• No se han encontrado resultados

Las unidades fraseológicas y los diccionarios bilingües español-italiano

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "Las unidades fraseológicas y los diccionarios bilingües español-italiano"

Copied!
54
0
0

Texto completo

(1)

FLAVIUS

fl

Las unidades fraseológicas y los dicci narios bilingües español-italiano

2012

Las unidades fraseológicas y los diccionarios bilingües

español-italiano

Análisis de un corpus de locuciones verbales en su contexto de uso

María Cándida Muñoz Medrano

ISBN 88-88419-77-0

(2)
(3)

Volume stampato con il contributo del Dipartimento di Scienze Umanistiche dell’Università di Catania

Las unidades fraseológicas y los diccionarios bilingües

español-italiano

Análisis de un corpus de locuciones verbales en su contexto de uso

María Cándida Muñoz Medrano

FLAVIUS

(4)

Presentación

Es un denominador común de los estudios dedicados a las UFS, ac- tualmente en aumento, el interés renovado a lo largo de algunas décadas por resolver ciertas cuestiones problemáticas surgidas entorno a la frase- ología, como la defi nición del concepto mismo, la tipología de estructuras que constituyen el conjunto, su nomenclatura y la descripción de las mis- mas, en la que se han seguido criterios preferentemente gramaticales. El primer capítulo del manual que el lector tiene en sus manos trata de estas cuestiones.

Las UFS, fi jadas por el uso en cada comunidad lingüística, escapan a las reglas gramaticales, de modo que el estudiante extranjero deberá aprender su signifi cado sin encontrar a menudo correspondencias entre la estructura de la L2 y la de su lengua materna, labor en la que el dicciona- rio bilingüe juega un papel fundamental. Con frecuencia los repertorios lexicográfi cos no resultan un instrumento sufi ciente para poner perfecta- mente en relación las dos lenguas. En este trabajo intentamos analizar de qué manera los repertorios bilingües pueden facilitar la labor de reconoci- miento y producción de UFS o difi cultar, en cambio, su aprendizaje. Esta es la intención perseguida en el segundo capítulo.

Es nuestro interés poner en evidencia la difi cultad de encontrar en las obras terminográfi cas respuesta a las necesidades de traducción y el modo en que la lexicografía podría benefi ciarse del análisis de textos que res- pondan a un amplio abanico de contextos comunicativos. En la labor de traducción han de tenerse en cuenta una serie de coordenadas marcadas esencialmente por el contexto, que a fi n de cuentas es el que condiciona la traducción y la aplicabilidad o no de los equivalentes ofrecidos por las obras lexicográfi cas. El diccionario bilingüe no cumple con su cometido

(5)

completamente si permanece como un simple almacén de lexemas y equi- valentes estáticos, necesita revelar el sistema dinámico entre las lenguas, la función de las palabras en su contexto, la interacción social y cultu- ral. Plasmar todo esto en los diccionarios bilingües de español-italiano es una labor inagotable y complicada que hasta el momento no parece haber alcanzado todavía resultados plenamente satisfactorios. Esto es precisa- mente lo que se desea poner en evidencia en el tercer capítulo a través de un corpus de UFS extraídas de las obras de la escritora española A. Gimé- nez Barlett y sus respectivas traducciones a italiano.

El trabajo no ofrece, por supuesto, respuestas defi nitivas a la pro- blemática planteada pero sí pretende aportar su grano de arena a una cues- tión tan importante, y abrir otras líneas de investigación que profundicen en esta dirección a fi n de elaborar con el tiempo una obra lexicográfi ca en que las UFS, las locuciones verbales metafóricas en concreto, puedan ser comprendidas mejor por los italohablantes que se acerquen a ellas.

la autora

Índice

CAPÍTULO I 11

APROXIMACIÓN A LA FRASEOLOGÍA 1. Introducción

1.1. Límites de la fraseología y cuestión terminológica 1.2. Características lingüísticas de las UFS

1.2.1. Fijación e idiomaticidad 1.3. Otras características de las UFS 1.4. Intentos de clasifi cación de las UFS 1.4.1. J. Casares

1.4.2. E. Coseriu

1.4.3. A. Zuluaga Ospina

1.4.4. Z. Carneado Moré y A. M. Tristá Pérez 1.4.5. L. Ruiz Gurillo

1.4.6. G. Corpas Pastor 2. Las locuciones: introducción

2.1. Cuestión terminológica y diferenciación

2.2. Características morfosintácticas y semánticas de las locuciones 2.3. Clasifi cación de las locuciones

2.3.1. Locuciones nominales 2.3.2. Locuciones adjetivas 2.3.3. Locuciones adverbiales 2.3.4. Locuciones verbales 2.3.5. Locuciones prepositivas 2.3.6. Locuciones conjuntivas 2.3.7. Locuciones clausales 2.3.8. Locuciones verbales

2.3.8.1. La forma de las locuciones verbales 2.3.8.2. La combinación de las locuciones verbales 2.3.8.3. El signifi cado de las locuciones verbales 2.3.8.4. El uso de las locuciones verbales 3. Los equivalentes de traducción

CAPÍTULO II 39

LA TRADUCCIÓN DE LAS UNIDADES FRASEOLÓGICAS 1. Introducción

2. Problemas generales en la traducción de las UFS 2.1. Hacia una defi nición de traducción de las UFS

2.2. El concepto de equivalencia en la traducción de las UFS

(6)

2.3. La equivalencia en la fraseología contrastiva

2.4. La equivalencia en la traducción de UFS en el interior de textos 2.5. Difi cultades en la traducción de las UFS

2.6. Técnicas de traducción de las UFS

CAPÍTULO III 55

ESTUDIO DE UN CORPUS DE LOCUCIONES VERBALES Y SU TRADUCCIÓN

1. Introducción 2. Corpus

1. Abrir el pico 2. Abrir los ojos

3. Ajustar cuentas, o las cuentas 4. Agarrarse a, o de, un clavo ardiendo 5. Andarse, o irse, por las ramas 6. Armarse la de Dios es Cristo

7. Arrojar/Echar/Tirar piedras contra/sobre/a su tejado 8. Bajar la cabeza

9. Beber, comer... como un cosaco 10. Caérsele a alguien el pelo 11. Cargar/recargar las tintas 12. Clavar los ojos en alguien/algo 13. Cerrarse alguien en banda 14. Coger a alguien de (por) sorpresa 15. Coger/tomar las palabras

16. Conocer el paño/percal 17. Estar como una chota 18. Dar la lata a alguien 19. Dar la puntilla 20. Dar en el clavo

21. Darse a los diablos/a los demonios/a Satanás 22. Dar un paso en falso

23. Descubrir(se) el pastel 24. Dormir como un leño 25. Echar chispas

26. Ensuciar(se) las manos 27. Entrar/meterse en faena

28. Enviar/mandar a alguien al cuerno 29. Escapársele a alguien una cosa de la mano 30. Espumajear maldades

31. Estar como una cabra 32. Estar como una cuba

33. Estar en Babia

34. Estar hasta las narices 35. Estar hecho un basilisco 36. Estar de/Tener mala gaita 37. No estar el horno para bollos 38. Hacer aguas (por todos lados) 39. Hacer mella

40. Hacer polvo a alguien 41. Hilar fi no

42. Hincar el diente/meter el diente 43. Hinchársele a alguien las narices 44. Importar un pito

45. Ir al grano

46. No ir, o no irle, en zaga a alguien 47. Llevar/Tirar las riendas

48. Mandar al carajo a alguien o algo.

49. Meterse en sábanas ajenas 50. Meter la pata

51. Meter las narices en algo 52. Meter/estar en el mismo saco 53. Pasar por algo

54. Pasarle a alguien algo por la cabeza 55. Perder los estribos

56. Perder de vista a alguien 57. Poner a parir a alguien 58. Poner los ojos en blanco

59. Ponérsele a alguien los pelos de punta 60. Poner a alguien negro

61. Quitar(se) alguien de en medio 62. Quitar hierro

63. Refrescar la memoria 64. Sacar en claro 65. Sacar (llegar) a fl ote 66. Sacar de quicio algo 67. Ser o la leche

68. Ser , o no ser, el plato del gusto de alguien 69. Ser mal bicho

70. Ser algo pan comido

71. Tocarle las narices a alguien 72. Tomar el pelo a alguien 73. Tomarse a pecho

74. Volver a alguien tarumba

(7)

CAPÍTULO I

APROXIMACIÓN A LA FRASEOLOGÍA

1. Introducción

La incorporación de la fraseología al primer plano de la investigación lingüística en España en los años 90 y el rápido desarrollo que ha experi- mentado esta disciplina en la última década, han hecho posible que nues- tro idioma cuente actualmente con un considerable número de trabajos teóricos y prácticos en los que ha quedado bien defi nida la naturaleza de las unidades fraseológicas (UFS), su clasifi cación y las implicaciones de su empleo desde los puntos de vista discursivo, estilístico y pragmático.

