a t r o millones participan anualmente en torneos perfectamen-te organizados. N u e s t r a m e t a sería perfectamen-tener en los próximos cinco años, haciendo un poderoso esfuerzo, siquiera 1000 torneístas clasificados, y lograr por lo menos que t r e s ajedrecistas obtuvieran el título de Maes-t r o s InMaes-ternacionales. E n México h a y m a d e r a ; pero es indispensable y u r g e n t e pulirla.

Diciembre de 1969

J O S E R A U L CAPABLANCA, el g e n i o cubano que en 1921 s e c o r o nara c a m p e ó n del m u n d o v e n c i e n d o al Dr. E m a n u e l Lasker, e n La H a bana. Capa blanca e s t á considerado como u n o de l o s m á s g r a n d e s j u g a -d o r e s -d e t o -d o s los t i e m p o s .

REGLAMENTO Y CODIGO

DEL

JUEGO DE AJEDREZ

(F. I. D. E.)

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Art. I

INTRODUCCION

El juego de ajedrez se ejecuta sobre una tabla cuadrada (TABLE-RO) entre dos adversarios, mediante el movimiento de las piezas.

Art. II

EL. T A B L E R O Y SU DISPOSICION

1.—El tablero se compone de 64 escaques o casillas iguales, alter-nativamente claros, (CASILLAS BLANCAS) y obscuros CASILLAS NEGRAS).

2.—El tablero se coloca e n t r e los dos jugadores de t a l modo que la casilla del ángulo a la derecha de cada jugador sea blanca.

3 — L a s ocho filas de casillas que van del lado m á s cercano de uno de los jugadores al lado m á s cercano del otro se llaman "COLUM-NAS".

4.—Las ocho filas de casillas que van de un lado al o t r o del ta-blero en ángulo recto con las columnas se denominan " F I L A S " o "LI-NEAS".

5.—Las filas de casillas del mismo color que, tocándose por los ángulos recorren diagonalmente el tablero, se llaman "DIAGONA-LES".

Art. III

LAS P I E Z A S Y SU COLOCACION

Al principiar el juego, uno de los jugadores dispone de 16 pie-zas claras ( P I E Z A S B L A N C A S ) y el o t r o de 16 piepie-zas obscuras

(PIEZAS N E G R A S ) .

L a s piezas son las siguientes;

(14)

L A S

P

Un R E Y blanco

U n a DAMA blanca

cuyo símbolo usual es

cuyo símbolo usual es

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A

S

Dos T O R R E S blancas

cuyo símbolo usual es

Dos A L F I L E S blancos

cuyo símbolo usual es

Dos CABALLOS blancos

cuyo símbolo usual es

Ocho P E O N E S blancos

Un R E Y negro

U n a DAMA negra

Dos T O R R E S n e g r a s

cuyo símbolo usual es

cuyo símbolo usual es

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cuyo símbolo usual es

Dos A L F I L E S negros

cuyo símbolo usual es

Dos CABALLOS negros

cuvo símbolo usual es

Ocho P E O N E S negros

cuyo símbolo usual es

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La posición inicial de las piezas sobre el tablero es la siguiente:

Art. IV

DE LA CONDUCCION D E LA P A R T I D A

1.—Ambos jugadores deben ejecutar alternativamente las juga-das efectuando u n a sola por turno. Inicia la p a r t i d a el jugador que tiene las piezas blancas.

2.—Se dice que le "TOCA E L T U R N O " a un jugador cuando le corresponde ejecutar la jugada.

Art. V

NOCIONES G E N E R A L E S D E LAS JUGADAS

1.—A excepción del enroque (Art. VI.) una " J U G A D A " es la transferencia de una pieza de una casilla a otra, libre u ocupada por una pieza del adversario.

(15)

El enroque se vuelve definitivamente imposible hacia ambos la-dos cuando el r e y h a y a sido movido; también es definitivamente im-posible efectuar el enroque con una t o r r e que y a h a y a sido movida.

El enroque se considera tem-poralmente impedido:

(a) Si la casilla inicial del rey, o la casilla sobre la que debe pasar o la que debe ocupar se encuen-t r a n amenazadas por alguna pieza del adversario;

Art. VI - 7 '

LA MARCHA INDIVIDUAL D E L A S P I E Z A S

E L R E Y t í !

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U A excépción de la j u g a d a denominada "enroque", el r e y solo puede ser trasladado de su casilja a u n a de las inmediatamente con-tiguas >que no se encuentre amenazada, es decir: en " J A Q U E " por

ána pieza c o n t r a r i a . . J V

" E N R O Q U E " es la"transferencia del rey completada por la translación de u n a torre, contándose ambos movimientos como una sola jugada del r e y que debe ejecutarse en la siguiente f o r m a : El rey abandona su casilla inicial p a r a ocupar en la misma fila u n a o la otra de las casillas m á s próximas del mismo color; en seguida, la torre hacia la cual el r e y se h a y a dirigido, pasa sobre él p a r a colocarse en la casilla sobre la cual h a y a pasado el rey.

(b) Si e n t r e el rey y la t o r r e hacia la cual se dirige se interpo-nen alguna o algunas piezas.

L A DAMA

L A T O R R E

La t o r r e puede moverse a lo

largo de las columnas o de las lí-neas sobre las cuales se encuentre.

(16)

E L A L F I L

El alfil se desplaza a lo largo de las diagonales sobre las cuales se encuentre. E n todos estos casos existe la excepción indicada por las limitaciones del Art. V.- 2.

E L CABALLO

El desplazamiento del caballo se compone de u n paso combinado en dos diferentes direcciones: se desplaza u n a sola casilla sobre la

co-lumna o la linea en que se encuentre, después, alejándose de la propia casilla de origen, se desplaza u n a movida m á s sobre una diagonal. De otro modo: avanza dos casillas en línea vertical y u n a horizontal o dos en línea horizontal y u n a vertical, pasando de u n a casilla blanca a una negra y viceversa.

LOS P E O N E S

El peón se desplaza únicamen-te avanzando:

(a) Exceptuando el caso de captura el peón puede avanzar des-de su casilla inicial uno o dos esca-ques libres sobre la columna que ocupa, después solo puede avanzar una casilla en cada movida

* E n el caso de captura, avanza a la casilla contigua a la propia pe-ro por u n a diagonal.

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(b) Un peón que amenaza u n a casilla que ha sido cruzada por un peón contrario que al ser desplazado desde su casilla inicial h a avanzado dos casillas puede t o m a r dicho peón pero solamente en la jugada inmediata siguiente como si el peón adversario hubiera sido avanzado una sola casilla; a esta c a p t u r a se le denomina "TOMA A L PASO".

