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La noción de viaje en Pedro Páramo (1955) de Juan Rulfo

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(1)LA NOCIÓN DE VIAJE EN PEDRO PÁRAMO (1955) DE JUAN RULFO. Monografía para optar por el título de Literato. Presentado por: Alberto León Gómez Código: 200111593.. Dirigida por: María Luisa Ortega. Departamento de Literatura y Humanidades. Facultad de Artes y Humanidades Universidad de los Andes. BOGOTÁ, ENERO DE 2008. 1.

(2) CONTENIDO. Introducción........................................................................ 3 I.. Estructura de Pedro Páramo....................................... 5. 1.1 Ecos que se recogen y motivos que se repiten........... 7 1.2 La búsqueda como eje temático.................................. 9 II.. Viaje físico de Juan Preciado....................................... 11. III. Un viaje por la memoria de Comala............................. 20 IV. Retorno al mito............................................................. 27 Conclusiones....................................................................... 34 Bibliografía...........................................................................36. 2.

(3) Introducción. La noción de viaje en Pedro Páramo (1955) es un tema que, si bien ha sido mencionado por la crítica, pocas veces ha sido abordado de manera directa. Así, cuando la crítica se aproxima al él, es, casi siempre, intentando dar cuenta de alguno de sus elementos como el viaje arquetípico de Juan Preciado, o el cómo la novela se ajusta a la estructura mítica de la búsqueda; sin embargo, pocas veces se ha abordado el tema en un estudio que exponga el cómo se desarrolla el viaje y cual es su función en la novela.. Así pues, Ricardo Estrada en “Los indicios de Pedro Páramo” plantea la búsqueda del padre como uno de los incentivos que promueven la conformación de la novela (Estrada, 111); José de la Colina advierte que “Pedro Páramo puede entenderse no sólo como la historia de un cacique y del pueblo llamado Comala, sino también como la de un hombre en busca de su padre y del pasado de su madre” (De la Colina, 60); y Luís Leal señala que “La novela tiene un marco estructural arquetípico: el hijo en busca del padre” (Leal, 53), aunque luego sólo dice que “Este motivo, sin embargo, sólo sirve de marco externo para desarrollar el tema central de la obra, que es el rencor” (Ibíd, 53).. Al considerar la importancia del tema del viaje en la medida en que es uno de los ejes a través de los cuales se construye Pedro Páramo, el objetivo de esta monografía es estudiar, de forma concreta y directa, su función en la novela;. 3.

(4) analizar los diferentes niveles en los que esta noción se presenta, ver la relación existente entre ellos, y presentar de forma global pero concreta su manejo en la totalidad de la obra.. Para esto, se establecerá la búsqueda de los orígenes como el fundamento del viaje que realiza Juan Preciado, y se analizará cómo este viaje se hace desde tres aspectos diferentes: el físico, el de la memoria y el mítico, examinando la estrecha relación entre ellos, y viendo cómo estos conforman, en su conjunto, la idea de viaje que se maneja en la novela.. 4.

(5) I Estructura de Pedro Páramo. Pedro Páramo de Juan Rulfo, es una novela que se aleja de las estructuras comunes en el género novelístico, ya que, además de carecer de capítulos definidos, la ordenación de las historias presentes no es lineal. Así pues, en vez de Capítulos la novela está constituida por 691 fragmentos que no siguen un orden específico. Como lo señala González Boixo en su introducción a la novela, estos fragmentos pueden agruparse en cinco unidades narrativas: a) la que agrupa los fragmentos que corresponden a la niñez y adolescencia de Pedro Páramo; b) una que adopta la perspectiva de Fulgor Sedano; c) otra que gira en torno a Miguel Páramo, y muestra las tribulaciones anímicas del padre Rentería; d) la que narra el regreso de Susana San Juan; e) otra que sirve para establecer una separación cronológica entre la muerte de Susana San Juan y la de Pedro Páramo. A su vez las divide en dos niveles narrativos: “nivel A: fragmentos que presentan el diálogo de Juan Preciado y Dorotea. Nivel B: Fragmentos en que aparecen escenas que se corresponden con el tiempo de Pedro Páramo” (20)2. Está división que hace Boixo sirve de base para organizar temporalmente la novela (la diferencia entre el nivel A y B es fundamentalmente temporal). Desde el punto de vista argumentativo se pueden identificar 3 divisiones: la primera encierra el recorrido de Juan 1. En diferent es ediciones de la novela ésta aparece dividida en 70 fragmentos, sin embargo en la 16.a edición de Cátedra de la colección letras hispánicas impresa en el 2002 aparece dividida en 69 fragm entos, y es esta edición la que sirve como bibliografía primaria de la tesis. 2 El número entre paréntesis, a menos que se indique lo contrario, hace referencia a la edición de Pedro Páramo de Cátedra, Madrid: 2002; esta edición contiene además introducción y apéndices por González Boixo.. 5.

(6) Preciado desde que parte de Colima hasta que muere en Comala, la segunda se puede plantear como un interludio que corresponde al encuentro del Protagonista con Donis y su hermana, y finalmente una tercera en la que Juan Preciado ya está muerto. Como se puede ver, la organización estructural de la novela es compleja, pues las divisiones temporales y espaciales de sus unidades narrativas no sólo no siguen una línea continua, sino que también se entremezclan entre ellas.. Si bien esta mezcla de planos, niveles y fragmentos, pueden hacer pensar que la novela carece de lógica como lo afirma Alí Chumacero en 1955: Se advierte, entonces, una desordenada composición que no ayuda hacer de la novela la unidad que, ante tantos ejemplos que la novelística moderna nos proporciona, se ha de exigir a una obra de esta naturaleza. Sin núcleo, sin un pasaje central en que concurran los demás, su lectura nos deja a la postre una serie de escenas hiladas solamente por el valor de cada una (Chumacero, 109). No. obstante. esta. consideración, la estructura. de. Pedro. Páramo. está. perfectamente justificada si se tiene en cuenta que Comala es un universo habitado por voces, ecos y murmullos que, como señala Carlos Fuentes, re-crean la vida de Comala y de Pedro Páramo, el hombre que la domina (Fuentes, 57). Es decir, la novela se construye sobre un entramado ‘verbal’ colectivo que funciona a manera de conciencia del pueblo, en la que cada voz muestra fracciones de la realidad. de. Comala. desde. diferentes. perspectivas,. relacionándose y complementándose unas con otras. superponiéndose,. para, una vez hiladas,. presentar un cuadro total y completo; esta presentación del texto concuerda con el postulado de Robert Humphrey acerca del mecanismo de la conciencia: “la conciencia exige un movimiento que no es marcado por el reloj. Precisa, en. 6.

