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Este instante es todo lo que existe.

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Academic year: 2022

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(1)

Natalia Castillo Pinzón

Cuerpo de escritura, Trabajo de Grado 2022

Este instante es todo lo que existe.

- ¿Qué es existir?

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En el mundo existen muchas cosas:

Existo yo, existes tú, existen tías, primos, carros, cadenas y locomotoras.

En el mundo existen muchos lugares:

Hay selvas tropicales, cuartos con puertas dentro de un apartamento, tierras áridas, pastos encharcados y fangosos.

En el mundo existe el tiempo; una línea corta y efímera que a veces parece torcerse.

Cada una de esas cosas tiene características particulares: soy grande, eres pequeño, son raros, rápidos, fuertes y bullosas.

Con los dedos podemos trazar una línea, darle un inicio y un final, de un punto A a un punto B, como un posible recorrido para desplazarnos por allí.

Antes de darle forma a tu línea palpa su materia, concéntrate en las posibilidades para que exista en el espacio. Tu línea puede ser flexible o estática, adquirir las propiedades de un caucho o una piedra, de todas formas, es tu línea, la puedes desplegar hacia la dirección que tú desees. Puedes llevarla incluso guardada en el bolsillo, es táctil y portátil, un pequeño trozo de materia que acabas de crear.

Es tuya y solo tuya...

¿De qué objetos llenarías esa línea?

(3)

Tienes tiempo para pensar en ellos, podrías incluso hacer una lista para retener en tu memoria. El conjunto de materias que estás a punto de dar vida puede variar de objetos, lugares o situaciones, no importa el orden, pero lo que sí importa es el esfuerzo que debes hacer para permitir que existan, concéntrate.

¿En qué estás pensado?

¿Hay sillas o mesas?

Las sillas se pueden agarrar de muchas formas; ya sea que estén hechas de madera o de metal. Con barniz o sin acabados. Hay unas pequeñas, casi butacas, inestables o chuecas que movemos con el pie sin mayor esfuerzo para desplazar; Hay otras, altas y gordas, rellenas de algodón, que viven y han vivido la mayoría de su vida quietas en la sala de la abuela, clavadas en un tapete áspero que antes era blanco y ahora luce gris. Hay sillas lisas, con cuerpos esbeltos y delgados, que para moverlas debemos de abrazar por detrás para alzarlas en el aire.

Es cuestión de orden, es cuestión de organizar.

Podrías poner una silla de primeras sobre tu línea, justo al lado de la A, luego un momento, aquel día en el parque en el que diste tu primer beso, después podría haber una alcantarilla, la que pisaste ayer en tu recorrido por Chapinero, y al final ¿por qué no? La sonrisa de tu hermana.

Hay muchos objetos en el mundo, somos muchos seres humanos para adquirirlos, día a día nos desplazamos en búsqueda de algo, cosas que apenas se están produciendo y otras que ya se consumieron.

Arepas, chorizos, máquinas de afeitar y jugo de naranja recién exprimido.

¿Qué espacio habitas tú en este momento?

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Hay rutas que se trazan para que los objetos se desplacen por el mundo: A través del agua, la tierra y el aire: Barcos, camiones y helicópteros.

-Actualmente, cerca de la mitad de todos los iPhone que se producen en el mundo, se producen en una enorme fábrica en la ciudad China de Zhengzhou. Hay 94 líneas de producción y se necesitan unos 400 pasos para ensamblar el teléfono, incluyendo el pulido, las soldaduras, perforaciones y la instalación de los tornillos. La fábrica puede producir medio millón de unidades de iPhone al día, o cerca de 350 por minuto. Los teléfonos inteligentes viajan en aviones Boeing 747. Un solo Boeing 747 puede llevar 150.000 iPhone almacenados en sus depósitos de aluminio. Se necesitan tres días, en promedio, para que, a través del aire, los iPhone lleguen a una tienda en San Francisco, a unos 10.139 kilómetros de distancia desde su despacho de origen en China. –

De todo lo que existe siempre hay algo que perdura, hay un objeto.

Hay un paquete naranja, hecho de polipropileno, resistente a la humedad conservando 200 gramos de tortillas de maíz naranjas, espolvoreadas con queso artificial, navegando la ruta de un container que flota en el océano. Así hay varios, millones de paquetes, organizados y sellados en cajas de cartón que se distribuyen a lo largo y ancho del mundo.

Hay paquetes de plástico que llevan décadas atorados en el mar; son unos buenos para nada, se la pasan todo el día allí flotando esperando que una ola los roce para moverlos mar adentro.

Son permanentes, insolubles en el agua, perezosos…No les gusta moverse porque les es suficiente con existir, flotando, inherente al viento o a la brisa.

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Instante

Periodo de tiempo muy breve, casi imperceptible, puntual, en el que sucede o se realiza algo.

Santiamén, segundo, rato, momento, minuto.

Todo

Denota un conjunto cuyos miembros se consideran individualmente, entero o en su totalidad.

Conjunto, completo, entero, absoluto.

Existir

Dicho de una cosa, real y verdadera. Tener vida. Haber, estar, hallarse.

Ser, estar, encontrarse, haber, vivir, hallarse.

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Para que las cosas existan hay que dejarlas existir, es decir, regalarle a la materia un tiempo y un espacio.

En el mundo existen diferentes capas de existencia: a lo ancho, a lo largo y a lo alto.

Coordenadas XYZ

Horizontales, verticales y diagonales.

