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Competencias de las enfermeras de Salud Mental para mejorar la calidad asistencial. Revisión bibliográfica

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Academic year: 2020

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Escuela Universitaria de Enfermería

Gimbernat

Trabajo de final de Grado

Curso académico 2017-2018

Competencias de las enfermeras de Salud Mental

para mejorar la calidad asistencial.

Revisión bibliográfica

Autora: Eva Fernández Cantó

Tutora: Meritxell Sastre Rus

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ESCOLES UNIVERSITÀRIES GIMBERNAT

GRAU D´INFERMERIA

PRESENTACIÓ TREBALL FINAL DE GRAU

Nom i Cognoms autor/a:

Eva Fernández Cantó

Títol treball:

Competencias de las enfermeras de Salud Mental para mejorar la calidad asistencial.

Nom i cognoms tutor/a: Meritxell Sastre Rus

Autoritzo a que aquest sigui presentat el proper mes de Juny

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ÍNDICE

1. Resumen – Abstract………3

2. Introducción………..5

a) Marco teórico………6

b) Justificación……….46

3. Objetivos………..….48

4. Metodología………...48

1. Diseño……….……….48

2. Criterios de elegibilidad……….………48

3. Búsqueda y fuentes de información..………...………...49

4. Selección y evaluación de la calidad metodológica……….50

5. Resultados………..51

A. Búsqueda bibliográfica………51

B. Calidad metodológica………..52

C. Resultados……….62

6. Discusión………..66

A. Limitaciones de la revisión……….67

B. Implicaciones para la práctica………...68

7. Conclusión………....68

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1. RESUMEN

Título: Competencias de las enfermeras de Salud Mental para mejorar la calidad asistencial.

Objetivo: Realizar una revisión bibliográfica de las competencias que debe tener una enfermera especialista en salud mental para mejorar la calidad asistencial, así como definir las competencias de una enfermera de salud mental y las de una enfermera generalista.

Metodología: Revisión bibliográfica basada en una búsqueda en Medline (vía PubMed). La búsqueda bibliográfica se realizó entre los meses de octubre y

enero de 2017-2018. Como criterios de inclusión se eligieron aquellos artículos publicados en inglés y que trataran sobre las competencias de una enfermera de salud mental que contribuyen a mejorar la calidad asistencial. Como criterios de exclusión se descartaron las publicaciones previas al año 2013, no se aceptaron aquellos artículos cuyo texto completo no estuviese disponible. La calidad metodológica de los estudios se evaluó mediante la herramienta Lectura Crítica. El proceso de selección de los artículos se llevó a cabo por un revisor.

Resultados: Se incluyeron 6 estudios. Estos analizaban la eficacia de diferentes competencias/ habilidades propias de una enfermera de salud mental. Se encontró que poner en práctica una visión biopsicosocial, tratar de mantener una adherencia terapéutica, analizar el entorno que rodea al paciente, trabajar en equipo, enfrentarse a situaciones complejas y conseguir empoderar a un paciente, se consideran competencias imprescindibles en una enfermera de salud mental.

Conclusiones: Los artículos demuestran que se debe de hacer hincapié en la educación/formación de salud mental de cara al futuro de dicha especialización. Las competencias de los profesionales de salud mental no se encuentran del todo definidas dentro de la literatura. No obstante, estos resultados deben interpretarse con precaución debido a la falta de calidad metodológica de los estudios.

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4 ABSTRACT

Title: Competences of Mental Health nurses that have to improve the assitential quality.

Objective: To carry on a bibliographical revision of the competences that a specialist nurse in Mental Health needs for improving the quality, and at the same time, to define those competences of both a mental and generalist nurse.

Methodology: Bibliographical revision based on the search in Medline (via PubMed). That bibliographical search it was carried on from October to January (2017-2018). As inclusion criteria, articles were chosen, especially those published in English, and talked about the competences of a mental health nurse, must have to improve the assistential quality. As exclusion criteria in publications, there were discarded the ones previous to 2013 and also there were not accepted those full texts which were not be completely available. The methodological quality of these studies was evaluated using the critical reading as a tool. The selection’s process of the articles was carried out by the author of the revision.

Results: There were included six studies. Those ones analysed the efficiency of the different competences/own abilities of a mental health nurse. It was found that to put into practice a biopsychosocial vision, to try to maintain a the therapeutical adherence, to analysed the surrounding environmental of the patient, teamwork or to face complex situations getting to empower the patient are competences considered essential in a mental health nurse.

Conclusions: The articles show that it should be emphasise on the education/formation of the metal health as a future matter on that specific specialization. The metal health professional’s competences are not defined at all in the literature. However, those results should be interpreted with some precaution due to the lack of quality of the studies’ methodology.

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5 2. INTRODUCCIÓN

La prevalencia de los trastornos mentales a días de hoy continúa aumentando, causando efectos notables en la salud de las personas y graves consecuencias a nivel socioeconómico y en el ámbito de los derechos humanos en todos los países. La depresión es un trastorno mental frecuente y una de las causas de discapacidad en todo el mundo, afecta a nivel mundial a más de 300 millones de personas. El trastorno afectivo bipolar, otra de los trastornos mentales más comunes, afecta alrededor de 60 millones de personas en todo el mundo. Asimismo, la cantidad de personas que padecen esquizofrenia es de 21 millones. Por no hablar de la demencia, enfermedad mental que engloba a unos 47,5 millones de personas. La estigmatización y la discriminación pueden repercutir en una falta de acceso a los servicios sociosanitarios, además de haber un riesgo elevado de que no se respeten los derechos humanos de las personas afectadas. Para tratar de reducir dichos problemas, existen los centros de salud mental, instituciones formadas por profesionales cualificados que contribuyen con el cuidado y la reinserción social de dichas personas. Entre ellos se encuentra la enfermera de salud mental, figura imprescindible en el sistema sanitario, representa uno de los mayores puntos de apoyo de los pacientes con trastornos psiquiátricos. Pese a conocer su función dentro del sistema sanitario, no están definidas claramente cuáles son sus competencias y de qué manera estas repercuten en los resultados.

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6 a) Marco teórico

ORÍGENES DE LA PSIQUIATRÍA

La definición de la palabra psiquiatría tiene diferentes versiones en la literatura, entre las cuales se destaca: “Ciencia que trata de las enfermedades Mentales”.

1“Rama de la medicina humanística por excelencia, que se ocupa del estudio,

prevención y tratamiento de los modos psiquiátricos de enfermar”2. “Rama de la

medicina que tiene por objeto la patología de la vida de relación a nivel de la integración que asegura la autonomía y la adaptación del hombre a las condiciones de su existencia3”. “Ámbito del saber, institucionalmente médico en

el actual momento histórico, que se ocupa de las consideradas alteraciones psíquicas (mentales o de la conducta), cualquiera que sea su génesis, en lo que concierne a la dilucidación de su naturaleza, a la interpretación de las mismas y a su posible terapéutica”.4[2]

Como se puede observar, existen numerosas definiciones de psiquiatría a lo largo de la historia. Todas aplicables y consideradas como legítimas dentro del ámbito de salud mental. Sin embargo existe una, recogida en el Boletín Oficial del Estado, que las engloba dejando claro su significado:

La Psiquiatría es una especialidad de la Medicina que sin perjuicio de sus

raíces comunes con otras disciplinas sanitarias, se ocupa de los trastornos

psiquiátricos, entendidos como lugar de encuentro de lo biológico, lo

psicológico y lo socio-cultural; sus intervenciones se basan en la observación

clínica y en la investigación científica, incluyendo una amplia gama de técnicas,

desde aquéllas de carácter interpersonal como es el caso de las psicoterapias

y la rehabilitación, hasta otras actuaciones como el diagnóstico por

neuroimagen, la psicofarmacología y otras intervenciones biológicas. [ORDEN

SCO/2616/2008, de 1 de septiembre, por la que se aprueba y publica el

programa formativo de la especialidad de Psiquiatría].[3]

1 Definición de la Real Academia Española.

2 Formulada por Francisco Alonso-Fernández (1924), médico, psiquiatra, neurólogo y psicólogo español. 3 Formulada por Henry Ery (1900-1977), fue un psiquiatra y psicoanalista francés conocido por haber

procurado acercar la psiquiatría con el psicoanálisis.

