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Flujo y atascos de un medio granular en la descarga de un silo bidimensional

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Academic year: 2021

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(1)Universidad de Navarra Programa de Doctorado:. Inestabilidades en Sistemas Disipativos. Flujo y atascos de un medio granular en la descarga de un silo bidimensional. Álvaro Janda Galán.

(2) Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra ISBN 978-84-8081-371-6.

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(4) Universidad de Navarra Programa de Doctorado:. Inestabilidades en Sistemas Disipativos. Flujo y atascos de un medio granular en la descarga de un silo bidimensional. Memoria presentada por D. Álvaro Janda Galán dentro del Periodo de Investigación del Programa de Doctorado. El presente trabajo ha sido realizado bajo mi supervisión y estimo que puede ser presentado en calidad de “Memoria de investigación”. Pamplona, 1 de febrero de 2008. Dr. Diego Maza Ozcoidi.

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(6) Declaración: Por la presente yo, D. Álvaro Janda Galán, declaro que esta memoria es fruto de mi propio trabajo y que en mi conocimiento, no contiene ni material previamente publicado o escrito por otra persona, ni material que sustancialmente haya formado parte de los requerimientos para obtener cualquier otro título en cualquier centro de educación superior, excepto en los lugares del texto en los que se ha hecho referencia explícita a la fuente de la información. De igual manera, autorizo al Departamento de Física y Matemática Aplicada de la Universidad de Navarra, la distribución de esta memoria y, si procede, de la “fe de erratas” correspondiente por cualquier medio, sin perjuicio de los derechos de propiedad intelectual que me corresponden. Pamplona, 1 de febrero de 2008. D. Álvaro Janda Galán. c Álvaro Janda Galán. Derechos de edición, divulgación y publicación: c Departamento de Física y Matemática Aplicada, Universidad de Navarra.

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(8) Agradecimientos ´ En primer lugar me gustar´ıa agradecer a Diego Maza y Angel Garcimartin toda su ayuda y confianza en la realizaci´on de este trabajo. Al primero le debo el haber despertado mi inter´es por la f´ısica, y al segundo toda la paciencia que ha tenido y su gran inter´es por hacerme mejorar. Tambi´en agradezco a todos mis compa˜ neros “granulares” su compa˜ nerismo y ayuda en el d´ıa a d´ıa. Asimismo debo mencionar a todos los miembros del departamento: Pilar Ayucar, Roberto Ar´evalo, Sergio Ardanza, Jean Bragard, Javier Burguete, Maria Jes´ us Chasco, Pedro Elizalde, Jorge Elorza, Maxi Giuliani, Wenceslao Gonz´alez, H´ector Mancini, Cristian Mankoc, Iv´an Mart´ınez, Montserrat Miranda, Carmen Palacios, Mart´ın Pastor, Antonio Pel´aez, Alberto de la Torre, Gerard Vidal e Iker Zuriguel. A la Fundaci´on Ram´on Areces le agradezco las becas que me han concedido durante los a˜ nos 2006, 2007 y durante el presente a˜ no 2008. Deseo agradecer tambi´en al grupo de Physique et M´ecanique des Milieux H´et´erog`enes de la ESPCI de Par´ıs por su grata acogida durante mis estancia en su laboratorio. Especialmente me gustar´ıa a agradecer a Eric Cl´ement, Evelyne Kolb, Rim Haric, Pierre Cixous y Antoine Fourriere que hicieron que el tiempo que estuve all´ı fuese m´as agradable. Debo mencionar a mis amigos de Santo Domingo y Pamplona, que aunque directamente no hayan influido en este trabajo, s´ı que lo han hecho valiosamente de manera indirecta. Una menci´ on especial se merecen mis padres y mi hermana que siempre me han apoyado y se han sentido orgullosos de m´ı, aunque en ocasiones piensen que soy un “bicho raro”. Por u ´ltimo me gustar´ıa recordar a mis abuelos Luc´ıa y Paco, que aunque ya no est´en presentes s´e que si estuvieran se alegrar´ıan por su nieto..

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(10) ´Indice general 1. Introducci´ on 1.1. Rese˜ na hist´orica de la f´ısica de los medios granulares 1.2. Fracci´on de compactaci´on . . . . . . . . . . . . . . . 1.3. Presi´on ejercida por un medio granular . . . . . . . . 1.4. Probabilidad de atasco . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.5. Flujo a trav´es de un orificio . . . . . . . . . . . . . . 1.5.1. Fluctuaciones en el flujo . . . . . . . . . . . . 1.6. Objetivos de este estudio . . . . . . . . . . . . . . . . 2. Sistema Experimental 2.1. Silo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.2. Medio granular . . . . . . . . . . . . . . . . 2.3. Instrumentaci´on . . . . . . . . . . . . . . . . 2.3.1. Balanza . . . . . . . . . . . . . . . . 2.3.2. Medici´on de la duraci´on de avalancha 2.3.3. Sistema para restablecer el flujo . . . 2.4. Procedimiento experimental . . . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . .. . . . . . . .. 3. Resultados 3.1. Tama˜ nos de avalancha . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.1.1. Distribuci´on de los tama˜ nos de las avalanchas 3.1.2. Tama˜ no caracter´ıstico de avalancha . . . . . . 3.2. Di´ametro cr´ıtico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.3. Probabilidad de atasco . . . . . . . . . . . . . . . . . 3.4. Flujo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Conclusiones Bibliograf´ıa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . .. 1 2 3 4 5 9 11 12. . . . . . . .. 13 13 14 16 16 16 18 19. . . . . . .. 21 21 22 26 27 28 32 35 37.

(11) Cap´ıtulo 1 Introducci´ on Un medio granular es un conjunto de part´ıculas similares, cuyo comportamiento colectivo es muy diferente al de sus elementos por separado. La principal caracter´ıstica de estos materiales es que disipan r´apidamente la energ´ıa, debido al gran n´ umero de colisiones que se producen (especialmente en medios granulares densos). El tama˜ no de las part´ıculas que los componen puede abarcar varios ´ordenes de magnitud: desde mil´ımetros (granos de arena y trigo) hasta metros (coches y rocas). Cuando las part´ıculas son de tama˜ no menor que 0,3 mm se les denomina “polvos”, los cuales tienen propiedades espec´ıficas debido a que algunas fuerzas de contacto comienzan a ser de magnitud comparable al peso de los granos. Por otro lado, en el l´ımite superior no se suelen considerar como medios granulares sistemas de part´ıculas de m´as de varios metros, ya que ser´ıa complicado reunir suficientes elementos como para observar fen´omenos colectivos. Sin embargo, en la naturaleza se dan algunas de estas agrupaciones (los anillos de los planetas). Dependiendo de las condiciones experimentales, un medio granular puede comportarse de manera similar a un s´olido, un l´ıquido o un gas. En cambio, en ninguno de los casos su din´amica puede ser descrita rigurosamente mediante las leyes conocidas para esos tres estados de la materia. Esto es debido a que los granos contienen tal n´ umero de grados de libertad, que sus interacciones son en general irreversibles y adem´as fuertemente no lineales. Por ello, a pesar del gran n´ umero de investigaciones realizadas, a´ un muchos de sus comportamientos son enigm´aticos. Uno de los fen´omenos m´as peculiares de los medios granulares es la formaci´on de atascos o jamming en ingl´es. En nuestra vida cotidiana experimentamos que las cosas se atascan: embotellamientos de tr´afico, la sal obstruyendo los orificios de un salero, la gente intentando salir de un concierto por puertas que no son capaces de absorber un gran flujo de personas, . . . Pero adem´as, existen otros sistemas que experimentan atascos (emulsiones, suspensiones coloidales, estructuras v´ıtreas, formaci´on de espumas, . . . ). Todos estos sistemas presentan similitudes f´ısicas, de manera que se ha llegado a definir la transici´on por atasco (o jamming transition) como una transici´on de fase [1], y a estos sistemas se les engloba en una clase de materiales conocidos como materia fr´agil (fragile matter ) [2, 3]..