(c) El peón que avanza h a s t a llegar a la octava línea debe ser cambiado de inmediato por una dama, una torre, un alfil o un caballo del mismo color, sin que deban tomarse en cuenta las piezas que aún queden sobre el tablero. A este cambio se le denomina coronación. L a acción de la pieza cambiada por el peón coronado es inmediata.

Art. VII

LA EJECUCION D E LAS JUGADAS

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(a) E n el caso de translación de u n a pieza a una casilla libre, cuando la m a n o del jugador h a soltado la pieza.

(b) E n una captura, cuando la pieza capturada h a sido quitada del tablero, y el jugador, después de h a b e r colocado su propia pieza en la nueva casilla la h a soltado de la mano.

(c) E n el enroque, cuando la m a n o del jugador h a soltado la to-r to-r e en la casilla sobto-repasada poto-r el to-rey. Cuando el jugadoto-r h a soltado el rey, la jugada todavía no se considera t e r m i n a d a pero el jugador ya no tiene derecho a e j e c u t a r u n a jugada distinta del enroque.

E n la coronación de u n peón cuando éste h a sido quitado del ta-blero y la m a n o del jugador h a soltado la nueva pieza en la casilla de coronación. Si el jugador ya h a soltado de su m a n o el peón llegado a la casilla de coronación, la jugada aun no se considera totalmente eje-cutada pero el jugador ya no tiene derecho de mover el peón a otra

casilla.

COMENTARIOS P A R A JUGADORES D E T O R N E O

E n el Art. VI. se aclara perfectamente que en el caso del enro-que primero debe moverse el r e y y después la t o r r e hacia la cual el rey se ha dirigido, la cual se coloca en la casilla rebasada por el rey.

E s t e concepto está confirmado también en el Art. VII. de este mismo reglamento. E n el congreso de la F. I. D. E . deJIS52^ue_pro-puesta la siguiente interpretación:

Aquel jugador que toque primero la torre, deberá moverla y ya no se le permitirá h a c e r el enroque con la misma.

Art. VIII

LA P I E Z A TOCADA

El jugador a quien le corresponde el t u r n o p a r a j u g a r puede aco-modar o r e a j u s t a r u n a o m á s piezas sobre el tablero siempre y cuan-previamente lo notifique a su adversario.

A excepción de este caso, si el que ha de j u g a r toca u n a o m á s piezas, deberá mover o c a p t u r a r la primera pieza tocada que pueda ser movida o capturada.

Si el adversario no reclama esta f a l t a antes de a su vez h a b e r tocado alguna pieza o si ninguna de las piezas tocadas puede ser mo-vida o capturada legalmente, dicha irregularidad queda «in castigo.

COMENTARIOS

Nada se dice de aquel a quien no corresponde la movida porque éste debe abstenerse de meter su m a n o al tablero y a las piezas.

Si un jugador desea a j u s t a r piezas en ausencia de su adversario, deberá, según la F. I. D. E. i n f o r m a r al director sobre sus intencio-nes. E n consecuencia es antiético aprovecharse de la ausencia del ad-versario p a r a tocar u n a pieza y luego no moverla, a pesar de que és-te podría permitirse no reclamar f a l t a en caso de e s t a r presenés-te.

El segundo p á r r a f o del A r t . VIII simplifica la antigua redacción del código de 1929, pero no modifica su significado. "Si el que h a de mover toca:

(a) Una pieza propia que puede ser movida, debe moverla.

(b) Una pieza del adversario que puede ser capturada, debe capturarla.

(c) Dos o más piezas, debe mover o c a p t u r a r la primera pieza tocada que pueda ser movida o capturada.

El t e r c e r p á r r a f o indica que la regla en relación con la pieza to-cada sólo se aplica en el caso de que el adversario haga la reclama-ción antes de, a su vez, haber tocado alguna pieza sobre el tablero.

(18)

im-(a) E n el caso de translación de u n a pieza a una casilla libre, cuando la m a n o del jugador h a soltado la pieza.

(b) E n una captura, cuando la pieza capturada h a sido quitada del tablero, y el jugador, después de h a b e r colocado su propia pieza en la nueva casilla la h a soltado de la mano.

(c) E n el enroque, cuando la m a n o del jugador h a soltado la to-r to-r e en la casilla sobto-repasada poto-r el to-rey. Cuando el jugadoto-r h a soltado el rey, la jugada todavía no se considera t e r m i n a d a pero el jugador ya no tiene derecho a e j e c u t a r u n a jugada distinta del enroque.

E n la coronación de u n peón cuando éste h a sido quitado del ta-blero y la m a n o del jugador h a soltado la nueva pieza en la casilla de coronación. Si el jugador ya h a soltado de su m a n o el peón llegado a la casilla de coronación, la jugada aun no se considera totalmente eje-cutada pero el jugador ya no tiene derecho de mover el peón a otra

casilla.

COMENTARIOS P A R A JUGADORES D E T O R N E O

E n el Art. VI. se aclara perfectamente que en el caso del enro-que primero debe moverse el r e y y después la t o r r e hacia la cual el rey se ha dirigido, la cual se coloca en la casilla rebasada por el rey.

E s t e concepto está confirmado también en el Art. VII. de este mismo reglamento. E n el congreso de la F. I. D. E . deJIS52^ue_pro-puesta la siguiente interpretación:

Aquel jugador que toque primero la torre, deberá moverla y ya no se le permitirá h a c e r el enroque con la misma.

Art. VIII

LA P I E Z A TOCADA

El jugador a quien le corresponde el t u r n o p a r a j u g a r puede aco-modar o r e a j u s t a r u n a o m á s piezas sobre el tablero siempre y cuan-previamente lo notifique a su adversario.

A excepción de este caso, si el que ha de j u g a r toca u n a o m á s piezas, deberá mover o c a p t u r a r la primera pieza tocada que pueda ser movida o capturada.

Si el adversario no reclama esta f a l t a antes de a su vez h a b e r tocado alguna pieza o si ninguna de las piezas tocadas puede ser mo-vida o capturada legalmente, dicha irregularidad queda «in castigo.

COMENTARIOS

Nada se dice de aquel a quien no corresponde la movida porque éste debe abstenerse de meter su m a n o al tablero y a las piezas.

Si un jugador desea a j u s t a r piezas en ausencia de su adversario, deberá, según la F. I. D. E. i n f o r m a r al director sobre sus intencio-nes. E n consecuencia es antiético aprovecharse de la ausencia del ad-versario p a r a tocar u n a pieza y luego no moverla, a pesar de que és-te podría permitirse no reclamar f a l t a en caso de e s t a r presenés-te.

El segundo p á r r a f o del A r t . VIII simplifica la antigua redacción del código de 1929, pero no modifica su significado. "Si el que h a de mover toca:

(a) Una pieza propia que puede ser movida, debe moverla.

(b) Una pieza del adversario que puede ser capturada, debe capturarla.

