Aisthesis
Na25-26,
1992-93
Facultad
de
Filosofía
Instituto
de Estética
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago
-Chile
ZURITA
Y LA
DEGRADACIÓN
DE LA
NATURALEZA
Jaime Blume
S.
Introducción
La
poesía chilenade fin de
siglocuentacon unnúmero
importante
de
autores quedan
pesoy
perfil alhori
zonteliterario de
nuestra patria.Entre
ellos sobresale con singularrelieve
Raúl Zurita. De
suobra,
nomuy abundante,
destacaPiír¿*a£orio,
volumen que recogela
producción poéticarealizadaentrelos
años1970
y
1977.
Atendiendo
a sucontenido,
Purgatorio
analizaconpatética profundidad
los
primeros pasosde
unaperipeciavitalcomo
la
suya,
marcada
por un cúmulode
experienciasdolorosas:
carrerade
ingeniería in
conclusa, cesantía,
prisiónpolítica,
hogar
destruido,
problemas psicoló gicosgraves,
etc.Semejantes
experiencias constituyen
ellimo
con el cual el autorfabricará
suscriaturaspoéticasmásrelevantes:
a) una cosmogonía centrada en el análisis
del
escenario natural enel cual sedesarrolla la
vidadel
poeta;
b)
xma.antropologíamarcada porla
presenciadel
yotodopoderoso
del
poeta
y
sus modulaciones(trasves-tismo,
narcisismo,
facha,
manchay
vaca), y
c) unaescatología que apuntaa
la
redencióndel
hombre
caído que esZurita
y
a unarecreacióndel
mundo por el cualdiscurre.
En
el presentetrabajo
nos abocaremos alestudio
del
primer punto arribaseñalado,
la
cosmogoníade
Purgatorio,
queda
ala
obrael soporte
espacial necesariopara sudesen
volvimiento.El
desarrollo del
análi sis nos permitiráhacer
un catastrode los
elementos que conformanla
naturaleza zuritana
y
comprobarhasta
qué puntola
suertede dicha
realidad está comprometida con
los
altibajosde
la
vida mismadel
poeta.En
estesentido,
la
erosióndel
mundonaturalcorre paralela con
la
degra
dación
humana
del
poeta,
y
elposiblerescate
de
aquéldependerá
funda
mentalmente
de
cómoZurita
logre
redimirse a sí mismo.El tema
y
eltratamiento
quede
él
hace
Zurita
tienen
nexosevidentesconla
Biblia,
situación quehace
recomendable acudir a ella para explicar mejor ciertas afirmacionesde
Purgatorio.
1.
El
hombre
degradado
Pese
aque el objetivodel
presente trabajo
es el análisisde la dimen
sión cosmológicade
Purgatorio,
la
estrechauniónque ellaestablece conla
suertedel
autor obliga arealizarciertas consideraciones previas relati vas a
Zurita. Una lectura
atentade
Purgatorio
deja
aldescubierto
elprotagonismonarcisista
delhablante
lírico.
Escondido
o visible, entodas
las
páginasde
la
obra se agazapala
figura
inconfundible
del
autor.Los
distintos
rostrosque el poeta asumeseñalan
la
erosión que sufre su condición humana
y psicológica,
despe
ñándose
de la
exaltacióndel "Ego
sum quisum",
poema queinaugura
ellibro,
hasta la
degradación
de
un animal manchadoy
sucio("Hoy
soñé que eraRey/
me ponían una piel a manchasblancas
y negras/Hoy
mujo con mi cabeza a puntode
caer").La
"mancha"como signo
de
deterioro
moral marca el abismode
envile cimiento en elqueZurita
se sumerge,
conlo
que se completa un cuadrode baja
estima autodestructiva evidente.
Se
trata,
a ojosvistas,
de
un caso clarode
concienciajuzgada. El
mal está en el poetay
de
ellotiene
aguda conciencia.Se
trata
de lo
quela
teología
conoce con el nombrede
"pecado"Sin
designarla
con esenombre,
Zurita
aceptala
realidadde
una condición moral rebajada atra
vésde
la
confesión casi obscenade
su propia miseria.Vale la
pena seguirde
cercaesaconfesión
de
pecadoala
quealudía mos en el párrafoanterior,
pues ella entrega clavesimportantes
parala
decodificación
del
pensamiento poético
de Zurita. He
aquíla lista:
sobrevaloracióndel Yo (p.
