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Punto de vista sobre el concepto de desarrollo

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Punto de vista sobre el concepto de desarrollo

Fundamentación contextual introductoria

Según Bourdieu

“Las teorías son programas de investigación dirigidos a una utilización práctica que las rechaza o las generaliza”1

Se añade ello al hecho de que en Colombia investigar en ciencias sociales y humanas constituye un desafío en las condiciones actuales de la universidad y del país, toda vez que a las dificultades propias de todo trabajo investigativo en nuestro medio (limitaciones de recursos, condiciones extremas de violencia, difícil acceso a información significativa, restricciones de todo tipo, coacciones,

constricciones, e intentos de imposición de las orientaciones de las pesquisas, y trabas burocráticas de todo tipo) se suma el hecho de que la investigación en estos campos es mirada con desdén cuando se trata de financiarla. Sin embargo, cabe anotar que a contracorriente, hay espacios para transgredir dichas limitaciones, y hay mecenas; y así sea con las uñas, “se va abriendo trocha” y “se va haciendo camino al andar”.

Marco teórico – conceptual y de referencia

En el campo específico que nos ocupa hoy, el campo del desarrollo, los expertos suelen adoptar una visión restringida o estrecha sobre lo qué es y debe entenderse por desarrollo. Por el contrario, nuestra concepción del desarrollo es amplia.

En documento2 presentado en 1998 al IHED/IHEAL decía al respecto lo siguiente:

“Se concibe el Desarrollo como un proceso integral y cultural complejo, que no se deriva única y exclusivamente del crecimiento económico, sino que, si bien pasa por allí, es decir, por la creación de riqueza nueva incremental, toda vez que es indispensable producir riqueza, administrarla correctamente y distribuirla en forma equitativa para solucionar los problemas de la sociedad, y principalmente de los ciudadanos con menores recursos; sin embargo, en nuestro concepto incorpora también, desarrollo humano y social, participación democrática, protección del medio ambiente y sostenibilidad, de tal modo, que se garanticen los derechos intergeneracionales” 3.

1 Pierre Bourdieu et al.

An invitation to reflexive sociology, Chicago University Press, Chicago, 1992

2 El documento al que se hace referencia es “Relaciones de poder, conflictos y capacidad competitiva y su incidencia en el desarrollo

de las regiones”, IHED/IHEAL, 1998.

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Argumentaba en esa época, de manera central y junto con los otros aspectos, que el desarrollo debía ser sostenible, en la medida en que se ofrezca a las personas la oportunidad de desarrollar su potencial capacidad de realización en el marco de su propio contexto cultural, de tal manera que se genere, no sólo cierto sentido de pertenencia y compromiso, sino que se garantice a futuro, el logro tanto de la construcción social de un entorno más vivible como la disponibilidad de recursos para las generaciones venideras.

Fue así como me fui acercando, de una parte, a una concepción sistémica del desarrollo, es decir, como la aptitud o capacidad efectiva para enfrentar con relativa eficacia los grandes desafíos y problemas críticos que cada momento histórico le plantea a una sociedad, y satisfacer en forma autogenerada y sostenida las necesidades materiales básicas y aspiraciones sociales de progreso y realización tanto colectivas como individuales; así como para generar la riqueza incremental necesaria para financiar el logro de dichos objetivos4. Todo ello en condiciones de equidad, seguridad, sostenibilidad ambiental, soberanía nacional y paz interna (CEPAL, 1971)

De otra parte, me fui acercando a una concepción ética del desarrollo.

En otras palabras, llegué a comprender que el desarrollo no puede limitarse al crecimiento de objetos inanimados de conveniencia, como incrementos del PNB (o del ingreso personal) o la industrialización o el progreso tecnológico o la modernización social, todos estos, logros muy importantes y a menudo cruciales.

Llegué a comprender decía, que su verdadero valor está relacionado con el efecto que tales aspectos tienen en las vidas y libertades de las personas a quienes atañen. Y, entonces, me di cuenta de la importancia del vínculo entre libertad y desarrollo.

También pude comprender en ese instante que la capacidad real que tiene una persona para alcanzar logros (desarrollo humano sostenible) está bajo la influencia de las oportunidades económicas, las libertades políticas, las facilidades sociales y las condiciones habilitantes de buena salud, educación básica, así como el aliento y cultivo de iniciativas.

Me fui acercando, entonces, a lo que sería el eje de mi trabajo posterior: el desarrollo regional.