Nosotros, los seres humanos, existimos mental, corporal y espiritualmente. Triadas: propias de la tercera dimensión.

El espacio tangible abarca todo lo físico, es un lugar con propiedades físicas, válgase su

redundancia, es sólido, líquido y gaseoso, como nos muestran los libros de química. Existe desde el suelo que pisamos hasta el flujo de la sangre en nuestro cuerpo.

El espacio de la mente es un lugar confuso, infinito, se la pasa hablando todo el día, me hace sentir como una niña pequeña porque no logro entenderlo bien; se mezcla con recuerdos y deseos, recientes y viejos, imágenes que parece que nunca dejarán de perseguirme.

El espacio digital nos pertenece a todos, pero no es de nadie, hay inversionistas que ganan dinero comprando dominios de Internet. Hay rutas bajo el mar que trasladan información entre direcciones IP. 100042030, 10008302, en el espacio digital puedes copiar, cortar, pegar, estirar, seleccionar, reproducir, borrarlo todo con oprimir una sola tecla. Puedes hablar con personas que habitan otro continente, es como una constelación propia de lo imaginario, pero se siente muy real.

¿Crees que existe un mundo detrás de la pantalla?

La existencia de cada cosa puede moverse en el espacio sin que nosotros compartamos su habitar, las cosas no dejarían de existir por más de que nosotros dejemos de convivir con ellas.

Simultáneamente, las cosas existen por si solas, no necesitan de nada ni nadie más que de sí mismas. Son seres singulares, únicos e individuales.

Compartimos un espacio, extendidos en el tiempo, pero ellas nunca, nunca, nunca nos pertenecerán.

Nada nunca nos pertenece, aferrarnos a la existencia de algo limita nuestra experiencia en el espacio, aferrarnos a cualquier cosa reduce nuestro andar a geometrías chiquiticas, predecibles y monótonas.

Tendríamos que soltar todo lo que alguna vez creímos que existió.

(7)

En todo lo que existe estás tú y en todo lo que existe estoy yo, en todo lo que existe estamos nosotros.

Hay lugares en el mundo de los que no tenemos conocimiento, y hay otros guardados bajo muchas capas de olvido; Es triste que, a pesar de hurgarlos y llegar a ellos, estos lugares nunca llegan a significar nada. Son como moléculas prosaicas, seres extraños que nadie conoce ni tilda de

importante, que aparecen y se van, se despiden de la vida como puntos insignificantes en el espacio;

Yo, estoy habitando el espacio de mi cuarto, dentro de un apartamento al norte de Bogotá.

Desplazándome de A a X (punto incierto) en Chapinero, intento concentrarme por completo en el espacio de la ciudad. Hay moteles y panaderías, la séptima es hermosa a eso de las seis de la tarde.

Parece que todas las luces son rojas, verdes y amarillas; hay una tienda con un dinosaurio gigante en la fachada y gente esperando el SITP. Hay calles en obra, con lonas verdes y un poco más vacías de las que hay antes de llegar a la estación de gasolina al lado del parque de hippies.

-Pedazo de diario sobre un recorrido en la ciudad del 03/02/22

Formas para exteriorizar, ocupar un lugar en el mundo:

Salí de la universidad buscando un lugar de la ciudad que activara algo en mí. Lo que fuera.

Caminar sin rumbo ha sido un nuevo hábito que he adquirido y del cual me siento muy apasionada ya que termino viendo, sintiendo y conectando experiencias que nunca hubiera tenido de haberme quedado pasiva en los lugares que siempre habito. Desorientarme un poco en la ciudad me hace sentir como extranjera, abierta a las posibilidades que aparecen sin expectativas previas.

Pensé en ir caminando hasta la calle 85 justo sobre la carrera 15. Pensé en ese lugar porque tuve un flashback en el que me vi allí completamente sola, pasando casi todos los viernes y sábados de mis primeros años de universidad esperando a que llegara algo o alguien que me hiciera sentir feliz y acompañada. Ahora me duele un poco ver esa etapa en la que desesperadamente buscaba amistades y amor en cualquier parte sin sentirme bien conmigo misma, evadiendo todo con fiesta.

Empecé caminando por toda la séptima muy atenta a la información que pudiera acumular. Amo los colores estallados de Chapinero, sobre todo a las seis de la tarde, cuando aún queda un rayito de la luz del sol y empieza a mezclarse con las luces led, rojas y amarillas de los carros. Camiones, semáforos y avisos.

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Hay camiones muy extravagantes, tienen ilustraciones de dragones con mujeres tetonas en vestido de baño con oraciones de la virgen María. /luces led/ fucsia/ panaderías/ telenovelas/ andenes/

basura/ caminar rápido o despacio.

En un semáforo se paró un chico más o menos de mi edad, iba con mucho afán. Cuando empezó a caminar me dieron ganas de perseguirlo. Él iba demasiado rápido y yo no le podía agarrar el ritmo. Caminamos hasta la calle 63(?), bajó por el parque de hippies, yo me atravesé la calle corriendo para no perderlo. Pensé que entraría a Antípoda o algún otro bar por el estilo, pero siguió caminando muy rápido y tuvo que parar en el semáforo al lado del Only para cruzar la calle. Lo vi, me dio pena y me escondí detrás del carro que vendía chicles para continuar persiguiéndolo.

Cada vez su ritmo se aceleraba más y el mío también, ya no estaba disfrutando seguirle el paso, a esa hora en chapinero hay que estar más pilo, y la velocidad a la que iba este chico me hacía sentir ansiedad.

