Tesis Doctoral
El dilema en las políticas
contra el cambio climático acelerado
Proceso, actores y causas que explican el fracaso
Juan Carlos Cuadrado
Director: Dr. D. Ivan Llamazares Valduvieco
Universidad de Salamanca Facultad de Derecho
Departamento de Derecho Público General Área de Ciencia Política
Salamanca, 2016
Índice
Lista de tablas... 4
Lista de gráficos... 6
Lista de mapas... 7
Agradecimientos... 8
Introducción
Motivación, presentación del tema de estudio y estructura del trabajo... .9
Capítulo 1.
Debate teórico en torno a las Relaciones Internacionales... 12A)Realismo. Los Estados como principales actores………... 13
B) Liberalismo intergubernamental. Egoísmo e interés racional como incentivo... 14
C) Constructivismo. Un paradigma interdependiente……….. 15
D)Estructuralismo. La dominación a escala global……….16
Capítulo 2.
Evidencias e interpretaciones sobre el cambio climático 2.1. Exposición de las características del problema...252.2. Discursos sobre el estado de la cuestión climática... 34
Capítulo 3.
Metodología 3.1. Evaluación de las cumbres climáticas... 443.2. El estudio de los 15 principales emisores de CO2 (E-15)... 48
3.3. Análisis de los factores causales que desincentivan la cooperación... 53
3.4. Hipótesis... 68
Capítulo 4.
Los actores internacionales en las cumbres climáticas 4.1. Río 1992. Cumbre de referencia...714.2. Kioto 1997 (COP 3). La firma del Protocolo... 80
4.3. Montreal 2005 (COP 11). Entrada en vigor del Protocolo de Kioto... 90
4.4. Nairobi 2006 (COP 12). Cumbre de transición de las acciones demoradas... 95
4.5. Bali 2007 (COP13). Nuevas esperanzas frustradas... 100
4.6. Poznan 2008 (COP14). La cumbre de la crisis económica... 105
4.7. Copenhague 2009 (COP 15) continúa con las declaraciones de intenciones... 111
4.8. Cancún 2010 (COP 16). El acuerdo de mínimos... 121
4.9. Durban 2011 (COP 17). La amenaza de más deserciones... 127
4.10. Doha 2012 (COP 18). La confirmación de las deserciones anunciadas... 132
4.11. Varsovia 2013 (COP 19). Un nuevo calendario de dilaciones...135
4.12. Lima 2014 (COP 20). Regreso al pasado hacia 2020... 147
4.13. París 2015 (COP 21). Crónica de un fracaso anunciado...150
4.14. Recapitulación de los encuentros climáticos internacionales………..158
Capítulo 5.
Las cumbres en perspectiva histórica comparada... 159Capítulo 6.
Los actores climáticos principales... 1656.1. China. Nuevo campeón de las emisiones... 169
6.1.1. La legitimidad del crecimiento económico y el consumo de masas... 175
6.1.2. La amenaza de la nueva era del carbón...180
6.1.3. China: Conclusiones... 186
6.2. Estados Unidos. El bloqueador decisivo... 192
6.2.1. El factor de la hegemonía geoestratégica neorrealista... 200
6.2.2. Coste energético y volatilidad en los precios del petróleo... 220
6.2.3. Estados Unidos: Conclusiones... 226
6.3. La UE. Políticas ecológicas incapaces a escala global... 230
6.3.1. La utopía tecnológica de la revolución verde... 235
6.3.2. Sociedad civil: ¿Motor de cambio o pilar del sistema de consumo?... 244
6.3.3. Unión Europea: Conclusiones... 256
Capítulo 7.
Los actores climáticos secundarios... 2647.1. India: Superpoblación y calentamiento global... 273
7.1.1. Desarrollo, protección y cambio climático... 282
7.1.2. India: Conclusiones... 290
7.2. Rusia. El nuevo gigante energético... 296
7.3. Japón. El dilema nuclear: Entre Kioto y Fukushima... 304
7.4. Corea del Sur. Un tigre atrapado en la Guerra Fría... 310
7.5. Irán. La constante pugna por la hegemonía regional... 314
7.6. Arabia Saudí. El gran reino del petróleo... 319
7.7. Canadá y la fiebre de las arenas bituminosas...324
7.8. Brasil: Desigualdad y vulnerabilidad ambiental... 329
7.8.1. Agricultura y ganadería versus clima... 335
7.8.2. Brasil: Conclusiones...338
7.9. Sudáfrica. El mayor emisor africano... 342
7.10. Indonesia. El impacto de los cambios de uso del suelo... 347
7.11. México. El patio trasero del CO2 estadounidense... 352
7.12. Australia. Un paso para adelante, dos pasos para atrás...359
Capítulo 8.
Los factores limitantes comparados del E-15... 364Control de variables... 379
Capítulo 9.
Conclusiones finales... 381
R
eferencias bibliográficas... 391Lista de tablas
Tabla 1. 1. Características de los enfoques sobre las negociaciones climáticas…………..17
Tabla 1. 2. Características preponderantes en torno al cambio climático………23
Tabla 1. 3. Enfoques y factores preponderantes en torno al cambio climático…………... 24
Tabla 2. 1. Características contrastadas de los diversos discursos climáticos………. 43
Tabla 2. 2. Características preponderantes de los diversos discursos climáticos………… 43
Tabla 3. 1. Factores comparados de las diferentes cumbres climáticas... 48
Tabla 3. 2. Emisiones totales y per cápita del E-15 confirmadas en 2012... 51
Tabla 3. 3. Eficiencia energética e incremento de emisiones de CO2 (1997-2012)……… 65
Tabla 3. 4. Correspondencia de los valores limitantes obtenidos... 67
Tabla 4. 1. Emisiones de los firmantes de Río 92………... 73
Tabla 4. 2. Emisiones globales en 1992……….. 76
Tabla 4. 3. Indicadores de evaluación de la cumbre de Río 1992... 79
Tabla 4. 4. Porcentajes de los objetivos de disminución de emisiones de Kioto………… 80
Tabla 4. 5. Emisiones de los firmantes de Kioto 97... 84
Tabla 4. 6. Emisiones globales en 1997……….. 85
Tabla 4. 7. Indicadores de evaluación de Kioto 1997... 89
Tabla 4. 8. Principales emisores en 2005...91
Tabla 4. 9. Países que ratificaron Kioto y su volumen de emisiones en 2005... 92
Tabla 4.10. Emisiones agregadas en 2005... 92
Tabla 4.11. Indicadores de evaluación de Montreal 2005... 94
Tabla 4.12. Emisiones globales en 2006………. 95
Tabla 4.13. Emisiones agregadas 2006... 96
Tabla 4.14. Emisionesper cápita en 2006...97
Tabla 4.15. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de Nairobi 2006... 99
Tabla 4.16. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de Bali 2007... 104
Tabla 4.17. Cotización bursátil del Dow Jones 1975-2013... 106
Tabla 4.18. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de Poznan 2008... 110
Tabla 4.19. Emisiones del E-15 en 2009... 115
Tabla 4.20. Países que ratificaron Kioto y su volumen de emisiones en 2009... 116
Tabla 4.21. Emisiones agregadas en 2009... 117
Tabla 4.22. Indicadores de evaluación de la cumbre de Copenhague 2009... 120
Tabla 4.23. Emisiones mundiales de CO2 entre 1980-2010... 124
Tabla 4.24. Indicadores de evaluación de la cumbre de Cancún 2010... 126
Tabla 4.25. Emisiones y porcentajes globales del E-15 confirmados en 2011... 127
Tabla 4.26. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de Durban 2011... 131
Tabla 4.27. Emisiones y porcentajes del E-15 confirmados en 2012... 132
Tabla 4.28. Emisiones agregadas 2012... 132
Tabla 4.29. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de Doha 2012... 134
