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Colección Artes y Humanidades

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Academic year: 2022

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Colección Artes y Humanidades

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Universidad del Valle Programa Editorial

Título: La pintura de María Fernanda Cuartas: Al otro lado del espejo Autora: María Antonieta Gómez Goyeneche

ISBN: 978-958-5599-41-3 ISBN-PDF: 978-958-5599-42-0 DOI: 10.25100/peu.384 Colección: Artes y Humanidades Primera edición

Rector de la Universidad del Valle: Édgar Varela Barrios Vicerrector de Investigaciones: Jaime R. Cantera Kintz Director del Programa Editorial: Ómar J. Díaz Saldaña

© Universidad del Valle

© María Antonieta Gómez Goyeneche Diseño de carátula: Danny Stivenz Pacheco B.

Imagen de portada: fotografía de Jaime A. Henao Franco.

María… María… n.º 1. María Fernanda Cuartas, 2018.

Óleo sobre lienzo, 150 × 120 cm.

Diagramación: Diana Lizeth Velasco D.

Corrección de estilo: Luz Stella Grisales H.

_______

Este libro, salvo las excepciones previstas por la Ley, no puede ser reproducido por ningún medio sin previa autorización escrita por la Universidad del Valle.

El contenido de esta obra corresponde al derecho de expresión del autor y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad del Valle, ni genera responsabilidad frente a terceros. El autor es responsable del respeto a los de- rechos de autor del material contenido en la publicación, razón por la cual la Universidad no puede asumir ninguna responsabilidad en caso de omisiones o errores.

Cali, Colombia, octubre de 2019

Créditos fotográficos:

Todas las obras de María Fernanda Cuartas aquí presentadas fueron fotogra- fiadas por Andrés Anfassa, exceptuando las capturas hechas por Jaime Arturo Henao Franco, de la colección “Un día en la vida de Raquel” (obras Seducción y Juegos, de 2015), de la serie pictórica “Reflexiones” (obra Tras la sotana, de 2015), de la serie “La inquietud del ángel” (obras Impasible, Sin retorno, Fran- queza, Metempsicosis, Sin título, Desdoblamiento, Expectativas, Observador vir- tual, Perfidia, Límites, de 2015), de la serie “Simplicidad del ser” (obras Simpli- cidad del ser 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 12, 13, 14, de 2016) y de la serie “María…

Maria…” (María… María n.º 1, de 2018, que aparece en la portada del libro).

Martha Castillo realizó las cuatro fotografías sobre la escultura en proceso de construcción titulada Ella (Figuras 262-265).

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Colección Artes y Humanidades

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A María Emilia Cuartas (q. d. e. p.).

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Fotografía: Andrés Anfassa, 2007.

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“—¿Te gustaría vivir en la Casa del Espejo, Mino?

[…] Pero, ¡ay, gatito, pasemos ya al comedor! Fí- jate, si se deja abierta de par en par la puerta del salón, se puede echar una ojeadita al corredor de la Casa del Espejo; y lo que se ve es muy parecido a nuestro corredor, claro que más lejos puede ser muy diferente. ¡Oh, Mino, qué bonito sería poder entrar en la Casa del Espejo! ¡Estoy segura de que contiene un montón de cosas preciosas! Juguemos a que hay un modo, alguno habrá, de entrar en ella. Mino, juguemos a que el cristal se hace blando como gasa, para que así podamos traspasarlo. ¡Pero cómo, si parece que realmente se transforma en niebla!

¡Ahora sí que va a ser fácil traspasarlo…! […] Y, en efecto, el espejo empezaba a disolverse al contacto de sus manos, como si fuera una clara bruma pla- teada. Alicia, un instante después, había atravesado el cristal y había saltado al Salón del Espejo.”

Lewis Carroll Alicia a través del espejo

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Agradecimientos

Agradezco a la artista María Fernanda Cuartas por la gentil colabora- ción en el préstamo de su archivo personal, disponibilidad de tiempo en el proceso de elaboración del presente estudio y autorización de la reproducción de sus obras. Mi reconocimiento, igualmente, a la doctora Martha Mejía Valencia, quien me presentó a la pintora y me acompañó en las primeras entrevistas. A Ángel Nuñez de Velasco, por su traducción del italiano al español de los textos pertinentes sobre María Fernanda Cuartas. A mi padre, Héctor Gómez Mejía; a Cristina Valcke y Simone Accorsi, colegas en el mundo académico y amigas, por su atenta lectura y observaciones. Al equipo del Programa Editorial de la Universidad del Valle, y a su director, Omar Díaz Saldaña, quienes hicieron posible la edi- ción de esta publicación.