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La base de la psiquiatría es el cuidado de los enfermos mentales, cuyos orígenes se remontan en las sociedades prehistóricas, donde la enfermedad se veía asociada a pensamientos mágico-religiosos. Estos se atribuían a la violación de un tabú, a la omisión de determinadas actividades rituales o a posesiones demoníacas.

Pese a no haber mucha información acerca de los trastornos mentales en el hombre prehistórico, existen hallazgos de algunos amuletos y talismanes que reflejan su creencia en la influencia de los espíritus, e incluso de cráneos trepanados (neolítico). En cuanto a estos últimos, se considera que la práctica se inició hace aproximadamente 4.000-5.000 millones de años en el Asia Menor y el norte de África. El procedimiento consistía en realizar perforaciones (aproximadamente de 2 centímetros), o en remover una porción del hueso con la ayuda de instrumentos primitivos, cortantes o en forma de sierra. De tal manera que, si el sujeto sobrevivía, era liberado del espíritu diabólico originario del trastorno psiquiátrico que poseía. [4]

La interpretación naturista surgió en Grecia hacia el siglo V a.C al extenderse la teoría humoralista de las enfermedades mentales. Una doctrina que interpretaba la salud como el equilibrio entre cuatro fluidos que formaban el cuerpo humano: la bilis negra, bilis amarilla, la flema y la sangre. De esta manera, si se padecía de fiebre o de un problema digestivo, la causa se asociaba a un particular desequilibrio en la composición humoral de los órganos afectados. Por consiguiente, era el médico el encargado de restablecer el balance perdido. Un hecho característico de esta teoría era la localización concreta del desequilibrio, que en el caso de las enfermedades mentales, se hallaba en el cerebro.

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ya que las convulsiones repentinas que provocaba eran un atributo de personajes elegidos por dioses.

Otra de las teorías de la antigua Grecia fue la de Galeno, influyente médico griego, que en el siglo II d. C llevo a cabo una obra sobre la enfermedad mental. En ella clasificaba las enfermedades mentales en dos tipos: la manía y la melancolía. La primera se producía por un exceso, ya fuese de humor, sangre o bilis amarilla ocasionando alucinaciones o desilusiones, sin embargo, la segunda se originaba por un exceso de bilis negra reproduciéndose en depresión.

El cristianismo trajo consigo la lucha contra el bien y el mal por el alma humana. En aquella joven sociedad, surgen los primeros hospitales dirigidos por matronas cristianas, como simbolismo de la caridad y compasión del enfermo. Aunque sin pretender alterar el significado religioso del propósito divino, por lo tanto, no tenían el objetivo de curar, sino de brindarles apoyo espiritual y físico. Entendían el trastorno mental no como un padecimiento, sino que continuaba siendo un hecho sobrenatural tratado en el ámbito doméstico y alejado del de la Salud Pública. [5]

En occidente, el Medievo se caracterizó por un empobrecimiento teórico de la Medicina y su sometimiento a la religión. La causa de la patología mental se atribuía a espíritus que se apoderaban del cuerpo del individuo, convirtiendo a este en un peligro para la sociedad. Se creía que esto pasaba como castigo divino por la culpa que representaba haber cometido pecados. Los vicios tenían su base en los pecados, estos eran concebidos como soberbia, avaricia, gula, ira, envidia y pereza. Quien actuaba para conseguir un beneficio propio, dominado por la ira y cometiendo actos salvajes movidos por la avaricia eran castigados por Dios.

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brujas. Curanderos con escasos conocimientos sobre medicina, cuya motivación era la magia y la realización de conjuros utilizando productos naturales. A parte, se practicaban exorcismos, procesos con el mismo propósito pero llevados a cabo por personajes religiosos [6]

En España, con el paso del tiempo, todas aquellas personas empezaron a ser atendidas en los llamados hospitales medievales. Lugares construidos de la caridad cristiana, divididos en dos tipos. Aquellos localizados en las ciudades, controlados por obispos o custodiados en nombre del rey y la aristocracia, y los situados en zonas rurales. Estos últimos, gestionados por monjes y otros religiosos, eran pequeños centros de acogida de enfermos y necesitados, encontrados en condiciones deplorables, para los que se disponía de un número escaso de camas y recursos. En estos se brindaban cuidados a nivel espiritual, psicológico y material. [7] Pese a los intentos por cambiar el trato a los enfermos mentales, la pobreza abundaba, hasta el punto de poder llevar a la muerte, pero también a la locura. La situación implicaba soledad, rechazo social, sensación de impotencia y pérdida de la autoestima. La desesperación conducía a los enfermos a maldecir, blasfemar, perdiendo así la sensatez. Las antiguas ideas de posesión demoníaca y la práctica de exorcismos se mantenían, y con la llegada de la Inquisición a Europa en el siglo XII estas conductas pasaron a ser penadas. Dicha institución perseguía, castigaba y quemaba en la hoguera a aquellas personas acusadas de practicar la brujería.

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No fue hasta el siglo XV que se comenzaron a crear hospitales (los llamados “asilos”) dedicados al cuidado de los enfermos mentales. Uno de los primeros y más importantes en España fue el Hospital de Inocentes de Valencia creado en 1409 por Fray Juan Gilabert Jofré, religioso de la Orden de la Merced. Se trataba de una institución donde se brindaba atención humanitaria, considerando a los residentes como enfermos. Destinando las actividades principales a aliviarles el sufrimiento, reduciendo las prácticas con cadenas. La base del tratamiento era la terapia ocupacional (los enfermos se dedicaban a tareas de jardín, de limpieza y las mujeres a tejer y confeccionar vestidos), la dieta y la higiene. El objetivo era siempre, evitar la inactividad, se creía que el ocio podía perturbarlos, ya que fomentaba el vicio y los malos hábitos.

Este duró hasta 1545 cuando fue destruido por un incendio. Más tarde, fue reemplazado por el Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza. Centro que acogía a toda clase de enfermos (gran parte eran enfermos mentales).Eran visitados por médicos para certificar si estaban “locos” o no. Para los hombres había un padre y para las mujeres una madre, una especie de cuidadores que se encargaban de vestirles y asearles. Lo más parecido a una enfermera en aquella época. [9]

Como ya se ha podido observar, entre los siglos XV y XVIII, la terapia de la locura tenía múltiples causas y remedios. La Iglesia recurría a los exorcismos para ahuyentar al demonio; la medicina empírica practicada por curanderos y hechiceros utilizaba las hierbas medicinales, los sortilegios y las prácticas supersticiosas; y los médicos diplomados y boticarios recurrían a estrictas dietas, duchas de agua fría en la cabeza y hacían uso de sanguijuelas.

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Aparecen nuevos tratados sobre enfermedades mentales y se introduce una nueva concepción de tratamiento más humanitaria. Destacar al médico inglés William Battie (1703-1776) y a Philippe Pinel (1745-1826), médico francés que marcó un antes y un después en las bases teóricas de la psiquiatría.