Tabla 4.30. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de Varsovia 2013... 146
Tabla 4.31. Emisiones de los países desarrollados y en desarrollo del E-15 desde 1850..… 148
Tabla 4.32. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de Lima 2014... 149
Tabla 4.33. Indicadores de evaluación de la cumbre climática de París 2015……… 157
Tabla 5. 1. Factores comparados de las diferentes cumbres climáticas... 160
Tabla 6. 1. Emisiones medidas entre 1992-2012 y estimadas hasta 2035... 166
Tabla 6. 2. Proyecciones para el año 2035 según el escenario de referencia... 168
Tabla 6. 3. Emisiones de China (2005-2035) según el escenario de referencia... 173
Tabla 6. 4. Índice Gini de China………. 176
Tabla 6. 5. Población del E-15 (millones de habitantes en 2014)... 188
Tabla 6. 6. Factores limitantes del compromiso climático de China... 191
Tabla 6. 7. Emisiones de EE. UU (2005-2035) según el escenario de referencia... 197
Tabla 6. 8. PIB en miles de millones del E-15 (US $ a precios actuales en 2012)...200
Tabla 6. 9. Operaciones de las Fuerzas Armadas Estadounidenses... 203
Tabla 6.10. Deuda del Gobierno central del E-15 (% del PIB en 2011)... 208
Tabla 6.11. Operaciones militares ordenadas por los presidentes de EE. UU...214
Tabla 6.12. Factores limitantes del compromiso climático de EE. UU………... 229
Tabla 6.13. Usuarios de internet del E-15 (por cada 100 personas en 2012)... 245
Tabla 6.14. Usuarios de internet netos del E-15 (millones de personas en 2012)... 246
Tabla 6.15. Consumo de combustibles fósiles del E-15 (% del total en 2011)... 258
Tabla 6.16. Consumo per cápita de diésel en el sector vial (2010)... 259
Tabla 6.17. Factores limitantes del compromiso climático de la UE... 263
Tabla 7. 1. Generación de CO2 de los 12 emisores secundarios………. 269
Tabla 7. 2. Factores limitantes del compromiso climático de India... 294
Tabla 7. 3. Producción de petróleo del E-15 (mb/d en 2012)... 297
Tabla 7. 4. Gasto militar del E-15 (% del egreso del Gobierno central en 2011)...301
Tabla 7. 5. Factores limitantes del compromiso climático de Rusia... 303
Tabla 7. 6. Automóviles del E-15 (por cada 1.000 personas en 2010)... 305
Tabla 7. 7. Factores limitantes del compromiso climático de Japón... 309
Tabla 7. 8. Importaciones de energía del E-15 (% de uso de energía en 2012)... 312
Tabla 7. 9. Factores limitantes del compromiso climático de Corea del Sur... 313
Tabla 7.10. Producción de gas natural del E-15 (2011)... 315
Tabla 7.11. Factores limitantes del compromiso climático de Irán... 318
Tabla 7.12. Gasto militar del E-15 (% del PIB en 2012)... 322
Tabla 7.13. Factores limitantes del compromiso climático de Arabia Saudí... 323
Tabla 7.14. Energía nuclear y alternativa del E-15 (2011)... 326
Tabla 7.15. Factores limitantes del compromiso climático de Canadá... 328
Tabla 7.16. Incremento de CO2 entre 1992-2011 y estimado entre 2011-2035... 329
Tabla 7.17. Porcentaje de brecha de pobreza del E-15 a 2 $ por día (PPA en 2010)... 339
Tabla 7.18. Factores limitantes del compromiso climático de Brasil... 341
Tabla 7.29. Combustibles renovables y residuos del E-15 (2011)... 342
Tabla 7.20. Porcentaje de brecha de pobreza del E-15 a 1,25 $ por día (PPA)... 344
Tabla 7.21. Factores limitantes del compromiso climático de Sudáfrica... 346
Tabla 7.22. Producción de carbón del E-15 (miles de toneladas en 2012)... 348
Tabla 7.23. PIB per cápita del E-15 (US $ a precios actuales en 2012)... 349
Tabla 7.24. Factores limitantes del compromiso climático de Indonesia... 351
Tabla 7.25. INB per cápita, método Atlas (US $ a precios actuales en 2012)... 354
Tabla 7.26. Tasa de natalidad (nacidos vivos por cada 1.000 personas en 2011)... 356
Tabla 7.27. Factores limitantes del compromiso climático de México... 358
Tabla 7.28. Consumo de gasolina del sector vial per cápita (2010)... 359
Tabla 7.29. Automóviles de pasajeros (por cada 1.000 personas en 2010)... 360
Tabla 7.30. Factores limitantes del compromiso climático de Australia... 363
Tabla 8. 1. Indicadores empíricos del uso de los combustibles fósiles... 364
Tabla 8. 2. Factor de explotación energética del E-15 (2012)... 366
Tabla 8. 3. Indicadores del factor limitante social del E-15... 367
Tabla 8. 4. Indicadores del factor limitante demográfico del E-15... 368
Tabla 8. 5. Indicadores del factor limitante estratégico del E-15... 371
Tabla 8. 6. Factor de inercia del Protocolo de Kioto... 372
Tabla 8. 7. Factores de la fractura negociadora internacional... 373
Tabla 8. 8. Factores del ámbito del modelo de sistema político... 373
Tabla 8. 9. Factores limitadores agregados del E-15... 374
Tabla 8.10. Incapacidad para realizar reducciones radicales de GEI del E-15... 377
Tabla 8.11. Porcentaje de reducción de CO2 (1997-2012) y n.º de factores limitantes…... 379
Lista de gráficos
Gráfico 3. 1. Emisiones totales y per cápita del E-15 confirmadas en 2012... 52
Gráfico 3. 2. Ámbitos y factores limitantes del compromiso climático... 54
Gráfico 3. 3. Consumo de petróleo (mb/d de 1992 a 2013)... 56
Gráfico 3. 4. Factores limitantes del compromiso climático ... 64
Gráfico 3. 5. Relación entre eficiencia energética e incremento de CO2 (1997-2012)... 65
Gráfico 3. 6. Construcción de la tendencia anticooperativa climática... 70
Gráfico 4. 1. Emisiones de los firmantes de Río 92... 73
Gráfico 4. 2. Emisiones de los firmantes y no firmantes de Río en 1992... 76
Gráfico 4. 3. Porcentajes de los objetivos de control de emisiones de Kioto (-5,2%)... 80
Gráfico 4. 4. Emisiones de los firmantes de Kioto 97... 85
Gráfico 4. 5. Firmantes de Kioto vinculados con las restricciones en 1997... 85
Gráfico 4. 6. Principales emisores en 2005... 91
Gráfico 4. 7. Emisiones globales en 2005………... 92
Gráfico 4. 8. Principales Estados emisores en 2006... 96
Gráfico 4. 9. Principales emisores en 2006 (con la UE como actor unitario)... 96
Gráfico 4.10. Emisiones per cápita en 2006... 97
Gráfico 4.11. Cotización bursátil del Dow Jones (1975-2015)... 107
Gráfico 4.12. Cotización Dow Jones y proyección hipotética hasta 2020... 108
Gráfico 4.13. Emisiones del E-15 en 2009... 115
Gráfico 4.14. Emisiones agregadas en 2009... 117
Gráfico 4.15. Emisiones mundiales (1980-2010)... 124
Gráfico 4.16. Porcentaje de emisiones confirmadas en 2011... 128
Gráfico 4.17. Emisiones globales en 2012... 133
Gráfico 4.18. Emisiones de CO2 de los miembros del E-15 acumuladas desde 1850... 147
Gráfico 4.19. Emisiones acumuladas del E-15 desde 1850...……… 148
Gráfico 4.20. Crecimiento diferenciado de los distintos tipos de GEI……… 151
Gráfico 4.21. Escenarios de progresión de emisiones entre 2020 y 2050... 152
Gráfico 4.22. Emisiones globales entre 1992 y 2012 e hipotéticas hasta 2050... 153
Gráfico 4.23. Concentración atmosférica de GEI medida entre 1850-2010... 154
Gráfico 4.24. Concentración atmosférica de CO2 en ppm... 154
