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Departamento de Correspondencia

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Departamento de Correspondencia

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Este material (folletos, cartas, libros y revistas) es una recopilación del material

publicado por la Iglesia de Dios Universal bajo la dirección de Herbert W. Armstrong

(1892 – 1986).

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¿Comía cerdo el apóstol

Pedro?

Pedro, los apóstoles y los primeros cristianos, ¿comían carnes declaradas

inmundas por la ley? ¿Limpió Jesús todas las carnes? Veamos los pasajes

del Nuevo Testamento que tratan este tema.

Por L Leroy Neff

ace muchos años, cierto hombre muy piadoso me dijo: "Pedro comía cerdo, y yo también lo hago".

Busqué en la Biblia para ver si tenía razón.

Él debía tener en mente el incidente de Hechos 10, especialmente lo que se refiere a la visión de las carnes inmundas.

Cornelio, hombre devoto pero gentil, vio una visión en que se le ordenó que hiciera venir a Pedro desde Jope y que luego siguiera sus instrucciones (Hechos 10:1-8). Mientras los mensajeros de Cornelio estaban en camino, el apóstol Pedro tuvo a su vez una visión. En ella, sintió mucha hambre y vio toda suerte de animales que no debían comerse según la ley. "Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come" (versículo 13).

La reacción de Pedro sería ilógica si Cristo hubiese limpiado los alimentos unos años antes. Pedro no sólo se había abstenido de todo lo inmundo según la ley, sino que tampoco había comido nada que fuera común, o sea contaminado ceremonialmente. Tres veces se le dijo que comiera de aquello. Además, se le agregó: "Lo que Dios limpió, no lo llames tú común"

(versículo 15). Nótese que se le estaba hablando de aquello que dejaba de ser común, no de aquello que era limpio o inmundo. Hay una gran diferencia entre lo común y lo inmundo.

Pedro no entendía el significado de la visión, pues las Sagradas Escrituras prohibían muy claramente estas carnes. Sabía que si el mensaje venía de Dios, no debía contradecir las Escrituras inspiradas por Dios mismo.

Mientras Pedro reflexionaba perplejo, llegaron los mensajeros de Cornelio. Nuevamente, el apóstol recibió instrucciones de Dios: "Levántate, pues, y desciende, y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado" (versículo 20).

Significado de la visión

Por fin, Pedro logró entender el significado de la visión, como él mismo explica en el versículo 28: "Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún

hombre llame común o inmundo".

La ley de Dios no les prohibía a los judíos andar con personas

de otra nación. Esa había sido una norma de los judíos basada en su interpretación errónea de la ley. Hasta entonces, Pedro y la Iglesia habían guardado tal costumbre celosamente. Dios se valió de esta visión para enseñarle a Pedro que debía aceptar en la Iglesia a los gentiles conversos. No le estaba diciendo que la carne inmunda se había convertido en limpia.

Ni este capítulo ni pasaje alguno de las Escrituras nos dicen que Pedro comía cerdo u otras carnes declaradas inmundas por la ley. Mi amigo estaba en el error, aunque no creo que lo hubiera reconocido aun si se le hubiera demostrado claramente. Porque él no iba a permitir que Dios ni nadie le dijera qué podía comer y qué no.

¿Limpió Cristo todo tipo de carne?

Este texto, pues, no cambia la ley sobre los alimentos. Pero ¿hay algún otro que sí la cambia?

Algunos alegan que en Marcos 7:18-19 Jesucristo abrogó la ley sobre las carnes inmundas. "Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de

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fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios

todos los alimentos".

Si esta última frase quería decir que todas las carnes inmundas se convertían en limpias, como creen muchos, ¿por qué Pedro no aceptó esa interpretación años más tarde en el incidente de Hechos 10:14?

Antes de proseguir con Marcos 7, debemos entender algo sobre la ley de los alimentos limpios e inmundos. Esta distinción se conocía antes del diluvio. Dios la repitió a Moisés y Aarón para toda Israel (Levítico 11). Una generación más tarde, Moisés la reiteró delante de todo Israel (Deuteronomio 14).

Si sabemos quién era el "Je-hová" del Antiguo Testamento, comprenderemos la importancia del punto. Muchos pasajes de la Biblia aclaran que aquel que vino a ser Jesucristo fue el mismo "Jehová" (o El Eterno) del Antiguo Testamento (Colosenses 1:13-18; Juan 1:1-5; I Corintios 10:4). Fue Cristo quien se hizo carne na-ciendo como hombre (Juan 1:14).