(12) 2. Introducci´ on. Por otro lado, la materia granular es empleada en muchos procesos industriales (de la construcci´on, alimenticia, farmac´eutica, del pl´astico, etc.). Un dato que demuestra la importancia de los materiales finamente divididos en la industria, es que un 10 % de toda la energ´ıa producida en el planeta se consume en el procesamiento de materias primas en forma de granulados [4]. En muchas ocasiones, estos materiales son almacenados en silos, de manera que posteriormente son descargados a trav´es de un orificio. Para poder controlar la cantidad dosificada es necesario conocer el flujo de descarga. Este aspecto ha sido ampliamente estudiado por ingenieros en el caso de orificios de tama˜ no grande comparado con el de las part´ıculas del medio granular. En cambio, para orificios de tama˜ no comparable al de los granos, no se ha realizado un estudio tan exhaustivo debido a la formaci´on de atascos que interrumpen el flujo. En este trabajo se ha estudiado el flujo y la probabilidad de atasco durante la descarga de un medio granular en un silo bidimensional con paredes transparentes. Esta geometr´ıa permite el seguimiento del movimiento de las part´ıculas en el interior del silo, aspecto que se piensa que se encuentra relacionado con el flujo de descarga. Adem´as, los resultados obtenidos son comparados con los correspondientes a estudios ya realizados tanto en sistemas experimentales bidimensionales, como tridimensionales. En esta introducci´on, tras un resumen de la evoluci´on hist´orica de la f´ısica de los medios granulares, se comentar´an algunas propiedades necesarias para comprender el trabajo realizado: el flujo y los atascos en la descarga de un silo bidimensional.. 1.1.. Rese˜ na hist´ orica de la f´ısica de los medios granulares. La primera observaci´on cient´ıfica sobre los medios granulares fue quiz´a la realizada por Lucrecio hacia el a˜ no 55 A.C., asemejando el flujo de semillas de adormidera con un fluido. Posteriormente, Leonardo da Vinci en el Renacimiento y Coulomb en el siglo XVIII, realizaron estudios sobre la fricci´on seca entre s´olidos. Este u ´ ltimo se interes´o por la estabilidad de estructuras arquitect´onicas, y propuso las llamadas leyes de Coulomb de la fricci´on seca entre s´olidos [5]. Otro aspecto que suscit´o inter´es en algunos investigadores fue el comportamiento de los materiales granulares vibrados. As´ı en 1780, E. Chladni observ´o diferentes comportamientos entre granos ligeros y pesados al ser vibrados. Sus observaciones dieron lugar a lo que hoy d´ıa se conocen como figuras complementarias de Chladni. M´as tarde, M. Faraday estudi´o la formaci´on de pilas de arena inducidas por vibraci´on [6]. Un fen´omeno que ha sido objeto de estudio es la distribuci´on de fuerzas en un material granular almacenado en un silo. I. Roberts observ´o que la presi´on en la base de.

(13) 1.2 Fracci´ on de compactaci´ on. 3. un silo satura cuando la altura de la capa granular es superior a dos veces su anchura [7]. Pocos a˜ nos despu´es H. Janssen explic´o esta saturaci´on mediante un modelo basado en un coeficiente, en el cual se describe el redireccionamineto de las fuerzas hacia las paredes [8]. En 1885, O. Reynolds tambi´en realiz´o una aportaci´on importante a la f´ısica de los medios granulares, enunciando el que hoy se conoce como Principio de dilatancia de Reynolds [9], en el cual se dice que para que un media granular fluya, tiene que dilatarse. Durante el siglo XX, el n´ umero de f´ısicos e ingenieros que se han interesado por la f´ısica de estos materiales tan peculiares ha ido en aumento; cabe destacar los nombres de R.A. Bagnold [10], con su estudio sobre la formaci´on de dunas en el desierto, y R.L. Brown & J.C. Richards [11], sobre el flujo de descarga de silos.. 1.2.. Fracci´ on de compactaci´ on. Al verter un medio granular dentro de un recipiente las part´ıculas se van acomodando hasta que se llega a una configuraci´on est´atica en la cual quedan huecos, por ello el volumen ocupado es superior a la suma de los vol´ umenes individuales de cada grano. El par´ametro que relaciona estos dos vol´ umenes se denomina fracci´on de compactaci´on, y se define como el cociente entre la suma de los vol´ umenes de las part´ıculas individuales Vr y el volumen aparente Va (volumen total incluyendo los huecos entre los granos): φ = VVar . En dos dimensiones, el empaquetamiento m´as denso posible para discos es φ = 0,907, que corresponde a una red triangular. Esta fracci´on de compactaci´on se consigue colocando los discos ordenadamente uno a uno. Colocando las part´ıculas de forma aleatoria, la mayor fracci´on de compactaci´on que se puede alcanzar es φ ≃ 0,82, que normalmente se denomina random close packing [12]. Por otro lado, el empaquetamiento menos denso al azar (random loose packing) es m´as dif´ıcil de definir, pero de los trabajos te´oricos parece deducirse un valor cercano a 0,78 [13]. Entre otros aspectos, la fracci´on de compactaci´on de un medio granular depende de la forma en que se depositen las part´ıculas. Si se hace r´apidamente, los granos no tienen tiempo para ordenarse, por lo que se forman arcos que dejan huecos en su interior, y como resultado se obtiene una fracci´on de compactaci´on baja. En cambio, si se depositan lentamente, las part´ıculas se ordenan de manera que los arcos que se forman constan de menor n´ umero de part´ıculas, dejando huecos m´as peque˜ nos, y por tanto se obtiene un mayor empaquetamiento. El cambio en la fracci´on de compactaci´on es el origen de un fen´omeno que se produce en los medios granulares, formulado en el principio de dilatancia de Reynolds [9]: “un medio granular altamente compactado en el interior de un envoltorio flexible incrementa su volumen cuando el envoltorio es deformado. Si el envoltorio es inextensible pero deformable, la configuraci´on del medio granular no se puede alterar a no ser que se rompa el envoltorio o se fracture el medio granular”. Es decir, un medio granular para fluir o reacomodarse debe dilatarse, disminuyendo as´ı su fracci´on de.

(14) 4. Introducci´ on. compactaci´on. Un ejemplo de este fen´omeno se puede observar al pasear por la orilla del mar. Cuando caminamos sobre la arena mojada, la zona de alrededor de nuestras pisadas sorprendentemente queda seca. Esto es debido a la presi´on ejercida por nuestros pies, la cual hace disminuir la fracci´on de compactaci´on de la arena, aumentando el tama˜ no de los huecos entre la part´ıculas. Estos huecos son ocupados por el agua de la superficie. Cuando cesa la presi´on, los granos se relajan, aumenta la fracci´on de compactaci´on y el agua vuelve a mojar la superficie. Un par´ametro equivalente a la fracci´on de compactaci´on es la densidad aparente (ρa ), que se obtiene al dividir la masa del medio granular entre el volumen total que ocupa (Va ). La densidad aparente se relaciona con la fracci´on de compactaci´on, φ, en funci´on de la densidad del material, ρ, mediante la siguiente ecuaci´on: ρa = φ ρ. 1.3.. (1.1). Presi´ on ejercida por un medio granular. Al aplicar una fuerza sobre un medio granular, ´esta no se propaga homog´eneamente por todo el medio. La presi´on se transmite a trav´es de las part´ıculas en contacto, defini´endose unos caminos que se denominan “cadenas de fuerza”.. Figura 1.1: En la figura se muestra como una fuerza no se propaga homog´eneamente en un medio granular. Debido a la birrefrigencia inducida por la presi´on, se observan brillantes las part´ıculas que sufren un mayor esfuerzo. Imagen obtenida por I. Zuriguel. Cuando se aplica una presi´on vertical (Pv ) sobre un medio granular, se genera una presi´on horizontal (Ph ) sobre las paredes. Se asume que estas dos presiones se encuentran relacionadas por una constante de proporcionalidad K, que depende de las caracter´ısticas del material [14]. Ph = K Pv. (1.2).

(15) 1.4 Probabilidad de atasco. 5. Como consecuencia de esta relaci´on, la presi´on en un medio granular no es de tipo hidrost´atico. El “efecto Janssen” describe esta propiedad [8]:“un medio granular en el interior de un recipiente ejerce una presi´on en la base que satura cuando el nivel de part´ıculas alcanza una determinada altura”.. Figura 1.2: Presi´on vertical en funci´on de la altura de la capa granular. La l´ınea discontinua vertical indica la presi´on l´ımite, Ps , mientras que la l´ınea de trazos representa la presi´on que ejercer´ıa un fluido. Figura obtenida de [4]. La altura del medio granular por encima de la cual la presi´on vertical satura depende de la anchura de la base del silo, de la constante de distribuci´on de fuerzas K, y del coeficiente de fricci´on est´atico del material granular µs . Hay que se˜ nalar que el coeficiente de fricci´on est´atico del medio granular es distinto al que normalmente se utiliza para la fricci´on entre dos cuerpos. En este u ´ ltimo caso, el coeficiente µs depende de la propiedades de la superficie de los materiales. En cambio, en el caso de los medios granulares, el coeficiente de fricci´on est´atico depende, adem´as, de su forma y de su tama˜ no.. 1.4.. Probabilidad de atasco. Una de las principales caracter´ısticas de los medios granulares es su capacidad para formar arcos, tambi´en llamados puentes o b´ovedas. Se puede definir arco como una estructura espacial de part´ıculas que se sostienen entre s´ı. Los distintos granos del arco se estabilizan mutuamente compensando las fuerzas. Si se elimina una part´ıcula del arco, ´este se desmorona debido a la acci´on de la gravedad. La formaci´on de puentes condiciona la configuraci´on del medio granular, y son responsables de muchas de sus propiedades. La cantidad y tama˜ no de los arcos influye en la fracci´on de compactaci´on, y en la propagaci´on no homog´enea de fuerzas. A su.