Gráfico 4.25. Temperaturas medias globales (ºC) desde 1845 a 2015... 155
Gráfico 5. 1. Valoraciones agregadas de las diferentes cumbres climáticas... 161
Gráfico 5. 2. Incremento del 51% en las emisiones globales desde 1992 a 2012... 162
Gráfico 5. 3. Origen de las emisiones antropogénicas globales de 1850 a 2010... 162
Gráfico 5. 4. Crecimiento de emisiones y consumo de petróleo (1992-2013)……… 163
Gráfico 6. 1. Emisiones medidas de 1992 a 2011 y estimadas hasta 2035... 167
Gráfico 6. 2. Proyecciones de los principales emisores para el año 2035... 168
Gráfico 6. 3. Emisiones confirmadas y previsibles de China (2005-2035)... 174
Gráfico 6. 4. Índice Gini de China... 176
Gráfico 6. 5. Población del E-15 (millones de habitantes en 2014)... 188
Gráfico 6. 6. Emisiones EE. UU. (2005-2035) según el escenario de referencia... 198
Gráfico 6. 7. Emisiones comparadas de EE. UU. y China (2005-2035)... 198
Gráfico 6. 8. PIB en miles de millones del E-15 (US $ a precios actuales en 2012)... 200
Gráfico 6. 9. Soldados estadounidenses muertos en combate...206
Gráfico 6. 10. Deuda del Gobierno central del E-15 (% del PIB en 2011)... 208
Gráfico 6.11. Operaciones militares ordenadas por los presidentes de EE. UU... 214
Gráfico 6.12. Porcentajes de población en la UE... 233
Gráfico 6.13. Usuarios de internet del E-15 (por cada 100 personas en 2014)... 246
Gráfico 6.14. Usuarios de internet netos del E-15 (millones de personas en 2014)... 247
Gráfico 6.15. Consumo de combustibles fósiles (% del total) del E-15 (2011)... 258
Gráfico 6.16. Consumo per cápita de diésel del sector vial... 260
Gráfico 7. 1. Emisiones de los 12 emisores secundarios... 270
Gráfico 7. 2. Producción de petróleo del E-15 (mb/d) (2012)………. 297
Gráfico 7. 3. Gasto militar (% del egreso del Gobierno central) del E-15 (2010)………... 301
Gráfico 7. 4. Automóviles (por cada 1.000 personas) del E-15 (2010)... 305
Gráfico 7. 5. Importaciones de energía del E-15 en valor neto (% de uso de energía)... 313
Gráfico 7. 6. Producción de gas natural del E-15... 316
Gráfico 7. 7. Gasto militar del E-15 (% del PIB en 2012)... 322
Gráfico 7. 8. Energía nuclear y alternativa (% del total de uso de energía) del E-15... 327
Gráfico 7. 9. Porcentaje de brecha de pobreza del E-15 a 2 $ por día (PPA) (2010)... 338
Gráfico 7.10. Combustibles renovables y residuos (% del total de la energía)... 343
Gráfico 7.11. Porcentaje de brecha de pobreza del E-15 a 1,25 $ por día (PPA)...345
Gráfico 7.12. Producción de carbón del E-15 (en miles de toneladas) (2012)... 348
Gráfico 7.13. PIB per cápita del E-15 (US $ a precios actuales) (2012)...349
Gráfico 7.14. INB per cápita del E-15, método Atlas (US $ a precios actuales)... 354
Gráfico 7.15. Tasa de natalidad del E-15 (nacidos vivos por cada 1.000 personas)... 356
Gráfico 7.16. Consumo de gasolina del sector vial per cápita del E-15... 360
Gráfico 7.17. Automóviles de pasajeros del E-15 (por cada 1.000 personas) (2010)... 361
Gráfico 8. 1. Porcentaje de energías fósiles, biomasas y alternativas del E-15... 365
Gráfico 8. 2. Consumo de gasolina y diésel del E-15... 365
Gráfico 8. 3. Factor de explotación energética del E-15... 367
Gráfico 8. 4. PIB per cápita y PIB total del E-15... 368
Gráfico 8. 5. PIB per cápita y PNB per cápita del E-15... 368
Gráfico 8. 6. Porcentaje de pobreza del E-15 a 1, 5 $ y 2 $... 368
Gráfico 8. 7. PIB per cápita y % pobreza a 2 $ del E-15... 369
Gráfico 8. 8. Factor demográfico del E-15... 370
Gráfico 8. 9. Indicadores del factor limitante estratégico del E-15... 371
Gráfico 8.10. Factores limitantes agregados del E-15... 376
Gráfico 8.11. Incapacidad para realizar reducciones radicales de GEI del E-15... 378
Gráfico 8.12. Porcentaje de reducción de CO2 y n.º de factores limitantes... 379
Lista de mapas
Mapa 1. Los 15 principales emisores de GEI a escala global (E-15)...49Mapa 2. Consumo mundial de carbón por regiones entre 1980 y 2010... 184
Mapa 3. Consumo de carbón en Asia por países entre 1980 y 2010... 184
Mapa 4. Bases militares y flotas navales de EE. UU. en el mundo... 207
Agradecimientos
Esta tesis es el resultado de varios años de investigación y no se habría podido realizar sin el apoyo de toda una serie de personas a las que agradezco su ayuda, orientación y colaboración.
En primer lugar, debo reconocer la atención, paciencia y comprensión demostrada por el profesor D. Ivan Llamazares Valduvieco que, desde un principio, dirigió esta tesis y supo canalizar mis inquietudes de la forma más positiva. Él fue quien me permitió desarrollar este tema de estudio, a pesar de no ajustarse a los campos tratados habitualmente en la institución. De su capacidad de análisis surgieron los cuestionamientos que me han servido para guiar el foco de las investigaciones y su amplio conocimiento me ha orientado a la hora de evitar muchos de los graves errores metodológicos que se tienden a cometer en el proceso de interpretación de los datos recabados.
La profesora D.ª Mercedes García Montero me obsequió con su amistad y apoyo durante una buena parte de mi periodo de estudios universitarios.
El profesor D. Salvador Martí i Puig me dio la oportunidad de ingresar en el programa de doctorado en el período en que coordinaba del área de ciencia política de la USAL.
De igual forma, el profesor D. Manuel Alcántara Sáez admitió mi presencia en el curso de doctorado y siempre he contado con su invitación a participar en todas y cada una de las actividades académicas que se han desarrollado en el área.
El profesor D. Rafael Grasa Hernández me orientó en un momento de indefinición sobre el tema de mi investigación para que me decantase por centrarme más concretamente en el estudio del problema del cambio climático.
El profesor D. Gustavo Palomares Lerma me guio en las fases finales de mis estudios en la UNED y me brindó las primeras nociones sobre la labor investigadora.
Además me proporcionó las acreditaciones que me facilitaron el acceso al programa de doctorado de la USAL.
También he de expresar mi reconocimiento al conjunto de profesores del área de ciencia política de la USAL, ya que me trasmitieron los conocimientos necesarios para proseguir con el proceso de investigación.
Además, es necesario hacer extensivo mi agradecimiento a todos los compañeros de los diferentes cursos de Master y Doctorado, que en todos estos años me han enriquecido con sus aportaciones y sus críticas constructivas.
Finalmente, agradezco su apoyo a todos mis familiares y amigos, que me han animado de forma constante en este largo proceso de formación.
Por último, deseo dedicar esta tesis a la persona que me ha acompañado de forma más cercana durante este período. Ella me ha aportado la energía que me ha permitido alcanzar el objetivo final y sin su colaboración difícilmente hubiera obtenido los actuales resultados.