(c) Dos o más piezas, debe mover o c a p t u r a r la primera pieza tocada que pueda ser movida o capturada.

El t e r c e r p á r r a f o indica que la regla en relación con la pieza to-cada sólo se aplica en el caso de que el adversario haga la reclama-ción antes de, a su vez, haber tocado alguna pieza sobre el tablero.

(19)

im-presión de que este p á r r a f o legaliza el hecho de r e g r e s a r movidas, lo cual es falso, ya que este asunto se t r a t a por separado en el Art. VII. Cuando un jugador ha concluido u n a movida legal sin que su adver-sario h a y a reclamado violación a las reglas de la pieza tocada, el ar-tículo VIII nada tiene que ver en el asunto. L a movida concluida de-be quedarse tal como está, y si el jugador la regresa está violando el Art. VII. Su adversario no puede condonar esta violacion m el hecho de no reclamarla puede legalizarla.

Art. IX

POSICIONES I R R E G U L A R E S

1 s i d u r a n t e el curso de una partida se advierte que alguna ju-gada f u e ejecutada en f o r m a irregular, se reconstruirá la partida h a s t a la posición alcanzada antes de la jugada irregular, desde donde deberá continuar la p a r t i d a aplicándose las disposiciones del Art. VIII, p a r a d e t e r m i n a r la jugada que deberá sustituir a la irregular.

Si no se puede reconstruir tal posición, se anulará la p a r t i d a de-biendo jugarse u n a nueva.

2 _ S i d u r a n t e el curso de una partida, una o m a s piezas h a n si-do accidentalmente desplazadas o colocadas incorrectamente, la po-sición se reconstruirá a la anterior a la irregularidad y deberá con-t i n u a r la parcon-tida. Si la posición correccon-ta no puede reconscon-truirse, se a n u l a r á la partida y se j u g a r á u n a nueva.

3 . Si después de u n a suspensión la posición se reconstruye in-correctamente, deberá reconstruirse correctamente la alcanzada en el momento de la suspensión y se continuará la partida.

4.—Si d u r a n t e u n a partida se comprueba que la posición inicial de las piezas e r a incorrecta, se a n u l a r á la partida y se j u g a r á una nueva.

5.—Si d u r a n t e la partida se comprueba que la posición del table-r o estaba equivocada, la posición alcanzada potable-r las piezas se ttable-rans- trans-f e r i r á a un tablero correctamente colocado y se continuará la partida.

COMENTARIOS

Las cinco secciones del artículo noveno f u e r o n incorporadas al Reglamento en el Congreso de la F. I. D E. de 1953, en sustitución de las reglas que p a r a posiciones ilegales se adoptaron en el congreso de 1952.

E n la anterior versión de la primera sección, una movida ilegal no se podía ni debía corregir si cualquiera de los jugadores y a había ejecutado su siguiente movida. Hubo violentas objeciones a esta re-gla ante la evidencia de que la misma encauzaba a hacer t r a m p a s y de paso hasta premiaba a los tramposos. A f o r t u n a d a m e n t e f u e abo-lida de inmediato.

Ahora la ley ordena que la movida ilegal debe corregirse siem-pre y cuando se localice antes de t e r m i n a r la partida. La partida después de terminada no puede ser afectada por ley alguna, y si al-gunas movidas ilegales se hicieron en ella, así se quedan.

En el caso de la sección 2 del artículo IX, aun no habiendo mo-vida ilegal de por medio, la interpretación del Manual Oficial del Aje-drez ( O F F I C I A L CHESS H A N D BOOK) de Harkness, dice que al continuar la partida deberá aplicarse el Art, VIII a la primera movi-da. Sin embargo, la opinión general no coincide con la anterior por-que un jugador por-que en una posición por-que a la postre resulte adultera-da contesta con una moviadultera-da que considera adecuaadultera-da a la posición, al corregir la misma puede resultar que la pieza que a n t e r i o r m e n t e ha-bía movido, no le convenga moverla, pero como f u e tocada deberá hacerlo según la interpretación de Harkness.

E n casos de discusión a este respecto deberán t o m a r s e en cuen-ta todas las circunscuen-tancias, y sólo el fallo imparcial del director pue-de pue-decidir; mientras tanto, corresponpue-de a la F . I. D. E . d a r su últi-ma palabra sobre este asunto dando su propia interpretación a esta sección.

(20)

Debe enfatizarse que estas reglas sólo son aplicables a la partida antes de que haya terminado, m i e n t r a s que después de t e r m i n a d a nin-guna irregularidad se debe corregir.

Sin embargo, en juegos adjudicados la F. I. D. E . establece que el juego no t e r m i n a sino h a s t a que el adjudicador h a y a dado su deci-sión.

Art. X E L J A Q U E

1.—El rey está en jaque cuando la casilla que ocupa está ame-nazada por u n a pieza adversaria; se dice entonces que ésta da jaque al rey.

2.—El jaque debe evadirse con la jugada inmediata siguiente. Si el jaque es imparable se denomina mate. (Véase el Art. X I sección p r i m e r a ) .

3.—Una pieza que intercepta (cubre) un j a q u e al r e y de su pro-pio color, puede, a su vez, dar j a q u e al r e y contrario.

Art. X I

LA P A R T I D A GANADA

1.—Un jugador gana la p a r t i d a cuando da jaque m a t e al rey adversario.

2.—Una partida se considera ganada por un jugador cuando su adversario le declara que la abandona, es decir; que se rinde.

Art. XII

LA P A R T I D A E M P A T A D A

La partida se considera e m p a t a d a :

1.—Cuando el jugador a quien le corresponde el turno, no es-tando en jaque su rey, no puede ejecutar jugada legal alguna. Se dice entonces que el r e y está "AHOGADO".

2.—Por m u t u o acuerdo e n t r e los dos adversarios.

3.—A petición de uno de los jugadores, cuando se ha repetido tres veces la misma posición d u r a n t e las cuales, al mismo jugador le corresponde el turno. El derecho de exigir el e m p a t e compete ex-clusivamente al jugador.

(a) Que se encuentra en condiciones de ejecutar una jugada que conduce a la t e r c e r a repetición de la posición y que declara pre-viamente su intención de e j e c u t a r tal jugada.

(b) Que debe responder a una jugada con la cual se ha repetido por tercera vez la posición, siempre y cuando no h a y a ejecutado su siguiente jugada. Un jugador que no h a reclamado el empate b a j o las condiciones previstas en (a) y (b) y ha ejecutado su siguiente juga-da perdiendo el derecho de exigir el empate, readquiere tal derecho si la posición se vuelve a p r e s e n t a r y le corresponde el t u r n o al pro-pio jugador. Además, un jugador que de acuerdo con (a) ha reclama-do tablas y se le comprueba que estaba equivocareclama-do, queda obligareclama-do a ejecutar la movida anunciada.