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Contenido

INTRODUCCIÓN . . . .15

Ca p í t u l o 1 EL MUNDO DE MARÍA FERNANDA CUARTAS: SEMBLANZAS DE UN PASADO . . . .21

Una estirpe de empresarios vinícolas y comerciantes . . . . . 22

De la “Casita de Belén”, al hogar del abuelo Ovidio . . . . 26

Primeros pasos en su formación . . . 33

Otros ámbitos familiares . . . 37

Al otro lado del espejo: en el oficio de pintar . . . .39

Ca p í t u l o 2 EXPERIMENTACIONES EN LA MODERNIDAD . . . .43

Reminiscencias . . . .43

Incursión en el arte abstracto . . . .53

Ca p í t u l o 3 REPRESENTACIONES SOBRE INEQUIDAD DE GÉNERO EN RELACIONES DE PAREJA . . . .71

Encuentro fundacional y encuadre vincular . . . .75

Des-encuentros y disolución de un amor . . . .78

Relaciones de género inequitativas. . . .87

Pacto denegativo de las parejas y construcción de la individualidad . . . .87

El amor en la inequidad de género . . . .90

Encuadre histórico en las relaciones de pareja . . . .93

De las creencias a las ideas en torno a la mujer . . . . 103

Ca p í t u l o 4 LAS MÚLTIPLES VIOLENCIAS . . . . 113

Post mortem: La República de siempre . . . . 114

No más . . . . 119

Bendiciones de Dios que el hombre convierte en maldición . . . . 123

Datos sociales y estadísticos sobre la violencia . . . . 129

Contexto artístico . . . . 134

Algunas instancias históricas en torno al arte y la violencia . . . . 134

Violencia y función del arte en la aisthesis y en la catharsis . . . . 143

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Ca p í t u l o 5

EN TORNO AL DESPOJO DEL ROSTRO . . . . 151

De la obsesión fisiognómica por el rostro a su negación pictórica . . . . 151

Sobre la fisonomía del rostro y el carácter . . . . 151

Historia del rostro en el arte: algunas instancias y correlaciones . . . . 164

Formas simbólicas del rostro y del no rostro . . . . 176

El mundo o no de la cabellera . . . . 180

Los tocados . . . . 189

Presencia o ausencia de ojos . . . . 198

La boca y su lenguaje corporal . . . . 206

Cabezas masculinas con coronilla plana . . . . 217

Cabezas desvanecidas y rotas . . . . 220

Acéfalos . . . . 223

Otras estrategias en la negación del rostro . . . . 225

Ca p í t u l o 6 OTRAS COLECCIONES Y OBRAS . . . . 233

Un día en la vida de Raquel . . . . 233

La madre historia es mujer. Pariendo al destino y al pasado . . . . 243

Meninas . . . . 256

La inquietud del ángel . . . . 260

Simplicidad del ser . . . . 269

Ella . . . . 273

EXPOSICIONES INDIVIDUALES Y COLECTIVAS. . . . 277

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS NACIONALES E INTERNACIONALES . . . . 283

LISTADO DE OBRAS . . . . 288

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS . . . . 295

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María Fernanda Cuartas, nacida en Bogotá en los años sesenta del siglo XX, criada y formada en la ciudad de Cali, es actualmente una de las artistas relevantes de la región vallecaucana en el suroccidente de Colom- bia; su producción creativa ha tenido acogida y comentarios, ante todo, por parte de curadores y críticos en el exterior, donde ha encontrado una significativa recepción. Se trata de conceptos, comentarios, breves ensa- yos que han acompañado exposiciones, catálogos, reconocimientos y pre- mios internacionales, los cuales interpretan y evalúan obras en particular o, lo más frecuente, colecciones completas de esta artista.

Por ejemplo, en torno a la exposición sobre la serie pictórica titulada La madre historia es mujer: Pariendo al destino y al pasado, exhibida en Barcelona, España, en el año 2013, surgieron comentarios de los críticos de arte Manuel Rufí-Gibert (Crisolart Galleries, fundador de los museos Latin American Art Museum, Museo de Miami y San Francisco Museum of Contemporary Hispanic Art), Joan Lluís Montané (miembro de la As- sociació Catalana de Crítics d’Art, la Asociación Española de Críticos de Arte y de la Asociación Internacional de Críticos de Arte), Julio Ybern (pre- sidente de Jano, Asociación para la Divulgación y Promoción de las Artes Plásticas), Agueda Romaña (crítica y curadora del Museo Europeo de Arte Moderno), Arnau Puig (crítico y sociólogo de la cultura y del arte, miem- bro de honor de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge)1.

Introducción

1 Los comentarios de estos críticos se presentan en el capítulo 6, “Otras colecciones y obras”, de este estudio, como introducción a la sec- ción interna titulada “La madre historia es mujer: Pariendo al destino y al pasado”, en la cual se presentan las obras pertenecientes a esta serie pictórica.

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María Antonieta Gómez Goyeneche

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O en el catálogo de exposición del año 2016 redactado por Bruno Francisci (escritor, crítico y curador de arte), con motivo de la exhibición de la serie pictórica La inquietud del ángel, en el Museo Nazionale di Villa Pisani en Venecia, Italia2.

Mientras que en Colombia, generalmente las exposiciones, premios y condecoraciones otorgadas a María Fernanda Cuartas han estado acompañadas de reseñas de tipo periodístico en diarios, entrevistas en televisión y en radio3. Tras el contacto directo con su creación y de los diversos comentarios nacionales e internacionales, amerita así una evaluación con mayor detenimiento, partiendo, justamente, del ámbito comprensivo nacional en el que se contextualiza y constituye una mani- festación estética a justipreciar.

Se entrega así el primer libro en torno a esta artista, dirigido tanto a público especializado como general, el cual partió de la inquietud frente al despojo del rostro en sus obras y su vínculo con la pintura occidental.

De hecho, los rostros sin rostro, o su negación bajo diversas estrategias (enmascaramiento, tachadura, distorsión, difuminado, desenfoque, in- acabamiento, resquebrajamiento, omisión, invisibilidad, disgregación…) en algunas manifestaciones de la pintura moderna y contemporánea, no son menos significativos que los rostros inscritos en el realismo y la máxi- ma expresividad en el arte, como por ejemplo en la estatuaria de la época helenística del siglo IV antes de Cristo.

No se trata solo, en algunos casos, de rostros sin rostro entregados ahora a la imaginación del espectador para que acabe de completar men- talmente esta dimensión tan vital y central de la corporeidad humana.

O solo un repentino agotamiento en las sutilezas del verismo en el arte, que se agolpa de pronto en la nada de la negación y de la anulación, tras siglos y siglos de incursión en la psicología de las expresiones y de las emociones faciales, así como del interés bimilenario de la llamada fisiog- nómica en su intento de correlación entre cuerpo, rostro y carácter.

Tras intuir la existencia de un trasfondo que va más allá del aparente agotamiento del realismo de los rostros en el arte, y de la posibilidad de convivencia en un mismo período histórico de realismo y ficción simbó- lica en la negativa hacia los rasgos faciales, el presente estudio sobre la pintura de María Fernanda Cuartas surge de la inquietud sobre cómo

2 Catálogo de exposición L’inquietudine de- ll’angelo. 8-18 ottober 2015. Mostra perso- nale di María Fernanda Cuartas. Venecia:

Museo Nazionale Villa Pisani. En el capítulo 6 de este estudio, secciones internas “Meni- nas” y “La inquietud del ángel”, se encuen- tran fragmentos de los comentarios de Bruno Francisci, en italiano y también su traducción al castellano.