Introducción
Motivación, presentación del tema de estudio y estructura del trabajo
Este trabajo nace del interés por un problema que lleva presente en la agenda diplomática interestatal desde hace más de dos décadas y que ha demostrado la impotencia de la comunidad internacional para afrontarlo, ya que su solución atenta contra las bases del modelo energético que ha sostenido, desde sus orígenes, el crecimiento económico de la sociedad industrial. En consecuencia, el objetivo de esta investigación se centra en identificar las causas que provocan que el dilema climático plantee una solución tan compleja y, en base a estos condicionantes, se intenta realizar un esbozo sobre los posibles escenarios que se puedan derivar.
Los informes de la ONU señalan que en las últimas décadas se ha venido produciendo un calentamiento global acelerado, causado principalmente por la generación antropogénica de gases de efecto invernadero (en adelante, GEI). La solución del problema, según estos informes, pasa por una reducción radical de las emisiones para impedir que la temperatura media del planeta rebase los 2 ºC en relación a los niveles preindustriales (15,5 ºC), que es el mínimo aprobado en la cumbre de Cancún (2010) al objeto de prevenir que el cambio climático provoque impactos irreversibles sobre las personas y los ecosistemas (IPCC 2014: 8).
Con el supuesto objetivo de evitar que se afiance esta dinámica, la mayoría de los Gobiernos del planeta se vienen reuniendo en las conferencias que la ONU convoca anualmente. Los países más desarrollados ya se plantearon las primeras metas de control de GEI en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) celebrada en Río en el año 1992, pero tras esa cumbre se tardaron cinco años más en concretar su aplicación. Ésta no llegó hasta la firma del Protocolo de Kioto en 1997, donde los Gobiernos firmantes se comprometieron a implementar reducciones en sus emisiones de CO2 con el objetivo puesto en el año 2012. Sin embargo, dicho acuerdo no entró en vigor hasta ocho años más tarde, el 16 de febrero de 2005, puesto que debía ser ratificado por un mínimo de Estados cuyas emisiones representasen un determinado porcentaje. Además, la deserción de EE. UU., unida más tarde a la de otros importantes países, socavó la capacidad de impacto del acuerdo. Y China, que se habría de convertir en el principal emisor global, quedó exenta de las restricciones aprobadas, igual que sucedió el resto de los países en desarrollo. Por lo tanto, uno de los mayores retos enfrentados por la humanidad dejó de considerarse
prioritario y la UE fue la única gran potencia generadora de GEI que mantuvo su adhesión al Protocolo de Kioto. El resto de los grandes emisores pospusieron la aplicación de los compromisos hasta el año 2020, en el marco de una disyuntiva que debía optar entre resolver el problema de forma efectiva o mantener las condiciones de crecimiento económico que venía aportando el uso masivo de los combustibles fósiles (IPCC 2014a: 8).
En consecuencia, el presente trabajo pretende identificar, desde las perspectivas de las Relaciones Internacionales y de la política comparada, el origen de la complejidad del dilema climático y plantea a la siguiente pregunta de investigación:
¿Qué factores causales han determinado que, ante el objetivo de evitar el incremento de la temperatura global por encima de los 2 ºC en relación con los niveles preindustriales, unos Estados hayan buscado compromisos vinculantes de reducción de sus emisiones, mientras que otros se han opuesto sistemáticamente al control externo de las mismas?
Para contextualizar la investigación, en el capítulo 1 se recopila el estado de la cuestión, que se relaciona con la disciplina de las Relaciones Internacionales, de forma general, y con la interpretación del dilema climático, de manera particular. La aproximación a ambos debates se realiza desde un punto de vista crítico y a la vez ecléctico, rechazando la tentación de asumir alguno de los paradigmas como hegemónico. Sin embargo, se resaltan los puntos fuertes de cada una de las teorías que ayudan a conformar la perspectiva de conjunto necesaria para abordar el problema y se aprovechan los planteamientos que mejor describen los factores investigados.
En el capítulo 2 se recaban evidencias y explicaciones sobre el proceso del cambio climático que nos permiten comprender su origen, desarrollo y posibles consecuencias.
En este capítulo también se analizan los discursos que interpretan el problema climático desde diferentes perspectivas, ya que conforman un conjunto de posturas enfrentadas que muestran las dificultades que existen para alcanzar el consenso en este ámbito.
En el capítulo 3 se describe el tipo de metodología empleada; exponiendo el sistema utilizado para evaluar las diferentes cumbres climáticas, identificando a los 15 principales emisores (en adelante, E-15) que serán estudiados a lo largo del trabajo y detallando el procedimiento aplicado para investigar las causas que limitan la cooperación efectiva de los actores más importantes.
Después de la aproximación teórica, en el capítulo 4 se recopilan los resultados ofrecidos por las sucesivas conferencias acaecidas desde 1992, cuando en Río se
congregaron los principales emisores de GEI y se acordaron las actuaciones que marcarían el devenir de las reuniones posteriores hasta la celebrada en París en 2015.
En el capítulo 5 se analizan de forma comparada los resultados de los encuentros climáticos, lo que nos proporciona una interpretación de la evolución de las negociaciones y nos permite plantear una serie de proyecciones sobre los escenarios que a futuro se pueden conformar en este ámbito.
En el capítulo 6 se evalúan las actuaciones de los tres principales emisores de GEI y sus diferentes características, con lo que se determinan aquellos de los factores causales estudiados que inciden con mayor intensidad en cada uno de ellos.
En el capítulo 7 se investigan las propiedades del resto del E-15 y se detectan las variables contempladas que más inciden en estos actores secundarios.
En el capítulo 8 se realiza un análisis comparativo que contabiliza los factores que se repiten en mayor número de emisores y que, por lo tanto, producen mayor impacto limitante sobre la capacidad de los negociadores para comprometerse con las reducciones radicales de GEI. Además, se identifican a los actores que aglutinan mayor número de factores limitadores y que se tienden a encontrar más condicionados por éstos.
Finalmente, en el capítulo 9 se presentan las conclusiones sobre el origen del problema y se infiere el grado de cooperación efectiva que se puede esperar a futuro, además de plantear las actuaciones que sería aconsejable que aplicasen los Estados.
De hecho, si se confirma que, después de más de dos décadas de fracasos en los intentos por reducir las emisiones de GEI, las causas limitantes suponen tal incidencia sobre los principales emisores que les impiden variar su capacidad cooperativa, habrá que reconocer que el aumento de temperatura probablemente superará los 2 ºC preindustriales y que, por consiguiente, la amenaza de irreversibilidad climática se verá incrementada. En tal caso, las medidas más urgentes serán las adaptativas y éstas dependerán de la transferencia de recursos desde los países más ricos y protegidos, que son los que originaron el problema, hacia lo más pobres y vulnerables, que son los que en mayor medida van a sufrir los impactos climáticos catastróficos y que no cuentan con los medios para proteger a su población más expuesta a este tipo de fenómenos (Lin 2010). De hecho, puesto que gran parte del aumento de emisiones de los países en desarrollo provienen de las industrias deslocalizadas por los países más desarrollados, se les deben atribuir a estos Estados los incrementos de GEI que se produzcan a raíz de este tipo de trasvases (Wang y Watson 2009: 153).
Capítulo 1. El debate teórico en la disciplina de las Relaciones Internacionales
Para abordar un tema inscrito dentro de las Relaciones Internacionales es necesario indagar en los debates previos que se han formulado de forma general en esta disciplina.