Había tanto comercio, personas, perifoneo, anuncios, niños, ¡cordones! Sentí ese lugar como una gran masa densa a la que no le cabía ya nada más, es tan acelerada que es difícil, casi imposible, relajarse parado en medio de ella.

Este chico se metió a un callejón muy extraño junto a la Caracas, había personas raras… parecían dealers, no había nadie más por ahí así que decidí dejarlo ir. No pude averiguar a donde iba ni que iba a hacer.

Me hubiera gustado saber quién era, o qué hacía allí, ¿Por qué iba tan rápido? ¿Es un lugar que visita frecuentemente?

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Los espacios que habitamos se dejan abrazar por los límites que nosotros decidimos darles. Tú ocupas un espacio y un tiempo en específico, eres único en tu especie. Podemos estirar la materia del existir y reprogramar el movimiento que sus extremidades deciden recorrer, tal y como un chicle, maleable, gomoso, juguetón, adaptable a la forma en cómo se nos presenta, siempre dispuesto a transformarse y olvidarse por completo de lo que ya era.

Cuando te concentras por completo en el espacio de tu mente, en el espacio tangible o en un espacio digital pasa algo interesante, es como si tu concentración te permitiera vivir la experiencia máxima del momento presente, en este instante que es todo lo que existe y nada tiene que ver con tu memoria. Intenta desconectar tus sentidos de la experiencia de lo cotidiano, préstale atención a lo que tienes hoy aquí ahora.

¿Qué sienten tus manos? ¿Qué sonidos hay en el ambiente? ¿Cómo entra la luz en el último vagón del transmilenio? ¿A qué huele?

Nuestros pies van como por su propia cuenta en medio del tumulto, acelerados por llegar a algo que nunca llega. Siempre hay afán, que mamera… ¿Quién no se ha visto corriendo como loco por llegar temprano a un sitio?

Entre lo público y lo privado, no importa el lugar, si son tienditas de barrio o andenes al lado del semáforo, no existe ninguna limitación que sea absoluta; Todo está en condición de riesgo. Siento como me miran, tengo que esconder el celular, acelerar el paso tanteando desde lejos quién camina por ahí.

Todo es de todos y nada es de nadie, todo es robable. Los objetos te son prestados en la tienda, pero nadie te garantiza su tiempo real de vida, ¿por dónde vas caminando y hacia dónde te diriges?

Si no consumes te sacan, para estar tranquilo hay que tener plata.

No se puede entrar a un Frisby solamente a dibujar, toca consumir.

Todo es efímero, se filtra en un aire desbordado, es el embudo de la propiedad privada. Nada tiene dueño, ni siquiera la vida, todo esto es prestado y el tiempo de tu cuerpo también se está agotando.

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¿Qué vas a hacer con el tiempo que te queda?

¿Cuál es el resultado entre el tiempo y la materia?

¿Tiempo + materia= (x)?

En diciembre del año pasado falleció mi gato, Emilio. Fue un proceso que duró tres meses. Emi dejo de caminar de un día para otro, le descubrieron una hernia discal en su columna vertebral.

Intentamos todas las soluciones posibles para que pudiera volver a caminar, pero su cuerpo no se lo permitía y ya no podía ni siquiera hacer de sus necesidades. En su última semana de vida se

complicó su respiración ya que la hernia interrumpía el punto del sistema nervioso que regulaba su diafragma,

Sentí un dolor demasiado fuerte luego de su muerte, desde antes yo ya lo preveía, pero nunca me permití pensar que eso pasaría. Era yo contra mi mente, iba a manifestar que él se recuperaría.

Ahora no podía parar de llorar. Lloré tanto por tanto tiempo que terminé enfermándome. Me encerré en una depresión de la que solo yo sabía. Dejé de hablar con todas las personas cercanas en mi vida. Me costaba hablar, comunicarme, expresar mis emociones. Mi garganta empezó a cerrarse, y justo una semana después de la muerte de Emilio, me salió una pequeña bola en la garganta.

Siento mucha angustia de morir ¿Tú no?, Una artista no debería tenerle miedo a la muerte, pero entonces ¿De qué nutre su trabajo?

Sufrir es nuestro estado más humano, vulnerable, dispuesto a perderlo todo.

El tiempo vuela y le da nombre a la aplicación que te lo roba: Tik Tok, ¿será que esto que escribo es tan mainstream que ya es bobo hablar del tiempo, del espacio o la materia?

El tiempo presiona la muerte.

Tengo que estar presente.

Observar es útil.

Contemplar es observar con todos los sentidos.

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Esta bola se siente como una incomodidad que se alborota cuando siento ira, estrés o ansiedad. Mi musculo maxilar se calienta y soy consciente que está allí. Poco a poco ha crecido y siento como aprieta todo junto, entre la piel, la carne y el espacio que queda. Todo empeora cuando la toco, me preocupo y me cuesta a veces respirar.

El espacio de mi mente se siente como un trancón. Hay bulla, insultos y mucho afán. De todo lo que pienso no sé qué llega primero y siento todo como una maraña horrible, sobre pienso demasiado cada cosa y me estresa, me juzgo feo por no encontrar la forma de tener más claridad y calmarme.

No sé porque me cuesta tanto hablar, me siento tímida e insegura, confusa ¿Por qué no logro decir lo que pienso?

¿Cómo se puede somatizar algo, propio de un lugar intangible, como la mente, en el espacio físico de mi garganta?

