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Suceso vital y factores psicosociales asociados: el caso de pacientes con insuficiencia renal

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Academic year: 2020

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Suceso vital y factores psicosociales

asociados: el caso de pacientes

con insuficiencia renal

Life event and psychosocial factors associated to it:

the case of renal disease patients

Rodrigo Cantú Guzmán, Berenice Uribe Arnaiz y Carlos Cirlos Martínez1

RESUMEN

El objetivo de este trabajo fue indagar los aspectos psicosociales relacionados a la enfermedad renal mediante entrevistas semiestructuradas hechas a diez pacientes derechohabientes del servi-cio de salud de una universidad pública que acudían a la consulta de nefrología; seis hombres y cuatro mujeres con una media de 59 años de edad. Se pudo corroborar que la enfermedad renal es un suceso vital. Se encontraron sentimientos de tristeza y preocupación ante la enfermedad, apoyo social por parte de familiares (más instrumental que afectivo) y, desde el punto de vista de los pacientes, una relación entre la enfermedad renal y la diabetes, todo lo cual puede ayudar a reforzar el trabajo de cuidados de prevención. Finalmente, se sugiere incluir el apoyo psicológico dentro de los tratamientos renales de los mismos pacientes.

Palabras clave: Enfermedad renal; Factores psicosociales; Emociones; Soporte social; Psicología de la salud.

ABSTRACT

The aim of this paper was to explore psychosocial aspects related to renal disease, through a semi-structured interview to ten patients in renal medical treatment at the health service of a public university: six men and four women, 59 years average age. The results of this study showed that renal disease is a life event. It was found that sadness and worry feelings are common in re-nal disease, that social support dominated, but more instrumental rather than affective, and that renal disease patients attribute their disease for having diabetes, so this could help to improve preventive care strategies. Finally, it is suggested to include psychological support within medical renal treatments.

Key words: Renal disease; Psychosocial factors; Emotions; Social support; Health psychology.

a función que tienen los riñones en el cuerpo es la de eliminar residuos y exceso de fluidos por me-dio de la orina. Estos órganos son poderosos productores de sustancias químicas que realizan la eli-minación de residuos y medicamentos, equilibran los fluidos del cuerpo, producen hormonas para regular la presión sanguínea y una forma activa de vitamina D, la cual promueve que se tengan huesos fuertes y saludables, y controlan asimismo la producción de glóbulos rojos (National Kidney Foundation, 2009).

1

Departamento de Servicios Médicos, Universidad Autónoma de Nuevo León, Gonzalitos y Haití, Col. Mitras Centro, 64060 Monterrey, N.L., México, tel. (81)83-48-69-02, correo electrónico: rodrigocantu@yahoo.com. Artículo recibido el 15 de julio de 2009 y aceptado el 23 de enero de 2010.

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La insuficiencia renal es una enfermedad irre-versible de ambos riñones en la que el organismo pierde la capacidad de filtrar las sustancias tóxi-cas de la sangre, por lo que la persona requiere tratamiento de sustitución de la función renal para conservar la vida, ya sea diálisis peritoneal, hemo-diálisis o trasplante. Hay diversas causas que pro-vocan la insuficiencia renal, entre las cuales des-tacan la diabetes, la hipertensión o ciertas condi-ciones hereditarias o congénitas, entre otras (Fun-dación Mexicana del Riñón, 2005; National Kid-ney Foundation, 2009).

De acuerdo con Novak (2008), aproximada-mente más de un millón y medio de personas con enfermedad renal alrededor del mundo son trata-das con diálisis; de esa proporción, 350 mil se ha-llan solamente en Estados Unidos. En México, más de 100 mil personas padecen insuficiencia renal crónica (Fundación Mexicana del Riñón, 2005).

El siguiente trabajo es una continuación del estudio que se hizo referente a los aspectos psico-sociales en el cáncer (Cantú y Álvarez, 2009), pero ahora en pacientes que acuden a la consulta de ne-frología o con algún nivel de insuficiencia renal.

El tratamiento para los pacientes que pa-decen de insuficiencia renal es complejo, de larga duración y afecta directamente su estilo de vida. Los avances en la tecnología de los tratamientos sustitutivos garantizan la supervivencia de los en-fermos, pero no necesariamente se traducen en un completo bienestar físico, emocional y social (Gar-cía y Calvanese, 2008). La incertidumbre respecto al futuro del desarrollo de la enfermedad, así como la falta de energía y el cansancio, parecen ser facto-res importantes de las diferencias observadas en la calidad de vida de personas en diálisis y en la po-blación general (Petrie, 2007).