La representación de los paradigmas más importantes que tradicionalmente han pretendido conceptualizar la realidad internacional persigue el objetivo de exponer un conjunto de enfoques que, en la actualidad, no se consideran irremediablemente excluyentes1. De hecho, en la medida en que se han ido ponderando sus postulados, ha surgido la posibilidad de interpretar las principales perspectivas como un conjunto de explicaciones que son aplicables según las circunstancias. Esta intercomunicación de doctrinas puede parecer una característica exclusiva de una de ellas (constructivista). Sin embargo, es necesario reconocer que las reformulaciones han tendido a coincidir en la interpretación de varias de las nociones básicas de la materia (Barbé 2007: 78). Ello no es debido a una espontánea voluntad de entendimiento con sus contrapartes. De hecho, la mayoría de las reelaboraciones teóricas intentan mantener su carácter exclusivo y aspiran a constituirse en el paradigma hegemónico. Por lo tanto, es muy probable que la nueva ola tendente a difuminar las aserciones se deba a un intento de blindar las propuestas teóricas y, en consecuencia, no existe mejor forma de realizar esas defensas flexibles que renunciando a la rigidez conceptual. Así, cada vez es más común encontrar planteamientos revisionistas que adaptan los diseños originales y que incorporan patrones compartidos (Schimmelfennig 2005: 77). Todo ello sin renunciar a la esencia programática e intentando aclarar que, a pesar del reconocimiento de la influencia de los factores contrarios, la base fundamental sobre la que se asienta cada una de las escuelas continúa siendo su interpretación paradigmática original. En cualquier caso, la intercomunicación se está llevando a cabo de manera creciente y, además, se puede llegar a la conclusión de que este intercambio era sumamente necesario para que los diferentes enfoques lograsen mantener una cierta viabilidad, ya que
«ninguno de ellos puede aspirar hoy a ser exclusivamente el paradigma de las relaciones internacionales. A la vista de las características de la actual sociedad internacional, parece claro que cada uno de estos paradigmas se funda en exclusiva sobre una dimensión importante de las relaciones internacionales, por lo que con ello tiende a ignorar las restantes dimensiones y a distorsionar su interpretación de la realidad internacional» [...] «Problemas y dimensiones que, sin embargo, todos ellos son, sin exclusivas de ningún tipo, características de la actual sociedad internacional» (Del Arenal 2007: 37).
1 «Las imágenes o visiones del mundo pueden ser incompatibles o percibirse como irreconciliables; pero no sucede lo mismo, necesariamente, con las teorías. Los enunciados teóricos ni son necesariamente irreconciliables ni intraducibles, puesto que tienen como referente el eje fenoménico» (Grasa 1997: 123).
A) El paradigma realista o tradicional dominó el escenario de las RRII desde finales de la Segunda Guerra Mundial (1945) hasta que las fases de distensión entre las grandes potencias propiciaron el auge de otros planteamientos más complejos, aunque su influencia se ha reavivado recientemente en amplios círculos académicos (Kaplan 2013:
423). Su perspectiva es la base sobre la que se han estructurado los posteriores desarrollos teóricos (Del Arenal 2007: 31) y, en la actualidad, diversos ámbitos globales son difíciles de interpretar sin la ayuda de sus posicionamientos. Además, el revisionismo neorrealista incorpora aspectos más complejos y sus tesis encajan mejor en el entorno internacional (Barbé 2007: 78), con lo que cuenta con mayor capacidad para abordar la multipolaridad del siglo XXI (Mearsheimer 2001: 361).
El paradigma realista afirma que los Estados son los principales actores internacionales y que su objetivo primordial es alcanzar la propia supervivencia en un sistema interestatal eminentemente anárquico (Mearsheimer 2001: 30) y conflictivo (Kaplan 2013: 56), donde la obtención y la conservación del poder es básica en las relaciones entre los países (Del Arenal 2007: 31). Se interpreta el enfrentamiento bélico como una herramienta fundamental del accionar diplomático, al considerar que «[l]a guerra no es más que la continuación del intercambio político con una combinación de otros medios» (Clausewitz 1999: 292). Y algunos autores como Naville (1999: 304) enfatizan todavía más este vínculo: «La guerra y la amenaza de una guerra, se han convertido en el medio constante de la política y ya no constituyen su continuación excepcional». Esta situación de desequilibrio constante acarrea la búsqueda de los mayores niveles posibles de crecimiento económico con los que proveer el músculo militar necesario para enfrentar los desafíos geoestratégicos (Mearsheimer 2001: 62). En consecuencia, desde este punto de vista, serán rechazadas aquellas políticas que planteen retirar masivamente los combustibles fósiles del sistema de producción, transporte y consumo, puesto que socavarían el proceso de creación de riqueza.
Para este paradigma, las instituciones internacionales desempeñan un papel débil y dependiente de las decisiones de los Estados (López i Vidal 2011: 14)2. No obstante, las perspectivas más evolucionadas ponderan el predominio estatal y dan cabida a otros actores no gubernamentales, aunque los Estados continúan siendo los sujetos decisivos en el
2 «[L]os realistas no creen que las instituciones internacionales sean, por si mismas, fundamentales para la paz, ya que no dejan de ser un reflejo del equilibrio de poder de cada Estado que, a fin de cuentas, es el que resuelve la materia relevante a guerra y paz. Aun así, según Morgenthau, el sistema de equilibrio de poder es inestable por definición, puesto que cada nación, por temor a calcular erróneamente el equilibrio, debe intentar compensar los errores que aprecie aspirando constantemente a una superioridad de poder» (Kaplan 2013: 57).
escenario internacional (Salomón 2001: 15). En este punto, como en muchos otros, las últimas elaboraciones teóricas del realismo convergen con las de otros paradigmas, debido a las redefiniciones que también han sufrido esos planteamientos (Walt 1998: 42).
B) El enfoque del intergubernamentalismo liberal (neoliberal) cobró fuerza a raíz de la disgregación de la Unión Soviética, a principios de la década de los años noventa del siglo XX, aunque sus planteamientos se remontan a los años setenta (Del Arenal 2007:
32). Desde esas fechas se venían advirtiendo las deficiencias de un paradigma tradicional que no contemplaba, en su justa medida, la actuación de actores no estatales, ya que las organizaciones intergubernamentales iban adquiriendo preponderancia en el escenario internacional. Sin embargo, fue tras la desaparición de la política de bloques cuando se consolidó un paradigma de “interdependencia compleja”, donde, supuestamente, todos los actores interactuaban hasta alcanzar la cooperación (Del Arenal 2007: 32) y ésta era interpretada como la opción más eficiente. De hecho, la analogía con el mercado es constante en esta perspectiva, puesto que este espacio se toma como referencia de la estructura virtuosa ejemplar y en él los Estados comparten protagonismo con los organismos internacionales, las empresas privadas, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales. Este sistema ha evolucionado, en el ámbito de las negociaciones climáticas, hasta llegar a las propuestas de estructuras de “régimen complejo”, que pretenden ser más eficaces para reducir las emisiones de GEI que los acuerdos internacionales vinculantes (Keohane y Victor: 2010). Según este enfoque, la motivación egoísta de los jugadores les orienta a actuar de forma racional en pos del propio interés y la suma de sus intereses particulares desemboca en un sistema cooperativo que alcanza el bien común colectivo cuando el sistema recupera el equilibrio. En esta estructura las instituciones internacionales ocupan una posición fuerte, al ser las encargadas de arbitrar las relaciones entre los diferentes sujetos transnacionales. (López i Vidal 2011: 19). Sin embargo, su poder no se encuentra en su capacidad de coerción, sino que se basa en sus propiedades para incentivar el acuerdo y expandir el respeto por las leyes del libre mercado, lo que significa derogar al máximo las regulaciones estatales.