Ahora esta masa ha crecido, se nutre de lo externo. Solo es una bola que tensiona mi capacidad para hablar… por muchos años cuestioné el hecho de ser tan callada, de no decir nada cuándo me insultaban o se burlaban de mí.

Me siento como una güeva.

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-Pedazo de diario de recorrido en la ciudad del 15/02/22

Salir:

Desde hacía mucho tiempo soñaba tener un parlante como los que tienen los cantantes de transmilenio. Me parece chévere trabajar con la voz, hay gente que canta horrible y aun así hace conciertos en frente de las porterías de los conjuntos residenciales. La semana pasada en medio de una caminata que hacía por Cedritos me quedé observando un grupo de músicos que tocaban algo de música colombiana, no recuerdo muy bien que era. Fue muy chistoso porque sonaban horrible, eran pésimos, ninguno lograba coordinar nada con nada y aun así la gente les daba plata.

Caminar por Cedritos ha sido increíble. Disfruto mucho quedarme observando la ciudad sin tener que ir a un lugar determinado. Solo me quedo por ahí, viendo y pensando.

Desde el año pasado he tenido la intención de subirme a rapear a un transmilenio. He estado practicando haciendo improvisaciones de rap en mi cuarto; hay algo en eso que me hace sentir libre, que relaja y deja que todo fluya, que escupa sin premeditar todo lo que quiero decir. Y sale, conecto con lo que estoy sintiendo. Es un lugar muy íntimo, que aclara mi mente pero que aún no me siento preparada para sacar y hacer en público.

Debe de haber algo muy liberador en dejarse ser, improvisando en frente de tantas personas.

He ido paso por paso y la semana pasada compré un parlante con micrófono que conseguí por mercado libre; por fin lo tengo después de soñarlo por tanto tiempo.

Salí el martes con mi parlante y mi micrófono para encontrarme con una amiga cerca de la estación de Héroes, iba preparada para hacer algo, no sabía muy bien qué, pero tenía pensados varios ejercicios como leer mi diario en público; la idea era utilizar mi voz en la calle, hacerme escuchar, perderle la pena a usar un micrófono y expresarme.

Primero, me senté en la plazoleta de comidas de un centro comercial en Unilago a leer mi diario.

Me puse roja como un tomate, sentía como todos me miraban, cada vez me ponía más nerviosa.

Justo, la página que salió para que leyera en voz alta, hablaba de Emilito, mi gato, que había muerto recientemente. Ese parlante sonaba muy duro y yo obviamente le había subido el volumen al máximo; la gente que pasaba me miraba confundida y, al lado, en una fila en la que había un montón de personas, había un señor chitándome, diciéndome que me callara. Fue muy raro porque estaba nerviosa pero también me daba risa y al final leí algo que me hizo llorar…lo que leí hablaba de todo lo que me estaba pasando a raíz de la depresión por la muerte de Emi. Estaba roja,

sudando y nerviosa. Al final paré porque el vigilante del centro comercial había venido para pedirme que me fuera.

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Ese mismo día, luego del experimento de Unilago, me sentía más confiada y tenía ganas de hacer otra prueba; cantar en la calle. Así que, pendejeando por ahí con mi amiga, me paré enfrente del D1 de la 79 con 14 a cantar “Mi niña bonita” de Binomio de oro, versión karaoke.

Ese micrófono tiene una distorsión que hace que suenen unos pitos horribles, y no hay forma de quitarlos, había partes en las que me daba cuenta de que, si me concentraba en la música y

cantaba segura, mi voz sonaba hasta medio bien; mi amiga solo se reía mientras me grababa, pero yo me iba ganando cada vez más confianza. Caminaba cantando y miraba incluso a las personas a los ojos, con sentimiento. Fue un día increíble, nunca había usado un micrófono en espacio

público. Me sentí ridícula y nerviosa, pero me di cuenta que a la gente en realidad no le importa lo que uno hace. Todos miran un momento, pero luego siguen caminando, aunque también había otras personas que miraban con curiosidad. Yo creo que ellas pensaban que era algo así como un reto.

La materia del existir tiene una estructura que por más de que jalemos y queramos convertir en rollo, decide por si sola tomar otras salidas; su espíritu rebelde no es más que un recordatorio que para construir materia se necesitan como mínimo dos polos o fuerzas. (¿Serán el tiempo y el espacio?)

Ninguna tiene la potestad absoluta sobre la otra y el baile que le da forma finalmente a sí misma, no es más que un juego que responde a una posibilidad y una limitación a la hora de crear.

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Somos tan reales como lo que sentimos.

Hay mucho ruido afuera.

El camino que decidimos recorrer nos muestra que siempre hay más de una posibilidad; como un proyector de un videobeam, deberíamos de ser conscientes de la dirección hacia donde enfoca la luz que emite nuestra mente; como la línea a la que le diste vida hace un rato y le otorgaste dirección,

¿Te acuerdas?; esa proyección en el espacio que conecta y a la vez destruye tus coordenadas xyz.

Hay algo más allí…

La concentración es nuestro poder; el mundo se siente diferente cuando decidimos habitar un espacio voluntariamente. Hay una conexión más clara y real, recíproca y sensible, que conecta todas nuestras facultades cuando decidimos habitar ese espacio en específico.

Hay muchas capas, muchas realidades, capas sensoriales, podríamos taparnos un ojo para darnos cuenta de que tanto carros, plantas, cuerpos o semáforos se conectan a través de lo sensible.

Nos podemos insertar en cualquier tiempo y espacio, hay una capa detrás de cada manifestación de energía.

