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TEMA 6. DAVID HUME 2. RELACIONAR EL PENSAMIENTO DE HUME CON EL MARCO HISTÓRICO, SOCIOCULTURAL Y FILOSÓFICO DE SU ÉPOCA

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TEMA 6. DAVID HUME 1. INTRODUCCIÓN

El empirismo moderno (S. XVII y XVIII), también llamado empirismo británico, es la segunda gran corriente filosófica de la modernidad y se desarrolla en oposición al racionalismo continental. David Hume, junto con John Locke y George Berkeley, son sus principales representantes. Es importante destacar que el pensamiento de Hume se debe enmarcar también en el Siglo de las Luces.

Ideas más relevantes de los empiristas:

a) La fuente y el límite del conocimiento es la experiencia sensible.

b) Los contenidos mentales no son innatos, sino adquiridos a través de la experiencia (“el entendimiento humano es como una tabla rasa en la que nada hay escrito” hasta que la experiencia comienza a dejar su huella).

c) Lo que determina el valor del conocimiento y la ciencia es su utilidad (a diferencia de Aristóteles para quien el fin del conocimiento es satisfacer la curiosidad innata del ser humano)

d) El tipo ideal de ciencia no son las matemáticas y su método deductivo, como en el racionalismo, sino las ciencias empíricas que se basan en hechos comprobables y utilizan el método inductivo (por ejemplo la física de Newton).

2. RELACIONAR EL PENSAMIENTO DE HUME CON EL MARCO HISTÓRICO, SOCIOCULTURAL Y FILOSÓFICO DE SU ÉPOCA

David Hume nace en 1711 en Edimburgo (Escocia). En ese momento en Europa la mayoría de los estados son monarquías absolutas. En Gran Bretaña, en cambio, la monarquía había evolucionado hacia un sistema parlamentario. El poder se había concentrado en el parlamento y éste estaba ocupado por la nobleza y por los que gozaban de una situación económica adinerada, pero todos eran conscientes de que la soberanía residía en el pueblo y de que éste la cedía temporalmente al parlamento, con la condición de que éste le respetase sus derechos a la libertad y a la propiedad.

Cuatro años antes del nacimiento de Hume, en 1707, mediante el Acta de Unión, se produjo la unión formal de Inglaterra y Gales con Escocia, que pasaron a formar el Reino Unido de Gran Bretaña y cuando él nace reinaba Ana I, perteneciente a la casa de los Estuardo. A esta reina la sucederá Jorge I, Jorge II y Jorge III. Durante el reinado de este último, que se prolonga desde 1760 hasta 1820, Gran Bretaña se convertirá en la primera potencia mundial: crecerá en población y en prosperidad económica, conquistará Canadá, establecerá su dominio en los mares y derrotará a Napoleón, pero perderá también parte de las colonias, lo que luego serían los Estados Unidos de Norteamérica. Hume vivirá los primeros dieciséis años de este periodo, muere en 1776.

Desde el punto de vista cultural debemos citar los siguientes nombres:

a) En el ámbito de la ciencia a Isaac Newton (1643-1727), Edmund Halley, James Watt y John Dalton. Newton es, sin duda el científico más destacado y aunque murió cuando Hume era todavía un adolescente, su método experímental tuvo una enorme influencia en sus planteamientos empiristas.

b) En literatura a Daniel Defoe, autor de Robinson Crusoe, y a Jonathan Swift, Viajes de Gulliver.

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c) Y también al economista Adam Smith, considerado el fundador de la economía moderna.

En el ámbito filosófico destacar que la filosofía británica del XVIII tenía una intención eminentemente práctica. Lo que los filósofos pretendían era fundamentar la vida social, la moral y el derecho teniendo en cuenta las nuevas condiciones económicas e intelectuales que se estaban dando en la sociedad. Junto a éste, el otro rasgo característico de estos pensadores es el planteamiento empirista, frente a la tradición racionalista continental. Este empirismo supone situar en la experiencia el origen y límite del conocimiento humano y con ello distanciarse de la filosofía tradicional, incluido el racionalismo. En esta línea se encuentra la filosofía de John Locke y David Hume.