Este paradigma también ha sufrido revisiones en sus diversas acepciones, que denotan mayor o menor purismo (liberal, neoliberal, globalista, transnacionalista o neoinstitucionalista) (Costa 2004: 2). En consecuencia, ha pasado de confrontar al realismo de una manera radical, rechazando la centralidad del Estado, a moderar sus posturas más extremas, llegado a reconocer que, a pesar de la importancia del resto de actores, los Gobiernos todavía continúan siendo, en cierta medida, los jugadores
decisivos de la escena internacional (Keohane 1989: 2). Además, ha concedido una importancia relativa, pero evidente, a los valores culturales compartidos (Del Arenal 2007: 32). Todo ello, a pesar de que esta perspectiva no renuncia a centrar el énfasis de sus investigaciones en el resto de actores no gubernamentales y que continúa abogando por el reconocimiento de la pérdida de importancia del factor estrictamente estatal, algo que, por otra parte, considera positivo y necesario para el virtuoso desenvolvimiento de la economía y la sociedad. En este sentido, algunos autores utilizan fórmulas intermedias de acercamiento entre los paradigmas, como sucede con el institucionalismo racional que amalgama factores coincidentes con el realismo y el intergubernamentalismo liberal (Schimmelfennig 2005: 77).
C) El constructivismo plantea un paradigma de interrelaciones que, como el transnacional, identifica a una pluralidad de actores preponderantes. No obstante, difiere de la anterior perspectiva en su esencia metateórica. Niega que las relaciones estén basadas en el conflicto o en el egoísmo preconcebido y plantea un escenario en el que los diferentes sujetos transnacionales construyen sus relaciones de forma constante en virtud de las situaciones y de las características propias del dilema a tratar. Los protagonistas adoptan posturas más o menos conflictivas y más o menos egoístas según el momento histórico, el problema enfrentado y las características intrínsecas de cada actor (identidad). Por lo tanto, el sistema se basa en la negociación continua ante el conflicto cambiante. De tal forma, las organizaciones internacionales son percibidas como puentes fundamentales que vinculan a los diversos agentes e impregnan sus acciones. (Barbé 2007: 93). La gran diferencia con el intergubernamentalismo liberal se encuentra en que niega su determinismo virtuoso de un bien común obtenido a través del egoísmo individual. El constructivismo plantea que el mecanismo racional de elección liberal, por el que el individuo evalúa de forma egoísta e independiente los factores que le pueden aportar beneficios concretos y marginales (Risse 2005: 161), no desemboca obligatoriamente en el beneficio colectivo. En consecuencia, este paradigma afirma que para elaborar soluciones satisfactorias para el conjunto de la sociedad los actores implicados deben desarrollar una voluntad de consenso que les motive a renunciar a parte de sus intereses en pro del beneficio de la comunidad. De cualquier forma, como ya se ha señalado, los planteamientos más elaborados de ambas escuelas no rechazan de forma tajante contemplar ninguno de los aspectos expuestos. De tal forma, en la actualidad el reconocimiento de la importancia de cierto paradigma exclusivo se puede atribuir más a las circunstancias concretas y temporales del
problema que se aborde y no tanto a la capacidad que tenga un enfoque para ofrecer una interpretación totalmente omnipotente del ámbito internacional.
D) El estructuralismo abraza el paradigma de la dependencia inspirado en la teoría marxista. Según este planteamiento, el sistema de clases sociales se reproduce a escala internacional y los Estados funcionan como superestructuras al servicio de las élites dominantes (Cox 2014: 156). De este entramado global se deriva una lucha de clases a nivel internacional que enfrenta a una gran clase propietaria transnacional en contra de una amalgama de trabajadores, ciudadanos empobrecidos y personas excluidas a escala global. No obstante, el resultado es un sistema donde los Estados centrales más poderosos ejercen su dominación sobre los países periféricos más débiles (Del Arenal 2007: 35). El origen causal se encuentra en la necesidad del sistema económico global de perpetuar la explotación y la apropiación de los recursos. Dentro de este contexto, las instituciones internacionales son parte de las superestructuras que colaboran en el mantenimiento del sistema de dominación. En este caso, la confrontación con los demás paradigmas parece más radical, ya que el origen del poder a escala global se encuentra en unas clases dirigentes transnacionales que utilizan a los Estados como meras herramientas de dominación. Sin embargo, esta teoría mantiene semejanzas con el intergubernamentalismo liberal y con el constructivismo, puesto que unos actores no estatales, que se mueven en un aparente segundo plano, ostentarían gran parte del poder real a la hora de tomar las decisiones trascendentales. Además, de forma similar a como el estructuralismo vuelca finalmente esas relaciones de clases transnacionales en las posiciones internacionales de los Estados, el intergubernamentalismo liberal y el constructivismo terminan otorgando la última instancia de decisión a los Gobiernos, como representantes institucionalizados del resto de actores sociales.
Como ya se ha señalado, esa convergencia de conceptos no significa que todos los paradigmas otorguen la razón al realismo. De hecho, el transnacionalismo y el estructuralismo nacieron como reacciones enfrentadas a un realismo que, en su extrema generalización original, no aportaba una interpretación aceptable del “sistema mundo”.
Por lo tanto, si en la actualidad los diversos paradigmas pueden converger, en ciertos aspectos, es debido a que todos han adoptado una postura más ecléctica y menos radical.
En consecuencia, se puede concluir que el actual abanico teórico de las diferentes perspectivas ofrece un conglomerado de interpretaciones lo bastante amplio como para que se pueda conceptualizar el actual sistema internacional de una manera más completa. Ello implica que cada una de las diversas escuelas destaque alguno de los
diferentes aspectos del entramado internacional y que pugnen por sobredimensionarlos en virtud del problema que se investigue, de los actores implicados y del momento histórico en que sucedan los acontecimientos. Así, por ejemplo, podemos encontrar conflictos internacionales que ponen de manifiesto su cariz eminentemente realista, por las características que aglutinan, en virtud de los actores involucrados y de acuerdo con una dimensión temporal concreta. Sin embargo, un problema similar, que concite otro tipo de parámetros, con el concurso de actores pertenecientes a otras dimensiones y que se ubique en un contexto distinto, puede implicar la preponderancia de factores eminentemente transnacionales, constructivistas o estructuralistas.
En relación con el sistema de negociaciones sobre el cambio climático, se establece una imbricación de los diferentes paradigmas que nos proporciona una simbiosis de las propuestas presentadas y aporta una perspectiva que ayuda a entender cada aspecto concreto. Ello no implica que al elegir un metarelato estemos desechando los restantes, sino que se pone de manifiesto la característica que resulta más preponderante en el caso dado. Dicho planteamiento puede parecer eminentemente constructivista, por su tendencia a la interpretación de cada escenario. Sin embargo, esta analogía se debilita al comprobar que en ciertos ámbitos son los otros enfoques los que resultan más predominantes y representativos. De igual forma, es erróneo pensar que el paradigma adoptado en mayor número de contextos sea el que deba asumirse como hegemónico, ya que las características que se identifican no son equiparables. De hecho, la cantidad de caracteres relevantes de un enfoque se podría ampliar aumentando los rasgos que se investigan, alterándose así la correlación numérica de los aspectos más repetidos. Además, No se desea realizar una apología de ninguna de las escuelas, ni del sustrato ideológico que se encuentra más o menos oculto en cada una de ellas (Del Arenal 2007: 32). En consecuencia, se utilizan las diferentes perspectivas en la medida en que nos sirven como herramientas para entender e interpretar cada ámbito concreto de las negociaciones en torno al problema del cambio climático.
Tabla 1. 1
Características contrastadas de los enfoques sobre las negociaciones climáticas (en cursiva las características que se interpretan como preponderantes)
Paradigma Realista Intergubernamental
liberal
Constructivista Estructuralista Actores Estados intergubernamentales pluralidad actores clases sociales
Ontología supervivencia egoísta interpretativa lucha de clases
Proceso lucha por el poder interés racional identidades explotación
Sistema conflicto cooperación interrelación dependencia
Instituciones Internacionales
débiles instrumentales conectoras superestructura
Elaboración propia.