Podemos habitar el espacio de otras personas solo imaginando lo que podría llegar a sentirse ser ellas.

Es algo racional pero también sensible. Nos indica por donde desplazarnos y se vale de los recuerdos para cerciorarse del camino. Se aferra a la memoria como una garrapata que no suelta y está constantemente tratando de definirse. Succiona el tiempo que nos queda para existir y limita nuestro existir para validar nuestro presente.

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Respira el tiempo que tienes ahora.

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Pedazo de diario del 15/03/22

Diario abierto:

Había hecho pruebas de dibujo con silicona sobre diferentes retazos de tela que tenía. La costura ha sido el medio por el que más he explorado el hacer en los últimos años. Mi abuela me prestó su máquina de coser cuando yo estaba en el tercer semestre de la universidad; pensé que coser era muy fácil, pero desde que empecé a conocer la máquina ha sido un aprendizaje constante, todo el tiempo hay algo nuevo por aprender, y creo que eso es lo que me encanta de la costura, sé que nunca me voy a aburrir de ella.

El año pasado aprendí a confeccionar pantalones y blusas, así que quería intentar integrar esto a lo que estaba desarrollando en los recorridos por la ciudad conectado con las ganas que tenía de subirme a un Transmilenio a cantar.

Hice un pantalón y una blusa de una tela verde que alguna vez utilicé para improvisar un croma en mi casa. Como ya había hecho unas pruebas de dibujo con la pistola de silicona, decidí intervenir las prendas de esta forma. Escribí mi diario sobre el pantalón verde, libremente, como si fuera el cuaderno en el que escribo todos los días:

Me he alejado de todo el mundo, hasta de mi familia. Intento concentrarme en el presente, pero la cabeza me la juega (en el momento presente me refiero) atenta, despierta, matando al tiempo.

Concentrada en la vida, no en la muerte. Mente en blanco. –Concentrada, atenta, despierta. Sin afanes, sin prejuicios, libre, fluida, eterna. Nos cuesta detenernos, sonreír un momento, pero este instante es todo lo que existe, lo demás es un espejo. Un recuerdo vago que se transforma con el tiempo. ¿Cómo te sientes? ¿Qué vibra emites? Eso sí que existe.

Estaba en mi cuarto y sabía que ya era la hora de subirme al Transmilenio a cantar. Tenía mi parlante, el micrófono, y ya había hecho unas pruebas de hablar en público en un centro comercial en Unilago. Le pregunté a una amiga si iba a la universidad para que me ayudara a grabar lo que iba a cantar, me dijo que listo y que nos encontráramos en media hora en la estación de Transmi de Mazurén.

No iba a salir con las prendas que había hecho, porque ¡qué boleta!, era un pantalón y una blusa verde fosforescente con mi diario escrito en silicona, ni siquiera sabía si iba a ser capaz de ponerme a cantar en ese Transmilenio, pero agarré todas mis cosas y salí, por más de que no me sentía preparada para hacerlo. Pero nunca iba a estar preparada, así que poquito a poco, ya con mis cosas, estaba allí con mi amiga en el vagón del Transmilenio, dirigiéndonos hacia la

universidad.

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Ya tenía la blusa puesta, el pantalón me lo puse allí aprovechando que llevaba una falda larga para taparme. El parlante tiene una hebilla que se puede agarrar de las prendas, así que alisté toda la indumentaria y dije buenas tardes, ya no había forma de no hacerlo.

Puse la canción “ya no es igual” de Two flow; un clásico de mi niñez. Hay una grabación perdida, en la que estoy cantando esa misma canción a los 7 años en la casa que pasé mi infancia, sentía que había una conexión allí.

Canté desde la estación de Marly hasta la avenida 39. Una señora se dio cuenta de todo, hasta de cómo me había puesto el pantalón debajo de la falda y le daba risa… al final, cuando di las gracias, me aplaudió. No podía creerlo, ya había pasado, ya estaba en el futuro de la cantada en Transmi. Había planeado esto por mucho tiempo, le había puesto muchos peros, pero al final me sentí increíble de haberlo hecho, no era tan difícil, y a nadie en realidad le importa, sentí como si un peso de pena se me hubiera quitado de encima.

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-Habitar

Hay que jugar, hay que sentir, hay que tomar las riendas de la materia y desintegrarla en muchas partes.

Crear es una forma de habitar el espacio, de llenarlo a través de muestras manos. De extender algo que ya estaba en la memoria para hablar del futuro como algo que ya hubiera pasado.

Imagínate una tela infinita que se va haciendo nudo con cada árbol que toca, delimitando un pulmón masivo.

El espacio que habitamos es solo una maqueta en perspectiva. Los árboles son producto de una conjugación de tiempo materia y espacio; al igual que los andenes, que los carros, que nosotros mismos, no se distingue lo natural de lo artificial en cuestión de volumen sino en la profundidad de las muchas cortezas que algo puede tener, un cuarto elemento del espacio.

Tu mano es una red de piel, millones de células que nunca terminan de reproducirse. Tu mano es una red de plástico, cemento y lata, que, así como se expande hacia adentro, lo hace también hacia afuera. Tu mano es el puente por el que conduces, es la calle llena de huecos, es la chatarra que se queda guardada en un sótano para toda la vida. Tu mano es la extensión del mundo y el mundo es extensión nuestra.

Contemplando todo lo que ya existe podemos entender que la escala es una herramienta de poder, para crear, sin dimensiones o límites.

