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MODELOS DE FINANCIACIÓN AGRARIA

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Academic year: 2022

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MODELOS DE FINANCIACIÓN

AGRARIA

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El análisis del mercado del dinero y del crédito agrario es imprescindible para completar el entramado de relaciones que se dan en una sociedad agraria. Es más, las relaciones de pro- ducción que se establecen entre los agentes que intervienen en dichos mercados, van a tener en la capacidad de liquidez, y por tanto en la capacidad de crédito del agricultor, el punto de refe- rencia a partir del cual se ordenan las estrategias de inversión y por tanto de extracción del excedente agrario. Es por ello por lo que no podía faltar el estudio de las relaciones entre acreedores y deudores. En este capítulo estudiaré el proceso mediante el cual los procedimientos de captación de recursos financieros fueron transformándose en la medida que se consolidaba la estructura del crédito formal (préstamos hipotecarios, cooperati- vas de crédito, sindicatos agrícolas, cajas de ahorro, crédito hipotecario oficial, etc.), desplazando aquellos sistemas más característicos de los mercados de crédito informal (préstamos usurarios). Este proceso se dio mediante la sustitución del crédi- to usurero, por el territorial o el personal en la medida que se incrementaba el acceso a la propiedad de la tierra. Como este hecho se ha establecido en torno al primer tercio del siglo XX, es en este período cuando se desarrollaron la mayoría de las entidades de crédito comarcales coincidiendo con una fase de crecimiento y de modernización del sector como no se había dado hasta el momento.

Según he mostrado en los capítulos dedicados a la propie- dad y a los sistemas de explotación, se dieron dos fases bien definidas. Una donde la propiedad de la tierra estaba concentra- da en pocas manos y, en consecuencia, predominaba la explota- ción indirecta, y otra donde el índice de concentración descen- dió comenzando a predominar el cultivo directo. Es

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precisamente en esta segunda fase donde se dieron las condicio- nes para la formación de una categoría social de pequeños pro- pietarios que consolidó el desarrollo del crédito agrícola. Este grupo, aunque poseían propiedades minúsculas, gozaron de cierto acomodo aun en los casos de malas cosechas, ya que al menos todo el producto de la finca quedaba en sus manos '.

Estos derechos de propiedad iban a actuar de garantía y, por tanto, de aval para cualquier tipo de operación crediticia, tenien- do, pues, un más fácil acceso al mercado del dinero. Pero no solamente van actuar de deudores, sino también de acreedores, estableciéndose un flujo financiero entre los componentes del mismo grupo que será permanente a lo largo de todo el período.

Así, y en la medida que empieza a desintegrarse la gran propie- dad tradicional, los jornaleros-pequeños propietarios fueron consolidando su presencia en las relaciones de producción actuando a veces como jornaleros, aparceros y arrendatarios, diversificando, pues, su actividad agraria. Esta diversidad de funciones se dio en última instancia por el aumento de la liqui- dez y, por tanto, de la capacidad de crédito de este colectivo.

Pero no siempre fue así, durante la segunda mitad del siglo XIX el carácter estructural del endeudamiento actuaba como un peso en el desarrollo de las fuerzas productivas, apropiándose de la mayor parte del excedente campesino. Los terrajeros y aparce- ros de la comarca recurrieron normalmente al usurero local, per- teneciente en la mayoría de los núcleos agrarios a las oligarquí- as de propietarios (Fuente Alamo, Torre Pacheco ) o a las clases medias en el caso de núcleos urbanos, Cartagena, Murcia y La Unión 2.

Es precisamente en este contexto donde se podría establecer alguna conexión con el modelo teórico de comercialización for- zada que desarrolla Amit Bhaduri', o como más recientemente señaló Enric Tello, vendre per pagar'. En ambos casos, los efectos de la deuda fuerza a los colonos a vender su excedente a unos precios en la mayoría de las ocasiones por debajo de la

' Galassi, F.L (1991), p. 73.

z Pérez Picazo, Ma. T(1987a), p.17.

' Bhaduri, A (1987), pp. 22-26.

' Tello i Aragay, E(1990), p.144.

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cotización del mercado. Así, de este modo, la respuesta a las oportunidades de la comercialización de los productos podrían ser mucho más intensas entre los terrajeros que entre los pro- pietarios y grandes labradores. Esto lo indica el que sean los jornaleros y pequeños propietarios los grupos que demandan el mayor número de operaciones crediticias, tal como veremos más adelante. En un espacio agrario como el de la comarca del campo de Cartagena en el siglo XIX, caracterizado por el pre- dominio de la aparcería, la carencia crediticia debió ser per- manente. Cuando el coste de la mano de obra es relativamente alto para los propietarios, así como el control sobre la misma, se desarrollaron los contratos coparticipativos. Y por el con- trario, cuando el coste de gestión de la mano de obra era bajo, prevalecieron los contratos de renta fija y, por consiguiente, se establecieron las condiciones óptimas para el desarrollo del crédito.