(16) 6. Introducci´ on. vez, son los causantes de uno de los problemas m´as importantes en la descarga de silos: los atascos.. Figura 1.3: Fotograf´ıa de un arco en el orificio de descarga del silo. En color rojo se han marcado las part´ıculas que forman parte del arco, el cual ha provocado un atasco.. Trabajos experimentales en sistemas bidimensionales Dentro de los trabajos experimentales realizados sobre la formaci´on de arcos, hay que destacar los realizados por K. To y sus colaboradores [15, 16, 17, 18]. En su primer trabajo midieron la probabilidad de atasco al descargar, a trav´es de un orificio, unos discos contenidos en una tolva bidimensional. El par´ametro estudiado fue J(D), que es la probabilidad de que se produzca un atasco antes de que hayan ca´ıdo los M discos contenidos en la tolva. En sus experiencias emplearon como m´aximo 700 discos. El par´ametro de control de este experimento es D, la relaci´on entre el tama˜ no del orificio (Do ) y el di´ametro de los discos (dp ): D = Do /dp. (1.3). Su primer resultado importante es que la probabilidad de atasco (J(D)) decrece al aumentar D. A su vez, los autores tambi´en muestran que para un mismo D, la probabilidad de atasco aumenta con el n´ umero de discos (M) contenidos en la tolva. Pero lo realmente novedoso es el modelo que proponen para definir la forma del arco que obstruye el orificio. Afirman que la l´ınea que une los centros de los discos que forman el arco, sigue un camino al azar con las restricciones de que el arco sea c´oncavo, y su tama˜ no sea igual o superior al tama˜ no del orificio. En un trabajo publicado por K. To en 2005 [18], se obtienen los histogramas de los tama˜ nos de avalancha para diferentes D. El tama˜ no de avalancha se define como el n´ umero de part´ıculas que atraviesan el orificio antes de que se produzca un atasco. A partir de estos histogramas se obtiene una funci´on de distribuci´on F (n), la cual representa la fracci´on de avalanchas con tama˜ no mayor o igual que n. Esta funci´on, que decae de manera exponencial con n, es relacionada con la probabilidad de atasco (J(D)), considerando el paso de estado “no atascado” a “atascado” como un proceso.

(17) 1.4 Probabilidad de atasco. 7. de Markov. As´ı, K. To propone la siguiente funci´on para ajustar la probabilidad de atasco: J(D) = 1 − e−(M −no )Ae. −BD 2. (1.4). donde A y B son par´ametros del ajuste, M es el n´ umero de discos contenidos en la tolva y no es el n´ umero de discos que caen antes de que se se alcance un flujo denso estable de part´ıculas.. M=200 M=400. J(D). J(D). M=700. (a). (b) D. D. Figura 1.4: Probabilidad de atasco en funci´on de D. (a) Los diferentes s´ımbolos representan distinto n´ umero de discos M empleados en las experiencias. (b) Los puntos representan los datos experimentales y la l´ınea continua el ajuste con la ecuaci´on 1.4. Figuras obtenidas de K. To [17, 18].. Trabajos experimentales en sistemas tridimensionales El estudio de la formaci´on de arcos en sistemas tridimensionales es mucho m´as complejo. A pesar de ello, existen trabajos en sistemas tridimensionales en los cuales se ha estudiado la estad´ıstica de los tama˜ nos de avalancha. I. Zuriguel et al. [19, 20], estudiaron la estad´ıstica de los tama˜ nos de avalancha en la descarga de un silo cil´ındrico de base plana. Al igual que en el caso de K. To, el par´ametro de control es D, la relaci´on de tama˜ nos del orificio y el di´ametro de las part´ıculas. Realizando t´ıpicamente 3000 experiencias para cada D, obtuvieron las distribuciones de los tama˜ nos de avalancha. Un aspecto importante que se concluye es que para avalanchas mayores que el tama˜ no de avalancha m´as probable, las distribuciones siguen un decaimiento exponencial (figura 1.5). Este comportamiento lo reproducen bas´andose en un modelo de percolaci´on unidimiensional. Para ello definen pD como la probabilidad que un grano atraviese un orificio de tama˜ no D, y por tanto (1 − pD ) la probabilidad de que lo atasque. A su vez, asumen el paso de las part´ıculas por el orificio como una sucesi´on de eventos independientes, y que pD permanece constante para los diferentes granos. As´ı, la probabilidad de obtener una avalancha de tama˜ no s es el resultado de multiplicar s veces.

(18) 8. Introducci´ on. la probabilidad de que un grano pase el orificio y una vez la probabilidad de que el grano atasque el orificio. Por tanto, la distribuci´on de tama˜ nos de las avalanchas, nD (s) viene dada por: nD (s) = (1 − pD )psD. (1.5). Aplicando logaritmos a ambos miembros de la ecuaci´on anterior: log(nD (s)) = s log(p) + log(1 − p). (1.6). Como se puede observar la ecuaci´on 1.5 reproduce perfectamente el decrecimiento exponencial de la distribuci´on de los tama˜ nos de avalancha, empleando como u ´ nico par´ametro pD .. (a). D. n (s). 0,04. 0,02. 0,00. 0. 50. 100. s. 150. 200. (b) -2. D. n (s). 10. -3. 10. 25. 50. 75. s. 100. 125. Figura 1.5: (a) Distribuci´on de tama˜ nos de avalancha s para D = 3. La l´ınea punteada marca el tama˜ no de avalancha m´as probable. (b)Igual que (a) pero en escala semilogar´ıtmica. La l´ınea continua es una gu´ıa para observar el decaimiento exponencial de la distribuci´on [20]..

(19) 1.5 Flujo a trav´ es de un orificio. 9. Otros resultados importantes de los trabajos realizados por I. Zuriguel et al. son la caracterizaci´on de los histogramas de los tama˜ nos de avalancha a partir de la avalancha media, as´ı como la existencia de un tama˜ no cr´ıtico de orificio Dc por encima del cual no se producen atascos. En relaci´on con este ultimo hecho, se muestra como la avalancha media diverge de forma potencial a medida que D se aproxima a Dc . Concretamente la expresi´on que se propone es: < s >=. A (Dc − D)γ. (1.7). 8. 10. 6. 4x10. 5. 10. 6. <s>. <s>. 3x10. 2. 10. 6. 2x10. -1. 10. 6. 0,5. 1x10. 1. 2. 3. 1/(D -D) c. 0 1. 2. 3. 4. 5. D. Figura 1.6: Divergencia de la avalancha media < s > con D. Los s´ımbolos  representan los puntos experimentales y la l´ınea continua es el ajuste con la ecuaci´on 1.7. En la figura insertada se representa en escala logar´ıtmica < s > vs 1/(Dc − D) [20].. 1.5.. Flujo a trav´ es de un orificio. El flujo de descarga en silos ha sido investigado ampliamente debido a sus numerosas aplicaciones en la industria. Dentro del silo, las part´ıculas descienden hac´ıa el orificio de salida debido a la acci´on de la gravedad. El caudal de descarga (W ) se define como la cantidad de masa que atraviesa el orificio por unidad de tiempo. Habitualmente se utiliza como magnitud an´aloga el n´ umero de part´ıculas que atraviesan el orificio (Wb ) por unidad de tiempo. El flujo de descarga ha sido estudiado principalmente por ingenieros. As´ı, en 1961, Beverloo y sus colaboradores [21] establecieron que el flujo medio de descarga a trav´es de un orificio debe ser proporcional a D elevado a 2,5. Esta relaci´on es f´acil de justificar: el caudal de descarga tiene que ser proporcional al ´area del orificio (A), y a la.

(20) 10. Introducci´ on. velocidad media vertical de las part´ıculas cuando atraviesan el orificio (vz ): W ∝ Avz . Los autores suponen que las part´ıculas caen libremente, partiendo del reposo, desde una altura H marcada por una b´oveda circular del mismo di´ametro que el orificio. Por tanto, en el orificio vz tiene que ser proporcional a D 1/2 . Teniendo en cuenta adem´as que A ∝ D 2 , se obtiene la “ley de Beverloo”, cuya expresi´on completa para el caudal en gramos por minuto es: √ W = Cρa (Do − kdp )2,5 g. (1.8). donde es ρa es la densidad aparente del material, Do y dp son los di´ametros del orificio y de las part´ıculas, y C y k son coeficientes emp´ıricos que dependen respectivamente del coeficiente de fricci´on y de la forma de las part´ıculas. Es de rese˜ nar que en la ecuaci´on 1.8 aparece Do − kdp en lugar de do. Esto se deber´ıa a la existencia de una zona contigua a los l´ımites del orificio, por la cual no fluyen part´ıculas. A partir de algunas observaciones experimentales, R.L. Brown & J.C. Richards [11] propusieron que un anillo contiguo al borde del orificio permanece constantemente atascado (“empty annulus”). Seg´ un estos autores, el di´ametro efectivo del orificio ser´ıa inferior a Do . Posteriormente, la relaci´on encontrada por Beverloo entre W y D, tambi´en fue obtenida por Al-Din y Gunn [22] mediante un anal´ısis dimensional. En 1997, Hirshfeld y sus colaboradores [23, 24] comprobaron num´ericamente la “ley de Beverloo” para un silo bidimensional. Obtuvieron que Wb es proporcional a D 1,5 , lo cual coincide con la ecuaci´on propuesta por Beverloo para sistemas bidimensionales, puesto que en este caso A ∝ D. Wb ∝ D 1,5. (1.9). En los trabajos citados anteriormente, hay que se˜ nalar que los autores hacen notar que el ajuste te´orico no corresponde con los resultados experimentales para D < 10. Adem´as, para D < 5 no se realizaron mediciones debido a que el flujo se interrump´ıa por la formaci´on de arcos que atascaban el orificio. Otro importante estudio experimental sobre el flujo de descarga de un medio granular a trav´es de un orificio, fue realizado por Nedderman y sus colaboradores en 1982 [25]. Bas´andose en observaciones emp´ıricas, obtuvieron las siguientes conclusiones: El caudal W es independiente de la altura de la capa granular h, siempre y cuando h > 2,5 ϕ, donde ϕ es el di´ametro del silo. Este resultado es esperable teniendo en cuenta, que seg´ un el ”efecto Janssen” la presi´on en la base del silo satura. El flujo de descarga es independiente de ϕ si se cumple que ϕ > 2,5 Do y ϕ > Do + 30 dp . Esto significa que si la anchura del silo cumple las condiciones indicadas, el caudal es independiente de las condiciones de borde..

