2 I Ó B O L E T Í N D E LA. R E A L ACADEMIA D E LA H I S T O R I A
VIII
TRES RELACIONES HISTÓRICAS (Conclusión) ( i ),
III
Fuego I que se en- \ cendio en el Coliseo \ de la Civdad de Souilla, iveves 2S | de lidio, a tiempo que se acabaua de représenta?' la. corne- \ dia de S. One- fre. Dase atenia de las muertes v danos que \ causo' v de lo que costo' el
edificio del Coliseo, del estado j en que quedó, y de lo que costará su \ repa- ración.
Con licencia se imprimió en ferez por Fernando Rey. Año 1620.
A u i e n d o Ortiz r e p r e s e n t a d o las fiestas del Corpus, le pareció dexar la compañía, como lo hizo, y auiendose después j u n t a d o de partes é n t r e l o s h e r m a n o s Valencianos y otro c o m p a ñ e r o , co- mençaron a representar en el corral del Coliseo (obra tan gran- diosa y labrada p o r cuenta d e la ciudad, con tanta grandeza y casta) lunes 22 de j u l i o , la comedia d e san Onofre, intitulada: El gran Rey d e los disiertos, compuesta p o r Claramonte, con ca- torce o quinze aparencias de tanto ingenio y artificio que obli- gó a la gente a que acudiesse en gran n ú m e r o quatro dias arreo q u e se r e p r e s e n t o . E s t a n d o p u e s el vltimo d ellos, q u e fué jue- ues 25 del dicho, casi a las ocho de la noche, acabando el pos- trer passo de la comedia, en q u e aparecía vn angel en una nuue, empeçó a e m p r e n d e r s e el fuego d e vna vela, que p o r ser de noche se puso en lo alto d e las aparencias, en ellas mismas, que estauan cubiertas con gran cantidad de lantisco que, por estar ya casi seco, empeçó a arder con alguna fuerça, j u n t a m e n t e con la ñaue, d e q u e luego se apartó el ángel t e m i e n d o el peligro; y a u n q u e fuera posible remediarse el daño si luego se acudiera al remedio, la turbación fué tan general en todos, q u e dio lugar a q u e el fue- go hiziesse su oficio y, auiendo q u e m a d o gran parte del lantis-
(i) Véase BOLETÍN, tomo LXXYI, cuaderno vi, pág. 502, y tomo LXXYII, página 68. 1920.
TRES RELACIONES HISTÓRICAS 2 í 7
ço, se apoderasse del techo, que por ser t o d o d e m a d e r a y es- tar tan seca y dispuesta para arder, lo bolo t o d o en breue tiempo, c a y e n d o d e s d e lo alto tantos pedaços de vigas a r d i e n d o que, e m p r e n d i e n d o el fuego en las sillas, bancos y otras made- ras q u e halló, se acabaron de p e r d e r las esperanças al remedio ele lo que tocaua al Coliseo y se empegó a t e m e r el daño, te- niéndolo por m a y o r d e lo q u e a los principios parecía.
El h u m o , las vozes y la confussion d e la g e n t e fué tan g r a n d e , particularmente en las mugeres (cuyo ánimo no es capaz d e tan grandes peligros) que arrojándose vnas de los aposentos, otras ele los c o r r e d o r e s v aun otras d e x á n d o s e caer d e s m a v a d a s y medio muertas, fué m u c h o m a y o r el d a ñ o q u e la turbación les causí) que el que del mismo fuego les pudiera resultar si aduertida- mente y con orden se salieran; pero como el miedo de la m u e r t e no da lugar a estos discursos, c a y e n d o vnas y t r o p e ç a n d o otras en las ya caydas, empegaron j u n t a m e n t e con el h u m o a subir al cielo las quexas, assi d e las q u e ahogadas y atropelladas se veían morir sin r e m e d i o , como de los que faltándoles y a las mujeres, ya los maridos, y a los hijos e y a los parientes y amigos, juz- gauan los peligros en que quedauan, si bien ninguno estaua esento deilos.