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Me preguntaba en esa época cómo impulsar el desarrollo emprendedor en una región como la del norte de Cundinamarca, caracterizada por ser bastante conservadora y conformista en sus costumbres; y que combina, de una parte, una historia de segregación social y exclusión entre una élite extranjerizante y una población trabajadora con raíces campesinas; y de otra, una fuerte hibridación cultural, impulsada principalmente por las nuevas generaciones, en un contexto de modernización tardía e incipiente desarrollo con diversos tiempos y ritmos. Comprendí en ese momento, que esos procesos no pueden entenderse independientemente de las relaciones sociales y económicas dentro de las cuales se desempeñan los distintos actores sociales.

En esa medida, llegué a la consideración de que el logro del desarrollo emprendedor varía tanto como varíe la mentalidad de la sociedad, y en tanto ésta sea capaz de incorporar el valor de la innovación emprendedora y, por tanto, de internalizar la necesidad de transformación de la región, pues en nuestra opinión, la preocupación por la innovación emprendedora no es ajena a las transformaciones sociales, políticas y económicas.

Ahora, específicamente, comencé a abordar el desarrollo acerca de las regiones, entonces orienté la indagación hacia el estudio y análisis de las condiciones para el desarrollo de la competitividad sistémica y el emprendimiento, desde la perspectiva local de sus características socioeconómicas, socioculturales, sociopolíticas, psicosociales, socio ambientales y del entorno; y del análisis de los más relevantes obstáculos estructurales y sistémicos de índole socioeconómica, sociocultural, psicosocial, socio ambiental, socio-jurídica, institucional, tecnológica y de la gestión, que intuitivamente se piensa se interponen al desarrollo local tanto de la competitividad como del emprendimiento en la región de estudio.

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Metodológicamente se buscó efectuar el abordaje con estrategias de la investigación social cualitativa, toda vez que como dice Galbraith:

“No existe ningún proceso ni problema que no pueda ser formulado y expuesto en un lenguaje claro y no necesariamente matemático o cuantitativo a quien esté interesado”5

Se ha utilizado en particular la observación participante, usada de dos maneras: como técnica de recolección de información y una forma de acceder al escenario y a los actores sociales; y como estrategia metodológica presente en todo el proceso de investigación, en el cual la observación6 y la

participación como componentes esenciales, le imprimen su carácter particular.

Se propuso esa manera de aproximarse a la realidad social, no sólo como un cambio paradigmático, sino como un esfuerzo de naturaleza metodológica y teórica de amplía significación, en la medida en que siendo economista, en punto de lo social se plantea una ruptura drástica con la formación de base.

Constituye la estrategia metodológica adoptada un giro en la mirada, que pone en cuestión los universalismos y los enfoques estructurales, para situar la mirada en el sujeto de la acción, en sus contextos particulares, con sus determinaciones socioeconómicas e históricas, sus singularidades sociopolíticas y socioculturales, sus diferencias psicosociales y socio ambientales, y las distintas maneras de vivir y pensar los acontecimientos y situaciones.

5 Galbraith, ese gran economista heterodoxo, en su Viaje a través de los tiempos económicos, 1958

6Toda investigación social se basa en la capacidad humana de realizar observación participante: Ver Hammersley,

Martyn y Atkinson, Paul “Ethnography and participant observation”, en Denzin, Norman e Yvonna Lincoln (eds.)

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En ese aspecto, se busca ser lo más fiel posible a la exigencia planteada por W. Wright Mills:

“Sed buenos artesanos. Huid de todo procedimiento rígido. Sobre todo, desarrollad y usad la imaginación sociológica. Evitad el fetichismo del método y la técnica. Impulsad la rehabilitación del artesano intelectual sin pretensiones, y esforzaos en llegar a serlo vosotros mismos. Que cada individuo sea su propio metodólogo; que cada individuo sea su propio teórico; que la teoría y el método vuelvan a ser parte del ejercicio de un oficio” 7

La investigación en ciencias sociales y humanas busca la comprensión de la realidad sociocultural desde la experiencia de interacción de los sujetos y como génesis misma de su acción social8 con miras a su desarrollo y/o bienestar.

En ese sentido, el enfoque socioeconómico que aquí se adopta, asume que la economía está inmersa en la realidad social y cultural; que el comportamiento de los individuos obedece a sus intereses; y que los mecanismos de decisión que utilizan los individuos están subjetivamente influenciados.

En efecto, están influenciados por los valores, emociones, percepciones9, juicios y prejuicios del individuo; así como por afinidades culturales y otros condicionamientos de tipo psicosocial, socio ambiental, tecnológico, socio jurídico e institucional y los relacionados con la gestión local del desarrollo.

