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HISTORIA UNIVERSAL DE LA HOMEOPATÍA

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Puebla de los Ángeles, México Agosto 2007

HISTORIA UNIVERSAL DE LA HOMEOPATÍA

Martin Dinges

ALEMANIA

INTRODUCCIÓN

La historiauniversal de la Homeopatía es un tema vastísimo, pues abarca toda la historia de la medicina y de las estructuras sociales de los siglos XIX y XX. En ella pueden encuadrarse diversos fenómenos: desde la decisión individual del paciente que opta por someterse a un tratamiento homeopático, o viajes ligados a la formación médica, hasta los congresos médicos internacionales sobre Homeopatía celebrados en el último tercio del siglo XIX, e incluso las actividades a escala mundial, a partir de 1890, de la industria farmacéutica homeopática. Simultáneamente se producen la evolución de la medicina hasta convertirse en una disciplina científica, el auge de la profesión médica y, ya en el siglo XX, un aumento gigantesco de la oferta terapéutica gracias a los seguros médicos. En el trasfondo de estas cuestiones se encuentran fundamentalmente los movimientos migratorios europeos del XIX, como la emigración de alemanes hacia América o la de británicos hacia la India o Australia, procesos que repercutieron de modo específico en el desarrollo de la Homeopatía en dichos países. Como puede colegirse, el tema es demasiado amplio para 50 minutos.

En cualquier caso, sin duda puede darse por sentado que todos ustedes saben que la Homeopatía tuvo su origen en Alemania. El homeópata quiere curar lo similar con lo similar. Para ello, pretende emplear únicamente drogas que generen en la persona sana los síntomas de enfermedad más similares posibles a los que pueden observarse en el enfermo. De este modo, la fuerza vital del cuerpo es estimulada para

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que ponga en marcha sus energías curativas propias. En esta cuestión es muy importante la dosificación de los medicamentos, lo cual condujo experimentalmente al médico Samuel Hahnemann (1755-1843), el fundador del método homeopático, a las altísimas diluciones, las famosas y controvertidas altas potencias. Él opinaba que al elaborar estas diluciones se generaba una potencia especial, en definitiva, fuerza. De ahí proviene la denominación de "potencia".

Ya incluso entre sus contemporáneos fueron difíciles de comprender a veces los conceptos básicos de este método terapéutico; sin embargo, la Homeopatía ha sobrevivido a todas las polémicas y sigue, hoy día, mostrando una gran vitalidad: en Europa se extiende por casi todos los países y sigue siendo la segunda medicina complementaria más importante. Según los datos de la WHO, estas afirmaciones también son válidas para el resto del mundo. Así, tradicionalmente la Homeopatía ha desempeñado un papel relevante en el continente americano, tanto en América del Norte como en Centroamérica y en América del Sur. En Brasil, por ejemplo, algunas aseguradoras médicas estatales sufragan el tratamiento homeopático, gracias a lo cual desaparece una de las reticencias principales del paciente a la hora de consultar a un médico homeópata. En la India, la Homeopatía esta reconocida, junto a la medicina institucional y a la medicina tradicional india, como la tercera columna que sustenta el sistema de sanidad. Y en Japón, la asociación de médicos homeópatas, que no se fundó hasta 1998, cuenta ya con más de seiscientos afiliados, y la tendencia al alza sigue un ritmo altísimo. De esta manera, este país, claramente caracterizado por su interés en la importación de elementos culturales occidentales, se suma a una tendencia evolutiva mundial: cuando, en los años ochenta de la anterior centuria, tras los grandes éxitos de la medicina institucional, se hicieron cada vez más visibles sus limitaciones y sus cuestionables efectos secundarios, creció el deseo de pacientes, profesionales sanitarios y médicos de hallar vías alternativas. Por ello, desde entonces cada vez más personas dirigen su atención a la Homeopatía. Al mismo tiempo, nos enfrentamos en este contexto a fenómenos propios de la globalización: Desde hace algunas décadas, la medicina china se va haciendo cada vez más conocida incluso en la lejana Europa (sin que se haya registrado una inmigración elevada procedente de este país, como ha sido el caso por ejemplo en Canadá). En la dirección contraria,

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actualmente la Homeopatía se enseña y se aprende concienzudamente en Corea, Malasia o Japón. Si en tiempos pasados sólo puede acreditarse la presencia aislada de médicos y consultas locales, hoy día, aun cuando no pueda hablarse precisamente de movimientos de masas, sí existen, gracias a los medios de comunicación, unas minorías activas bastantes apreciables de terapeutas y pacientes.

En definitiva, se mire por donde se mire, todo da pie a investigar acerca de la historia universal de la Homeopatía. Los críticos podrán obtener una respuesta a su pregunta de por qué "la mala hierba no muere"; y los oyentes amigos de esta ciencia podrán descifrar la razón de la vitalidad de la Homeopatía doscientos cincuenta años después del nacimiento de Samuel Hahnemann.

HISTORIA UNIVERSAL

Por historia universal entiendo dos conceptos: por una parte, me referiré a algunos fenómenos de difusión fuera de Alemania; por otra, me detendré especialmente en aquellas cuestiones en las que hayan intervenido personas de varias nacionalidades o sucesos acaecidos en más de un país.

Para comenzar, escuchemos el informe acerca de la Homeopatía en Francia contenido en una carta fechada el diez de diciembre de 1833 y remitida a Alemania:

"El famoso Dr. Broussais, junto con otros cuatro médicos, intenta públicamente llevar a cabo curaciones homeopáticas en su Hospital Val de Grace, en París, admirablemente estimulado y alentado por su amigo el médico militar Dr. Jordan, quien práctica este método, con éxito notable, desde hace seis meses en Alsacia.