Pinel describió las alteraciones de las diferentes funciones psíquicas: memoria, atención, juicio y pensamiento; dividió las enfermedades en melancolía, manías sin delirio, manías con delirio y demencia. Pensaba que a parte de la vulnerabilidad hereditaria, las deficiencias en la educación y las pasiones podían provocar la locura. Concluía por tanto, que el resultado era una combinación de factores hereditarios y experiencias vitales. Jean Étienne Dominique Esquirol (1772-1840), discípulo de Pinnel, diferenció las alucinaciones de las fantasías. Recalcando que las alucinaciones eran una percepción sin objeto. Ambos introdujeron un plan terapéutico llamado tratamiento moral destinado a establecer una relación estrecha entre médico –

paciente, dirigiendo a este último hacia la razón a partir de ciertas rutinas diarias que se pensaba que hacían innecesario el uso de la fuerza, y por descontado, someter al enfermo a un aislamiento al que atribuían la posibilidad de curar. Para llevar a cabo este tratamiento, el médico debía relacionarse con el enfermo de manera amable, debía manifestarle y desearle esperanzas en una pronta recuperación.[8]

El tratamiento moral sirvió para consolidar una psiquiatría basada en el conocimiento experto de los trastornos mentales, y suprimir todas aquellas prácticas médicas y no médicas, orientadas hacia la locura que perduraron durante siglos. [10]

La creación del “manicomio” supuso una fractura en la tradición de asilo, convirtiéndolo en un lugar terapéutico dirigido por médicos y donde el objetivo clave era la curación del enfermo. Al aislarlo, quedaba alejado de las personas, los hechos o las pasiones que podían haber originado su locura. [11]

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de los primeros manicomios de tipo terapéutico. Posiblemente, el primero que se creó fue en la década de 1780 en Florencia, gracias a la iniciativa de un médico italiano llamado Vienzo Chiarugi (1759-1820). Más tarde en París por iniciativa de Philippe Pinel, y con el paso del tiempo se incrementó el número en otros muchos países a lo largo de los años siguientes. El sistema de manicomios continuó funcionando hasta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Cuando Europa empezó a cambiar la organización de la atención psiquiátrica. Informes de la OMS revelan que “los regímenes carcelarios impersonales, la falta de privacidad y de estímulos conducían a la apatía y al agravamiento de los síntomas”. Fue entonces cuando se produjo el paso de los manicomios a los hospitales generales sobre un trasfondo de carácter positivo y progresista. Estos últimos, comenzaron a ingresar a pacientes crónicos que habían recibido el alta en los manicomios de carácter progresista.

La tendencia básica de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial fue la inclusión de la atención psiquiátrica en los planes de seguridad social sanitaria y en el estado del bienestar.

Durante la década de los 70 se inició la desinstitucionalización, traduciéndose a eliminar fronteras entre el manicomio y la comunidad. El que dio el primer paso fue el Nacional Health Service (NHS) en Reino Unido (a partir del 1948), asumiendo la administración de los servicios de salud mental (hasta ese momento controlados por las autoridades locales). La “integración” fue contemplada como el concepto clave para la modernización y el desarrollo de los servicios de salud mental libres de estigma de la pobreza y de la locura. Elaboraron reformas como la reducción de camas en los manicomios y el aumento de estas en los hospitales generales, se potenciaron los servicios hospitalarios y ambulatorios, se introdujo el sistema de pabellones privados, el cerrojo en las puertas, la vestimenta propia por parte de los pacientes y el empeño para que los enfermos saliesen a pasear al exterior y recibieran visitas.

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permitiendo la participación de numerosos especialistas que no eran médicos, se fomentó la atención extrahospitalaria y se perfeccionaron tratamientos como la terapia electrocombulsiva5.

En resumen, la mayoría de países desarrollados que forman parte de la Unión Europea, han convertido la psiquiatría en disciplina fomentando la integración del enfermo mental en la comunidad, mediante un trato humanitario dentro de un estado de bienestar. De esta manera, se pretende garantizar una cobertura universal a aquellos ciudadanos que requieran de dichos servicios de salud mental. [12]

EL ORIGEN DE LA ENFERMERA PSIQUIÁTRICA

La Enfermería tiene su origen en los fenómenos sociales, es decir, que ha estado influida por los hechos y valores sociales que han ido surgiendo a lo largo de la historia. La visión de la mujer es uno de ellos, ya que su posición ha marcado el paso del reconocimiento de la enfermera en la sociedad.

El papel de la enfermera empieza a tener nombre a finales de la Época Medieval, inicios del Renacimiento6, cuando el conflicto religioso llega a tener

una influencia marcada en la atención de los enfermos.

Se produce un movimiento religioso encabezado por Martín Lutero (1483-1546), teólogo y fraile católico. Dicho movimiento conocido como Reforma protestante dividió la sociedad alemana en católicos y luteranos en 1521. Este acontecimiento dio lugar al protestantismo, que rápidamente se extendió por una gran parte de Europa.

Por un lado los protestantes (luteranos) consideraban que las almas se salvaban con la fe, sin necesidad de sacrificios y obras de caridad. Fue por ello que los cuidados enfermeros alcanzaron el nivel más bajo de la historia. En los países protestantes, se cerraron algunos hospitales, expulsando a las monjas

5 Conocida antiguamente como método del electroshock, es un tratamiento psiquiátrico en el cual se

introducen convulsiones utilizando la electricidad. La utilización habitual es en cuadros de depresión mayor que no han respondido a otros tratamientos.

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y frailes que atendían a enfermos y pusieron en su lugar a gente no formada (prostitutas, alcohólicas, analfabetas, etc).

En respuesta al protestantismo surgió la Contrareforma, un conjunto de medidas tomadas en el Concilio de Trento (1545-1563) por la Iglesia cuyo objetivo era llevar a cabo una verdadera reforma católica. Por otro lado, en los países católicos no influenciados por el protestantismo, no hubo problema, puesto que los cuidados de enfermería quedaron en manos de órdenes religiosas. Entre ellas se encuentra San Juan de Dios, una institución fundada en el siglo XIV en España cuyos integrantes eran hombres. Personas de creencia religiosa que trabajaban atendiendo a enfermos en el hospital y realizando visitas domiciliarias. Atendían a adultos, niños, enfermos mentales entre otros.

Destacar también la Orden de Enfermería de los Ministros de los Enfermos, una orden fundada en Roma por San Camilo (siglos XVI y XVII). Sus integrantes brindaban una atención hospitalaria y tomaban votos, entre ellos el de dedicación a la enfermería. Fueron los primeros en utilizar un tipo de ambulancia para el traslado de los enfermos.

Por último, mencionar la de Las Hermanas de la Caridad, una institución fundada por San Vicente de Paul, sacerdote y médico francés. Los cuidados que practicaban estaban más enfocados la ayuda espiritual y a cubrir las necesidades más básicas del individuo que unos cuidados sanitarios especializados. Pero aún así, fue una de las órdenes más significativas por haber establecido las bases del trabajo social, al colaborar en la construcción de talleres vocacionales en los que se entrenaba a gente que vivía de la mendicidad y limosna y a la que se enseñaba un oficio. Organizó también refugios nocturnos públicos y se preocupaba por darles trabajo. Inicialmente, la institución estaba formada por hombres y mujeres, los cuales se formaban y recibían enseñanza básica: lectura, escritura y conocimientos de aritmética.