(7) cambio, la libertad de avanzar y retroceder en el tiempo, de entremezclar pasado, presente y un futuro imaginado” (Humphrey, 60).. El nivel de complejidad de la novela ya había sido anticipado por Juan Rulfo cuando en sus apuntes sobre la novela latinoamericana señalaba que: “el papel que el lector adquiere en la literatura de nuestros días es muy importante (…) La técnica novelística ensaya cada vez más dificultades para el lector… no sólo la novela de los objetos… tiende trampas a un lector distraído, sino también la que sigue y continúa buscando corrientes internas” (Rulfo, 1994, 170). En efecto, esta dificultad que plantea la novela requiere de un lector atento y partícipe, que esté dispuesto a seguir las reglas internas que plantea el texto sin perderse en la aparente oscuridad que ésta le presenta.. Ecos que se recogen y motivos que se repiten. Comala es un pueblo lleno de ecos, los cuales, además de hacer parte de la historia, juegan un papel importante desde el punto de vista estructural, pues se transforman en hilos conductores. que tienden una mano al lector tanto en la. fragmentación como en los distintos ires y venires temporales presentes en la novela. Un primer ejemplo de estos ecos o resonancias ocurre en el fragmento 17, el cual inicia con “-Más te vale, hijo. Más te vale –me dijo Eduviges Dyada (93)” que recoge el final del fragmento 11 “¿has oído alguna vez el quejido de un muerto? (…) -No doña Eduviges. / -Mas te vale” (85). La muerte de Miguel Páramo también ayuda a acentuar el carácter reiterativo de la novela; esta escena. 7.

(8) se narra desde distintas perspectivas tanto en la primera parte (a través de Eduviges Dyada en el fragmento 11; del Padre Rentería en el fragmento 13; y de las voces colectivas de los trabajadores de Comala en el fragmento 15) como en la segunda (a través de Fulgor Sedano en el fragmento 39). Abarcando un rango más amplio (y dándole al mecanismo de resonancia una forma espiral) el inicio de la novela “vine a Comala porqué me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo (65)” es retomado en el fragmento 37, (el cual inicia lo que se ha denominado como segunda parte) “Ya te lo dije en un principio. Vine a buscar a Pedro Páramo, que según parece fue mi padre (119)”. Finalmente, se encuentra en Abundio, quien abre y cierra la novela, la personificación de la estructura reiterativa que le da forma al texto. Estas resonancias permiten unificar las unidades narrativas en diferentes niveles; así pues, los ecos se suspenden, se recogen, y se vuelven a encontrar, dándole un carácter de espiral a la estructura.. Otro recurso que se utiliza en la novela para configurar su unidad es el de los diversos motivos que se repiten. Luís Leal advierte: “Después de una cuidadosa lectura, es posible descubrir que Rulfo ha incluido en la novela ciertos motivos retóricos con el objeto de facilitar el cambio de un mundo a otro; esto es, del mundo de Juan Preciado al de Pedro Páramo.” (Luís Leal, 101). Entre los motivos que señala se encuentran: el del agua, que introduce al mundo subjetivo de Pedro Páramo; la lluvia de estrellas que se asocian tanto con Miguel Páramo, como con las tribulaciones del Padre Rentería; la imagen del viento asociada con Dolores Preciado; y el cielo plomizo y gris en referencia a Lucas Páramo. Al igual que sucede con el funcionamiento de los ecos, la reiteración de motivos le tiende la 8.

(9) mano al lector para comprender las ilaciones y la cohesión de los distintos fragmentos y de las unidades narrativas compuestas por estos; estos motivos además, ayudan a presentar los personajes a los cuales están ligados, sumergiendo al lector directamente en la psiquis de estos.. La búsqueda como eje temático.. El argumento de la novela es simple: Después de la muerte de su madre, y por petición de ésta, Juan Preciado viaja a Comala en busca de su padre (Pedro Páramo). Si bien al entrar al pueblo Juan Preciado se entera de que su padre murió hace mucho tiempo, el personaje decide continuar el recorrido, y lo que en un principio se intuía como un viaje sencillo de un hombre que busca a su padre, se transforma en un viaje enrevesado y ambiguo a través de la vida, agonía y muerte de un pueblo.. Fabio Jurado relaciona el viaje de Juan Preciado con la telemaquia, y explica como:. En la tradición crítica se ha entendido por <<telemaquia>> al proceso narrativo a través del cual se desarrollan las peripecias, conflictos, luchas y sufrimientos en el peregrinaje del joven adolescente, a quien se le impone la búsqueda del padre, búsqueda que a su vez es búsqueda de identidad, o búsqueda del otro. (Jurado, 112). En efecto, tanto Telémaco como Juan Preciado parten en busca de sus respectivos padres, y esa búsqueda se traduce en una indagación por la identidad.. 9.

(10) Sin embargo, en la novela de Rulfo esta aproximación se amplía, pues la figura del padre en Pedro Páramo desborda el plano individual y abarca a todo el colectivo de Comala, en cuanto es a través de la perspectiva de sus habitantes que Juan Preciado reconstruye la figura de su padre. La historia del pueblo y la del padre están completamente ligadas, tanto así que su voluntad determina el devenir funesto del pueblo “Don Pedro no hablaba. No salía de su cuarto. Juró vengarse de Comala: / -Me cruzaré de brazos y Comala morirá de hambre/ Y así lo hizo.” (171). Al viajar a Comala, la búsqueda de la identidad se transforma también en un regreso al origen, pues ésta sólo se logra cuando el personaje reconoce las circunstancias y la historia de su pueblo, recuperando un pasado que le era ajeno.. De esta forma, el viaje por la búsqueda de los orígenes se establece como el eje temático fundamental para la lectura que se está proponiendo en esta monografía. Como se verá en los siguientes capítulos, este viaje se realizará en tres niveles diferentes: el físico, el mnemónico, y el mítico.. 10.

(11) II El viaje físico de Juan Preciado. La narración de Pedro Páramo surge inicialmente de la voz de Juan Preciado quien, como se revela en el transcurso de la lectura, está muerto. Sin embargo, no hay ningún indicio de que ya lo estuviera cuando llega a Comala. Así lo confirma Juan Rulfo cuando José Carlos González Boixo le pregunta: “- hay una cuestión que ha dividido a la crítica; para unos, Juan Preciado es ya un muerto cuando llega a Comala, para otros está vivo” (248) a lo que Rulfo responde “–Cuando llega a Comala está vivo, él muere allí.” (248). Está aclaración es pertinente porque permite plantear el recorrido de Juan Preciado en un espacio físico, y hacer un énfasis en su desplazamiento. En la novela la conciencia del viaje está presente desde el primer fragmento: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vi vía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo.” (65); comienza con el personaje a media res (Juan Preciado parte desde el lugar de muerte de su madre, presuntamente Colima), y termina en Comala con la muerte del protagonista, cerrando lo que se podría denominar como la primera parte de la novela.. Hay una Comala que puede ubicarse en el mapa de México; se encuentra en el estado de Colima, a 680km del Distrito Federal. Sin embargo, entre la Comala real y la Comala ficcional que encuentra Juan Preciado hay pocas vecindades:. 11.