Específicamente en este campo de la gestión10, la capacidad de afrontar los complejos problemas de las organizaciones, y de la organización social misma, que se supone, caracterizan a una región, se halla supeditada en gran medida, a la disponibilidad de recursos humanos con las aptitudes y calificaciones apropiadas para un desempeño administrativo eficiente.

Así es, no por capricho, sino porque el hábitat propio del hombre es la realidad11, la cual construye gradualmente, en tanto que aprehende haciendo de suyo cosas vitales para su vida.

7Wright Mills W. La imaginación sociológica, Fondo de Cultura Económica, México, pp. 68-72,1961.

8 MARDONES, J.M. (Editor) Filosofía de las ciencias sociales y humanas, Anthropos, Barcelona, 1991.

9 Las percepciones y valoraciones de los actores sobre su mundo siempre son susceptibles de empobrecimiento o de enriquecimiento

cotidiano.

10 Alrededor de este concepto, la discusión hace tiempos está superada, pues pasó a ser utilizado para definir el campo de la

administración y de la gerencia (ciencias de la gestión) y como denominativo de formas y/o procesos participativos de administración, como cogestión y autogestión. Para enterarse al respecto, los administradores de empresas deberían ver Le Moigne J.L. El estado de la investigación en ciencias de la gestión, Iseor- Fnege, Paris, pps 132-140,1984.

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En esta medida, la realidad no es un sí, ni un para mí, sino un constructo dado en la aprehensión desde las experiencias vitales12. Es así, que el espacio sociocultural en el cual las personas desarrollan sus primeros años de vida determina aspectos constitutivos como son las costumbres y el lenguaje, entre otros. La realidad sociocultural hoy se constituye desde sujetos múltiples y contradictorios, habitantes en muchos casos, de comunidades que establecen diferencias desde la pluralidad de relaciones sociales, donde se dan actos de presencia y apropiación de la existencia que permiten la autoconstitución de los sujetos.

Se muestra esa realidad sociocultural desde un contexto que se da a partir de hábitat y comunidades construidos desde la variedad, donde lo individual es plural y el reconocimiento de la diversidad establece la existencia del otro desde su exterioridad.

La realidad sociocultural no es lineal, pues acontece y deviene en diversidad, donde el otro irrumpe en la diferencia.

El reconocimiento de ese hecho, lleva a establecer una multiplicidad de racionalidades: étnicas, sexuales, laborales, religiosa y políticas, ya que no existe una sola forma de realización humana o un tipo ideal de hombre o de cultura. Esta dimensión de la realidad se configura desde sujetos diversos y modos distintos de asumir la vida.

Se establece así, un derecho a la diversidad y al pluralismo, que da cabida a poseer una cultura diferente al otro, sin ser discriminado ni marginado; a que se reconozcan los valores desde las diversa dimensiones y cosmovisiones; a valores compartidos, como la esperanza, la libertad, la justicia, la igualdad, la tolerancia, la convivencia pacífica, la autonomía, la cooperación y la solidaridad. Estos en últimas son constructos, los cuales, las diferentes sociedades y comunidades, de una u otra manera, hacen propios en la configuración de sus distintos modos de vida y en la búsqueda de un bien común, pues este último es el que permite la constitución de cualquier agrupación humana, y en la configuración del bien común es donde se posibilita realizar los intereses particulares.

Aquí, la realidad sociocultural se percibe, entonces, desde las diversas maneras de aprehensión en los modos de vida del ser humano, entendiendo que estas diversas formas de estar en el mundo están acompañadas de una pluralidad, que permite ver la mentalidad y la expresión que una comunidad y una cultura manifiestan en las muchas maneras de su organización.En ese sentido, se trata aquí de

indagar por los elementos, la construcción social y el sentido de la acción social que acontece como realidad sociocultural en el norte de Cundinamarca y el valle de Chiquinquirá.

12 Para un desarrollo detenido sobre el problema de la realidad, consúltese ZUBIRI XAVIER Sobre la esencia, Alianza Editorial, Madrid,

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Obviamente, se entiende que en la construcción de esa realidad convergen distintas dimensiones como son: una realidad natural, socioeconómica, sociopolítica, socio ambiental, psicosocial y sociocultural. El lugar fundante de la realidad socio ambiental, socioeconómica, sociopolítica psicosocial y sociocultural, es el reconocimiento de la existencia del otro, que permite establecer la convivencia. Este acto supone, asimismo, crearespacios económicos, políticos, sociales y culturales que propician la vida de los individuos que la constituyen.