Los dos temas centrales del presente capítulo son: la estruc- tura del préstamo hipotecario y el desarrollo de las instituciones de crédito agrario. La información empleada en el desarrollo del primer punto procede del Archivo de Protocolos Notariales de Cartagena y Fuente Alamo (A.P.N.C), para los años 1885, 1890, 1900, 1901, l 905, 1910, 1920, 1930 y 1940. Debo precisar que en dicho archivo no están representados la totalidad de los municipios que componen la comarca, aunque se pueden hacer extensibles los resultados que aquí se obtengan. El área jurisdi- cional que abarca dicho archivo tiene una extensión en su con- junto 830 km2, lo que supone el 7.33% de la superficie regio- nal, podría parecer que el volumen total de información que aquí se va a manejar no sea en términos absolutos muy impor- tante a nivel regional, aunque sí lo es, obviamente, para la comarca.

Dejando al margen estas consideraciones, he cuantificado el proceso del siguiente modo: en cada año se han revisado todas las escrituras de préstamos hipotecarios, cartas de obligación y ventas con pacto de retracto, excluyendo aquellas actas en las cuales no intervenían elementos agrarios. En un principio comencé con catas anuales, pero tras comprobar la permanencia de algunas variables ( tipos de interés, grupos sociales, plazos total de operaciones, etc.), escogí las quinquenales y decenales.

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En cualquier caso, los datos que aquí voy a mostrar sí parece que son lo suficientemente representativos como para estimar la estructura del crédito hipotecario a lo largo de esta etapa, cono- cer qué grupos socio-profesionales intervienen en él y, por tanto, quiénes son los acreedores y quiénes los deudores. He completado la información de los protocolos con los Anuarios Estadísticos de la Dirección General de los Registros y del Notariado, años 1905-1946, (A.E.D.G.R.N). Esta estadística me ha servido para conocer el movimiento a nivel regional del prés- tamo hipotecario y, por tanto, tener un marco de referencia para el análisis local. Por otra parte, se ha mostrado como una fuente de gran interés y de muchas posibilidades, ya que cuantifica variables que son básicas para entender la conexión del merca- do de la tierra y el mercado del dinero.

El segundo bloque temático viéne representado por el estu- dio del desarrollo de las in^tituciones de crédito locales y su impacto en la estructura productiva del área. Llegados a este punto me planteo algunos interrogantes: i,en qué medida la creación de entidades de crédito significó una respuesta de los agricultores locales a la necesidad de capital fijo y circulante?,

^realmente solucionaron los problemas estructurales de falta de liquidez en la agricultura?, i,cuáles fueron los grupos sociales más beneficiados y, por consiguiente, quiénes no tuvieron acce- so al préstamo? y, por último, i,en qué grado contribuyeron o no al desarrollo de las fuerzas productivas en la comarca? A éstas y a otras cuestiones intentaré encontrar respuesta a lo largo del desarrollo de este apartado. En cuanto a las fuentes, dispongo de la documentación completa del Sindicato Agrícola, Caja de Ahorros y Monte Pío Rural de Pozo Estrecho, desde el año de su fundación 1897 hasta 1943, fecha a partir de la cual sus acti- vos comienzan a ser intervenidos por la administración fran- quista. Si esta entidad se creó en un núcleo rural, la constitución del Sindicato y Banco Agrícola de Cartagena en 1908 supuso la proyección a la ciudad de un modelo de financiación agrícola que comenzaba a dar sus primeros resultados. Con la exposición de este capítulo pretendo aproximarme a la composición del crédito agrario y a su evolución en un contexto de grandes transformaciones en la agricultura regional. Parece lógico pen- sar que éste estuvo muy vinculado con el desarrollo de una agri- 370

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cultura de carácter intensivo con escasez de capital circulante y, por tanto, con necesidad de acceder al mercado del dinero. Cabe preguntarnos, en última instancia, si éstos sistemas crediticios sir- vieron realmente como modelos de financiación de la agricultura comarcal o por el contrario deberíamos minimizar sus efectos.

5.1. La conexión entre el mercado de la tierra y el mercado del dinero

El mercado de compraventa de tierras puede considerarse como el más importante del sector en la medida que en él se pue- den pe^lar los grados de endeudamiento del campesino y, en consecuencia, los circuitos del crédito. En la Región de Murcia, el carácter expansivo de la vida económica propiciado por la ampliación de las superficies cultivadas (tanto én secano como en regadío), cambios en el uso del suelo y, quizás de efectos más inmediatos, el desarrollo del boom minero, dio lugar al desarrollo del crédito hipotecario 5. Si esto fue así para la primera mitad del siglo XIX, para la segunda el proceso continuó consolidándose mediante la creacióñ de instituciones de financiación. Pero lo que aquí interesa es evaluar la conexión entre las transferencias de tie- rras y su relación con el préstamo hipotecario, para estimar qué grado de endeudamiento podía darse en el área de estudio. Para ello he confeccionado un cuadro en el cual muestro las distintas tasas de participación de aquél, con respecto al total de operacio- nes de compraventa que se han realizado a lo largo del período.

Se pueden hacer dos consideraciones distintas, la primera está en relación con la cantidad de préstamos que se realizaron al año y el total de actas de compraventas de tierras, y la segunda muestra el porcentaje de superFicie hipotecada con respecto a los totales que se transfieren anualmente. Según se puede observar, en todos los años son superiores los porcentajes que pertenecen a la superfi- cie que los relativos al número de operaciones. Por lo que se puede interpretar que la mayoría de las fincas hipotecadas eran más extensas que las unidades territoriales puestas en venta. Por ejem- plo, en 1900, del conjunto de las operaciones (cv + ph) tan sólo un

5 Pérez Picazo, Ma T(1987b), p. 367.

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