(12) mientras la primera es un lugar próspero (248), la segunda es un lugar casi estéril donde lo poco que crece está condenado desde el principio “-Tiene usted razón, señor cura. Allá en Comala he intentado sembrar uvas. No se dan. Sólo crecen arrayanes y naranjos; naranjos agrios y arrayanes agrios.” (130). Así pues, la Comala de la novela es un espacio literario que si bien puede estar inserto en la geografía mexicana, no está supeditado a ella. El desplazamiento de Juan Preciado a Comala es un regreso al origen, la búsqueda del padre encierra en sí misma una pregunta por su pasado, del cual sólo posee lo que su madre, Dolores Preciado, le había dicho: <<…. Todas las madrugadas el pueblo tiembla con el paso de las carretas. Llegan de todas partes, copetadas de salitre, de mazorcas, de yerba de pará. Rechinan sus ruedas haciendo vibrar las ventanas, despertando a la gente. Es la misma hora en que se abren los hornos y huele a pan recién horneado. Y de pronto puede tronar el cielo. Caer la lluvia. Puede venir la primavera. Allá te acostumbraras a los “derrepentes”, mi hijo>> (106).. Las imágenes que Dolores le transmite al hijo corresponden a un espacio idílico que se contrapone al presente sombrío que éste encuentra cuando llega a Comala. En efecto, el paisaje no se corresponde con el recuerdo que tenía su madre: “el hijo intenta mirar a través de los ojos de su madre, pero el reflejo se decolora entre el recuerdo y la premonición; aquella especie de paraíso (…) se va transformando en un horizonte gris, huidizo y fantasmal” (Ortega, 73). La Comala que encuentra Juan Preciado es un espacio desolado, un umbral que como nos dice Abundio está en “la mera boca del infierno”, en el que se encuentran claras similitudes con la imagen del inframundo como lo ha entendido Occidente desde la. 12.

(13) antigüedad y que ha sido plasmada en obras tales como La Eneida de Virgilio, y La Divina Comedia de Dante Alighieri. Así, la descripción que se hace de la entrada al inframundo en la Eneida dice: En frente del vestíbulo, al entrar en la mis ma hoz del Orco el dolor ha plantado su cubil y los remordimientos vengadores y los pálidos Morbos, y la triste Vejez Allí el miedo y el hambre, maligna consejera y la odiosa pobreza. espantosas de ver, y la muerte y la pena. Allí el Sueño, her mano de la Muerte y los Goces del ánimo malignos. (Eneida, libro VI, versos 273 – 277). Por su parte, cuando Dante llega a la puerta del infierno lee la siguiente inscripción: Per me si va nella cittá dolente, Per me si va nell’eterno dolore, Per me si va tra la perduta gente. Giustizia mosse il mio alto fattore: Fecemi la divina potestate, La Os ma sapienza e il primo amore, Dinazi a men fur cose create, Se non eterne, ed io eterno duro: Lasciate ogni speranza, voi che entrate.3(La Divina Comedia, canto III, versos 1-9)4. En ambas citas se puede apreciar cómo el inframundo en la cultura occidental está constituido por imágenes recurrentes tales como el dolor, la muerte y la pena. Comala comparte estás imágenes; el pueblo que encuentra Juan Preciado es un pueblo desolado y triste, lleno de ecos, habitado por las almas que alguna vez. 3. Por mi se llega a la ciudad del llanto; / por mi a los reinos de la eterna pena, / y a los que sufren inmortal quebranto,/ dictó mi autor su fallo justiciero, / y me creó con su amor divino,/ su supremo saber y amor primero/ y como no hay en mi fin ni mudanza,/ nada fue ant es que yo sino lo eterno…/ renunciad para siempre a la esperanza. La traducción es de Álex Broch.. 13.

(14) vi vieron en él: “Ahora estaba aquí, en este pueblo sin ruidos. Oía caer mis pisadas sobre las piedras redondas con que estaban empedradas las calles. Mis pisadas huecas, repitiendo su sonido en el eco de las paredes teñidas por el sol del atardecer.” (69). Si bien las similitudes que se pueden encontrar entre el aspecto físico de Comala y el de distintas versiones que se han dado del inframundo en el imaginario colectivo de Occidente pueden ser numerosas, esto no implica necesariamente que Comala sea el inframundo, pues aunque comparten ciertas imágenes y tópicos recurrentes, Comala no se limita a éstas. El pueblo muere cuando Pedro Páramo se cruza de brazos, sin embargo, detrás de esta acción hay una serie de circunstancias sociales y culturales (entendiendo por sociales las relaciones entre sus habitantes y por culturales lo que está en el trasfondo de estas relaciones, el cómo funcionan y el por qué se dan) que tanto Juan Preciado como el lector deben comprender para re-construir el pasado de Comala. En este punto la novela toma un nuevo matiz: el viaje físico adquiere también las características de un viaje de iniciación, el cual apunta a la comprensión del estado actual del pueblo, de las acciones que lo llevaron a ese presente sombrío, y del trasfondo cultural en el cual se explican factores como la culpa y la desilusión, partícipes de la destrucción. Este viaje se da simultáneamente hacia ‘atrás’ y hacía ‘abajo’, “Sub e o b aja según se va o se viene. Para el que va, sub e; para el que viene b aja” (66) pues como veremos, es un recorrido que lleva al origen y que termina con un Juan Preciado muerto, devuelto a su tierra. Es también, un recorrido en el cual se. 14.