Sin duda alguna, al igual que en otro tipo de enfermedades –por ejemplo el cáncer (Cantú y Ál-varez, 2009)–, la insuficiencia renal genera una serie de efectos de tipo emocional, conductual y social que interactúan entre sí, de modo que dichos factores psicosociales se transforman a la par que la vivencia con la enfermedad (Álvarez, 2002).

De acuerdo con Thoits (1983), las experien-cias objetivas de un suceso vital como padecer in-suficiencia renal, que amenaza o interrumpe las ac-tividades rutinarias de las personas, conllevan un reajuste de sus pensamientos y comportamientos;

dichos sucesos pueden ser positivos o negativos, aunque son estos últimos los que parecen estar re-lacionados con la aparición de síntomas o eventos asociados a alguna enfermedad (Páez, Iraurgui, Valdoseda y Fernández, 1993). Bloom (1988) de-fine los sucesos vitales como aquellos eventos ex-ternos que provocan demandas adaptativas en la persona, y que pueden ser lidiados exitosamente o bien ocasionan conflictos internos, físicos o psico-lógicos, que desembocan en alguna enfermedad. En otras palabras, los sucesos vitales son entendi-dos como aquellos que provocan demandas que es-tán fuera del alcance de los recursos de la persona. Rahe (1974) propone que existen cinco as-pectos que deben de considerarse al momento de revisar los sucesos vitales: la experiencia pasada (cómo ha manejado la persona anteriormente los sucesos estresantes), las defensas psicológicas (ha-bilidad para lidiar con sucesos estresantes), las reacciones físicas ante los estresores, las habili-dades de afrontamiento para atenuar o compensar reacciones físicas, y la conducta de enfermedad (manera en que se interpretan los síntomas y se decide buscar ayuda).

Rodríguez, Campillo y Avilés (2006) seña-lan que la insuficiencia renal es una enfermedad que afecta el estado emocional, económico, social y de salud del paciente, ya que al ingresar a los programas de terapia de reemplazo renal se ve obli-gado a someterse a un estricto tratamiento y debe modificar por completo su vida social; las múlti-ples canulaciones, la dieta, la restricción de líqui-dos, las técnicas dolorosas, la pérdida de la espe-ranza en un trasplante renal y en muchos casos el abandono familiar, afectan notablemente al pa-ciente, disminuyen su colaboración en el tratamien-to y hacen que manifieste una actitud negativa ha-cia el proceso de diálisis.

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los cambios en la apariencia física y en el estilo de vida.

Las habilidades de afrontamiento están direc-tamente relacionadas a los recursos psicológicos y sociales de que disponga la persona (Cepeda, Wanner, Barrales y Nuñez, 2007; Novak, 2008; Petrie, 2007). Vigotski (1972) afirma que todas las emociones poseen elementos de tipo representa-cional y corporal, ya sean motores-expresivos o fisiológicos y, asimismo, un elemento evaluativo (individual) determinante para la vivencia. Según Álvarez (2002), las emociones, concebidas desde la perspectiva de la cognición social, se basan en cómo las personas elaboran información sobre la afectividad y de la manera en que esto repercute en sus procesos cognitivos; así, al presentarse una emoción negativa, se espera que sea acompañada también por pensamientos negativos. Hallazgos en la investigación han demostrado ciertos aspectos positivos de la expresión emocional en el campo de la salud, y otros aspectos negativos en su falta o supresión. La expresión emocional es la manera en que las personas son capaces de confrontar pensa-mientos y emociones estresantes o negativos (Pen-nebaker, 1989). Así, la expresión emocional dentro del marco del modelo biopsicosocial de la salud y la enfermedad tiene un lugar importante en la dis-ciplina de la psicología de la salud (Álvarez, 2002; Campbell, 2001).

Uno de los factores emocionales más estu-diados es el estrés, en la mayoría de cuyas defini-ciones se encuentran dos componentes: uno de ori-gen externo (situaciones alrededor del sujeto) y otro interno (las alteraciones que produce en la perso-na, ya sean físicas o psicológicas) (Bloom, 1988). Según Lazarus (2000), la investigación sobre el es-trés psicológico –también llamado eses-trés perci-bido– se basa en el constructo de la valoración, o bien en el enfoque subjetivo. Aquí, la idea prin-cipal es que el estrés y la emoción dependen del modo en que el individuo evalúa las transacciones con el entorno; en otras palabras, el estrés perci-bido no sólo no se encuentra en el entorno ni es consecuencia de algunas características de la per-sonalidad, sino que más bien depende de alguna forma en particular de relación entre la persona y su medio.

