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Efecto de las infecciones con Trypanosoma cruzi o con Trypanosoma rangeli sobre las preferencias de temperatura ambientales de Rhodnius prolixus

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Efecto de las infecciones con Trypanosoma cruzi o con

Trypanosoma rangeli sobre las preferencias de temperatura

ambientales de Rhodnius prolixus

Gabriel Ibarra B., Jorge Molina

Centro de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Tropical (CIMPAT), Universidad de los Andes, A.A. 4976 Carrera 1 # 18A-10, Bogotá, Colombia

RESUMEN

Las temperaturas ambientales de preferencia en Rhodnius prolixus, están influenciadas por procesos fisiológicos propios del insecto y de las interacciones con otros organismos como por ejemplo con la infección con los parásitos Trypanosoma cruzi y Trypanosoma rangeli. Hasta el momento se sabe que infecciones intracelómicas de los parásitos en R. prolixus tienen un efecto sobre su temperatura ambiental de preferencia. Por lo anterior, dentro del presente trabajo se simuló las condiciones naturales de la infección de R. prolixus con los tripanosomas y para ello con un alimentador artificial se infectaron los insectos con T. cruzi o con T. rangeli. Posteriormente, se utilizó un gradiente de temperatura entre los 20 ºC y 70 ºC para comparar la temperatura de preferencia de los insectos infectados con los insectos control no infectados. Además, se evaluaron las diferencias en preferencias de temperatura entre hembras y machos de los insectos. Los resultados muestran diferencias significativas entre las preferencias de temperatura de R. prolixus cuando éste se encuentra infectado con T. cruzi o con T. rangeli

respecto al control. Sin embargo, existen diferencias en las preferencias de temperatura dependientes del sexo de los individuos. Los machos infectados con T. rangeli y las hembras infectadas con T. cruzi prefirieron permanecer en los sectores con temperaturas altas. Con lo anterior, se concluye que los parásitos T. cruzi y T. rangeli efectivamente tienen un efecto comportamental en las preferencias de temperatura ambiental de R. prolixus.

1. Introducción

Rhodnius prolixus es el vector más importante de la enfermedad de Chagas, también conocida como tripanosomiasis americana, en países como Colombia, Venezuela y en países de Centro América (Kirchhoff, 2011; Schmunis et al., 2010). Esta enfermedad es causada por el protozoario flagelado, unicelular denominado Trypanosoma cruzi

(Kirchhoff, 2011; Garcia et al., 2007). Gracias a su gran distribución geográfica, sus hábitos domiciliarios, su alta frecuencia de dispersión y su buena capacidad para infectarse y transmitir el parásito, R. prolixus se ha convertido en un buen modelo de estudio para esta enfermedad (López et al., 2007; Vinauger et al., 2012).

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Desde el punto de vista de procesos fisiológicos y comportamentales en R. prolixus es bien conocido que la temperatura y la humedad relativa son factores de referencia importantes (Schilman & Lazzari, 2004). En particular, la temperatura es una referencia primordial para los insectos Triatominos para la ubicación de su fuente de alimento (Fresquet & Lazzari, 2011). Sin embargo, se conoce además que en diversos casos, animales ectotérmicos modelan su comportamiento y el metabolismo corporal dependiendo de la temperatura del ambiente (Schilman & Lazzari, 2004), por lo tanto está puede generar efectos sobre los procesos fisiológicos del insecto (Schilman & Lazzari, 2004). En la literatura se ha determinado, que la temperatura ambiental de preferencia puede variar para R. prolixus por efecto de la infección del insecto con un patógeno (Fresquet & Lazzari, 2011).

En muchos casos, la preferencia por una temperatura ambiental a causa de la infección por un patógeno, se da como un tipo de respuesta inmune del organismo (Suarez, 2007) o también como comportamiento inducido por el patógeno (Schilman & Lazzari, 2004). La posibilidad de inducir cambios comportamentales fueron exploradas en un estudio previo que buscaba evaluar la presencia de fiebre comportamental en Rhodnius prolixus. En ese trabajo se identificó las preferencias de temperatura ambiental cuando R. prolixus era infectado intracelómicamente con T. cruzi o con T. rangeli (Hinestroza, 2008).