El pensamiento de Hume se debe situar también en el marco de la Ilustración.

Hume es un pensador ilustrado y comparte con este movimiento del siglo XVIII su aprecio por la razón y la libertad así como su deseo de desarrollar un pensamiento filosófico al margen de Dios. Este deseo está relacionado con la marcada tendencia de la época a la secularización del pensamiento, unida a una mentalidad cada vez más laica en la sociedad. Haciéndose eco de estas tendencias Hume defenderá el deísmo y analizará el tema de Dios y la religión circuncribiéndolos al campo del sentimiento (prescindiendo de toda relación con el conocimiento).

Respecto a este último punto, decir que el tránsito del teísmo al deísmo se había iniciado ya en el siglo XVII y que el deísmo encontrará firmes defensores en los ilustrados del XVIII. (Se entiende por teísmo la creencia en un Dios personal que ha creado el mundo y que lo gobierna con su providencia. Por su parte el deísmo coincide con el teísmo al admitir la existencia de un ser supremo creador del mundo y distinto de él, pero se diferencia del teísmo al considerar que la responsabilidad de este Dios hacia el mundo se agota en haberle dado las leyes de acuerdo con las que funciona. Una vez realizado el acto de creación, no se ocupa del mundo y tampoco pide a los hombres que le rindan culto, de modo que los hombres quedan libres para actuar de acuerdo con su propia razón, sin ninguna interferencia divina.)

PRINCIPALES LÍNEAS DEL PENSAMIENTO DE HUME

1. EL ESTUDIO DE LA NATURALEZA HUMANA: HOMBRE RACIONAL Y SER DE ACCIÓN.

El punto de partida de la filosofía de Hume es similar al de Descartes. Ambos comparten la idea de que es necesario reformar la filosofía dado el descrédito en que se encontraba, frente a la ciencia. La solución en el caso de Hume pasa por estudiar la naturaleza humana puesto que la ciencia que se ocupa del ser humano constituye el centro y el fundamento del resto de las ciencias.

La preocupación de Hume por el ser humano es eminentemente práctica, su objetivo es descubrir los principios que regulan nuestros juicios morales (tarea que incumbe a la Filosofía moral). Pero, al mismo tiempo, considera que para lograrlo es preciso empezar por clarificar los principios que rigen nuestro conocimiento teórico (Teoría del conocimiento).

1. LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

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Hume, como empirista que es, sostiene que todos los contenidos de nuestra mente proceden exclusivamente de la experiencia y dependen de ella. A tales contenidos los llama percepciones.

Las percepciones pueden ser de dos clases: impresiones e ideas.

Impresiones: son las sensaciones, pasiones y emociones en el momento en que se están experimentando (en el momento de ver, oír, querer o desear…).

Ideas: son imágenes debilitadas de las impresiones por tratarse de copias o recuerdos de las mismas.

Impresiones e ideas se diferencian en su grado o intensidad. Las impresiones son más vivas y fuertes que las ideas (es más intenso un dolor de muelas actual que su recuerdo).Además, las impresiones preceden y son la causa de las ideas. Para que una idea sea válida debe ser posible señalar la impresión o impresiones de las que deriva (si esto no fuera posible, sería una pura invención, sin referente real). Por esta razón la fuente y el límite del conocimiento son las impresiones (sólo conocemos nuestras propias percepciones, que son los hechos de conciencia que experimentamos y no las cosas exteriores tal como son en sí mismas).

Además, Hume distingue entre impresiones simples y complejas e ideas simples y complejas. Las ideas complejas o compuestas se deben a la atracción o asociación de unas ideas simples con otras, según unas leyes de asociación (similares a las leyes de atracción de los cuerpos de Newton). Así por ejemplo, la percepción de blanco en una pared es una impresión simple y su recuerdo es una idea simple. En cambio, la percepción del interior de una habitación que presenta diversas paredes blancas está formada por un conjunto de impresiones simples.