(15) devela, por medio de las voces y los ecos que habitan el pueblo, un pasado que va a dar cuenta de su destino trágico.. El descenso a Comala está mediado por Abundio, quien, como la Sibila y como Virgilio, quienes guían a Eneas y a Dante en sus respectivos descensos al inframundo, cumple la función de guía del personaje “Me había topado con él en Los Encuentros, donde se cruzaban varios caminos. Me estuve allí esperando, hasta que al fin apareció este hombre.” (67). Éste, no sólo lo guía en su descenso sino que también es el primero en darle alguna referencia de su padre -¿Conoce usted a Pedro Páramo? –le pregunté. Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza. -¿Quién es? –volví a preguntar. -Un rencor vivo – me contestó él. (68). Y más adelante le dice: “Pedro Páramo murió hace muchos años” (69). En este punto Juan Preciado hubiera podido retroceder, volver al lugar de donde vino ya que el motivo inicial de su viaje (la posibilidad de un futuro representado en la imagen de su padre y en la prosperidad de su pueblo natal) está negado desde el principio. Sin embargo, Juan Preciado no regresa sino que sigue adelante, impulsado por una fuerza ajena a su voluntad; el pueblo se encuentra a la espera de algo y ese algo parece ser Juan Preciado, pues es éste quien en la medida en que transcurre la novela va a re-construir un pasado que parecía condenado al olvido.. Este mundo penetra por los sentidos, se oye, se ve, se huele, se saborea y se siente. Así Juan Preciado escucha el silencio de las calles que, al contrario de. 15.

(16) Sayula, no están llenas de gritos infantiles; ve “las casas vacías; las puertas desportilladas, invadidas de yerba” (69), una yerba “que nomás espera que se va ya la gente para invadir sus casas” (70); y finalmente se siente el sacudir en el aire de su mano mientras intenta tocar una puerta. “pero en falso” (71). La. mayoría de estas imágenes por las cuales se percibe Comala se presentan como contraposición entre la idea surgida a partir de la propia experiencia del personaje y la imagen que le había anticipado la madre. Además es importante resaltar que este contraste se presenta a través del recurso de la negación (el no estar de los gritos infantiles, el no estar de la gente que habita el pueblo, el no estar de la puerta que se toca en falso) que va sumiendo a Comala en una sensación de vacío, en la que incluso lo que está presente es una manifestación de la ausencia: por ejemplo, la yerba que insinúa un pueblo deshabitado, y los ecos que implican per se la sensación de vacuidad del espacio.. La Comala que halla Juan Preciado es una Comala fantasmagórica, la primera persona que encuentra a su llegada es una mujer envuelta en su rebozo que “desapareció como si no existiera” (70) y, aunque luego compruebe sus rasgos “humanos”, la atmósfera de la novela se va enrareciendo, cada vez más, hasta sumirse en la ambigüedad. Además de Abundio, Juan Preciado tiene otros dos guías en el desplazamiento físico que hace desde su descenso a Comala hasta que muere en la plaza del pueblo: la primera Eduviges Dyada, y la segunda Damiana Cisneros, quienes le van proporcionando, poco a poco, datos del pueblo y de su padre, los cuales Juan Preciado va recopilando, y lo van preparando cada ve z más para su destino: la muerte.. 16.

(17) Juan Preciado llega a la casa de Eduviges Dyada por recomendación de Abundio, después de su encuentro con la mujer del rebozo: “Llegué a la casa del puente orientándome por el sonar del río. Toqué la puerta; pero en falso. Mi mano se sacudió en el aire como si el aire la hubiera abierto. Una mujer estaba allí. Me dijo: -pase usted. Y entré” (71). A diferencia de la mujer del rebozo, en la cual Juan Preciado distingue rasgos ‘humanos’, en la presentación que se hace de Eduviges los detalles descriptivos van adquiriendo cualidades fantasmagóricas, y la frontera entre vida y muerte se empieza a desvanecer.. Sin dejar de oírla, me puse a mirar a la mujer que tenía frente a mí. Pensé que debía haber pasado por años difíciles. Su cara se transparentaba como si no tuviera sangre, y sus manos estaban marchitas; marchitas y apretadas de arrugas. No se le veían los ojos. (...) y del cuello, enhilada en un cordón, le colgaba una María Santísima del Refugio con un letrero que decía: <<Refugio de pecadores>> (79). Paulatinamente, se hacen evidentes eventos anteriores que van completando la atmósfera contradictoria y lúgubre de Comala, como el hecho de que Abundio hubiera muerto hace mucho tiempo, Eduviges dice: ”Abundio ya murió. Debe haber muerto. ¿Te das cuenta?” (78). Con cada paso que da Juan Preciado, las características espectrales de Comala se hacen más perceptibles y permiten, cada ve z más, captar la realidad que emana del pueblo.. Damiana Cisneros es la tercera y última guía de Juan Preciado mientras vive. Es importante el hecho de que el encuentro con ella se dé tras un grito seguido de un completo silencio, que hace mención a la muerte de Toribio Aldrete, un eco del pasado:. 17.

(18) Era un grito arrastrado como el alarido de algún borracho: <<! Ay vida, no me mereces!>> Me enderecé de prisa porque casi lo oí junto a mis orejas (…) Al despertar, todo estaba en silencio; sólo el caer de la polilla y el rumor del silencio. (93). Damiana es el primer personaje de la novela en mencionar a los ecos como los seres que habitan y componen Comala. -Este pueblo está lleno de ecos. Tal parece que estuvieran encerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras. Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos. Oyes crujidos. Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír. Y voces ya desgastadas por el uso. Todo eso oyes. (101).. La misma Damiana se transforma en eco; cuando Juan Preciado le pregunta que si está viva es su propia voz la que le responde “-¡Damiana –grité-. ¡Damiana Cisneros!/ Me contestó el eco: <<!... ana … neros! !... ana … neros!>>” (103). Una ve z Damiana desaparece, culmina así lo que podría denominarse como la primera etapa de su iniciación en la comprensión del funcionamiento del universo de Comala.. Son dos las funciones que han cumplido los guías de Juan Preciado (Abundio, Eduviges y Damiana). La primera es la de presentar gradualmente a Comala, y la característica principal de los seres que la habitan. A su vez, estos personajes dan pistas del pasado de Comala; tienden un puente entre la Comala idílica representada por los recuerdos de Dolores Preciado, y la Comala desolada que encuentra el personaje, mientras se perfila la figura de Pedro Páramo como causa de la desgracia.. La muerte de Juan Preciado está precedida por el encuentro con la pareja de hermanos incestuosos, quienes establecen una clara vecindad mítica con la pareja. 18.

(19) original. Este encuentro se da en una casa semidestruida que se puede plantear como el centro y el origen de Comala “Entré. Era una casa con la mitad del techo caída. Las tejas en el suelo. El techo en el suelo. Y en la otra mitad un hombre y una mujer (106)”, de ahí surge todo, los hermanos han estado ahí desde siempre, son la pareja original de Comala. Cuando Juan Preciado le pregunta a la mujer desde hace cuanto está en Comala, ésta le responde “(...) Aquí donde me ve, aquí he estado sempiternamente... (110)” insinuando así el carácter atemporal de los hermanos incestuosos. Este lugar, seminal al tiempo, es así mismo un punto de confluencia espacial: -Hay multitud de caminos. Hay uno que va para Contla; otro que viene de allá. Otro más que enfila derecho a la sierra. Ese que se mira desde aquí que no se para donde irá –y me señalo con sus dedos el hueco del tejado, allí donde el techo estaba roto-. Este otro de por acá. Que pasa por la Media Luna. Y hay otro más, que atraviesa toda la tierra y es el que va más lejos. (Pedro Páramo 110). Es el origen de la historia de Comala, y el punto final del viaje iniciático de Juan Preciado, punto en el cual entra en contacto con las raíces de la Comala que encuentra y, por lo tanto, de las raíces de lo que es él. Ya está preparado para hacer parte de ese universo y fundirse con su pueblo en el plano de la muerte.. 19.

