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Academic year: 2021

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La constitución del sujeto

1-

Trauma e incorporación

Lo que quiero trabajar, la constitución del sujeto, es un momento tan originario que no puede ser recordado ni trabajado en un análisis; sin embargo me parece necesario entender ese momento inaugural, precisamente para poder sostener un enfoque estructuralista.

Trauma e incorporación son las dos condiciones para la constitución del narcisismo. Anteriores al narcisismo, puesto que son condición de él, no podemos, sin embargo situarlos en el tiempo, ni uno antes que otro, pues son ahistóricos en tanto el sujeto no está aún constituido.

El cachorro humano nace prematuro y es la entrada en el lenguaje lo que lo humaniza, lo que le permite sobrevivir, aunque como un mamífero muy particular. Un cuerpo humano que no entra en el lenguaje se degrada, pero, por otro lado, el lenguaje es mortificante, de modo que entrar en el lenguaje es traumático.

El narcisismo será el modo por el que el sujeto, al constituirse articulando cuerpo y lenguaje, pueda sobreponerse a ese trauma.

Vappereau dice en sus trabajos que trauma e incorporación son las dos condiciones para el narcisismo.

Resumo en dos párrafos el camino que quiero recorrer en este estudio, y del que este texto es sólo la primera parte:

De entrada, el pequeño mamífero humano, inviable en tanto tal, es incorporado por el lenguaje; eso es traumático: la palabra lo trastorna en tanto animal. Ese primer proceso -trauma e incorporación- termina en el estadío del Espejo, con la primera identificación al Ideal del yo. Es el momento de la identificación primera al padre que implica la asunción de la ley del lenguaje.

El Espejo, el narcisismo, introduce la tercera dimensión, el falo, la diferencia, que trae aparejado un segundo momento del trauma que resignifica al primero: “los padres no se oyen gritar”1. Es la entrada en el Edipo, que culmina con un

segundo momento de identificación con el Ideal del yo, lo que Lacan llama la identificación última.

El trauma

El lenguaje es traumático porque “la palabra mata la cosa”: al precio de una mortificación, el significante convierte al pequeño mamífero prematuro en un ser de lenguaje (Lacan lo llama parlêtre - hablanteser2), el cuerpo simbólico –el

1 Lacan: última clase de su último seminario: Seminario 27: “La topología y el tiempo”. Es lo último que

dice, antes de viajar a Caracas, a cuyo retorno no retomará su seminario.

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2 lenguaje- desvía (Trieb deriva) al cuerpo humano a un funcionamiento pulsional. El lenguaje desvía al cuerpo hasta el punto de que se rija por la gramática en vez de por las leyes de la biología, en los aspectos que tienen que ver con el sujeto, hasta el extremo de que lo usamos para escribir: las pulsiones son escritura y los síntomas, en este caso los que involucran al cuerpo, también.

Es traumática la respuesta que llega antes que la pregunta; es traumático algo que no se puede leer.

Es traumático que los padres no se oyen gritar, que no se den cuenta de la potencia del hecho de decir más allá de lo que se diga (“Que se diga queda olvidado detrás de lo que se dice en lo que se escucha”3), sean gritos de amor o de

pelea, sea que “hacen Uno o que hacen Dos”4, porque es una respuesta que llega

antes que la pregunta. Es otro modo, más amplio, de decir el trauma de la escena primaria de Freud.

Por otro lado, se ha dicho que el lenguaje, en tanto Otro, es traumático porque no puede decir todo; que es traumático que la palabra del Otro no pueda ser sino demanda; que es traumática la falta en el Otro, el descubrimiento de que el Otro no existe.

Pero Vappereau hace una diferencia entre el trauma -que reserva para la respuesta que llega antes de la pregunta, que incluye la escena primitiva- y la falta en el Otro, que lo considera una decepción.5

Tenemos, pues, dos faltas: el trauma, la palabra que mata la cosa, que hace agujero en lo real; y la falta en el Otro, que es la falta de un significante, por tanto un agujero en lo simbólico.

Lacan dice en “Fundamentos del Psicoanálisis”6: “Aquí se superponen dos

faltas. Una se debe al defecto central en torno al cual gira la dialéctica del advenimiento del sujeto a su propio ser en la relación con el Otro, debido a que el sujeto depende del significante y el significante está primero en el campo del Otro. Esta falta retoma la otra falta, la falta real, anterior, que ha de situarse en el advenimiento del ser viviente (…). La falta real es lo que pierde el ser viviente de su porción de viviente por reproducirse por la vía sexuada.”