Lazarus divide el estrés en tres tipos: de da-ño/pérdida, de amenaza y de desafío. De acuerdo

con Konz (2005), el estrés se refiere a una reac-ción individual ante una amenaza que es perci-bida, por lo que ocurre una respuesta fisiológica en los sistemas endocrino y nervioso, seguida de la percepción psicológica de amenaza, o bien una respuesta de estrés ante un ambiente sociocultural, lo que conduce a un modelo biopsicosocial.

En el momento en que se le da al paciente un diagnóstico de enfermedad crónica, generalmente padece una crisis que se manifiesta en un desequi-librio social, físico y psicológico, es decir, atravie-sa un suceso vital (Moos y Tsu, 1977). Sin embar-go, también se ha encontrado que no hay diferen-cias significativas en cuanto a la reacciones emo-cionales al comparar a sujetos que padecen cán-cer con personas sanas (Andreu, Galdon e Ibañez, 1991).

Sandín (2003) sugiere que los efectos del es-trés dependen de la percepción del estresor, la ca-pacidad del individuo para controlar una situa-ción estresante, su preparasitua-ción social para afron-tar problemas y la influencia de patrones de con-ducta aprobados por su sociedad. Bloom (1988), a su vez, argumenta que el estrés afecta la salud dependiendo de los recursos personales y de la per-sonalidad, así como también de los recursos socia-les, como un grupo de apoyo, por ejemplo.

El estrés por sí mismo ofrece muy poca in-formación sobre los detalles referentes a la lucha de la persona para adaptarse (Lazarus, 2000); sin embargo, la emoción conlleva al menos quince formas distintas relacionadas con dicha adaptación; estas emociones son, a saber: ira, envidia, celos, ansiedad, temor, culpa, vergüenza, alivio, esperan-za, tristeesperan-za, felicidad, orgullo, amor, gratitud y compasión. Cada una de esas emociones indica cómo la persona valora la situación y asimismo cómo la maneja, lo que reafirma la íntima rela-ción entre ellas y el estrés.

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co-mo la existencia de relaciones con un significado de apoyo emocional, informacional y material, y no solamente como la inserción objetiva en una red social. Taylor (1999) aduce que los grupos de apo-yo social representan un recurso para el enfermo crónico, pues en ellos se dialoga sobre los proble-mas ocasionados por la misma enfermedad y se ofrece información sobre cómo otros los han afron-tado exitosamente. Puede decirse que el soporte social no sólo refiere a pertenecer a un grupo con algún interés en común o recibir apoyo material proveniente de este mismo, sino más bien en có-mo la persona concibe ese nivel de pertenencia y aprovecha eficazmente los recursos que el grupo –familia, amigos, compañeros de trabajo, perso-nal de salud, etc.– le brinda.

De acuerdo con White y Grenyer (1999), al-gunos hallazgos indican que si bien el proceso de diálisis tiene un gran impacto en el paciente, pue-de ser modulado si éste tiene pareja. Tomando en cuenta las perspectivas del paciente y su pareja, se han indagado algunas categorías referentes a los aspectos psicosociales relevantes relacionados a la enfermedad; así, por ejemplo, en los pacientes se encontró ansiedad debido a la incertidumbre, cambios en el estilo de vida a partir de la diálisis, respuestas emocionales negativas a la diálisis, as-pectos positivos de la relación y sentimientos de estar “endeudados” con su pareja a partir del apoyo que reciben; de acuerdo con las parejas, se halla-ron cambios en el estilo de vida a partir de la diá-lisis, cansancio, reacciones negativas ante la situa-ción de enfermedad de su pareja enferma, aspec-tos positivos de la relación y pérdidas en la mis-ma relación (convivencia, sexualidad y otros).

De ahí que la vivencia de un suceso vital co-mo la insuficiencia renal tenga un considerable impacto en las diversas emociones que viven las personas y afecte las relaciones entre los miem-bros de la familia, así como la relación de ésta con su grupo social (Leventhal, Leventhal y Van Ngu-yen, 1985). Así, hablar de emociones, y particu-larmente de la relación de ellas con el estrés, no sólo tiene una implicación individual en términos de sus repercusiones psicológicas y fisiológicas internas, sino también un componente social en el cual las diferentes formas de entenderlo y mane-jarlo, además de que pueden influir en la forma de relacionarse con los demás.