12);
estaren el oficio por
largos
años(p.
13);
perderelcamino(Ibid.);
maquillarsela
cara enla
penumbra,
besar las
propiaspiernasy
aborrecerse mucho(p.
16);
tiznar
de
negro a monjasy
curas(p.
16);
destrozarse
la
caray
"amarse
a más que nada en el mun do"(p.
17);
acostarse conunamujerque,
aunquemuerta,
nodeja de
ja
dear (p.
19).
Si
analizamos esta penosalista
de
"pecados",
veremos quetodos
ellosse reducen al
juego
dialéctico
entre unamordesordenado
así mismoy
al prójimoy
un odioigualmente
orientado
alyoy
alos demás.
Una
podero saintuición
lleva
al poeta a procla marque elúnico
pecadoeselquese cometecontra elamor,
evocando conello,
probablemente sinquererlo,
eltremendo
juicio
de Dios
sobrelas
infidelidades
de
Israel
(Cf. Ez.
16;
Os.
2).
El
hecho de
que adeterminados
actos se
los designe
conel nombrede
"pecado"corresponde al protocolo
impuesto
porla
culturajudeocris-tiana,
ala
queZurita
se adscribe.Pero
la
naturaleza mismade
esosactos se capta sólo a
través
de
la
propia experiencia.
La historia
per sonaldel
poeta,
hecha de delirios
narcisistas ode
cruelesmutilaciones,
constituyeuna verdadera revelacióndel
pecado,
especialmente en aquello quetiene
de
yugoy
de
esclavitudimpuesta
alhombre.
La
segundaimagen
queZurita
utilizapara referirseal mal presente en el
hombre
esla
de
mancha.La
manchapertenecealcircuitodel
pecado,
perotransparenta
aspectos queéste
noconsidera.El
pecadosubrayala dimensión
ejecutiva enla
comiman-charescata
las
consecuenciasquede
dicho
acto se siguen en el pecador.El
pecado se circunscribe a su propio
acontecer
fenomenológico.
Es
un"episodio"
en
la
vidadel
hombre,
y
de
suyocomprometesólola
voluntadde
ejecuciónde
un acto prohibido.La
mancha,
encambio,
"apunta hacia
una afecciónde la
totalidad
de
la
persona entanto ésta
se sitúa enrelación con
lo Santo. Aquello
queafecta alpenitenteno podría quitar
se con ningún
lavado
físico"(Ricoeur,
1976:29).
Agreguemos
alo
dicho
quela
mancha esla
otra carade
la
impu
reza,
inicialmente
concebida comoun
impedimento
culturalinhibidor
del
contacto conlas
cosas sagradas(Lev.
21,22;
Éx. 29,37),
pasandolue
go a
designar
eldaño
espiritualdel
pecador marginadodel
contacto conDios
(Me.
1,23;
Jn.
15,3;
Act.
15,9;
Apoc.
7,14;
I
Pet.
3,21ss).
Este
es,
a nuestrojuicio,
el marco
de intertextualidad
bíblica
contraelcual se proyecta
la
visión queZurita
tiene
sobre elpecado,
como actocontingente,
y
sobrela
mancha,
como condición establedel
reprobo.Así
podrían entendersedos
textos,
refe ridoel primero a una coyuntura exterior, y
porlo
mismotranseúnte
("Hoy
soñéque era
Rey/
meponían una piela manchas
blancas
y
negras": p.19),
mientras el segundo apunta a una
disposición
permanente("Anda
yotambién soy
unabuena
mancha": p.26).
Después
del
pecadoy
la
mancha,
la
condenación aparece comola
ter
cera
imagen
queZurita
procesaensu esfuerzo por resolver el mysteriuminiquitatis
quelo
rodeay
acecha.La
conciencia
de
malestarque algunostextos
acusannorefleja sólo unestado
deprimido
ocasional,
sino queda
cuenta
de
unatrágica
experiencia:la
conciencia
de
serun reprobo condenado.