Hoy ya he visto cuatro señales de tránsito chuecas, con el palo que las sostiene doblado. Para jugar con la maleabilidad de los materiales que compramos en la tienda no necesariamente tenemos que manipularlos dentro de un espacio cerrado, como un taller o un cuarto, podemos expandirnos. La corteza de un árbol grande y robusto es par a nosotros, todo lo que existe esta allí planteado para que creemos en conjunto, ¡existir nos permite deformar la vida misma!, solo hay que tomarse en serio el juego y concentrarse.

Ahora, viéndonos desde adentro podemos proyectar una intención hacia afuera, la cuarta coordenada que nos hacía falta.

Detrás de cada cosa hay un momento, detrás de cada momento hay un tiempo, detrás de cada tiempo hay un espacio, y detrás de cada espacio hay alguien proyectando.

<La ley de la atracción es la creencia pseudocientífica de que la mente a través de los pensamientos atrae o repele una cantidad energética similar a la que se ha emitido.> Va de adentro hacia afuera, se desprende de una existencia tridimensional y da indicios de que hay algo más allí, igual de real a lo que vemos, pero es intangible.

La conjugación de la materia, el tiempo y el espacio es como una gran rejilla que se va expandiendo infinitamente, cada conexión que hay entre dos existencias reproduce aún más rejillas y genera

(19)

nuevos espacios. Como los pixeles en Photoshop, entre más zoom hacemos, más cuadrados van apareciendo.

Cada espacio que habitamos está dispuesto a desbordarse, el arte es una intención que se desborda en el espacio para crear, es una manifestación.

Podemos habitar todos los tiempos y espacios al mismo tiempo, son la misma cosa, es una confluencia del existir. La mente y sus recuerdos, lo tangible, lo que sentimos, lo que vemos en la pantalla digital, los recorridos en la ciudad, los años 60s, 70s, el bogotazo, todo está confluyendo en el mismo tiempo y espacio.

Tiempo:

Dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia.

Período, duración, época, lapso, ciclo, fase, momento.

Pedazo de diario del 7/05/22

Todo es maqueta:

Salimos del estudio de mi hermano a comprar algo de comer; eran más o menos las nueve de la noche y la ciudad estaba completamente vacía, no había nadie por allí. Ahora, cada vez que salgo a caminar por la calle lo veo como una oportunidad para seguir explorando mi Trabajo de grado, me siento como una espía, ni siquiera me esfuerzo en tratar de entender algo, siento que las cosas me hablan.

Fuimos a una panadería que yo no conocía. Es la panadería más fancy de barrio a la que yo haya entrado. No le cabía un solo pan, roscón o croissant más. Apenas entrabas se sentía la abundancia.

Lo triste, es que todo estaba lleno de publicidad de Fico, el candidato presidencial.

(20)

En la panadería vendían hasta Jack Daniels, tenían un parlante gigante con música vallenata, afuera había un grupo de jóvenes tomándose un petaco de cerveza, era imposible no entrar. La publicidad de este man me dio mucho miedo, su cara estaba por todo lado, yo me sentía como en una película, en la ciudad gótica de batman, en la que se muestra evidentemente la imagen de un tirano, un títere que se vende como líder y que para enviar mensajes de poder sabe

estratégicamente dónde y cómo ubicar su publicidad en la ciudad. Sabe que esta es un gran cuerpo que habla.

Que fastidio que hasta comerse un pan este plagado de poder, era imposible ignorar la manipulación del espacio de esa panadería para asociar al candidato presidencial con la abundancia, una nevera llena, repleta, desbordada de comida.

Salimos de la panadería y sentí alivio de poder respirar aire fresco, sin carteles ni publicidad.

Mientras íbamos caminando me sentí en una exposición de arte, todos los objetos que había ya ahí me parecían tan lindos… ¡la cantidad de materiales que habían usado para crear las casas, el andén, el pedazo de calle, los árboles, las plantas, el cielo, la luna!

Había un tubo de señal de tránsito completamente chueco, parecía como si alguien lo hubiera doblado intencionalmente, había un árbol robusto y grande con una corteza de textura acanalada que era imposible no tocar, abrazar, sentirme identificada con él. Ahora la ciudad no se siente como un espacio ajeno, la siento mía, como un patio de recreo que es deformable y maleable,

¿Quiénes fueron los artistas que hicieron todas estas increíbles obras?

Me esfuerzo en estar lo más presente que pueda, en el frame número 24 de un segundo, solo soy ojos, oídos, nariz y boca. Cada segundo cambia la temperatura del color, empiezo a recordar la forma en cómo sentía el espacio cuando era pequeña. Me basta con concentrarme solo en la paleta de colores del espacio para sentir una atmosfera de extranjería, puedo irme a mundos imaginarios que de pequeña sabía que existían, me siento de viaje.

La existencia siempre quiere hacer, siempre quiere crear, no se puede guardar las ganas de ver que pasaría al mezclar dos cucharadas de yeso con aceite, es como una masa liquida que chorrea y nunca termina de fraguar, se queda en ese punto cercano al ser y divagando entre lo liquido y lo sólido decide no ser nada, una parranda de materia que no se deja definir.

Hay algo en la incertidumbre que atrae y que repele. No hay por qué embutir más limitaciones de las que ya se nos han planteado dentro del espacio de nuestras creencias, siempre encasilladas en dos polos. Es cuestión de perspectiva..., entre lo bueno y lo malo, lo valido y lo inválido, lo bello y lo feo, lo admirable y lo que da vergüenza.