3 Por ejemplo, en cuanto a reseñas y entre- vistas de María Fernanda Cuartas en perió- dicos y revistas nacionales se encuentran, entre otra bibliografía: “La sociedad del pincel” (Motato, 2007, pp. 10-11), “Ma- ría Fernanda Cuartas: entre los cien mejo- res pintores del mundo” (2008, pp. 24-27);

“Un pincel muy influyente” (2012, p. C2);

“Heroínas del mundo, al óleo” (2013, p. 6);

“Todo lo que soy es mi propia creación”

(2010, p. 11); “María Fernanda Cuartas:

‘Un día en la vida de Raquel’”(2010, p. 3);

“María Fernanda Cuartas, el arte más allá de los rostros” (López, 2012, pp. 4C-5C);

“Amada por la crítica” (2013, p. C3); “La mujer que pinta rostros sin rostro” (2013, p. 40); “Quisiera que Bogotá me de la oportu- nidad de mostrarle mi obra: María Fernanda Cuartas” (Palacios, 2013); “María Fernanda Cuartas: excepcional pintora colombiana de la problemática social de las mujeres” (Gil Sierra, 2013, p. 15); “A los pies de Italia”

(2015, pp. 6, 8); “Cuartas conquista el mun- do del arte” (Zárate, 2015); “Homenaje a la mujer ya va tomando forma” (2018, p. B4).

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Introducción [17]

evolucionó su pintura hasta llegar a esta posibilidad de los rostros sin rostro, qué variables presentan, bajo qué temas se encuentran, qué los motiva, qué problemáticas de la existencia individual y social se filtran tras semejante trastocamiento anulativo de los rasgos faciales, que da la sensación de que avanzamos hacia una sintomática despersonalización en los últimos tiempos.

A algunos de estos interrogantes nos hemos podido aproximar, aunque un margen del enigma connatural tanto del rostro como de los rostros sin rostro queda como tal en el ámbito que habitamos, o bajo su trasmundo de- trás del espejo en manifestaciones y variables antecedentes en el cubismo, en el surrealismo y en otras tendencias más allá de las vanguardias artísticas.

En el transcurso del estudio sobre la creación de María Fernanda Cuartas y de sus rostros sin rostro, muy pronto surgió la dificultad de encontrar respuestas sin incursionar antes en su propia vida, en su pasa- do, y en al menos algunas de las principales temáticas de su producción, lo que Charles Mauron en su obra titulada De las metáforas obsesivas al mito personal (1980) ha llamado, en términos generales, los “mitos personales” de un autor, sus estructuras obsesivas, su situación dramática personal, modificada constantemente por reacción a sucesos internos y externos, pero persistente y reconocible en la producción creativa.

De tal modo que los objetivos se fueron ampliando en un abanico ma- yor de exigencias. Este libro se estructura así a través de ocho secciones:

la primera titulada “El mundo de María Fernanda Cuartas: semblanzas de un pasado”, de índole biográfica. Este enfoque en sus fundamentos, para un lector atento, no es una compilación de anécdotas, sino, en el mejor de los casos, posee tres grandes posibilidades frente a un artista o un escritor: “interesarse por ciertos datos de la biografía del autor que arrojan luz sobre la obra, interesarse por datos que explican la persona- lidad del escritor o interesarse por datos que, de forma general, pueden ser utilizados para el estudio de la psicología de la creación artística”.

(Viñas Piquer, 2002, p. 329).

En el primer capítulo sobre algunas instancias de la vida de María Fer- nanda, los datos biográficos están en función de la primera alternativa:

arrojar luz sobre sus obras, intentar explicar, en alguna medida, la moti- vación de ciertas temáticas y sus formalizaciones en su creación estética

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María Antonieta Gómez Goyeneche

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a partir de su experiencia de vida, en donde, en efecto, se encuentran vin- culaciones particularmente derivadas de los traumatismos de la violencia, la problemática de género y de la identidad que se vierte, nada menos, en esos rostros sin rostro, presentes tanto en la infancia de su historia de vida como en sus obras. La incursión biográfica, de hecho, encuentra vinculaciones en capítulos posteriores de este estudio, donde se tratan estas temáticas transversales en su creación. Así que lejos de ser una sec- ción gratuita, es el punto de partida pertinente, coherente y necesario, en este caso, teniendo en cuenta, además, los alcances y las limitaciones del método biográfico.

En efecto, así como las biografías de los creadores pueden ayudar a comprender o a explicitar, a veces, cierta coherencia semántica y cohesión formal que eventualmente se da entre la vivencia subjetiva y la objetiva- ción de una obra, se ha advertido, en términos generales, que “la relación que existe entre la vida privada y la obra no es una simple relación de causa y efecto” (Wellek y Warren, 1979, p. 92). De hecho,

Incluso cuando existe íntima relación entre la obra de arte y la vida del autor, nunca debe interpretarse en el sentido de que la obra de arte sea simple copia de la vida. […] El método biográfico ignora también hechos psicológicos sencillísimos. Una obra de arte puede dar cuerpo al “en- sueño” de un autor más que a su vida real, o puede ser la “máscara”, el

“anti-yo” detrás del cual se oculta su verdadera personalidad, o puede ser una pintura de la vida de la que el autor quiere evadirse. No debemos olvidar además que el artista puede “sentir” la vida de un modo distinto en función de su arte. […] La obra de arte no es un documento biográfico.

[…] En la obra de Milton y de Keats existe una cualidad que podemos lla- mar “miltoniana” o “keatsiana”; pero esta cualidad puede determinarse a base de las obras mismas, al paso que quizá no sea posible determinarla fundándose en materiales puramente biográficos. […]

Sin embargo, hay eslabones de unión, paralelismos, semejanzas obli- cuas, espejos deformantes. […] Si se emplea atendiendo a estas distin- ciones, el estudio biográfico reviste utilidad. […] Tiene, sin duda, valor exegético: puede explicar muchísimas alusiones. […] Sin embargo, sea

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Introducción [19]

cual fuera la importancia de la biografía en estos aspectos, resulta pe- ligroso atribuirle importancia especialmente crítica. No existen mate- riales biográficos que puedan modificar o influir la valoración crítica.