Al
respecto,
valela
pena recordar
untexto
ya visto con ocasióndel
análisisen
torno
alconceptode
"mal",
pero que ahora cobra particularrelevancia para
ilustrar
eltema
que nosinteresa:
"Estoy
malLo he
visto yo no estababorracho
Pero
mecondené"
(p.
20).
Para
entenderun pocolo
quetal
afirmación
significa,
no cabe otrocamino queubicar
la
expresión en el contextode
la
teología
bíblica,
puesde
otro modo corremos el peligrode
banalizar
eltérmino.
La
condenación es una
imagen
que aglutina entorno
suyo unaverdadera constelación
semántica,
de
amplio registro.La
enemistad conDios
y
el alejamiento
de
suamor,
las
tinieblas
(Ef.
4,18),
la
ceguera(Is.
6,9ss;Mt.
13,13)
y
la
muerte(I Cor.
15,56)
son conse cuenciasdirectas del
pecadoy
des
embocan en
la
pena eterna(Is.
56,44;
Mt.
25,46;
Me.
9,42-47;
Apoc.
20,9ss),
marcada,
enelsentirde
San
Agustín,
por"la
muerte que nomuere",
los
remordimientos que roen el almacomo un
gusano,
el sufrimientoin
útil
y
estéril,
los
supliciosdel
cuerpoqueparticipa
de la
penay
otrasfor
masde
esclavitudy
envilecimiento.Al
universode la
condenación pertenece
también
elinfierno,
asientode
las
másdespiadadas
imágenes:
"llanto
y
crujirde dientes
en elhorno
ardiente"
(Mt.
13,42),
"la
gehenadonde
sugusano no muerey
elfuego
no se
apaga"
(Me.
9,
43-48;
Mt.
5,22)
y
donde Dios
puede"perder
el almay
el
cuerpo"
(Mt.
10,28.
Véase Zurita:
"perdí
elcamino",
p.13).
Este
es elintertexto
que estádetrás del "pero
me
condené"
y
es elqueda
soporte ala
gravedadde
la
afirmación.Eterni
dad de
unsufrimiento queno conduce a
nada,
divorcio definitivo
de
todo
aquello alo
que aspiraelhombre
y
alejamiento sin vueltadel
bien
absoluto
son, entonces,
los
rasgosde
espantotrágico
queZurita
reconoce en su propia condenación.Este
hombre
malo,
pecadory
condenado,
vive subajeza
en un esce narioespecífico,
quedesignaremos
con el nombregenérico
de
"mundo".
Ello
abreeltema
de la
cosmogoníaenPurgatorio,
especialmente en sudi
mensiónespacial.De
estadimensión
hablaremos
enla
páginas que siguen.
2. La
cosmogoníade
Purgatorio:
el espacioSi
elYO
y
susmodulacionesentregaban
el perfildel
personajeprincipal
de
Purgatorio,
unterritorio
amplísimo se abre como colosal es cenariopordonde deambula
tamaño
personaje.Haciendo
un recorrido atentode dicho
escenario,
caemosenla
cuentade
que elinfinito
espacialestá significado
de
alguna manera porla
acumulación agobiantede
elementos,
muchosde
ellos contradictorios. La
comarcadefinida
porPurgatorio
incluye
simultáneamente
aldesierto (pp.
23, 25, 26, 29, 31,
35,
36)
y
al oasis(p.
34),
alaspampas(pp.
27,
33, 34,
35,
37,
57)
y
alos
valles
(p.
18),
alos
espacios vacíos(pp.
39,
48)
y
ala
tierra
cubiertade
flores (p.
18).
Los "llanos del demo
nio"
(p.
37)
se prolongan enlas
"lla
nuras
del
dolor"(p.
60)yenlos
camposdel
hambre
y
del
desvarío (pp.
58,
59).
La
llanura
(pp.
27, 37,
39)
semultiplica en espejismos
(p.
26),
se extiendealo
largo
de
horizontes
di
latados (p.
33)
o se encuentra ennichos
(p.
49)
y
rincones(p. 34). El
vacíodel
mundo(p.
32) florece
en pastosinfinitos
(p.
48),
y
el silenciode la
ausenciase pueblade
silbidos(p.
47).
El
aire(pp.