La Homeopatía está haciendo rápidos progresos en Francia. Las traducciones de la Materia médica pura y el repertorio de v. Bönningshausen (…)" (dos importantes obras sobre los principios básicos) "(…) saldrán al mercado dentro de un par de meses, publicadas por una asociación de médicos franceses. De las traducciones al francés del

Órganon y de Enfermedades crónicas (…)" (las obras fundamentales de Hahnemann) "(…) no queda un solo ejemplar en las librerías; así de diligentemente se interesan los médicos jóvenes en Francia por este nuevo método terapéutico. Dentro de un mes

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aparecerá la traducción al francés de la quinta edición del Órganon, hecha por el Sr. Thayer.

También se está distribuyendo en París un Journal homoöpatique, el cual, dirigido por dos hombres doctos y honrados, prosperará sin duda alguna. Son dos médicos de Estrasburgo, personas meritorias, que hablan alemán y francés con igual fluidez.

Y además, desde hace un par de semanas se ha fundado una sociedad homeopática en París, que ya cuenta con más de veinte médicos.

En el hospital general de Burdeos, el Prof. Mabit trata homeopáticamente a ciento cincuenta enfermos exclusivamente y en todo momento con el método homeopático."

En este informe encontramos ya muchos pilares para una historia universal de la Homeopatía: ésta es practicada públicamente en hospitales para convencer a colegas y pacientes; los médicos se agrupan en asociaciones para ayudarse recíprocamente en su formación y dar a conocer sus intereses a la sociedad; se traducen algunas obras fundamentales o incluso son publicadas en ediciones actualizadas; se fundan revistas en francés; jóvenes médicos irrumpen con fuerza en el mundo del comercio del libro … y todo ello sucede no sólo en París, sino también en "provincias" (en Alsacia y en Burdeos). Finalmente, del escrito se desprende también que los homeópatas intercambiaban informaciones más allá de las barreras nacionales. Esas actividades les permitían transmitir la imagen de un gran dinamismo, y en ese sentido estos médicos jóvenes aparecen como garantes del futuro de la Homeopatía dentro de la medicina.

De esta red de conexiones pueden resaltarse también puntos concretos: Así, en 1831, el mismo Hahnemann puso en circulación un artículo de prensa para defender a un colega húngaro, amenazado de cárcel por practicar la Homeopatía en Raab (la actual Györ, entre Viena y Budapest). Lo cierto es que más tarde se supo que esa amenaza fue sólo un temor expresado en círculos privados por ese mismo médico; pero, no obstante, de este caso se colige cuán rápidamente eran capaces de reaccionar los homeópatas ante tales rumores incluso en un ámbito internacional. Por lo demás, Hahnemann era muy hábil en el empleo de los medios de comunicación: Así es

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como, en 1792, logró llamar la atención en todo el Imperio alemán e incluso en el extranjero, al criticar a los médicos de cabecera del entonces enfermo emperador Leopoldo II por un tratamiento totalmente inadecuado. Les reprochó a aquéllos el debilitamiento provocado en el paciente, ya grave, por la aplicación de varias sangrías; y también la negligencia mostrada en lo relativo a la documentación del caso. Los rumores en torno a la muerte repentina del mandatario, fallecido a los 45 años, garantizaron el gran interés de la opinión pública.

Por otro lado, Hahnemann también utilizó con efectos publicitarios para la Homeopatía informaciones procedentes de países lejanos. Por ejemplo, durante la terrible epidemia de cólera desatada en 1830, un "homeópata de la frontera galaica" 1 le

había recomendado anticipadamente el uso de cánfora como remedio contra aquella epidemia desconocida. Hahnemann, que jamás había visto a un enfermo por el cólera, dio publicidad a la idea, y además recomendó a los pacientes beber agua. Gracias a esta recomendación, los homeópatas no ya sólo de Alemania, sino también de Francia, Inglaterra y muchos otros países, lograron a todas luces mejores resultados en sus tratamientos que los médicos académicos, quienes a menudo prohibían a sus pacientes que ingirieran líquidos. Dado que el cólera, en aquella Europa que miraba con optimismo hacia el futuro, había supuesto una conmoción terrible, con aquel tratamiento tomado de la región ucraniano-polacalos homeópatas lograron el reconocimiento de la opinión pública; y no dejaron de publicar, allá donde fuera posible, los buenos resultados alcanzados por los colegas en el país y en el extranjero.

Los medios de comunicación: revistas y libros

Continuemos entonces un poco más con la cuestión de los medios de comunicación de la época, las revistas y los libros.

En primer lugar, vamos a seguir la pista de la revista francesa de Homeopatía a la que se hacía alusión en la carta: Dicha publicación sólo existió dos años más de modo independiente, y después se fusionó con otra revista. Era evidente que no había un número suficiente de lectores dispuestos a pagar por tales productos. Además, por

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aquel entonces a menudo faltaban tanto el capital inicial necesario para los primeros años, como editores dispuestos a hacer inversiones a largo plazo o editoriales poderosas (en sentido financiero). Por ello, continuamente nacían nuevas revistas que, con frecuencia, aguantaban pocos años. En cualquier caso, estas novedades también son un índice de la vitalidad de la Homeopatía, pues una y otra vez aparecían personas dispuestas a unir sus fuerzas para atreverse a iniciar tales empresas. Esta renovación era un fenómeno mucho más habitual en Francia que en Alemania, donde algunas revistas duraron varias décadas, de modo que no se hacía necesario fundar otras nuevas continuamente. En definitiva, había diferencias estructurales entre los mercados editoriales de revistas de ambos países.