(Wellek y Warren, 1979, pp. 94-96)

Consciente de estas posibilidades y limitaciones, entre otras, del méto- do biográfico, se pasa complementaria y necesariamente de los contextos y correspondencias de la historia personal de esta artista con su creación, a la segunda sección de este estudio, titulada “Experimentaciones en la modernidad”. La cual da cuenta de las experiencias de María Fernan- da en movimientos artísticos que le antecedieron (especialmente ciertas reminiscencias del impresionismo y decididas incursiones en el arte abs- tracto) aunados a sus exploraciones y búsqueda de un lenguaje pictórico propio. En esta instancia el estudio sigue un enfoque histórico-artístico, en cuanto a la indagación de algunas influencias y tanteos de esta artista, evidenciados en varias de las colecciones concebidas en la última década del siglo XX (Cubismos, Carreras y polistas, Quijotes), que dan testimo- nio de fuentes en la tradición y cierto proceso de aprendizaje.

En la tercera y cuarta parte de este estudio se asume un enfoque so- ciológico del arte. Desde esta disciplina se han discernido, en términos generales, tres posibilidades: la sociología del artista, el contenido social de las obras y, en otra alternativa, la influencia de las obras en la sociedad (cf. Wellek y Warren, 1979, p. 114). Se ha optado por la segunda opción, buscando el contenido social en la representación formal de las obras y siguiendo la tendencia de la artista a establecer y producir series con va- riaciones de determinadas temáticas.

De tal modo que en la tercera sección se plantea un acercamiento a colecciones (Amorfos y abstractos, La dis’pareja, Un día gris) en donde aparece “Representaciones sobre inequidad de género en relaciones de pareja”, en una incursión a esta problemática, que constituye en su pro- ducción una inquietud persistente y significativa, ante todo en la primera década del presente siglo XXI.

Al igual que “Las múltiples violencias”, otra exploración abordada en la cuarta sección de este estudio, como tema no solo en su pintura (con algunas series seleccionadas aquí como No más o Lo oscuro detrás del

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María Antonieta Gómez Goyeneche

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negro), sino también en las técnicas de videoinstalación (Post mortem: La República de siempre: Siete minutos de duelo) e instalación (Bendiciones de Dios que el hombre convierte en maldición), trabajos realizados en la segunda década de este siglo.

En la quinta sección se desarrolla el tema “En torno al despojo del rostro”, comprendiendo el paso de la obsesión fisiognómica por esta par- te del cuerpo a su negación pictórica (sobre la fisonomía del rostro y el carácter, y la historia del rostro en el arte: algunas instancias y correlacio- nes), las formas simbólicas del rostro y del no rostro en la obra de esta artista: el mundo o no de la cabellera, los tocados, la presencia o ausencia de ojos, la boca y su lenguaje corporal, cabezas masculinas con coroni- lla plana, cabezas desvanecidas y rotas, acéfalos y otras estrategias en la negación del rostro. Aspectos abordados bajo un enfoque crítico de tipo estético-simbólico con matizaciones históricas en el arte, y de manera transversal en su producción figurativa.

Las siguientes tres secciones finales, sexta, séptima y octava, son de carácter esencialmente informativo: “Otras colecciones y obras”, en donde se presenta producciones y series (Un día en la vida de Raquel, La madre historia es mujer, Meninas, La inquietud del ángel, Simplicidad del ser, y la escultura titulada Ella) no abordadas aquí analíticamente en sus unidades temáticas, pero donde se da cuenta de su existencia para el conocimiento del público y para otras potenciales investigacio- nes. La séptima sección comprende una relación de las “Exposiciones individuales y colectivas” de esta artista a nivel nacional e internacional en Estados Unidos, Austria, España, Emiratos Árabes, México, Argen- tina. Y una octava y última sección informa sobre “Premios y reconoci- mientos nacionales e internacionales”.

Producto de esa enorme veta de investigaciones sobre artistas emer- gentes en Colombia, este estudio de ánimo académico y divulgativo pone a disposición el análisis de la artista seleccionada: María Fernan- da Cuartas. El acercamiento a su creación se delimitó en el periodo de 1998 al 2017, abordando así su dimensión estética con componentes interpretativos interdisciplinarios y complementarios de índole biográ- fico, formal, estético, histórico social y simbólico.

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“Busco la complicidad de lo real a lo irreal, basán- dome en el registro de lo pensado a lo impensado, del silencio a la soledad; persigo mis ideas a través de una pintura transfigurada. Mi emocionalidad, mi agresividad, mi pasión, van de la mano en cada tra- zo de mi pincel…”.

María Fernanda Cuartas

Este acercamiento hacia el mundo de María Fernanda Cuartas da cuen- ta de algunos de los principales acontecimientos inscritos en su pasado, guiándonos a través de su mismo testimonio, el de una de sus familiares, y de material visual y documental que pertenece a su archivo personal4, así como con base en ciertas indagaciones complementarias de índole so- ciohistórica, concerniente a las primeras etapas de su formación.

Comprende las siguientes secciones: “Una estirpe de empresarios vi- nícolas y comerciantes”; “De la Casita de Belén, al hogar del abuelo Ovidio”; “Formación y otros ámbitos familiares”; “Al otro lado del espejo: En el oficio de pintar”, tratando de comprender en términos bio- gráficos, en esta primera instancia, circunstancias de su entorno familiar y social que habrían de influir, consciente o inconscientemente, explícita e implícitamente, en su pintura a partir de ciertos “mitos personales”, que configuran de manera iniciática su experiencia de vida.

El mundo de María Fernanda

Cuartas: Semblanzas de un pasado

Capítulo 1

4 Para el acopio de la información biográfica, se realizó una serie de entrevistas a la pinto- ra María Fernanda Cuartas: Cali, 4 y 18 de mayo; 2 y 17 de junio de 2014; Bogotá, 3 de julio, 14 de agosto y 9 de octubre de 2014;

Cali, 28 de octubre de 2014, 18 de enero de 2017. Así como a su tía Olga Lucía Cuartas Cadavid: Cali, mayo 18 y junio 6 de 2014;

enero 18 de 2017. Algunos nombres de las personas que entraron en contacto con la fa- milia Cuartas han sido cambiados en función de los derechos de uso de identidad en torno a la presente biografía.