Al igual que en ese estudio, trabajos previos han destacado el papel de la fiebre como una respuesta interna común en animales endotérmicos, como algunos vertebrados (incluyendo los humanos) para superar las infecciones de microorganismos (Casterlin & Reynolds, 1977). Sin embargo, en los animales ectotérmicos, se ha demostrado que un aumento de la temperatura corporal interna puede ayudar a reducir las infecciones con microorganismos. Dado que los animales ectotérmicos no regulan su temperatura interna, este proceso sólo puede ser alcanzado cuando estos animales (incluyendo R. prolixus) se trasladen a zonas más cálidas como una respuesta, llamada fiebre por comportamiento o fiebre comportamental (Casterlin & Reynolds, 1977; Cabanac & Rossetti, 1987; Sherman et al. 1991). En los insectos, la fiebre comportamental ha sido ampliamente reportada (Boorstein & Conner, 1984; Boorstein & Ewald, 1987; Adamo 1998; McClain et al., 1988; Watson et al., 1993; Ouedraogo et al., 2003; Anderson et al., 2013), sin embargo, hasta el momento la evaluación de fiebre comportamental ha

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sido probada solamente en un modelo de insectos hematófagos que intervengan en la transmisión de parásitos a humanos (Thomas et al., 1993).

Como se mencionó anteriormente en el trabajo de Hinestroza (2008), R. prolixus fue infectado intracelómicamente con uno de los dos tripanosomas y se encontró que solo aquellos insectos infectados con T. cruzi tenían una preferencia por temperaturas de 35 °C; mientras que los insectos infectados con T. rangeli mantenían sus preferencias por sitios con 25 °C (Hinestroza, 2008). A partir de los resultados obtenidos en dicho estudio, en el presente trabajo se plantea, la pregunta de cómo se ven afectas las preferencias de temperatura de R. prolixus cuando éste ha sido infectado por T. cruzi o con T. rangeli de manera natural utilizando un alimentador artificial con sangre inoculada con uno de los parásitos.

2. Metodología

2.1 Organismos

2.1.1 Rhodnius prolixus

De una colonia creada desde 1979 en el Centro de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Tropical (CIMPAT) de la Universidad de los Andes, Bogotá-Colombia, se seleccionaron 240 ninfas de R. prolixus en quinto estadio. Estos organismos se mantuvieron a una temperatura de 27 ± 2 ºC y una humedad relativa del 75 ± 10%. Los insectos de esta colonia fueron criados en un régimen de luz artificial desde las 6:00 hasta las 18:00 horas (Ortiz & Molina, 2010).

2.1.2 Tripanosomas

Para de los experimentos fueron utilizadas la cepa T. cruzi I, aislada de R. prolixus y la cepa T. rangeli KP1(-) también aislada de R. prolixus procedente del municipio de Manzanal en el Departamento de La Guajira-Colombia.

Estos tripanosomas fueron proporcionados por el Centro de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Tropical (CIMPAT) de la Universidad de los Andes, Bogotá-Colombia. Ambos, fueron mantenidos a una temperatura de 27 °C en medio Liver - infusiontryptose (LIT), suplementado con 15% de suero bovino fetal, 100 mg/ml de estreptomicina y 100 unidades/ml de penicilina (Ferreira et al., 2010).

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2.2 Alimentación de los insectos

La infección de las ninfas de quinto estadio de R. prolixus se realizó por medio de la ingestión de sangre en un alimentador artificial (Ferreira et al., 2010). El alimentador artificial, consta de un sistema de corrientes de agua que mantiene la temperatura estable al interior de un recipiente de vidrio. Este último, contiene la sangre humana con que fueron alimentados los insectos. Dicho recipiente en su parte inferior, cuenta con una capa de látex, la cual funciona como una membrana que puede ser perforada por las piezas bucales del insecto, recreando así su hábito de alimentación natural (Ferreira et al., 2010).

Para asegurar la infección con T. cruzi o T. rangeli se determinó con una cámara de Neubauer una concentración de parásitos en la sangre de 1 x 107 flagelados/ml (Ferreira et al., 2010). Por su parte, los insectos control también fueron alimentados con sangre humana pero sin infectar.