(21) 1.5 Flujo a trav´ es de un orificio. 11. Figura 1.7: Flujo (en n´ umero de part´ıculas por unidad de tiempo) en funci´on de di´ametro del orificio de salida. Los puntos son resultados obtenidos de simulaciones y la l´ınea es un ajuste de la ley de Beverloo para tres dimensiones. Figura obtenida de [24].. 1.5.1.. Fluctuaciones en el flujo. Es posible que el flujo de un medio granular a trav´es de un orificio se encuentre condicionado por la formaci´on de atascos parciales. Se piensa que estos sucesos tienen lugar debido a la formaci´on de arcos que no son lo suficientemente estables para aguantar el peso de los granos superiores, o por la formaci´on de puentes que bloquean s´olo una regi´on del orificio. Por tanto, cuando se forma un atasco parcial, el flujo se detiene moment´aneamente, o bien u ´ nicamente se interrumpe en una zona del orificio. Como consecuencia de la formaci´on de atascos parciales, aparecen oscilaciones en el flujo, tal y como observaron A. Medina y sus colaboradores en la descarga de un silo bidimensional [26]. Anteriormente la existencia de oscilaciones en el flujo ya hab´ıa sido descrita por D.C. Hong [27] en simulaciones y por R.L. Brown & J.C. Richards [11] en experimentos. En un trabajo realizado por E. Longhi y N. Easwar [28], se estudi´o la presi´on en las paredes laterales al descargar un tolva bidimensional. Encontraron que al acercarse a valores de D para los que se producen atascos, la distribuciones de probabilidad de la presi´on en la pared lateral de la tolva tienden asint´oticamente a una ley de potencias en D. A su vez observaron, que aunque no se interrumpa el flujo, existen cadenas de fuerza desde la paredes hacia el centro. Estas cadenas de fuerza podr´ıan considerarse atascos parciales, puesto que ralentizan el flujo de descarga..

(22) 12. 1.6.. Introducci´ on. Objetivos de este estudio. A continuaci´on se exponen las razones de construir un silo bidimensional, as´ı como los aspectos que se han estudiado, y los que quedan para un futuro pr´oximo. La principal raz´on de construir un silo bidimensional estriba en que debido a la geometr´ıa del experimento, se tiene acceso visual al movimiento de las part´ıculas durante la descarga. De esta manera, se pueden implementar distintos sistemas de adquisici´on de im´agenes, que nos permiten obtener una gran cantidad de informaci´on sobre el proceso. En el caso de silos tridimensionales, u ´ nicamente se pueden observar las part´ıculas en las paredes o en la superficie. Para poder realizar mediciones del movimiento en el interior del silo, son necesarias t´ecnicas complejas y de alto coste (microtomograf´ıa de rayos X [29] o tomograf´ıa de positrones). Las mediciones b´asicas que se han realizado han sido: tama˜ no de avalancha (n´ umero de part´ıculas que caen entre dos atascos consecutivos) y duraci´on de avalancha (tiempo durante el que han ca´ıdo part´ıculas). Adem´as de estas mediciones, tambi´en se han llevado a cabo filmaciones de las part´ıculas durante la descarga. A partir de las mediciones obtenidas se han estudiado los siguientes aspectos: Estad´ıstica de los tama˜ nos de avalancha: Estudio y caracterizaci´on de la distribuci´on de tama˜ nos de avalancha. Probabilidad de atasco. Existencia o no de un tama˜ no cr´ıtico de orificio (por encima del cual no se producen atascos). Flujo de descarga resuelto en el tiempo: Estudio del flujo estacionario (flujo medio de diferentes avalanchas en funci´on de D). Estudio de las fluctuaciones del flujo dentro de una misma avalancha. Fluctuaciones de la densidad del material granular durante la descarga. Difusi´on de las part´ıculas en el interior del silo..

(23) Cap´ıtulo 2 Sistema Experimental Como se mencion´o anteriormente, el objetivo del experimento es estudiar el flujo y los atascos en la descarga de un medio granular a trav´es de un orificio. Para ello se ha construido un silo bidimensional con un orificio de tama˜ no variable en su base. Esta geometr´ıa nos permite tener acceso visual al movimiento de las part´ıculas durante la descarga. Las mediciones b´asicas que se han realizado son el tama˜ no y duraci´on de las avalanchas, entendiendo por avalancha la descarga de material que se produce entre dos atascos consecutivos. Como par´ametro de control se ha empleado D, el tama˜ no del orificio Do de la base del silo escalado con el di´ametro de las part´ıculas dp . D=. Do dp. (2.1). El material granular empleado son part´ıculas esf´ericas id´enticas de acero inoxidable, las cuales se descargan del silo a trav´es de la abertura de la base. Las part´ıculas que caen se recogen en una caja situada debajo de la salida, sobre una balanza. Si el tama˜ no de D no es lo suficientemente grande, el flujo se interrumpe debido a la formaci´on de un arco en el orificio. Este arco sostiene el peso del resto de material granular, produciendo un atasco. Pasado un tiempo prudencial, se restablece el flujo de descarga aplicando en el orificio un chorro de aire a presi´on. A continuaci´on se describe el montaje del sistema experimental, as´ı como la instrumentaci´on empleada y el protocolo de medida que se ha seguido para realizar las diferentes mediciones.. 2.1.. Silo. La base del silo es un placa de hierro anonizado, en la cual se ha maquinado una gu´ıa donde se colocan enfrentadas dos piezas de acero inoxidable que conforman la base del silo (figura 2.1). El hueco que delimitan las dos piezas tiene forma de cuchilla, de manera que la distancia entre los cantos define el tama˜ no del orifico Do . Esta forma de las piezas se ha elegido para que las part´ıculas s´olo se puedan atascar en la parte superior del orificio. Estas dos piezas se pueden desplazar a lo largo de la gu´ıa de manera que se puede variar la distancia entre ellas y por tanto D. Una vez.

(24) 14. Sistema Experimental. elegido el tama˜ no de orificio las piezas quedan fijadas mediante dos tornillos roscados por debajo de la base del silo.. Do. Figura 2.1: Base del silo con la gu´ıa donde se colocan las piezas que definen el orificio de salida. Do es el tama˜ no del orificio. Sobre la base se apoyan dos vidrios id´enticos de dimensiones 800 × 350 mm. Estos vidrios se encuentran enfrentados y separados entre s´ı por dos galgas de acero inoxidable de espesor 1,10 ± 0,01 mm. Las galgas forman las paredes laterales del silo, de manera que la separaci´on entre ellas define su anchura. En todas las experiencias la anchura del silo ha sido 20,0 cm, con el fin de que el flujo de descarga sea independiente de las condiciones de borde [25]. Uno de los vidrios se encuentra fijado a la base mediante dos escuadras de hierro. Para fijar el otro vidrio se emplean pinzas de presi´on, de manera que atrapan a los dos cristales. Para introducir de una forma sencilla el material granular en el silo, y agilizar en la medida de lo posible el proceso de recarga, se emplea una tolva de acero inoxidable. La tolva se encuentra acoplada a la parte superior de los vidrios, de manera que la abertura de la tolva coincide con el espacio que queda entre los vidrios. En la figura 2.2 se muestra una fotograf´ıa del silo. Un aspecto necesario de aclarar es que se habla de silo en el sentido estricto, en ning´ un caso se ha trabajado con tolvas. En el caso de una tolva, la base sobre la que se sustenta el material granular no es plana, sino que las paredes contiguas al orifico de salida tienen un ´angulo determinado con la horizontal distinto de cero. Por lo tanto, se podr´ıa definir un silo como una tolva en la cual el ´angulo respecto a la horizontal es cero.. 2.2.. Medio granular. Como medio granular se han empleado esferas de acero inoxidable INOX 420, de 1,00 ± 0,01 mm de di´ametro y 4,00 ± 0,01 mg de masa. Si tenemos en cuenta que la separaci´on entre los vidrios es 1,10 ± 0,01 mm, el espesor de la capa granular dentro.

(25) 2.2 Medio granular. Tolva. 15. Vidrio. Pinza de presión. Galgas. Fibra óptica Electroválvula. Caja. Base del silo. Balanza. Figura 2.2: Fotograf´ıa del sistema experimental.

