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Extracción de biomasa en los suelos forestales, principales variables a tener en cuenta para evitar la degradación del suelo.

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EXTRACCIÓN DE BIOMASA EN LOS SUELOS

FORESTALES, PRINCIPALES VARIABLES A TENER EN

CUENTA PARA EVITAR LA DEGRADACIÓN DEL SUELO

Agustín Merino García

Departamento de Edafología y Química Agrícola, Unidad de Gestión Forestal Sostenible. Universidad de Santiago de Compostela. Escola Politécnica Superior. 27002-LUGO (España). Correo electrónico: amerino@lugo.usc.es.

Resumen

Diferentes regiones con vocación forestal están planteando el aprovechamiento de restos de corta de plantaciones para uso energético. En este artículo se hace una breve exposición de los aspectos más importantes que se deben de tener en cuenta para evitar la degradación del suelo en los terrenos forestales en los que se aproveche biomasa de manera intensiva. Los diferentes procesos, como son la compactación, la erosión, la pérdida de nutrientes o la evolución de materia orgánica, se ilustran con resultados obtenidos por el grupo de investigación en el norte de España. Con ello se pretende contribuir al aprovechamiento sostenible de este potencial recurso.

Palabras clave: Biomasa, Materia orgánica del suelo, Erosión, Nutrientes

INTRODUCCIÓN

Diferentes regiones españolas y europeas están planteando el aprovechamiento de la bio-masa arbórea no maderable como fuente de ener-gía o materia prima para la industria de la transformación de la madera. Además del esta-blecimiento de plantaciones energéticas, otra posibilidad es el aprovechamiento de los restos de corta de plantaciones después de la corta final. Esta práctica podría incrementar la rentabilidad de la propiedad forestal y, puesto que en muchos casos los restos de corta son el origen de incen-dios y la proliferación de enfermedades, también podría ayudar a gestionar las masas forestales.

Este creciente interés energético, junto con otras cuestiones de tipo ambiental (acumulación de C, ciclo de nutrientes) han potenciado el desarrollo de ecuaciones allmétricas para la cuantificación de la biomasa arbórea (por ejemplo, BALBOA, 2005;

MONTEROet al., 2006; BRAVOet al., 2007). Estas

ecuaciones, que relacionan el peso de cada frac-ción arbórea con variables de árbol sencillas de medir en campo, han permitido cuantificar las existencias de biomasa arbórea en algunas regio-nes y estimar, de este modo, la potencialidad de este recurso como fuente de energía.

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que permitan elaborar criterios que aseguren el aprovechamiento sostenible de este recurso. Además, la adecuada planificación puede ser también una oportunidad para obtener algunos beneficios ambientales, como es captura de C.

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDEA), el norte de la Península Ibérica, y en particularmente Galicia, cuenta con las mayores potenciales de genera-ción de energía a partir de biomasa forestal. Pero sin embargo, algunas limitaciones, como son las fuertes pendientes o las limitaciones nutriciona-les, hacen necesaria una planificación para ase-gurar el aprovechamiento sostenible de este recurso. En esta contribución se discute algunas medidas que pueden contribuir a este objetivo, para lo que se muestran diferentes ejemplos de estudios realizados en esta región.

Compactación del suelo

Los restos de corta, junto con el mantillo, constituyen una capa muy eficaz para amorti-guar el peso de la maquinaria pesada que se emplea en el desembosque y en la preparación del terreno para la siguiente rotación. Por consi-guiente, la retirada de todos los restos de corta deja el suelo expuesto directamente al peso de la maquinaria. En estas condiciones los suelos, especialmente los de textura más fina, se puede compactar más fácilmente. Además, el impacto de las gotas de lluvia sobre el suelo desprotegi-do favorece el desarrollo de costras superficiales en el suelo (MWENDERA& REYEN, 1994).

Los datos obtenidos en plantaciones del norte de España muestran aumentos de densidad aparente de hasta 1.5 g.cm-3en terrenos donde se ha retirado la biomasa arbórea y se ha introduci-do maquinaria pesada (Figura 1; MERINOet al.,

1998). La reducción del espacio poroso que se puede producir en estos terrenos es suficiente para impedir la elongación de las raíces

(FROEHLICHet al., 1986; SKINNERet al., 1989),

afectando al crecimiento de la siguiente rotación y retrasando también el establecimiento de matorral y vegetación herbácea (Figura 2), ade-más de los efectos sobre la escorrentía y erosión que se comentan más adelante. Es importante destacar que la recuperación de estos suelos es un proceso muy lento (Figura 1), debido a la dificultad que encuentra el matorral para insta-larse en el terreno compactado (RAB, 1996;

FROEHLICHet al., 1986; EDESOet al., 1999).