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partir de ese momento solamente podían ser integrantes de esta, mujeres jóvenes y con un cierto nivel intelectual. Las Hermanas de la Caridad se expandió hacia las colonias (América) actuando en orfanatos y hospitales, combinando el cuidado de los enfermos con tareas parroquiales. También desempeñó su función en la Guerra de Crimea, cuidando a soldados franceses que enfermaban. Este hecho provocó una reacción de las fuerzas británicas protestantes, que decidieron buscar a una mujer inglesa no católica para que contribuyese a la causa. Dicha mujer fue Florence Nightingale. [13] Florence Nightingale (1820-1910) se convirtió en la verdadera fundadora de la Enfermería moderna, la enfermera de guerra más importante de todos los tiempos. Fue gracias a ella que se introdujeron las ciencias de la salud en los hospitales militares, reduciendo así la tasa de mortalidad del ejército británico del 42% al 2% en la Guerra de Crimea7. Protestó contra el sistema de pasillos

de los hospitales y luchó por la creación de pabellones; se manifestó a favor de la relación entre la ciencia sanitaria y las instituciones médicas, e incluso redactó un documento crucial sobre la enfermería moderna donde reflejaba todas sus teorías; creó la Army Medical School, hospital militar situado en For Pitt, Chatham (Inglaterra). [14]

Mientras tanto, en Alemania, un pastor llamado Teodoro Fliedner (1800-1864), y su esposa Frederika Munster, inspirados en las actividades de las diaconisas de Holanda y el movimiento de reforma de las prisiones de Inglaterra, promueven en Alemania, la creación del Instituto de Diaconisas de Kaiserwerth, creado en 1836, este fue uno de los factores más importantes en la regeneración de la enfermería. Se trataba de un pequeño hospital con una escuela para la capacitación de diaconisas protestantes. Jóvenes obreras con una edad mínima de 18 años que eran aceptadas a través de cartas de recomendación de pastores y médicos, certificado de estado de salud y de integridad moral. No recibían ningún salario y trabajaban de manera voluntaria. Realizaban tareas en hospitales, distritos y podían brindar atención a enfermos privados, recibiendo una remuneración particular destinada a la institución.

7 La Guerra de Crimea fue un conflicto que entre 1853 y 1856 ,libró el imperio ruso contra una liga

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Tenían un programa educativo que combinaba enfermería y trabajo doméstico, las clases eran impartidas por un médico. Cumplían una rotación de servicios clínicos (salas de hombres, de niños, salas de infecciosos, convalecientes, cuidados a otras diaconisas…).

La formación finalizaba a los tres años, una vez superados los 3 meses de prueba y debían obedecer al médico, ya que era el máximo responsable. Esta organización fue visitada por Florence Nightingale, la que posteriormente fundaría la primera escuela de formación de enfermeras en Inglaterra (St Thomas’s Hospital el 1860, Londres). En esta escuela, con un programa de educación propio, las enfermeras recibían formación técnica y práctica acerca de los cuidados de enfermería y al final, para poder ejercer debían superar un examen. [13]

A partir de la creación de la profesión de enfermería, con el paso de los años han ido apareciendo otras especialidades derivadas de esta. Es el caso de la enfermera de salud mental, aquella que dedica su vida al cuidado de los enfermos mentales.

Su origen se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando surge una nueva tendencia caracterizada por la creación y el desarrollo de los hospitales mentales o psiquiátricos. Donde además de la aportación de Nightingale al determinar que los cuidados del paciente deben contemplar los aspectos psicológicos, fisiológicos y sociales, otras corrientes ayudan a mejorar la atención de los pacientes con trastornos mentales.

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supervisión de escuelas de capacitación de enfermería en todo el país. Incluso llegó a establecer el primer programa de capacitación de enfermeras en Japón en 1885 y supervisó la escuela en el Hospital Doshisha en Kyoto durante cinco años. Dentro del campo de la salud mental, en 1890 estimuló la enseñanza del cuidado al enfermo mental dentro de los hospitales, creando escuelas de rehabilitación, como la del Hospital para enfermos mentales de Tauton, Worcester y Michigan. Ella creía que el enfermo mental tiene que recibir un trato idéntico al de un enfermo con una patología física. Por tanto, su cuidado solamente puede lograrse, a través de la mejor preparación profesional posible. [15]

Incidir en el primer cuarto de siglo, el momento en el que aparecen diversas teorías relacionadas con la relación interpersonal y emocional como dimensiones que influyen en la patología mental. Tales como el concepto del meta paradigma enfermero, primer nivel de especificidad y perspectiva de los cuidados enfermeros, el cual establece que a la hora de brindar un cuidado la enfermera se debe centrar en la persona, en su rol, entorno y en su salud. Virginia Henderson (1897-1996) adaptó a su teoría dicho metaparadigma y revolucionó el mundo de la enfermería redefiniendo el concepto y catalogando 14 necesidades básicas, con las cuales hoy en día aún se trabaja para cubrir completamente las necesidades del paciente. [16]

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ansiedad. Para Peplau, en la relación enfermera-paciente se identifican cuatro fases, que tienen como punto de partida la orientación y continúa con la identificación, explotación y resolución.

1. Orientación: en esta fase, el individuo siente una necesidad y busca atención profesional. La enfermera ayuda al paciente a reconocer y comprender su problema de salud para determinar su necesidad de cuidado.

2. Identificación: aquí el paciente se identifica con las personas que le brindan cuidados. La enfermera favorece la exploración de las sensaciones y la expresión de los sentimientos relacionados con su percepción del problema, para ayudar al paciente a sobrellevar la enfermedad y a reforzar los mecanismos positivos de la personalidad que le proporcione la satisfacción que necesita.

3. Explotación: durante esta fase el paciente trata de obtener el máximo de la relación y conseguir los mayores beneficios posibles.

4. Resolución: esta se produce cuando el paciente abandona los viejos objetivos y se traza nuevas metas. En este proceso, el paciente se independiza de la identificación con la enfermera.

Además de los principales conceptos y definiciones, la teoría de las relaciones interpersonales describe seis roles de la enfermera: extraño, persona recurso, profesor, líder, sustituto y asesor, que se establecen en correspondencia con las fases de la relación enfermera-paciente:

 Rol del extraño: teniendo en cuenta que la enfermera y el paciente no se conocen, este debe ser tratado con respeto y cortesía. La enfermera no debe prejuzgar al paciente, sino aceptarlo como es. El paciente se reconoce como capacitado, a menos que la evidencia indique lo contrario.

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al paciente el tratamiento. Esta determina el tipo de respuesta apropiada para un aprendizaje constructivo.

Rol docente: es una combinación de todos los restantes. Se origina del conocimiento del paciente y del desarrollo de la capacidad de utilizar la información.

Rol de liderazgo: implica un proceso democrático. La enfermera ayuda al paciente a satisfacer sus necesidades a través de una relación de cooperación y participación activa.

Rol de sustituto: el paciente asigna a la enfermera un papel de sustituto. La enfermera, con su actitud, provoca en el paciente sentimientos similares a los generados en una relación anterior. La función de la enfermera consiste en ayudar al paciente a reconocer las semejanzas entre ella y la persona recordada, posteriormente ayudará a percibir las diferencias entre su función y la de dicha persona recordada.

Rol de asesoramiento: se establecen según el modo en que las

enfermeras responden a las peticiones del paciente. Incluye ayudar al paciente a entender lo que le está ocurriendo. Peplau le concede mayor importancia en la enfermería psiquiátrica.