Dentro de los aspectos negativos del proceso de diálisis se encuentran –como ya se ha dicho– una obligada limitación física y numerosas res-puestas emocionales negativas (ira, depresión, etc.) ante ese drástico cambio en el estilo de vida, por lo que los pacientes señalan que no son capaces de realizar algunas de las actividades que hacían an-tes y sentirse cansados la mayor parte del tiempo (White y Grenyer, 1999).

En cuanto al afrontamiento, Taylor (1999) refiere que, a pesar de que la mayoría de los pa-cientes con una enfermedad crónica muestran una serie de reacciones psicológicas, por lo general no buscan algún tipo de apoyo psicológico, pero sí recursos internos o sociales para lidiar con ciertos problemas o reducir su estrés psicológico. Páez y cols. (1993) refieren que la forma de afrontar ne-gativamente los problemas de salud mental está ge-neralmente asociada con la mayor frecuencia de su-cesos vitales negativos y un menor soporte social.

De acuerdo con García y Calvanese (2008), en el análisis descriptivo se halló que los trasplan-tados presentan mejores índices de calidad de vida en la dimensión de funcionalidad física, mayor bie-nestar subjetivo y menor cantidad de trastornos emocionales que los pacientes en diálisis. Así, con-cluyen que la depresión y la ansiedad son mani-festaciones comunes en la enfermedad renal cró-nica y afectan indiscutiblemente la calidad de vida del paciente.

Para Kimmel (2001), los nefrólogos y sus pa-cientes pueden contribuir a un mayor entendimien-to del estrés o malestar psicológico y aclarar la co-nexión entre las variables psicosociales y las va-riables fisiológicas, endocrinológicas y neuroin-munológicas.

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MÉTODO

Participantes

Participaron en el estudio diez pacientes, derecho-habientes a los Servicios Médicos de la Universidad

Autónoma de Nuevo León (SMUANL): seis

hom-bres y cuatro mujeres, con una media de 59 años de edad y una desviación estándar de 16.4. Como criterio de inclusión se consideró que estuvieran acudiendo a la consulta de nefrología.

Referente al nivel de estudios, dos de ellos no habían terminado la educación primaria, uno contaba con primaria, dos más con secundaria, tres con preparatoria, uno con estudios universita-rios y uno más con posgrado. En cuanto a su ocu-pación, seis de ellos eran jubilados, tres amas de casa y uno empleado. De acuerdo a su estado civil, ocho de los participantes estaban casados y dos eran viudos. En cuanto al número de hijos, se en-contró una media de 3.4, con una desviación es-tándar de 2.5, y a las personas que habitaban con ellos se encontró una media de 2.3, con desviación estándar de 1.2.

Ninguno de los pacientes recibía apoyo psi-cológico en general o por padecer insuficiencia renal.

Instrumentos

Se tomaron en cuenta variables deducidas a partir de la literatura revisada: conceptualización (cómo describían y qué pensaban de la insuficiencia re-nal), atribución causal (causas que los pacientes atribuyen a tener dicha enfermedad), emociones (qué sintieron al ser diagnosticados), apoyo social (con quiénes se relacionaban y conversaban en el transcurso de la enfermedad) y afrontamiento ac-tual (qué dificultades habían encontrado por la en-fermedad y qué habían hecho frente a ellas).

Se realizó un diseño descriptivo cualitativo en el cual se utilizó un formato o un cuestionario para llevar a cabo una entrevista semiestructura-da, utilizada previamente en un estudio con pa-cientes con cáncer (Cantú y Álvarez, 2009), que consta de reactivos para indagar datos sociodemo-gráficos, así como preguntas abiertas adaptadas a la enfermedad renal, con las que se indagan

cues-tiones referentes al diagnóstico y su repercusión en términos psicosociales.

Los participantes fueron informados sobre los objetivos del estudio y firmaron un formato de consentimiento informado antes de llevar a cabo la entrevista y la aplicación de los cuestionarios.

Procedimiento

Se acudió al médico nefrólogo de los SMUANL, con quien se comentó el objetivo general del estudio y se acordó que los practicantes de psicología reci-bieran en otro consultorio a los pacientes que aquél enviaba, lugar donde se aplicaron los cuestionarios y se hicieron las entrevistas semiestructuradas con la asesoría del psicólogo de la institución.

Análisis de datos

Se transcribieron las respuestas de los pacientes a las preguntas sobre las dimensiones bajo estudio. Se clasificó y se trabajó por medio de categorías deductivas a partir de la literatura previamente re-visada y se llevó a cabo un análisis de contenido utilizando el software Atlas.ti, WIN 5.0. Con obje-to de ilustrar de mejor forma los hallazgos, se ela-boraron tablas con las dimensiones analizadas y las respuestas prototípicas de los pacientes a ellas.