La combinación de ideas es fruto de la imaginación y ésta puede agrupar las ideas de dos formas: una natural, siguiendo una cierta regularidad –como en el caso de la idea compleja de árbol- y otra arbitraria, es decir, sin ningún orden establecido – como la idea de centauro.

Cuando la imaginación actúa naturalmente se rige por tres principios o leyes de asociación que son los siguientes:

a) Ley de la semejanza: por ejemplo cuando una pintura nos lleva a pensar en aquello que representa.

b) Ley de contigüidad en el tiempo el lugar: por ejemplo el recuerdo de mi casa y me lleva a pensar en lo que la rodea.

c) Ley de causa-efecto: cuando relacionamos, por ejemplo, la herida con el dolor.

1.1. CRÍTICA DE LA METAFÍSICA TRADICIONAL: CRÍTICA DE LAS IDEAS DE SUSTANCIA, YO Y PRINCIPIO DE CAUSALIDAD.

Una vez que ha establecidos los límites del conocimiento Hume someterá a una crítica demoledora a las ideas que eran la base de la metafísica tradicional.

Crítica de la idea de sustancia corpórea:

La idea de sustancia corpórea, de sustancia material, entendida como una realidad en sí, distinta a nuestras impresiones (procedentes de los distintos sentidos) no deriva de ninguna impresión sensible, luego carece de fundamento. Respecto del mundo corpóreo sólo tenemos impresiones y la idea de una realidad externa que está más allá de ellas no se basa en impresión o experiencia alguna.

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Por eso, la idea de sustancia (ej. La idea de una sustancia naranja) es una ficción. No existe aunque creamos en ella (lo único que conocemos es un conjunto de impresiones: sabor, olor, color, tamaño…).

Crítica de la idea de yo:

Del yo (alma, conciencia) como sustancia, no existe ninguna impresión como tal.

Si buscamos dentro de nosotros mismos lo único que encontramos son impresiones diversas, distintos estados de conciencia que van y vienen como escenas de teatro: un deseo, una alegría, una emoción… pero ninguna impresión referida al yo como totalidad.

También en este caso la imaginación finge un yo permanente, idéntico a través del tiempo, al que atribuimos aquellos estados de conciencia. Pero el yo es otra ficción, no existe aunque creamos en él.

Crítica de la idea de Dios

Igualmente imposible es demostrar si Dios existe o no porque no poseemos ninguna impresión que dé lugar a dicha idea, lo que equivale a decir que es incognoscible. Las pretendidas pruebas de su existencia apelando al principio de causalidad, como veremos a continuación, son imposibles porque este principio sólo se basa en un hábito y su aplicación queda limitada al ámbito de nuestra experiencia.

Crítica al principio de causalidad:

Según el principio de causalidad, todo efecto tiene una causa y además existe una conexión necesaria entre los efectos y sus causas. Hume critica la legitimidad de presuponer una conexión necesaria entre lo que llamamos causa y lo que consideramos su efecto. Es decir, niega que tengamos impresión sensible o experiencia directa de la vinculación necesaria e invariable entre un hecho considerado causa (el fuego) y otro considerado el efecto (aumento de la temperatura de un líquido).

Para Hume en lo que solemos considerar relaciones causa-efecto se dan las siguientes posibles impresiones:

a) contigüidad: cercanía de causa y efecto.

b) anterioridad: de la causa sobre el efecto.

c) regularidad: hasta ahora, siempre que ha ocurrido tal cosa, ha sucedido a continuación tal otra (el fuego siempre ha calentado el café).