(26) 16. Sistema Experimental. del silo es un 10 % superior al di´ametro de part´ıcula, siendo 0,005 mm la m´axima superposici´on vertical entre dos part´ıculas. Por tanto, es razonable asumir que el silo es bidimensional.. Figura 2.3: Esquema de la superposici´on entre dos part´ıculas en el interior del silo.. 2.3.. Instrumentaci´ on. A continuaci´on se describen brevemente los instrumentos utilizados para automatizar la adquisici´on de datos. Todos los instrumentos son controlados mediante un ordenador, en el que tambi´en se almacenan los datos.. 2.3.1.. Balanza. Para la medici´on de la masa de part´ıculas descargadas se han empleado dos balanzas diferentes. En el caso de orificios de peque˜ no tama˜ no, se ha empleado una balanza AND GX-400, con una capacidad de 410 g y una resoluci´on de ±0,001 g. Esta resoluci´on permite mantener un error relativo aceptable para avalanchas de peque˜ no tama˜ no, las cuales son m´as frecuentes en aberturas peque˜ nas. Para tama˜ nos de orificio grandes, se ha empleado una balanza AND GX-4000, de 4100 g de rango y ±0,01 g de resoluci´on. Esta elecci´on se debe a que en el caso de orificios suficientemente grandes, el tama˜ no de avalancha puede llegar a superar los 400 g, y por tanto es necesario una balanza con mayor fondo de escala.. 2.3.2.. Medici´ on de la duraci´ on de avalancha. Para medir la duraci´on de las avalanchas se ha empleado un fotodetector Omron E3S-X3 CB4 y fibra ´optica E32-TC200. Atravesando las piezas que conforman la base del silo, se disponen enfrentadas dos fibras ´opticas (figura 2.4). De una de ellas sale un haz de luz que es recogido por la otra fibra ´optica, y conducido hasta el fotodetector. Cuando una part´ıcula atraviesa el orificio, el haz de luz es interrumpido y no alcanza la fibra conectada al fotodetector. Eso queda registrado en la se˜ nal de salida del fotodetector. Debido al peque˜ no tama˜ no de las part´ıculas, para ser capaces.

(27) 2.3 Instrumentaci´ on. 17. Haz de luz. Al fotodetector. Figura 2.4: Esquema de la posici´on de las fibras ´opticas en las piezas que definen el orificio del silo. de detectar su paso a trav´es del orifico se tuvo que achicar el haz de luz de salida de la fibra ´optica. Para ello en los orificios de la base del silo, por los cuales asoman las fibras ´opticas, se pegaron dos l´aminas de papel de cobre. A dichas l´aminas se les realiz´o un peque˜ no agujero de manera que quedasen alineados, y que as´ı el haz de luz que atraviesa justo por debajo del orificio del silo, fuese lo suficientemente estrecho como para que el paso de una bola lo interrumpiese por completo. Gracias a esta reducci´on del haz es posible detectar cuando una part´ıcula atraviesa el orificio. Se realizan mediciones del voltaje de salida del fotodetector desde antes de iniciarse una avalancha, hasta pasado un tiempo prudencial tras haber finalizado la misma. Para ello se emplea un digitalizador HP E1326B con una frecuencia de muestreo de 10 kHz. Finalmente, se localiza el instante en el que ha ocurrido la primera y la ultima ca´ıda de voltaje, de manera que el lapso entre esos dos sucesos define la duraci´on de la avalancha. El tiempo de respuesta del fotodetector empleado es de 1 ms, gracias al cual se obtiene una alta resoluci´on en la medici´on del tiempo.. V. t duración de la avalancha. Figura 2.5: Se˜ nal del voltaje de salida del fotodetector durante una avalancha. Las ca´ıdas de voltaje corresponden a momentos en los cuales hay part´ıculas atravesando el orificio. En l´ınea de trazos se ha se˜ nalado el principio y el fin de la avalancha. En la figura 2.5 se muestra una se˜ nal recogida del fotodetector durante una avalancha. Las ca´ıdas de voltaje corresponden a momentos en los que hay part´ıculas atravesando el orificio. Como se puede observar, estas ca´ıdas de voltaje no tienen la misma duraci´on, ni tienen una frecuencia asociada, siendo una prueba de la existencia.

(28) 18. Sistema Experimental. de fluctuaciones en el flujo de descarga durante una avalancha.. 2.3.3.. Sistema para restablecer el flujo. Cuando el tama˜ no del orificio no es lo suficientemente grande, el flujo se interrumpe debido a la formaci´on de arcos sobre el orificio. Pasado un tiempo prudencial, se deshace el atasco aplicando desde abajo un chorro de aire a presi´on dirigido hacia el orificio. As´ı se consigue eliminar el arco, y se restablece el flujo de descarga. Este m´etodo ha sido elegido por su alta reproducibilidad y por la escasa perturbaci´on que provoca en el medio granular, pues apenas si altera la fracci´on de compactaci´on. En la industria se suelen emplear otros m´etodos para eliminar los atascos, pero tienen el inconveniente de no ser reproducibles (golpe cerca del orificio), o bien alterar la fracci´on de compactaci´on (vibraci´on)[30]. El aire comprimido se transporta por un tubo de acero por debajo de la base del silo, y es aplicado en el orificio a trav´es de una boquilla de tefl´on. El tiempo durante el que se aplica el aire se controla mediante la apertura y el cierre de una electrov´alvula SMC SY5120-6LOU-01F-Q gobernada por el ordenador. El tiempo de soplado es de 400 ms y la presi´on del aire de 4 atm. En un trabajo anterior realizado en un silo cil´ındrico se muestra que el tiempo y la presi´on con las que se aplique el aire, apenas si influye en el proceso de descarga del material [20].. S F E C. A B. GPIB. 11.03 V. D. PC. Figura 2.6: Esquema del sistema experimental. S, silo; A, soplador; D, digitalizador; C, c´amara de alta velocidad; E, electrov´alvula; F, fotodetector; B,balanza; PC, ordenador..

(29) 2.4 Procedimiento experimental. 2.4.. 19. Procedimiento experimental. Todos los instrumentos se˜ nalados en la secci´on anterior se conectaron al ordenador mediante puertos serie y GPIB. El objetivo es conseguir automatizar el experimento para poder realizar un gran n´ umero de mediciones. A continuaci´on se describe el diagrama de flujo del programa escrito en HP VEE: Se elimina el atasco soplando un chorro de aire a presi´on dirigido desde abajo al centro del orificio. Para ello, con un interruptor del mult´ımetro se abre la electrov´alvula. Una vez cesa el chorro de aire, el digitalizador comienza a recoger mediciones de voltaje de la se˜ nal de salida del fotodetector. Para saber cu´ando ha finalizado la avalancha se recogen mediciones de la balanza en intervalos de 1,5 s. Cuando tres mediciones consecutivas coinciden, se considera finalizada la avalancha. Una vez terminada la avalancha, se descargan al ordenador las mediciones de voltaje y la masa registrada por la balanza. Con estas mediciones se calcula la duraci´on y el tama˜ no de la avalancha (n´ umero de part´ıculas). Estos dos datos se almacenan en un archivo en el ordenador. El proceso se repite de nuevo. Cuando la masa de material granular descargado supera un cierto l´ımite, el programa se detiene. Este l´ımite es elegido para que la altura del material no descienda de 3 veces la anchura del silo, o bien para que no se supere el peso m´aximo permitido por la balanza. En ambos casos, se retira el material ca´ıdo sobre la balanza y se recarga el silo..

(30) 20. Sistema Experimental. Soplar en el orificio. Iniciar digitalizador. Medición de masa. Medición de masa2. ¿masa=masa2?. NO NO. SÍ. ¿se supera el peso máximo?. Medición de masa3. ¿masa2=masa3?. Recargar el silo. SÍ. NO. SÍ. Finalizar digitalizador Calcular la duración de avalancha Guardar tamaño y duración de la avalancha Figura 2.7: Diagrama de flujo del protocolo seguido para la realizaci´on de las mediciones..

(31) Cap´ıtulo 3 Resultados A continuaci´on se mostrar´an los principales resultados obtenidos. En primer lugar se describir´a la distribuci´on de los tama˜ nos de avalancha, as´ı como se mostrar´a la existencia de un tama˜ no cr´ıtico del orificio de salida, por encima del cual el flujo no se interrumpe. Estos mismos datos se expondr´an de un modo alternativo empleando la probabilidad de atasco, para la cual se propone un expresi´on. Finalmente se mostrar´an las mediciones del flujo a trav´es del orificio, as´ı como un factor de correcci´on de la ley de Beverloo para orificios peque˜ nos.. 3.1.. Tama˜ nos de avalancha. En primer lugar, se ha realizado una estad´ıstica del tama˜ no de las avalanchas, s, definido como el n´ umero de part´ıculas que caen del silo entre dos atascos sucesivos. En la figura 3.1 se muestran los diferentes tama˜ nos de las avalanchas sucesivas obtenidas para un determinado valor de D. (a). 100. (b). 100. 60. s. s. 80 10. 40 20 0 0. 1000. 2000 n. 3000. 1 0. 1000. 2000 n. 3000. Figura 3.1: (a) Tama˜ no de las avalanchas sucesivas obtenidas para D = 2,51. En el eje de abscisas se indica la posici´on correlativa n de cada avalancha y en el eje de ordenadas el n´ umero s de part´ıculas que han ca´ıdo. (b) Los mismos datos en escala semilogar´ıtmica. Como se puede observar, la distribuci´on de tama˜ nos de avalancha es muy grande,.

