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Señor, Padre santo, tú que invitas a todos los fieles a

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Academic year: 2021

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(1)

Eucaristía Vocacional

“Antes de formarte en el vientre te elegí”

(Jer. 1, 5)

del amor de Dios”. Especialmente, pidamos que haya jóvenes valientes que se entreguen desinteresadamente al servicio del Reino a través del sacerdocio, de la vida consagrada salesiana y del compromiso laical.

Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:

En el nombre del Padre y del Hijo

y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:

Amén.

SALUDO INICIAL

ACTO PENITENCIAL

El sacerdote invita a los fieles al arrepentimiento: Se hace una breve pausa en silencio.

Después, todos hacen la confesión de sus pecados:

Yo confieso ante Dios todo poderoso, y ante ustedes herma-nos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

El Sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

Todos. Amén

ORACIÓN COLECTA

S

eñor, Padre santo, tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación particular llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:

Amén

RITOS INICIALES

Monición de Entrada

Sean todos bienvenidos y bienvenidas a esta celebración. En el día de hoy queremos que esta eucaristía nos ayude a dar gracias a Dios por la vocación de cada uno de nosotros. Y, a su vez, le pedimos que mande operarios a su mies. Porque el Señor cuenta con cada uno de nosotros para construir su Reino y anunciar que Él es el Señor de la vida, por eso a todos da una vocación.

Partiendo de la misión que desea confiarnos, pidámosle, a través de esta Eucaristía, que todos los que formamos la Iglesia y la familia salesiana descubramos cuál es nuestra forma de ser, en palabras de Don Bosco, “signos y portadores

(2)

LITURGIA DE LA PALABRA

Monición a las Lecturas

En la primera lectura, tomada del profeta Jeremías, se nos invita a confiar en Dios que a todos da una vocación, y a no tener miedo para poder ir donde Él nos envíe. El salmo nos mueve en esa misma dirección, para estar abiertos a realizar la voluntad del Señor. Por último, Marcos, en el Evangelio, nos ilumina para revisar la calidad de tierra que es nuestro corazón, capaz de acoger la llamada de la palabra que nos invita para dar una respuesta.

PRIMERA LECTURA

Adonde yo te envíe, irás.

Dios llama, capacita para la misión y garantiza su asistencia eficaz y constante; el hombre debe responder con la fe y la Disponibilidad.

Lectura del Profeta Jeremías

1, 4-9.

Recibí esta palabra del Señor:

-Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.

Yo repuse:

-¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un mucha-cho.

El Señor me contestó: -No digas “soy un muchacho”,

Que a donde yo te envíe, iras, y lo que te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.

El señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: -Mira: yo pongo mis palabras en tu boca.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

del Salmo 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10. 12

(R.: 8a y 9a)

R/ Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R/

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» R/

Como está escrito en mi libro: «Para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero,

y llevo tu ley en las entrañas. R/ He proclamado tu salvación

ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R/

Tú, Señor, no me cierres tus entrañas, que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre. R/

Monición al Evangelio

En el evangelio se expresa la generosidad y abundancia con que el sembrador esparce la semilla, esa palabra es para todos, todos somos llamados a una vocación, solo quien la acoge descubrirá su misión y dará mucho fruto. Escuchemos.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R. Aleluya, aleluya.

La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R. Aleluya

EVANGELIO

Salió el sembrador a sembrar.

Sembrar es educar con amor y servir con desinterés a los más pequeños, es un camino eminente para lograr la santidad en el Reino de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según San Marcos

4, 1-9

E

n aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago, y se reunió una muchedumbre tan grande, que Jesús tuvo que subir en una barca; ahí se sentó, mien-tras la gente estaba en tierra, junto a la orilla. Les estuvo enseñando muchas cosas con parábolas y les decía: “Escuchen. Salió el sembrador a sembrar. Cuando iba sem-brando, unos granos cayeron en la vereda; vinieron los pája-ros y se los comieron. Otpája-ros cayeron en terreno pedregoso, donde apenas había tierra; como la tierra no era profunda, las plantas brotaron enseguida; pero cuando salió el sol, se quemaron, y por falta de raíz, se secaron. Otros granos cayeron entre espinas; las espinas crecieron, ahogaron las plantas y no las dejaron madurar. Finalmente, los otros gra-nos cayeron en tierra buena; las plantas fueron brotando y creciendo y produjeron el treinta, el sesenta o el ciento por uno”. Y añadió Jesús: “El que tenga oídos para oír, que oiga”.