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María Antonieta Gómez Goyeneche

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Una estirpe de empresarios vinícolas y comerciantes

La madre de María Fernanda, María Emilia Cuartas, nació en un hogar colombiano muy prestante de Pereira, en esa época una ciudad del departa- mento de Caldas5. María Emilia es hija de Ovidio Cuartas Jiménez (1907- 1990) y Olga Cadavid Mazuera (1919-1941), prima del empresario de la construcción Fernando Mazuera y hermanos. Cinco hijos tuvieron Ovidio y Olga de su matrimonio católico celebrado en 1935: Fernán, quien muere de una meningitis a los dos meses de nacido; Guillermo, Olga Lucía, María Emilia y Eduardo Cuartas.

La familia de su madre, por parte de su abuela, fue una estirpe de em- presarios vinícolas y comerciantes en su región, fundadores de “Bodegas Viejas Cepas”, “Ultramar”, “Cherrynol” y “Vinos de la Corte”. Por el lado de su abuelo Ovidio, él y sus cuatro hermanos (Alfonso, Lope, José y Camilo Cuartas) fundaron en los años treinta la casa comercial “Cuartas Hermanos”, que funcionó en Pereira y en Cali; un almacén que traía los más diversos artículos importados de Europa: enseres, muebles vieneses, instrumentos musicales, pianos, rancho, licores…

Particularmente en Cali y ciudades aledañas, se facilitaba este tipo de empresa comercial importadora de artículos de todo tipo, debido a la aper- tura del Canal de Panamá en 1914, así como un año después con la termi- nación del Ferrocarril del Pacífico en la región, el mejoramiento de las vías de comunicación existentes y la apertura de otras, que se estiman como

las principales causas que directa o indirectamente incidieron en el floreci- miento industrial y comercial de la ciudad. Al consolidarse Buenaventura como primer puerto del país en la Costa del Pacífico, el comercio de impor- tación y exportación se orientó hacia Cali llegando ésta y el puerto a cons- tituir una verdadera unidad económica decisiva para el progreso regional y nacional. Debió completarse la integración de la ciudad y el puerto con la construcción de una carretera que las uniera, obra de gran envergadura que se ejecutó entre los años de 1926 y 1945. La nueva carretera al mar y la variante Buga-Loboguerrero, cuyos beneficios económicos son evidentes, fueron obra de años posteriores (Gómez, Gómez y Martínez, 1985, p. 247).

Pereira, años treinta Al lado derecho del autobús, el almacén “Cuartas Hermanos”.

Archivo familiar.

5 La creación del departamento de Caldas —en honor al sabio Francisco José de Caldas—, acontece el 11 de abril de 1905, con Mani- zales como su capital. En 1966 una vasta región de ese departamento se independizó territorial y políticamente para conformar dos nuevos departamentos: Risaralda, con capital Pereira, y Quindío, con capital Arme- nia. A estos tres departamentos se les conoce hoy en día como el Eje Cafetero, y bajo el re- cuerdo de la confluencia de estas regiones en un mismo departamento, se habla del “Viejo Caldas”.

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El mundo de María Fernanda Cuartas: Semblanzas de un pasado [23]

Pasado un tiempo, en los años cincuenta, cada uno de los hermanos Cuartas se independizó en términos comerciales; su abuelo Ovidio se traslada definitivamente a Cali, y dentro de la historia empresarial que contribuyó al progreso de la región vallecaucana, se tiene que montó en esa misma década una fábrica de café, trilladora y tostadora, llamada Café Cuartas, ubicada en la carrera 10 con calle 33A.

Acorde históricamente esta empresa en términos agrícolas y comer- ciales con el hecho de que, además de la industria azucarera como el principal desarrollo industrial de la región del Valle6, estaban impulsadas desde las décadas de 1920 y 1930 las trilladoras destinadas a procesar el café que convergía hacia Cali. Café que, en general, “no era poco, pues la ciudad se encontraba próxima a la zona cafetera más importante del país y aquí se concentraba la mayor cantidad de grano destinado a la ex- portación, pues el puerto de embarque era Buenaventura” (Gómez et al., 1985, p. 248).

Cali, continuando con el desarrollo económico en los años cincuenta7, se convirtió en epicentro de corrientes migratorias debido al paso obli- gado del grano de exportación, que implicó el crecimiento de fuentes de empleo por el auge de “las actividades relacionadas con el transporte, el bodegaje, las firmas exportadoras, los almacenes, los bancos, los bares y cafés, los hoteles y las manufacturas” (Vásquez Benítez, 2001, p. 77), así como de “las primeras industrias trilladoras de café y otros servicios que van mostrándonos cómo el capitalismo se va abriendo paso en el país”

(Castillo, 1994, p. 20). Con estas empresas y otras fuentes de empleo que atraen una ola de inmigrantes de las regiones vecinas, en medio del fenó- meno de la violencia sociopolítica en esa década, se va abriendo paso una nueva clase dirigente que entrará a formar parte de la élite burguesa que

“tratará de dar forma a todo lo que la rodea, de acuerdo con sus idea- les” (Castillo, 1994, p. 21), y con las nuevas oportunidades que ofrece el departamento del Valle del Cauca se incrementa, a su vez, la población y las diferencias sociales8.

Ovidio, proveniente del eje cafetero del país, funda así en Cali duran- te esa década de los cincuenta, Café Cuartas, tras haberle comprado a uno de sus hermanos en Pereira, proveniente del negocio llamado Don Camilo, la maquinaria de la trilladora y la tostadora. Y atendiendo

6 Según las estadísticas económicas, ya para co- mienzos de los años treinta el Valle producía el 50 % del azúcar nacional, y para 1945, su producción era del 69,1 %.

7 De hecho, en Cali, en los años cincuenta se registran “obras importantes que mejoran la vida comunitaria tales como la construcción del hospital departamental, ampliación de vías, la terminal ferroviaria, la primera etapa de la hidroeléctrica de Anchicayá y las des- tinadas para la realización de los VII Juegos Nacionales en 1953” (Castillo, 1994, p. 29).