Falta algo para ubicarnos por completo en la cuarta coordenada.

Vemos a través de lo que sentimos.

Es como una escultura invisible.

(21)

-Desbordarse

Desbordar, sacar, desbordarse

Sacar

Rrrrrrrrrrrrrrrr

Afuera

Explorar

(22)

Inventarse un espacio

¡Habitar!

Lo que nunca se ha habitado

Salirte de tu propia materia, desbordarte en el tiempo y el espacio

Expandirte

Tal y como una mancha de tinta

Poco a poco ir saliendo de ti misma

(23)

¡Libertad!

Libérate de todo lo que pensaste ser

EXPANDE.

Para hablar de espacios, tuvimos que habitarlos

(24)

De pronto la razón por la que me he obsesionado con la posibilidad de habitar el momento presente es porque siempre estoy aplazando mi felicidad hacia un futuro incierto, le tengo miedo al dolor.

¿Por qué el futuro siempre parece ser mejor que el momento actual?

¿Será la necesidad de estar creando?

Quiero estar presente siempre, sin limitaciones o dependencias a ningún espacio, objeto, hábitat, memoria o recorrido.

El deber ser que nos hemos planteado a lo largo de la vida, nos ubica en un espacio tangible parecido al de nuestra mente y nuestro sentir, limitado. Se recorre como la rutina diaria que google maps nos muestra, como una figura geométrica que delinea el tiempo de color azul entre el ir y venir del trabajo a la casa y de la casa a la universidad.

¿Será que realmente solo hay tres capas de existencia? ¿En que nos estamos dividiendo? ¿Qué significa que el ser humano habite tres dimensiones? ¿Cómo podemos extender nuestra existencia?

De pronto para desprendernos de esta inflexibilidad, para tener un desplazamiento más libre habría que eliminar el “yo” en el proceso, ¿Quién soy yo? ¿Quiénes somos? ¿A qué nos aferramos para definirnos?

Dejarme descubrir por el proceso es algo que hago a propósito, entre más incierto mejor, el tiempo que pasa cuando se crea solo por el gusto de crear fluye, y es acumulativo, se siente deformable, lo puedo disfrutar.

Hay momentos en los que tenemos que contraer porque hay que responder con algo concreto, desarrollar esa capacidad para bailar entre el todo y la nada, entre lo más abierto e incontenido posible y entre ese punto en el que el proceso se cierra por un momento.

Es muy rico poder dejar que las cosas hablen, poder escucharlas es un privilegio, porque muchas veces buscamos incesantemente una respuesta en lugares que no las tienen. Como los libros por ejemplo, o como las obras de otros artistas, ideas libres que en algún momento se acumulan y hacen click en ese preciso instante.

Para mí el arte es un dialogo con la vida, con el universo, con la intuición, y la rutina diaria.

Siempre buscamos un horizonte y una dirección para aventarnos hacia algo que queremos, o que nos llama y que no estamos muy seguros de que es. Ser consciente del momento presente, recordar que este momento es todo lo que existe, también es confiar en el proceso, saber que para allá vamos, que estamos en lo que estamos, y si estamos aquí es porque lo hemos decidido.

Nos falta ser más radicales con nuestros sueños. Nos falta carácter para enfocarnos más en ellos.

Nos falta confianza para amar el proceso. Nos falta sabiduría para poder desdibujar la idea de que para cada pregunta hay una respuesta, o al revés.

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A través de este proceso he entendido que crear está muy ligado a la gratitud: al tiempo que tenemos, que es contado y no es mucho, y que mi metodología para acercarme a un tema es el hacer.

HACER, HACER, HACER,

Cambiar, dar un giro, olvidarse de todo y seguir haciendo.

Así hasta que el cuerpo no pueda más y hable.

Hay algo vibrátil muy poderoso, que no sé si es amor, pasión, o deseo que tiene un fin colectivo.

Al ego le da miedo la incertidumbre, mientras que al corazón le emociona. El uno se quiere aferrar a algo que no ve y por eso empieza a desesperarse, mientras que el otro salta como un niño

emocionado por ver la sorpresa que le tienen.

Me siento más ligera, confiada.

La vida puede ser un riesgo, o una posibilidad. (Otra frase cula de autoayuda, que en realidad si ayuda)

Haber escrito este texto, casi diario, casi de todito de todo lo que ha pasado en mi vida en este año, aclara algo que hoy conecto entre lo que mi cuerpo pide y lo que hago para suplir esas necesidades.

Escribir este texto, me obliga a ver el proceso ya no desde adentro sino en perspectiva, y es un alivio poder hacerlo y entender que si hay y hubo una lógica en los procesos que realice respecto a lo que estaba pasando y sintiendo.

Durante todo este tiempo estaba haciendo, haciendo y haciendo, creo que el material de estudio era en realidad mi vida.

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Manifiesto

¿Qué es para mí el arte?

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-Conclusiones

Este instante es todo lo que existe es un proceso abierto que estuve registrando en una bitácora personal, en forma de diario, en el que me planteé distintos ejercicios para recorrer la ciudad e interactuar con ella de una forma distinta a la que usualmente lo hago.

Los ejercicios que surgían semanalmente fueron completamente aleatorios e improvisados, pero siempre rondando la pregunta de ¿cómo estar en el momento presente?