Nuevas publicaciones de revistas homeopáticas (según continentes)

Continente americano La India Europa Conjunto

El gráfico que les ha sido repartido muestra claramente el número de novedades de revistas homeopáticas según continentes entre 1820 y 1990: la línea azul (con los triángulos) indica los tempranos inicios de Europa, superados sin embargo por América (sobre todo del Norte) ya en los años sesenta del siglo XIX. La fase mundial de decaimiento por la que pasó la Homeopatía entre 1910 y 1970 también se halla bien reflejada (línea amarilla). Así, la historia universal de la Homeopatía puede dividirse en tres etapas: auge y estabilización hasta 1910 aproximadamente, estancamiento y declive hasta 1970, y un renacimiento que sigue a ese segundo periodo. Por último, el gráfico también muestra la evolución ascendente de la India, hasta convertirse en una potencia homeopática especialmente desde su independencia (al menos si se toma el número de nuevas revistas fundadas como indicador).

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En todo caso, este auge en la India ya tenía abonado el terreno desde 1920 aproximadamente, debido al continuo crecimiento de todo lo relacionado con la Homeopatía, algo que, sin embargo, no se vio reflejado en aquella época con la fundación de nuevas revistas.

Con esto se hace visible otra característica del presente: Mientras que en las sociedades postindustriales del Norte la Homeopatía es a menudo una medicina privada para pacientes de las clases altas, en los países pobres del Sur desempeña un papel sustancialmente más relevante de "medicina para gente pobre". Y es que los medicamentos que en ella se emplean, al alcance de todos los bolsillos, la hacen muy atractiva para muchos políticos del terreno de la salud pública. Sin embargo, esta cuestión, resaltada por los homeópatas una y otra vez, es ignorada por completo en el Norte con una tenacidad sorprendente. Con el tiempo, únicamente algunas aseguradoras médicas estatales de Alemania y de Suiza han intentado verificar este argumento de los costes por medio de estudios a largo plazo sobre las necesidades de acudir al médico y del uso de medicamentos.

Dirigiendo de nuevo nuestra atención a la Europa del siglo XIX, podemos observar perfectamente, por medio de las traducciones del Órganon de Hahnemann

(la obra en la que se exponen las bases de la Homeopatía), dónde y cómo se extendió rápidamente el interés por esta ciencia (mitad inferior de la fotocopia entregada).

1. El abundante número de ediciones en alemán demuestra que Hahnemann desarrolló sus conocimientos a partir de la praxis médica, poniéndolos, actualizados, a disposición de los lectores.

2. Observado por décadas, el momento álgido de la actividad traductora se sitúa hacia mediados de los años treinta del siglo XIX.

3. Si se estudian detalladamente los textos originales a partir de los cuales se traducía, pueden observarse ciertos retrasos cronológicos respecto a los descubrimientos más novedosos de Hahnemann, que primero eran publicados en alemán. A veces incluso se traducía a partir de varias ediciones, como fue el caso de la primera traducción al español, realizada a partir de la segunda edición francesa y de la quinta alemana.

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S. Hahnemann: Órganon de la medicina Ediciones originales en alemán

Años de edición: 11810, 21819, 31824, 41829, 51833, 6[1865 no autorizada], 61921

(original)

Traducciones hasta 1850 y los textos a partir de los cuales se traduce (en parte no en alemán)

Años 20

1824 al francés a partir de la segunda edición (=base 2ª ed.) 1824 al italiano; 1827 al holandés (base 3ª ed.)

Años 30

1830 al húngaro, 1833 al inglés, 1834 al belga (base antigua ed. francesa) 1835 al sueco y al ruso (base 2ª ed. francesa)

1835 al español (base 5ª ed. alemana y (¡!) 2ª ed. francesa de 1832) 1836 al americano (base antigua ed. inglesa)

Años 40

1846 al portugués (en Brasil)

En una época sin radio, televisión ni medios rápidos de transporte la importancia de las revistas y los libros como medios de difusión era aún mayor que la que tienen hoy día. Los libros viajan cruzando fronteras políticas y lingüísticas más fácilmente que las personas. Las rápidas traducciones a diversos idiomas permitieron que, desde los años treinta del siglo XIX, pudiera conocerse el nuevo método terapéutico por todo el mundo, ya fuera en las tranquilas estancias hogareñas o en las bibliotecas públicas.

Actores: médicos, otros prácticos de la medicina y pacientes

Abandonemos ahora los medios de comunicación y dirijamos nuestra atención hacia las personas que contribuyeron a la difusión internacional de la Homeopatía. De entre ellas, debemos nombrar en primer lugar a los médicos que, tras las primeras impresiones sobre la Homeopatía producidas por la lectura, emprendieron viajes para

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ampliar su formación. Un bello ejemplo es el médico francés Auguste Rapou, de Lión, quien en el año 1847 publicó una obra en dos tomos con las impresiones de sus viajes por Alemania, Hungría, Italia y otros países europeos. Como hijo de médico que era, sabía por su padre (quien ya en 1830 había visitado Alemania) que Stüler había introducido la Homeopatía en Berlín. Posteriormente, él mismo nos informa acerca de los colegas y de la situación pública de la Homeopatía durante su propia visita en 1842. En aquel entonces, el sucesor de Stüler, el médico Melicher, trabajaba con la posibilidad de emplear no ya los medios más similares posibles, sino justamente los medios que provocaban exactamente los mismos síntomas, la llamada isopatía. Rapou se mantuvo muy escéptico al respecto. Por él también sabemos que Melicher probó potencias elevadas, sin quedar muy convencido de sus efectos. No obstante, al menos consiguió curar unas erupciones cutáneas en la cara con una dilución de azufre de 2500 (2º tomo, pág. 277), aunque él mismo consideraba que estos preparados no eran muy fiables.