En las negociaciones sobre cambio climático los Estados son los actores que tienen la potestad última de firmar los acuerdos que los han de comprometer con las metas de control de GEI. De tal forma, el realismo es, en este caso, el enfoque más preponderante.
Los demás jugadores no gubernamentales también son importantes a la hora de impulsar propuestas en pro del cambio de modelo energético o como oposición a las medidas de control. Sin embargo, en el momento de asumir e implantar los compromisos internacionales, los Gobiernos adquieren una relevancia fundamental, ya que, sin su concurso, las acciones perderían la presteza que requieren para resultar efectivas. Es poco probable que las empresas privadas y los ciudadanos, en general, pudieran realizar los esfuerzos necesarios para lograr disminuir drásticamente las emisiones de GEI en ausencia de los incentivos del Estado, ya que tendrían que asumir los costes de manejar un bien público y, en consecuencia, serían remisos a realizar los sacrificios imprescindibles por temor a sufrir, sin compensaciones estatales, la competencia desleal de los actores que se mantuvieran al margen de los compromisos. Aunque también se debe admitir que los Estados no podrían alcanzar las metas planteadas sin una participación activa de los jugadores no gubernamentales. Por lo tanto, la preponderancia del realismo se refiere a las elaboraciones más actualizadas de esta perspectiva que, como ya indicamos anteriormente, también les otorgan importancia a otros actores no estatales.
En el ámbito más ampliamente ontológico de las consideraciones filosóficas imperantes, las cumbres sobre cambio climático han demostrado el carácter más egoísta de los Estados, coincidiendo con las teorías del intergubernamentalismo liberal. Los intereses económicos de cada país son los que finalmente han primado en la mayor parte de los debates, por encima de consideraciones ecológicas y de seguridad a largo plazo. De hecho, el comportamiento de los países que abandonaron las restricciones de Kioto demostró la existencia de un sistema internacional impotente ante las metas económicas particulares. Esta situación se acerca al nihilismo descrito por el realismo, pero la deserción pública de los acuerdos denota que la estructura de vinculaciones internacionales mantiene cierta capacidad de arbitraje. De lo contrario, los países podrían incumplir sus compromisos sin molestarse en abandonar oficialmente los protocolos. Además, que todo este proceso se esté llevando a cabo en un contexto de cumbres periódicas, en las que se expresan la preocupación y los deseos de encontrar consensos vinculantes adecuados, hace que el escenario mantenga la apariencia de una comunidad internacional dispuesta a respetar, en mayor o menor medida, los acuerdos alcanzados. En consecuencia, el enfoque egoísta del liberalismo económico es más
acertado que asumir una cruda lucha prebélica por la supervivencia en las relaciones entre Estados, como enfatiza la teoría realista (Mearsheimer 2001: 30).
En lo referente al constructivismo, se puede alegar que el problema climático no han sido un escenario totalmente autoconstruido, si no que ha aparecido como un obstáculo físico que hay que enfrentar. Sin embargo, lo cierto es que el origen del dilema se encuentra en la raíz antropogénica del proceso de acumulación acelerada de CO2 y su solución depende de las acciones u omisiones de los actores responsables y de las interpretaciones que éstos realicen del problema. No obstante, en este caso, los condicionantes ajenos a la voluntad de los jugadores son demasiado poderosos como para poder soslayarlos. Si el mecanismo de calentamiento global hubiera sido asumido con anterioridad a la revolución industrial, se podría interpretar que los grandes emisores adoptaron todas sus políticas de forma consciente. Pero lo cierto es que el descubrimiento tardío de la magnitud del problema ha desembocado en un escenario imprevisible, que no se corresponde con una situación que los sujetos hayan provocado de forma voluntaria, al menos desde sus inicios. En consecuencia, a pesar de que la hipotética solución al dilema y su desarrollo reciente poseen connotaciones constructivistas, lo cierto es que una parte importante del proceso se ha desenvuelto de forma ajena a la voluntad de los principales emisores.
Por otro lado, interpretar las negociaciones sobre cambio climático en un contexto de simple lucha de clases es demasiado reduccionista, al no tener en cuenta la pluralidad de intereses en torno al control de GEI que existen al interior y al exterior de los diferentes países. Eso sin contar con que dicho planteamiento oculta el dilema entre el control de las emisiones y las necesidades de desarrollo económico, ya que, a pesar de que los habitantes con menos recursos serán los más afectados por las catástrofes climáticas extremas, éstos también se verían perjudicados por una radical reducción en el uso de los combustibles fósiles a escala global. De hecho, una gran parte del crecimiento económico que aportan los hidrocarburos repercute directamente en sacar de la pobreza a importantes contingentes de personas en los países en vías de desarrollo.
El proceso cooperativo se define por unos negociadores que evalúan los compromisos que están dispuestos a asumir en función de su interés racional, como describe el intergubernamentalismo liberal (Risse 2005: 161), y que, además, se ven sometidos a las influencias de los diferentes grupos de presión que componen el entramado social. El poder es un factor importante, pero aquí no está directamente relacionado con el uso de la fuerza y no existen amenazas violentas contra aquellos
Estados que se opongan a controlar sus emisiones. De tal forma, la perspectiva realista queda demasiado limitada. Las identidades también son un factor a tener en cuenta, como señala el constructivismo, aunque son los intereses materiales los que han prevalecido sobre el resto. De hecho, incluso en la fidelidad mantenida por la UE hacia el Protocolo de Kioto se pueden encontrar numerosos factores de beneficio económico y energético. Por otro lado, el concepto “sistema de explotación” pierde relevancia en este contexto, ya que los perjuicios provocados por el uso de los combustibles fósiles se entremezclan con los beneficios que ha aportado su explotación masiva.
En este punto, a pesar de certificar la preponderancia del enfoque neoliberal, es el momento de cuestionar la validez terminológica de la expresión "interés racional". En el caso de las posturas adoptadas sobre el cambio climático, se puede llegar a hablar de interés racional de los actores en el corto y medio plazo. Sin embargo, el concepto se hace más discutible cuando hablamos del largo plazo, puesto que difícilmente se puede definir como racional el hecho de provocar que el planeta se aproxime a incrementos medios de temperatura que pueden llegar a alcanzar los 7,8 ºC (IPCC 2014a: 8) . No obstante, como ya se ha comentado, si adoptamos un enfoque más escéptico con respecto a los pronósticos científicos o si tomamos en cuenta el factor temporal, por el cual los peores efectos climáticos solo afectarán a las generaciones que son ahora más jóvenes, la ecuación puede resultar racional para ciertos colectivos, debido al interés manifiesto de impedir que las restricciones de emisiones interfieran en la marcha de la economía.
En cualquier caso, ya que este estudio se basa en los alarmistas informes de la ONU, la búsqueda de la elección racional se contrapone a la obtención del bien común.
El beneficio económico de los emisores menos expuestos a los impactos climáticos entra en contradicción con los perjuicios que sufrirían los actores más vulnerables, a corto y medio plazo, y las consecuencias que finalmente tendrán que asumir los emisores que gozan de mayor grado de invulnerabilidad, a largo plazo. Sin embargo, los impactos que pueden llegar a incidir en los actores más protegidos dependen de tal cantidad de variables que son difíciles de concretar. En todo caso, la contraposición entre el interés racional y el resultado colectivo virtuoso evidencia la falta de capacidad descriptiva del liberalismo en el ámbito de la estructura global.