No perdieron los ladrones tan buena ocasión, antes, más ani- mados de cudicia que de lastima, vuo algunos tan a t r e u i d o s que se arresgaron a entrar d e n t r o del corral antes que el fuego se vuiesse t o t a l m e n t e a p o d e r a d o del y viendo a las mugeres en el estado dicho, en lugar de sacarlas del peligro, les quitauan las preseas q u e podían, llegando la d e s u m a n i d a d a t a n t o , que m e afirman (no io digo p o r verdad) que a algunas las acababan de ahogar por p o d e r robarlas mas a su saluo, sin que a este daño pudiessen dar remedio los compasiuos ánimos d e algunos que lo sentían; cuyo peligro p r o p r i o no daua lugar a cuidar del ageno.
Temióse el d a ñ o en t o d a la calle de los Alcaçares, que queda en las espaldas del Coliseo., y assi d e s a m p a r a n d o vnos sus casas y arrojando por las ventanas toda la ropa délias, dieron materia a los ladrones para exercitar su oficio, y el fuego haciendo el suyo, llego a las casas del Marqués d e A y a m o n t e , y la señora
2 l 8 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Marquesa temiendo el daño, confusa y alborotada, desamparan- dolo todo se refugio a las casas de los Alcaçares y algunos de los criados queriendo acudir al remedio se expusieron al peligro, donde murieron dos dellos, de los quales vno pareció luego y el otro quedo debaxo de la tierra que sobre ellos cayo.
La boz deste fuego llegó al señor Conde de Peñaranda, Assis- tente desta ciudad, el qual acudió al punto con los ministros que pudo recoger, y con admirable prouidencia junto aluañiles y peones que comenzaron a tratar del remedio que, conforme al estado presente, se pudo poner, destribuyendose en dos par- tes, vna que cuidasse de saluar la gente que avn estaua cercada del fuego en el Coliseo y la otra que cortasse el passo al fuego, derriuando dos casas que confinan con el Coliseo. Resolución tan importante y tan breuemente executada que si no se aduir- tiera o aduertida se dilatada, sin ninguna duda no quedara me- moria de toda la isla que cerca el Coliseo, ni pudiera dexar de ser grande el riesgo de la otra hazera de la misma calle de los Al- cacares, donde si se prendiera el fuego, por tener a vn lado el conuento de santa Inés, y de otra gran cantidad de casas pe- queñas, fuera inatajable.
Con esta diligencia, no hallando el fuego por donde estender- se se enpleo en la fabrica del Coliseo, donde no dexo en tres horas, sino las quatro paredes, quedando todo lo que era balco- nes y rexas derretido y abollado, y los mármoles rotos y hechos pedaços. Las reliquias del fuego duraron, con causa del temor, hasta las tres de la noche, andando todo este tiempo el Señor
Conde Assistente a caballo (cayéndole encima las centellas y brasas y poniendo a riesgo su persona, como en otras ocasiones de auenidas y alborotos lo a hecho) pesquisando la necessidad de los vezinos y repartiendo sitios á don Gaspar de Vedoya, su Teniente mayor, y al Licenciado Alanis de Barríonueuo, Teniente segundo, y a don Sebastián de Casaos, Teniente del Duque de Alcalá en la vara de Alguacil mayor, los quales, incansablemen- te, acudieron a todo quanto fue possible, con lo qual cesso el fuego y daño que tan justamente temió toda, la ciudad.
Hecho esto el señor Assistente antes de ir a descansar, cerca
TRES RELACIONES HISTÓRICAS 2 1 9
de las tres, fué al altoçano d e san P e d r o , a d o n d e auian lleuado seis o siete mugeres medio ahogadas, para tratar de su r e m e d i o si estauan viuas o de q u e les diessen sepultura si estauan muer- tas, y a esta hora hizo leuantar al Cura y q u e metiessen los cuerpos en la Iglesia, assegurando q u e su Señoría pagaria el en- tierro d é su bolsa, quiça p o r q u e p u b l i c a m e n t e se m u r m u r a u a q u e por esta causa aun tenían en la calle los c u e r p o s .