En Praga, un tal Dr. Loevy experimentó con drogas extraídas de materia animal, es decir, con los nosodos. Rapou tenía la esperanza de que, realizando pruebas sistemáticas con esas materias, sería posible en poco tiempo aislar remedios excelentes de entre el conjunto de todos aquellos dudosos medicamentos isopáticos (2º tomo, pág. 11). Por otro lado, Rapou nos informa que Loevy hizo oler a pacientes suyos sepia en una forma muy diluida, observando, según su opinión, positivas agravaciones iniciales, signo favorable de la bondad del tratamiento. También en este caso es perceptible la postura escéptica del observador francés. Finalmente, Rapou compara el interés por la Homeopatía de los estudiantes en Viena y en Berlín, concluyendo que, en 1842, dicho interés era substancialmente mayor en la capital de los Habsburgo. Así pues, en estos informes sobre ciudades y países se entremezclan anotaciones clínicas y científicas, en parte tomadas de hospitales, con retratos de médicos y reflexiones teóricas. Tampoco faltan análisis de política sanitaria en relación al trabajo desplegado por Hufeland en Berlín como patrón protector de la Homeopatía, o relativos a la corte de Lucca, en Italia, como impulsora de este método.

Las visitas a otros colegas homeópatas se hacían muy necesarias, ya que esta ciencia prácticamente no se enseñaba en las universidades europeas. La excepción la

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constituían algunas cátedras, como la de Múnich, la cual ofreció cursos de Homeopatía hasta ya entrados los años sesenta del siglo XIX. En el último tercio de ese siglo existió también una cátedra de Homeopatía en Budapest. Dada esta escasísima oferta universitaria, a los médicos no les quedó otra alternativa que el estudio privado haciendo viajes o prácticas en hospitales. Sin embargo, de ese modo se afianzaba simultáneamente la red de conexiones internacionales en torno a la Homeopatía.

En cualquier caso, siempre quedaba la opción de ir a estudiar a los E.E.U.U., donde, desde mediados del siglo XIX, habían ido surgiendo medical schools

homeopáticas cada vez mayores. Las primeras de ellas remontaban sus inicios a inmigrantes alemanes, que lograron aquí, gracias a la meticulosidad que les era propia, la institucionalización de la Homeopatía en la enseñanza universitaria, algo que les había sido vedado en su país de origen. Tras 1848 no fue raro el caso de médicos con ideas republicanas que tuvieron que abandonar el Viejo Continente e, imbuidos de un nuevo ímpetu, fundaron instituciones académicas en los asentamientos situados cada vez más al Oeste en los E.E.U.U. Así, a finales del siglo XIX, aproximadamente el 7 % del personal médico practicaba la Homeopatía en ese país; y, en la Costa Este, este porcentaje se elevaba hasta el 15 % (quince por ciento) en ciudades como Nueva York, mucho más de lo que era posible en los estrictamente regulados mercados sanitarios europeos. En Alemania, por ejemplo, incluso en la sureña Baviera, tan inclinada hacia la Homeopatía, no había más de un 1'3 % (uno coma tres por ciento) de médicos que siguieran este método.

Otros prácticos de la medicina

Durante la segunda mitad del siglo XIX el número de médicos era todavía muy escaso, es decir, había pocos médicos con formación por habitante, y aún menos médicos homeópatas. El mercado estaba dominado fundamentalmente por otros prácticos de la medicina, quienes, entre otros métodos, también empleaban el homeopático. Algunos de ellos poseían una formación práctica como cirujanos, muchos eran autodidactas, otros habían comenzado como madres con experiencia en el arte de la curación, había también farmacéuticos que ejercían adicionalmente la práctica

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médica; en definitiva, los caminos conducentes a esa praxis eran muy variados. En conjunto, había muchos más de estos prácticos que médicos formados.

A menudo, también emprendían tales actividades, en el campo de la Homeopatía, damas nobles como Bettine von Arnim en Prusia o Maria Wambold en Eslovenia; o caballeros, como el fabricante berlinés Schneider o el comerciante Carl Steigentesch en Brünn/Moravia. Fundamentalmente se iniciaron en estas actividades tras algunas buenas experiencias. Y, sobre todo, lo más frecuente es encontrar huellas de clérigos que se hayan dedicado a estas cuestiones: tanto pastores evangélicos como sacerdotes católicos, o popes ortodoxos en Rusia. En sus localidades, a menudo eran las únicas personas con formación, pudiendo de ese modo complementar la autopráctica médica de la población rural con algo de "la medicina ilustrada de los libros", en nuestro caso con el método homeopático. Ninguno de ellos quería limitarse a cuidar la salud espiritual de sus feligreses, sino también contribuir a su bienestar corporal.

La mayor parte de las veces, esta actividad fue recibida con agradecimiento; aunque, en el turbulento curso de algunos acontecimientos políticos, como la Revolución Rusa, la estrecha relación entre la Homeopatía y, en este caso, la Iglesia ortodoxa, pudo perjudicar a la primera durante algún tiempo.

De todos modos, raras veces la actividad de estos prácticos de la medicina alcanza notoriedad internacional, como fue por ejemplo el caso excepcional del comerciante francés Benoît Mure. En 1831, Mure sufrió una tuberculosis, curada según su percepción por un homeópata. Las historiografías sobre Homeopatía italiana y francesa disputan acerca de si dicho homeópata era natural de Lión o de Palermo. En cualquier caso, Mure quedó entusiasmado; estudió este método junto al homeópata lionés Sébastien des Guidi; abandonó, agradecido, sus negocios; consiguió un título médico en Montpellier, seguramente comprándolo; y abrió una consulta en Malta, haciendo mucha publicidad del método. Anteriormente, él mismo había intentado sanar de su enfermedad, sin éxito, por medio del buen clima de esta isla. Expulsado de la misma por las autoridades sanitarias británicas, en 1835, con una voluntad inquebrantable, reinició su actividad en Palermo, comportándose allí de una manera más reservada. Tradujo al italiano un manual de Homeopatía de Gustav H.G. Jahr,