En consecuencia, la interrelación del constructivismo parece ser la conceptualización más factible para definir de forma acertada el sistema internacional. Como se ha señalado, el término interdependencia, relativo al intergubernamentalismo liberal, no parece adecuado por su fracaso a la hora de obtener el éxito cooperativo a través de los
intereses particulares. La interdependencia cooperativa tiende a desaparecer cuando hay actores con grandes emisiones que mantienen su capacidad de no llegar a compromisos de reducción. Es cierto que, a largo plazo, la incidencia negativa, derivada de la incapacidad para controlar el cambio climático acelerado, probablemente perjudicará a todos los actores. Sin embargo, en el medio y corto plazo las grandes ganancias y los peores perjuicios están bastante delimitados. De hecho, para ciertos actores el escenario actual se acerca a los modelos de suma cero (Grasa y Sachs 2000: 107), donde encontramos a emisores que no soportarían impactos proporcionales a su capacidad de generación de CO2, mientras que existen países con muy pequeños volúmenes de GEI y que podrían sufrir desastres climáticos de consecuencias mucho más dañinas. Por lo tanto, en este caso, el egoísmo individual de los actores no parece que esté produciendo un beneficio colectivo, como augura la teoría neoliberal, al menos si nos fiamos de las perspectivas catastrofistas de los científicos climáticos. Sin embargo, si nos centramos en factores exclusivamente socioeconómicos, el beneficio se hace más verosímil, ya que, gracias a las posturas enfrentadas de los actores, se está evitando que la aplicación de reducciones radicales de emisiones frene el crecimiento económico de manera voluntaria.
El paradigma tradicional depende demasiado de factores vinculados al poder y a la guerra. En el dilema climático el conflicto bélico no es una de sus primeras consecuencias derivadas, aunque para algunos actores, como en el caso de EE. UU., se puede encontrar una relación causal entre su necesidad de mantener una estructura militar hegemónica y su negativa a comprometer el crecimiento económico en aras de la reducción radical de GEI. De hecho, con la tecnología actual, una disminución drástica de las emisiones estadounidenses acarrearía, necesariamente, un grave quebranto financiero, lo que socavaría su costoso presupuesto militar y, por ende, su capacidad de despliegue operativo. Además, el incremento de los desequilibrios climáticos podría dar lugar al desencadenamiento de mayores conflictos armados, en un momento en que diversas potencias emergentes comienzan a desafiar la pretendida hegemonía estadounidense3. Sin embargo, el factor estratégico afecta a un número limitado de los grandes emisores globales, por lo que su incidencia no es mayoritaria.
3 «Un mundo de hegemonías múltiples, similar a la multipolaridad de la que tanto se habla en la actualidad, y la cual ya existe en un sentido político y económico, aunque no tanto en uno militar a causa de la gran distancia que aún separa a Estados Unidos de otros ejércitos. No obstante, [en el futuro se podría consolidar]
un mundo emergente de gigantes regionales como Estados Unidos, la Unión Europea, China, la India y Rusia, con potencias medias como Turquía, Irán, Indonesia, Vietnam o Brasil» (Kaplan 2013: 142).
El concepto de dependencia del estructuralismo adquiere preponderancia en este ámbito, ya que los países en desarrollo se ven expuestos a las catástrofes provocadas por los altos índices de emisión acumulados por las economías más desarrolladas durante las décadas en que el crecimiento de éstas fue más intenso4. De hecho, a pesar de que las emisiones de los países en desarrollo serán las que más se incrementarán en lo sucesivo, estos Estados ya sufren los efectos climáticos más perjudiciales. No obstante, las propias contradicciones del estructuralismo complican su asunción como modelo paradigmático, puesto que, por ejemplo, China ya es el mayor emisor mundial y, sin embargo, aún se continúa considerando un país en vías de desarrollo. Por otro lado, si nos centráramos en las clases explotadoras transnacionales, el discurso se hace más coherente, debido a que los grupos de población con mayores recursos alcanzan elevados índices de emisiones per cápita. Además, estos colectivos suelen ubicarse en zonas de bajo riesgo, puesto que no ocupan viviendas precarias en sectores inundables y cuentan con medios para poder evacuar rápidamente las regiones amenazadas. De hecho, en función del nivel de renta y la consiguiente capacidad para abandonar los entornos más vulnerables, algunos habitantes del planeta enfrentan menores riesgos que otros con limitadas posibilidades para desplazarse a “zonas más seguras”. No obstante, a corto y medio plazo, los grandes contingentes de la población mundial que anualmente salen de la pobreza se benefician de la continuación de las políticas de crecimiento y del uso masivo de los hidrocarburos. Así, por un simple efecto demográfico, existen millones de personas que dependen del mantenimiento del sistema de explotación energético actual para conservar las expectativas de mejora de sus paupérrimas condiciones de vida. Sin embargo, los sectores de elevadas rentas que se benefician de este sistema energívoro no son tan numerosos, aunque su porcentaje de consumo per cápita sea mucho más elevado. Esta perspectiva nos devuelve a la interrelación constructivista, aunque no se anulen los efectos de suma cero sobre las poblaciones más vulnerables. Interrelación indica que cada una de las relaciones de perjuicio y beneficio debe ser revisada en orden a sus características propias, actores concernidos y momento en que se ubique. Además, se pone de manifiesto que, para conseguir un resultado virtuoso, los negociadores deben desarrollar una voluntad política que supere el planteamiento egoísta que ha provocado la parálisis cooperativa.
4 «Los países en desarrollo que históricamente han contribuido muy poco al calentamiento global, son ahora, irónicamente, los que enfrentan la posibilidad de sufrir una destrucción potencial del 75 al 80%
debido a este fenómeno» (Lin 2010).
En consecuencia, el constructivismo no explica de forma completa el escenario planteado y, en este caso, se hace necesaria una doble acepción, debido a que el sistema también engloba casos de dominación, como plantea el estructuralismo, por la indefensión de las poblaciones más expuestas a las catástrofes climáticas, que soportan los efectos de las elevadas emisiones provenientes de los países más desarrollados y que carecen de la capacidad para forzar las restricciones de GEI5. Por lo tanto, como ya se ha indicado, el término de interrelación constructivista aporta una descripción aceptable, pero que no consigue plasmar, en toda su amplitud, la naturaleza desigual de las consecuencias que derivan del sistema, por lo que se hace necesaria esa doble connotación de interrelación y dependencia, tanto del constructivismo como del estructuralismo.
El papel de las instituciones internacionales coincide con el de organismos conectores, como plantea el constructivismo, en base a que no carecen totalmente de valor, pero tampoco poseen poder coercitivo sobre los Estados. Catalogarlas como superestructuras de poder, como hace el estructuralismo, es erróneo en este contexto.
No obstante, hay que reconocer que las organizaciones internacionales tienden a legitimar los acuerdos insuficientes, permitiendo la extensión del problema en el tiempo. Sin embargo, los actores estatales son los primeros responsables de la parálisis.
En cualquier caso, las organizaciones internacionales no pueden catalogarse como organismos débiles, tal como hace el realismo, ya que juegan un papel de relativa trascendencia. Tampoco se les puede otorgar la preeminencia que les atribuye el intergubernamentalismo liberal, ni siquiera en su papel instrumental, puesto que no son capaces de propiciar acuerdos de reducción de emisiones realmente eficaces y vinculantes.
Además, por ahora, tampoco tienen la capacidad punitiva para castigar a los actores que no cumplen con los compromisos y, de hecho, ni siquiera tienen medios coactivos para retener a los Estados que deciden desertar de los acuerdos firmados con anterioridad.
Tabla 1. 2
Características preponderantes en torno al cambio climático
Paradigma Realista Intergubernamental
liberal
Constructivista Estructuralista
Actores Estados
Ontología egoísta
Proceso interés racional
Sistema interrelación dominación
Inst. Internacionales Conectoras
Elaboración propia.
5 «Dado el impacto que el cambio climático tiene sobre los ecosistemas, es evidente que la subsistencia y el bienestar de quienes dependen de esos ecosistemas se encuentran amenazados. Esta vulnerabilidad es especialmente preocupante teniendo en cuenta que de los 1.200 millones de personas que viven con menos de 1 dólar al día, el 75%
habita y trabaja en zonas rurales de los países en desarrollo» (Dodman, Ayers y Huq 2009: 248).