4.—Cuando el jugador a quien le corresponde el t u r n o demuestra que de una y otra p a r t e se h a n ejecutado por lo menos 50 jugadas sin que se haya efectuado captura alguna y sin que se h a y a movido algún peón.

El número de 50 jugadas puede ser aumentado en algunas ciones a condición de que t a n t o el número de jugadas como la posi-ción específica h a y a n sido claramente establecidos antes del comien-zo de la competencia.

27

(21)

SEGUNDA P A R T E

NORMAS S U P L E M E N T A R I A S P A R A C O M P E T E N C I A S

Art. XIII

LA ANOTACION D E L A P A R T I D A

1 . ^ - D u r a n t e el juego, cada jugador está obligado a a n o t a r la partida (tanto sus propias jugadas como las de su adversario) juga-da por jugajuga-da en la f o r m a m á s legible y clara posible, en el formula-rio apropiado p a r a el evento.

2.—Si un jugador llega a encontrarse en la evidente imposibili-dad de cumplir con la obligación contenida en la sección 1 de este artículo por encontrarse apremiado de tiempo; deberá sin embar-go esforzarse por a n o t a r en su formulario aunque sea el nume-ro de jugadas ejecutadas; penume-ro t a n pnume-ronto como las dificultades cau-sadas por el apremio de tiempo h a y a n pasado, está en la imprescin-dible obligación de completar inmediatamente sus anotaciones, con la indicación de las jugadas antes omitidas. Sin embargo, no t e n d r á derecho a presentar, basándose en lo dispuesto por el Art. XII-3, pe-tición alguna de empate, en la cual figuren jugadas q u e ' n o h a y a n si-do anotadas o p o r t u n a m e n t e de acuersi-do con las disposiciones de la sección 1 de este artículo.

COMENTARIOS AL A r t . XIII

El nuevo A r t . XIII pone en claro que un jugador extremadamen-t e apremiado por el extremadamen-tiempo, puede por el momenextremadamen-to omiextremadamen-tir la anoextremadamen-ta- anota-ción y en su lugar colocar sencillamente u n a m a r c a (paloma) en el número correspondiente a la jugada omitida en su planilla, y ni si-quiera eso se le exige, aunque sí debería esforzarse por hacerlo. E n la práctica, a p a r t e de perder su derecho a reclamar las tablas por re-petición de jugadas, ninguna o t r a pena se le aplica al jugador que, por estar e x t r e m a d a m e n t e apremiado de tiempo omite momentánea-mente la anotación de sus jugadas, aunque ni siquiera las indique

con marcas. Sin embargo el cuerpo Legislativo de la F. I. D. E . dio en 1959 una importante interpretación al Art. XIII de la m a n e r a si-guiente:

"1.—Las palabras " E X T R E M A D A M E N T E A P R E M I A D O D E TIEMPO", del Art. XII-2, no pueden ser definidas con precisión. E s cuestión del director (àrbitro) decidir (considerando el tiempo que quede en el reloj, el n ú m e r o de jugadas que falten p a r a el primer control de tiempo que siga y el carácter de la posición en el momen-to) si tales palabras son o no aplicables a la situación específica de ese jugador. E n estos casos lo único que vale es la opinión del àrbi-tro. Si este considera que dichas palabras no son aplicables a esa si-tuación, puede requerir al jugador a que a n o t e sus movidas de acuer-do con el Art. XIII-1. Si el jugaacuer-dor se rehusa a hacerlo, el à r b i t r o puede declarar perdida la partida por dicho jugador en los términos del Art. XVII-4".

"2.—Si el àrbitro ordena al jugador que a n o t e las movidas y el jugador declara que no lo puede hacer sin consultar la planilla de su adversario, la solicitud de la misma deberá ser hecha por el àrbitro, quien estimará si la anotación puede completarse antes del tiempo de control sin molestar al adversario. E s t e no puede r e h u s a r s e a pres-tar la hoja por dos razones: (a) Porque la f o r m a corresponde a los organizadores y (b) P o r q u e el jugador que h a sido requerido a com-pletar sus anotaciones lo tiene que hacer en su propio tiempo de jue-go".

"3.—En los demás casos las anotaciones solo pueden completar-se después del control de tiempo. P a r a entonces h a y 2 posibilidades:

(a) sólo un jugador tiene incompleta la anotación, en cuyo caso, és-te és-tendrá que completarla en su propio tiempo de juego, y (b) ambos jugadores tienen incompleta su anotación en cuyo caso se detienen los dos relojes hasta que las dos f o r m a s estén al corriénte. Si se hi-ciere necesario podrán utilizar otro tablero con piezas p a r a ir repro-duciendo las posiciones pero solamente b a j o el control del àrbitro, quien de antemano h a b r á anotado la posición final".

(22)

Art. XIV

D E LA UTILIZACION D E L R E L O J

1 —Cada jugador debe e j e c u t a r determinado n ú m e r o de jugadas en determinado período de tiempo, debiendo establecerse previamen-te a la iniciación de la compepreviamen-tencia, estos dos factores.

2.—El control del tiempo de cada jugador se efectúa mediante un reloj provisto de un dispositivo especial.

3.—A la hora f i j a d a p a r a la iniciación de la partida, se pone en movimiento el reloj del jugador a quien corresponden las blancas. En seguida, cada jugador, después de haber ejecutado una jugada, debe detener su propio reloj y poner en movimiento el de su adversario.

4.—A1 completar el número prescrito de jugadas, la última de ellas no puede considerarse concluida sino h a s t a que el jugador haya detenido su reloj.

5 . Las indicaciones proporcionadas por el reloj o su dispositivo se consideran definitivamente válidas a menos que existan defectos evidentes bien sea en el reloj o en su dispositivo, pero el jugador que pretenda hacer comprobar alguno de esos defectos, deberá hacerlo en el momento en que se h a y a dado cuenta del mismo.

6.—Si la partida tiene que interrumpirse por alguna causa no imputable a alguno de los dos jugadores, los relojes deben ser dete-nidos h a s t a que se elimine la causa. Esto debe hacerse por ejemplo en el caso de que deba corregirse una posición irregular, cuando ha-ya que cambiar un reloj defectuoso o cuando la pieza por la que un jugador manifiesta que desea cambiar u n peón que h a llegado a la octava línea p a r a su coronación, no se encuentra disponible de inme-diato.

7.—En el caso indicado en el artículo I X - 1 y 2, cuando no es po-sible determinar el tiempo empleado por cada uno de ellos h a s t a ese momento, u n tiempo proporcional al indicado por los relojes deberá asignarse a cada jugador. P o r ejemplo: después de la movida núme-ro 30 del negnúme-ro se descubre u n a irregularidad cometida en la movida

número 20. Si después de la jugada 30 los relojes indican respectiva-mente una h o r a y media p a r a el blanco (noventa minutos), y una hora p a r a el negro (60 minutos), debe concluirse que el tiempo em-pleado por ambos jugadores p a r a las primeras 20 movidas f u e pro-porcional por lo t a n t o :

90 X 20

30 son 60 minutos p a r a el blanco y

60 X 20

30 son 40 minutos p a r a el negro.