RESULTADOS

Conceptualización de la enfermedad

En cuanto a esta categoría, y específicamente a la pregunta «Cuando usted escucha las palabras “in-suficiencia renal”, ¿qué piensa?», los pacientes res-pondieron lo siguiente:

• “Me fui para abajo; pisé el nivel 4. Lloraba, me deprimía [me decía que] ya no sería lo mismo. No lo iba a superar porque no te-nía dinero. Mi padre también tuvo diáli-sis. Pensaba en él y en que no podría con la diálisis”.

• “Me mortificó mucho, y más porque es-toy sola”.

• “El hígado no funciona satisfactoriamente

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• “Problemas de riñón, es lo que le dice el doctor: posibles diálisis, trasplantes... Me siento bien, no tengo dolores”.

• “En el riñón, en la retención de líquidos”. • “Todavía no he llegado al nivel de

diali-zar. Me asusta un poco”.

• “Tomo el diagnóstico de forma normal ya

que no tenía un conocimiento real del tipo de problema”.

• “Tengo un problema que tengo que aten-der. Tengo tratamiento para salir adelante”.

• “Los riñones fallan, y no quiero llegar a

eso. Mi padre tuvo insuficiencia renal con diálisis”.

• “Se diagnosticó en 2006 y simplemente lo

vi como algo normal”.

Atribución causal de la enfermedad

En cuanto a la categoría de atribución causal de la enfermedad, y específicamente a la pregunta “¿Cuá-les considera usted las causas que han provocado su enfermedad?”, los pacientes respondieron lo si-guiente:

• “No hubo cuidados por parte mía. Lo to-mé a la ligera. Después del parto de mi hi-ja, me enfermé de cálculos renales y por tomar Pepsi negra. En el Hospital General me quitaron un riñón”.

• “Tomar azúcar por un susto. Soy muy

tran-quila [aunque] me mortifican mucho mis hijas. Pero con la diabetes tengo. Me hace falta mi marido [si bien] no me atormenta estar sola”.

• “La diabetes mal controlada”.

• “La diabetes. Es hereditaria. Mi padre y hermana padecieron de diabetes. Veía a mi hermana y no me gustaba: agujeros por to-dos lato-dos”.

• “Por problemas de los nervios, por no tener actividad física… retención de líquidos”.

• “Diabetes”.

• “La cantidad excesiva de medicina que ha

tomado”.

• “Tengo azúcar de más de treinta años, com-plicaciones de la diabetes. En la carretera, en un accidente, se elevó el azúcar”.

• “La arteria renal izquierda estaba obstrui-da; tiene pipas con un puente. No funcionó y el riñón se empezó a atrofiar”.

• “Me dijeron que fue por la presión”.

Emociones

Referente al apartado de emociones, y específica-mente a las preguntas “¿Cómo se sintió emocio-nalmente al enterarse del diagnóstico de insuficien-cia renal?”, “¿Por cuánto tiempo se sintió así?” y “¿Qué fue lo primero que pensó al enterarse de di-cho diagnóstico?”, los pacientes respondieron lo que sigue:

• “Me deprimí de mucho tiempo. Sola salí adelante, con la ayuda de mi familia salí adelante. Que no la iba a librar. Tengo dos años. El doctor me ayudó mucho; me dio apoyo emocional. Estoy en protocolo para trasplante de riñón. Me levanté”.

• “Triste, pero lo acepta uno. Tuve paciencia para salir adelante del susto, que me dio calambres desde el año de 1971, justo con el fallecimiento de mi esposo. Tenía trein-ta años. Me sentí así por mucho tiempo: que me hace falta mi marido, pero yo sal-go adelante, como se pueda. Al final lo aceptamos”.

• “Depresión, reducción de ingesta de carne. Tenía experiencia previa con mi madre [que también tenía] diabetes. Es corto el tiempo”.

• “Lo veo normal. No me siento mal ni me

preocupo; lo tomo como enfermedad. Yo ya sabía las consecuencias, ya sabía desde que me dijeron del azúcar… que me iba afectar”.

• “Me preocupé porque mi familia ya había

pasado por eso; por no saber el tipo de pro-blema que tenía, que ya viene de familia, me preocupé emocionalmente”.

• “Tristeza, un poco de depresión”.

• “Lo tomo normal, sólo que era algo que

tenía que arreglar”.