8 Se ha establecido que “con el crecimiento poblacional los contrastes clasistas aparecen más fuertes, una gran masa de recién llegados luchando por salir de la miseria con pocas oportunidades de disfrute de la vida aparece compartiendo el mismo medio con una bur- guesía que vive la prosperidad creciente con sus regímenes políticos que le facilitan la con- centración de la riqueza” (Castillo, 1994, p.

29). Se registra que entre 1950 y 1964 la tasa de crecimiento poblacional en Cali fue del 7 %, segunda tasa después de Sao Paulo. “En- tre 1961-1964 en el departamento del Valle la población rural bajó del 50,4 % al 29,6 % y la urbana pasó del 49,6 % al 70,4 %, conti- núa el referenciado Castillo.

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María Antonieta Gómez Goyeneche

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a su vena comercial, Ovidio, abuelo de María Fernanda, contribuyó, además, a dar el paso que se dio de las plazas y galerías de mercado, conformadas por la confluencia de campesinos e intermediarios dentro de la clase popular que traían y vendían los productos alimenticios, ha- cia la empresa privada de los supermercados en los principales barrios, agenciados por la élite comercial dentro del capitalismo creciente que va experimentando la ciudad. De tal manera que inaugura, igualmente a fines de la década de los cincuenta y en la primera mitad de los sesenta, lapso este último que significó el tope máximo del desarrollo económi- co en la región9, el almacén de víveres llamado Cuartas Supermerkado, que llegó a tener tres sucursales: una en la calle 12 entre carreras 5.ª y 6.ª, cerca a la Plaza de Caicedo en el centro; otra en Santa Rita, en la

“portada al mar”, donde actualmente queda un supermercado Carulla;

y otro más en el oeste, en el barrio el Peñón, que fueron en su época número uno en la capital del Valle.

Curiosamente, el cambio de la letra C por la K en la palabra “Super- merkado” y la papelería en inglés en los años sesenta revelan, precisamen- te, la penetración de la cultura del capitalismo euro-norteamericano en nuestro contexto, sobre todo en las clases altas y medias de las ciudades, determinando “en grados y matices variables el contenido y el marco de sus pensamientos y de sus acciones”, como diría en términos generales, en torno a esa época, Kaplan (1974, p. 245).

El abuelo de María Fernanda, quien habría de ser una figura estratégica por su poder de decisión sobre su hija María Emilia, y sobre su nieta duran- te sus primeros años de vida, había enviudado a los treinta años al fallecer en Pereira, el 23 de marzo de 1941, su esposa, Olga Cadavid Mazuera, a causa de una hemorragia que los médicos no le pudieron controlar durante el parto del último de sus hijos, Eduardo. Las notas de la alta sociedad en los diarios de la época registraron durante varios años el aniversario de su muerte. Ovidio acrecienta su capital con la herencia de su acaudalada espo- sa que le permitió, en parte también, la inversión de la fábrica Café Cuartas y de Cuartas Supermerkado. Se dedica a viajar por el mundo, realizar cru- ceros en el “Queen Elizabeth” y disfrutar en compañía de sus amistades en los mejores Clubes de Cali10 y Pereira: Club Colombia, Campestre, Coun- try Club, el Rialto de Pereira…

Papelería “Cuartas Supermerkado”, Años sesenta. Archivo familiar.

9 Según explicita Castillo (1994), en térmi- nos históricos generales, “la primera mitad del nuevo período de los 60 significó el tope máximo del desarrollo económico en la re- gión. Con la expansión y tecnificación del cultivo de la caña se alcanzó prácticamente el monopolio de la producción de azúcar en la nación, la creación de nuevas industrias como Propal y Sidelpa, y con el fortaleci- miento exportador de Buenaventura, que lle- gó a controlar en 1955-59 el 63.3% de las exportaciones y en 1960-64 el 61.4%; así en el período 1918-64” (p. 34). Observan tam- bién Ocampo y Montenegro (1984), “Cali se convirtió en uno de los centros industriales y agropecuarios más importantes del país, y en el centro comercial que administraba el puer- to más importante de Colombia” (p. 369). De tal manera que se establece el primer perío- do de los años sesenta como uno de los más prósperos en la capital del Valle.

10 Particularmente en Cali, el uso del tiempo li- bre de las élites empezó a encausarce desde los años veinte a través de instituciones como el Club Colombia, y después vendrían otros

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Los cuatro hijos del abuelo Ovidio que quedan a temprana edad huér- fanos de madre, Guillermo, Olga Lucía, Eduardo y María Emilia Cuartas, quedan a cargo de las nanas para su crianza y, por temporadas, son envia- dos con sus tías. Hasta que Ovidio manda a estudiar a su hijo Guillermo a Estados Unidos, y Olga Lucía y María Emilia se educan en uno de los colegios más prestantes de Cali, el Sagrado Corazón. Al terminar sus es- tudios de primaria, las dos hermanas, Olga Lucía y María Emilia Cuartas, son enviadas a estudiar la secundaria en el “Sacre Coeur” en Bruselas, Bélgica. Al único que el abuelo Ovidio no envió a estudiar al extranjero fue a su último hijo, Eduardo Cuartas, cuyo nacimiento implicó, inocen- temente, la muerte de su madre.

Al terminar su bachillerato en Bélgica, María Emilia estudia idiomas (inglés, francés), cultura general, psicología y puericultura en París; regre- sa a Cali en el año 1957, y tiempo después parte nuevamente a Europa, esta vez a España, donde reside durante cuatro años, debiendo recluirse en dos oportunidades en clínicas de reposo por depresión severa.

Para cuando María Emilia regresa a Cali proveniente de Europa, su familia vive el apogeo de la economía en el país durante los años se- senta, época en la que política y culturalmente se vive bajo el influjo de

Avisos publicitarios de la fábrica

“Café Cuartas”, década de los setenta.

Archivo familiar.

también de prestigio para las clases dirigen- tes y empresariales. En los años cincuenta la Revista Cali “deja traslucir el sentir del sector más privilegiado de la sociedad” en donde, según referencia Castillo (1994) en térmi- nos generales, “encontramos su mundo de disfrute con artículos sobre las estrellas de Hollywood, las ‘reinas de la Revista Cali’, los reportes de las actividades en el club la Ri- vera, Campestre, Colombia o San Fernando”

(pp. 29-30).