COMENTARIOS AL Art. XIV

La F.I.D.E. ha reglamentado que llegada la hora en que deba co-menzar la partida, se ponga en m a r c h a el reloj del blanco, aunque ambos jugadores estén ausentes.

Se le pidió a la F.I.D.E. su interpretación al Art. XIV-4 sobre la parte siguiente que parecía algo obscura y que había suscitado algu-nas discusiones: La última movida f u e m a t e y la bandera del reloj cayó después de que este jugador había soltado la pieza que produ-jo el mate. Se le preguntó si este jugador completó o no su movida o si perdió por tiempo.

(23)

repeti-ción de posirepeti-ción conforme al Art. XH-3. P o r lo t a n t o si la movida en cuestión f u e mate, en los términos descritos, el jugador que dio mate ha ganado la partida, o si dicha movida motivó las tablas en los tér-minos descritos, la partida es tablas, y el hecho de que uno u otro reloj h a y a seguido caminando carece de importancia.

Ordinariamente el director e n c o n t r a r á suficientes datos p a r a de-cidir sobre cualquier cuestión en relación con el Art. XIV-4, y de in-mediato se d a r á cuenta si la última movida f u e hecha dentro del lí-mite de tiempo aunque h a y a estado ausente en el preciso momento de su ejecución. La bandera del reloj y el formulario del jugador son usualmente evidencia suficiente p a r a f o r m u l a r u n a decisión. Sin em-bargo, de acuerdo con lo antes dicho, un jugador puede h a b e r con-cluido su movida de acuerdo con el artículo VII la cual h a y a condu-cido al m a t e o al empate, y que su bandera h a y a caído a n t e s o des-pués de soltar la pieza movida, en cuyo caso no es posible adivinarlo y p a r a saberlo solamente sería posible estando presente. P o r t a l mo-tivo, el director del torneo deberá asegurarse de que nunca falte su presencia p a r a atestiguar las últimas movidas de jugadores que apre- I miados por el tiempo tengan la posibilidad de llegar a un mate, un e m p a t e o una reclamación de tablas por repetición de jugadas.

Con respecto a la sección No. 5, cada jugador es responsable de que los relojes funcionen correctamente. Cada uno debe asegurarse de que al pisar el botón, su propio reloj se detenga m i e n t r a s el de su adversario se pone en movimiento.

También debe cerciorarse de que los relojes guarden u n tiempo razonablemente exacto y que las banderitas funcionen correctamente.

Cualquier demora en r e p o r t a r un defecto del reloj no puede re-mediarse a base de a j u s t a r los tiempos ya registrados. Si un jugador pretende exigir que su reloj se atrase o el de su adversario se ade-lante, debe rechazarse su proposición. (En el Match de EE.UU. con-t r a la U.R.S.S. de 1954, Reshevsky pedía que el reloj de Smislov, su contrincante, se a j u s t a r a porque había permanecido párado durante 35 minutos. N a t u r a l m e n t e , su pretensión f u e rechazada).

Sin embargo, si el director se da cuenta de que los relojes no es- ¡

tán funcionando perfectamente deberá p a r a r la p a r t i d a y sólo conti-nuarla cuando éstos h a y a n sido reparados o substituidos t o m a n d o en cuenta los tiempos registrados por los relojes defectuosos al tiempo de la interrupción. Ningún a j u s t e de tiempo debe hacerse. Además debe t o m a r s e en cuenta que esta intervención del director es apli-cable únicamente en el caso de que los relojes estén descompuestos. Bajo ninguna circunstancia deberá el director (o cualquiera otra per-sona) llamar la atención al hecho de que un jugador se olvidó de pi-sar el botón de su reloj.

E n la sección 6 del artículo XIV hay una p a r t e que dice: "los re-lojes deben ser d e t e n i d o s . . . " Nótese que los jugadores no tienen el derecho de p a r a r los relojes d u r a n t e el curso de una partida, este le corresponde exclusivamente al director. El único caso en que el ju-gador puede y debe p a r a r los relojes, es el de partida suspendida a que se refiere el Art. XV-1.

Art. XV

DE LA SUSPENSION D E LA P A R T I D A

1.—Cuando transcurrido el tiempo determinado p a r a juego, la partida aun no ha terminado, el jugador a quien le corresponde el turno, debe a n o t a r en su formulario de m a n e r a clara, íntegra y pre-cisa, la jugada que pretende ejecutar, luego deberá colocar dentro de un sobre suministrado p a r a el caso, t a n t o su formulario como el de su adversario, sellar el sobre y p a r a r los relojes. Si el jugador ha ejecutado su movida sobre el tablero, deberá sellar esa misma movi-da en su formuario.

2. E n la carátula del sobre deben indicarse:

(a) los nombres de ambos jugadores.

(b) la posición producida inmediatamente antes de la movida sellada.

(24)

ción de posición conforme al Art. XH-3. P o r lo t a n t o si la movida en cuestión f u e mate, en los términos descritos, el jugador que dio mate ha ganado la partida, o si dicha movida motivó las tablas en los tér-minos descritos, la partida es tablas, y el hecho de que uno u otro reloj h a y a seguido caminando carece de importancia.

Ordinariamente el director e n c o n t r a r á suficientes datos p a r a de-cidir sobre cualquier cuestión en relación con el Art. XIV-4, y de in-mediato se d a r á cuenta si la última movida f u e hecha dentro del lí-mite de tiempo aunque h a y a estado ausente en el preciso momento de su ejecución. La bandera del reloj y el formulario del jugador son usualmente evidencia suficiente p a r a f o r m u l a r u n a decisión. Sin em-bargo, de acuerdo con lo antes dicho, un jugador puede h a b e r con-cluido su movida de acuerdo con el artículo VII la cual h a y a condu-cido al m a t e o al empate, y que su bandera h a y a caído a n t e s o des-pués de soltar la pieza movida, en cuyo caso no es posible adivinarlo y p a r a saberlo solamente sería posible estando presente. P o r t a l mo-tivo, el director del torneo deberá asegurarse de que nunca falte su presencia p a r a atestiguar las últimas movidas de jugadores que apre- I miados por el tiempo tengan la posibilidad de llegar a un mate, un e m p a t e o una reclamación de tablas por repetición de jugadas.

Con respecto a la sección No. 5, cada jugador es responsable de que los relojes funcionen correctamente. Cada uno debe asegurarse de que al pisar el botón, su propio reloj se detenga m i e n t r a s el de su adversario se pone en movimiento.