Tras unos inicios vacilantes en los que el debate científi co giró fundamen- talmente en torno a cuestiones de carácter epistemológico, recientemente están adquiriendo un protagonismo creciente otros aspectos que perma- necieron ausentes de las primeras refl exiones sobre el componente fraseo- lógico. Uno de los más destacados corresponde, sin duda, a la representa- ción y el tratamiento de las UFS en la lexicografía monolingüe y bilingüe.

Desde la aparición de las Estudios de fraseología (Carneado y Tristá, 1983:

39-46) se han sucedido periódicamente los artículos, las conferencias y di- sertaciones dedicados a analizar la presencia de las distintas clases de UFS en los diccionarios generales y especializados de la lengua española, sien- do espectacular en los últimos años su proliferación. El principal obstácu- lo que encuentran tanto los especialistas como quienes se acercan a esta rama de la fraseología, a la búsqueda de elementos que poder aplicar a su propio campo de estudio, es la gran dispersión de este tipo de trabajos. La mayoría de ellos se halla incluido en misceláneas, revistas de investigación de diversa naturaleza y volúmenes que no siempre están dedicados por entero a las cuestiones de fraseología y lexicografía que aquí nos ocupan.

(8)

Con el objetivo de dar respuesta a esta problemática y reunir el mayor número posible de títulos dedicados al tratamiento de las UFS en la tra- dición lexicográfi ca española Ferran Robles i Sabater elaboró en 2007 una importante reseña bibliográfi ca que aspiraba a convertirse en punto de referencia para traductores, profesores de español como L1 o L2 e investi- gadores que pretendan iniciarse en la materia o realizar una contribución novedosa al estudio de las expresiones fi jas del español y su descripción lexicográfi ca. Se trata de trabajos que aglutinan una gran diversidad de puntos de vista sobre el tratamiento de la fraseología en los diccionarios.

Es posible agrupar los títulos recopilados en diferentes ejes temáticos. En- tre los distintos trabajos que el lector interesado podrá consultar han de destacarse los siguientes:

1. Refl exiones teóricas de carácter general sobre el tratamiento de las UFS en la lexicografía monolingüe y bilingüe. Aquí hallamos, entre otros, el estudio pionero de Carneado (1983) y los más recientes de Kurchatkina (1995), Tristá (1998a, 1998b), Wotjak (1998a), Ruiz Gurillo (2000), Déniz (2000), Santamaría (2000, 2003), García Benito (2002/03), González Aguiar (2002/03, 2006). La integración de la fraseología en la lexicografía bilin- güe fue objeto de las indagaciones de Corpas (1996) y Santamaría (1998), entre otros autores que le dedicaron su tiempo.

2. La representación de los diferentes tipos de UFS en los diccionarios:

a) Las colocaciones, ampliamente tratadas en trabajos como los de Ba- llesteros (1997), Zuluaga (2002), Luque Toro (2006).

b) Las locuciones, que también han sido estudiadas en sus diferen- tes clases: verbales (Bustos: 2002, 2006), conjuntivas (González Orejón:

2001a).

c) Los enunciados paremiológicos, en sus diversos tipos y bajo deno- minaciones como paremias.

3. El tratamiento de las UFS en diccionarios generales muy concretos.

Las expresiones fi jas de las obras de la RAE han sido las más estudiadas, tanto desde el punto de vista sincrónico (Castillo: 2000) como diacrónico e histórico (González Orejón: 2001a). También el DUE de María Moliner ha suscitado el interés de lingüistas como Alvar Ezquerra (2000) y Zu- luaga (2002). Otra temática recurrente es la representación de las UFS del español en obras históricas, como el Diccionario de Terreros, el Vocabulario de Correas, el Diccionario de Sánchez de la Ballesta, el Tesauro de Requejo, el Diccionario Nacional de Domínguez o el Vocabulario de Franciosini. En cuanto a los diccionarios contemporáneos, también han despertado la cu- riosidad de los investigadores el Salamanca y, sobre todo, la lexicografía del español de Cuba.

4. La representación de las UFS en diccionarios especializados (Ferran- do: 2006) y de UFS pertenecientes a lenguajes específi cos, como la termi-

nología marinera (Rodríguez: 2000).

5. El tratamiento de las UFS en la lexicografía bilingüe del español con otras lenguas, y en concreto ha de destacarse el italiano, nuestra lengua de referencia. Entre otros investigadores, deben mencionarse a Rodríguez (2000), Flores/Sancho (2001) y Quiroga (2004/05). Actualmente existe gran interés por la lexicografía bilingüe español-italiano, y fruto de ello es el número en aumento de estudios y manuales que tratan una temática muy variada dentro de esta disciplina1.

6. La informatización de los diccionarios fraseológicos monolingües (Sanromán, 2000: 277-286) y bilingües (Molina Plaza 2004: 581-587).

7. La aplicación didáctica del tratamiento lexicográfi co de las UFS, que hoy ocupa una posición central en la refl exión fraseográfi ca de los lingüis- tas hispanos, quedó relegada a una posición marginal del debate fraseoló- gico hasta tiempos muy recientes. De los numerosísimos trabajos de este tipo, nos limitamos a mencionar, entre los más destacados y actuales, los de Santamaría (2000), Fernández Prieto (2005), Higueras (2005), Luque Toro (2005), Muñiz/Alonso (2005) y Molina García (2007).

8. El tratamiento lexicográfi co de las UFS desde una perspectiva histo- riográfi ca y diacrónica en los diccionarios monolingües y bilingües. En el primer grupo encontramos, además de los ya mencionados en el aparta- do 3, los trabajos de Martínez Montoro (2005), Velando (2003), Martínez Egido/Ruiz Gurillo (2006). En el segundo fi gura el interesante artículo de Acero (2004).

9. La defi nición lexicográfi ca de las UFS como herramienta de traduc- ción. Esta temática ha recibido todavía una atención escasa por parte de los lingüistas. Entre los estudios llevados a cabo se encuentra el de Santa- maría (2004).

10. Aspectos concretos de la defi nición lexicográfi ca de las UFS, como sus posibles variantes formales (Montoro 2004), su caracterización prag- mática (Penadés 1999) y gramatical (Bargalló 1996), su procedencia o ads- cripción dialectal (González Aguiar/Ortega 2006) o la presencia de pala- bras diacríticas en los diccionarios monolingües (Martí 2003) y bilingües (Echenique 1998).

11. Presentación y evaluación de proyectos de elaboración de dicciona- rios fraseológicos y paremiológicos del español. Sobresalen, entre otros, los informes Kubarth (1998), Sevilla (2000, 2001).

La fraseología es una disciplina bastante reciente, fue a fi nales del siglo XX cuando empezó a surgir un interés por su estudio, durante mucho tiempo esta parcela lingüística quedó relegada a otras disciplinas como

1 Consúltese la completa Bibliografía de la lingüística contrastiva español taliano en la siguiente web: http://www.contrastiva.it/bibliografi a/

(9)

la lexicografía y la paremiología. El término fraseología fue acuñado en 1909 por Ch. Bally, que le dio el valor con el que se sigue empleando ac- tualmente. Desde los años 40, y sobre todo a partir de la década de los 60, el lingüista ruso V.V.Vinogradov recogió la herencia de Ch. Bally y se convirtió en máximo investigador de la fraseología en la antigua URSS, donde se originó la fraseología como disciplina científi ca. En esa época la lingüística soviética estableció las bases teóricas para su estudio y a partir de entonces se desarrolló de forma diferente en otros países y según dis- tintas escuelas. Los lingüistas soviéticos analizaron los rasgos de las UFS, su función y su origen desde tres puntos de vista:

- Las propiedades internas de la unidad fraseológica (UF o UFS): las peculiaridades fonéticas, morfemáticas, sintagmáticas y lexemáticas de sus componentes y las relaciones que se establecen entre ellos.