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los Estados Unidos, tras las contraposiciones y tensiones entre capita- lismo y comunismo en el momento álgido para Latinoamérica con la Revolución cubana en 1959, la agudización de la llamada guerra fría, el asesinato de John F. Kennedy, la construcción del muro de Berlín, la revolución cultural proletaria de Mao en China, el ascenso de Indira Gandhi como primera ministra de la India, la guerra del Vietnam, el movimiento hippie estadounidense, la lucha por la igualdad en los de- rechos civiles de los negros con Martin Luther King y Malcolm X, la agudización de la xenofobia del Ku Klux Klan, la revolución sexual y el impulso también en la proclamación de los derechos de equidad de la mujer, la carrera espacial y la llegada a la Luna, así como con un nuevo rumbo en la moda y otro espíritu a través de la música con los Beatles, Elvis Presley, entre otros sucesos que marcaron los años sesenta (cf. Ti- rado Mejía, 2014; Uribe, 2016).

De la “Casita de Belén”, al hogar del abuelo Ovidio

Dado su conocimiento del inglés y del francés, María Emilia se desempe- ña como guía de turismo en Cali en esa década. Tuvo un novio, Bruno, a quien consideró el amor de su vida, pero al cabo de unos años se separan

Olga Cadavid Mazuera de Cuartas, abuela de María Fernanda Cuartas.

Avisos de prensa anunciando su muerte, el día 23 de marzo de 1941.

Archivo familiar.

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y conoce después al oficial Humberto Aparicio, con quien tiene un corto noviazgo a sus veintisiete años de edad11. Fruto de ese romance fue María Fernanda; su padre continúa su carrera en la Policía Nacional fuera de Cali, e ignora por años este hecho al no ser informado de la situación.

En su condición de madre soltera, María Emilia mantuvo también en si- lencio su embarazo frente a su padre Ovidio, hasta que refiere su situación a su familia. Dada la formación dentro de valores tradicionales, una propen- sión patriarcal y un respeto y obediencia a las jerarquías y a la moral cristia- na, se oculta socialmente el embarazo. María Emilia, por el estrés, a los siete meses baja 9 kilos, se agudiza su propensión desde muy joven a la depresión, acude a tranquilizantes, es internada en clínicas de reposo y vive en un estado de ansiedad y de angustia.

Un comportamiento muy común, sobre todo en la clase alta, cuan- do acontecía este tipo de situaciones de madre soltera, era viajar a otra ciudad en el país o el exterior para tener su hijo o su hija. Así, por pres- cripción patriarcal, María Emilia se traslada a Bogotá unos meses an- tes de tener a su hija, y se hospeda en un convento. Su hermana Olga Lucía llega en horas de la mañana el 8 de septiembre del año 1967, y le aconseja no entregar a la niña en adopción y que se vayan a un hotel.

En horas de la tarde de ese día María Emilia entra en proceso de parto y su hija María Fernanda nace en la Clínica de Marly.

La psicóloga de María Emilia teme que por la tensión nerviosa, los medicamentos y los severos tratamientos por los que pasó, María Fer- nanda pudiera haber nacido con algún problema físico. Así que María Emilia observa con ansiedad a su hija recién nacida para verificar su integridad y normalidad, constatando para su alivio el perfecto estado de su salud.

Después de una semana de nacida María Fernanda, su madre, en com- pañía de Olga Lucía, regresan a Cali. Al llegar al aeropuerto de la ciudad las esperan Ovidio y algunas monjas de la “Casita de Belén”, ya que Ovidio había hablado también con un sacerdote español de una iglesia en Cali para concertar la adopción de la niña. María Fernanda fue en- tregada así a una institución de protección infantil fundada a fines de 1953 por un matrimonio de la sociedad caleña: el señor Antonio Obeso

11 Para el momento en que Humberto Apari- cio conoce a María Emilia Cuartas, en la se- gunda mitad de 1960, ya se había graduado como subteniente en la Policía Nacional, en 1959. En 1965 quiso ser piloto. “Entonces, con 30.000 pesos prestados pagó un curso en Bogotá, luego se fue a Cali y se graduó como el primer piloto de la Institución”. Es decir, Aparicio ya era pionero de la aviación policial en Colombia y se encontraba en ese entonces en el grado de capitán. Véase al res- pecto el artículo “Humberto Aparicio: el ma- yor de los mayores” (2005).

Humberto Aparicio, padre de María Fernanda, 1965.

Pionero de la aviación policial en Colombia.

Archivo familiar.

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de Mendiola y su esposa Luz Mejía de Obeso, a quienes había acudido la superiora de las Hermanitas de la Asunción, pidiéndoles ayuda “tras el caso de una madre que falleció y dejó solos a sus dos hijos”; lo cual dio la pauta para que con su apoyo económico se fundara un albergue para niños y niñas en circunstancias adversas y de vulnerabilidad: la “Casita de Belén”12.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que habría de tener dentro de sus varias funciones la de facilitar las adopciones de niñas y niños abandonados, con la responsabilidad de proteger y for- talecer la familia colombiana, no se fundó sino hasta un año después, en 1968, de manera que la “Casita de Belén”, en Cali, fue un espacio al que se apeló en 1967.

Entregada así María Fernanda a esa institución, se permitía que su madre María Emilia, en compañía a veces de su hermana Olga Lucía, a quien María Fernanda consideró también como su segunda madre, la vieran periódicamente. Al cabo de los dos años, en 1969, Olga Lucía co- menta a su padre Ovidio que pasado ese tiempo los infantes no pueden permanecer en el albergue en el caso de que no haya existido interés de alguna familia por la adopción. Ante tal coyuntura, el abuelo Ovidio per- mite que María Fernanda goce, por primera vez, del calor de su hogar en compañía de su familia, en donde finalmente se queda.

En casa de Ovidio, cuenta María Fernanda, tuvo una infancia feliz.