El mismo había dicho personal-mente que la gente debería "ha-cer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer" (Levítico 11:47). Tanto en este mismo capítulo como en Deuteronomio 14 dijo que su pueblo, que había de ser un pueblo santo (Levítico 11:44-45), se haría abominable si comiera alimentos prohibidos. ¿Por qué hizo Dios semejante ley? El Todopoderoso siempre hace las cosas con algún motivo. Analizando varios

pasajes, como Levítico 26:14-16 y Deuteronomio 28, la respuesta resulta obvia: Dios prohibió comer ciertos animales porque éstos no aportarían nada a la salud y al bienestar del hombre. La Biblia dice clara-mente de qué animales se trata en Levítico 11.

¡Ni la carne de los animales inmundos ni el sistema digestivo humano experimentaron un cambio milagroso en el primer siglo de nuestra era!

Cristo hablaba de rituales

Ahora volvamos a Marcos 7. Leyendo este pasaje cuidadosa-mente vemos que Jesús no se estaba refiriendo al tema de las carnes limpias e inmundas y tampoco estaba cambiando sus propias leyes.

Estaba señalando claramente que los fariseos habían añadido a las leyes de Dios muchos mandamientos que Él no había establecido. Uno de ellos tenía que ver con la manera de lavarse las manos y los brazos antes de sentarse a comer. También dijo que estos rituales del hombre no purifican el cora-zón. La suciedad que podría ingerirse por no lavarse las manos no puede contaminar a la persona. Lo que contamina es lo que sale del hombre, como los malos pensamientos, los adulterios, la fornicación y demás pecados (versículos 20-23).

La suciedad proveniente de unas manos sin lavar no va al corazón sino al "vientre, y sale a la letrina" (versículo 19). Jesús estaba diciendo que todos los alimentos se procesan en el sistema digestivo para que el organismo pueda absorber los nutrientes y eliminar los desechos.

Esta es la explicación lógica y sencilla de este texto, que no tiene nada que ver con el tema de las carnes limpias e inmundas.

¿Qué necesitamos para la salvación?

Otro pasaje que supuestamente abroga la ley de los alimentos inmundos es Hechos 15. Leamos los versículos 28 y 29: "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación". ¿Es esta una nueva fórmula de vida cristiana? ¿Es todo lo necesario para la salvación? ¿Abroga la ley sobre los alimentos inmundos? ¿Abroga el sábado? Hay quienes piensan que sí.

En tal caso, ¿elimina también la necesidad del arrepentimiento para el cristiano? ¿Puede el cristiano matar, robar, fornicar y tomar en vano el nombre de Dios? Si todo lo que hay que hacer ahora es cumplir los cuatro puntos de Hechos 15:29, ¡bien podríamos deshacernos del resto de la Biblia!

Pero eso no es lo que tenían en mente los apóstoles Pedro y Santiago ni los demás ministros en Jerusalén. Para entender, veamos qué problema estaban tratando aquí. Este se menciona en el versículo 1: "Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos".

Algunos fariseos en la Iglesia fueron aun más allá: "Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley

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de Moisés" (versículo 5). Lo que estaba en duda era la circuncisión y la ley de Moisés, no la ley espiritual de Dios ni demás instrucciones de las Sagradas Escrituras.

La decisión fue que los gentiles conversos no estaban obligados a circuncidarse ni a guardar las leyes de Moisés, pero sí se les dijo que se abstuvieran de las cuatro cosas mencionadas en el versículo 29: "de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis". Nótese que si cumplían estas instrucciones, harían "bien"... pero no estarían llenando todos los requisitos de la justicia y de la vida cristiana. Los cuatro puntos citados se asocian directamente con las prácticas idolátricas paganas de aquella época, que eran frecuentes entre los gentiles antes de su conversión. Por tanto, aunque no tenían que circuncidarse como los judíos, tampoco debían volver a sus viejas costumbres religiosas.

¿Debemos comer de todo?

Otro pasaje que suele interpre-tarse erróneamente para eliminar las leyes contra las carnes inmundas es I Corintios 10:25: "De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia".

¿Significa esto que no debemos preguntar qué carne es, de dónde vino ni cómo se sacrificó?

Nótese también el versículo 27: "De todo lo que se os ponga de-lante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia". ¿Está diciendo Pablo que cuando nos invitan a comer no debemos hacer ninguna pregunta acerca de la comida que ponen en la mesa?

¿Significa que no podemos pre-guntar sobre el origen, el tipo o la preparación de la comida? Algunas personas con proble-mas digestivos invitarían el desastre si no hicieran algunas preguntas discretas y se abstuvieran de comer lo que les cae mal. Si alguien nos da veneno, ¿estamos obligados a comerlo?

El contexto muestra claramente que Pablo no tenía en mente tales cosas.

La sección del versículo 14 en adelante hasta el final del capí-tulo se refiere a los alimentos sacrificados a los ídolos en un templo pagano. Esto suena extraño en el siglo 20 porque hoy estas costumbres se desconocen.