• “En parte decaído al principio. Una

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• “Normal. Tenía catorce. Estaba chiquita. Más grande

pensé

no podría tener hijos”.

• “No me sentí mal. Pienso que ya he

vivi-do mucho”.

Soporte social

Referente al apartado de soporte social, y específi-camente a las preguntas “Aparte del personal médi-co, ¿ha hablado usted de su enfermedad con alguien más, con quiénes y de qué exactamente?”, “¿Có-mo ha sido el apoyo de su familia o de sus alle-gados?”, los pacientes respondieron lo siguiente:

• “Con los que me dan el tratamiento y con

toda mi familia; del trasplante, de cómo se sentía. Mis hijas me apoyan, pero na-die de mis hermanos. Mi esposo estuvo conmigo. Tuve apoyo de ese hermano y esa cuñada. Salí con mucho coraje y rencor. Yo también soy hija, pero no me veían”. • “Con todos los doctores, con el psiquiatra.

Le echas mentiras. Me ha ayudado a des-prenderme de mis hijas”.

• “Con mi familia. Se les informó y se re-cibió la noticia bien. Sobreprotección”.

• “Con mi esposa y con mi hijo de vez en

cuando. Me dice que me haga la diálisis, que me cuide, la dieta que me recomien-dan. Ella ya me conoce y me escucha”.

• “Con mi esposa y con mi papá; hablamos

del problema de su tratamiento también, de cómo me siento físicamente y emocio-nalmente, y aparte siempre he tenido el apoyo de todos”.

• “Solo con la familia. Sí ha habido apoyo”.

• “No ha cambiado la relación, los veo

co-mo siempre”.

• Normalmente no me gusta, a menos que hubiera necesidad; no hacen caso, lo nor-mal, a veces en pláticas; de vez en cuando se dejan caer, no ponen atención. Apoyo… bueno…, eso cuenta mucho; el apoyo de ellos ha sido indispensable”.

• “Con mi familia. Desde el problema, les digo cómo me siento. Al cien por ciento. Toda la vida… mis padres, esposo y her-manos”.

• “Hubo sobreprotección”.

Afrontamiento actual

En lo que respecta al apartado del afrontamiento actual, y en particular a las preguntas “¿Cómo se siente emocionalmente y qué dificultades

no ne-cesariamente médicas

ha encontrado en la actua-lidad referentes a la enfermedad?”, los pacientes respondieron lo que sigue:

• “Lo tomé con mucha calma. Tenía que

sa-lir adelante por mí misma. Yo sola me le-vanté, y hace quince días salí del hospital. También me fui a pique: mi familia no fue al hospital, yo lloraba mucho, me atacaba la depresión (me considero fuerte). La doc-tora tuvo que hablar con los familiares”.

• “Triste de que hayan pasado tantas cosas;

llega uno a aceptarlas [aunque] hubiera que-rido otras cosas. Tranquila. Pero ya no es-toy segura de mí misma, ya no soy como antes, ya hay muchas mortificaciones. Nun-ca sabe uno…”.

• “Muy recuperado emocionalmente, con

re-sultados positivos porque seguí las instruc-ciones médicas, así como la dieta”.

• “Por parte del corazón me siento más

can-sado; bien, esto yo lo tomo muy normal, lo viví con mi hermana”.

• “Bien. Física y emocionalmente voy

sa-liendo del problema; no he encontrado nin-guna dificultad”.

• “Decaída”.

• “Se siente uno mal, solamente”.

• “Estable. Uno dice no hay que

acobardar-se, hay que salir adelante”.

• “Bien, salí bien en los exámenes; antes es-taba nerviosa”.

• “Bien”.

Se realizó adicionalmente un análisis de conteni-do por medio de la clasificación de información de las entrevistas y cuestionarios aplicados los pacien-tes, en subcategorías acordes a las categorías ya mencionadas anteriormente: conceptualización, atri-bución causal, emociones, apoyo social y afronta-miento actual.

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hí-gado no funciona satisfactoriamente y hay pro-blemas con el riñón”, “Propro-blemas de riñón, es lo que le dice el doctor”, “En el riñón, retención de líquidos”, “La arteria renal izquierda estaba obs-truida, tiene pipas con un puente, no funcionó y el riñón se empezó a atrofiar”. También se

encon-traron respuestas de los pacientes respecto a ver dicha disfunción como algo normal ya que tenían esa experiencia previa con otros familiares. Final-mente, hubo conceptualizaciones relacionadas a entender la enfermedad como un problema o una preocupación (Tabla 1).

Tabla 1. Contenidos en la subcategoría de conceptualización.

