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ESCUELA MILITAR. Reseña histórica

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ESCUELA MILITAR

La Escuela Militar es el primer Instituto de formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas del Uruguay. Es un centro de enseñanza militar terciaria en el que a través de sus cursos los Cadetes reciben una educación integral fundamentada en asignaturas profesionales, científico-técnicas, y educación física, definiendo así una sólida formación superior basada en firmes valores y moral ciudadana.

Actualmente, en los cursos profesionales que se dictan, se forman los Cadetes que al egresar del Instituto integrarán el cuadro de Oficiales de cada una de las Armas que componen el Ejército Nacional: Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y Comunicaciones.

También se imparte en el Instituto el curso de formación de Oficiales del Cuerpo de Apoyo de Servicios y Combate.

Reseña histórica

La Escuela Militar se fundó el 25 de Agosto de 1885, con el nombre de Colegio Militar.

La iniciativa surgió del diputado Ventura Fernández quien, el 31 de marzo de 1884, presentó un proyecto de ley que creaba el Instituto. Fue aprobada por Ley de Presupuesto General de Gastos, el 29 de agosto de ese mismo año. El Ministro de Guerra y Marina, Gral. Máximo Tajes, promulgó en 1885 dos decretos fundamentales para hacer realidad el nuevo proyecto: uno que aprueba el reglamento del nuevo Instituto y el otro que fija el 25 de agosto, de ese año, como fecha de apertura.

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La Quinta de Casaravilla, primer sede del Instituto, ubicada en la calle Agraciada y Aguilar (actualmente local de UTU), albergó a la Escuela Militar durante 25 años. Su limitada capacidad y sus inadecuadas instalaciones, para los fines educativos y para el crecimiento que naturalmente tenía el Instituto, hicieron pensar rápidamente en una nueva locación.

A lo largo de su historia el Instituto ha modificado sus planes de estudios, adecuándose en todas las épocas a la realidad y necesidad del país.

Un paso muy importante en materia docente, desde el inicio de los cursos en 1886, fue la reforma del plan del año 1929, presentada por el Director, Gral. Manuel Dubra. El proyecto elevado expresaba entre sus objetivos el “formar Alféreces capaces de llenar todos los deberes inherentes a su triple cometido de Comandante de Sección en Campaña, instructores y educadores en tiempos de paz”.

En el año 1934 la Escuela Militar propuso a la superioridad una modificación del plan de estudios. La reforma, aprobada por el Ministerio de Guerra y Marina en 1935, agregó un año de estudios preparatorios. Esto permitió profundizar en las materias fundamentales orientándolas hacia la práctica, haciendo posible realizar en el último año una revisión aplicada de los reglamentos afirmando las cualidades esenciales del espíritu militar.

En el año 1909, bajo la presidencia del Dr. Claudio Williman, fue colocada la piedra fundamental para la construcción de un nuevo edificio. El trabajo se le encomendó a un ex alumno del Instituto, el Cap. y Arquitecto Alfredo Campos. El 25 de agosto de 1910 es inaugurada oficialmente la sede de la calle Garibaldi la que durante casi 70 años fue asiento de la Escuela Militar.

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En el año 1966 se implementó un nuevo plan de estudios estructurado por una comisión especial nombrada por el Ejército. Este cambio estableció niveles y finalidades precisas para el Instituto y adecuó las materias dictadas a las necesidades para la formación de Oficiales. En 1986, por resolución del Comando de la Enseñanza, se dispuso elevar el nivel de escolaridad exigido para el ingreso a secundaría completa.

Esto jerarquizó la formación militar en tanto la equiparó, en sus requerimientos académicos, a cualquier carrera de nivel superior.

Desde el año 1989 la institución ha iniciado un proceso de cambios a nivel estructural y curricular, al aplicarse un nuevo Plan de Estudios que permite la formación a nivel terciario. Este nuevo plan, por sus contenidos científicos, tecnológicos y técnicos en sus materias profesionales, en las académicas complementarias y en las de apoyo, posee la fisonomía programática característica de las propuestas de nivel superior.

Este fue un paso muy importante en la relación académica con otras Instituciones de nuestro país, la que se vio plasmada en diversos convenios firmados posteriormente.

El 5 de febrero de 1993 por resolución del Ministerio de Educación y Cultura, la Escuela Militar es reconocida como centro de enseñanza de tercer nivel “con los privilegios y obligaciones que ello implica”.

El 14 de julio de 1998 por Decreto Nº 180/998 se crea el Título Académico de Bachiller Militar, complementario al de Alférez del Ejército Nacional.

De acuerdo al decreto 376 del 20 de setiembre de 2001, los egresados de la Escuela Militar pueden acceder a la Licenciatura en Ciencias Militares; para ello deben realizar un curso de investigación aplicada de un año de duración y presentar un trabajo de investigación en el Instituto Militar de Estudios Superiores.

La Escuela Militar es una alternativa educativa con más de 130 años de existencia. Han egresado de sus aulas casi 5000 profesionales militares, líderes con sólidos valores al servicio de la Patria.