(32) 22. Resultados 100. (a). 100. (b). 60. sn+1. sn+1. 80 10. 40 20 0 0. 20. 40. 60. sn. 80. 100. 1 1. 10 sn. 100. Figura 3.2: Diagrama de primer retorno del tama˜ no de las avalanchas para D = 2,51. Se representa el tama˜ no de una avalancha (sn+1 ) frente a la avalancha anterior (sn ). (a) escala lineal. (b) escala logar´ıtmica llegando a abarcar los valores de s hasta dos ´ordenes de magnitud. Es interesante saber si existe alguna correlaci´on entre los diferentes tama˜ nos de avalancha. Para ello, se ha realizado un diagrama de primer retorno (figura 3.2), y se ha calculado la funci´on de autocorrelaci´on (figura 3.3). En el diagrama de primer retorno se representa el tama˜ no de una determinada avalancha frente al tama˜ no de la avalancha inmediatamente anterior. Debido a que las avalanchas peque˜ nas son mucho m´as probables que las de tama˜ no grande, de la gr´afica 3.2(a) no es f´acil apreciar si existe o no correlaci´on. Por ello, se han representado los mismos datos en escala logar´ıtmica (figura 3.2(b)). En este segundo gr´afico se observa una nube de puntos homog´eneamente distribuidos, lo cual es un indicador de la ausencia de correlaci´on entre los tama˜ nos de las avalanchas sucesivas. En la figura 3.3 se ha representado las funciones de autocorrelaci´on (Rh ) de los tama˜ nos de avalancha (rojo), y de una serie de n´ umeros aleatorios con distribuci´on logar´ıtmica normal (azul). Como se puede observar, ambas funciones de autocorrelaci´on decrecen de la misma manera, sin aparecer ning´ un pico indicativo de la existencia de correlaci´on.. 3.1.1.. Distribuci´ on de los tama˜ nos de las avalanchas. A continuaci´on se describe la distribuci´on de los tama˜ nos de las avalanchas. Para ello se han realizado histogramas que representan las densidades de probabilidad de s para cada orificio. Para la realizaci´on de cada uno de ellos se han empleado las mediciones de al menos 3000 avalanchas. El n´ umero y rango de las barras de los histogramas depende de la avalancha m´axima obtenida (smax ). Si smax es inferior a 100 part´ıculas, la anchura de las barras es de una part´ıcula. En cambio, si la avalancha m´as grande supera las 100 part´ıculas, el intervalo es de varias part´ıculas. En estos casos se elige una anchura que corresponda a un n´ umero entero de part´ıculas, de ma-.

(33) 3.1 Tama˜ nos de avalancha. 23. 4. R(k). 3. 2. 1. 0. 0. 2000. 4000 k. 6000. 8000. Figura 3.3: Funci´on de autocorrelaci´on de los tama˜ nos de las avalanchas para D = 2,51 (rojo), junto a la correspondiente para un serie de n´ umeros aleatorios con distribuci´on logar´ıtmica normal (azul). nera que el n´ umero de barras no sea superior a 100. Una vez seleccionada la anchura de las divisiones se cuenta el n´ umero de avalanchas registradas en cada intervalo. De esta manera se obtiene un histograma como el de la figura 3.4. Con el fin de encontrar una funci´on de densidad de probabilidad de los tama˜ nos de avalanchas, se normaliza el histograma (figura 3.5). En el histograma se pueden diferenciar dos zonas delimitadas por el tama˜ no de avalancha m´as probable (sM ). Para tama˜ nos de avalancha superiores a sM , la probabilidad nD (s) disminuye con s. En cambio, la probabilidad en el intervalo [0, sM ] aumenta con s. Este tipo de distribuciones se han observado tambi´en en la distribuci´on de fuerzas en un medio granular [31, 32], as´ı como en los tama˜ nos de avalancha de un silo tridimensional [19, 20]. Decaimiento exponencial Para avalanchas mayores que la moda, la distribuci´on de avalanchas nD (s) parece decrecer de forma exponencial. Este hecho se puede corroborar observando la figura 3.6, en la cual se ha representado el histograma de la figura 3.5 en escala semilogar´ıtmica. En trazo discontinuo se ha dibujado una l´ınea recta que se ajusta a los puntos del histograma para s > sM , lo que nos indica que efectivamente la funci´on de densidad de.

(34) 24. Resultados. N u´mero de avalanchas. 500 400 300 200 100 0. 0. 20. 40 s. 60. 80. Figura 3.4: Histograma del tama˜ no de avalanchas para D = 2,51. En este caso debido a que el mayor tama˜ no de avalancha es menor que 100, la anchura de las barras es la unidad.. 0.08. nD (s). 0.06. 0.04. 0.02. 0. 0. 20. 40 s. 60. 80. Figura 3.5: Probabilidad de encontrar una avalancha de tama˜ no s para D = 2,51. Este histograma se ha obtenido a partir de la figura 3.4 normalizando el ´area bajo los puntos a la unidad. La l´ınea de trazos indica el tama˜ no de avalancha m´as probable (sM )..

(35) 3.1 Tama˜ nos de avalancha. 25. 10−1. nD (s). 10−2. 10−3. 0. 20. 40 s. 60. 80. Figura 3.6: Distribuci´on de la densidad de probabilidad de los tama˜ nos de avalancha en escala semilogar´ıtmica para D = 2,51. La recta de trazos sirve de gu´ıa para observar el comportamiento del histograma a partir de sM .. probabilidad decae exponencialmente. Este comportamiento se ha observado en todos los histogramas independientemente del tama˜ no de orificio. Lo u ´ nico que var´ıa para los diferentes D es el valor del par´ametro caracter´ıstico de la funci´on exponencial. Al aumentar D el decrecimiento exponencial es menos pronunciado, lo cual es razonable porque cuanto mayor es el orificio m´as probables son las avalanchas grandes. Este comportamiento tambi´en fue observado en los trabajos realizados por I. Zuriguel et al. [19, 20]. Como se mencion´o en la secci´on 1.4, en [20] se propone un modelo percolativo unidimensional para explicar esta zona del histograma, empleando como u ´ nico par´ametro pD , la probabilidad de que una part´ıculas atreviese un orificio de tama˜ no D.. nD (s) = (1 − pD ) psD. (3.1). Aplicando logaritmos en ambos miembros de la ecuaci´on 3.7, se observa que el modelo reproduce el decaimiento exponencial siguiendo log(nD (s)) una relaci´on lineal con s, con pendiente log(pD ). Por tanto, podemos concluir que el modelo propuesto es v´alido tanto para el caso tridimensional como para el bidimensional, variando u ´ nicamente el valor pD dependiendo de la dimensionalidad del sistema. Este hecho es una evidencia de que los mecanismos f´ısicos que forman los arcos, en tres y dos dimensiones, son los mismos..

(36) 26. Resultados. Avalanchas peque˜ nas Para avalanchas menores que sM , la probabilidad crece con s. En esta parte del histograma no resulta f´acil establecer cu´al es el comportamiento de la funci´on de densidad de probabilidad. Esto se debe a que el n´ umero de puntos del que se dispone en esta zona no es suficiente para realizar un buen ajuste. Cuando el tama˜ no de orificio es grande, tal que la moda sea muy superior a cero, el n´ umero de avalanchas medidas no es suficiente para que se pueda tomar una anchura de intervalo lo suficientemente peque˜ na y as´ı tener bastantes puntos en esta primera parte del histograma. Como se comenta en [20], esta parte del histograma es probable que se encuentre influenciada por el m´etodo que se emplea para deshacer el atasco. Al soplar en el orificio se genera un estado transitorio en el flujo de part´ıculas, en el cual la densidad es menor que una vez alcanzado el flujo estacionario, y por tanto la probabilidad de que se forme un arco en el orifico es menor.. 3.1.2.. Tama˜ no caracter´ıstico de avalancha. Una vez obtenidas las distribuciones de los tama˜ nos de avalanchas para los diferentes D, es interesante saber si existe un par´ametro caracter´ıstico de los histogramas. Lo que se pretende es encontrar una variable con la cual escalen los diferentes histogramas, de manera que todos ellos queden definidos con un solo n´ umero. Se ha elegido el tama˜ no de avalancha media < s >, el cual se define como:. < s >=. NT X n=1. NT. s (3.2). siendo NT el n´ umero de avalanchas registradas para un determinado D. De este modo, los tama˜ nos de avalancha que llamaremos “reducidos”, se obtienen dividiendo los valores de s entre la avalancha media de cada histograma. En otros trabajos anteriores ya se hab´ıa empleado < s > como par´ametro caracter´ıstico [19, 20, 31]. Los histogramas reducidos obtenidos para D desde 1,53 hasta 4,80 se muestran en la figura 3.7. En el caso de orificios peque˜ nos, para s < sM se observan diferencias significativas entre los puntos. En cambio, para orificios grandes los histogramas se reducen a uno en todo el rango de valores de s. Esto se debe a que para D grandes, la gran mayor´ıa de avalanchas tienen valores de s > sM , y por lo tanto, el peso de la region del histograma s < sM es mucho menor que el peso de la cola exponencial. En cambio, cuando D es peque˜ no el n´ umero de avalanchas en ambas zonas del histograma no difiere tanto. En general, se puede considerar que el par´ametro caracter´ıstico de las distribuciones es el tama˜ no de avalancha media < s >. En resumen, se han diferenciado dos zonas en la funci´on de densidad de probabilidad. Para s menores que la moda la probabilidad aumenta con el tama˜ no de avalancha, mientras que para s > sM decae exponencialmente con s. Este comportamiento se ha observado para todos los valores de D, pudi´endose caracterizar cada histograma.