A lo largo de su carrera, Hidelgard Peplau fue miembro de la Asociación de Enfermeras del Estado de Nueva Jersey, contribuyo activamente a la American Nurses Association (ANA) y hasta escribió un libro llamado: Relaciones interpersonales. Sus logros, incluyendo el ya mencionado trabajo en las relaciones enfermera-paciente, son valorados por enfermeras de todo el mundo y, sus ideas se han incorporado prácticamente en todas las especialidades de enfermería y a las prácticas de otros profesionales de la salud. [18]

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respuesta al fenómeno que se está viviendo. En esa interacción surge la oportunidad de compartir experiencias, estar en el lugar del otro, establecer una comunicación verbal y no verbal y acabar conociendo a esa persona con el fin de cubrir en lo máximo posible sus necesidades. Por lo tanto, el contacto entre ambos no es casual, ya que es una relación en la que hay una llamada intencional y una respuesta [19]

Es a partir del siglo XX, que se da comienzo a la etapa moderna de la psiquiatría. Done la figura del médico en salud mental o psiquiatra ya no es la única que participa (como hemos visto en etapas anteriores) en el cuidado de los enfermos, sino que requiere de otros profesionales. Tal y como se menciona en el informe de Enseñanza de la Psiquiatría y de la Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1963 en Ginebra:

Es cierto que la protección de la salud mental no incumbe solamente al médico.

Las enfermeras, los educadores, los jueces, los sacerdotes, los periodistas y

muchas otras personas pueden contribuir notablemente al mantenimiento de la

salud mental de la colectividad. [20]

ESPECIALIZACIÓN DE LA ENFERMERÍA DE LA SALUD MENTAL

Con respecto a la especialización de la Enfermería en Salud Mental podemos remontarnos al año 1931 en el que, por indicación del Consejo Superior Psiquiátrico, se publicó en la Gaceta de Madrid una Orden por la que se regulaba la figura del enfermero psiquiátrico. A pesar de este avance, para adoptarla de forma oficial, hubo que esperar a 1970 con el Decreto 3193/1970 del 22 de octubre, para crear la especialidad de Psiquiatría

Gracias a la Declaración de Alma-Ata (1978) se empieza a cambiar el paradigma de la sanidad centrada en la enfermedad abarcando también el cuidado de la salud. Definiéndose así como el estado completo de bienestar físico, mental y social. Entendiéndose como una necesidad urgente de todos los gobiernos de todo el mundo. Este cuidado incluye la atención en salud

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A partir de este momento, el papel de la enfermera psiquiátrica empieza a consolidarse. Se establecen las relaciones entre dicha figura y el paciente, y no es hasta 1998 que se convocan las primeras plazas para la formación de enfermeras residentes de salud mental. [22]

DESARROLLO DE LA ENFERMERÍA PSIQUIÁTRICA COMO PROFESIÓN EN ESPAÑA

En 1898 se implantó la colegiación obligatoria de médicos y farmacéuticos. Fue a raíz de esta que nació la colegiación de practicantes (varones que ejercían la parte mecánica de la cirugía) y matronas (mujeres que asistían a partos, y auxiliaban la parte mecánica y subalterna de la cirugía). En el marco de la Institución General de Sanidad de 1904 se planteó la creación de colegios por parte de todas las profesiones sanitarias reconocidas. Así el 1929, mediante la Real Orden se creó la colegiación oficial y obligatoria de practicantes, y más tarde, 1930 la de matronas.

Sin embargo, la colegiación de enfermeras no se establece hasta más tarde. Con la ley de Bases de Sanidad de 1944, se formaron los Colegios Oficiales de Auxiliares Sanitarios: practicantes, matronas y enfermeras. Desde los años 20 no se llevaron a cabo alteraciones significativas en el contenido de los planes de formación de estos profesionales sanitarios hasta su unificación en 1953. Dando lugar a la titulación de Ayudante Técnico Sanitario (ATS). [23]

La unión de dichas profesiones permitió que en el 1957 se creara la primera especialidad de enfermería (Matrona), y que en el año 1970 con el Decreto 3193/1970 del 22 de octubre, se creara la especialidad de Psiquiatría.

En el Real Decreto 1856/1978 se aprobaron los Estatutos de la Organización Colegial de ATS con el objetivo de ordenar el ejercicio de la profesión y representar a ésta definiendo sus intereses.

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de Ordenación de la actividad profesional de enfermería. Finalmente, no es hasta el 21 de noviembre del 2003, que se establece el procedimiento para aprobar los programas formativos de las especialidades en ciencias de la salud.

En consecuencia, el 22 de abril de 2005 se aprueba la vía de acceso a las especialidades de enfermería. Para ello, es necesario el título de Enfermero Interno Residente (EIR), título que se adquiere con la superación de un examen, de carácter estatal, que se realiza una vez al año en las diferentes comunidades autónomas además de completar un periodo formativo en los centros sanitarios correspondientes según el tipo de especialidad.

El Boletín Oficial del Estado define a los enfermeros residentes como aquellos que, para obtener su título de Enfermero Especialista, permanecen en las unidades docentes acreditadas durante un período, limitado en el tiempo, de práctica profesional programada y tutelada conforme a lo previsto en el programa formativo, para obtener los conocimientos, técnicas, habilidades y actitudes propios de la correspondiente especialidad, de forma simultánea a la progresiva asunción por el residente de la responsabilidad inherente al ejercicio autónomo de aquélla. [24]

El programa formativo de las especialidades de Enfermería se desarrolla a tiempo completo y obliga, simultáneamente, a recibir una formación y a prestar un trabajo que permita al enfermero aplicar y perfeccionar sus conocimientos y le proporcione una práctica profesional programada. A estos efectos, la metodología docente dará prioridad al autoaprendizaje tutorizado, con la utilización de métodos educativos creativos que aseguren la participación activa y el aprendizaje experiencial.

En definitiva, la obtención del título requiere:

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- Haber realizado íntegramente la formación en la especialidad correspondiente, con arreglo a lo establecido en este real decreto.

- Haber superado las evaluaciones que se establezcan y depositar los derechos de expedición (pagar las tasas requeridas) del correspondiente título.

Las especialidades a las que puede optar un enfermero/a especialista son:

 Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matrona).

 Enfermería de Salud Mental.

 Enfermería Geriátrica.

 Enfermería del Trabajo.

 Enfermería de Cuidados Médico-Quirúrgicos (a día de hoy todavía no se ha puesto en funcionamiento)

 Enfermería Familiar y Comunitaria.

 Enfermería Pediátrica.

No obstante, existió otra alternativa para acceder a dichas especialidades, fue el llamado acceso excepcional al título Especialista. Podían acceder a él, los correspondientes titulados que acreditasen el ejercicio profesional y superasen una prueba de evaluación de la competencia, en los términos y por el procedimiento previsto en los apartados siguientes.

Los aspirantes debían encontrarse en una de las siguientes situaciones:

 Haber ejercido como enfermero las actividades propias de la especialidad que se solicite durante un período mínimo de cuatro años.

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menos 40 créditos en el campo de la respectiva especialidad. Se considerará cumplido el período de formación complementaria cuando

el interesado acredite estar en posesión de un título de posgrado de carácter universitario que incluya una formación relacionada con la respectiva especialidad no inferior a 20 créditos o 200 horas.

 Haber ejercido durante al menos tres años como profesor de escuelas universitarias de Enfermería y adscritas, en áreas de conocimiento relacionadas con la especialidad de que se trate, siempre que, además, se acredite al menos un año de actividad asistencial en actividades propias de la especialidad solicitada. [25]

LA ENFERMERA DE SALUD MENTAL EN LA ACTUALIDAD

Como ya se ha visto en puntos anteriores, la enfermera de salud mental tiene un amplio recorrido histórico, partiendo de sus inicios hasta nuestros días. Se conoce el origen de dicha figura, su evolución y cómo llegó a considerarse un profesional de la salud. Pero, ¿qué es hoy en día una enfermera psiquiátrica? ¿Cuáles son las competencias que la caracterizan?