- El papel de las UFS en el contexto: sus funciones como clase de pala- bras, su valencia sintáctica y semántica y propiedades expresivas y estilís- ticas y sus posibilidades de variación.

- Las relaciones con otros subsistemas de la lengua, o sea el sistema léxico y el sistema sintáctico y, por ello, con las combinaciones no fraseo- lógicas, o combinaciones libres.

Los presupuestos establecidos en las investigaciones soviéticas tuvie- ron continuidad en los trabajos sobre fraseología llevados a cabo en los países de Europa Oriental, sobre todo en la RDA (República Democrática Alemana), y también en otros países como Cuba. En particular, las autoras cubanas A. M. Tristá y Z. Carneado, que trabajaron durante algún tiempo en la antigua URSS, realizaron, a partir de 1976, varios trabajos como se ha señalado anteriormente, que abarcaban aspectos tan variados como la tipología de UFS, las fuentes de las cuales provienen, la fraseografía y los diccionarios. Estas publicaciones fueron fundamentales en la elaboración de trabajos posteriores que se verían la luz en España.

En Europa occidental se obvia el concepto de fraseología como disci- plina independiente y se prefi ere acomodar el análisis de las UFS al efec- tuado por los funcionalistas. Autores como E. Coseriu y A. Zuluaga le dedican una especial atención. Coseriu acuña en 1964 el término discurso repetido, que recoge las unidades de la fraseología, en oposición a la téc- nica libre del discurso. En 1980 Zuluaga publica su tesis doctoral sobre las expresiones fi jas del español, incorporando la metodología de otros autores muy conocidos como Casares, Coseriu y Bally y, sobre todo, hace referencia a las propiedades más importantes de las UFS, la fi jación y la idiomaticidad, presentando, además, una clasifi cación y un estudio de las varias categorías que las representan. Actualmente el trabajo de Casares, Introducción a la lexicografía moderna (1993), sigue siendo un pilar funda- mental en el estudio de la fraseología. El volumen se divide en seis capítu-

los dedicados a las locuciones, frases proverbiales, refranes y modismos en que el autor distingue entre dos grandes grupos, el de las locuciones y el de los refranes. El mérito de este trabajo consiste en constituir la prime- ra clasifi cación global que se conoce de las expresiones fi jas.

En los Estados Unidos el estudio de la fraseología en cuanto compo- nente fundamental de la gramática de una lengua fue reconocido por la gramática cognitiva a partir de los 90. Hasta entonces se consideraba como un elemento incómodo para su estudio, tanto para los estructuralis- tas, debido a su carácter asistemático, como para los generativistas, al ir en contra de la capacidad generativa de la gramática a partir de un núme- ro limitado de reglas.

En España el interés por la fraseología surgió hacia mediados de los 90, a pesar de los estudios que en los años cincuenta llevó a cabo J. Casares, cuyas ideas supusieron un avance muy importante en el intento de deli- mitar y clasifi car estas construcciones pluriverbales (Corpas Pastor, 2000:

32-35). En 1980 Zuluaga, heredero de Casares, contempla las expresiones fi jas como reproducciones en bloque. Para este autor, la reproducibilidad es un factor constitutivo de las UF junto a su idiomaticidad. Después de la obra de Zuluaga hubo que esperar quince años para que otros autores se adentraran en los recovecos de esta disciplina. Surge entonces la obra de dos estudiosas, López Taboada y Soto Arias, sobre la enseñanza de la fraseología gallega, y V. Salvador y otros autores profundizan en las par- ticularidades de la fraseología del catalán.

En 1996 sale a la luz el manual de fraseología española de G. Corpas, en que la autora defi ne las UF (1996: 290) como

[...] unidades léxicas formadas por más de dos palabras gráfi cas [...] se caracterizan por su alta frecuencia de uso, y de coaparición de sus elementos integrantes; por su instituciona- lización, entendida en términos de fi jación y especialización semántica; por su idiomaticidad y variación potenciales, así como por el grado en el cual se dan todos estos aspectos en los distintos tipos.

La fi jación, como advierte Corpas, es una característica relativa, puesto que muchas construcciones fi jas admiten cierta variación en sus compo- nentes.

A partir de 1996 empiezan a tener lugar en Madrid, como en otras par- tes de España, congresos internacionales sobre la paremiología y la frase- ología. De ahí la aparición de numerosas monografías sobre el tema, entre las que hay que destacar el trabajo de Ruiz Gurrillo Aspectos de fraseología teórica española (1997), donde la autora defi ne las expresiones fraseológi-

(10)

cas como complejos sintagmáticos fi jos. En este trabajo la autora refl e- xiona sobre el estatus teórico de la disciplina y los aspectos sintácticos y pragmáticos de las UFS a través de un corpus de citas del español oral.

El Manual de fraseología española de Corpas Pastor intenta llenar el

“vacío” existente en la fraseología española hasta esa fecha; a partir de los avances de la lexicografía, de la pragmática y de la lingüística la au- tora realiza una clasifi cación de las UFS, que incluye las colocaciones, las locuciones y los enunciados fraseológicos. Este manual, junto con el de Martínez Marín (2000: 249-260), marcó un punto de partida importante en los estudios posteriores sobre fraseología en España.

En apenas dos décadas la fraseología, en un primer momento una sub- disciplina de la lexicología, se afi rma como disciplina en toda regla gra- cias al interés que despertó en muchos estudiosos europeos, especialmen- te por parte de las corrientes lingüísticas y pragmáticas orientadas hacia el estudio de las UFS en el contexto.

1.1. Límites de la fraseología y cuestión terminológica

El establecimiento de los límites de la fraseología ha sido un tema de discusión recurrente en ámbito lingüístico y ha dado lugar a dos distintas y fundamentales posturas: la concepción estrecha o restringida y la con- cepción amplia de la fraseología (Corpas: 1997: 4-45, 127). La concepción estrecha o restringida considera que el fraseologismo es una combinación fi ja de al menos dos palabras, que funciona como parte integrante de una oración, dentro de la cual cumple las mismas funciones de un sustantivo, un verbo, un adverbio, una preposición, etc. En este sentido la fraseología englobaría solo las unidades fi jas y funcionalmente equivalentes a una determinada categoría gramatical. Por su parte, la concepción amplia de la fraseología considera UFS todas las combinaciones de palabras que se suelen usar como parte de oraciones, pero que no se pueden suscribir convencionalmente a una situación determinada sino que constituyen un subgrupo dentro del total de UFS de una lengua dada. Desde esta pers- pectiva la fraseología incluiría también expresiones, refranes, fórmulas fi - jas, frases hechas, locuciones proverbiales y combinaciones fraseológicas.

Otra cuestión controvertida ha sido la existencia de una variedad termi- nológica tanto para referirse a la disciplina en general como a los distintos fenómenos y elementos que esta engloba. Para Corpas (1997: 16-20) el tér- mino fraseología, en su acepción más general, designa las características específi cas de las construcciones propias de un determinado individuo, grupo o lengua. La segunda acepción del término se refi ere al conjunto de usos o contextos en los que normalmente aparece una entrada léxica.

La autora nos proporciona asimismo la defi nición del término fraseología contenida en el DRAE: “conjunto de frases hechas, locuciones fi guradas,

metáforas y comparaciones fi jadas, modismos y refranes, existentes en una lengua, en el uso individual o en el de algún grupo ”.

En cuanto a la denominación genérica de los distintos tipos de com- binaciones de palabras que engloba la fraseología, Corpas propone las defi niciones utilizadas más frecuentemente en español:

Expresión pluriverbal (Casares), unidad pluriverbal lexicalizada y habitualizada (Corpas) o unidad léxica pluriverbal (Hernández). Expre- sión fi ja (Zuluaga; Martínez Marín). Unidad fraseológica o fraseologismo (Zuluaga; Carneado Moré, Tristá Pérez).