A este t i e m p o ya auian salido algunos religiosos de la Com- pañía y del c o n u e n t o d e Regina para o y r confessiones y absol- uer a los que ya se despedían desta vida, e n t r e los quales esta- uan algunos tan a lo vltimo, que solo p o r señas o a p r e t a n d o vna mano al confessor, dauan muestras d e arrepentimiento, asoluian- los y luego los ponían el Santo Olio tres sacerdotes, que con el salieran de díuersas parroquias.
L a fabrica del Coliseo costo veinte y cinco mil d u c a d o s , y d e t o d a ella no q u e d o en pie mas que el q u a r t o d e la calle, que se auaüo en q u a t r o mil ducados y las q u a t r o paredes, q u e a algunos les parece p o d r a n voíuer a seruir, a u n q u e los mas esperimenta- dos son d e contrario parecer y sienten q u e ni aun los cimientos estan de p r o u e c h o para p o d e r voluer a edificar s o b r e ellos. Su reedificación dizen, los q u e quieren que las paredes siruan, q u e costara diez mil ducados y los d e contrario parecer, se extienden a quinze mil. Rentaua a la ciudad tres mil d u c a d o s cada año.
Las personas que murieron en esta desgracia fueron quinze o diez y seys, y los que a mas se estienden no pasan d e veinte, nin- guna délias particular ni d e n o m b r e , antes, las mas o casi todas, mugeres y niños, que no se p u d i e r o n escapar tan presto c o m o la necesidad lo pedía.
Los comediantes se escaparon t o d o s , a u n q u e el A n g e l se cha- m u s c o . El q u e hazia la figura d e san Onofre sallo casi d e s n u d o , con vna mata d e y e d r a p o r p a ñ o s menores, y algunos m u c h a c h o s le siguieron con vaya, hasta meterle en su casa, que estaua bien distante.
El miércoles siguiente se p r e g o n a r o n en la lonja tres niños, que del fuego saco vivos vna persona caritatíua, cuyos padres, o perecieron allí, o p o r tenerlos por muertos no los procurauan, y
2 3 0 B O L E T Í N DE LA R E A L ACADEMIA DE LA H I S T O R I A
ellos eran d e tan tierna edad, que no sabían dar razón d e sus casas.
El día siguiente, después q u e se q u e m o el Coliseo, quisieron e n t r a r a verle, por vna de las casas que se derribaron, tres hom- bres y puestos encima de vn p a r e d ó n se vino ai suelo con ellos, d e los quales el vno quedo con peligro de muerte, y los d o s , considerablemente maltratados.
I X
CATALOGO DE LOS INCUNABLES EXISTENTES
EN LA BIBLIOTECA DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
A d v e r t e n c i a p r e l i m i n a r .
O c u p a el p r i m e r lugar e n t r e nuestras bibliotecas especiales, por la riqueza de sus copiosos fondos, la q u e posee la Real Aca- demia de la Historia, cuva colección de incunables, no m u v nu- merosa relativamente, es, sin e m b a r g o , de valor inestimable p o r l i extraordinaria rareza de alguno de sus ejemplares.
La c o m p o n e n 165 obras, de las cuales una tercera p a r t e me- recen c u m p l i d a m e n t e el calificativo de raras. Contiene 4 6 edi- ciones españolas, casi todas d e g r a n rareza, e n t r e las que se cuentan seis ejemplares únicos, los señalados con los n ú m e r o s 36, 130, 131, 142, 154 y IÔI del Catálogo, y tres, de las cuales sólo se conoce otro ejemplar, (Núms. 34, 93 y 109).
Son dignos de mención entre los libros raros estos t r e s , que d e b e n estimarse como v e r d a d e r a s j o y a s bibliográficas:
i.° [Claudio T o l o m e o ] . — C o s m o g r a p h i a e . librí v m . — V e n e - tiis, 1478.—Lleva en el recto de la p r i m e r a hoja la firma y un autógrafo de Cristóbal Colón. A n t e s había pertenecido al C a r d e - nal Francisco Todeschini (Piccoíomini), que d e s p u é s fué P a p a con el n o m b r e de Pío III, y cavas armas están pintadas en la