33, 34),
el viento(pp.
31, 36),
la lluvia
(p.
32)
y
la
nieve(p.
36)
dialogan
conlos
cielos(pp.
18,
26,
31, 33),
el sol(p.
18)
y
las
estrellas(pp.
49, 65, 67),
mientraslos
colores(blanco,
verde, negro,
azul: pp.27,
49)
üuminan
elfollaje de los
árboles
(p.
36),
de
las
plantas(p.
18)
y
de los
pastizales
(p.
35).
De
todo
este abi garrado conjuntode
materias,
brota
Chile
con sus"lapsus
y
engaños"
(p.
25),
patria enla
que se escucha ahora"el
balar
de
nuestras/ propias almassobre esos
desolados
desiertos
miserables"
(p.
35).
El
espacio asídefinido
se convierte en un
largo
camino(pp.
11,
13,
32),
recorridopor elyoy
sus modula ciones(facha,
mancha,
vaca)y
por una cohortede
personajes:monjas,
curas,
ángeles,
Buddha,
la
madre,
varios personajesfemeninos,
vaque ros que nosabenquéhacer
con elganado,
Dios, Jesucristo,
la Inmaculada
y
Zurita
mismo consus amigos.En
eldesarrollo
de
este estudiohemos
sostenido quePurgatorio
encierra unacosmogonía
de
nítido perfil,
escenariohecho de
desiertos,
pampas,
llanos,
campos,
horizontes;
aire,
viento,
lluvia,
nieve; cielo, sol,
estrellas.
Este
mundo asociasu suerteala
del
hombre
entérminos tales
que elrebajamiento
de
esteúltimo
provocala
degradación de
aquél.En
ello quizás radique uno
de los
puntos másaltos
de la
intuición
poéticade
Zurita.
Veamos
cómo procesa el poeta estarealidad.
En lo
que al mundoexterior serefiere,
las
observacionesdel
autor
dan
cuentade
un universo envilecido. "Pampas
carajas"y
"llanos
del
demonio"(pp. 33
y
37)
sondos
calificaciones que pesan
abruma-doramente
sobreelpaisaje zuritanoy
lo
marcannegativamente,
pese atodos
los
esfuerzos para redimirlo.En
otraspartessenoshabla del "ma
nicomio
de las
plantas"
(p.
18),
del
Desierto de Atacama
cuyavisión"no
valía ni
tres
chauchas"(p.
25),
de
esemismo
desierto
que"son
puras manchas"(p.
26),
quees"maldito"(p.27),
estéril(p.
32),
miserable(p.
35),
árido
(p.
37),
solo(p.
38)
y
está conformadopor
"cochinas
pampas"
(p. 27).
En
un plano másabstracto,
se nosinforma
acercade
los
"blancos
espacios
de
la
muerte"
(p.
53),
de
las
áreas
del
desvarío,
la
pasióny
la
muerte(p.
57),
o se vuelve al referente reco nocibley
concretode "los
camposdel
hambre"
(p.
58),
de los "campos del
desvarío"
(p.
59)
y
de "las llanuras
del
dolor"(p.
60).
Estamos,
a nodu
darlo,
frente
a unjuicio
poético condenatorio,
que rebajala
condi cióndel
escenario cósmicoy
lo
convierteen adecuado contrapunto
de la
locura,
sufrimientoy
muertedel
hombre.
El
hombre
es sujeto agentedel
mal,
pero su accióntrasciende
más alláde
suspropioslímites,
alcanzando
almismo mundo en el quehabita,
queya no canta
la
gloriade
Dios,
sino que se convierte entierra
de
exilio para el mismohombre
quela habita:
"Los
desiertos de
Atacama
nosonazulesporquepor
allá novoló el espíritu
de
J.
Cris
to
que era unperdido"
(p.
34)
De
este mal en el mundohablan
las líneas
que siguen.3.