Entre todas las defi niciones propuestas, Corpas descarta la de expresión fi ja al hacer esta hincapié solo en la fi jación, uno de los principales rasgos que caracterizan a dichas expresiones, y también porque solo en casos excepcionales estas expresiones son totalmente fi jas. Por otro lado, según Corpas las otras dos denominaciones propuestas, o sea la de unidad plu- riverbal lexicalizada y habitualizada y su versión acortada unidad pluriverbal, aunque dan cuenta de la naturaleza pluriverbal y de las características más importantes de estas expresiones (esencialmente su grado de lexica- lización y su alta frecuencia de coaparición en la lengua), son demasiado genéricas para abarcar los varios tipos de unidades y, al mismo tiempo, demasiado concretas para indicar su carácter unitario.

La denominación de unidad fraseológica (UF o UFS), propuesta igual- mente por Corpas, es un término genérico que goza de más aceptación en la Europa continental, la antigua URSS y los demás países del este europeo, donde más investigaciones se han realizado sobre este tema; re- presenta un término amplio que engloba los diferentes tipos sin que se pueda confundir con ningún subtipo, como en el caso de las locuciones o de los idiomatismos; tienen el estatus de unidades lingüísticas y funcio- nan como tales en diferentes niveles gramaticales.

1.2. Características lingüísticas de las UFS

Aunque no existen caracterizaciones globales y sistemáticas de las unidades fraseológicas, la mayoría de los estudiosos están de acuerdo en afi rmar que la UF es una combinación más o menos estable de al me- nos dos palabras que presenta como rasgos fundamentales la fi jación y la idiomaticidad, consideradas individualmente o como una combinación de ambos criterios2.

1.2.1. Fijación e idiomaticidad

Zuluaga afi rma que la fi jación es la propiedad que tienen ciertas expre-

2 Los autores que hemos tomado como punto de referencia para la caracterización de las UFS son Zuluaga (1980) , Corpas Pastor (1997: 20-32) y Ruiz Gurillo (1997: 13-32)

(11)

siones de ser reproducidas en el hablar como combinaciones previamen- te hechas. Más precisamente, son combinaciones de dos o más palabras que se caracterizan porque no son combinaciones libres de palabras, sino estructuras prefabricadas que se repiten y que forman parte del acervo léxico de los hablantes. Según Zuluaga la fi jación es arbitraria desde el punto de vista funcional, ya que no hay explicación sintáctica ni semánti- ca del tipo de fi jación en cada caso concreto. De todo esto se deduce que las UFS tienen esta forma porque así fueron fi jadas por el uso repetido en una comunidad lingüística.

El autor distinguió entre varios tipos de fi jación de las UFS españolas3: a) Fijación del orden de los componentes: la unidad a troche y moche no puede variar en a moche y troche*.

b) Fijación de categorías gramaticales: las UFS presentan determinadas categorías gramaticales que no admiten variaciones morfológicas, o sea en el tiempo verbal, en la persona, género o número; por ejemplo la expre- sión no dejar títere con cabeza no se puede variar en no dejar títeres con cabeza*.

c) Fijación del inventario de los constituyentes: la imposibilidad de in- sertar o eliminar elementos de la combinación (sin orden y sin concierto*

en lugar de sin orden ni concierto); la inseparabilidad de los componentes (agua clara de borrajas* en lugar de agua de borrajas); y la imposibilidad de sustituirlos (todo queda en hogar* en lugar de todo queda en casa);

d) Fijación transformacional: la imposibilidad de aplicar transforma- ciones a los componentes, como por ejemplo en carta blanca, la blancura de la carta*.

Según Corpas (1997: 24-26), la fi jación implica, en muchos casos, la especialización semántica o lexicalización. La autora afi rma que, a dife- rencia de las combinaciones libres de palabras, cuando se establece una asociación directa y unívoca entre las UFS y su interpretación semántica por parte de los hablantes, estas unidades pueden sufrir ciertos cambios semánticos. Lo cual signifi ca que primero se produce la fi jación y luego, como consecuencia de ello, se puede dar un cambio semántico.

En cuanto a la fi jación, se trata de un rasgo defi nitorio y caracteriza-

dor de las UFS, son sintagmas complejos y fi jos con cierta estabilidad y poca o ninguna transformación de su estructura sintáctica. No obstante, la fi jación es variable y depende del grado de gramaticalización de cada unidad fraseológica. De hecho, el grado de fi jación viene acompañado, muy frecuentemente, de la idiomaticidad o fi jación semántica, otro rasgo típico de las UFS; por esto se puede decir que todas las UFS son fi jas, en mayor o en menor grado, pero no todas son idiomáticas.

En su Manual de fraseología española Corpas defi ne la idiomaticidad como “aquella propiedad semántica que presentan ciertas unidades frase- ológicas, por la cual el signifi cado global de dichas unidades no es dedu- cible del signifi cado aislado de cada uno de sus elementos constitutivos”

(1996: 26-27)

Zuluaga, que profundizó en este tema, afi rma que la idiomaticidad puede entenderse esencialmente de dos maneras. En su sentido etimoló- gico, representa lo que es propio y peculiar de una determinada lengua y, desde el punto de vista semántico, característico de algunas combinacio- nes fi jas cuyo sentido global no equivale a la combinación de los signifi - cados de sus componentes. También en este caso el autor observa varios grados de idiomaticidad, una característica potencial y no esencial de este tipo de unidades. Algunas, por ejemplo, pueden evocar su sentido literal originario (por ejemplo: costar un ojo de la cara).

En términos generales, según nos explica Ruiz Gurillo (2000: 14-15), se puede decir que, por un lado, hay expresiones fraseológicas totalmente fi jas, estables y con signifi cado idiomático que representan las unidades fraseológicas prototípicas (como por ejemplo agua de borrajas); por el otro, otras se repiten pero su grado de fi jación es menor y pueden tener un signifi cado literal (poner en funcionamiento) o ejercer funciones de carácter pragmático (¡cielo santo!). Asimismo, para Ruiz Gurillo las UFS son com- binaciones fi jas de palabras que presentan algún grado de fi jación y even- tualmente de idiomaticidad, la fi jación es un rasgo esencialmente sintác- tico, mientras que la idiomaticidad es un fenómeno fundamentalmente semántico. De ello se deduce que, por un lado, la fi jación de las UFS se manifi esta en su estabilidad formal, en la escasa o nula productividad de sus esquemas sintácticos y/o en su defectividad transformacional; y, por el otro, que la idiomaticidad de las UFS conlleva que su signifi cado no se pueda deducir del signifi cado de sus componentes, tomados por separa- do o en conjunto.

1.3. Otras características de las UFS

En su Manual de fraseología española Corpas Pastor defi ne las UFS como unidades léxicas formadas por al menos dos palabras y cuyo límite supe- rior se sitúa en el nivel de la oración compuesta. Los rasgos defi nitorios

3 Corpas habla también, siguiendo a Thun (1978: 68) de fi jación interna y fi jación externa.

En el caso de la fi jación interna distingue entre fi jación material (que coincide con la distinción realizada por Zuluaga) y fi jación de contenido (peculiaridades semánticas).

En cuanto a la fi jación externa, Thun distingue entre fi jación situacional (la que se da como combinación de ciertas unidades lingüísticas en situaciones sociales determinadas, como ocurre en las expresiones de saludo del tipo “Encantado de conocerle”), analítica (aquella que se da como consecuencia del uso de determindas unidades lingüísticas para el análisis ya establecido del mundo), pasemática (la fi jación originada en el empleo de unidades lingüísticas según el papel del hablante en el acto comunicativo ) y posicional (la preferencia de uso de ciertas unidades lingüísticas en determinadas posiciones de los textos, como por ejemplo ocurre en los encabezamientos y en las despedidas de las cartas).

(12)

que la autora les atribuye, además de los aspectos comentados anterior- mente, son:

a) su alta frecuencia de uso y de coaparición;

b) su institucionalización;

c) su variación potencial;

d) la gradación en la cual se dan todos estos aspectos en los distintos tipos.