Erosión de suelos y calidad de aguas

La erosión del suelo es un aspecto de espe-cial interés en aquellos terrenos de fuertes pen-dientes, donde los suelos someros pueden ser considerados como un recurso no renovable. La erosión afecta al propio sistema forestal, a través de las pérdidas de espesor y de fertilidad del suelo que repercuten sobre la productivi-dad. Además, este proceso también afecta a los sistemas acuáticos ligados a las cuencas fores-tales, reduciendo la regulación del caudal y aumentando la turbidez y la concentración de solutos en el agua.

Figura 1. En suelos arcillosos, en condiciones de humedad, la retirada de la totalidad de la biomasa arbórea junto con la introducción de maquinaria puede compactar el suelo de manera importante. La recuperación de la porosidad es un proceso lento (MERINOet al., 2004)

Densidad aparente (g.cm-3)

1 1 . 1 1 . 2 1 . 3 1 . 4 1 . 5

1993 1997 2001

Convencional Sin restos Sin restos+ laboreo

a a b

b

a

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Aunque los sistemas forestales ofrecen la mejor protección del suelo frente a la erosión, en explotaciones forestales intensivas la pérdi-da de suelo está muy influenciapérdi-da por el tipo de tratamiento posterior a la corta. Si los restos de corta y el mantillo permanecen sobre el terre-no, la escorrentía tan sólo incrementa ligera-mente y la tasa de erosión en muy baja. Por el contrario, si se realiza una extracción impor-tante de estos restos en laderas de pendiente acusada, la erosión puede ser importante

(MILLERet al., 1988). De este modo, diferentes

estudios realizados en España muestran que la eliminación total de los biomasa forestal, como consecuencia de incendios (BENITO et al.,

1991; FERNÁNDEZet al., 2006) o preparaciones

intensivas de terreno (OLARIETA et al., 1999;

EDESO et al., 1999; FERNÁNDEZ et al., 2004) derivan en incrementos importantes del agua de escorrentía y de la erosión. El efecto de la extracción indiscriminada de biomasa sobre la erosión es especialmente importante en los sue-los arcilsue-losos, donde la baja infiltración favore-ce la escorrentía (Figura 3).

Figura 2. La compactación del suelo que resulta de la introducción de la maquinaria pesada y el impacto de las gotas de lluvia limita el crecimiento de las plantaciones forestales

0 10 20 30 40 50 60 70 80

0 2 3 4 7 9 10 12 15

Meses después de la corta

Er

osión (t.ha

-1)

Con restos de corta

Sin restos de corta

Sin restos y sin mantillo

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Evidentemente, a medida que aumentamos la cantidad de restos que se extraen es previsible que aumente la escorrentía y la erosión. Por con-siguiente, en las zonas de elevada pendiente una posibilidad para reducir este problema puede ser la extracción selectiva de las ramas más gruesas. Si los restos de corta se dejan secar antes de extraerlos, sobre el terreno permanecen buena parte de los ramillos y las hojas/acículas de los árboles (Figura 4). En este tipo de aprovecha-miento, además, la perturbación del mantillo por la maquinaria es baja. Un estudio en el que se realizó la extracción selectiva de ramas gruesas en una zona de pendiente del 35% (BALBOA,

2005) mostró que esta práctica hizo aumentar ligeramente la generación de escorrentía super-ficial (lógicamente la retirada del material redu-jo la captación de agua), sin que aumentara la erosión (Figura 4).

Fertilidad del suelo

Las fracciones arbóreas más ricas en nutrientes son las ramas finas, las hojas y, en el caso del eucalipto, la corteza. Esto hace que, a pesar de su menor peso con respecto a la bioma-sa total (en las plantaciones intensivas del norte de España, entre 15 y 35%; BALBOA, 2005;

MONTEROet al., 2006), los restos de corta

acu-mulan buena parte de los nutrientes que la masa ha ido asimilando durante la rotación (FISHER&

BINKLEY, 2000). Si este material se deposita

sobre el suelo, los nutrientes liberados durante la

descomposición pueden ser utilizados por la siguiente rotación. Su retirada, por consiguiente, implica la extracción de una substancial canti-dad de nutrientes del sistema.