La enfermera de salud mental es el profesional sanitario que, con una actitud científica responsable y utilizando los medios clínicos y tecnológicos adecuados al desarrollo de la ciencia en cada momento, proporciona una atención especializada en salud mental mediante la prestación de cuidados de enfermería. Estos cuidados especializados se llevan a cabo en los diferentes niveles de atención (promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación de la salud mental), teniendo en cuenta también los factores extrínsecos que intervienen en la aparición de las alteraciones de la salud mental.

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especializada, se desarrolla tanto en los centros del Sistema Nacional de Salud como en centros privados debidamente autorizados. [26]

Una vez conocida su función dentro del Sistema de Salud, es importante saber de qué forma la lleva a cabo, es decir, qué competencias permiten a este profesional lograr sus objetivos, garantizando así una buena práctica clínica. Se entiende como competencia, la descripción del nivel más alto al que los alumnos pueden llegar en cuestiones de aprendizaje/demostración de integración de conceptos. [27]

Considerada también como la idoneidad general del profesional en cuanto a su trabajo bajo la apariencia de comunicación, conocimiento, habilidades técnicas, razonamiento clínico, emociones, valores y reflexión de la psicología práctica. [28] En definitiva, son dominios prácticos de situaciones cotidianas que requieren una comprensión de la acción emprendida y del uso a la cual se destina. Para poder integrar y aplicar cada una de las competencias, el profesional ha tenido que completar un periodo previo de formación. Conocimientos, habilidades y actitudes adquiridas que le ayudaran a perfeccionar la atención en el ámbito de salud mental. [29]

En la actualidad se encuentran barreras para la mejora de la prestación de servicios de salud mental, tales como resistencia a la descentralización de servicios, dificultades para brindar servicios en entornos de atención primaria, escasez en el número de profesionales capacitados y falta de un liderazgo efectivo. Problemas identificados sobre todo en países de medianos y bajos ingresos como los ubicados en las islas del Pacífico (Islas Cook, Islas Salomón entre otras). [30]

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Alzheimer, la demencia o el delirio. Es decir, no sabían distinguir entre ellas. Si una enfermera psiquiátrica no diferencia ciertos diagnósticos, no puede proporcionar una intervención apropiada y efectiva, de manera que aumentan así los riesgos para la salud del paciente al retrasarse su tratamiento. [31]

Respecto a la educación que reciben los profesionales de enfermería en este ámbito, también hay aspectos a tener en cuenta y que influyen en la calidad asistencial de los pacientes psiquiátricos. Es el caso de la prevención del suicidio en los pacientes con patologías mentales. Según el Centro de Recursos para la Prevención del Suicidio (the Suicide Prevention Resource Center) y la Asociación Estadounidense de Suicidio (the American Association of Suicidality), existe una “brecha” en la capacitación de la intervención

específica para el suicidio en programas educativos destinados a profesionales de salud mental. El establecer competencias y pautas para la enfermera psiquiátrica a pacientes internos, es un componente importante de cualquier esfuerzo para reducir la tasa de suicidios. [32]

Otro de los problemas detectados, es la importante demanda de profesionales de cara a la atención a ancianos en salud mental: la llamada geropsiquiátrica. En un estudio de los Estados Unidos, sugieren que se requerirá personal capacitado en dicho ámbito. Una sociedad envejecida, la escasez de profesionales geropsiquiátricos, de educadores y la falta de formación interprofesional requieren nuevas estrategias para que la profesión de enfermería psiquiátrica las aborde. [33]

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En este caso hablamos de pacientes con trastornos mentales, personas con una patología mental cuya sintomatología y comportamiento varía según quien la padezca, pudiendo desencadenar respuestas impredecibles (como ataques de ansiedad, crisis agudas, autolesiones, intimidaciones entre otras) que dificultan su recuperación. Estas representan un desafío para los profesionales de enfermería, los cuales deben ser sensibles y estar atentos, para responder lo antes posible a estas situaciones inesperadas. [35]

Una enfermera de salud mental, es aquella que no se rige por el modelo biomédico tradicional8, si no que es la que ayuda al paciente, utilizando todos

los recursos que tiene a su alcance, promoviendo la adaptación del paciente en sociedad, tratándolo como un individuo más. [36]

Por tanto, la única manera de conseguir esa adaptación social es ampliando la visión que se tiene del paciente más allá de la patología, tomando como referencia el modelo biopsicosocial. Aquel que tiene un enfoque participativo, donde se valoran tanto los factores biológicos (causas de la enfermedad), psicológicos (pensamientos, emocionales y conductas) y sociales (como actúa el individuo en sociedad). Aspectos imprescindibles a valorar para lograr una correcta rehabilitación.

Los profesionales de enfermería son los más indicados para poner en práctica dicho modelo, pues son de los primeros en mantener un contacto con el paciente. Contribuyen a crear un vínculo entre enfermera- paciente, mediante una buena acogida al centro, estableciendo un diálogo, proporcionándole escucha activa, utilizando lazos emocionales y intercambiando experiencias entre ambos sin sobrepasar el límite de privacidad.

8El modelo biomédico tradicional es aquel que asocia los problemas de salud con déficits individuales

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Las enfermeras de salud mental son la pieza clave para el desarrollo del servicio, desde que el paciente ingresa hasta su alta. Aunque hay muchos profesionales íntimamente involucrados en el proceso de rehabilitación del usuario, la enfermera es la que pasa más horas con este y por consiguiente, establece una relación más cercana. Acompañándolo desde su acogida y tratamiento, hasta su integración social. [37]

Como ya se ha mencionado, enfermería no es la única disciplina que actúa en el proceso de reinserción social. Para ello, necesita un conjunto de profesionales (asistentes sociales, psiquiatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas…) que le ayuden a lograr sus objetivos. La unión de todos ellos forma un equipo interdisciplinario, aquel grupo de profesionales de una misma y /o diversas disciplinas que se integran para trabajar en conjunto para el logro de un fin determinado (en este caso integrar al enfermo en la sociedad). La formación de un equipo interdisciplinar representa una necesidad dentro del campo de la atención de salud mental, ya que interviene en el desarrollo de expresiones emocionales, afectivas, biológicas y en el desarrollo de acciones psicosociales.

Asimismo, cooperar en equipo ayuda a mejorar el propio modelo asistencial, adquiriendo nuevos conocimientos de los demás profesionales. Integrando contenidos, pasando de una concepción fragmentaria a una unitaria. Permite establecer conexiones y mediaciones con el fin de solucionar problemas complejos. Además de facilitar la efectividad y resolución de los servicios de rehabilitación psicosocial, aplicando valores como el respeto a la libertad y a la dignidad de cada persona, la ética y la integralidad de las acciones. [38]

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información pertinente explicada de forma comprensible para que este la entienda. [39]

Otra de las competencias imprescindibles que tendría que aparecer en el plan de cuidados de una enfermera psiquiátrica es el uso de la inteligencia emocional. Definida según John D.Mayer (1953) y Peter Salovey (1958) como la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones. Esta sería de gran utilidad en el manejo y tolerancia del estrés e incluso de cara a la mejora del estado de ánimo del profesional. [40]

La capacidad para reconocer emociones a través del comportamiento no verbal, usar esa emoción para facilitar el pensamiento, comprenderla a través del análisis y la predicción, y aprender a gestionarla es un proceso complicado pero útil en cuanto se trata a un paciente con un trastorno mental. Ya no solo se utiliza la inteligencia emocional a nivel profesional aplicada a la autogestión en determinadas situaciones complejas, sino que también se debe intentar adaptar dicho proceso al comportamiento del paciente. De esta manera se pueden prevenir muchos episodios de crisis agudas y conseguir que el paciente se mantenga tranquilo y que controle sus sentimientos. [40]

El tener conocimientos sobre las emociones del paciente es muy importante, pero no lo suficiente para garantizar una óptima adherencia al tratamiento9.

