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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA JUVENTUD

Christian Matus – Loreto Navarrete

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I.. OOBBJJEETTIIVVOODDEELLMMÓÓDDUULLOO..

¡Bienvenidos y bienvenidas al primer módulo del curso Juventudes, Cultura Juvenil y Sexualidad!

El objetivo de este módulo es que Usted, al finalizar los tres momentos que lo componen, disponga de un marco conceptual introductorio que le permita mejorar su comprensión del mundo juvenil. Para ello, deberemos analizar el proceso de construcción social de la juventud, conociendo brevemente desde dónde surge históricamente este grupo social, analizando los principales enfoques y miradas hegemónicas desde las cuales se ha problematizado a las y los jóvenes, y revisando lo que se entiende por matriz adultocéntrica, que caracteriza a nuestra sociedad. Asimismo, revisaremos algunos conceptos claves tales como género y generación.

Este marco conceptual inicial constituirá la base para la comprensión de los módulos siguientes y la realización de sus correspondientes actividades; siendo además, un nuevo aporte para enriquecer la mirada sobre sus estudiantes, y también, sobre sí mismo o sobre sí misma.

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III.. OORRGGAANNIIZZAACCIIÓÓNNDDEELLMMÓÓDDUULLOO..

El módulo se organiza en tres momentos de aprendizaje: problematización, información y aplicación. Cada uno de estos momentos tiene actividades específicas en las cuales le invitamos a participar.

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En esta sección usted conocerá un caso que le permitirá iniciar y personalizar su propio aprendizaje acerca del tema. Léalo y luego responda a las preguntas que se formulan.

GRUPO FUE DESALOJADO DURANTE LA MADRUGADA DE AYER, DESDE CASA UBICADA EN MACUL

El fin de un sueño ‘okupa’

Intempestiva expulsión de los militantes contraculturales provocó desazón entre los vecinos de Vicuña Mackenna con Camino Agrícola, puesto que valoraban su interacción con los jóvenes, que habían recuperado un espacio entregado a delincuentes.

La Nación 13/12/2004 Alejandra Clavería

“Nos han destruido un sueño”. Esa fue la frase que se arraigó en el corazón de los 23 jóvenes ‘okupas’, luego de que ayer fueran desalojados por la fuerza pública desde el ‘Centro Contracultural La Marraketa’, lugar ubicado en la comuna de Macul y en el que habitaron por más de cuatro años.

La pena, el dolor y las lágrimas fueron los principales protagonistas de este episodio que se vivió en la esquina de Vicuña Mackenna con Camino Agrícola, cuando a las 5 de la madrugada y mientras dormían, un piquete de Carabineros irrumpió en la residencia y comenzó a desalojar a los jóvenes, sin exhibir orden judicial alguna.

“Botaron las puertas, entraron pistola en mano y nos pillaron durmiendo. A mis hijos los sacaron semidesnudos a la calle, a

empujones. No alcanzamos a sacar nada, sólo pudimos tirar algunas cosas por la ventana”, contó a La Nación Pablo, de 29 años, quien vivía en el lugar con su esposa y sus dos hijos, de nueve y cuatro años.

El joven agregó que “no hubo notificación, sólo nos hablaron del desalojo, pero no sabíamos día ni hora”. En ese lugar y durante cuatro años, la juventud perteneciente a la opción ‘okupa’ promovió la cultura y las artes, organizó tocatas, vendió artesanías fabricadas por ellos, realizó beneficios para niños enfermos terminales de hospitales, practicó el malabarismo y crió y alimentó a una veintena de perros y gatos. Hoy, sólo quedan escombros, muebles y objetos destrozados y el recuerdo de aquel lugar testigo de un movimiento basado en el rechazo al sistema político, institucional y económico y a sus fuentes de poder.

La tristeza de los vecinos fue notoria ante lo ocurrido, ya que antiguamente el recinto era ocupado por drogadictos y violadores y considerado un antro de delincuencia. “Yo me sentía protegida con ellos, antes me daba miedo bajarme de la micro en esa esquina, porque vivían asaltando y desde que ellos (los ‘okupas’) estaban, ya no pasaban esas cosas”, señaló una vecina del lugar.

“Los vecinos a nosotros nos apoyaban porque antes de que llegáramos habían ‘cogoteos’, violaciones... si pasaba algo íbamos todos a ayudar”, relató tristemente Dafna, de 23 años, quien residía desde hacía un año en ‘La Marraketa’. Después, ella y otros miembros de la comunidad vieron cómo maquinaria

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pesada destruía, por orden de la Municipalidad de Macul, destruía la casa.

DETENIDOS

Como consecuencia de los disturbios y forcejeos entre ‘okupas’ y carabineros, 20 jóvenes fueron detenidos por provocar desorden en la vía pública. Posteriormente, fueron trasladados al Juzgado de Policía Local y dejados en libertad durante la tarde.

Ante el hecho, la consejera nacional del Movimiento Humanista, Erika Klenner, señaló a La Nación que “ellos van a tener apoyo legal, vamos a seguir esto hasta las últimas consecuencias, nos asesoraremos por un abogado que presente los recursos ante la Corte de Apelaciones por abuso de poder contra Carabineros, más una querella contra todos los que resulten responsables y contra la municipalidad. Haremos reclamos por violencia injustificada y por no procurar un desalojo adecuado”.