De hecho, el aprovechamiento de estas plan-taciones puede suponer extracciones de P, K, Ca y Mg en cantidades comparables a las reservas disponibles de nutrientes en los suelos. Por consi-guiente, el incremento de la cantidad de nutrien-tes que estamos retirando del sistema en algunos casos puede afectar al estado nutricional del siste-ma (FÖLSTER& KHANNA, 1997; OLSSON et al.,

2000; DAMBRINE et al., 2000; MERINO et al.,

2005). Este aspecto es especialmente importante en el norte de España, donde las plantaciones forestales intensivas muestran frecuentemente deficiencias nutricionales, especialmente de P, Mg y Ca (ROMANYÀ& VALLEJO, 1996; SÁNCHEZ

-RODRÍGUEZet al., 2002; MERINOet al., 2003).

El aprovechamiento intensivo del eucalipto es una situación claramente desfavorable en este aspecto. En las plantaciones de Eucalyptus glo-bulus del norte de España, su aprovechamiento convencional (madera y corteza) supone la extracción, cada 18 años, de más del 80% de las cantidades de elementos disponibles en el suelo

(MERINOet al., 2005). La figura 5 muestra cómo

las extracciones de Ca en estos sistemas son superiores a las cantidades aportadas por proce-sos naturales (lluvia, alteración mineral). En el caso de las plantaciones de pinos, la situación no es tan desfavorable, aunque las cantidades

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ídas de algunos nutrientes se aproximan a las cantidades que el sistema puede reponer a través de procesos naturales (MERINO et al., 2005;

RODRÍGUEZ-SOALLEIROet al., 2007).

El P merece una mención especial por varios motivos. En los suelos ácidos y alcalinos es uno de los elementos más limitantes para la produc-ción vegetal puesto que las formas más disponi-bles de P (HPO4-2y H2PO4-) se favorecen tan sólo en el rango de pH de 4,8 a 6,2. Pero además, hay que considerar la escasa capacidad que tiene el sistema de reponer este elemento, dada las bajísi-mas cantidades aportadas por alteración mineral y precipitación atmosférica. Esto hace que el prin-cipal proceso de reposición de este elemento sea interno, a través de la descomposición de los resi-duos vegetales. En este sentido, la mayor parte del P extraído por el aprovechamiento supone una pérdida neta de este elemento.

No obstante, la limitación que supone la extracción de nutrientes puede superarse median-te una apropiada fertilización que reponga las can-tidades de nutrientes extraídas con el aprovecha-miento. Esta necesidad viene recogida en los dos sistemas de Certificación de Gestión Forestal Sos-tenible (PEFC y FSC). La fertilización se puede realizar fácilmente en el caso de plantaciones diseñadas para labores mecanizadas, es decir, las que se encuentran en pendientes bajas o

modera-das y con calles que permitan la circulación. El caso de plantaciones que no están diseñadas para la mecanización la aplicación de fertilizantes es más compleja porque en muchas ocasiones la oro-grafía no permite utilizar maquinaria. En cual-quier caso hay que señalar que la cantidad de fer-tilizante que se necesita para reponer los nutrien-tes es muy inferior a la de los cultivos agrícolas, por lo que algunas gestores forestales optan por maquinaria ligera de distribución de fertilizantes minerales o la aplicación manual.

Una alternativa a los fertilizantes convencio-nales es el empleo de determinados residuos que contienen bajos niveles de metales pesados o substancias tóxicas. En las masas sobre suelos ácidos se puede emplear las cenizas generadas en la propia planta de biomasa, un producto muy rico en K, Mg, Ca y P, cuyo aporte potencia el crecimiento de las masas forestales (Figura 6,

SOLLA-GULLÓN et al., 2006; OMIL, 2007). Un

ejemplo de otro residuo que puede emplearse en estas plantaciones son los lodos de depuradoras de aguas residuales de la industria láctea, carac-terizados por niveles de metales especialmente bajos (OMILet al., 2007). Los aportes de estos

materiales orgánicos no sólo contribuyen a evi-tar la extracción de nutrientes, sino también a mantener el nivel de materia orgánica, tal como se comenta más adelante.