También debe cerciorarse de que los relojes guarden u n tiempo razonablemente exacto y que las banderitas funcionen correctamente.

Cualquier demora en r e p o r t a r un defecto del reloj no puede re-mediarse a base de a j u s t a r los tiempos ya registrados. Si un jugador pretende exigir que su reloj se atrase o el de su adversario se ade-lante, debe rechazarse su proposición. (En el Match de EE.UU. con-t r a la U.R.S.S. de 1954, Reshevsky pedía que el reloj de Smislov, su contrincante, se a j u s t a r a porque había permanecido párado durante 35 minutos. N a t u r a l m e n t e , su pretensión f u e rechazada).

Sin embargo, si el director se da cuenta de que los relojes no es- ¡

tán funcionando perfectamente deberá p a r a r la p a r t i d a y sólo conti-nuarla cuando éstos h a y a n sido reparados o substituidos t o m a n d o en cuenta los tiempos registrados por los relojes defectuosos al tiempo de la interrupción. Ningún a j u s t e de tiempo debe hacerse. Además debe t o m a r s e en cuenta que esta intervención del director es apli-cable únicamente en el caso de que los relojes estén descompuestos. Bajo ninguna circunstancia deberá el director (o cualquiera otra per-sona) llamar la atención al hecho de que un jugador se olvidó de pi-sar el botón de su reloj.

E n la sección 6 del artículo XIV hay una p a r t e que dice: "los re-lojes deben ser d e t e n i d o s . . . " Nótese que los jugadores no tienen el derecho de p a r a r los relojes d u r a n t e el curso de una partida, este le corresponde exclusivamente al director. El único caso en que el ju-gador puede y debe p a r a r los relojes, es el de partida suspendida a que se refiere el Art. XV-1.

Art. XV

DE LA SUSPENSION D E LA P A R T I D A

1.—Cuando transcurrido el tiempo determinado p a r a juego, la partida aun no ha terminado, el jugador a quien le corresponde el turno, debe a n o t a r en su formulario de m a n e r a clara, íntegra y pre-cisa, la jugada que pretende ejecutar, luego deberá colocar dentro de un sobre suministrado p a r a el caso, t a n t o su formulario como el de su adversario, sellar el sobre y p a r a r los relojes. Si el jugador ha ejecutado su movida sobre el tablero, deberá sellar esa misma movi-da en su formuario.

2. E n la carátula del sobre deben indicarse:

(a) los nombres de ambos jugadores.

(b) la posición producida inmediatamente antes de la movida sellada.

(25)

(d) El nombre del jugador que selló la movida y el número or-dinal de ésta.

3. El sobre deberá ser cuidadosamente custodiado.

COMENTARIOS AL Art. XV

Al t e r m i n a r s e la sesión de juego se avisa a los jugadores que el juego debe cesar: el Director y sus ayudantes se van entonces table-ro por tabletable-ro revisando las partidas no terminadas. E n cada tabletable-ro donde el número prescrito de movidas h a y a sido completado, se le entrega un sobre apropiado al jugador a quien le corresponde el tur-no y «e le instruye p a r a que selle su movida. Debe tenerse mucho cui-dado de que la movida sellada sea correctamente anotada, la anota-ción no debe ser t a n breve que resulte ambigua, lo cual bien podría causar al jugador que la anota graves perjuicios.

L a s copias, al carbón de los formularios no deberán incluirse den-t r o del sobre sellado.

A p a r t e de la información en la lista del artículo XV-2, es muy conveniente a g r e g a r la f e c h a y h o r a en que la partida deberá reanu-darse y p a r a asegurarse de que ambos jugadores están enterados de los detalles escritos en la carátula del sobre y de acuerdo con ellos, el Director debe pedirles que f i r m e n el sobre. Luego el mismo debe

custodiar el sobre h a s t a la reanudación de la partida.

A r t . XVI

L A REANUDACION D E L A P A R T I D A

1 — E n el momento de la reanudación se reconstruirá sobre el tablero la posición alcanzada en el momento de la suspensión y se determinará en los respectivos relojes de los contrincantes el tiempo empleado por cada uno de ellos h a s t a el momento de suspenderse la

partida.

2.—El sobre solamente se a b r i r á cuando el jugador a quien le

corresponde el t u r n o (esto es, el jugador que debe contestar a la vida sellada) se encuentre presente, y su reloj se pondrá en movi-miento luego que la jugada sellada se ejecute sobre el tablero.

3.—Si el jugador a quien corresponde el t u r n o se encuentra au-sente en el momento de la reanudación, se pondrá en m a r c h a el reloj pero el sobre sólo se a b r i r á cuando h a y a llegado.

4.—Si se encuentra ausente el jugador que selló la jugada secre-ta, el jugador a quien corresponde el t u r n o no se encuentra obligado a contestar sobre el tablero a la jugada sellada, sino que tiene t a m bién el derecho de escribir su propia jugada de respuesta en su f o r -mulario, colocarlo dentro de un sobre, detener su reloj y poner en marcha el de su adversario.

5.—Si el sobre que contiene la movida sellada en el momento de la suspensión se ha extraviado, y no es posible, mediante acuerdo de los jugadores, restablecer la posición y los tiempos empleados duran-te la partida suspendida o si por cualquier otro motivo no puede resta-blecerse la posición y los tiempos empleados, la partida deberá anu-larse y jugarse una nueva en lugar de la que había sido suspendida.

Si se ha extraviado el sobre que contiene la jugada secreta en el caso previsto en el precedente 4, la partida debe r e a n u d a r s e a p a r t i r de la posición existente al m o m e n t o de la suspensión y con los tiem-pos empleados h a s t a ese momento.

6.—Si en el m o m e n t o de la reanudación h a n sido determinados incorrectamente los tiempos empleados y uno de los jugadores lo ha-ce comprobar antes de e f e c t u a r su primera jugada, el e r r o r debe ser rectificado, pero si en ese momento no se comprueba el e r r o r la p a r -tida continuará sin dicha corrección.

COMENTARIOS A L Art. XVI

(26)

A r t . XVII

LA P E R D I D A D E LA P A R T I D A Un jugador pierde la p a r t i d a ;

1.—Cuando no h a completado el número prescrito de jugadas en el tiempo establecido.

2.—Cuando se presenta ante el tablero con m á s de u n a h o r a de r e t r a s o .

3.—Quien h a sellado una movida cuya significación real es im-posible establecer.

4.—Cuando d u r a n t e el curso de la partida se r e h u s a a obedecer o aplicar el p r e s e n t e reglamento de juego.

COMENTARIOS A L A r t . XVII

Si ambos jugadores se presentan a n t e el tablero con m á s de una h o r a de r e t r a s o o si ambos se r e h ú s a n a obedecer y aplicar el presen-te reglamento, la p a r t i d a debe declararse perdida p a r a ambos.