2.3 Determinación de la infección

Con el fin de verificar que los insectos adultos estuvieran infectados por los tripanosomas, se registró el tiempo desde el momento en el que los insectos se alimentaron hasta el momento en que mudaron de ninfas de quinto estadio a adulto a la misma temperatura ambiental de la colonia.

Estos tiempos registrados se compararon con los tiempos de retraso en la muda reportados en la literatura, de cuando R. prolixus se encuentra infectado con T. cruzi y con T. rangeli (Lazzari, 1991). Esta metodología de determinación de la infección fue utilizada debido a que la muestra de los insectos que fueron alimentados fue escasa, lo cual no nos permitía hacer sacrificios para determinar la infección con los tripanosomas por observación directa o por biología molecular. Los insectos a los cuales se comprobó la infección por su demora en la muda, fueron utilizados en los experimentos de temperatura de preferencia dentro de la arena experimental (Lazzari, 1991).

Para disminuir el número de otros factores que pudieran afectar la temperatura de preferencia de las hembras, éstas se separaron de los machos justo después de la muda de ninfas de quinto estadio a adulto, evitando así la cópula.

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2.4 Arena Experimental

Teniendo en cuenta el diseño de Lazzari (1991), se construyó una arena experimental que consistió de cuatro carriles cada uno con 35 x 9 x 3,5 cm y un gradiente de temperatura individual para cada carril (Fig. 1). Este fue el sistema usado para poner a prueba las temperaturas de preferencias de los insectos. En cada uno de los carriles se evaluó de manera individual las preferencias de temperatura de 10 insectos adultos por ensayo, sumando un total de 40 insectos por cada uno de los seis tratamientos: hembras infectadas con T. cruzi, con T. rangeli, o no infectadas y machos infectados con T. cruzi, con T. rangeli y machos no infectados.

El gradiente de temperatura en la arena experimental fue producido por dos resistencias eléctricas conectadas a un termostato, lo cual mantuvo la temperatura estable dentro de cada carril. Un cubrimiento de aluminio de las resistencias aseguró que las temperaturas fluctuaran a lo largo del carril entre los 70 ºC y los 25 °C (Fig. 2). Una barrera de angeo metálico se usó para impedir el paso de los insectos hacia la resistencia eléctrica.

Para el análisis de datos se tuvieron en cuenta tres gradientes con los siguientes rangos de temperaturas en cada uno de los carriles: Sector con temperaturas altas entre 70 °C y los 30 °C, el segundo sector con temperaturas intermedias en un rango entre los 30 °C y 25°C y finalmente el tercer sector con temperaturas bajas o inferiores a los 25 °C. Estos tres gradientes fueron demarcados individualmente para cada uno de los carriles de la arena experimental con el fin de poder determinar la temperatura por la que los insectos tenían preferencias. Las temperaturas dentro de los carriles fueron medidas con un Termómetro Infrarrojo Digital con apuntador láser (Fluke-566).

El movimiento de los insectos dentro del gradiente de temperatura se registró de las 19:00 a las 21:00 horas, que corresponde al inicio de la escotofase del insecto. Dentro de este periodo de tiempo, se tomaron videos cada 10 minutos con una cámara (Sony®; Handycam PJ670) en modo de visión nocturna y ubicada en la parte superior de la arena experimental (Schilman & Lazzari, 2004). Durante este tiempo de grabación se estableció la temperatura de preferencia para cada uno de los insectos evaluados (Fig. 3).

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Para evitar el marcaje con señales químicas en el sustrato de la arena experimental, cada uno de los carriles de la arena fue cubierto en su base con papel filtro y este se cambió al final de cada uno de los experimentos.

Finalmente, en la periferia de la arena se ubicó una estructura de poliestireno expandido (icopor), con el fin de disminuir las corrientes de aire que podrían afectar la estabilidad de la temperatura en los gradientes establecidos dentro de la arena experimental.

2.5 Análisis Estadístico

Para la comparación entre las temperaturas en cada uno de los carriles y las diferencias entre las temperaturas de cada uno de los gradientes (sector de temperaturas altas medias y bajas), se utilizó en primer lugar una prueba de normalidad y posterior se realizó un prueba t, para muestras relacionadas.