Figura 5. En terrenos de pendiente moderada, la extracción selectiva de ramas, dejando las ramas finas y las hojas el aumento de escorrentía es relativamente pequeño. Nótese que la escorrentía es muy baja en ambas parcelas, debido a que en ambas se mantienen el mantillo (BALBOA, 2005)

0 1 0 0 2 0 0 3 0 0 4 0 0 5 0 0 6 0 0 7 0 0 8 0 0 9 0 0 1 0 0 0

O c t.-0 2

No v.-0 2

D ic .-0 2

E n e .-0 3

F e b .-0 3

Ab r.-0 3

J u n .-0 3

J u l.-0 3

O c t.-0 3

No v.-0 3

E n e .-0 4

Ab r.-0 4

J u l.-0 4

O c t.-0 4 Escorr entía (mL.m -2) 0 2 0 4 0 6 0 8 0 1 0 0 1 2 0 1 4 0 1 6 0 1 8 0

Pr

ecipitación atmosf

. (L.m

-2)

Con restos de corta

Sin ramas gruesas

precipitación atmosférica

b a

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Humedad y temperatura del suelo

La capa de restos de corta que se generan después de aprovechamiento, junto con el man-tillo, ejerce un efecto mulching, manteniendo la humedad del suelo y amortiguando la tempera-tura del suelo. Esta capa reduce las pérdidas por evaporación, a través de dos efectos. Por un lado, reduce el crecimiento de la vegetación accesoria y, por consiguiente las pérdidas de agua por transpiración. Por otra, forma una capa superficial de elevada macroporosidad, que tiene una baja capacidad de ascenso capilar. Como consecuencia, los terrenos donde se prac-tica la retirada de restos de corta tienden a con-tener menos humedad y el período de sequía es más prolongado (Figura 7; PÉREZ-BATALLÓN et al., 2001). Con todo ello, en los suelos de zonas con limitaciones hídricas la extracción selectiva de restos puede reducir estos efectos negativos.

De igual modo, después de la corta la ampli-tud térmica diaria del suelo aumenta considerable-mente (mayor radiación directa sobre el terreno durante el día y pérdida de calor durante la noche). Sin embargo, los restos de corta amortiguan de manera eficaz las oscilaciones térmicas, tal como muestra la figura 8, y aumentan, cuando menos, la supervivencia de la nueva plantación. Nuevamente, la retirada selectiva, por ejemplo de restos de corta, amortigua estos efectos.

Contenido en materia orgánica

Por otra parte, el conjunto de restos de corta acumulan el 20-35% del carbono contenido en el árbol, por lo que su aporte sobre el terreno contribuye a mantener los niveles de materia orgánica en el suelo. Esto es especialmente importante porque la materia orgánica del suelo no sólo es la reserva a corto plazo más

importan-Figura 6. La extracción de nutrientes por aprovechamiento de especies de crecimiento rápido puede superar los apor-tes por vías naturales, como son la alteración de los minerales o los aporapor-tes atmosféricos. En el caso del eucalipto, hay que tener también en cuenta la importante acumulación de Ca en sus órganos, especialmente la corteza (Adaptado de MERINOet al., 2005). * Datos de DAMBRINEet al. (2000)

0 5 1 0 1 5

2 0

Calcio(kg.ha

-1

.año

-1

)

Aportes Naturales

Pino Eucalipto

Ramasy hojas

Corteza

Madera

Figura 7.La capa de restos de corta forma un mulching muy efectivo para evitar la evaporación y evitar el aumento de temperatura de las capas más superficiales del suelo. Cuando éstos se extráen el período de sequía se prolonga y aumenta la temperatura del suelo (PÉREZ-BATALLÓNet al., 2001), con el consiguiente efecto sobre la superviviencia de la segunda rotación

0 10 20 30 40 50 60

Ja n-97 Mar-97 Apr-97 Jun-97 Jul-97 S ep-97 Nov-97 Dec-97

Humedad del suelo (%)

D e s p ué s d e co rta , s in re s tos

D e s p ué s d e co rta , c on re s tos

0 5 10 15 20 25

Jan-97 Jan-97 Mar-97 Apr-97 May-97 Jun-97 Jul-97 Aug-97 Sep-97 Oct-97 Dec-97

T

emper

atur

a media diaria (ºC)

Sin cortar

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te de algunos nutrientes, sino también es el com-ponente del suelo que más interviene en la reser-va de agua para las plantas y en la protección del suelo frente a la erosión.

También hay que considerar que los aumen-tos de temperatura en el suelo después del apro-vechamiento tienden a potenciar la actividad microbiana del suelo, aunque este efecto tam-bién depende de si existe la suficiente humedad del suelo. Los menores aportes de residuos vegetales, junto con la mayor actividad micro-biana del suelo, hace que en los terrenos donde se extraiga restos sea previsible una pérdida pro-gresiva de la materia orgánica del suelo a medio plazo. De hecho, algunos estudios han mostrado una reducción del contenido de materia orgánica en los suelos de las plantaciones intensivas

(TURNER & LAMBERT, 2000). La pérdida de

materia orgánica del suelo como consecuencia de la extracción repetida de biomasa entra en conflicto con el Protocolo de Kyoto, en el que se considera la posibilidad de compensaciones por la captura de carbono en los suelos.