Símbolos del
malen elcosmos
El
mal,
sus modulacionesy
secuelas no sólo afectan
á
la
personadel
pecador,
sino que alcanzanlos
límites
cósmicosdel
escenario por elque el
hombre
discurre. En Purga
torio,
tres
sonlos
aspectosque,
desde
elpuntode
vistaescénico-geográfico,
privilegia el poeta: eldesierto,
las
áreas
verdesy
unámbito
complejoconformado por
pampas,
camposy
llanuras. Frente
aesteespacio,
Zurita
adoptauna actitud
de
arrobamiento,
fácilmente
reconocible en el poemaque
dice:
Quién
podríala
enormedigni
dad del
desierto de Atacama
como unpájaro
se eleva sobre
los
cielos apenasempujadoporelviento
(p.
31).
Sin
embargo,junto
ala
visiónparadisíaca
del
paisaje,
existe otra quetambién
reclama audiencia.E
sta otravisión correspondeala
caraos curade
la
realidad,
y
suregistro nos permitirámatizarnuestrojuicio
sobre
eltema.
Veamos,
en primertérmino,
lo
queZurita
dice
sobreeldesierto.
Por
de
pronto,
eldesierto "son
puras manchas"(p.
26),
es"maldito"
y
da
miedointernarse
por"esas
cochinas pampas"(p.
27).
Llegar
aldesierto de
Atacama
"no
vale nitres
chauchas"(p.
25).
Estéril
y
desolado (p.
32),
eldesierto
se yergue como el contrapunto
de
"nuestras
propias pampas carajas"(p.
33).
Por
las
vastedadesdesérticas "no
se escuchaalas
ovejasbalar"
(p.
35)
y
el viento"borra
comonieve el color
de
esallanura"
(p.
36).
En
estos"llanos del
demonio"
(p.
37)
se
divisa,
como en un espejismodolo
roso,
"nuestra
soledad",cuya sombrase
despliega
sobre undesierto
queexpira
solitario,
como sifuera "una
larga facha
coronadade
espinas"
(p.
38).
En
lo
que alas
áreas
verdes serefiere,
segundoámbito
paisajísticotrabajado
temáticamente
porZurita,
la
visiónquede
ellassedesprende
esmás o menos similar a
la
que viéramos reflejada en
los desiertos. En
efecto,
"las
vacashuyendo
desapare
cen"de
los
pastosinfinitos
(p.
48),
pues,
contratoda apariencia,
la
engañosa
feracidad
de dichos
pastosnoes sino un
"espacio
vacío"
cubierto
por
"pastos
imaginarios"
(p.
48)
y
regido por
"los
mismos vaqueroslo
cos"
(p.
52),
que no pastorean sinoque acosan
las
manchadas vacashasta la
muerte(p. 51).
El
tercer
elemento configuradordel
paisaje zuritano(pampas,
campos,
llanuras)
es unhorizonte
dilata
do
cuyas características quedan aldescubierto
con el solo anunciode la
condición
de dichos
espacios.Desva
río,
pasión, muerte,
hambre
infinita
y
dolor
(p.
57)
sonimágenes
que acotan
la
realidadentérminos tales
quehacen innecesario
cualquier comentario.
En
síntesis,
el escenariodescri
to
porPurgatorio
—desiertos,
áreas
verdes,
pampas,
camposy
llanu
ras—
,
junto
con manifestar el esplendor
de
subelleza
original,
acusael envilecimiento que sobre
él
caecada vez que serelacionacon el
hom
bre:
"Nosotros
seremos entoncesla
Corona de Espinas/ del
Desierto"(p.
38).
Es
quela
degradación del
serhumano
esde
tal
naturaleza quecontamina
todo
lo
quelo
rodea.En
estesentido,
el pecadotrastorna
elorden querido por
Dios
enla
creación, y
explica elhecho de
que eluniverso se enemiste con el
hombre
quelo destruye.
Es,
por otraparte,
lo
mismo que sostiene el
texto
bíblico:
"(.
..) maldito sea el suelo portu
causa: con
fatiga
sacarásde
él
elalimento
todos
los
días de
tu
vida.Espinas
y
abrojoste
produciráy
comerás
la
hierba del
campo."
(Gen.
3,17-20)
Una
vezmás,
la
intuición
poética
de Zurita
alcanza un altodesem
peño.
Al
vincularla
tierra
con elhombre,
nohace
otra cosa quereva-lorizar
viejastradiciones
bíblicas.
El
hombre Adán
salede la
tierra
—adamah—
y
de
ellatoma
sunombre(Gen.