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elaboró él mismo medicamentos e inventó una máquina para empequeñecer las materias básicas. A partir de una pequeña consulta, logró montar en pocos meses, mediante una hábil publicidad y una llamativa disposición de las habitaciones, una floreciente consulta con seis médicos empleados, que llegaban a atender diariamente a unos doscientos pacientes. Tras estos éxitos intentó acomodarse en Francia. Sin embargo, el rechazo de los médicos hizo fracasar esa empresa, y entonces, con algún éxito, introdujo la Homeopatía en Brasil. En conjunto, durante los dos cuartos centrales del siglo XIX estos prácticos de la medicina sin formación reglada tuvieron una cierta importancia como difusores de la Homeopatía, no sólo aisladamente en diversos países, sino también, en algún caso, en el ámbito internacional. No ha sido hasta los años ochenta del siglo pasado que las actividades de estas personas se han vuelto a hacer visibles internacionalmente: Por nombrar un caso, el griego G. Vithoulkas llegó a obtener un Premio Nóbel alternativo gracias a su academia, sita en una isla griega, y a los cursos que imparte por todo el Globo. Desde los años noventa del siglo XX se celebran igualmente congresos de estos prácticos de la medicina con participación internacional.

La demanda de los pacientes

Junto a los médicos y estos otros prácticos de la medicina, los pacientes, como tercer actor en liza, contribuyeron desde muy temprano eficazmente a la difusión de la Homeopatía. No es raro encontrar pacientes de alto rango que demandaran los servicios de un médico de cabecera homeópata: Ya nos hemos referido a la corte de Lucca, en Italia; y en la ciudad india de Lahore, el marajá Rendschit-Sing tuvo empleado al médico Johann Martin Honigberger (1794-1869) desde 1839. Gracias a las numerosas relaciones interpersonales entre diversas cortes se generaron posibilidades para una publicidad transfronteriza; pero también en el interior de cada país los médicos de cabecera tuvieron considerables posibilidades de ejercer su influencia: Así, podemos mencionar la fundación de hospitales por parte de su hacendada clientela o, al menos, inauguraciones de departamentos homeopáticos; y también la promulgación de leyes favorables a la Homeopatía.

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Mencionemos igualmente como ejemplo la larga tradición de los médicos alemanes en Rusia y en la corte de San Petersburgo, dominada por homeópatas. Y, desde mediados de los años veinte del siglo XIX, con la corte zarina como punto de partida, dentro de la alta nobleza rusa se amplió el círculo de cortes con médicos de cabecera homeópatas. De esta manera, ya en 1832 Hahnemann consiguió situar como médico al hijo de un amigo, Schweikert, en Rusia, en la corte del príncipe Kurakin, quien ya antes había tenido a un homeópata como médico de cabecera.

Desde 1837, y tras finalizar su ventajoso contrato con el príncipe Kurakin, el tal Schweikert hizo carrera en Moscú no sólo en la consulta privada, sino igualmente como médico en diversos hospitales y en la escuela de peritos agrícolas. En todo ello le resultó de ayuda la protección de la alta nobleza a través del Ministro del Interior, un defensor de la Homeopatía.

También la demanda por parte de los pacientes provenientes de la burguesía urbana conllevó a veces la búsqueda de un médico extranjero. Así, Clemens von Bönninghausen (1785-1864), jurista y autodidacta en asuntos médicos muy apreciado por Hahnemann, ejerció la práctica médica una vez, a principios de 1830, en Róterdam, lo que algo más adelante le fue prohibido. Después de esto, anunció en el periódico de esa ciudad su consulta en la localidad alemana de Emmerich am Rhein; y durante los años cuarenta del XIX vinieron cada vez más pacientes desde Róterdam hasta esta población. Sus profesiones (panaderos, tenderos, comerciantes de cereales, profesores) nos remiten a las clases medias. Todos ellos formaron una asociación que consiguió que se asentaran en su ciudad hasta dos médicos alemanes, algo que ya había sucedido anteriormente en Utrecht. De este modo, partiendo de la consulta internacional de un práctico de la medicina no reconocido oficialmente, se originó un mercado local para homeópatas, que en un principio sólo pudo verse satisfecho gracias a médicos extranjeros.

El desarrollo posterior en Róterdam transcurrió de un modo mucho más sólido que por ejemplo en Venecia, donde un médico homeópata húngaro que estaba de paso alcanzó en principio grandes éxitos, pero, sin embargo, tras su partida, traspasó su clientela a un práctico veneciano, según parece menos cualificado, que no logró convencer a aquélla y pronto la perdió.

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Hemos mencionado, así pues, algunos caminos por los que también pacientes de la clase media baja y la clase baja entraron en contacto directo con la Homeopatía; escuelas y hospitales rusos, el tratamiento gratis para los pobres en el ambulatorio de Honigberger en Lahore, o los homeópatas que pasaban consulta en Róterdam con una tarifa para pobres. Entre los pacientes de la clase media baja, también influyó de modo indirecto la lectura, dado que durante el siglo XIX crecieron en Europa, primero lentamente y después cada vez más rápido, tanto el grado de alfabetización como el interés de la población por la salud gracias a la publicidad en calendarios y revistas. Ya en 1830, Schweikert (padre) creó una revista para legos en la materia con la que ganar para la Homeopatía pacientes, que después deberían ser persuadidos por los médicos. También se podía obtener información acerca de este método en otras revistas de temas diversos, e incluso hubo quien se compró un libro de medicina casera. En general, estas obras ofrecían básicamente consejos para tratarse uno mismo en caso de enfermedad. Los médicos y otros prácticos de la Homeopatía (al igual que sus predecesores médicos y sus contemporáneos) se dieron cuenta muy pronto de esta oportunidad mercantil, y publicaron, desde 1826, los correspondientes "El médico homeópata en casa", tal y como a menudo se titulaban estas obras. Siempre aparecían en grandes tiradas.