(3)

HOMILÍA

PLEGARIA UNIVERSAL

El sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.

G

uiados por el Evangelio de Jesús, que sigue vivo, in-voquemos al Señor, que nos enriquece con la fuerza del Espíritu.

R. Roguemos al Señor.

1. Para que el Papa, los obispos y toda la iglesia realicen su misión evangelizadora en el medio del mundo.

Roguemos al Señor.

2. Para que los pueblos y naciones luchen por los valores del Evangelio, que traen la paz, la justicia y verdadera libertad. Roguemos al Señor.

3. Para que los sacerdotes y personas consagradas anun-cien con ilusión el Evangelio de Jesús en el Mundo.

Roguemos al Señor.

4. Para que siempre haya corazones jóvenes que estén dispuestos a seguir llamada de Dios y dedicar su vida, como Jesús, los profetas y los apóstoles, al servicio de sus hermanos los hombres, siendo testigos de la espe-ranza. Roguemos al Señor.

5. Para que los hogares cristianos se sientan testigos del Evangelio y fomenten la vocación cristiana de sus hijos.

Roguemos al Señor.

6. Para que cada parroquia se comprometa a ser comuni-dad evangelizadora y siembre con valentía la llamada de Cristo entre sus miembros. Roguemos al Señor. 7. Para que todos los que están aquí reunidos seamos responsables de anunciar a Jesucristo y animemos a quienes deciden consagrarse al servicio del Evangelio.

Roguemos al Señor.

Sacerdote:

S

eñor, que has sembrado la esperanza de tu pueblo, concede generosidad y fidelidad a los que llamas a ser hermanos entre los hermanos y testigos de ti, que eres nuestra esperanza, para que al responder al amor de tu gracia, colaboremos para que venga y crezca el reino de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:

Amén

LITURGIA EUCARÍSTICA

PRESENTACIÓN DE LOS DONES

INVITACIÓN A LA ORACIÓN

El sacerdote, de pie en el centro del altar y de cara al pueblo, ex-tendiendo y juntando las manos, dice:

Oren hermanos para que este sacrificio mío y de ustedes, sea agradable a Dios Padre, Todopoderoso.

El pueblo responde:

El Señor reciba de tus manos este sacrificio para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su Santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

R

ecibe complacido, Padre santo, los dones que te pre-sentamos, y concede una vida de comunión fraterna y en libertad de espíritu a cuantos se han propuesto seguir con alegría a tu Hijo por la senda difícil de la perfec-ción. Por Jesucristo nuestro Señor.

El pueblo responde:

Amén

PREFACIO

Dios guía a su Iglesia por el camino de salvación

La siguiente forma de esta Plegaria eucarística puede usarse convenientemente con los formularios de las Misas, por ejemplo, por la Iglesia, por las vocaciones a las sagradas Órdenes, por los laicos, por la familia, por los religiosos, por las vocaciones a la vida religiosa, para pedir la caridad, por los familiares y amigos, para dar gracias a Dios.

V. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor. V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

CP

E

n verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación,

darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,

(4)

Porque no abandonas nunca la obra de tu sabiduría sino que obras con tu providencia en medio de nosotros.

Guiaste a tu pueblo Israel por el desierto

con mano poderosa y brazo extendido; ahora acompañas a tu Iglesia,

peregrina en el mundo,

con la fuerza constante del Espíritu Santo y la conduces por el camino de la vida temporal

hacia el gozo eterno de tu reino, por Cristo, Señor nuestro. Por eso, también nosotros,

con los ángeles y los santos, cantamos el himno de tu gloria, diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo.

Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

2. El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CP

S

anto eres en verdad y digno de gloria, Dios que amas a los hombres,

que siempre estás con ellos en el camino de la vida. Bendito es, en verdad, tu Hijo,

que está presente en medio de nosotros cuando somos congregados por su amor, y como hizo en otro tiempo con sus discípulos, nos explica las Escrituras

y parte para nosotros el pan.

3. Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofren-das, dice:

CC

P

or eso te rogamos, Padre misericordioso, que envíes tu Espíritu Santo

para que santifique estos dones de pan y vino,

Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:

de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y + la Sangre

Junta las manos.

de Jesucristo, nuestro Señor.

4. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor deben pro-nunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la natura-leza de las mismas palabras.

El cual, la víspera de su Pasión, en la noche de la Última Cena,

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan,

te bendijo, lo partió

y se lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO,

QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión.

5. Después prosigue:

Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó el cáliz, te dio gracias

y lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.

TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,

PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA

POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión

6. Luego dice una de las siguientes fórmulas:

CP

Éste es el Misterio de la fe.

O bien:

Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

(5)

O bien:

CP

Éste es el Misterio de la fe. Cristo nos redimió.

Y el pueblo prosigue, aclamando:

Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz,

anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.

O bien:

CP

Éste es el Misterio de la fe, Cristo se entregó por nosotros.

Y el pueblo prosigue, aclamando:

Salvador del mundo, sálvanos,

que nos has liberado por tu cruz y resurrección.

7. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CC

P

or eso, Padre Santo,

al celebrar el memorial de Cristo, tu Hijo, nuestro Salvador,

al que condujiste por su pasión y muerte en cruz a la gloria de la resurrección,

y lo sentaste a tu derecha, anunciamos la obra de tu amor, hasta que él venga,

y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de bendición. Mira con bondad la ofrenda de tu Iglesia,

en la que se hace presente el sacrificio pascual de Cristo que se nos ha confiado,

y concédenos, por la fuerza del Espíritu de tu amor, ser contados ahora y por siempre

entre en número de los miembros de tu Hijo, cuyo Cuerpo y Sangre comulgamos.

C1

F

ortalécenos en la unidad, Señor,

a los que hemos sido invitados a tu mesa:

para que, con nuestro Papa N., y nuestro Obispo N., con todos los obispos, presbíteros y diáconos,

y todo tu pueblo,

caminemos por tus sendas en la fe y la esperanza, y manifestemos al mundo la alegría y la confianza. C2

A

cuérdate de nuestros hermanos (N. y N.), que se durmieron en la paz de Cristo, y de todos los difuntos,

cuya fe sólo tú conociste:

admítelos a contemplar la luz de tu rostro y dales la plenitud de la vida en la resurrección. Y, terminada nuestra peregrinación por este mundo, concédenos, también,

llegar a la morada eterna

donde viviremos siempre contigo

y allí, con santa María, la Virgen Madre de Dios, con los apóstoles y los mártires,

con san N. (santo del día o patrono) y en comunión con todos los santos, te alabaremos y te glorificaremos

Junta las manos.

por Jesucristo, Señor nuestro.

8. Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva, y dice:

CP o CC

P

or Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria

por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:

Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN

Una vez dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas dice:

F

ieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

Extiende las manos y, junto al pueblo, continúa:

P

adre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.

(6)

www.salesianoscentroamerica.org/pastoral-vocacional

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:

L

íbranos de todos los males, Señor,

y concédenos la paz en nuestros días, para que ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado

y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro salvador Jesucristo.

Junta las manos

El pueblo concluye la oración, aclamando:

Tuyo es el reino,

tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:

S

eñor Jesucristo,

que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy” no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia

y conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.

Junta las manos

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:

Amén

El sacerdote, extiendo y juntando las manos, añade:

L

a paz del Señor este siempre con ustedes.

El pueblo responde:

Y con su espíritu.

Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:

D

émonos fraternalmente un saludo de paz.

COMUNIÓN

RITO DE CONCLUSIÓN

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNION

El sacerdote, con los brazos extendidos, pronuncia la siguiente oración:

T

e rogamos, Señor, que des fuerza a tus hijos con estos alimentos celestiales, para que, manteniéndose fieles a su vocación evangélica, sean en todas partes la imagen viva de tu Hijo. él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:

Amén

CONCLUSIÓN

E

l Señor esté con ustedes.

El pueblo responde:

Y con su espíritu.

Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo + y Espíritu Santo,

descienda sobre ustedes. R. Amén

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