Cuando habla de la frecuencia de las UFS la autora alude a la apa- rición conjunta de sus elementos constituyentes, superior a la aparición individual de cada uno de estos elementos en una determinada lengua;

asimismo, se refi ere al uso considerable de tales elementos combinados en la lengua.

El uso repetido y frecuente de las UFS puede desembocar en su con- vencionalización o institucionalización. Dicha institucionalización carac- teriza las producciones lingüísticas de los hablantes, que tienden a utilizar combinaciones ya existentes y reproducidas repetidamente.

Aunque las UFS suelen caracterizarse por la fi jación formal y semán- tica, muchas de ellas pueden presentar variación léxica. A este respecto, según afi rma también Zuluaga, la autora distingue entre variantes en sen- tido estricto y modifi caciones (o variantes en sentido amplio).

Para que las UFS sean consideradas como variantes es necesario que:

a) pertenezcan a la misma lengua funcional (tomar/coger las de Villadiego);

b) no presenten diferencias de signifi cado (no es lo mismo decir echar a perros, o sea “emplear mal”, que echar los perros, o sea “echar una bronca”);

c) se utilicen de manera indistinta en cualquier contexto en que apa- rezcan;

d) sean parcialmente idénticas en su estructura y en sus componentes, o sea que solo varíe alguno de sus componentes;

e) sean fi jas, en el sentido de que formen parte de una serie limitada y estable.

Se consideran también variaciones aquellas transformaciones que se expresan a través de un cambio de signifi cado, categorial o léxico (ejemplo:

tomar el pelo/tomadura de pelo); las UFS sinónimas (estar hasta el moño/estar hasta la coronilla); y todas las variantes diatópicas (hacer novillos en España y hacer vaca en Perú), diafásicas y diastráticas (cerrar los ojos/ estirar la pata).

Con gradación Corpas se refi ere a la escala gradual con que se presen- tan los rasgos comentados anteriormente en las unidades fraseológicas, que se manifi esta tanto en su estructura semántica como en su fi jación, variación e institucionalización. Desde esta perspectiva, Zuluaga habla de unidades que tienen un signifi cado literal (dicho y hecho), las que presen- tan cierta semi-idiomaticidad (tira y afl oja) y aquellas que se caracterizan por un signifi cado peculiar o idiomático (dar en el búsilis).

Por último, la autora hace frente al problema de la difi cultad de traduc-

ción de las UFS. Efectivamente, muchas de ellas no son susceptibles de traducción, como se verá más adelante, porque se originan a partir de un hecho histórico o situación concreta típica de una determinada sociedad y cultura, un ejemplo de ello es el grupo de unidades fraseológicas que proceden de la tauromaquia en español (Muñoz Medrano, 2012: 165-188).

Ello conlleva cierto grado de difi cultad en su aprendizaje para quienes estudian el español como segunda lengua. Por ejemplo, es difícil estable- cer equivalentes de traducción de ciertas locuciones como estar al quite o poner un par de banderillas.

1.4. Intentos de clasifi cación de las UFS

La clasifi cación de las unidades fraseológicas es una cuestión contro- vertida entre los lingüistas. Por lo general, la mayoría de las clasifi cacio- nes existentes han surgido como respuesta a los problemas prácticos a los que se han enfrentado los estudiosos. Las clasifi caciones de las UFS, al igual que los estudios sobre el sistema fraseológico español, no son muy numerosas y los varios intentos de clasifi cación se han realizado atendien- do fundamentalmente a criterios semánticos, estilísticos y pragmáticos.

Entre todas las clasifi caciones existentes ha de destacarse la propuesta de Corpas Pastor, según la cual es necesario realizar una sistematización y clasifi cación que incluya un gran número de lenguas. En su propuesta, que aquí resumimos, la autora reseña las clasifi caciones más representa- tivas de la fraseología española, ordenándolas según un criterio crono- lógico, o sea según su aparición en las investigaciones globales sobre la fraseología en español (1996: 32:50).

1.4.1. J. Casares

Fue uno de los primeros autores en emprender el estudio de la fraseo- logía española y su clasifi cación, sus trabajos datan de los años cincuenta, y han servido de modelo a otros autores como Zuluaga y Tristá Pérez.

Basándose en un criterio funcional, el autor estableció tres grandes gru- pos de unidades fraseológicas: las locuciones, las fórmulas pluriverbales, y dentro de estas distinguió entre frases proverbiales y refranes. Señaló que no es fácil diferenciar estos grupos dadas las relaciones diacrónicas que mantienen entre sí. A continuación vamos a centrarnos en las defi ni- ciones de los grupos que Casares distingue en su clasifi cación.

Para el estudioso una locución es una combinación estable de dos o más términos, que funciona como elemento oracional y cuyo sentido unitario consabido no se justifi ca, sin más, como una suma del signifi cado normal de los componentes. El autor subdivide las locuciones en dos subgrupos según su contenido: las locuciones conexivas y las locuciones conceptua- les. Las locuciones conexivas son aquellas formadas por palabras grama-

(13)

ticales, vacías de contenido semántico, como con tal que (conjuntiva) y en pos de (prepositiva). Las locuciones conceptuales o signifi cantes son las formadas por palabras léxicas, que están clasifi cadas según la categoría gramatical a la que equivalen: pueden ser adjetivales (de brocha gorda), verbales (tomar el olivo), participiales (hecho un brazo de mar), adverbiales (en un santiamén), pronominales (cada quisque), interjectivas (¡ancha es Ca- stilla!) y, fi nalmente, las nominales (pie de montar, pie de liebre). Estas últi- mas se dividen en varias ramas según su estructura: las denominativas son las que sirven para designar una persona, animal o cosa y, a su vez, pueden ser geminadas, o sea compuestas por dos nombres, uno que indi- ca el carácter o la función del otro (tren botijo) y complejas que, en cambio, están constituidas por un nombre determinado por un adjetivo o por una preposición y un segundo nombre (tocino de cielo); las singulares, semejan- tes a un nombre propio (la carabina de Ambrosio); y las infi nitivas, formadas por infi nitivos (coser y cantar).

La frase proverbial es una entidad léxica sintácticamente autónoma que se diferencia de las locuciones porque no funciona como elemento oracional, ya que funciona como cláusula principal, y que se origina en textos escritos o hablados, que se han hecho famosos y que muestran ejem- plaridad, como Las paredes oyen y No se ganó Zamora en una hora. Así pues, desde esta perspectiva las frases proverbiales difi eren de las locuciones porque no pueden reducirse a una categoría gramatical como aquellas y, además, pueden variar en su estructura para adaptarse a las necesidades del discurso (se ha armado/se armó la de San Quintín). Además, las frases proverbiales, que muchas veces proceden de antiguos hechos históricos, suelen emplearse en determinadas situaciones que recuerdan por su se- mejanza a la que originó la expresión.

Las frases proverbiales representan una especie de cajón de sastre don- de se recoge todo aquello que no se deja encasillar fácilmente como locu- ciones o refranes. Las frases proverbiales pueden confundirse a menudo con los refranes, sobre todo con aquellos que constituyen una oración simple. Para Casares los refranes se diferencian de las frases proverbiales porque expresan una verdad universal y constituyen oraciones completas e independientes que ponen en relación por lo menos dos ideas y que se caracterizan por su artifi ciosidad (rima, aliteración, paralelismo) y cuida- da elaboración (ejemplo: Ojos que no ven, corazón que no siente).

En relación con los refranes, distingue a su vez los dialogismos o mu- letillas que se han unido permanentemente a ciertas frases, como aparece en este ejemplo: ¡No es nada lo del ojo! ¡Y lo llevaba en la mano!

Dentro de las frases proverbiales Casares incluye expresiones o fórmu- las rutinarias como Que te crees tu eso, A ver si va a poder ser, No hay derecho, y que denomina timos, es decir, expresiones de vida efímera que gozan

del favor de los hablantes durante un período breve de tiempo termi- nando por desaparecer, aunque no siempre desaparecen, pasando a ser algunas de ellas algo más que timos o fórmulas rutinarias.