En aquella época la gente ofre-cía animales como sacrificios en los templos paganos. Más tarde se vendía la carne en el mercado y luego se revendía al público. Este es el problema en cuestión.

¿Qué debían hacer los gentiles conversos? ¿Preguntarle al carnicero o al anfitrión en una comida si esa carne había sido sacrificada a un ídolo? La respuesta de Pablo era: No. No había necesidad de preguntar, pues eso no afectaba la limpieza del alimento.

Pero si el anfitrión decía que la carne había sido ofrecida a un ídolo, entonces el cristiano debía abstenerse de comerla por la conciencia del otro (versículos 28-29).

¿No hay nada inmundo ahora?

En Romanos 14:14 Pablo dice: "Yo sé, y confío en el Señor Je-sús, que nada es inmundo en sí mismo".

¿Qué quiere decir esta afirma-ción? Debemos mirar todo el contexto para saber de qué estaba hablando Pablo. De lo contrario, sacaríamos una frase de su contexto para darle nuestra propia interpretación. El tema del capítulo aparece en el versículo 2: "Uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres". Unos comían carne y legumbres, otros solamente legumbres.

Pablo muestra en este capítulo que un cristiano no debe menospreciar a otro si es vegetariano. Al contrario, debe abstenerse de cualquier cosa que haga tropezar al otro, aunque esa cosa no sea contraria a los caminos de Dios (versículo 21).

Si este era el problema, entonces ¿cómo explicar el versículo 14 que dice que "nada es inmundo en sí mismo"? La respuesta se encuentra en la palabra griega original traducida como "inmundo".

Debemos ver el contexto de un pasaje bíblico y no simplemente sacar una frase de su contexto para darle nuestra propia interpretación de lo que quiere decir.

La palabra griega es koinos, y suele traducirse al español como "común", no "inmundo". En la Biblia de Jerusalén se traduce como "impuro" en este pasaje, pero cada vez que aparece la palabra koinos

debería traducirse co-rrectamente como "común". La palabra griega para "in-mundo" es akathartos y no se usa en Romanos 14:14. La palabra utilizada en Romanos 14:14 es koinos, o sea "común",

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y no se asocia con lo que se llama inmundo en Levítico 11. La traducción incorrecta de este versículo ha hecho pensar a muchos, erróneamente, que esta frase de Pablo le permite al cristiano comer alimentos que Dios mismo prohibió.

¿No hay que rechazar nada?

El último pasaje que se presta a equívocos es I Timoteo 4:4: "Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias".

¿Acaso esto significa que no podemos rechazar ratas, culebras, arañas y buitres ya que son buenos para comer y fueron creados con ese propósito?

En esta carta a Timoteo, Pablo envió instrucciones para él y para la Iglesia. Dijo que algunos se alejarían de la fe y de las verdaderas doctrinas de la Biblia para acoger doctrinas de demonios (versículo 1). Una de esas doctrinas era "abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad" (versículo 3).

Si dejamos que la Biblia se in-terprete a sí misma en vez de darle nuestras propias interpretaciones, veremos claramente el significado de este pasaje. ¿Qué alimentos creó Dios para que los recibamos con alegría? La res-puesta está en Levítico 11. Quienes creen las instrucciones de Dios en Levítico 11 y han conocido la verdad (de Levítico 11), pueden recibir estos alimentos "con acción de gracias". Entonces el alimento será "santificado" (apartado

para uso y propósito santo) "por la palabra de Dios [en Levítico 11] y por la oración [de gratitud porque Dios lo creó como alimento para el hombre]" (versículos 4-5).

En I Timoteo 4:1-5 Pablo dijo que algunas personas acogerían doctrinas de demonios y se abstendrían de alimentos que Dios creó para el consumo humano y que figuran en Levítico 11.

Este artículo comenzó con el apóstol Pedro y para terminar vuelve a él. Pedro les dijo a los cristianos: "Como hijos obedien-tes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo" (I Pedro 1:14-16).

El pasaje que Pedro cita aquí aparece en Levítico 11:44-45, ¡el mismo que Dios usa para enseñar a su pueblo a no comer carnes inmundas! La parte sobre la santidad tiene vigencia hoy, y la parte sobre los alimentos también.

Mi amigo que creyó estar si-guiendo el ejemplo de Pedro, estaba equivocado. Después de su muerte prematura me he preguntado muchas veces: ¿Habría vivido más tiempo si se hubiera abstenido de comer lo que Dios no creó para el consumo humano? ¿Qué tal si hubiera seguido realmente el ejemplo de Pedro: si no hubiera comido carne de cerdo?

Fuente: El Mundo de Mañana Febrero 1986

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