Constantin Hering (1800-1880), médico emigrado de Sajonia, es tenido por el verdadero fundador de la literatura divulgativa sobre Homeopatía. Su libro se caracteriza por dar muy diversos consejos para la salud sin grandes introducciones teóricas. Para nosotros resulta de interés que hubiera sido traducido a diversas lenguas y que se convirtiera en un bestseller en varios países.

Se publicó por primera vez en 1835 en Brasil, donde Hering trabajaba como médico de cabecera. Era un escrito para utilidad de varias familias de la Misión Herrnhuter. El proyecto de Hering de enviar un ejemplar gratis a todos los misioneros del mundo fracasó por la oposición de la dirección central de misiones. Por ello, más adelante, en 1837, publicó en Filadelfia, su nuevo lugar de trabajo, primero una edición americana y un poco después una alemana, que rentabilizó con unas ventas adicionales en su país de origen. A estas ediciones le siguieron una francesa en 1849 y, en 1923 (es decir, casi setenta años después de la publicación de la primera edición y

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tras veintisiete ediciones alemanas), vio la luz una primera traducción al español en Barcelona. Se trata, por tanto, de una obra muy longeva, que naturalmente fue actualizada una y otra vez. Así, en la edición de 1949 aparecieron en Alemania los ejemplares numerados entre el ciento veinticuatro y el ciento veintinueve mil.

La transferencia internacional de conocimientos sobre Homeopatía también se muestra en esta literatura divulgativa: es cierto que las indicaciones para el autotratamiento siempre se empleaban de modo individual y fomentaban la demanda de los pacientes localmente, pero sus contenidos podían reproducirse internacionalmente.

En este sentido, a continuación me detendré en algunos fenómenos transnacionales, tales como la competencia internacional política y confesional, las jornadas médicas internacionales y los fabricantes de medicamentos a escala multinacional.

La competencia político-militar y confesional promueve la expansión de la Homeopatía

Las invasiones militares llevaron a médicos militares ingleses hasta Bombay, o a médicos de los Habsburgo hasta Italia. Ambos casos fueron de gran ayuda para la Homeopatía en un principio. Durante los dos primeros tercios del siglo XIX, puede considerarse al ejército austriaco y a sus médicos como unos importantes actores en la expansión de la Homeopatía. El mismísimo Hahnemann trató al comandante en jefe de este ejército durante la Batalla de las Naciones (en Schwarzenberg, cerca de Leipzig) en el año 1820. Este interés por el método homeopático de las huestes de los Habsburgo tuvo posteriormente sus efectos en Nápoles, Milán y el Norte de Italia. En Nápoles condujo a la primera traducción al italiano del Órganon; a ello le siguieron experimentos clínicos en el hospital militar y éstos se discutieron públicamente. El traslado de un médico militar de los Habsburgo destinado en Milán provocó una reacción en sus pacientes más afectos, que solicitaron se paralizara esa orden o, al menos, el pronto regreso del médico. Indudablemente, hacia 1860 la Homeopatía se asociaba de un modo tan estrecho con el ejército austriaco de ocupación, que ese

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regreso resultaba imposible. Además, la Homeopatía perdió, junto con las tropas de ocupación, una parte del apoyo institucional que había tenido hasta el momento.

Menos quebradizas parecen haber sido las influencias de la actividad misionera europea, la cual a menudo se reflejó en la fundación de longevas instituciones para cuidar enfermos. Es sabido que los países tropicales son considerados la "tumba del hombre blanco". Por ello, para todo aquél que fuera allí resultaba indispensable la correspondiente formación médica básica, así como tomar otras medidas de protección. Naturalmente, esto es algo que sabían todas las casas de misiones, que no querían perder por culpa de una muerte rápida en los Trópicos a sus misioneros, tan cuidadosamente formados. Así, por ejemplo, en la Misión de Basilea, sita en esa misma ciudad suiza, durante los años cuarenta del siglo XIX todos los misioneros eran instruidos para que supieran aplicar remedios homeopáticos. Se consideraba aquí, como por lo general en todos sitios, que este método terapéutico podía ser aprendido fácilmente por legos en la ciencia médica. Adicionalmente, a cada misionero se le proveía con un surtido de medicamentos.

Este es sólo uno entre muchos otros ejemplos. Por comentar otro caso, un jesuita alemán, después de haber sido tratado homeopáticamente por monjes trapenses en Francia durante sus vacaciones, llevó seguidamente la Homeopatía hasta la costa occidental de la India, donde fundó un hospital que aún hoy día funciona. En la costa oriental de este país fueron misioneros franceses los que extendieron la Homeopatía. Anteriormente ya fueron nombrados los hermanos de la Misión Herrnhut en Brasil. Sin embargo, en conjunto aún sabemos muy poco sobre estas vías de expansión.

También la Guerra Fría (y su fin) tuvo sus efectos en la difusión de la Homeopatía: En todo el bloque oriental, los gobernantes deseaban la desaparición paulatina de la Homeopatía. Se la consideraba no científica y, por tanto, no podía ser de utilidad alguna durante la llamada "revolución científico-técnica", con la que se quiso superar al bloque occidental durante los años sesenta del pasado siglo. La campaña correspondiente partió de Moscú y fue fielmente seguida por los demás países del bloque comunista… un fragmento más de la historia universal de la Homeopatía.

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Curiosamente, la prohibición oficial no impidió a miembros de la Nomenclatura moscovita, incluidos funcionarios del Ministerio de Salud, recurrir a tratamientos homeopáticos en los años setenta y ochenta.

