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1
SON NUEVE
Nueve cicatrices para presumir, solo en el cuerpo
no echemos al espíritu en la cuenta mi piel es un mapa para no perderme
deslizo suaves mis dedos por los mismos extravíos
y regresan puntuales los momentos,
las heridas, el llanto, el miedo, las puntadas
esos hilvanes que me volvieron a remendar la fe.
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LA ENÉSIMA TEORÍA
Apuntalo nociones de mí misma durante el día
me río de ellas en las noches por lo bajo
Sentada a la mesa de la cocina junto al monstruo
endulzo mi café y lo observo
ese dolor inmenso alimentarse de mi espíritu
Hártate, le digo, de la deslealtad de la vida
ella consideró que yo merecía tenerte como amigo
Sáciate, es lo humano, mientras yo saco la olla de la hornilla
silva tu cantinela desgastada junto a esos necios grillos
Mañana con el alba romperé el ayuno y el silencio
e iniciaré puntual la enésima teoría.
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ASÍ SE SIENTE
Regresan por las noches los recuerdos imágenes dulces de la remota infancia clásicas lecturas para niños
que no son porque no pueden porque no sospechan
Animales sorprendidos en feroces trampas en los hierros dentados de impasibles fauces se escapan a la vida mordiéndose feroces una parte de sí mismos hasta liberar su cuerpo le dicen adiós a su manita
le lloran hasta luego a su patita
Así se siente inmolar el corazón en esta farsa dentellada de la vida
Así se siente
sacrificar las ilusiones y los sueños en los oscuros laberintos de mis venas.
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ESTA ES LA HISTORIA
de cuando el suspiro era suspiro y el beso, beso
y el agua, agua y la risa, risa y la ilusión, eso y nada más.
Y cómo la magia se volvió nube y la nube, llanto
y el llanto, suspiro y el suspiro, vida y la vida, asombro y mucho más.
Y donde los sueños regresaron a los libros y los conejos a los sombreros
y los cipreses a la semilla y el poema a la idea y yo a mi encuentro y nada más.
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AUTORRETRATO
Me cobijé en su casa una noche de lluvia
el piso de barro me infundió el calor de su hogar la serenidad regresó tibia en una taza de té me sosegó su ambiente de paz
y me pregunté seriamente mirándome al espejo cómo el reposo puede emanar
de esa tormenta mujer de poca fe.
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6
RELOJ
La voz de mi padre palpita para siempre en el segundero de su reloj
Le impone su ritmo sereno a mis tiempos convulsos Resuena con ecos azules y sosegados
mientras susurra su mensaje esencial a mi corazón cansado
Las palabras paternas y anheladas
esas que jamás volveré a escuchar
las escriben laboriosas breves manecillas doradas con la caligrafía del tiempo que se fue pero también que nos alcanza
Los eslabones rotos de una pulsera desgastada recuerdan la tibieza de su piel
y posponen la culpa de haber aprisionado al hombre en el torbellino de las horas, los minutos y los días de haberle impuesto un ritmo y un horario
desprovistos de paz y de misericordia una agenda sin espacio para que él y yo
alguna noche
tomados de las manos contáramos estrellas
Doce rayitas desalmadas llevan la cuenta de las faltas mas como dijo el sabio Principito
solo quien comprende la vida
es capaz de burlarse de sus números
Doce horas de silencio y doce horas de discernimiento
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las de ayer y las de ahora en que descubro en el eco de mi voz
pinceladas cristalinas de la suya Desde mis manos
el ojo de su reloj me escudriña
mientras yo habito el planeta lila de las incertidumbres Es tiempo de comprender, susurra,
tu tiempo de comprender tu tiempo
y luego vuelve a su indiferencia de cristal lacerado Su tictac en mis orejas mientras abraza mi cabeza
y besa mi niñez
me devuelve a las preguntas que me haré de él por siempre: le gustarían las mariposas
preferiría los nísperos a las mandarinas a qué le temería en medio de sus niñas noches Con su reloj ahora en mi muñeca
deambulo solitaria con mis propios pasos en otro tiempo, pero en el mismo tiempo
ese que regresa mientras me sostengo firme de su mano con los bolsillos colmados de guijarros y certezas
Con la visión de mi padre cabalgando los cometas recorro este bello aún
jardín de los senderos y de las encrucijadas en la ciudad de los murmullos en el país de las lágrimas.
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CARRUSEL
Muero cíclicamente y me levanto de las ruinas de mí misma
a transitar los extravíos de mi corazón los cataclismos se suceden se superan a sí mismos
replantean la vida y me llevan de vuelta a los primeros pasos a la humildad del tropiezo
a la conciencia de la imperfección.
Intencionales o fortuitas:
mis casi muertes me edifican de nuevo no obstante el dolor o mis miedos
la angustia por la que no puedo ser o las costras sobrepuestas de mis fracasos vitales.
Lo intento todo de nuevo armar el castillo de arena construir mi torre de naipes tejer mi tela de araña
soldar mi armazón de huesos sin más herramienta que la fuerza del deseo la punzada de la curiosidad o
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el sentimiento el peso muerto las ilusiones abortadas mi cuerpo
mi casa mi padre mi novela mis abuelos los hombres de mi vida
amores todos
que no volverán que ya solo viven en mí más allá de los sueños.
Y entonces aquí voy de nuevo quizá para renacer al asombro a la media noche y al silencio
a mi nocturno de Chopin a la posibilidad al cuaderno al mar a mí.
O a la muerte al fin.
Gloria Hernández Montes (Guatemala, 1960). Profesora universitaria en las áreas de idioma español, literatura y filosofía. Es miembro de número de la Academia Guatemalteca de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española. Se graduó como licenciada en Letras en la Universidad de San Carlos de Guatemala y obtuvo una maestría en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Rafael Landívar. Es miembro del grupo literario La casa del cuento. Ha impartido diversos talleres de escritura creativa y literatura infantil en Guatemala, El Salvador, Honduras y Estados Unidos. Ha sido catedrática en los departamentos de Letras y Filosofía de varias universidades de su país. Es miembro del Consejo Asesor para las Letras del Ministerio de Cultura y Deportes y de la Asociación Guatemalteca de Literatura Infantil y Juvenil. Además de varios libros de texto de idioma español y literatura, cuenta con 27 libros publicados en los géneros de poesía, novela, ensayo, cuento y literatura para niños. Ama la escritura, la música, la pintura, y el cultivo de orquídeas, pero, sobre todo, el encuentro con los participantes en los talleres de escritura creativa que imparte en la actualidad.