(20) III Un viaje por la memoria de Comala. -¿Quieres hacerme creer que te mató el ahogo, Juan Preciado? Yo te encontré en la plaza, muy lejos de la casa de Donis, y junto a mí también estaba él, diciendo que te estabas haciendo el muerto. (…) De no haber habido aire para respirar esa noche de la que hablas, nos hubieran faltado las fuerzas para llevarte, y contimás para enterrarte. Y ya vez, te enterramos. (…) - Es cierto, Dorotea. Me mataron los mur mullos. (117). Así comienza lo que se podría considerar como la segunda parte de la novela. Lo que en un principio era una narración en primera persona del singular por un personaje del cual no sabíamos el nombre, toma una perspectiva nueva y pasa a ser un diálogo que surge desde la tumba entre Juan Preciado y Dorotea; es decir que hasta ese momento, el lector ha leído la evocación hecha por el personaje de lo que fue el viaje físico. Mientras en éste Juan Preciado aprende a escuchar las voces y los ecos que lo rodean, en el viaje de la memoria hay un diálogo y éste sólo se produce después de su muerte.. Si en un principio el regreso a sus orígenes, es decir, la búsqueda del padre, se hace de manera casi inconsciente, ya que inicialmente el enfoque del personaje apunta a la posibilidad de un futuro promisorio “pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso vine a Comala” (65), en el plano de la muerte el. 20.

(21) personaje toma conciencia de ese regreso y el motivo del viaje se retoma. Juan Preciado le dice a Dorotea: “-Ya te lo dije en un principio. Vine a buscar a Pedro Páramo que según parece fue mi padre” (119). Este viaje, que inicialmente se había hecho desde un plano individual, se transforma en una búsqueda que recorre la memoria colectiva de Comala, y que se hace evidente en la novela a través de las voces individuales que la habitan.. Hablando de Pedro Páramo y la novela moderna Mariana Frenk señala: El procedimiento más audaz y revolucionario de los recursos aprovechados por la nueva técnica novelística es el deliberado desorden cronológico, la dislocación de las secuencias temporales, los cortes y saltos hacia delante y atrás. La trama se emancipa de las leyes del tiempo, parece jugar con ellas, brincando del presente a diferentes planos del pasado o del futuro. El hilo del relato se destroza una y otra vez. Y la realidad de la novela –entendiendo por <<realidad de la novela>> el mundo que ésta se propone crear, por irreal que sea-, se fragmenta en pequeñas parcelas de realidad. ( Frenk, 87). En efecto, estas voces irrumpen en la novela desde una perspectiva individual, entendiendo por esto la conciencia de una personalidad con una visión de mundo única y que se diferencia de las demás conciencias que aparecen en la novela precisamente en la unicidad de su percepción. Las voces son pequeños trozos de la historia de Comala que tanto los lectores como Juan Preciado retoman y unen, desde sus diferentes niveles, en un plano de unidad superior, en el cual terminan hilándose para presentar una realidad total.. En clara analogía con el funcionamiento de la memoria, la novela está constituida por fragmentos (69 en total). Si bien se puede decir que el viaje de Juan Preciado. 21.

(22) sigue cierta continuidad temporal, la cantidad de fragmentos que se sobreponen en el mismo plano espacio-temporal, rompen la linealidad, al mismo tiempo que configuran la unidad de la novela. De esta forma, el tiempo narrativo parece estar en un no-tiempo en el que presente, pasado, y futuro se confunden.. Son varias las voces que van a aparecer en la novela y hay que hacer una distinción clara entre las voces que puede escuchar Juan Preciado y las que escucha el lector, ya que la visión de Juan está limitada por su característica de personaje de la novela. La primera voz que se distingue es la de la madre, esta vo z casi atemporal, en la medida en que se eterniza en la memoria, habla de un pasado idílico que contrasta bruscamente con la Comala que encuentra Juan Preciado; Dolores es el primer personaje que recuerda y su recuerdo resuena a su ve z en la conciencia del hijo, estableciendo así un juego de doble evocación “<<Hay allí, pasando el puerto de Los Colimotes, la vista muy hermosa de una llanura verde, algo amarilla por el maíz maduro. Desde ese lugar se ve Comala, blanqueando la tierra, iluminándola durante la noche.>>” (66).. Este contraste genera un silencio acerca del porqué de la Comala actual, que se va haciendo audible con cada nueva voz que emerge del pasado. Éstas se pueden dividir en dos grupos, el primero es el de aquellas que interactúan directamente con Juan Preciado en su viaje físico, entre ellas están las de Abundio, Eduviges, Damiana, Donis y su hermana; el segundo grupo es el de las voces que hablan desde la tumba como la de Dorotea, y Susana, y las que irrumpen directa o indirectamente en la narración como las de Pedro y Miguel 22.

(23) Páramo, el padre Rentería y su sobrina, Fulgor Sedano, Justina, la de la madre, y otras voces anónimas, que, exceptuando las de Dorotea, Susana San Juan y Dolores Preciado5, parecen ser escuchadas sólo por el lector. Si bien todas estas voces, incluyendo la del protagonista, hablan desde la muerte, hay una diferencia temporal; así, Pedro Páramo habla desde su adolescencia, Fulgor Sedano habla desde los primeros momentos del Pedro Páramo cacique, y el padre Rentería se sitúa mayormente en la época que rodea a la muerte de Miguel Páramo.. El común denominador de las voces que habitan Comala es el recuerdo; éstas renacen desde el plano de la muerte para contar su historia y así perpetuarse en el tiempo. Como vimos en el capítulo del viaje físico, los testimonios del primer grupo (el de los que interactúan directamente con Juan Preciado) giran en torno al pasado directo del protagonista, y a su búsqueda telemáquica. De esta forma Abundio se refiere a Pedro Páramo como “Un rencor vivo” (68); Eduviges habla de cómo suplantó a Dolores Preciado en la noche de su boda: “Me acosté con él, con gusto, con ganas. Me atrinchelé a su cuerpo; pero el jolgorio del día anterior lo había dejado rendido, así que pasó la noche roncando” (80); recuerda cómo Pedro Páramo dejo que Dolores se fuera “Yo le pregunté muchos meses después a Pedro Páramo por ella. / –Quería más a su hermana que a mí. Allá debe estar a gusto. Además ya me tenía fastidiado. No pienso inquirir por ella si eso es lo que te preocupa.” (81), y finalmente detalla la muerte de Miguel Páramo (83), heredero y reflejo de Pedro Páramo en cuanto a su modo de actuar. A su vez, Damiana. 5. A diferencia de las voces anteriores, en el texto se hace explícito que Juan Preciado escucha a Dorotea, a Susana San Juan y a Dolores Preciado.. 23.