En Rumanía, que gozaba de una cierta independencia, la administración para la salud pública se sirvió del fervoroso discurso a favor de la Homeopatía dado en 1981 en la Facultad de Medicina de Bucarest por la esposa del Presidente alemán, Verónica Carstens, para conceder su espacio a la Homeopatía: Lo que era bueno en Alemania, podría resultar de utilidad también en Bucarest. Por ello, se decidió facilitar papel para publicaciones y dinero para cursos de formación.

Antiguamente, cuando la Unión Soviética decidió apoyar con fuerza a Cuba comprándole azúcar muy por encima del precio del mercado internacional, las relaciones entre Moscú y La Habana eran muy estrechas. Con la bancarrota de la U.R.S.S. a principios de los años noventa, Castro se vio obligado a ahorrar divisas. De este modo, la Homeopatía, cuya tradición en Cuba había desaparecido casi por completo desde el primer tercio del siglo XX, volvió a ser repentinamente interesante, pues se tenía la esperanza de poder curar con hierbas autóctonas baratas y, en caso necesario, con medicamentos importados pero de bajo coste. Ese fue el detonante para el redescubrimiento de la Homeopatía en la sanidad cubana, para la formación estatal y para los experimentos con materias autóctonas en personas sanas. Esta promoción estatal ha llevado progresivamente a que Cuba vuelva a tener voz en los congresos médicos internacionales.

Congresos internacionales y asociaciones médicas internacionales

Estos congresos (un segundo "catalizador" internacional) se han venido celebrando desde los años setenta del siglo XIX alternativamente entre los E.E.U.U. y Gran Bretaña y Francia. Se organizaban cada cinco años. No fue hasta el final de la Gran Guerra cuando también se fundó formalmente una asociación internacional, la Liga Internacional de Médicos Homeópatas. Actualmente, es ella la que organiza dichos congresos cada dos años, que tienen lugar también desde 1929 en Centroamérica (Méjico), desde 1971 en Sudamérica (Buenos Aires) y desde 1977 en la India (Nueva

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Deli). Así, aproximadamente un tercio de estos congresos ya no se celebra ni en Europa ni en los E.E.U.U., muestra de la creciente importancia que tiene el Sur para la Homeopatía. En estos eventos se encuentran varios miles de médicos homeópatas de todo el mundo. Es verdad que también ha habido secesiones de la Liga, por ejemplo la organización OMH, fundamentalmente francófona y latinoamericana, que defiende la Homeopatía compleja, esto es, remedios compuestos de varios principios curativos.

En cualquier caso, gracias a estos congresos muy diversas corrientes dentro de la Homeopatía hallan una rápida difusión. Ejemplos son una tardía recepción de la obra de Freud por parte de los médicos mejicanos o de la obra de Tomás de Aquino por parte de un médico argentino: En estos casos se originan curiosas teorías mixtas, que a veces pretenden combinar psicoanálisis y medicina, y aún más a menudo filosofía y medicina, si es que no desembocan en caminos esotéricos. Por un lado, en estas tendencias se muestra el antiguo deseo de lograr una medicina "integral", que valore por igual cuerpo y alma, pero que tiene grandes problemas de aceptación desde la separación de las disciplinas médicas por parte de médicos orientados hacia las Ciencias Naturales. Por otro lado, se trata de hibridaciones con una cierta tradición en los márgenes críticos de la medicina institucional.

Fabricantes de medicamentos a escala internacional

El último actor transnacional que nos queda por señalar son las empresas farmacéuticas. En este ámbito, la empresa alemana Dr. Wilmar Schwabe abrió nuevos horizontes. Nacida en 1865 de una farmacia de Leipzig, su fundador compró tempranamente editoriales para publicar lecturas divulgativas sobre la Homeopatía. De este modo desplegó a un tiempo mercadotecnia y propaganda, ampliando velozmente en todas sus formas el mercado de los medicamentos. A partir de ahí, se originó una producción industrial de la que hizo publicidad en un libro de medicamentos homeopáticos, que publicó primero en tres y posteriormente en cinco idiomas: La primera edición, en inglés, alemán y francés, apareció en 1872, y fue completada en 1880 con las versiones del texto en italiano y en español. La empresa fue reconocida oficialmente por las asociaciones médicas de Alemania y Hungría en 1872. Por ello, no

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puede sorprendernos que, a partir de 1895, la firma Schwabe no sólo facturara medicamentos al extranjero, sino que ese mismo año abriera en Ámsterdam su primer almacén más allá de las fronteras alemanas. En 1900 ya había inaugurado cincuenta de estos almacenes por todo el mundo y, en 1913, setecientos cincuenta.

Ya por aquel entonces se encontraba implantada en el mercado indio la empresa estadounidense Boericke&Tafel, fundada por emigrantes alemanes; y, más adelante, no fue hasta finalizada la Segunda Guerra Mundial cuando la empresa francesa Boiron consiguió adquirir una relevancia, al menos similar, en distintos países y continentes. A todo esto contribuyó no poco la estrategia comercial de estas empresas, en un plano internacional, de organizar una formación continuada: Especialmente tras la caída del Telón de Acero, también para los homeópatas se abrió un amplio espacio geográfico que había que explorar. La primera en aprovechar esta oportunidad, no obstante, fue la asociación de médicos austriacos, que a partir de 1991 se dedicó a organizar cursos introductorios para médicos en Eslovenia, en la antigua Checoslovaquia, en Hungría y en el sur de Polonia. Los austriacos estaban bien preparados, pues ya tenían desarrollada de modo sistemático una programación de estudios para la formación de sus propios médicos, así como material didáctico elaborado para ello. Con estas infraestructuras, ya en las dos décadas pasadas habían contribuido de la manera deseada a la formación de médicos en las regiones federales del Sur de Alemania.

