SOBRE EL CONOCIMIENTO Y LA CIENCIA
Están sucediendo acontecimientos sobre la faz de la tierra, que nos obligan a una reflexión profunda para poder averiguar que enfermedad
está sufriendo el planeta, que tan de cerca está afectando a todos los reinos naturales que habitan en él, incluido el hombre y su comportamiento muchas veces irracional.
La devastación de dichos reinos naturales está claramente identificado con los sucesos que mueve cada horizonte natural.
Por unos lugares la tierra pierde sus flujos y por otros, en cambio, estos son excesivos originando una ruptura entre los sistemas que forman el conjunto de los seres vivos que se han de desarrollar pacífica y serenamente en su ambiente adecuado por la propia naturaleza.
Las relaciones que han de establecer entre si, han de reunir las cualidades necesarias para que los factores físico-‐ químicos del ecosistema, tanto orgánicos como inorgánicos que forman la base para el desarrollo de la vida estén de acuerdo.
Pero en la actualidad parece como si estuviesen en una lucha sin cuartel, y los que forman parte del suelo, de las aguas y de la atmósfera, guerrearan con la luz, la temperatura, la presión, etc., rompiendo con el acuerdo establecido para que las relaciones que ya había, y que constituían el medio adecuado para la existencia de todo el conjunto hubiesen desaparecido, surgiendo en su lugar el desacuerdo que se manifiesta en la devastación de la vida, tanto a nivel humano como animal, vegetal y mineral, perdiendo la realidad de las cosas, pues la lucha no es solo de lo visible, también lo es con lo invisible, (con esas
partículas que todo lo vivo intercambian y hacen que las relaciones se manifiesten en un equilibrio perfecto dando el esplendor de una mano protectora que las cuida y vela por todo lo creado) y lo
conocido con lo desconocido originando unos nuevos factores que el hombre actual ha de poner al descubierto si quiere sobrevivir con el medio físico que reúna las condiciones adecuadas para favorecer la vida y desarrollo de las especies.
Como ya hemos dicho, visibles porque lo captan los órganos de los sentidos, e invisibles porque sabiendo que existen, si se quieren apreciar se han de utilizar los aparatos adecuados que amplíen los horizontes de los sentidos. Tanto en el exterior o ambiente como en el espacio interior de los cuerpos de todas
las cosas, para que los organismos reúnan las condiciones apropiadas donde el mundo celular se desarrolle sanamente, sin agresiones por parte de otros micro organismos, firmando un tratado donde el equilibrio se mantenga estable, y así evitar las devastaciones que, a la larga, no han de favorecer a ninguna.
El planteamiento del conocimiento y de la ciencia ha de ser correlativo, porque el conocimiento en si mismo abarca el saber en toda su totalidad; mientras que la ciencia está sujeta a una realidad parcelada ya que nunca se sabe el todo de las cosas, y es que la ciencia esta atada a las
necesidades humanas. De la suerte de la ciencia depende la realidad del hombre.
Para que la ciencia actúe es necesario que sucedan las cosas dentro del parcialismo que da el marco de la experiencia, porque los hechos han sucedido, provocando la variación de los diferentes estados de excitación del campo
de los sucesos, marcando un hecho concreto que da un fruto, donde es necesario su estudio dentro del espacio y en el tiempo oportuno, que dará el resultado preciso para la mejora del servicio que la ciencia ha de prestar a la humanidad.
El desacuerdo que existe en la tierra y lo que forma su conciencia provoca un estado psicosomático que repercute en todos sus reinos, eleva la tensión y provoca las interacciones entre sus fuerzas desequilibrando su estado natural. Por eso afecta a todo y a todos.
Estos acontecimientos invitan a meditar sobre la manera de cómo se
comporta la realidad autentica que marca los conflictos actuales: guerras dentro de los propios países con las consiguientes
destrucciones entre los hombres, incluso de las propias familias, razas, ideologías y religiones.
En el marco de la política, el conflicto por la pugna del poder ha roto los cauces naturales que establecen lo moral, la ética y la estética, dando como resultado la propagación de un terrorismo ciego, donde los políticos y los estados participan
sin escrúpulos y donde los conocimientos de los pueblos y la ciudadanía queda relegado a un tercer, sexto o noveno puesto, engañando las urnas con los discursos cuajados de mentiras, abusos de poder y la hipocresía de querer
convencer de que, si los votan, van a arreglar el mundo sabiendo que ni siquiera son capaces de arreglar lo que se mueve entre las paredes de su domicilio porque la palabra hogar la desconocen. No ha de extrañar ver a políticos y gente relacionada con los poderes públicos abusar de sus influencias, cerrar “garitos” para uso y disfrute personal, utilizar mujeres, incluso niñas o niños sometidas/os a la voluntad de los poderosos, cubriendo sus vergüenzas con una capa plomiza donde nadie pueda acceder a su viciada existencia; pero que la raja cuyo propio egoísmo ha originado sobre su capa de plomo para estirarla y ampliar lo máximo posible su campo de acción deja al descubierto sus desvergüenzas y a pesar de que ellos siguen haciendo fechorías, creyendo que siguen quedando ocultas, no quieren ver que están a la vista de
todos y que aún no queriendo mirar es tan evidente la desvergüenza, que no deja a nadie indiferente. Muchas veces los propios compañeros se sienten incapacitados para disculparlos, porque no hay fórmula que inventar para hacerlo.
La usura de algunos provoca la miseria de muchos y así un largo etc. de acontecimientos que marcan la locura en
que está siendo envuelta la razón humana.
Los acontecimientos establecen un termino genérico para designar una nueva vía de comunicación, y ésta es la defensa que establece la unión. Y surgen sobre la Tierra los virus conocidos y desconocidos, que nos están obligando a una psicoterapia que restablezca la forma adecuada de pensar, para poner en orden la
razón y la emoción. Para que la humanidad se de cuenta de lo que hace y pueda orientarse de nuevo, sanándose de la conducta perturbada, por la carga tan grande de sobreexcitaciones
emocionales, a que le ha conducido la forma actual de vivir.
OS QUIERO LUZ.