L a F. I. D. E. indica que un jugador pierde la partida por tiem-po si llega con m á s de una h o r a de r e t r a s o t a n t o al principiar como al reanudarla y que si ambos se r e t r a s a n m á s de una h o r a ambos pier-den por tiempo.

Cuando el j u g a d o r que selló la jugada secreta no se presenta a la h o r a de reanudación m i e n t r a s su adversario sí se presenta y que después de una h o r a aún sigue ausente el primero, pierde el juego a menos que h a y a sido previamente decidido por u n a de las siguientes circunstancias:

(a) el jugador ausente ganó la p a r t i d a porque la jugada sellada f u e m a t e .

(b) el jugador ausente empató la partida porque su movida se-llada produjo tablas por ahogo.

(c) el jugador que está presente había perdido la p a r t i d a confor-me al A r t . 17-1 por h a b e r excedido el límite de tiempo antes de com-pletar el número prescrito de jugadas.

E s t a interpretación de la F. I. D. E. confirma la regla básica de que cualquier cosa que ocurra después de t e r m i n a d a la partida, carece de importancia en relación con la misma.

Se p r e g u n t ó a la F. I. D. E. si un jugador podía p e r d e r por tiem-po cuando la tiem-posición era tal, que no f u e r a tiem-posible llegar al mate, no importa como se jugase.

El comité respectivo contestó que un j u g a d o r que no completa el número prescrito de jugadas en el tiempo límite pierde por tiempo y agregó que el hecho de A N U N C I A R mate, o j a q u e perpetuo o aho-go, no tiene estabilidad legal y si el adversario no se rinde o no con-viene en que la p a r t i d a sea tablas, las movidas que conduzcan al mate, al ahogo o a la repetición de posición deben hacerse sobre el t a -blero. Un jugador no se salva de la pérdida de la partida con sólo anunciar las movidas que intenta ejecutar, aunque ellas conduzcan al mate o al e m p a t e fortuito, sino que la única salvación es ejecutando dichas movidas sobre el tablero dentro del límite de tiempo.

L a t e r c e r a sección del artículo XVII, f u e enmendada en 1965, siendo actualmente tal como se indicó antes.

L a versión de esta misma sección a n t e r i o r m e n t e e r a la siguien-te:

"Cuando su jugada secreta es ilegal o de tal m a n e r a imprecisa, que imposibilite d e t e r m i n a r su significado real".

(27)

Hace algún tiempo se le pidió a la F.I.D.E. u n a interpretación a la sección 3 del Art. XVII pero se negó a hacerlo. El comité sostuvo que compete a los directores de torneo decidir lo necesario de acuer-do a las circunstancias en cada caso particular. A la única conclusión a que se llegó f u e que los directores debían hacer caso omiso de la letra de la sección 3 y u s a r su propio criterio. Se le propuso esto a la F.I.D.E. u n a semana antes del congreso de 1965 y como resultado se obtuvo la nueva l e t r a de esta sección. La nueva versión concede mu-cho m a y o r amplitud al criterio del árbitro y legaliza la anterior in-terpretación de la F.I.D.E. Sin embargo, al u s a r su criterio, el direc-t o r solamendirec-te permidirec-tirá la corrección de una movida sellada que re-sulte ilegal, imposible o ambigua, en caso de que la intención del ju-gador sea evidente.

P o r ejemplo: Si un jugador sella la movida A-5CD, que es impo-sible, el director, usando su criterio puede decidir que el jugador in-tentó A-5CR, o si u n jugador sella la movida R-1A, siendo ilegal, el director puede decidir que el jugador quiso escribir R-1C, siempre y cuando esta sea la única movida legal del rey. Sin embargo, el direc-t o r debe declarar perdida la pardirec-tida a un jugador que h a y a sellado una movida ilegal ambigua o imposible cuando no sea absolutamente evidente la intención del jugador, sino que se requiera u n a interpre-tación basada en la habilidad ajedrecística del director. P o r ejemplo: Un jugador en un torneo reciente selló la siguiente movida ambigua: A-D sin especificar el n ú m e r o de la casilla que en la columna de da-m a debía ocupar el alfil. E n la posición suspendida el alfil podía ir a 6D y a 8D siendo ambas movidas legales, posibles y lógicas. P a r a po-der decidir cual casilla e r a la intentada por el jugador se requería un análisis del director. Este no supo que hacer y le permitió al jugador decidir a cual de las dos casillas debía ir el alfil permitiéndole seguir el juego. Indiscutiblemente éste f u e un grave e r r o r del director. El jugador debió descalificarse y declarársele perdida esa partida.

Art. X V I I (A.)

L A PROPOSICION D E TABLAS

1.—La proposición de tablas debe ser hecha por el jugador cuan-do acaba de hacer su jugada. Luego de proponer las tablas, p a r a su

reloj y pone en m a r c h a el del adversario. Este último puede aceptar la proposición o puede bien sea verbalmente o por medio de e j e c u t a r su movida, rechazarla. D u r a n t e ese intervalo, el jugador que hizo la proposición no puede retirarla.

2.—Si un jugador exige tablas al a m p a r o del Art. XII-3, su re-loj debe seguir en m a r c h a h a s t a que el director h a y a verificado la le-gitimidad de la reclamación.

Si la reclamación era correcta el juego es tablas. Si la reclama-ción resulta ser incorrecta, el juego continuará, a menos que el re-clamante, d u r a n t e ese intervalo, haya rebasado el límite de tiempo; en cuyo caso, el juego se declarará perdido por él.

Aunque la regla de las 30 movidas p a r a proponer las tablas f u e repelida por el congreso de 1964 de todos modos se espera que los di-rectores impongan castigos a jugadores encontrados " i n f r a g a n t i " de violaciones a los principios morales del juego. E n casos extremos el castigo puede llegar a la pérdida de la partida.

ART. XVII D E L COMPORTAMIENTO D E LOS J U G A D O R E S

(a) D u r a n t e el curso de u n a partida se prohibe a los jugadores servirse de apuntes, bien sea manuscritos o impresos y hacer uso de otro tablero p a r a analizar la partida. También se les prohibe a los jugadores r e c u r r i r a la opinión de terceros y hacerse aconsejar, en cualquier f o r m a .

(b) Tampoco se permite análisis alguno de la partida dentro de la sala de juego, t a n t o d u r a n t e la partida cuanto d u r a n t e el período de suspensión.

(c) E s t á prohibido distraer o p e r t u r b a r en cualquier f o r m a al adversario.

(28)

COMENTARIOS A L A r t . XVIII

E s t a s reglas comunes y corrientes se circunscriben a lo esencial dejando al director y a los jugadores decidir qué es lo que debe con-siderarse buena o mala conducta en otros respectos. Sería m u y difí-cil legislar sobre todas las f o r m a s en que un jugador puede molestar a su adversario.