Con el fin de determinar si hubo diferencias significativas en los tiempos de muda de los organismo infectados con T. cruzi, con T. rangeli y los organismos control, se realizó la prueba estadística ANOVA.

Para la comparación de las temperaturas de preferencia (gradientes), según el sexo de los insectos se realizó un análisis de contingencia separando según el criterio de infección (T. cruzi, T. rangeli o los insectos control).

El segundo grupo análisis de contingencia permitió relacionar los tipos de patógenos con los tres sectores divisorios de los gradientes de temperatura. Este análisis se realizó tanto para los machos como para las hembras evaluadas por separado.

3. Resultados

3.1 Determinación de la infección

Los insectos infectados con T. cruzi o T. rangeli tardaron mayor tiempo en el cambio de quinto estadio ninfal a estadio adulto en comparación con los insectos control (p = 2,3425e-7). Los organismos infectados con T. cruzi tardaron de 24 a 26 dias y los insectos infectados con T. rangeli tardaron un tiempo de 26 a 28 dias. Por su parte los insectos contol tardaron de 14 a 18 días.

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3.2 Gradientes de temperatura

Los carriles de temperatura en la arena experimental no mostraron diferencias, debido a que el mismo patrón de descenso en la temperatura, en función de la distancia de medición respecto a la resistencia se observa en cada uno de ellos. Lo anterior, permitió desarrollar las pruebas de manera simultánea en los cuatro carriles (Fig. 2).

Además, se pudo estimar que no hubo diferencia significativa entre cada uno de los sectores (temperaturas altas, intermedias y bajas) de temperatura, en los cuatro carriles de la arena experimental (p = 0,4631) (Fig. 2). Las temperaturas registradas para el sector de temperaturas altas no mostró diferencias en los carriles (p = 0,3816). Lo mismo se cumplió para las temperaturas intermedias y bajas (p = 0,3655).

3.3 Temperatura de preferencia

Al analizar los datos se encontró que machos y hembras de insectos control presentaron diferencias en la proporción de individuos que prefieren cada sector (p = 0,03049). Sin embargo, ambos prefieren el sector de temperaturas intermedias (Fig. 3).

En el caso de los machos y las hembras infectados con T. cruzi, se determinó una diferencia significativa (p = 2,2e-16) en las temperaturas de preferencia. Las hembras prefirieron el sector con las temperaturas altas y los machos prefirieron el sector de temperaturas intermedias (Fig. 3). Para el sector de temperaturas altas el 56,45% del total de hembras, mostró preferencia; mientras que solo el 20,42% de los machos lo prefirió.

Por su parte, machos y hembras infectados con T. rangeli presentaron diferencias en las temperaturas de preferencia (p = 2,2e-16), sin embargo, en este caso fueron los machos quienes prefirieron el sector de temperaturas altas y las hembras el sector de temperaturas intermedias (Fig. 3). Para el sector de temperaturas altas el 50,21% del total de machos, mostró preferencia; mientras que solo el 17,92% de las hembras lo prefirió.

Los machos infectados con T. cruzi o T. rangeli, presentan una diferencia en las temperaturas de preferencia (p = 9,71e-05), donde el grupo de insectos infectados por T.

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cruzi tuvo una preferencia por temperaturas intermedias mientras que los infectados con

T. rangeli mostraron una preferencia por temperaturas altas (Fig. 3). De hecho, aunque existe una diferencia entre la proporción de machos infectados con T. cruzi y machos del grupo control (p = 2,2e-16), ambos grupos prefirieron las temperaturas intermedias (Fig. 3). En cambio, los machos infectados con T. rangeli si tienen una preferencia por las temperaturas altas a diferencia de los dos grupos anteriores (p = 2,2e-16) (Fig. 3).

El sector de temperaturas altas fue preferido por el 20,42% de los machos infectados con T. cruzi, el 50,23% de los machos con T. rangeli y el 14,58% de los machos no infectados.