Contenidos Frec.

Mal funcionamiento de hígado y riñón 4 Como algo normal ante el desconocimiento de la enfermedad 2 Como una preocupación 2 Recuerdos de un familiar previamente enfermo 2 Preocupación económica 1 Preocupación por estar sola 1 Sentimientos de miedo 1 Sentimientos de tristeza 1

Como un problema 1

En el apartado de la atribución causal de la enfer-medad sobresalieron respuestas relacionadas al pa-decer diabetes. Con menos frecuencias, pero tam-bién de modo relevante, se encontraron respues-tas tales como atribuir la enfermedad a la falta de

cuidados o a posibles cuestiones afectivas, tales como “No hubo cuidados por parte mía, lo tomé a la ligera”, “Por problemas de los nervios”, “Por un susto”, “En la carretera un accidente me elevó el azúcar” (Tabla 2).

Tabla 2. Contenidos en la subcategoría de atribución.

Contenidos Frec.

Padecer diabetes 5 Falta de cuidados e importancia 2

Sustos 2

Mal funcionamiento del hígado o riñón 2 Exceso de medicamentos 1 Falta de actividad física 1

Herencia 1

Nervios 1

Presión alta 1 Tomar refresco “negro” 1

En la subcategoría de emociones sobresalieron sen-timientos relacionados a la tristeza, como “Triste", "Tristeza, un poco de depresión”, “En parte de-caído al principio”. También se hallaron

respues-tas relacionadas con experimentar emociones po-sitivas, como tener paciencia, aceptar la enferme-dad y sentirse normal ya que habían vivido expe-riencias similares o sin malestar (Tabla 3).

Tabla 3.Contenidos en la subcategoría de emociones.

Subcategorías Emociones Frec.

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En la subcategoría de soporte social se encontró que muchos de los pacientes recibían apoyo por parte de sus familiares por respuestas tales como “Solo con la familia”, “El apoyo de ellos ha sido indispensable”, “No ha cambiado la relación; los veo como siempre”, aunque no especifican del todo

si ese apoyo era instrumental o afectivo (Tabla 4). Respondieron asimismo que tenían apoyo por parte del personal de salud (médico especialista, psiquia-tra), aunque tampoco especifican si hablaban de su estado afectivo. Otra respuesta relevante fue que te-nían sobreprotección por parte de sus familiares.

Tabla 4. Contenidos en la subcategoría de apoyo social.

Contenidos Frec.

Apoyo de familia 6 Sobreprotección 3 Apoyo del cónyuge 3 Apoyo del psiquiatra 2 Apoyo del personal de salud y otros 2 Otras emociones 2

En la subcategoría de afrontamiento (Tabla 5) pre-dominaron respuestas de bienestar tales como “Lo tomé con mucha calma”, “Muy recuperado

emo-cionalmente”, “Bien… no he encontrado ninguna dificultad”.

Tabla 5.Contenidos en la subcategoría de afrontamiento.

Contenidos Frec.

Sentimientos de bienestar 6 Cansancio 1 Adhesión al tratamiento médico 1

Por último, con base en la clasificación de la in-formación, se detectaron las subcategorías que apa-recen en varias de las categorías de estudio, esto probablemente ligado a los aspectos que pudieran estar más presentes en los pacientes. A

continua-ción se muestra en la Tabla 6 que predominaron sentimientos negativos a lo largo del discurso ge-neral de los pacientes, tales como tristeza y preo-cupación.

Tabla 6. Subcategorías que aparecen en otras categorías de estudio.

Subcategorías Categorías donde aparecen Frec.

Sentimientos de tristeza Conceptualización, emociones y afrontamiento 9 Mal funcionamiento del hígado o riñón Conceptualización y atribución 6 Sentimientos de preocupación Conceptualización y emociones 4 Sentimientos de malestar Emociones y afrontamiento 2 Aceptación Emociones y afrontamiento 2

DISCUSIÓN

Sin duda alguna, se pudo corroborar mediante el estudio que la insuficiencia renal y el tratamiento que conlleva es un suceso vital, y que éste es con-siderado por los pacientes que la padecen como una amenaza a sus actividades diarias, que cambia sus percepciones, modifica los roles en la familia

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previa-mente en pacientes con cáncer (Cantú y Álvarez, 2009).

Cuando se habla de los aspectos psicosocia-les ante un suceso de vida, se entiende que aun-que cada uno se define de manera clara, todos se relacionan entre sí, de manera que las emociones están presentes en el diagnóstico inicial, en el so-porte social y en el afrontamiento, y así cada uno, respectivamente.