Según Casares solo las locuciones y las frases proverbiales deben apa- recer en el diccionario, mientras que los refranes no deberían ser admiti- dos; por lo que respecta a las locuciones, Casares afi rma que el lexicógrafo debería tomar en consideración la clasifi cación de estas unidades según su categoría gramatical: locuciones nominales (loc. nom.); locuciones adje- tivas (loc. adj.); locuciones verbales (loc. verb.); locuciones exclamativas (loc. excl.); locuciones preposicionales (loc. prep.); además de las locuciones adverbiales (loc. adv.) y conjuntivas (loc. conj.) ya utilizadas en el dicciona- rio y de las participiales y pronominales que, debido a su escaso conteni- do, podrían indicarse simplemente con loc. A partir de la decimonovena edición del DRAE se adoptarán los criterios lexicográfi cos de Casares, quedando excluidos los refranes de los diccionarios generales, y a partir de su aceptación en la Academia se refl ejará también en las otras obras lexicográfi cas.

1.4.2. E. Coseriu

La aportación más importante de Coseriu (1981: 297-302) a la frase- ología es la conocida distinción entre técnica libre del discurso y discurso repetido: por un lado, la técnica libre del discurso abarca las unidades léxicas y gramaticales (lexemas, categoremas, morfemas) y las reglas para su mo- difi cación y combinación en la oración; por otro, el discurso repetido incluye todo lo que tradicionalmente está fi jado como expresión, giro, modismo, frase o locución, y cuyos elementos constitutivos no son reemplazables o re-combinables según las reglas actuales de la lengua.

Coseriu atribuyó características identifi cativas a las unidades del di- scurso repetido:

a) Son textos o fragmentos de texto que se reproducen en el habla.

b) Pueden presentar elementos incomprensibles fuera de la expresión.

c) Para su construcción se pueden utilizar reglas gramaticales no vi- gentes.

d) Pueden pertenecer a otra lengua histórica, como por ejemplo la lo- cución latina ad latere.

e) Algunas de sus partes pueden adaptarse según las necesidades del discurso.

Además, Coseriu subdivide las unidades del discurso repetido en tres tipos según el nivel estructural de las unidades a las que equivalen o con las cuales conmutan:

f) Las unidades que equivalen a textos y oraciones, a las cuales el au- tor denomina “textemas” o “frasemas” (por ejemplo: Cada palo aguante su

(14)

vela). En esta categoría se incluyen los refranes, los dichos, las sentencias, las frases metafóricas, los proverbios, las citas de autores conocidos e, in- cluso, fragmentos literarios, poemas y oraciones religiosas. Para Coseriu el estudio de estas unidades es competencia de la teoría literaria y, por eso, no deberían estar incluidas en los diccionarios, ya que quedan fuera del ámbito lexicográfi co.

g) Para Coseriu las unidades equivalentes y conmutables por sintag- mas y combinables en la oración denominadas “sintagmas estereotipa- dos” (en este caso el autor no proporciona ejemplos en español) tampoco forman parte de los estudios lexicográfi cos, sino que corresponden a la sintagmática.

h) Las unidades equivalentes y conmutables por palabras y que se combinan dentro de la oración, que reciben el nombre de “perífrasis lé- xicas”, como no dar abasto, a boca de jarro, hacer hincapié. El estudio de este tipo de unidades sí entra en el ámbito de la lexicología.

Para Corpas Pastor la clasifi cación de Coseriu es rudimentaria y poco rigurosa esencialmente por tres razones:

a) En primer lugar porque no utiliza criterios de clasifi cación propia- mente dichos.

b) En segundo lugar porque incluye dentro del primer grupo unidades que no pertecenen al campo de estudio de la fraseología, como en el caso de las oraciones religiosas y de los fragmentos literarios.

c) En último lugar porque no proporciona unos límites bien defi nidos para diferenciar los sintagmas estereotipados de las perífrasis léxicas.

No obstante, Corpas admite que los estudios de Coseriu han sido par- ticularmente útiles para la investigación fraseológica española, sobre todo porque hicieron que otros estudiosos prestaran atención a la parcela de mayor fi jación y estabilidad de la gramática española.

1.4.3. A. Zuluaga Ospina

El autor denomina indistintamente a estas unidades expresiones fi jas y unidades fraseológicas, y con ambas se refi ere desde a las combinaciones que comprenden al menos dos palabras hasta aquellas formadas por ora- ciones simples o complejas, que se caracterizan por presentar fi jación y, en muchos casos, idiomaticidad.

Según los rasgos de la estructura interna de estas unidades (o sea según la fi jación y la idiomaticidad que las caracterizan) por un lado, y según su valor semántico-funcional (es decir las diferentes funciones sintácti- cas que pueden desempeñar en el discurso, sus posibles combinaciones y oposiciones y el nivel de estructuración gramatical en el que pueden com- binarse), por otro, Zuluaga establece una doble clasifi cación de las unida- des fraseológicas. Según su estructura interna, las unidades fraseológicas

pueden ser: fi jas y no idiomáticas, como dicho y hecho; semi-idiomáticas, como tira y afl oja; e idiomáticas, como a ojos vistas. Según su valor semán- tico-funcional, el autor distingue dos grandes grupos de expresiones fi jas:

las locuciones, que son aquellas que necesitan de otros elementos para po- der constituir un enunciado, y los enunciados fraseológicos, expresiones fi jas que constituyen por sí mismas enunciados completos.

En el caso de las locuciones, al igual que Casares, Zuluaga distingue entre aquellas que desempeñan exclusivamente una función gramatical y las que tienen un valor semántico pleno.

Efectivamente, la clasifi cación de las locuciones de Zuluaga presenta muchas similitudes con la efectuada por Casares. La diferencia funda- mental reside en incluir, dentro de las locuciones equivalentes a unidades gramaticales, las locuciones elativas, que funcionan como instrumentos relacionales que intensifi can y elativizan lexemas (por ejemplo la locución como un cosaco, o sea mucho, puede elativizar al verbo beber).

Además, por lo que respecta a las locuciones equivalentes a unidades léxicas, Zuluaga distingue cuatro tipos:

a) Las nominales, como cabeza de turco.

b) Las adnominales, como de pelo en pecho.

c) Las verbales, como dar calabazas.

d) Las adverbiales, como con pelos y señales.

Por último, a diferencia de Casares, según Zuluaga no hay que distin- guir entre locuciones participiales y locuciones adnominales, sino que hay que incluir las primeras dentro de las segundas; a su vez, las locu- ciones pronominales dejan de ser un grupo aparte asimilándose al tipo de locución al cual pertenezcan según su signifi cado categorial; mientras que las locuciones exclamativas pasan a formar parte de los enunciados fraseológicos.

En cuanto a los enunciados fraseológicos, Zuluaga realiza varias clasi- fi caciones y la más interesante es la que tiene en consideración su relación con el contexto:

d) Enunciados fraseológicos funcionalmente libres, que son considera- dos textos.

e) Enunciados fraseológicos contextualmente marcados, que dependen del contexto lingüístico o pragmático para poder funcionar.

Del primer grupo forman parte los refranes (Un clavo saca otro clavo) y los enunciados fraseológicos interjectivos (¡La órdiga!), que equivalen a las locuciones exclamativas de Casares; en cambio al segundo grupo perte- necen los dichos y frases hechas (Aquí fue Troya), los clichés (Cómo no) las unidades (del tipo Érase una vez) y las fórmulas de fi jación pragmática (del tipo Buenos días - fórmula de saludo -).

Según Corpas se trata de una clasifi cación muy elaborada desde el

(15)

punto de vista metodológico, sin embargo la autora subraya, al igual que Casares, que no se debe incluir en este grupo el de las colocaciones.

1.4.4. Z. Carneado Moré y A. M. Tristá Pérez

Muy interesantes son los estudios de Carneado Moré y Tristá Pérez a lo largo de los ochenta, infl uenciadas por las teorías fraseológicas soviéticas.