(37) 3.2 Di´ ametro cr´ıtico. 27. D D D D D D D D. n(s). 100. = 1,53 = 2,17 = 2,51 = 3,02 = 3,52 = 4,12 = 4,36 = 4,80. 10−1. 10−2. 0. 1. 2. 4 3 s/ < s >. 5. 6. 7. Figura 3.7: Histogramas para diferentes tama˜ nos de orificio, escalados con su correspondiente avalancha media. mediante el tama˜ no de avalancha media < s >. A su vez, se ha comprobado que la distribuci´on de probabilidad de los tama˜ nos de avalancha se puede explicar con un modelo percolativo unidimensional [19, 20], propuesto en un trabajo anterior para el caso de un silo tridimensional.. 3.2.. Di´ ametro cr´ıtico. Una cuesti´on importante es saber si existe un tama˜ no de orificio por encima del cual no se produzcan atascos. Este hecho puede entenderse en cierta manera como una transici´on de fase entre un estado “atascado” y un estado “no atascado”, que tiene lugar para una determinada apertura de orificio Dc . Un indicio de la existencia de tal transici´on de fase es la divergencia de una magnitud siguiendo una ley de potencias a medida que el par´ametro de control se aproxima a su valor cr´ıtico. En la figura 3.8 se han representado los valores experimentales de < s > frente D. Estos puntos se ajustan empleando la siguiente expresi´on [20]: < s >=. C (Dc − D)γ. (3.3). Aplicando logaritmos a ambos miembros de la ecuaci´on se obtiene: log < s > = log C − γ log (Dc − D). (3.4). donde C es una constante del ajuste, Dc es el di´ametro cr´ıtico, y γ es el exponente con el que diverge la ley de potencias. La ecuaci´on 3.4 nos indica que existe una relaci´on lineal entre log < s > y log(Dc − D). Esta linealidad se puede observar en la.

(38) 28. Resultados. figura 3.9. Realizando el ajuste de los datos experimentales de < s > con dicha ecuaci´on, los valores de los par´ametros de ajuste obtenidos son C = 1,1 × 1011 ± 0,1 × 1011 ; Dc = 8,5 ± 0,1 y γ = 12,7 ± 0,1. ×105. 2.5 2. <s>. 1.5 1 0.5 0 1. 2. 3. 4. 5. 6. D Figura 3.8: Representaci´on de la avalancha media < s > frente a tama˜ no del orificio D. Del ajuste realizado empleando la ecuaci´on 3.3, es de destacar el elevado valor que se obtiene para el exponente γ. En un trabajo experimental realizado por K. To [18], se emplea la misma ecuaci´on para realizar el ajuste obteni´endose Dc = 9,09 y γ = 11,2. Estos valores obtenidos por K. To difieren ligeramente de los obtenidos en este trabajo debido a las diferentes condiciones experimentales: K. To utiliza discos en una tolva bidimensional, mientras que aqu´ı se emplean part´ıculas esf´ericas en un silo bidimensional.. 3.3.. Probabilidad de atasco. La probabilidad de atasco JN (D) se define como la probabilidad de que se produzca un atasco antes de que N part´ıculas pasen a trav´es de un orificio de tama˜ no D. A partir de los datos obtenidos de la estad´ıstica de los tama˜ nos de avalancha, se calcula la probabilidad de atasco para un determinado N y D como: Avalanchas de tama˜ no s < N (3.5) N u´mero total de avalanchas A su vez, a partir de la distribuci´on de tama˜ nos de avalancha nD (s), se puede definir JN (D) como: JN (D) =.

(39) 3.3 Probabilidad de atasco. 29. 12. log < s >. 10 8 6 4 2 0. 1. 1.2. 1.4 1.6 log(Dc − D). 1.8. 2. Figura 3.9: Representaci´on de la relaci´on lineal entre log < s > y log (Dc − D) .. JN (D) = 1 −. ∞ X. nD (s). (3.6). s=N. Anteriormente en la secci´on 3.1.1 se mostr´o un modelo propuesto por I. Zuriguel [20] que reproduce la distribuci´on de tama˜ nos de avalancha nD (s), empleando como u ´ nico par´ametro la probabilidad de paso de las part´ıculas a trav´es del orificio pD . Dicho modelo es v´alido para valores de s mayores que la moda (sM ), aumentando el rango de valores s para los que es v´alido a medida que aumenta D. nD (s) = (1 − pD ) psD. (3.7). Se puede probar que el momento n-´esimo de dicha distribuci´on (ecuaci´on 3.7) viene dado por: < sn >= (1 − pD ) (pD. ∂ n ) (1 − pD )−1 ∂pD. (3.8). y en particular, el primer momento es la avalancha media < s > de la distribuci´on, la cual se relaciona con pD como: < s >=. pD ⇒ pD = (1+ < s >−1 )−1 1 − pD. (3.9). Sustituyendo el modelo descrito en la ecuaci´on 3.6 se obtiene: −N ln(1+<s> JN (D) = 1 − pN D = 1−e. −1 ). → 1 − e−N/<s>. (3.10).

(40) 30. Resultados. donde en el u ´ ltimo paso se ha supuesto que < s > es mucho mayor que la unidad. Para obtener una expresi´on de JN (D) falta sustituir < s > por la ecuaci´on 3.3, de manera que finalmente se obtiene la siguiente ecuaci´on que predice la probabilidad de atasco en funci´on de D y N: γ /A. JN (D) = 1 − e−N (Dc −D). (3.11). En la figura 3.10, se muestra para los diferentes D la probabilidad de que se produzca un atasco antes de que caigan 1000 part´ıculas. Para orificios peque˜ nos J1000 es cercano a la unidad, lo que quiere decir que casi siempre se produce un atasco antes de que caigan 1000 part´ıculas. En cambio, para D mayores la probabilidad de atasco comienza a disminuir, llegando a ser pr´acticamente nula para D ≥ 5,6. En la gr´afica 3.11 se han representado las probabilidades de atasco para diferentes N en funci´on de D. En l´ınea continua se ha representado la probabilidad de atasco que predice la ecuaci´on 3.11 empleando para los par´ametros los valores obtenidos en el ajuste de la secci´on 3.2.. 1. J1000 (D). 0.8 0.6 0.4 0.2 0 0. 1. 2. 3. 4 D. 5. 6. 7. 8. Figura 3.10: J1000 (D), probabilidad de que se produzca un atasco antes de que caigan 1000 part´ıculas en funci´on de D. La l´ınea continua representa los valores que predice la ecuaci´on 3.11 con A = 1,1 × 1011 , γ = 12,7 y Dc = 8,5. En la gr´afica 3.11 se puede observar como la ecuaci´on 3.11 reproduce correctamente los valores experimentales para los distintos N, excepto cuando N es peque˜ no. Este hecho se debe a que para el caso de N peque˜ nos nos encontramos en la zona del histograma de valores de s menores que sM , en la cual el modelo 3.7 no reproduce la distribuci´on de tama˜ nos de avalancha. En cambio, a medida que aumenta N nos vamos desplazando hacia valores de s mayores, de manera que si N > sM nos encontramos en la zona de decaimiento exponencial del histograma donde el modelo.