Las comparaciones estadísticas para determinar las temperaturas de preferencia de las hembras infectadas con T. rangeli y las hembras control, descartó las diferencias entre las medias (p = 0,2217), lo cual quiere decir que las hembras infectadas con T. rangeli y las hembras control, tienen preferencias por temperaturas intermedias (Fig. 3). Por su parte, las comparaciones de las hembras infectadas con T. cruzi y las hembras control presentó diferencias significativas (p = 2,2e-16) (Fig. 3) y también al ser comparado con las hembras infectadas con T. rangeli (p = 2,2e-16) (Fig. 3). Las hembras infectadas con

T. cruzi, prefirieron entonces temperaturas altas mientras que las hembras de los otros grupos prefirieron temperaturas intermedias.

Finalmente, el sector de temperaturas altas fue preferido por el 56,45% de las hembras infectadas con T. cruzi, el 17,91% de las hembras con T. rangeli y el 14,37 % de las hembras no infectadas.

4. Discusión

Rhodnius prolixus teóricamente es inducido a cambios en los tiempos de muda de quinto estadio ninfal a adulto por la infección de parásitos como T. cruzi y T. rangeli, (Ferreira et al., 2010). Los resultados del presente estudio arrojaron que el tiempo antes de la muda para los insectos infectados con T. cruzi o con T. rangeli, fue mayor al tiempo en la muda de quinto a estadio adulto de los insectos control.

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En el presente estudio, el gradiente de temperatura recreó la variabilidad térmica registrada en los lugares que habita R. prolixus naturalmente. Un estudio realizado por Lazzari (1991), en el que se quería probar las preferencias de temperatura del Triatoma infestans, utilizó gradientes de temperatura, los cuales se caracterizan porque el calor dentro del gradiente se produjo con una bombilla y la temperatura oscilaba en un rango de 20 ºC a 50 ºC en un espacio de 35 cm (Lazzari, 1991). Por lo anterior, en el presente estudio se diseñó un dispositivo con una resistencia eléctrica y un termostato para mantener un control mas riguroso de los gradientes de temperatura en los mismos 35 cm de distancia. Es importante destacar que los lugares donde habita R. prolixus en Colombia, generalmente se encuentran en un rango de temperatura de 17 ºC a 35 ºC (Suárez, 2007), este rango de temperatura se mantuvo adecuado durante el desarrllo de los experimentos de determinación de las temperaturas de preferencia con R. prolixus.

Por otro lado, ciertos artrópodos como R. prolixus pueden responder a una infección microbiana mediante la alteración de su comportamiento de termorregulación, fenómeno conocido como fiebre comportamental (Hinestroza, 2008). La fiebre comportamental es un aumento de la temperatura corporal por encima de los niveles normales térmicos a través de la selección de las zonas más cálidas, lo cual se ha demostrado que favorece la supervivencia del anfitrión en una serie de asociaciones del huésped con el patógeno (Hinestroza, 2008). Es importante tener en cuenta que este proceso de fiebre comportamental es un proceso que lo generan los animales ectotermos en sustitución de la capacidad que poseen los endotermos de generar un estado de fiebre. Sin embargo, no en todos los casos el desarrollo de fiebre comportamental es la respuesta natural de organismos para superar una infección (Hinestroza, 2008).

Al analizar los resultados del presente estudio, encontramos que los insectos infectados con T. cruzi y T. rangeli, mostraron una diferencia en la temperatura de preferencia (Fig. 3), lo cual refuerza la idea que cada patógeno causa procesos fisiológicos diferentes en los insectos (Suárez, 2007; Hinestroza, 2008; Vinauger et al., 2012). Sin embargo, los resultados de la presente investigación fueron dependientes; las hembras infectas con T. cruzi y los machos infectados con T. rangeli mostraron un desplazamiento hacia el sector de temperaturas mas altas. Por otro lado, los machos infectados con T. cruzi y las hembras infectadas con T. rangeli, tuvieron un desplazamiento en preferencia hacia las temperaturas intermedias.