(Dicho en ese momento, puede parecer que Lacan hace aquí una concesión a la biología como materialidad última donde sostener el sujeto, pero el resto de su obra lo desmiente. Dice en 1977: “Lo esencial de lo que dijo Freud es que, en una especie que tiene palabras a su disposición, existe la mayor relación entre el uso de

3 Lacan, J.: L’Etourdit

4 Vappereau: “Es Uno… o es Dos” Ed. Kliné 5 Vappereau, J,M.: Seminario de Barcelona: 1. 2. 14

6 Es el nombre que daba Lacan al Seminario 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis”

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3 las palabras y la sexualidad que reina en la especie. La sexualidad está enteramente capturada en esa palabras.”)7

Lacan habla aquí, pues, de la articulación de dos faltas, una real y la otra simbólica.

Para pensar el trauma tomaré el principio del texto “La recta infinita”8 (Droite

infinie, D. I.) de Vappereau, donde lo articula con una serie de conceptos.

Vappereau con Lacan escribe “troumatisme”9, con lo que trauma queda

asociado a agujero. Dice Vappereau:

“La D.I. escribe el agujero real, aquel en el que no se piensa porque

estamos dentro, nos constituye, es la represión originaria (Urverdrängung), el

troumatismo producido por el malentendido de los padres: «Ellos no se

escuchan gritar», constitutivo del inconsciente de Freud. Es el efecto de lo

obsceno primitivo del que cada uno hace su intuición, introduce a la legibilidad

como tal, al trazo unario (Einziger Zug) legible antes de la letra. Antes que

cualquier escritura se constituya, él es la condición, la legibilidad misma.”

Aquí “troumatisme” remite tanto a la represión originaria como a la escena primaria, pienso que la 2ª resignifica a la primera; avanzaremos lentamente, de momento veremos represión originaria, a la escena primaria ya llegaremos.

En la primera frase, trauma y represión originaria aparecen como solidarios, ambos como agujero real.

“La D.I. escribe el agujero real, aquel en el que no se piensa porque

estamos dentro, nos constituye, es la represión originaria (Urverdrängung), el

troumatismo…

Entonces el trauma es un agujero real; lo que no significa que en lo real falte nada, pues, como insiste Lacan, en lo real no falta nada. Se trata del agujero que hace lo simbólico en lo real, por el hecho de que la palabra mata la cosa. Eso explicaría que no lo pensemos porque estamos dentro: nuestro medio es lo simbólico que surge agujereando lo real, que queda por fuera, fuera de nuestro alcance.

Se trata de esa falta real que Lacan dice que es lo que pierde el ser viviente de su porción de viviente por reproducirse por vía sexuada; por una sexualidad capturada por el lenguaje.

“Es, dice Vappereau a continuación, la represión originaria”. Entonces, la 1ª Vorstellungrepräsentanz es un agujero.

Veamos la represión originaria para poder articular los dos conceptos.

7 Lacan: “Consideraciones sobre la histeria” Bruselas, 26. 2. 77 8 Vappereau, M J..: La recta infinita” www.lituraterre.org“ 9Trou - agujero

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La represión primaria

Freud habla de la represión primaria como ombligo del sueño y dice que no es interpretable. Es importante entender que es un significante que está inscrito y reprimido, aunque no tiene posibilidad de retornar desde lo reprimido; y no confundirlo con forcluido, que es no inscrito.

Lacan dice que el primer Vorstellungrepräsentanz está urverdrängt, y que ahí se produce el lazo del lenguaje con lo real.10

Lacan compara este primer significante con el nombre propio, en tanto no significa nada, en tanto no dice nada de quien es el sujeto que lo porta.

Es, dice, “por lo que el sujeto, en tanto habla, no puede sino avanzar en la cadena de enunciados, pero elidiendo en la enunciación el nombre de lo que él es como sujeto.” “Por ello y en la menor de sus palabras, el sujeto en tanto que habla no puede sino nombrarse sin saberlo, sin saber con qué nombre.”11

Un significante marca al sujeto y lo nombra, pero en el sentido de la represión primaria, es decir de modo que está inscrito pero no puede ser leído.

Puesto que el significante no se significa a sí mismo, un significante solo no puede nombrar a un sujeto; por tanto el primer significante de la cadena, que es el representante de un sujeto que no tiene representación, será siempre sin sentido. Se trata del representante de la representación faltante del sujeto.

El primer significante (Vorstellungrepräsentanz), punto de amarre en el que se constituye el sujeto, es un punto especial, en tanto no es dialectizable por su posición en la cadena.