(24) Cisneros, caporala de la media luna, guarda un silencio cómplice y significativo “¡Damiana! –grité- ¡Damiana Cisneros! / Me contestó el eco: <<¡...ana …neros! ¡ana… …neros!” (103). Estas referencias directas se explican en cuanto se dan como una respuesta al personaje que indaga por su padre y por su pasado; la pregunta que le hace Juan Preciado a Abundio “¿conoce usted a Pedro Páramo?” (68), se extiende y resuena de este modo en los demás personajes.. Con el segundo grupo de voces la dinámica es distinta, si bien los testimonios de los habitantes del pueblo siguen teniendo a Pedro Páramo como punto de referencia, su discurso se amplía y se empieza a ligar la historia de éste con la historia de Comala, mientras se configura como el ser que, al final sabremos, determina su destino. Estas voces parecen complementar y dar luces sobre algunos de los silencios que plantea inicialmente la novela, como si fueran acotaciones superpuestas a la narración básica (25), que apoyan al lector para que pueda darle un sentido más global a la novela, y al personaje para que tenga una visión mas completa del pueblo. Así pues nos encontramos con los lamentos del padre Rentería, que recuerda como Pedro Páramo compró la salvación de su hijo “puso sobre el reclinatorio un puño de monedas de oro y se levantó” (87), mientras evidencia su fragilidad moral (Miguel viola a su sobrina y asesina a su hermano) y la de su Iglesia “Todo esto que sucede es por mi culpa –se dijo-. El temor de ofender a quienes me sostienen. Porque ésta es la verdad; ellos me dan mi mantenimiento. De los pobres no consigo nada; las oraciones no llenan el estómago.” (91). De esta forma se muestra cómo el poder de Pedro Páramo permea y manipula las instancias más importantes del pueblo. De manera similar, 24.

(25) Fulgor Sedano habla de cómo Pedro Páramo se fue apoderando del pueblo, cuando narra cómo el asesinato de Toribio Aldrete y el matrimonio con Dolores se debieron a la intención de Pedro Páramo de apropiarse de sus tierras, Fulgor pregunta: “-¿Y las leyes?”, a lo que Pedro Páramo responde “- ¿Cuáles leyes fulgor? La ley de ahora en adelante la vamos a hacer nosotros.” (100), respuesta que perfila a Pedro Páramo no sólo como un cacique, sino como un ser capaz de manipular la realidad.. A su vez el personaje de Dorotea proporciona ciertos elementos que permiten terminar de dibujar la figura de cacique ‘malvado’ de Pedro Páramo, tales como la referencia a la mortandad causada por él tras el asesinato de su padre. El gran valor de este discurso está en que presenta la dualidad de Pedro Páramo al hacer referencia a Susana San Juan, y en re velar el por qué de la Comala actual: No creas. Él la quer ía. Estoy por decir que nunca quiso a ninguna mujer como a ésa. Tan la quiso, que se pasó el resto de sus años aplastado en un equipal, mirando el camino por donde se la habían llevado al campo santo. (…) Desde entonces la tierra se quedó baldía y como en ruinas (…) (137). A tra vés del discurso de Dorotea, entonces, se explica como la muerte de Comala obedece a la represalia de Pedro Páramo por la indiferencia con la que el pueblo asumió la muerte de Susana que, aunque es la única persona sobre la cual no tiene poder (“una mujer que no era de este mundo” (164), cuyos monólogos se centran en un lugar lejano, ajeno, en donde el espacio que quiere Pedro Páramo está ocupado por Florencio), es su gran amor, como lo demuestran los constantes monólogos de Pedro Páramo que escuchamos desde el comienzo.. 25.

(26) Como ya se señaló, las voces amplían las distintas perspectivas que se dan en la novela; su aparición no es gratuita, siguen ciertos hilos conductores que se sueltan y se retoman como recogiendo un eco. De este modo, la memoria colectiva del pueblo se va hilvanando alrededor de la figura de Pedro Páramo, y las diferentes historias confluyen en ese fragmento de unidad superior del que habla Mariana Frenk para presentar una versión colectiva de la historia de Comala.. 26.

(27) IV Retorno al mito. Como se ha visto, el viaje de Juan Preciado se da en dos sentidos: el físico, en el cual se entra en contacto con Comala y se inicia un recorrido que apunta a la comprensión del estado actual de ésta; y el de la memoria del pueblo, en el que a través de las diferentes voces que lo habitan, se presenta una visión colectiva de la historia de Comala. Ambos recorridos apuntan, desde distintos ángulos, a desentrañar un silencio que tiene que ver tanto con el pasado del protagonista, como con el del pueblo. Juan Preciado entra en contacto con los habitantes de Comala y a tra vés de ellos recorre el entramado social y cultural del pueblo, permitiendo hacer el análisis desde una perspectiva mítica ya que, como dice Mircea Eliade, “El hombre es tal y como es hoy en día porque ha tenido lugar ab origine una serie de acontecimientos. Los mitos le narran estos acontecimientos y, al hacerlo, le explican cómo y por qué fue constituido de esta manera.” (Eliade, 1963, 99). El recorrido de Juan Preciado se convierte en un viaje iniciático en el que se adquiere la sabiduría necesaria para re-conocer la otra cara del pueblo evocada por su madre, y retornar al origen.. En el viaje, que se inicia desde el momento en que el personaje se sumerge en el universo de Comala, la realidad se va transformando y, desde una perspectiva mítica, se va pasando de lo profano a lo sagrado. Juan Preciado parte de Sayula, un lugar externo y concreto, y se traslada a un espacio que presenta roturas y. 27.