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La preferencia por las temperaturas altas de los insectos macho infectados por T. rangeli

(Fig. 3), podría asociarse a un proceso de fiebre comportamental, dado que curvas de infección del parásito en investigaciones anteriores mostraron que el número de parásitos en la hemolinfa del insecto es inversamente proporcional a la temperatura, para el caso puntual de infección con T. rangeli KP1 (-) (Hinestroza, 2008). Sin embargo, el carácter dependiente de nuestros resultados puede sustentar la evidencia de la posible presencia activa de la proteína tripanolítica en las hembras infectadas con T. rangeli debido a que estas tienen una preferencia por las temperaturas intermedias (Fig. 3). En el trabajo desarrollado por Pulido y colaboradores (2008), se estableció que esta proteína podría actuar como una barrera adicional contra el T. rangeli KP1 (-) y ser la responsable de inhibir el desarrollo del mismo (Pulido et al., 2008; Cuba, 1998). Sin embargo, es de resaltar que aunque se encuentren diferencias significativas en el desarrollo de los análisis estadísticos, el análisis de magnitud del efecto muestra que tan solo el 50% de los insectos pueden estar llegando a presentar fiebre comportamental.

Al igual, los resultados obtenidos con T. cruzi fueron inesperados. Los insectos hembras infectados con T. cruzi, prefieren el sector de temperaturas altas (Fig. 3), lo que podría sugerir una respuesta de fiebre comportamental contra el Trypanosoma (Hinestroza, 2008). Sin embargo, al observar las preferencias de temperatura de los insectos machos infectados con T. cruzi, tiene una preferencias por temperaturas intermedias, lo que supondría que no hay un proceso de fiebre comportamental. Dado que R. prolixus es vector de T. cruzi y parece no verse afectado por su infección (Guhl et al., 2002; Borges et al., 2006; Vinauger et al., 2012), la preferencia de altas temperaturas podría ser un comportamiento inducido por el parásito (Garcia et al., 2007; Vinauger et al., 2012). En relación a lo anterior, se ha demostrado que el número de parásitos T. cruzi aumenta hasta cierto punto con el aumento en la temperatura (Hinestroza, 2008). De hecho, en estudios previos los parásitos de T. cruzi incubados a 30 °C aumentaron en su número cerca de 28 veces, casi duplicando su tasa de crecimiento en comparación con 27 °C (Elliot et al., 2015). Por otro lado en la misma investigación se demostró que tanto para

T. cruzi epimastigotes y promastigotes, estas crecen cuando se exponen a 37 °C (Elliot et al., 2015). Por lo tanto, las temperaturas más bajas parecían tener un efecto perjudicial sobre T. cruzi (Elliot et al., 2015). Este rango correspondió en este estudio a

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los sectores de temperaturas intermedias (25 ºC a 30 ºC) y bajas (sectores con temperaturas menores a 25 ºC ), los cuales fueron evitados por el 50% de las hembras.

Por otra parte, el comportamiento que provoca la elección de una temperatura de preferencia en R. prolixus, está influenciado por diferentes variables tales como el ciclo circadiano del insecto, el ciclo de ovoposición de los insectos hembra y el estadio en el cual se encuentra el insecto al momento de tomar los registros de temperatura de preferencia (Schilman & Lazzari, 2004; Fresquet & Lazzari, 2011). Con respecto a el momento del ciclo circadiano del insecto, en el cual se toma el registro de la temperatura de preferencia se puede decir que en el presente estudio los insectos fueron puestos en la arena experimental siempre a la misma hora, de las 19:00 a las 21:00 horas, y en este tiempo fueron tomados los registros. Estas horas corresponden al inicio de la escotofase, es decir, al momento de los picos máximos de actividad de R. prolixus

(Lazzari, 1991) que puede considerarse el momento ideal para realizar este tipo de análisis (Schilman & Lazzari, 2004; Fresquet & Lazzari, 2011). Por lo cual, en teoría nuestros resultados no poseen un sesgo debido a este parámetro.

Otra variable que influye en la preferencia de la temperatura es el ciclo de ovoposición de las hembras adultas, debido a los cambios en las concentraciones hormonales que ocasionan un cambio en las temperaturas de preferencia (Lazzari, 1991; Schilman & Lazzari, 2004). Esta variable particularemente no pudo afectar nuestro estudio, puesto que las hembras fueron aisladas y mantenidas como virgenes a lo largo de todo el experimento.

De igual manera, para evitar que diferencias en temperatura de preferencia sean el efecto de el estadio en que se encuentran los insectos (Ferreira et al., 2010), durante este trabajo se utilizaron solo insectos adultos.