Una buena enfermera conoce los efectos de los fármacos, sabe de qué manera afectan estos a los enfermos y trata de informar a los pacientes sobre su evolución para mejorar así su aceptación.

Se considera que la resistencia de los pacientes a los medicamentos antipsicóticos se reduce a medida que se vuelven más conscientes de las mejoras en cuanto a sus síntomas y se acostumbran a tomar la medicación recetada. [41]

9 Adherencia al tratamiento: grado en el que la conducta de un paciente, en relación con la toma de

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De lo contrario, si el paciente no es capaz de controlar sus impulsos, emociones y no entiende la finalidad de su tratamiento, existe más riesgo de que se produzca un comportamiento inesperado. Este puede ir acompañado de heteroagresividad o de un acto autolesivo. Obligando a los profesionales a aplicar medidas coercitivas como el aislamiento, restricción física o incluso medicación forzada. Estadísticas recientes realizadas en Finlandia en atención psiquiátrica de pacientes hospitalizados en 2014 revelan que todas aquellas técnicas coacertivas se asocian con un aumento de mortalidad de pacientes psiquiátricos agudos. Es por ello que se recomienda manejar el comportamiento agresivo empleando medidas menos restrictivas como las mencionadas previamente, programas de habilidades o evaluación de riesgo a corto plazo. [42]

Los programas de habilidades10 son una estrategia para crear un ambiente

terapéutico, dentro de la comunidad, donde el paciente pueda llevar a cabo una recuperación de las capacidades sociales y habilidades personales. [43]

El ejercicio físico es un buen método para adquirir habilidades. Sobre todo se recomienda practicar deportes grupales como el futbol, básquet, entre otros. La relación entre mente y cuerpo facilita la expresión de sentimientos, disminuye la ansiedad (descargando las tensiones en el juego), y reduce el aislamiento, permitiendo la interacción del paciente en la sociedad.Gracias a la interacción grupal, los pacientes pueden recuperar la autoestima, interés en su entorno y su vida cotidiana. Por tanto, está en manos de enfermería innovar en este ámbito y proponer nuevas estrategias para mejorar la calidad de vida de los pacientes. [44]

Existen nuevas estrategias para que mantengan el contacto directo con la sociedad, tales como introducirlos en el mundo académico. Muchas de las personas con un trastorno mental son jóvenes en edades tempranas, cuya actividad academia se ve interferida por esa falta de confianza en sí mismos y

10 Programas de habilidades: actividades dirigidas a fomentar aptitudes necesarias para desenvolverse

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esa falta de motivación posiblemente causadas por la enfermedad. Es entonces cuando existe el riesgo de que se sientan excluidos por la sociedad.

La no exclusión social, 11también se considera una de las competencias de una

enfermera de salud mental. Es por ello que hay que dirigir las intervenciones a introducir al paciente enfermo en la comunidad. [45]

Como ya se ha introducido en párrafos anteriores, la actividad académica es una de las alternativas para fomentar la reinserción del paciente. Evidencias científicas demuestran que adentrarle en la exploración de ciertos ámbitos educativos, ofreciendo programas y recursos universitarios al igual que secundarios (dependiendo de la edad) disponibles, hace que poco a poco el paciente tenga la libertad necesaria para diseñar su propio camino de aprendizaje. Esto requiere nuestra ayuda para guiarles e informarles acerca de todo el proceso, y si fuese posible contar con la colaboración de estudiantes de enfermería interesados en adentrarse en el ámbito de la psiquiatría. Personas de la misma edad que ellos capaces de inspirarles entusiasmo y ganas de marcarse un objetivo en la vida. [46]

En salud mental no solo se atienden a personas de la misma área geográfica o que hablan el mismo idioma. Se dan casos en los que la enfermera encuentra problemas para comunicarse con el paciente por razones culturales. Problema que se puede solucionar si el profesional domina el idioma o recurre a los llamados mediadores culturales. Profesionales que garantizan la comprensión entre enfermera-paciente garantizando la eficacia de los cuidados. La adaptación y el respeto hacia las otras culturas juegan un papel muy importante en salud mental, ya que no darle importancia condiciona la evolución y recuperación del paciente. [47]

Todas las actividades, consideraciones, atenciones y cuidados realizados por la enfermera en salud mental se asocian a una competencia, sin la cual no se obtendría la misma efectividad en los resultados. Se trata de tener empatía, la

11 No exclusión social: participación de segmentos de la población en la vida social, económica y cultural

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capacidad para ponerse en el lugar del otro, interpretando aquello que el que está en frente piensa y llegar a entender o percibir lo que está sintiendo. Sin ella no sería posible el vínculo entre enfermera-paciente, porque no se es capaz de conectar con alguien si no se tiene idea de cómo lo está pasando ni que es aquello que le preocupa.

En ciertas ocasiones, el uso de la empatía es primordial a la hora de enfrentarse a situaciones difíciles. La evidencia científica considera la eutanasia como una de ellas. Esta última se define como el acto intencional de finalización de vida por parte de un médico a petición explícita de una persona bajo consideraciones específicas. [48]

En ámbito de salud mental, la solicitud de eutanasia (acto de provocar intencionadamente la muerte de una persona que padece una enfermedad incurable para evitar que sufra) no está siempre relacionada con la desesperanza. Es mucho más compleja, y para ello, las enfermeras de salud mental tienen una gran responsabilidad ya que deben saber llevar este tipo de situaciones. Diferentes aspectos del reconocimiento, como saber escuchar y la presencia en el momento más necesario son actitudes propias de una enfermera psiquiátrica. Estas son las principales proveedoras de cuidado y se exponen a preguntas y solicitudes sobre el final de la vida. [49]

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repercutiría en una mala práctica clínica y un déficit de cuidado en los pacientes. [49]

Hechos como el narrado recientemente, necesitan de atención directa con el paciente. Aunque existe otro tipo de intervenciones que no necesitan de un contacto explícito con él. Son las que se realizan con el uso de Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs).

Concretamente en el ámbito de salud mental, la evidencia vincula las tecnologías de la información con una mejor seguridad del paciente, calidad de atención, acceso y eficiencia. Tecnologías como el uso de la historia clínica digital (que permite sincronizar la información de un paciente con varios centros sanitarios) o aquellos programas informáticos (destinados a registrar todo el plan de cuidados que llevas a cabo de un paciente) entre otras. [50]

Asimismo existen programas que permiten comparar diferentes antipsicóticos y considerar el uso de terapias alternativas, y actividades de bienestar como parte de un plan de recuperación. [51]

Las enfermeras deberían demostrar competencias en informática y en búsqueda de información con el fin de utilizarlas en la práctica, la educación e investigación. De esta manera fomentan la práctica clínica en la evidencia científica. [50]

Hasta ahora, se ha dicho que las enfermeras psiquiátricas deben centrar la atención y sus cuidados en el paciente y en todo lo que le rodea. Pero no hay que olvidar el entorno. Este último es uno de los factores importantes a valorar dentro del modelo biopsicosocial, puesto que influye también en su recuperación. En él encontramos cuidadores, personas que se encargan de cuidar al enfermo fuera del ámbito hospitalario/ ambulatorio. Se trata de familiares o profesionales de la salud, que representan un gran apoyo para el paciente.