(28) escisiones; un espacio sagrado y, por consiguiente, <<fuerte>>, significativo (“Eliade, 1957, 25). Estas ‘roturas’ presentes en Comala, se revelan más que nada en su ambigüedad; Comala es un pueblo fantasmagórico en el que coexisten vida y muerte; en él las perspectivas se dislocan y convergen: “El camino subía y bajaba: <<Sub e o baja según se va o se viene. Para el que va sub e; para el que viene baja” (66), es un pueblo lleno de ecos: “Tal parece que estuvieran encerrados en el hueco de las paredes o debajo de las piedras. Cuando caminas, sientes que te van pisando los pasos. Oyes crujidos, Risas. Unas risas ya muy viejas, como cansadas de reír. Y voces ya desgastadas por el uso. Todo eso oyes” (101). Esta sacralidad6 también se manifiesta en el tiempo de Comala, que parece eternizarse bajo la mirada del calor de la canícula, y del silencio “Ahora estaba aquí, en este pueblos sin ruidos. Oía caer mis pisadas sobre las piedras redondas conque estaban empedradas las calles. Mis pisadas huecas, repitiendo su sonido en el eco de las paredes teñidas por el sol del atardecer.” (69). Mircea Eliade habla sobre cómo en las pruebas iniciáticas “el camino es arduo, sembrado de peligros, porque se trata de hecho de un rito de paso de lo profano a lo sagrado, de lo efímero y lo ilusorio a la realidad y a la eternidad, de la muerte a la vida, del hombre a la divinidad” (Eliade, 1964, 341); en el caso de Juan Preciado, su desafío no consiste tanto en superar peligrosas pruebas, sino en adquirir el conocimiento suficiente para entrar en contacto con sus raíces, en dejar atrás los ruidos externos, y en comprender el funcionamiento de Comala: “y aunque no había niños jugando, ni palomas, ni tejados azules, sentí que el pueblo vivía. Y. 6. Sacralidad se entiende aquí como la manifestación de elementos que ‘distorsionan’ la realidad de Comala, y que la remiten a un espacio sobrenatural.. 28.

(29) que si yo escuchaba solamente el silencio, era porque aún no estaba acostumbrado al silencio; tal vez porque mi cabeza venía llena de ruidos y de voces”. (70).. Si bien se ha hablado de roturas y escisiones en el universo de Comala, la verdadera manifestación de lo sagrado se da una vez Juan Preciado deja de ser neófito y entra en contacto con Donis y su hermana. Como ya se señaló, este encuentro se da en una casa semidestruida “Entré. Era una casa con la mitad del techo caída. Las tejas en el suelo. El techo en el suelo. Y en la otra mitad un hombre y una mujer” (106), que se puede plantear como el centro y origen de Comala, pues es allí donde “Los tres niveles cósmicos –tierra, cielo, regiones infernales- se ponen en comunicación” (Eliade, 1957, 37). Así pues, la casa se ubica en un cruce de caminos “Hay multitud de caminos. Hay uno que va para Contla; otro que viene de allá. Otro más que se enfila derecho a la sierra. Ese que se mira desde aquí, que no sé para donde irá -y me señalo con sus dedos el hueco del tejado, allí donde el techo estaba roto-. Este otro de por acá, que pasa por la media luna. Y hay otro más, que atraviesa toda la tierra y es el que va más lejos” (110); es el axis mundi de Comala.. Desde el punto de vista mítico, el centro del mundo constituye una “fuente inagotable de fuerza y sacralidad que permite al hombre (…) tomar parte en esa fuerza y comunicarse con esa sacralidad” (Eliade, 1964, 329). Es un espacio que se separa del profano por medio de límites, ya que también cumple una función protectora, puesto que “reserva, en medio de un espacio ‘’caótico’’ poblado de 29.

(30) demonios y de larvas (…) un enclave, un espacio organizado, ‘’cosmizado’’, es decir provisto de un centro” (Ibíd, 332). Una de las funciones que se le da a la simbología del ‘centro’ es la de ‘’creacional’’ por excelencia, pues es allí donde se encuentra la fuente de toda realidad y por lo tanto de la energía de la vida (Ibíd, 337); en la casa de los hermanos el protagonista se pone en contacto con el mito cosmogónico, se proyecta fuera del tiempo profano y se inserta en la plenitud del tiempo primordial: es llevado hacia atrás hasta el origen del mundo y asiste de este modo a la cosmogonía. (Eliade, 1963, 33) “-Como si hubiera retrocedido en el tiempo. Volvía a ver la estrella junto a la luna, las nubes deshaciéndose. Las parvadas de los tordos. Y enseguida la tarde todavía llena de luz. (114).. Al asistir al mito cosmogónico se revelan elementos soterrados sobre los cuales se ha fundado la sociedad de Comala y que van a explicar gran parte de los acontecimientos que en ella suceden, así pues, los hermanos se presentan como la pareja original, y plantean la culpa como el eje de sus relaciones, la mujer le dice a Juan Preciado: “-¿No me ve el pecado? ¿no ve esas manchas moradas como de jiote que me llenan de arriba a abajo? y eso es sólo por fuera; por dentro estoy hecha un mar de lodo. (111)”, ella muestra la culpa desde el plano individual, y después la extrapola a un plano colectivo:. -Ninguno de los que todav ía vivimos está en gracia de dios. Nadie podrá alzar sus ojos al cielo sin sentirlos sucios de vergüenza. Y la vergüenza no cura. Al menos eso me dijo el obispo que paso por aquí hace algún tiempo dando confirmaciones. Yo me le puse en frente y le confesé todo. (…). 30.

(31) - yo quise decir que la vida nos había juntado, acorralándonos y puesto uno junto al otro. Estábamos solos aquí, que los únicos éramos nosotros. Y de algún modo había que poblar el pueblo... (112). Se hace énfasis en que el pecado de los hermanos incestuosos no sólo corresponde al pecado original, sino que además afecta de forma directa, como un sino, a sus descendientes; no es gratuito que Donis no sepa a dónde va el camino que atraviesa el techo roto; para ellos está negada la trascendencia. Esto se hace evidente en la novela cuando miramos de cerca personajes como el Padre Rentería, paradójicamente el ser encargado de expiar las culpas en Comala “No quería pensar para nada que había estado en Contla, donde hizo confesión con el señor cura, y que éste, a pesar de sus ruegos, le había negado la absolución” (129), o Eduviges Dyada, que carga un cordón del cual cuelga una María Santísima del Refugio, con un letrero que dice “refugio de pecadores” (79), o incluso el caballo de Miguel Páramo que “corre por todas partes buscándolo (…) Quizá el pobre no puede con su remordimiento “ (83). La culpa es pues el cimiento ‘espiritual’ de los habitantes del pueblo, es una culpa ancestral que surge del incesto que en términos antropológicos es la negación de la sociedad, pues al violarse esta prohibición se establece el caos y por lo tanto el deterioro de la sociedad. Comala nace condenado, el padre Rentería le dice al cura de Contla “vi vimos en una tierra en la que todo se da, gracias a la Providencia; pero todo se da con acidez. Estamos condenados a eso” (130) mostrando como ese sino afecta incluso a la tierra misma.. 31.