Dentro de los resultados obtenidos dentro de este estudio, pudimos observar que efectivamente hay diferencias en las temperaturas de preferencias de R. prolixus cuando éste se encuentra infectado con T. cruzi o T. rangeli. Sin embargo, a partir de las diferencias existentes en las temperaturas de preferencia entre los insectos machos y los insectos hembras infectados con T. cruzi y las diferencias encontradas en las temperaturas de preferencia entre los insectos machos y hembras infectados con T.

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rangeli, se recomienda para estudios futuros comprobar la influencia en las temperaturas de preferencia de la concentración circulante de la proteína tripanolítica cuando los insectos están infectados con T. rangeli. Al igual se recomienda mantener el método de infección del insecto implementado en el presente estudio, teniendo una muestra de insectos mayor con el fin de poder comprobar con un mayor número de insectos las diferencias de las temperaturas de preferencia. Además, con el fin de determinar procesos de fiebre comportamental en R. prolixus, se recomienda examinar la respuesta de comportamiento con la infección de patógenos potencialmente implicados en el control biológico como hongos, bacterias y virus, tal y como se recomienda en estudios previos (Hinestroza, 2008).

5. Conclusiones

En conclusión, en el estudio se ha presentado una metodología que recréa las condiciones térmicas naturales, donde habita R. prolixus, las cuales son óptimas para determinar las temperaturas de preferencia cuando éste insecto está infectado con T. cruzi o con T. rangeli. Sobre la base de nuestros resultados se encontraron diferencias en las preferencias de temperatura de los insectos hembras infectados con T. rangeli y los insectos machos infectados con T. rangeli. Al igual se encontraron diferencias en las temperaturas de preferencia de los insectos hembras infectados con T. cruzi y los insectos machos infectados con T. cruzi. Asi las cosas, es importante destacar que los insectos hembra infectados con T. cruzi y los insectos machos infectados con T. rangeli

tienen preferencias por el sector de temperaturas altas.

A partir de los resultados obtenidos, se demostró que la infección por T. cruzi y T. rangeli, puede tener efectos sobre las preferencias de temperatura de R. prolixus. Por lo cual, la temperatura de preferencia del insecto puede ser una respuesta a la infección, donde se introduciría fiebre comportamental. Sin embargo, las temperaturas de preferencia del insecto pueden verse afectadas por factores tales como la acción de la proteína tripanolítica o un comportamiento inducido por el patógeno. Por lo anterior se debe explorar el efecto sobre las temperaturas de preferencia de factores como la proteína tripanolítica circulante en la hemolinfa del insecto y examinar la respuesta de comportamiento con la infección de patógenos potencialmente implicados en el control biológico de Rhodnius prolixus.

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AGRADECIMIENTOS

Los autores están muy agradecidos por toda la colaboración del Centro de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Tropical (CIMPAT) de la Universidad de Los Andes y todo su personal.

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Figuras

Figura 1. Arena experimental utilizada para la determinación de las preferencias de temperatura en Rhodnius prolixus. A) Vista superior de la arena experimental. V: Video cámara, G1: Primer carril. G2: Segundo carril, G3: Tercer carril, G4: Cuarto carril, R: Resistencia eléctrica. B) Vista lateral de un carril con gradiente de temperatura. A: Cubrimiento de aluminio, B: Barrera de angeo metálico, C: Cobertor del gradiente, G: Final del gradiente, R: Resistencia eléctrica, P: Papel filtro.

Figura 2. Curvas de temperatura para cada uno de los carriles en la arena experimental. A) Relación Distancia Temperatura Carril 1, B) Relación Distancia Temperatura Carril 2, C) Relación Distancia Temperatura Carril 3, D) Relación Distancia Temperatura Carril 4.

Figura 3. Diagramas de barras mostrando las temperaturas de preferencia de

Rhodnius prolixus de acuerdo con el tipo de microorganismo con el que fueron infectados. Se observa el número de insectos en cada uno de los tres sectores de la arena experimental ( Sector de temperaturas altas, Sector de temperaturas intermedias y Sector de Temperaturas bajas). El número de registros fue tomado cada diez minutos, por un tiempo total de dos horas. El número total de registros tomados por día fue de doce por cada uno de los experimentos.

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Figura 1

B.

A.

35 cm 3,5 cm

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Referencias

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