En el año 1967 el Ministerio de Defensa inició gestiones con el Arzobispado de Montevideo a fin de permutar el predio en la localidad de Toledo, ocupado por el Seminario Arquidiocesano. La mudanza a la nueva sede se realizó el 12 de marzo de 1969, y su inauguración oficial el 25 de agosto de ese mismo año. El 8 de mayo de 2006 el Poder Ejecutivo declaró Monumento Histórico a la actual sede de la Escuela Militar y las expresiones plásticas que contiene.

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Escudo de Armas

Blasonado

Trae de gules y un sol naciente de una corona de laureles, liada en la base por un lazo, todo de oro. Bordura de plata con el lema: ORIENTALES VALIENTES ILUSTRADOS, en letras de sable.

Timbrado con un penacho de cielo y plata.

Interpretación

El rojo punzó que luce el campo del escudo, es el color que representa a la Escuela Militar desde su fundación en 1885, definido por el Reglamento de Uniformes de 1905 como “divisa que, conjuntamente con el emblema, sirve como distintivo del instituto”.

La insignia dorada, con el sol naciendo entre una corona de laureles, fue dispuesta como emblema del Instituto en 1896, y es desde entonces un signo no sólo dicente de la Escuela Militar, sino también docente, a través de su simbolismo, de lo que es el paradigma de la formación militar en su carácter, espíritu y sabiduría.

El Lazo que une las ramas, es símbolo tradicional de la fuerza de cohesión y de la ligazón del hombre al Creador, a la nación, a la institución y a la familia que pertenece.

El Sol, que nace por el oriente, fuente de luz, de energía vital y de bien, es el máximo héroe porque vence a las tinieblas de la ignorancia, la muerte y el mal. Como hijo del cielo su carácter es juvenil y su arma de héroe arquetípico es la espada, símbolo del espíritu o de la palabra de Dios. La principal correspondencia simbólica del sol es con el oro, que considerado, es la imagen de la luz solar en el interior de la tierra. El oro simboliza todo lo superior, las más altas cualidades y el mayor de los valores y riquezas, por eso todo lo que se hace de oro, como esta insignia, quiere trasmitir a lo que representa, en este caso a la Escuela Militar, esa cualidad superior y valiosa. Él es el tesoro difícil de conquistar, el aurum philosophicum , oro que el Cadete en su esforzada formación militar ha de aprender a buscar en su propio interior, venciéndose a sí mismo, librando el buen combate y perfeccionándose con sacrificio y con amor al Ejército y a la Patria.

La Bordura de Plata recuerda la primera divisa de la Revolución de Mayo y del Ejército Oriental, la cual consistió en una cinta o pañuelo blanco en el sombrero, mientras los

“regentistas” usaron el rojo. Colores que cada facción tomó para sí de las banderas del

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propio Ejército Español, blancas con la cruz de San Andrés roja, hasta la adopción del azul celeste y blanco por las fuerzas americanistas del Río de la Plata. Estas son las primigenias raíces militares de nuestros colores nacionales.

El lema ORIENTALES VALIENTES ILUSTRADOS, manda, en tríptica sentencia con la firme resolución de una empresa, cumplir aquel deseo del Prócer expresado como santo y seña del Ejército para el 30 de mayo de 1816. Entonces, celebrando la reciente fundación de la Biblioteca Pública oriental, en el marco de los festejos conmemorativos del 25 de mayo de 1810, el General Artigas le expresaba su congratulación al Padre Larrañaga, agregando que “estamos para formar hombres” e inspirar a los jóvenes

“aquella magnanimidad propia de las almas civilizadas” que “hará ciertamente la gloria y felicidad del país”. Su contenido resume en tres palabras que concuerdan con todo el texto visual de colores y figuras del escudo, la misión fundamental de la Escuela Militar: formar orientales, valientes e ilustrados; lo cual es a su vez, la propia misión que cada Cadete debe tomar para sí y para cada día durante toda su vida.

El penacho azul celeste y blanco, con los colores de la Patria, reglamentado en 1896, y que lucen por encima de sus cabezas los cadetes, es también el timbre de honor sobre el escudo. De plumas pintadas con los colores del cielo, significa que la Patria y los más altos valores que ellos representan, son los únicos que siempre han de guiar sus pensamientos y acciones. Por su relación con las aves y el cielo, es un símbolo evidente de elevación, de triunfo sobre las tendencias materialistas e involutivas, de “avance en la luz” y de Ascensión.

Ese crecimiento espiritual, esa “alquímica trasmutación del plomo en oro”, ha de pasar por las etapas que se simbolizan con los colores presentes en el escudo: el negro es la necesaria “muerte simbólica del joven aspirante” por la purificación e iluminación del blanco, para luego mediante el sacrificio y el amor del rojo, llegar al oro del sol. Logro mítico, sólo alcanzable con valentía e ilustración, con sacrificio y luz, por el héroe oriental de penacho celestial, que trae el oro del sol en su corazón y en los laureles de su victoria. Como puede “verse”, el Escudo de Armas de la Escuela Militar constituye una composición simbólica que expresa las notas esenciales del Instituto y del ser militar, mediante la asociación sintáctica de colores, figuras y palabras que combinan sus sentidos y potencian sus resonancias concordantes entre sí.

Lic. Enrique Bordagorri

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