También en el así llamado "salvaje este", las farmacéuticas vieron pronto una oportunidad: Sobre todo organizaron cursos rápidos para homeópatas principiantes, cursos que por supuesto servían preferentemente para captar médicos que prescribieran medicamentos homeopáticos. De este modo, las empresas farmacéuticas veteranas de Alemania, Francia y los E.E.U.U. se volvieron a encontrar en estos mercados, reanudando así su competencia.

Ya hemos informado acerca de circunstancias similares en los países ibéricos, en los que esta ola de cursos de formación rápida arrolló en los años ochenta del siglo pasado. Las asociaciones locales de médicos homeópatas, y también las autoridades sanitarias se quejan de los deficientes conocimientos de estos "homeópatas", que a veces ni siquiera necesitan ser médicos. De esta última circunstancia se deriva una falta de transparencia en la oferta médica, e igualmente falta de seguridad en los

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medicamentos. Son éstas cuestiones en las que los legisladores de estos países todavía deben trabajar. Ayuda al respecto la puede prestar desde Bruselas un lobby homeopático bien organizado, el ECH. ¿Qué podría venirle mejor a las autoridades sanitarias de cualquier país centroeuropeo del Este, desbordadas de trabajo por las necesidades de adaptación a la Unión Europea, que encontrarse con el borrador bien formulado de una ley, o al menos un referente ministerial sobre los llamados "parámetros europeos de convergencia"? En este sentido, debemos señalar que, en uno de los últimos consejos que celebró la ECH, se logró impedir sólo por muy poco que las farmacéuticas europeas tomaran el poder, sin más, y dejaran a los médicos en una situación marginal. Este hecho muestra cuánto se ha desplazado la balanza de las influencias dentro de la Homeopatía desde que Hahnemann empleara por primera vez sus relaciones internacionales.

Autopercepción de la Homeopatía como corriente de la medicina extendida internacionalmente

Detengámonos, para finalizar, en la autopercepción de la Homeopatía como corriente de la medicina extendida internacionalmente. Esta percepción estuvo, y lo está aún hoy día, muy ligada geográficamente a los distintos lugares: Así, todos los calendarios internacionales aparecidos primero a partir de 1850 en Gran Bretaña y Alemania, y desde 1863 también en Francia, ofrecían a los viajantes direcciones de médicos y de farmacias homeopáticas. Y, evidentemente, dependiendo de si el calendario era alemán, francés o británico, la cantidad de información ofrecida sobre las distintas zonas del mundo variaba sensiblemente. Estos calendarios aparecieron hasta los años veinte, y posteriormente volvieron a hacerlo desde los sesenta: otro indicador de la fase de decaimiento de la Homeopatía.

En segundo lugar, analizando los informes sobre los diversos países que aparecían en las revistas homeopáticas, puede percibirse el cambio de la cultura política propia y de la percepción del mundo: En 1863, en los informes neoyorquinos sobre la Homeopatía en Europa, todavía destacan las casas regentes y sus médicos homeópatas de cabecera; en 1897, sin embargo, éstas ya no aparecen en el periódico

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Allgemeine Homöopathische Zeitung. En su lugar, ahora se ofrece información sobre la India, algo que faltaba totalmente en los informes de Nueva York de treinta y cuatro años antes.

Por último, todas las generaciones de homeópatas han utilizado para propaganda propia los éxitos logrados en aquellos países considerados desarrollados. Basten dos ejemplos: Aún hoy gusta recordar el éxito que cosecharon los homeópatas en los E.E.U.U. durante la segunda mitad del siglo XIX. Allí se alcanzó la institucionalización gracias a las medical schools, y los homeópatas lideraban los niveles de formación (número de años estudiados, programaciones) y la integración de nuevas poblaciones de estudiantes (personas de raza negra, mujeres). Sin duda gusta mucho menos hablar acerca del final de esta etapa, primero sigiloso y paulatino, después abrupto, debido a un cuerpo médico cada vez más influenciado exclusivamente por una instrucción positivista. Este episodio es, por tanto, más bien un mito de nuestro presente orientado hacia el pasado.

Opuestamente, hacia finales del siglo XIX la Homeopatía era vista en la India como algo atractivo, entre otras cosas porque provenía de Alemania, considerada entonces un líder en el campo científico, y por ende enemiga de sus colonizadores británicos. Con el transcurso del tiempo, la India se ha convertido para los homeópatas de aquí en un lejano país de ensueño: ¿Qué homeópata no querría vivir en un país en el que el 17% del personal médico licenciado es homeópata, o en el que el 7% de los ambulatorios se rigen por una dirección homeopática (números relativamente actuales -1980- de la India)?

Permítanme unas últimas palabras, ahora acerca de algunas confesiones religiosas, tan importantes en algunos países, y sobre su relación con la Homeopatía, pues es algo sobre lo que circula mucha información absurda: No crean a esos fundamentalistas de cualquier signo que afirman que la Homeopatía es masona, judía, cristiana o anticristiana. A modo individual, en los doscientos años de historia de este método terapéutico ha habido homeópatas adscritos a todas las confesiones, y muchas veces se ha querido relacionar la Homeopatía con cuestiones religiosas; pero esta ciencia es un sistema médico o, si quieren, una manera de curar, nunca una "enseñanza" curativa.

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La única conclusión que debemos extraer de la historia universal de la Homeopatía para nuestro presente es que la diversidad de actores (pacientes, médicos, otros prácticos de la medicina y farmacéuticos) siempre se han interesado una y otra vez de modo renovado por este método, en el marco de las más diversas coyunturas médicas y políticas (¡y no digamos modas!). La partida aún no ha terminado.

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