2,7;
3,19;
Is.
64,7;
Jer. 18,6).
Pero,
así comola
tierra
esla
heredad
del hombre (Gen.
1,28)
y
participade
las bendiciones
que sobreél
recaen,
de
igual
modola
maldadde
éste hará
que
las
simientessetransformen
enhierbas
venenosasy
que espinasy
zarzas
trepen
por sus altares(Os.
10,1-10).
Con
ello,
la
tierra
deja de
ser elparaíso
de
los
orígenesy
pasa a convertirse enunlugar de
pruebay
sufrimiento.Podríamos
seguirdescubriendo
múltiples parentescos entre
textos
de
Zurita
y
de
la
Biblia,
perocreemosquecon
lo
dicho
basta.
No
setrata
de
sostener que
Purgatorio
no sea sinouna paráfrasis
de distintos
autoresbíblicos,
perolo
quesíparececlaro esque elgran
tema
de la
tierra
malditapor el pecado corresponde auna
doc
trina
muy
bien
asentada enla Biblia
y
profusamenteilustrada
enZurita.
El hecho de
vincularcausalmenteelpecado
del hombre
conla degradación
de la
naturaleza es un refinamientoteológico
quedemuestra,
por unlado,
la
originalidaddel Libro Sagrado
y,
por
otro,
la
evidenteinfluencia
ani velde
intertexto
quelas
Escrituras
ejercen sobre
Purgatorio,
aun cuando
dicha
influencia
no sea necesariamente consciente.
En
todo
caso,
la
experiencia
del
malpareciera ser elsoporte común
del discurso
bíblico
y
del de Zurita.
Esta
experiencia cuaja,
enamboscasos,
enuna simbólicamuy estructurada,
cuyainstancia
más
baja
operacon símbolos prima riosarquetípicos,
queson,
a nivelpersonal,
el pecadoy
la
mancha, y
anivel
cósmico,
eldesierto
y
lo
queél
significa como situación
límite de
vida.Esjustamente
en el punto reciénmencionado
donde
se producenlas
mayores concordanciasentre el poeta y
su referentebíblico
.La
maldiciónde la
esterilidad;
la
asombrosa soledad
del
desierto
(Dt.
32,10);
los
sonidos
quepueblan esta vastedad("ru
gido"
para
la
Biblia,
ululardel
vientopara
Zurita);
la
desolación
de los
"desiertos
miserables"(Zurita,
p.35),
quees
la
mismaque sufre elhombre
cuandoDios
oculta su rostro(Ps.
13,2ss),
son elementos queocurrena cada pasotanto
enla
literatura
de la
cautividad
de
Israel
como en elPur
gatorio
de
Zurita.
Ponemos
puntofinal
a estas reflexiones
recordando algo yadicho
más arriba.
La
causadel
envileci-riúento
de
la
naturaleza es el pecadodel hombre. Esta
doctrina,
queconstituye
unode los
puntos más originales de la
teología
bíblica
sobre elpecado
original,
encuentra enZurita,
a
la
sazóndesvinculado del
cristianismo,
un comentarista asombrosamente
fiel
y
ortodojo.Acudiendo
aimágenes
fundantes
y
símbolos primordiales,
el poeta elabora su propiodiscurso
sobreelmal,
el pecadoy
susconsecuencias negativas en
la
naturaleza,
discurso
que presenta notables
paralelismos con el pensamiento
bíblico
sobre eltema.
Con lo dicho
cerramos nuestroestudio sobre
la
degradación
del
cos mos enla
poesíade
Zurita. Una
visiónmás completa exigiría atender a
la
dimensión
escatológicadel
poeta,
pero ello nos obligaría a abrir un nuevo
capítulo,
situación quedes
borda
el propósitodel
presentetra
bajo.
Recordemos
solamente quedentro
de la
cosmogoníade Zurita
elcapítulo
final
no esla
muertedel
mundo sino suregeneración:"Para
quedesolado frente
aestasfachas
el paisajedevenga
una cruzextendida sobre
Chile
y
la
soledadde
mifacha
vea entoncesel redimirsede
otras
fachas:
Mi
propiaRedención
en elDesierto"