En tanto significante es ya lo simbólico agujereando lo real, y en tanto primer eslabón de la cadena es traumático en tanto ilegible. Es un agujero donde se enlazará el segundo significante, ese que, por ser ya 2º, sí podrá leerse. (Veremos en un próximo texto las condiciones de legibilidad, cómo aprende a leer un sujeto.)

En “Estofa”, Vappereau relaciona represión originaria e incorporación: “El acontecimiento primero de la incorporación tiene por efecto insuperable la represión originaria”12. Por tanto para entender mejor la represión originaria la

articularé con la incorporación.

La incorporación

Lacan dice en “El estadio del espejo…”13 que el cachorro humano nace

prematuro. Esa prematuración implica que el ser humano nace sin el programa

10 Lacan, J.: Seminario 9 “La identificación” inédito (Lecc. VI) 11 op.cit (Lecc. VII)

12 Vappereau, J.M. “Estofa” Ed. Kliné. Pg. 27

13 Lacan, J.: “El estadío del espejo como formador del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia

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5 instintivo que poseen los otros mamíferos. Sólo el lenguaje le permitirá acabar haciéndose con su cuerpo, aunque al precio de perder una porción de su ser de viviente, al precio de tener que construir pulsiones a cambio de los instintos que no tiene.

En “Función y campo…”14 ya Lacan había dicho que “… el lenguaje no es

inmaterial. Es cuerpo, sutil, pero es cuerpo.”

Vappereau nos cuenta que “Lacan va a hacer, a propósito de la incorporación, un trabajo preciso y muy lento. Va a empezar en el Seminario IV “La relación de

objeto”, retoma luego la cuestión en el Seminario VII “La ética del psicoanálisis”,

y en el Seminario XII “Problemas cruciales para el psicoanálisis”15.

Pero será mucho después cuando Lacan consiga trabajar ampliamente la teoría de los Estoicos sobre la materialidad del significante y los incorporales: en “Radiofonía”, donde dice: “La estructura se atrapa de ahí, del punto donde lo simbólico toma cuerpo. (…) Vuelvo al cuerpo de lo simbólico que de ningún modo hay que entender como metáfora. (…) La prueba es que sólo él [el cuerpo significante] aísla el cuerpo tomado en sentido ingenuo, es decir que aquel cuyo ser, que se sostiene en él, no sabe que es el lenguaje el que se lo otorga, hasta el punto de que no se constituiría si no pudiera hablar. (…) El primer cuerpo hace que el segundo ahí se incorpore” 16.

Lacan articula aquí incorporar e incorporal. El lenguaje incorpora el cuerpo a través de los incorporales. Toma el concepto de incorporal de los Estoicos: el Lekton, lo expresable, lo que los extranjeros no entienden de una lengua; algo no escrito pero que sin embargo se puede leer; Lacan dice que es lo que hace legible el significado.

Bréhier17 dice que para los Estoicos los incorporales son los atributos de los

cuerpos, efecto de los acontecimientos.

Según Kojève18 los Estoicos distinguen claramente tres elementos del

discurso:

- el significante –el morfema, que es corporal en el sentido de objetivamente real o agente: del orden de las causas-,

- lo significado por el significante –el sentido (lekton), que es incorporal, y del orden de los efectos-,

- y el objeto real que es significado –corporal como el morfema. Lo que la lingüística ha llamado después referente.

El sentido -incorporal- aparece ligado arbitrariamente19 al morfema –corporal-

y la esencia ligada necesariamente al cuerpo. “Se puede decir, dicen los Estoicos

14 Lacan, J.: “Función y campo de la palabra y el lenguaje” (1953). Escritos 1. Ed. Siglo XXI

15 Vappereau, J.M: « La estructura del lenguaje y su sujeto, entre organismos y máquinas” Tarragona 30. 5. 13 16 Lacan, J.: “Psicoanálisis. Radiofonía y televisión” 2ª respuesta Ed. Paidos

17 Para los Estoicos las causas son siempre corporales, del orden del ser, y los efectos incorporales, del orden

de los hechos. Ver: Brehier:”La teoría de los incorporales en el estoicismo antiguo”

18 Kojève, A.: “Essai d’une histoire raisonnée de la philosophie païnne” Ed. Gallimard 19 Kojève lo dice así, pero Lacan discutirá que ese enlace sea arbitrario

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6 según Kojève20, que un sentido no existe empíricamente sino en la medida que un

ser humano lo liga arbitrariamente a al hic et nunc de su propio cuerpo animal, transformando éste en morfema o cuerpo humano en y por este acto mismo de ligazón arbitraria”. No es extraño que Lacan lo tomara.