El comportamiento social de las personas constituye, sin duda, un campo de estudio fascinante para cualquier observador. Pasamos la vida en constante interacción con otros individuos, ocupando nuestros pensamientos con ellos, tratando de agradarlos, procurando anticipar sus conductas hacia nosotros, etc. A través de la interacción con otras personas, el ser humano va modelando su específico modo de ser y de comportarse, sus creencias, aptitudes y actitudes, en definitiva, su propio yo. En consecuencia, lo que somos, pensamos y sentimos es, en realidad, producto de la interacción social. La vida humana resulta, pues, difícil de concebir fuera del marco de sus relaciones sociales.

Pues bien, se abordan la realidad socioeconómica y la realidad sociopolítica, aceptando con Polanyi que la economía está incrustada en la realidad social13.

Ahora, de acuerdo con Bourdieu14, también se acepta como cierto que el análisis de las instituciones

sociales, políticas, jurídicas, religiosas, e incluso, simbólicas, sería superficial si no se tuvieran en cuenta las realidades económicas, sean éstas más evidentes o permanezcan más ocultas; que en todos los casos, las realidades políticas de un sistema descansan en la capacidad de sus unidades de producción para procurar la subsistencia; y que desconocer esas realidades es ocuparse solamente de una parte de la realidad, del mismo modo que caracterizar solamente las relaciones sociales es contribuir a la creación de una ficción intelectual. En este sentido, y siguiendo en esto a Maurice Godelier, puede decirse que el análisis social debe caracterizarse por intentar poner de relieve lo que de económico influye en lo económico, así como lo que de-económico existe e influye en lo no-económico15.

De otra parte, abordar en nuestro estudio la realidad psicosocial de la región de estudio, significa mirar cómo los pensamientos, sentimientos y conductas de las personas son influidas por otros; y llegar a establecer de qué manera esa influencia se manifiesta en sus modos de pensar, sus creencias, sus prejuicios y sus actitudes políticas y económicas.

13 POLANYI K. The Livelihood of man, Free Press, New York, 1977. También (1944) The Great Transformation, Holt, Rinehart &

Winston, N.Y. ; y Antropology & Economic Theory Reading in Antropopology, Crowel N. Y. , 1968.

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Además, se aborda también el ambiente desde la perspectiva particular de su percepción por parte de los individuos, que ha pasado a ser fuente de preocupación científica, especialmente por parte de los psicólogos sociales. Dentro de esta extensa problemática, uno de los motivos de preocupación investigativa es el que hace referencia a la experiencia emocional del ambiente, a su percepción y significado personales. Esto nos lleva a mirar la realidad socio y psico -ambiental, es decir, la percepción y significado del medio construido y la experiencia emocional de las personas frente al ambiente. También se abordan la organización de la sociedad en la tradición de Leff16; el clima organizacional, en la tradición de K. Lewin17; y las actitudes y reacciones frente al espacio, que al decir de Alexander Tzonis puede ser amplio u opresivo18; y frente a lo que Marc Augé llama los “no lugares” o espacios del anonimato19, según sus circunstancias.

Por último, no sobra aclarar que en el orden del pensamiento sistemático y como modalidad de investigación, el pluralismo en los paradigmas teóricos y en las opciones metodológicas constituye un criterio primordial para el desarrollo de la investigación como tarea irremediablemente atada al presente y futuro de la universidad colombiana. Como es aceptado dentro de ese espíritu pluralista, no se corresponde con la naturaleza de lo universitario ni santificar, pero tampoco condenar uno u otro modelo de investigación.

Tampoco es de incumbencia de la Universidad fungir de notario que registra la validez o no validez de cualquiera de los enfoques interpretativos en los que se inscribe el pensamiento sistemático.

Más bien, cumplidas ciertas exigencias mínimas asociadas a la coherencia interna del pensamiento, al, rigor teórico-metodológico y a las bases argumentativas de las distintas modalidades de conocimiento, lo que normalmente hace la universidad, en cuanto aventura cultural, es fundar los límites y las bases de la legitimidad de uno u otro modelo de investigación.

Como dice Sabines:

"¿Quién es quién para decir "esto es así", si la historia de la humanidad no es más que una historia de contradicciones, de tanteos y de búsquedas? No quiero convencer a nadie de nada. Que cada uno llegue a la verdad por sus propios pasos, y que nadie le llame equivocado o limitado. Tratar de convencer a otra persona es indecoroso, es atentar contra su libertad de pensar o de creer o de hacer lo que le dé la gana…Yo quiero solo enseñar, dar a conocer, mostrar, no demostrar” 20.

16 LEFF H. L. Experience, Environment and Human Potentials,Oxford University Press, New York, 1978. 17 LEWIN K. la teoría del campo en la ciencia social, Paidos, Buenos Aires, 1978.

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