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físicas, ya que no se tienen los medios necesarios para sobrellevar la situación. [52]

Una alternativa para el bienestar psicológico es la asistencia a grupos de apoyo donde los diferentes cuidadores pueden compartir los factores estresantes relacionados con su rol. Con tal de satisfacer las necesidades relacionadas con la curación del paciente, los profesionales de enfermería deben elaborar una planificación del cuidado centrada tanto en la participación del usuario como en la del cuidador en relación a su salud. [53] Hacer que el cuidador sea partícipe en la salud del paciente, significa que este reciba información acerca de cómo contribuir a una correcta evolución de su patología. Proporcionándole educación sanitaria sobre las dosis correctas de medicación, sus efectos secundarios, sobre la enfermedad y síntomas, métodos de actuación en caso de una crisis aguda, entre otras. [54]

La última competencia que debería adquirir una enfermera de salud mental y que sirve como objetivo de todas aquellas explicadas previamente, es la capacidad para empoderar al paciente promocionando la salud mediante emancipación, autoeficacia y autogestión. El empoderamiento de un paciente es el proceso general que pretende aumentar la confianza de uno mismo con el objetivo de obtener la energía necesaria para desarrollar por completo la capacidad de gestionar su propia salud. Desde la perspectiva del usuario, una relación necesita construirse sobre el respeto, la implicación y participación en la toma de decisiones.

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largo plazo, pueda gestionar su enfermedad por sí mismo y sea independiente dentro del contexto del cuidado y tratamiento. [55]

DIFERENCIACIÓN ENTRE ENFERMERA ESPECIALISTA EN SALUD MENTAL Y GENERALISTA

Como se ha podido observar, la enfermera especializada en salud mental posee una serie de conocimientos adaptados a su ámbito de actuación. Aún así, existen diferencias entre las competencias que requiere una enfermera psiquiátrica y las de una enfermera generalista.

El enfermero generalista, con independencia de su especialización, es el

profesional legalmente habilitado, responsable de sus actos profesionales de

enfermero que ha adquirido los conocimientos y aptitudes suficientes acerca

del ser humano, de sus órganos, de sus funciones biopsicosociales en estado

de bienestar y de enfermedad, del método científico aplicable, sus formas de

medirlo, valorarlo y evaluar los hechos científicamente probados, así como el

análisis de los resultados obtenidos, auxiliándose para ello de los medios y

recursos clínicos y tecnológicos adecuados, en orden a detectar las

necesidades, desequilibrios y alteraciones del ser humano, referido a la

prevención de la enfermedad, recuperación de la salud y su rehabilitación,

reinserción social y/o ayuda a una muerte digna.[56]

El enfermero generalista debe:

1. Ser capaz, en el ámbito de la enfermería, de prestar una atención sanitaria técnica y profesional adecuada a las necesidades de salud de las personas que atienden, de acuerdo con el estado de desarrollo de los conocimientos científicos de cada momento y con los niveles de calidad y seguridad que se establecen en las normas legales y deontológicas aplicables.

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3. Conocer y aplicar los fundamentos y principios teóricos y metodológicos de la enfermería.

4. Comprender el comportamiento interactivo de la persona en función del género, grupo o comunidad, dentro de su contexto social y multicultural. 5. Diseñar sistemas de cuidados dirigidos a las personas, familia o grupos,

evaluando su impacto y estableciendo las modificaciones oportunas.

6. Basar las intervenciones de la enfermería en la evidencia científica y en los medios disponibles.

7. Comprender sin prejuicios a las personas, considerando sus aspectos físicos, psicológicos y sociales, como individuos autónomos e independientes, asegurando el respeto a sus opiniones, creencias y valores, garantizando el derecho a la intimidad, a través de la confidencialidad y el secreto profesional.

8. Promover y respetar el derecho de participación, información, autonomía y el consentimiento informado en la toma de decisiones de las personas atendidas, acorde con la forma en que viven su proceso de salud – enfermedad.

9. Fomentar estilos de vida saludables, el autocuidado, apoyando el mantenimiento de conductas preventivas y terapéuticas.

10. Proteger la salud y el bienestar de las personas, familia o grupos atendidos, garantizando su seguridad.

11. Establecer una comunicación eficaz con pacientes, familia, grupos sociales y compañeros y fomentar la educación para la salud.

12. Conocer el código ético y deontológico de la enfermería española, comprendiendo las implicaciones éticas de la salud en un contexto mundial en transformación.

13. Conocer los principios de financiación sanitaria y sociosanitaria y utilizar adecuadamente los recursos disponibles.

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15. Trabajar con el equipo de profesionales como unidad básica en la que se estructuran de forma uni o multidisciplinar e interdisciplinar los profesionales y demás personal de las organizaciones asistenciales.

16. Conocer los sistemas de información sanitaria.

17. Realizar los cuidados de enfermería basándose en la atención integral de salud, que supone la cooperación multiprofesional, la integración de los procesos y la continuidad asistencial.

18. Conocer las estrategias para adoptar medidas de confortabilidad y atención de síntomas, dirigidas al paciente y familia, en la aplicación de cuidados paliativos que contribuyan a aliviar la situación de enfermos avanzados y terminales. [57]

Todas y cada una de ellas son las funciones que desempeña una enfermera generalista. Ahora bien, existen diferencias entre un/una enfermera/o de salud mental y un/a generalista. El rasgo diferencial de una enfermera de salud mental es su orientación, esta va dirigida fundamentalmente a las relaciones interpersonales entre enfermera/o y paciente o grupos de pacientes. Utiliza esta relación como herramienta terapéutica principal de su labor, iniciando, fomentando y manteniendo una relación de ayuda entre la enfermera y la persona, familia o grupo que recibe los cuidados durante un determinado periodo de tiempo.

Este tipo de profesional tiene en cuenta los elementos psicosociales en cada una de las etapas del proceso de atención de enfermería. Dedica una atención especial a habilidades comunicativas como son: el apoyo emocional, presencia terapéutica, autenticidad, escucha activa o sensibilidad. [58]

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Por último, incluir dentro de las competencias diferenciales de un/ una enfermera/o de salud mental, el método evaluativo que utilizan. Este se basa en el apoyo y sistema de afrontamiento, esperanzas, deseos, miedos y ansiedad que puede llegar a sentir el paciente. A través de la evaluación de dichos elementos, el profesional de enfermería pretende detectar necesidades y conseguir que el paciente se reintegre en la sociedad, participe en comunidad y aprenda gestionar su propia salud. [60]

SISTEMAS DE MEDIDA DE COMPETENCIAS

Una vez ya se han establecido las competencias necesarias para garantizar una correcta atención y por consiguiente una práctica clínica adecuada, necesitan ser evaluadas para saber si se han llevado a cabo como es debido. Existen múltiples evaluadores de competencias, aquí se mencionaran algunos de ellos.

Evaluación de necesidades de aprendizaje

La evaluación de necesidades de aprendizaje de salud mental basada en competencias se implementa en forma de cuestionarios repartidos en ocho dominios:

- Dominio 1. Valora la actuación del profesional a nivel holístico (si el profesional valora las 5 dimensiones del paciente: cognitiva, espiritual, física, emocional, mental y social)

- Dominio 2. Se centra en la evaluación del cuidado terapéutico (si el profesional lleva a cabo un trato correcto con el paciente o familia de este)

- Dominio 3. Administración y monitoreo terapéutico de las intervenciones (es decir, si el profesional comprueba la efectividad de todas aquellas intervenciones que ha realizado).

Referencias

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