De acuerdo a las variables de estudio, en el apartado de conceptualización, la mayoría de los pacientes describen efectivamente a la enfermedad como un mal funcionamiento del riñón; sin em-bargo, algunos la describieron como algo normal y otros como un problema, existiendo así una con-tradicción.

En lo que se refiere al apartado de atribu-ción, sobresalieron respuestas en el discurso de los pacientes que atribuían la insuficiencia a padecer diabetes, lo que proviene de su misma experien-cia, lo que a su vez indica que debe ponerse un mayor énfasis en los aspectos preventivos en los pacientes que ya padecen diabetes o que tienen riesgo de sufrirla. Asimismo, se encontraron atri-buciones a diversos factores afectivos, lo que pu-diera estar relacionado con las estrategias indivi-duales de afrontamiento al estrés en cada persona. Al igual que otros autores (Cepeda y cols., 2007; Novak, 2008; Petrie, 2007; Rodríguez y cols., 2006), los presentes coinciden en que la en-fermedad renal demanda importantes cambios, adaptaciones y pérdidas psicológicas y sociales. Se encontró, por ejemplo, que los pacientes, ante el diagnóstico inicial, experimentaron sentimientos de tristeza que posteriormente se fueron adaptando a otros procesos. Dichos sentimientos de tristeza, junto con los de preocupación, predominaron a lo largo del discurso de los participantes, lo que corrobora el impacto psicológico de la enferme-dad renal.

De acuerdo a las demandas adaptativas que exigen la insuficiencia renal y otras enfermeda-des crónicas, se ha encontrado que a pesar del impacto emocional negativo, también los pacien-tes se pueden describir como resilienpacien-tes ante todas las restricciones provocadas por ella (Petrie, 2007).

Referente al apartado del soporte social, los pacientes disponían de éste, sobre todo de su pro-pia familia; sin embargo, no se especificó si tal

apo-yo era de tipo instrumental o afectivo, aunque es posible que predominara el primero, orientado prin-cipalmente al implicado en el diagnóstico y los tra-tamientos, lo que pudiera denotar niveles bajos de calidad de vida o un menor ajuste psicológico, al igual de lo que se ha encontrado en otras enfer-medades crónicas, como el cáncer (Butler, Koop-man, Classen y Spiegel, 1999; Devine, Parker, Fou-ladi y Cohen, 2003; Vinaccia, Quiceno, Fernández y cols., 2005). En el apartado de afrontamiento, pre-dominaron sentimientos de bienestar, muy posi-blemente ligados a una mejor adaptación a la en-fermedad al paso del tiempo.

Así, a pesar de las limitaciones del estudio en cuanto al número de participantes y la aplicación de cuestionarios o realización de entrevistas, se pudo rescatar algunos puntos relevantes a consi-derar para quienes atienden a este tipo de pacien-tes sin importar su especialidad, o bien para quie-nes desean continuar haciendo estudios psicoso-ciales en este tipo de población.

De acuerdo a los resultados de este estudio y de los otros citados, se constata la relevancia de la atención psicológica a los pacientes diagnosti-cados con algún grado de insuficiencia renal, la que puede ser incluida, a criterio del paciente, dentro de los procesos y tratamientos nefrológicos lleva-dos a cabo dentro de la institución especializada donde se atienda, a fin de que se enfoque en la iden-tificación, manejo y expresión emocional, y esté también orientada al trabajo con la familia para mejorar la calidad del soporte social.

Definitivamente, la aplicación de cuestiona-rios y entrevistas siempre es un punto clave en los estudios de tipo psicosocial, por lo que se sugiere tener precauciones al momento de interactuar con los pacientes y rescatar de manera más atinada y profunda las variables de estudio, dada la limita-ción que se tuvo en este trabajo debido a las cor-tas respuescor-tas de los pacientes.

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de-más miembros del equipo de salud (Rodríguez y cols., 2006). Así, los presentes autores apoyan el punto de vista de otros en cuanto a la asistencia psicológica que se puede otorgar para aminorar el impacto de la enfermedad, y a la necesidad de referir al paciente sometido a un tratamiento mé-dico nefrológico hacia uno psicológico.

En respuesta a la variedad de los aspectos psicosociales relacionados con la enfermedad re-nal, la psiconefrología ha surgido como un campo interdisciplinario de estudio entre la psicología de la salud, la nefrología y la psiquiatría (Novak, 2008). Esto obliga a los médicos encargados a poner más énfasis en la detección de variables importantes para el trabajo psicosocial.

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