Sabemos que el cuerpo resulta alterado al ser tratado por el significante: el mamífero prematuro e inviable devendrá un ser hablante, del que dice Lacan que, por efecto de la presencia del significante, sus necesidades resultan desviadas; y que gracias al lenguaje podrá sobrevivir.

El cuerpo del viviente es incorporado por lo simbólico, por la palabra, un simbólico que aún no ha sido articulado como cadena significante, puesto que aún no se ha dado la identificación primera al padre, a la Ley del lenguaje. El cuerpo incorpora la palabra por las orejas. El niño aprende de entrada palabras sueltas – son los signos de percepción del esquema de Freud21, que Lacan dice que son los

significantes22- para tratar de entender lo que le pasa, lee rasgos no escritos para

orientarse en su mundo. Las palabras van incorporando, al ritmo del Not des Lebens, zonas corporales, las zonas erógenas, que contienen trozos de cuerpo y del objeto, (p. ej. el complejo mamario del que habla Lacan que es la boca y el pecho). El futuro sujeto es en ese momento un cuerpo fragmentado.

La incorporación de un primer significante, urverdrängt por su lugar especial en la cadena, muestra la articulación entre incorporación y represión originaria.

Los efectos se producen a nivel del cuerpo: el cuerpo significante subvierte el cuerpo tomado en sentido ingenuo. “Ese cuerpo de lo simbólico -dice Vappereau- de incorporarse al cuerpo propio, lo hace cuerpo. (…) La incorporación responde a la prematuración del mamífero humano que constituye el componente real de lo que lo caracteriza. (…) Las envolturas sucesivas de las identificaciones constituyentes del yo se construyen en torno de un resto incorpóreo e insistente. (…) La constitución de esta institución encierra un cadáver en un jirón del discurso.”23

Entonces el agujero real es ese resto incorpóreo, ese cadáver, incorporado por ese primer significante sin-sentido, pero insistente, que es también un agujero donde se enlaza el resto de la cadena, en torno del que se constituyen el resto de identificaciones, para que el cuerpo sea “mi cuerpo”.

Así se entiende que Lacan diga que en la represión originaria se produce el lazo del lenguaje con lo real.

20 Kojève, A.: Op. Cit. tomo III pg. 163 21 Freud, S.: “La interpretación de los sueños” 22 Lacan, J.: “Los cuatro conceptos…” pg. 54 23 Vappereau, J.M. “Estofa” Ed. Kliné. Pg. 28

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7 Pero a la vez ese agujero real es el agujero en el que vivimos. Sería entonces lo más interno y lo más externo.

Vappereau dice, en el texto que estamos comentando, que la D.I escribe ese agujero; y en “Estofa”24 encontramos una explicación más extensa. Dice, respecto al

toro tomado en sus características extrínsecas, que podemos distinguir dos agujeros: el de la exterioridad central, el agujero tórico propiamente dicho, y el de la exterioridad periférica; la D.I. es precisamente la escritura de este agujero periférico, ese que no podemos pensar porque estamos dentro, y que connota la represión originaria. 25

Esta es, me parece, la articulación de las dos faltas de las que habla Lacan en “Fundamentos…” que cito en el inicio de este trabajo: la central en tanto el advenimiento del sujeto depende del significante que viene del Otro, y la real, periférica, que es la porción de viviente que se pierde por la reproducción por vía sexuada.

Las dos faltas están articuladas puesto que son dos aspectos del mismo proceso: el primer significante en tanto agujerea lo real constituye la represión originaria, y en tanto viene del Otro constituye la falta central en el sujeto.

El significante viene del Otro, y el primer significante que el sujeto recibe del Otro es una demanda.

Sabemos que las necesidades del ser hablante resultan desviadas por el hecho de que habla, que “en la medida en que están sujetas a demanda retornan a él enajenadas (…) por el hecho de que su mensaje es emitido desde el lugar del Otro.” “Lo que se encuentra así enajenado en las necesidades constituye una Urverdrängung por no poder, por hipótesis, articularse en la demanda”26

Algo de esas necesidades, que atañen al cuerpo y al objeto, cae bajo el primer significante sin sentido, indescifrable por su posición en la cadena y constituye ese resto incorpóreo incorporado a través de los incorporales por el lenguaje.

A partir de ahí se constituirán las pulsiones, un cuerpo organizado a partir de su relación con el Otro, desviado por el lenguaje, que tiene que escribir para poder sobrevivir. Angeles Moltó febrero de 2014 24 op. cit. pg. 65 25

Para entender la pertinencia de la D.I para la escritura del agujero real ver el texto de Vappereau.

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