El proceso fue sumamente personal y difícil de entender o concretar, ya que es y fue un proceso abierto en el que no había distinción entre lo que estaba haciendo en mi vida y el desarrollo del trabajo de grado; todo iba quedando registrado, mis pensamientos, mis anécdotas, lo que veía, a lo que lo asociaba, mis emociones. Todo lo que iba surgiendo, surgía de forma orgánica, sin presionar el tiempo o una intención específica, ya que quería aproximarme a este trabajo en forma de juego, un constante diálogo con la vida, que me iba dando pistas para explorar.

El espacio hoy lo siento muy distinto. Soy consciente, a través de los fenómenos de lo perceptivo, de mi existencia, y de la existencia del espacio de mi mente, de mi cuerpo, del cemento sobre el que camino para ir a Transmilenio. Hay muchísimos espacios que habitamos en el día a día, sin

cuestionarnos por su habitar, consciente y contemplativo, por la naturaleza de ellos.

Este proceso tuvo muchas etapas; en las primeras estuve yo involucrada, por medio de mi voz y de mi cuerpo. Quería explorar una interacción en la ciudad, a través de acciones improvisadas; como perseguir a un extraño, cantar canciones de karaoke en frente de un supermercado, subirme a Transmilenio con mis prendas a cantar. Luego, la pregunta por el habitar se fue expandiendo tanto, que me interesé por conceptos un poco más filosóficos en torno al tiempo, el espacio y la materia.

Todo, en el día a día, ocupa un lugar y unas coordenadas específicas, de allí que exista, pero la existencia no se basa solamente en algo tangible. Hay algo invisible a los ojos, que es igual de real a lo que vemos, oímos o tocamos. Es difícil hablar de ello, pero es un cosquilleo que se conecta con los diálogos que tuve con la vida; casi como una manifestación de la materia y su expansión fuera de los espacios que normalmente habito.

Estoy en un momento de mi vida en el que mi lugar se desborda cada vez más. He estado encerrada en las mismas geometrías geográficas durante mucho tiempo. Llevo viviendo más de catorce años en mi actual apartamento. Acabo de cumplir veinticinco años y siento la necesidad de salir ya de mi casa. De habitar nuevos lugares, de hacer recorridos fuera de mi zona de confort, de que mi espacio privado e íntimo se expanda a un lugar común.

Siento una necesidad muy intensa por sentirme libre, por sacar algo de mí, rebeldemente, en forma de juego, para desbordarme en un espacio no conocido y abrirme al mundo. Dejar de cohibirme o limitarme por creencias que no le aportan nada a mi libertad.

Quiero sentirme segura y confiada de ser yo misma y dejar de encerrarme, esperando a que llegue un mejor momento para ser feliz.

Este instante es todo lo que existe, es una posibilidad para expandirnos. Dejar de tomarnos todo tan enserio y jugar con la maleabilidad de la existencia. Eso es para mí el arte, un juego exquisito que

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nutre mi vida por medio del hacer, por el simple hecho de querer hacer, por gusto y placer, desinteresadamente, a favor de lo que me aporta de forma honesta.

Este proyecto se decanta en una videoinstalación que integra todas estas exploraciones de acciones, de video, de materia, en base a la interacción con el espacio, para explorar las distintas formas de habitarlo y recorrerlo, centrado en la temática del “desbordar(se)” en relación al proceso de eso que se va expandiendo, (des)ocupando y ocupando nuevos lugares, como una mancha de tinta que lentamente va recorriendo, líquidamente, en forma de rizoma, un papel.

¿Cómo podemos expandirnos? ¿Qué se siente liberarnos? ¿Cómo jugar con el espacio a través de la materia? ¿Qué se siente existir, habitar el momento presente, este instante, que es todo lo que existe?

Esta búsqueda se ha desplazado espacialmente por muchos lugares. Fue un lugar íntimo que se valió de lo externo, como el espacio de la ciudad para encontrarse, y que ahora, se sale del espacio de lo íntimo para existir en el lugar de la universidad; un espacio que ofrece la posibilidad de habitar un lugar común y abierto.

Específicamente utilizaré el video y distintos materiales, como la tela, principalmente.

Hay un punto en común entre mis énfasis plástico y audiovisual; la materia no es solamente tangible, el espacio digital también ofrece posibilidades para habitar el espacio. No solo con el registro de una acción, que sería como el primer grado de habitarlo en la pantalla, como en el cine, en el que allí dentro existió algo del mundo concreto, sino también por medio de la creación de materia y esculturas de modelado 3d, la estructura misma de la edición del video, el uso de recursos de imágenes digitales sacadas de internet para sentirse en otro lugar.

Este proceso aún está abierto, son posibilidades de juego que puedan surgir entre el hacer y el explorar por el habitar un espacio, en la existencia del presente.

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Hay un pecho y una fuerza, hay un ritmo de aire. Hay un haz de luz multicolor que conecta el viento a la retina de tus ojos y todo se siente. El aire dentro del cuerpo se decanta por medio del sistema nervioso y la respiración, progresivamente, en degradé. Yo no logro saber cómo se llama eso que estoy sintiendo, pero es mágico, cíclico y desacelerado, es expansivo, te va entregando pistas.

Para verlas hay que cerrar los ojos, ver hacia adentro, disfrutar del cosquilleo que se genera desde la superficie de la dermis hasta lo más profundo de tus órganos reproductivos; el sexo es vida dispuesta a nacer y a seguir reproduciéndose, hay algo allí que da placer y no acepta

interrupciones, respira como el momento previo a dormirse y desaparece cuando intento AGARRARLA por medio de la razón.

Referencias

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