(32) El mito cosmogónico explica lo que hay en el fondo de las estructuras sociales de Comala, sin embargo, la historia de lo qué ocurrió para que el pueblo se deteriorara, sólo la da el mito de origen, pues es éste el que “narra y justifica una situación nueva; nueva en el sentido de que no estaba desde el principio del mundo. Los mitos de origen prolongan y completan el mito cosmogónico: cuentan cómo el mundo ha sido modificado, enriquecido o empobrecido” (Eliade, 1963, 28). La muerte de Pedro Páramo es el eje fundamental de este mito, pues al morir él, muere la Comala evocada por Dolores, y se funda la Comala desolada y fantasmal que encuentra Juan Preciado: “De pronto, su corazón se detenía, y parecía como si también se detuviera el tiempo. Y el aire de la vida.” (178). El final de la novela se transforma entonces en el comienzo del recorrido de Juan; ahí concluye su búsqueda seminal. Así pues, en su recorrido físico Juan Preciado ‘desciende’ para conocer la cosmogonía de su pueblo y fundirse en ella, y paralelamente, hace un recorrido hacia atrás en el que a través de la memoria del pueblo vive el origen y rememora la historia mítica de Comala mientras la novela vuelve a empezar en un ciclo que se hace eterno.. Abundio es el arriero con el cual Juan Preciado se encuentra cuando inicia su viaje, y también es el personaje encargado de matar a Pedro Páramo, su padre. La imagen del parricida es pues la le da el carácter circular a la novela propio de la estructura mítica, Pedro Páramo lo anuncia antes de morir: Se que dentro de pocas horas vendrá Abundio con sus manos ensangrentadas a pedir me la ayuda que le negué. Y yo no tendré manos para tapar me los ojos y no verlo. Tendré que oírlo; hasta que su voz se apague con el día, hasta que se le muera la voz. (178). 32.

(33) Ad virtiendo cómo la misma historia se ha repetido ya infinitas veces. No es gratuito que tanto al morir Juan Preciado “Como si hubiera retrocedido en el tiempo. Volví a ver la estrella Junto a la luna. Las nubes deshaciéndose. Las parvadas de tordos. Y en seguida la tarde todavía llena de luz” (114) como cuando muere Pedro Páramo, esté presente la imagen de la luna “…Había una luna grande en medio del mundo. Se me perdían los ojos mirándote. Los rayos de la luna filtrándose sobre tu cara” (177), pues la luna es “un astro que crece, decrece y desaparece, una astro cuya vida está sometida a la ley universal del devenir, del nacimiento y de la muerte. (…) pero esta ‘’muerte’’ va seguida de un renacimiento: la ‘’luna nueva’’.” (Eliade, 1964, 150). Si se tiene esto en cuenta, puede considerarse a la luna como un elemento que enfatiza y anuncia el tiempo cíclico que se presenta en la novela el mito “se traduce en un retorno hacia atrás, hasta la recuperación del tiempo original, fuerte, sagrado (…) que es lo único capaz de asegurar la renovación total del cosmos, de la vida y de la sociedad” (Eliade, 1963, 44) que en este caso se proyecta de forma periódica con cada nueva lectura de la novela.. 33.

(34) Conclusiones. Como se ha visto a lo largo de la monografía, el viaje de Juan Preciado corresponde a una búsqueda seminal que tiene como fin el recuperar un pasado que desconocía. La realización de esa búsqueda se da tanto en el plano físico, como en el plano de la memoria, y finalmente se traduce en un retorno al mito.. La Comala que encuentra Juan, a diferencia de la que evoca su madre, es un pueblo desolado, que tiene claras similitudes con el inframundo de Occidente, y que revela su característica fantasmal a medida que lo recorre y comprende. El camino que inicia el personaje corresponde a una búsqueda por su identidad, y esta búsqueda va a incluir una pregunta por el estado actual de su pueblo, que desborda el plano individual y se traslada al colectivo. Comala está habitado por ecos, murmullos y voces que parecen eternizarse en el tiempo para ser escuchadas, y éstas se entretejen en un entramado verbal que construye, a través del recuerdo, tanto la imagen de Pedro Páramo como la historia de su pueblo.. Así pues, Juan Preciado se sumerge junto al lector en el universo de Comala, y se pone en contacto con el entramado social y cultural de su pueblo, en el cual reconoce el por qué de la Comala que encuentra, y descubre los elementos soterrados sobre los cuales se ha fundado la sociedad de Comala, que constituyen a su vez las bases de lo que es él mismo.. 34.

(35) Este descubrimiento se realiza constantemente a lo largo de la novela, sin embargo es sólo cuando Juan Preciado se pone en contacto con el mito, que puede acceder en su plenitud a la naturaleza de los habitantes de su pueblo. La inmersión en el plano mítico sucede en el encuentro con la pareja original de Comala, que determina la transición definitiva entre la Comala que alentado por su madre ha ido a buscar Juan Preciado, y la Comala que encuentra.. Tras el encuentro con el origen mítico, la culpa se establece como el cimiento espiritual del pueblo que parece estar buscando un redentor que lo rescate del olvido. Juan Preciado asume este rol mientras busca su origen, pues al indagar en las voces que habitan Comala, le confiere a éstas un nuevo espacio de existencia en el cual pueden narrar su historia.. Aun así, la inserción de Juan Preciado en el universo de Comala plantea una ambigüedad en cuanto a si hay o no esperanza; el personaje vive el mito y al vi virlo se reestablece el origen, esbozando un atisbo de ilusión para el pueblo de Comala; desde su tumba escucha el caer de la lluvia, sinónimo tal vez de fertilidad. Sin embargo ¿Qué hacer si ese origen primordial está condenado desde el principio?, la pregunta queda abierta mientras Comala re-vive con cada lector que lee o re-lee la novela.. 35.

(36) Bibliografía. Primaria Rulfo, Juan. Pedro Páramo. José Carlos González Boixo, editor. Madrid: Cátedra, 2002.. Secundaria Alighieri, Dante. La divina Comedia. Álex Broch, traductor. Barcelona: Océano, 2000.. Bachelard, Gastón. La poética del espacio. Me xico: Fondo de cultura económica, 1965.. Centro de investigaciones literarias. Recopilación de textos sob re Juan Rulfo. La Habana: Ed. Casa de las Américas, 1969.. De la Colina, José. “Susana San Juan (El mito femenino en Pedro Páramo)”. Narrativa de Juan Rulfo, interpretaciones críticas. Joseph Sommers, editor. Mé xico: Ed Sep-setentas, 1974.. 36.

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