Carneado Moré toma como punto de partida para su estudio los fraseolo- gismos analizados en los diccionarios cubanos y realiza una clasifi cación de las UFS a partir de los modelos rusos, sin olvidar los postulados de Casares. Desde este punto de partida, y considerando el grado de motiva- ción y la estructura gramatical de los fraseologismos, la autora establece la siguiente distinción:

f) Adherencias: unidades completamente inmotivadas y que cumplen funciones oracionales, como perder la chaveta (“volverse loco”).

g) Unidades: que tienen un carácter relativamente motivado, como bus- car la boca (“provocar, buscar pelea”).

h) Combinaciones: varias palabras entre las cuales una de ellas adquie- re una determinada signifi cación en virtud de su relación con las demás, como en reinar el silencio.

i) Expresiones fraseológicas: refranes, proverbios, clichés y otras com- binaciones predicativas de palabra y oraciones, como Chivo que rompe tam- bor con su pellejo paga (“cada uno debe ser responsable de sus actos y obrar en consecuencia”).

La autora presta una especial atención a las adherencias y a las uni- dades y las clasifi ca según sus rasgos léxico-gramaticales, distinguiendo entre: fraseologismos verbales (pasar a mejor vida); refl exivos (agarrarse a un clavo ardiendo); prepositivos (hacérsele a alguien la boca agua); con el par- ticipio hecho/-a (hecho polvo); conjuntivos (nadar y guardar la ropa); con los pronombres la/las (diñarla); nominales (luna de miel); adjetivos (de marca mayor); y adverbiales (a horcajadas).

Tristá Pérez mantiene la clasifi cación de Casares (locuciones, frases pro- verbiales y refranes), pero amplía la parte de las locuciones distinguiendo dos tipos fundamentales según su estructura interna:

a) Fraseologismos cuya estructura interna lleva un “indicador míni- mo” o un “elemento identifi cador” que indica su condición de UF y que puede ser de carácter semántico o léxico. Si el indicador es de carácter semántico, estos fraseologismos incluyen aquellas unidades que se basan en una imagen inconguente (jarabe de pico); en cambio, si el indicador es de carácter léxico, incluyen las unidades formadas por palabras en desuso fuera de la UF (hacer el paripé), elementos onomatopéyicos (estar en un tris), préstamos (el dolce far niente) y arcaísmos (a pies juntillas).

b) Fraseologismos que no presentan ningún elemento identifi cador,

sino que son correlaciones homonímicas de una combinación libre que tienen un signifi cado metafórico fi jo, que se deduce parcialmente del de sus elementos constitutivos, por ejemplo: pisarle a alguien los talones y ten- der la mano.

1.4.5. L. Ruiz Gurillo

En su libro Aspectos de fraseología teórica española (1997: 73-83) Ruiz Gurillo trata de mostrar el carácter de los fenómenos fraseológicos, que según la autora constituyen una categoría gradual entre el lexema y el sintagma; sus propiedades y rasgos se manifi estan en diversos grados.

Ello demuestra el carácter no discreto de aquellas unidades que denomi- na combinaciones fi jas de palabras y hace imposible una clasifi cación de los varios grupos que pertenecen a la fraseología. De hecho, según ella, entre estos grupos no hay un límite sino una continua interrelación. Ruiz Gurillo se refi ere con la denominación unidades prototípicas a las unidades fraseológicas por excelencia, o sea las que poseen las propiedades de fi - jación e idiomaticidad en su nivel más alto. Asimismo establece su pro- totipo fraseológico a partir de una concepción estrecha de la fraseología, que abarca fundamentalmente locuciones, frases proverbiales y unidades sintagmáticas.

Su clasifi cación no discreta de las UFS incluye, a grandes rasgos, las siguientes categorías:

j) Los sintagmas nominales fraseológicos, representados por unidades como mesa electoral, agua de borrajas o talón de Aquiles, que son aquellos que presentan algún grado de fi jación y, a veces, de idiomaticidad, así como ciertos rasgos que llevan a considerarlos como UFS.

k) Los sintagmas verbales fraseológicos están representados por uni- dades como ser un lince, cortar el bacalao, soltar la mosca o salir de naja. Al- gunos de ellos pueden ser considerados como unidades prototípicas de la fraseología porque manifi estan rasgos de fi jación e idiomaticidad; otros, en cambio, se caracterizan por tener grados de fi jación escasos e idioma- ticidad nula.

l) Los sintagmas prepositivos fraseológicos, representados por unida- des como en concreto, a fl or de piel o a trancas y barrancas.

1.4.6. G. Corpas Pastor

Para Corpas las clasifi caciones de los autores comentados hasta ahora son incompletas y esquemáticas: por un lado, porque ninguna de ellas

4 Elemento oracional u oración completa; fi jación en el sistema, en la norma o en el habla;

fragmento de enunciado o enunciado completo; restricción combinatoria limitada o total;

grado de motivación semántica.

(16)

utiliza criterios claros para establecer una taxonomía razonada de las UFS del español; por otro, porque ninguno de estos criterios4 es sufi ciente para elaborar una clasifi cación global del sistema fraseológico español.

En su propuesta de clasifi cación la autora parte de una concepción amplia de la fraseología, que engloba todas las combinaciones que están formadas por al menos dos palabras y cuyo límite superior se sitúa en la oración compuesta. Están caracterizadas por una alta frecuencia de apa- rición en la lengua y de coaparición de sus elementos integrantes y por la institucionalización, la estabilidad, la idiomaticidad y la variación.

Corpas sugiere la utilización de dos criterios, el del enunciado, según el cual se establecen dos grupos de unidades fraseológicas, o sea aquellas unidades que no constituyen enunciandos completos y aquellas que sí los constituyen, y el de fi jación en la norma, en el sistema o en el habla. Y, además, a partir de la combinación de estos criterios propone un primer nivel de clasifi cación de las UFS en tres esferas5:

a) La primera estaría formada por las unidades fi jadas en la norma, o sea por los sintagmas libres que debido al uso han adquirido un cierto grado de fi jación, e incluye las llamadas colocaciones.

b) La segunda esfera incluiría las locuciones, es decir unidades fi jadas en el sistema. Estas dos primeras esferas agruparían UFS que no constitu- yen enunciados ni actos de habla completos, sino que equivalen a sintag- mas y necesitan combinarse con otros signos lingüísticos.

c) En la tercera esfera se encontrarían las unidades que constituyen enunciados por sí mismos, que están fi jados en el habla y que forman parte del acervo socio-cultural de la comunidad hablante y se denominan enunciados fraseológicos.

Cada una de estas esferas admite un segundo nivel de clasifi cación a partir de una serie de criterios adicionales.

En cuanto a las colocaciones dichos criterios adicionales son: la categoría gramatical, la relación sintáctica y semántica existente entre la base y el colocativo. La autora distingue entre las siguientes categorías:

a) verbo + sustantivo (sujeto): estallar una guerra, ladrar un perro, decla- rarse una epidemia;

b) verbo + [preposición +] sustantivo (objeto): entablar amistad, tener repercusión, poner a prueba;

c) sustantivo + adjetivo/sustantivo: odio mortal, ignorancia supina, viaje relámpago;

d) sustantivo + preposición + sustantivo: un diente de ajo, un ciclo de conferencias;

e) verbo + adverbio: desear fervientemente, felicitar efusivamente;

f) adjetivo + adverbio: rematadamente loco, relacionado estrechamente.

Por lo que respecta a las locuciones, los criterios considerados por la autora son el de la funcionalidad y su equivalencia con los distintos sin- tagmas oracionales. Al igual que Casares, Corpas establece una distinción entre: locuciones nominales, locuciones adjetivas; locuciones adverbiales, locuciones verbales, locuciones prepositivas; locuciones conjuntivas y lo- cuciones clausales.

Por último, subdivide los enunciados fraseológicos en dos grupos: las paremias y las fórmulas rutinarias. Las diferencias fundamentales entre estos dos grupos son:

1. La autonomía textual, que caracteriza a las paremias frente a la de- pendencia situacional de las fórmulas.

2. El signifi cado referencial de las paremias frente al social, expresivo o discursivo de las fórmulas (punto de vista semántico).