El director puede determinar, de acuerdo con su criterio si un jugador ha sido molestado, distraído o perturbado por su adversario y si se necesita puede imponer u n castigo de conformidad con el Art. XVIII-I (c). Sin embargo, mencionamos u n a de las m á s comunes f o r m a s en que algunos jugadores distraen y molestan m u y a menu-do a sus adversarios: la continua e insistente imploración de tablas. E n contestación a una sugestión de la federación Rusa de Ajedrez, la F.I.D.E., por medio de su cuerpo legislativo dio la siguiente inter-pretación al Art. XVIII. I, (c):

" E s t a cláusula debe aplicarse a aquel jugador que habiendo pro-puesto tablas, repita su proposición sin razones evidentemente bien fundadas, antes de que su adversario, en su turno, h a y a hecho uso de su derecho de proponer tablas".

Art. XIX

D E LOS D I R E C T O R E S D E T O R N E O O D E MATCH

P a r a dirigir la competencia debe designarse un juez (también llamado á r b i t r o o m á s comunmente D I R E C T O R ) , sus atribuciones son las siguientes:

(a) Vigilar la observancia rigurosa de este reglamento.

(b) Vigilar el desarrollo de la competencia, determinar si los jugadores no se h a n excedido de los límites de tiempo establecidos; f i j a r la fecha y hora p a r a la reanudación de las partidas suspendidas; cuidar que se observen las disposiciones del artículo XV de este re-glamento; verificar m u y especialmente si las anotaciones guardadas en el sobre son exactas; custodiar el sobre h a s t a la reanudación de la partida suspendida, etc., etc.

(c) Hacer aplicar sus decisiones en las controversias que se ha-yan suscitado d u r a n t e el curso de la competencia.

(d) Aplicar a los jugadores las penas correspondientes por cual-quier falta o infracción cometida contra el presente reglamento.

Art X X

DE LA I N T E R P R E T A C I O N D E L P R E S E N T E R E G L A M E N T O

E n caso de dudas sobre la aplicación o interpretación del presen-te reglamento, la F.I.D.E. examinará las cuestiones que se le some-tan y decidirá oficialmente.

Las decisiones publicadas en la Revista de la F.I.D.E. son de ob-servancia obligatoria p a r a todas las Federaciones afiliadas.

COMENTARIOS A L Art. XIX

H e aquí una pequeña lista de otros t r a b a j o s que corresponden a los directores de torneos:

1.—Asegurarse de que todos los jugadores sepan la fecha y ho-ra en que las partidas suspendidas deberán jugarse. El hoho-rario debe desplegarse prominentemente en la sala del torneo.

2.—Colocar en lugar prominente una lista de las especificacio-nes concernientes a límites de tiempo, sistemas de pareo, de desem-pate, etc.

3 . — P r e p a r a r un pizarrón de antemano en el que aparecerán las listas de los jugadores con sus respectivas clasificaciones (RATINGS) y donde los resultados se irán anotando ronda por ronda diariamente.

4.—Obtener el domicilio y teléfono local de cada jugador con ob-jeto de poder localizarlo en caso necesario.

5.—Revisar todos los relojes con objeto de cerciorarse de que no están defectuosos antes de que el torneo empiece.

(29)

COMENTARIOS A L A r t . XVIII

E s t a s reglas comunes y corrientes se circunscriben a lo esencial dejando al director y a los jugadores decidir qué es lo que debe con-siderarse buena o mala conducta en otros respectos. Sería m u y difí-cil legislar sobre todas las f o r m a s en que un jugador puede molestar a su adversario.

El director puede determinar, de acuerdo con su criterio si un jugador ha sido molestado, distraído o perturbado por su adversario y si se necesita puede imponer u n castigo de conformidad con el Art. XVIII-I (c). Sin embargo, mencionamos u n a de las m á s comunes f o r m a s en que algunos jugadores distraen y molestan m u y a menu-do a sus adversarios: la continua e insistente imploración de tablas. E n contestación a una sugestión de la federación Rusa de Ajedrez, la F.I.D.E., por medio de su cuerpo legislativo dio la siguiente inter-pretación al Art. XVIII. I, (c):

" E s t a cláusula debe aplicarse a aquel jugador que habiendo pro-puesto tablas, repita su proposición sin razones evidentemente bien fundadas, antes de que su adversario, en su turno, h a y a hecho uso de su derecho de proponer tablas".

Art. XIX

D E LOS D I R E C T O R E S D E T O R N E O O D E MATCH

P a r a dirigir la competencia debe designarse un juez (también llamado á r b i t r o o m á s comunmente D I R E C T O R ) , sus atribuciones son las siguientes:

(a) Vigilar la observancia rigurosa de este reglamento.

(b) Vigilar el desarrollo de la competencia, determinar si los jugadores no se h a n excedido de los límites de tiempo establecidos; f i j a r la fecha y hora p a r a la reanudación de las partidas suspendidas; cuidar que se observen las disposiciones del artículo XV de este re-glamento; verificar m u y especialmente si las anotaciones guardadas en el sobre son exactas; custodiar el sobre h a s t a la reanudación de la partida suspendida, etc., etc.

(c) Hacer aplicar sus decisiones en las controversias que se ha-yan suscitado d u r a n t e el curso de la competencia.

(d) Aplicar a los jugadores las penas correspondientes por cual-quier falta o infracción cometida contra el presente reglamento.

Art X X

DE LA I N T E R P R E T A C I O N D E L P R E S E N T E R E G L A M E N T O

E n caso de dudas sobre la aplicación o interpretación del presen-te reglamento, la F.I.D.E. examinará las cuestiones que se le some-tan y decidirá oficialmente.

Las decisiones publicadas en la Revista de la F.I.D.E. son de ob-servancia obligatoria p a r a todas las Federaciones afiliadas.

COMENTARIOS A L Art. XIX

H e aquí una pequeña lista de otros t r a b a j o s que corresponden a los directores de torneos:

1.—Asegurarse de que todos los jugadores sepan la fecha y ho-ra en que las partidas suspendidas deberán jugarse. El hoho-rario debe desplegarse prominentemente en la sala del torneo.

2.—Colocar en lugar prominente una lista de las especificacio-nes concernientes a límites de tiempo, sistemas de pareo, de desem-pate, etc.

3 . — P r e p a r a r un pizarrón de antemano en el que aparecerán las listas de los jugadores con sus respectivas clasificaciones (RATINGS) y donde los resultados se irán anotando ronda por ronda diariamente.

4.—Obtener el domicilio y teléfono local de cada jugador con ob-jeto de poder localizarlo en caso necesario.

5.—Revisar todos los relojes con objeto de cerciorarse de que no están defectuosos antes de que el torneo empiece.

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