Se puede considerar que este aspecto no sólo afecta al contenido de materia orgánica, sino tam-bién a la diversidad de los microorganismos del suelo, por lo que también puede afectar a determi-nados procesos biológicos en su seno. Entre ellos, destaca el papel que tienen los suelos forestales como consumidores de CH4atmosférico (MOSIER

et al., 1991), cuyo potencial se reduce considera-blemente a medida que el suelo va perdiendo materia orgánica (STEUDLERet al., 1989).

El aporte de cenizas o de otros residuos orgánicos “limpios” puede paliar en parte la pérdida de materia orgánica del suelo, no sólo por el aporte directo de C orgánico (que en el caso de las cenizas es en forma de carbón y, por tanto, mucho más resistente a la descomposi-ción), sino también por sus efectos positivos sobre la propia producción vegetal, contribu-yendo de esta manera a incrementar la cantidad de hojarasca y raíces finas (SANTALLA, Tesis en preparación).

En relación a la captura de C, un aspecto importante es el establecimiento de plantacio-nes forestales, con orientación maderera, ener-gética o ambas, en suelos agrícolas marginales. En estas situaciones se produce una captura de C tanto en la biomasa como en el propio suelo, que puede ser especialmente importante en plantaciones a alta densidad de plantación. Esto supone una mejora de las condiciones de estos suelos que normalmente contienen bajos nive-les de materia orgánica. En este sentido, la tasa de ganancia se ha cifrado en torno a 0,1-0,5 tm

C.ha-1.año-1(ROMANYÀet al., 2000; PAULet al.,

2002; PÉREZ-CRUZADOet al., 2007). Pero tam-bién supone una oportunidad para contribuir al cambio climático (LISKIet al., 2002; BRAVOet

Figura 8. Las plantaciones forestales destinadas para biomasa pueden recibir aportes de cenizas de las plantas de bioma-sa, que son ricos en nutrientes. Esta práctica no solo mejora el rendimiento de la masa y mejora su estado nutricional, sino que también contribuye a la gestión ambiental de los residuos. Los datos de esta gráfica corresponden a una plantación de Pinus radiata en la que se aplicaron repetidamente cenizas de plantas de bioenergía en dosis de 4.5 t.ha-1(OMIL, 2007)

5 0 6 0 7 0 8 0 9 0 1 0 0

2003 2004 2005 2006

V (m

3) x 1000

Control

Ceniza s + P Ceniza s

1 ª Aplic a c ió n 2 ª Ap lic a c ió n

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al., 2007). En este sentido, los datos recientes muestran que los sistemas forestales de Europa están almacenando entre 9-12% de las emisio-nes antropogénicas de CO2, mientras que el almacenamiento de C en los suelos supone, de momento, el 3% de estas emisiones (LISKI et al., 2002). El incremento de superficie forestal contribuye también a recuperar la capacidad de los suelos para consumir CH4 atmosférico (Figura 9).

Conclusiones: La necesidad de planificar las labores silvícolas para evitar efectos

perjudiciales en los suelos

La extracción continuada de la biomasa en los sistemas forestales puede derivar en diferen-tes procesos degradativos en los suelos, como son la compactación, la erosión, la extracción elevada de nutrientes o la pérdida de materia orgánica. La mayor parte de estos inconvenien-tes se pueden evitar o reducir mediante una pre-via planificación que considere la selección de terrenos adecuados para esta práctica. Además, se hace necesario una evaluación previa de los posibles impactos sobre los suelos y aguas que derivaría esta práctica, junto con el análisis de las prácticas selvícolas más apropiadas. Si estos aspectos se tratan adecuadamente, el aprove-chamiento de biomasa puede incluso constituir una oportunidad para obtener una serie de bene-ficios ambientales, como es la generación de energía renovable o la captura de C en biomasa y en suelos.

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Figura 9. Los suelos agrícolas han perdido su potencial para absorber CH4. La repoblación forestal puede ayudar a recuperar esta capacidad de los suelos que ayudaba a mantener el equilibrio del CH4atmosférico. La figura muestra los flujos de CH4en un suelo agrícola frente a otro adyacente en el que se hace 40 años realizó una repoblación fores-tal (MERINOet al., 2004)

-1 5 0 -1 0 0 -5 0 0 5 0 1 0 0 1 5 0 2 0 0 2 5 0

J A S O N D J F M A M J J A S O N D J F M A M J J

C u ltivo Bo s q u e

1 9 9 8 1 9 9 9 2 0 0 0

CH

4

-C (µg m

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