3. Las paremias, a su vez, comprenden varios grupos:

a) Los enunciados de valor específi co, que no poseen valor de verdad, independientemente de la situación a la cual se aplican (las paredes oyen, haber moros en la costa).

b) Las citas, que tienen origen conocido ya que proceden de textos escri- tos o de fragmentos hablados de un personaje real o fi cticio (Calderón).

c) Refranes, de origen desconocido (de tal palo, tal astilla; solo se vive una vez).

También las fórmulas rutinarias están divididas en algunos subgrupos, o sea el de las fórmulas discursivas, cuya función es la de organizar el discurso, y el de las fórmulas psicosociales, que facilitan el desarrollo nor- mal de la interacción social o permiten expresar el estado mental y los sentimientos de los hablantes. Estas comprenden, a su vez, ulteriores sub- divisiones, según las funciones pragmático-discursivas que ejercen.

Las fórmulas discursivas incluyen:

a) Fórmulas de apertura y cierre (a ver, hasta luego).

b) Fórmulas de transición (a eso voy).

Las fórmulas psicosociales comprenden:

a) Fórmulas expresivas que pueden ser de disculpa (con perdón); de consentimiento (y tanto); de recusación (ni hablar); de agradecimiento (mu- chas gracias); de réplica (de nada); de desear suerte (feliz navidad); de solida- ridad (¡qué se le va a hacer!); de insolidaridad (¡allá tú!);

b) Fórmulas comisivas de promesa y amenaza, que implican al hablan- te en un hecho futuro (ya ajustaremos cuentas).

c) Fórmulas directivas, de exhortación (¿te ha comido la lengua el

5 Corpas especifi ca que las UFS presentan una gran fl exibilidad, y por ello las unidades de una esfera determinada pueden evolucionar hasta convertirse en unidades pertenecientes a otra esfera; además, es posible que unidades de una misma esfera sean susceptibles de pertenecer a varios subtipos a la vez dentro de estas.

(17)

gato?), de información (¿qué mosca te ha picado?), de ánimo (no es para tanto).

d) Fórmulas asertivas, de aseveración (lo que yo te diga) o emocionales (¡no te fastidia!).

e) Fórmulas rituales, de saludo (buenos días) o de despedida (hasta la vista).

f) Miscelánea, o sea aquellas fórmulas para las cuales no existe un ver- bo performativo que recoja su valor ilocutivo (al agua patos, pelillos a la mar).

2. Las locuciones: introducción

Según se desprende de la propuesta de clasifi cación por esferas de Cor- pas, las locuciones forman parte de la segunda esfera y se pueden defi nir como unidades fraseológicas del sistema de la lengua que no constituyen enunciados completos y que suelen funcionar como elementos oraciona- les. Hemos visto también que otros autores como Casares, Zuluaga Ospi- na y Tristá Pérez han incluido las locuciones en su clasifi cación de las UFS. Al igual que las UFS en general, las locuciones están caracterizadas esencialmente por dos rasgos, es decir la fi jación y la idiomaticidad, aun- que como subraya Ruiz Gurillo, la manifestación de estas propiedades es una cuestión de grado.

2.1. Cuestión terminológica y diferenciación

A la hora de identifi car las locuciones, Corpas hace hincapié en la nece- sidad de hacer frente a dos cuestiones:

El problema terminológico, ya que las locuciones se reconocen también con otros nombres como frases hechas y modismos; establecer y defi nir las características que las diferencian frente a otros tipos de estructuras.

La denominación frase hecha parece ser demasiado vaga e inexacta, puesto que no marca unos límites claros. De hecho, Corpas nos dice que el térmi- no modismo fue rechazado por Casares hace más de cincuenta años y que para explicar sus razones este autor se centra tanto en la defi nición como en las características del modismo. Casares nos dice que el DRAE (1992) defi ne el modismo como “el modo particular de hablar propio y privativo de una lengua, que se suele apartar en algo de las reglas generales de la gramática”, o sea que se trata de expresiones propias de cada lengua, que fuera de esta no tienen sentido. Asimismo, el autor afi rma que el modismo se caracteriza por la anomalía gramatical6, la intraducibilidad y la inalte-

rabilidad de sus elemento7. Por tanto, el concepto del término modismo es mucho más amplio que el que el autor atribuye a la locución. Por último, para Casares el término modismo no abarca a todas las locuciones, por ejemplo excluye las denominativas.

Por lo que atañe a la diferenciación de las locuciones con respecto a otras estructuras, aunque dichas unidades presentan muchos puntos de contacto con las combinaciones libres de palabras, las locuciones se distin- guen de aquellas por la cohesión semántica y morfosintáctica. Para saber si se trata de una locución o de una combinación libre de palabras, Corpas Pastor propone someter una combinación de palabras a una serie de prue- bas. Una primera prueba podría ser la sustitución de un componente por su sinónimo, hipónimo o hiperónimo, como en el caso de mírame y no me toques, frente a obsérvame y no me toques*. Otra prueba propuesta por la au- tora es la supresión de uno de los constituyentes, comprobando, al mismo tiempo, si el resultado de dicha operación es gramaticalmente correcto, como en el caso de matar pájaros de un tiro*, en vez de matar dos pájaros de un tiro. En tercer lugar, tendría que comprobarse si es posible cambiar el orden de sus elementos: dar liebre por gato*, frente a dar gato por liebre, o hacerle su- frir a la combinación de palabras una transformación gramatical, como el borracho estiró la pata, transformada en pasiva la pata fue estirada por el borra- cho*. Para la autora, si en cualquiera de estas pruebas de sustitución, elimi- nación o transformación, la combinación de palabras sigue siendo correcta y posible gramaticalmente, aunque se haya perdido la cohesión semánti- ca se tratará de una locución y no de una combinación libre de palabras.

La diferenciación de las locuciones frente a las palabras compuestas resulta más complicada. A este respecto Corpas señala la existencia de dos perspectivas: una visión general, según la cual las locuciones son un tipo más de compuestos; y otra visión más específi ca, que establece unos límites entre las dos categorías. Debido a la falta de criterios adecuados para deslindar ambos fenómenos, la autora prefi ere llamar compuestos a todas aquellas unidades léxicas formadas por la unión gráfi ca de dos o más bases, y locuciones a aquellas unidades que, presentando un grado semejante de cohesión interna, no muestran unión ortográfi ca.

2.2. Características morfosintácticas y semánticas de las locuciones

Los rasgos morfosintácticos característicos de las UFS en general se extienden a las locuciones y se manifi estan en:

6 Según Casares, a diferencia de la locución, que está gramaticalizada, el modismo conserva su carácter metafórico o alusivo. Por ello se trata de categorías que a veces se superponen, o sea que son de distinto nivel.

7 Para Ruiz Gurillo, el nombre modismo resulta ambiguo porque, aunque en general la tradición gramatical lo usa para aludir a las combinaciones que presentan algún tipo de anomalía, por ejemplo léxica o gramatical, otros lingüistas lo emplean para referirse a las combinaciones que también se acotan con la denominación de locución.

Referencias

Documento similar

En cuarto lugar, se establecen unos medios para la actuación de re- fuerzo de la Cohesión (conducción y coordinación de las políticas eco- nómicas nacionales, políticas y acciones

D) El equipamiento constitucional para la recepción de las Comisiones Reguladoras: a) La estructura de la administración nacional, b) La su- prema autoridad administrativa

b) El Tribunal Constitucional se encuadra dentro de una organiza- ción jurídico constitucional que asume la supremacía de los dere- chos fundamentales y que reconoce la separación

Aunque en el lugar y ordenación de las expresiones fraseológicas dentro del artículo lexicográfico se observe una cierta uniformidad, es en este aspecto, en su forma de

Como ya dijimos, pretendemos usar la Lingüística de Corpus para iden- tificar las UFE en textos producidos en español de México (EM) y buscar las respectivas variantes en

Volviendo a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, conviene recor- dar que, con el tiempo, este órgano se vio en la necesidad de determinar si los actos de los Estados

En este trabajo la autora repasa también los últimos estudios sobre fraseología (págs. 53 – 93) realizando su propia propuesta de clasificación de las unidades fraseológicas para

(pág. 61), se encuentran los verbos FARE y ESSERE en combinación con distintas profesiones. Se trata de combinaciones léxicas semilibres, puesto que si se decide