Su abuelo se ocupó de los estudios y, si al principio era distante, fue enca- riñándose con su nieta. Ella logró conquistar su corazón, hasta el punto de que llegó a adorarla. En su nuevo hogar, al lado de su madre, su abue- lo, tíos y primos que los visitaban, pudo desarrollar a partir de los dos años de edad una infancia con juegos al lado de los suyos, especialmente con su primo Mauricio; le enseñaron también a convivir con los anima- les, a amarlos desde muy pequeña; recuerda que tenía como mascotas una perrita, un gato, una tortuga y hasta un mico. Su infancia transcurrió entonces en paseos a las dos fincas del abuelo Ovidio, que se encontraban en el kilómetro 18 en San Antonio, y recreándose en los principales clubes sociales, como era propio de una familia de la élite empresarial y comer- cial radicada en el Valle del Cauca.

María Emilia Cuartas y Humberto Aparicio Navia, padres de María Fernanda. Años sesenta.

12 Según se referencia en torno a la historia de esta institución:

“A esta idea respondió con su apoyo el Al- calde de la época, doctor Gonzalo Ocampo, quien facilitó una casa del Municipio, ubicada en la calle 5 N° 14ª-15, la cual fue adaptada para la atención de los niños y las niñas. Se inició el servicio, bajo la orientación de las Hermanitas de la Asunción, posteriormen- te de las Vicentinas y años más tarde de las Oblatas.

En la actualidad, Casita de Belén es una Institución de Protección a niños y niñas, sin ánimo de lucro, vinculada al Instituto Co- lombiano de Bienestar Familiar, que como ente rector del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, le otorga la Personería Jurídica y la Licencia de Funcionamiento, asesorándola en la prestación de los servicios. […]

Algunos niños y niñas que reciben aten- ción hoy en día, se encuentran en proceso de formación académica, en situación de aban- dono total o parcial y/o en riesgo psicoso- cial dentro de sus entornos sociofamiliar y comunitario, se les presta servicios en tres

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Mientras todo esto ocurre en la vida de María Fernanda, su padre prosigue sus actividades en la Policía Nacional. En el mismo año en que su hija nace, la prensa posteriormente, en el artículo titulado “Humberto Aparicio: el mayor de los mayores” (2005), destaca:

El 31 de diciembre de 1967, en un hecho inusual, el presidente Carlos Lleras nombró a un oficial de la Policía Comandante de la Universidad Nacional.

El extraño título recayó en el capitán Humberto Aparicio Navia, y su primera tarea fue tomarse el campus, luego de fuertes incidentes estu- diantiles en protesta contra las políticas del Primer Mandatario.

“Me tomé la universidad con 120 policías, sin disparar un tiro ni gastar un peso”, cuenta hoy el oficial. […]

Entonces, Aparicio se ganó la fama entre sus compañeros de ser un oficial al que le gustan las empresas descabelladas o que para el común de los militares y policías son impensables. (párrs. 1-4)

María Emilia Cuartas

con su hija María Fernanda en la “Casita de Belén”, 1968. Archivo familiar.

María Fernanda Cuartas,

visitando los conejos en una de las fincas de su abuelo Ovidio. Archivo familiar.

modalidades de atención, dependiendo de la edad y de sus características, así: inter- nado, externado, centro docente” (Casita de Belén, s. f.).

La historia de esta institución y sus logros se amplían también en el artículo de Aura Lu- cía Mera y Beatriz López (2014) titulado “La Casita de Belén, la institución que cuida a los niños abandonados de Cali”, y la nota edito- rial del diario caleño El País titulada, “Llega apoyo para la Casita de Belén” (2016, p. B3).

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De hecho, en general, las protestas estudiantiles en el período del Frente Nacional (1958-1974) entran en la categoría de movimiento es- tudiantil (cf. Archila Neira, 1997, p. 10), aunque no estaba altamente organizado,

con permanencia en la defensa de fines comunes, tampoco se puede des- conocer que a lo largo de la beligerancia y rebeldía de éste hubo fines compartidos sobre temas y problemas sensibles a toda la comunidad universitaria nacional, tales como el derecho a la autonomía, la defensa de libertades y las denuncias a las situaciones académicas o las crisis presupuestales; así mismo, en el interior de éste, pese al fragmentado sistema regional colombiano, no fue imposible hallar, así hubiese sido en ciertos momentos coyunturales, coincidencias en programas políti- cos y pautas de acción que fueron el resultado de una encadenada y autónoma reflexión desde la universidad y para ella. […] En las fuentes del período hubo un apreciable número de protestas, paros, huelgas, mítines que se emitieron y oscilaron entre la insatisfacción, en todos los órdenes y problemas de la sociedad, hasta el uso de un lenguaje agresivo y señalamientos a particulares, ya fuera con el propósito de agudizar o de resolver los conflictos. (Acevedo Tarazona, 2004, pp. 34-35)13

María Fernanda en su quinto cumpleaños en casa del abuelo Ovidio.

Década de 1970. Archivo familiar.

María Fernanda en la finca del abuelo Ovidio

Década de 1970. Archivo familiar.

13 También es de tener en cuenta, entre otros múltiples aspectos, que “desde los años se- senta y durante algo más de tres décadas, las movilizaciones estudiantiles fueron una de las fuerzas sociales más significativas en Co- lombia, pero curiosamente la historiografía regional y nacional poco se ha ocupado de tal asunto, pese a la impronta que dejaron en una generación que directa o indirectamente parti- cipó en ellas o hizo parte de estas expresiones culturales. […] Las protestas estudiantiles son un fenómeno muy importante de expresión de la sociedad civil en la historia política y educativa del país” (Acevedo Tarazona, 2004, p. 37). No obstante, según los resultados de la investigación de este estudioso sobre el tema, el movimiento estudiantil en Colombia en ese contexto, “NO propició un escenario de concertación o de avanzada ideológica en su propósito de reformar la universidad, así como tampoco desarrolló las condiciones políticas que propugnaran por alcanzar una sociedad más justa e igualitaria, muy a pesar del pensamiento insurgente o de las esperan- zas de cambio que se vivieron y compartieron con rebeldía por un sector minoritario de la juventud universitaria que se movilizó” (Ace- vedo Tarazona, 2004, p. 37).

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