Pero en ningún momento vemos la conexión necesaria entre lo uno y lo otro (no tenemos ninguna impresión que se refiera a esa necesidad) y, por tanto, no podemos afirmar con seguridad que tenga que suceder así y no de otro modo y que en el futuro vaya a seguir ocurriendo lo mismo. Lo máximo que podemos concluir es que hasta ahora esa correlación siempre ha existido, pero sobre el futuro no me puedo pronunciar porque no existe impresión o experiencia que lo avale. Según esto, la causalidad no existe en las cosas, sino en nuestro modo de pensarlas, debido a nuestra experiencia acumulada.

Tanto la idea de sustancia como la de causalidad son producto del hábito psicológico o costumbre y constituyen meras creencias, no conocimientos basados en la experiencia. No obstante estas creencias son fundamentales para nosotros, sin ellas no podríamos desarrollar nuestras actividades cotidianas (“La costumbre es la principal guía de nuestra vida y sin ella no daríamos un paso”).

1.2. CONSECUENCIAS: FENOMENISMO Y ESCEPTICISMO.

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La crítica a los conceptos de causalidad y sustancia (centrales en la metafísica tradicional) conduce a Hume al fenomenismo y al escepticismo.

Fenomenismo: puesto que sobre lo que se sitúa más allá de mi conciencia (de mis percepciones) sólo puedo tener creencias y no conocimiento, la realidad queda reducida a meras percepciones porque es lo único de lo que tenemos experiencia. Pero estas percepciones son siempre experiencias subjetivas, es decir fenómenos (lo que aparece o se muestra ante un sujeto).

Escepticismo: este planteamiento desemboca, a su vez, en el escepticismo en el sentido de que niega la posibilidad de un conocimiento objetivo y seguro de la realidad.

Esto se aplica también a la ciencia (incluso a la física de Newton), en la medida en que las leyes científicas se basan en el principio de causalidad.

Por tanto, el fundamento último del conocimiento es la costumbre que da lugar a la creencia (belief). Ahora bien, la creencia tiene gran importancia en Hume. La concibe como una fuerza oculta en nosotros, una especie de instinto que nos obliga a creer en la realidad porque sólo así es posible vivir.

2. LA FILOSOFÍA MORAL

La moral se ocupa de las reglas que hay que seguir para conseguir el bien y la felicidad. Pretende establecer el criterio que permita la distinción moral entre la virtud y el vicio y, en consecuencia, entre lo que se debe y lo que no se debe hacer.

El problema radica en que la razón no puede ser el fundamento de nuestros juicios morales, puesto que es esclava de las pasiones o sentimientos y no tiene otra opción que obedecerlas. Por tanto, el fundamento de la moral se halla en las pasiones o sentimientos.

Esto no significa, sin embargo, que cada uno de nosotros establezca sus propios juicios morales y que estos sean totalmente distintos de los de los demás. Hume, tratando de evitar el relativismo, sostiene que a la hora de realizar juicios morales interviene un sentimiento que es común a todos los humanos que es la simpatía. Este sentimiento o capacidad de simpatizar con la felicidad o la desgracia ajenas es común a toda la humanidad y explica que las personas estén de acuerdo al juzgar las acciones.

Pero tal acuerdo sólo se dará si quien aprueba o censura es un observador imparcial que se aleja de sus intereses particulares y tiene en cuenta la utilidad social de la acción o de las cualidades juzgadas.

3. FILOSOFÍA POLÍTICA

Hume rechazó las teorías del contrato social y explicó el origen de la sociedad diciendo que los seres humanos viven en sociedad porque les resulta más provechoso que la libertad y la independencia individuales. Lo único que justifica y legitima el poder de un gobernante es el bien común que procura a su pueblo y la defensa de los bienes indispensables para la vida de una sociedad (por ejemplo, la propiedad y la fidelidad a los contratos). El gobernante vigila para que los individuos no pongan sus intereses particulares por encima del interés general, y leyes son simples convenciones útiles, válidas mientras protegen los intereses y el disfrute de los individuos (rompe así con la idea tradicional del fundamento de las leyes positivas en la ley natural).

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