(41) 3.3 Probabilidad de atasco. 31. 1. JN (D). 0.8 0.6 0.4 0.2 0 0. 1. 2. 3. 4 D. 5. 6. 7. 8. Figura 3.11: Probabilidad de que se produzca un atasco antes de que caigan N part´ıculas en funci´on de D. Las distintas curvas corresponden a diferentes N: de izquierda a derecha N = 5, 10, 20, 50, 100, 200, 500, 103 , 2 × 103 , 5 × 103 , 104 , 2 × 104 , 5 × 104 , 105 , 2 × 105 y 5 × 105. En l´ınea continua se representan los valores predichos por la ecuaci´on 3.11 siendo A = 1,1 × 1011 , γ = 12,7 y Dc = 8,5. es v´alido, y por tanto la ecuaci´on 3.11 predice correctamente la probabilidad de atasco. En cuanto a la forma de las curvas representadas en la figura 3.11, cabe destacar que todas tienen un comportamiento similar. Un aspecto interesante es que al aumentar el valor de N, el cambio brusco de la pendiente de la funci´on 3.11 es m´as pronunciado. Este hecho est´a de acuerdo con la existencia de un di´ametro cr´ıtico, de manera que al aumentar N aumenta la pendiente, llegando a ser infinita en el caso hipot´etico que N = ∞: es decir, obtendr´ıamos una funci´on escal´on. Para D < Dc siempre se producir´ıa un atasco antes de que caigan infinitas part´ıculas (J∞ (D) = 1) y para D > Dc nunca se producir´ıa un atasco (J∞ (D) = 0). Una consecuencia de la expresi´on propuesta para predecir JN (D), es que una representaci´on de JN (D) frente a la variable escalada x ≡ N(Dc − D)γ /A para diferentes valores de N colapsa a una curva universal, concretamente 1−e−x (figura 3.12). En la secci´on 1.4 se coment´o que en un trabajo anterior realizado por K. To [18] se propon´ıa la siguiente ecuaci´on para predecir la probabilidad de atasco: J(D) = 1 − e−(M −no )Ae. −BD 2. (3.12). Si se compara esta expresi´on con la propuesta en este trabajo se puede observar como en el caso de la ecuaci´on que propone K. To, J(D) es distinta de cero para todo valor finito de D, siendo nula u ´ nicamente cuando D → ∞. Este hecho es contrario.

(42) 32. Resultados 1 0.8. J(x). 0.6 0.4 0.2 0 0.0001. 0,01. 1. 100. 10000. x Figura 3.12: Representaci´on de la probabilidad de atasco JN (D) frente a la variable escalada x ≡ N(Dc −D)γ /A, siendo A = 1,1×1011 , γ = 12,7 y Dc = 8,5. La l´ınea azul continua es el ajuste previsto por la ecuaci´on propuesta en este trabajo. Los s´ımbolos representan los datos experimentales desde N = 5 hasta N = 5 × 105 . a la existencia de un tama˜ no cr´ıtico de orificio, de manera que independientemente del valor de D siempre se producir´ıa un atasco en un tiempo finito. Sin embargo, la ecuaci´on propuesta en este trabajo tiene en cuenta la existencia de un Dc por encima del cual la probabilidad de atasco es nula. A pesar de esta diferencia entre ambas ecuaciones, para el rango de valores de D que se han estudiado los resultados son cualitativamente similares en ambos casos, existiendo u ´ nicamente diferencias cuantitativas debido a las diferentes condiciones experimentales.. 3.4.. Flujo. En esta secci´on se exponen los resultados obtenidos referentes al flujo de descarga del material granular en funci´on del tama˜ no de orificio. Como se indic´o en la cap´ıtulo 2, adem´as del n´ umero de part´ıculas que caen tambi´en se mide el tiempo que dura la avalancha. Con estas dos mediciones se obtiene el flujo medio de descarga, que no es sino el n´ umero de part´ıculas que caen por unidad de tiempo < Wb >. Calculando el flujo para un gran n´ umero de avalanchas se obtiene con una alta precisi´on el flujo medio de descarga para diferentes D. Con estos datos se trata de obtener una relaci´on entre el flujo de descarga y el tama˜ no de orificio. En la secci´on 1.5 se explic´o la ley propuesta por Beverloo (ecuaci´on 1.8): √ W = Cρa (Do − kdp )2,5 g. (3.13).

(43) 3.4 Flujo. 33. en la cual aparecen dos coeficientes emp´ıricos, k y C que se determinan experimentalmente y dependen de las propiedades de los granos y del silo. Esta ley ha sido probada en diversos trabajos, pero en todos los casos el rango de valores explorados de D no supera una d´ecada. Sin embargo, en nuestros experimentos en la descarga de un silo en tres dimensiones [33], se ha obtenido el flujo medio para tama˜ nos de orificio desde 1,5 a 100 veces el di´ametro de las part´ıculas. Al ajustar estos datos experimentales con la ecuaci´on 1.8, el ajuste que se obtiene no es satisfactorio para valores grandes de D. Como se ha se˜ nalado anteriormente, en la ley de Beverloo aparece k como un par´ametro libre sin justificar. El significado y origen de este par´ametro ha suscitado mucha controversia, siendo la interpretaci´on de Brown & Richards la m´as aceptada. Dichos autores afirman que los centros de la part´ıculas no pueden aproximarse al borde del orificio a una distancia menor que k dp /2, por lo que los centros de las part´ıculas deben pasar a trav´es de un orificio de di´ametro efectivo Do − k dp . En la literatura se le asigna a k un valor comprendido en un rango de 1 < k < 3, dependiendo de las propiedades de las part´ıculas y del silo. Sin embargo, Zhang y Rudolph [34] afirman que el u ´ nico valor razonable para k ser´ıa 1. Esta afirmaci´on es coherente debido a que debe existir flujo hasta Do = dp . As´ı, la ley de Beverloo empleando el di´ametro adimensional D es: Wb = C ′ (D − 1)2,5 (3.14) que en el caso bidimensional, el exponente 2,5 pasa a ser 1,5. Al ajustar los datos experimentales en tres dimensiones con la ecuaci´on 3.14, se observa que la ley de Beverloo con k = 1 sobreestima el flujo para valores peque˜ nos de D. Con el fin de estudiar la discrepancia entre el flujo medido experimentalmente Wm y el predicho por la ley de Beverloo Wp , se calcula el cociente ∆ = Wm /Wp , de manera que los datos se ajustan a la siguiente funci´on [33]: 1 ∆ = 1 − e−b(D−1) 2. (3.15). Por tanto, la ley modificada que se propone para el flujo medio de descarga no es sino la ley de Beverloo incluyendo el factor de correcci´on ∆, que en el caso de un silo bidimensional es la siguiente:   1 −b·(D−1) ′ Wb = C 1 − e (D − 1)3/2 (3.16) 2 En la figura 3.13 se ha representado el flujo medio en funci´on de D. Los c´ırculos representan los datos experimentales obtenidos con el sistema que se describe en este trabajo (silo bidimensional), y los cuadrados son datos obtenidos por R. Ar´evalo mediante simulaciones de din´amica molecular para la descarga de un silo bidimensional [33]. A su vez, se han representado los ajustes empleando las ecuaciones 3.16 (l´ınea cont´ınua) y 3.14 (l´ınea de trazos). A pesar de que el intervalo de valores de D es peque˜ no, se puede observar como la ley de Beverloo (l´ınea de trazos) sobreestima el.

(44) 34. Resultados. flujo para D < 10. Para observar una mayor diferencia entre ambas leyes ser´ıa necesario estudiar un rango m´as amplio de D, lo cual s´olo se ha llevado a cabo en un silo tridimensional.. Wb (#/s). 104. 103. 102. 100. 101 D. Figura 3.13: Flujo de descarga en funci´on de D en escala logar´ıtmica. Los c´ırculos son los datos experimentales, los cuadrados son datos obtenidos por R. Ar´evalo mediante simulaciones de din´amica molecular [33]. La l´ınea continua y la l´ınea de trazos son los ajustes empleando las ecuaciones 3.16 (C ′ = 99,0 y b = 0,437) y 3.14 (Wb = 102,2(D − 1)3/2 )..

(45) Cap´ıtulo 4 Conclusiones En este cap´ıtulo se van a resumir las conclusiones parciales que se han obtenido del trabajo realizado. A su vez, se propondr´an algunos aspectos de inter´es para futuras investigaciones. a) El primer resultado rese˜ nable es que en la descarga de un silo bidimensional, el par´ametro de control es la relaci´on entre los tama˜ nos del orificio y de las part´ıculas. Este resultado est´a en acuerdo con los obtenidos en otros trabajos en silos tridimensionales [19, 20]. b) Se ha encontrado que el tama˜ no de avalanchas sucesivas no se encuentra correlacionado. Este resultado ha sido mostrado mediante la realizaci´on de un diagrama de primer retorno, en el cual los puntos aparecen homog´eneamente distribuidos, y la ausencia de picos en la funci´on de autocorrelaci´on. Para un mismo tama˜ no de orificio, los diferentes tama˜ nos de avalancha difieren en gran cuant´ıa. c) En el histograma o distribuci´on de los tama˜ nos de avalancha se han diferenciado dos regiones con diferente comportamiento. Cuando el tama˜ no de la avalancha es menor que la moda, la probabilidad crece de un modo que no se ha podido determinar debido a la falta de resoluci´on. En cambio, cuando el tama˜ no de las avalanchas es mayor que la moda, la probabilidad decrece exponencialmente. Esta parte del histograma se puede explicar mediante un modelo ya propuesto para la descarga de un silo tridimensional [19, 20], basado en que la probabilidad de que un grano pase a trav´es del orificio permanece constante en el tiempo. d) Si se divide el tama˜ no de avalancha por el tama˜ no de avalancha media, todos los histogramas independientemente del tama˜ no del orificio se reducen a uno. Por tanto se puede afirmar que el par´ametro caracter´ıstico de los histogramas es su avalancha media < s >. e) Estos resultados han sido comparados con un trabajo similar realizado con un silo tridimensional [19, 20]. La forma funcional de los histogramas no cambia en el silo bidimensional, u ´ nicamente los valores de las constantes var´ıan con la dimen-.

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