Asimismo, la dirigente indicó que “aquí hay un abuso de poder contra jóvenes que no tienen dónde vivir. Hacía como seis meses que los amedrentaban y hostigaban, pero esto fue una sorpresa”.

LO INEVITABLE

El alcalde de Macul, Sergio Puyol, explicó a La Nación que el terreno fue expropiado hace 14 años. Agregó que "la casa está fuera de línea, había que ampliar el paradero de la esquina y facilitar la estación del Metro porque es necesario hacer las obras de bien común necesarias”.

-Alcalde, ¿qué piensa usted de que el desalojo haya sido a las cinco de la mañana?

-Carabineros elige los horarios adecuados para desalojar y cómo les pueda ser mejor proceder. Eso no me corresponde a mí sino a ellos.

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(Recuerde contestar las preguntas en el Campus Virtual, para que sus respuestas sean recibidas por el equipo docente)

1. A su juicio, ¿Cuál es el conflicto presentado en el caso?

2. En el caso interactúan diferentes actores ¿Quiénes son y por qué –en su opinión- cada uno actúa de la manera en que lo hace?

3. ¿Cuál es la mirada que tiene cada uno de los actores adultos en torno a los jóvenes “okupas”?

4. ¿Cómo caracterizaría Ud. la mirada del medio de comunicación –expresada en la noticia- en torno a los jóvenes “okupas”?

5. ¿Qué otra alternativa de resolución del conflicto propondría Usted en relación al caso presentado?

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“La representación ideológica de la división entre jóvenes y viejos otorga a los más jóvenes ciertas cosas que hacen que dejen a cambio otras muchas a los más viejos. (...) Esta estructura, que existe en otros casos (como en las relaciones entre los sexos), recuerda que en la división lógica entre jóvenes y viejos está la cuestión del poder, de la división de los poderes. Las clasificaciones por edad vienen a ser siempre una forma de imponer límites, de producir un orden en el cual cada quién debe mantenerse, donde cada quien debe ocupar su lugar”.

Pierre Bourdieu “La Juventud no es más que una palabra” (1990)

1. ¿Es universal la juventud?

Entendiéndola como la fase de la vida individual comprendida entre la pubertad fisiológica (una condición “natural” y el reconocimiento del estatus adulto (una condición “cultural”), la juventud ha sido vista desde algunos enfoques como una condición universal, una fase del desarrollo humano que se encontraría en todas las sociedades y momentos históricos. Según esta perspectiva, la necesidad de un período de preparación comprendido entre la dependencia infantil y la plena inserción social, así como las crisis y conflictos que caracterizarían a este grupo de edad, estarían determinados por la naturaleza de la especie humana.

Estas teorías, que hoy dominan en el sentido común, fueron formuladas por primera vez en 1904 por Stanley G. Hall, psicólogo norteamericano que elaboró el primer compendio sobre el tema1, dando respuesta a una realidad social emergente en su época. Hall caracterizaba la

adolescencia como una etapa de “tempestad y estímulo” (en inglés storm and stress, inspirado en el sturm und drang romántico). Esta turbulencia emocional, al tener una base fisiológica, convertía a la adolescencia en un estadio inevitable del desarrollo humano. Influenciado por el darwinismo, Hall elaboró la teoría psicológica de la recapitulación, según la cual, la estructura genética de la personalidad lleva incorporada la historia del género humano. Así, la adolescencia, extendida entre los 12 a los 22 o 25 años, correspondería a una etapa prehistórica de turbulencia y transición, marcada por las migraciones en masa, las guerras y el culto a los héroes. Esta fase, de acuerdo a Hall, estaría dominada por las fuerzas del instinto, que para calmarse reclaman un período largo durante el cual los jóvenes no han de ser obligados a comportarse como adultos, porque se hallan en un estado intermedio entre el “salvajismo” y la “civilización”. La obra de Hall tuvo una enorme influencia al difundir una imagen de la adolescencia como etapa de moratoria social y de crisis.

1 HALL, Stanley: Adolescence: Its Psicology and its relations to Physiology, Anthropology, Sociology, Sex, Crime, Religion and

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En realidad, lo que hizo Hall, de acuerdo a Feixá (1998) fue racionalizar la emergencia de la juventud en los países occidentales como etapa de semidependencia, proceso que fue de la mano de la segunda revolución industrial y la expulsión de los jóvenes del mercado de trabajo.

Y es que –como veremos- la emergencia de la juventud como categoría social es relativamente nueva. La juventud, como etapa de la vida, aparece particularmente diferenciada en la sociedad occidental sólo en épocas recientes. A partir de los siglos XVIII y XIX comienza a ser identificada como una capa social que goza de ciertos privilegios, de un período de permisividad que media entre la madurez biológica y la madurez social.

Desde una perspectiva antropológica, Margaret Mead planteó en 1925 una refutación de las teorías de Hall en su famoso libro Coming of Age in Samoa2 sobre su investigación de campo

con adolescentes en una “sociedad primitiva”, mostrando que no en todas las culturas la adolescencia debía verse como la fase de crisis que el psicólogo Hall había generalizado a partir del caso de los jóvenes de Norteamérica. En efecto, según Mead, entre las adolescentes samoanas “la adolescencia no representaba un período de crisis o tensión, sino, por el

contrario, el desenvolvimiento armónico de un conjunto de intereses y actividades que

maduraban lentamente”3. Aunque muchos años más tarde, la imagen idílica de la

adolescencia que ofrecía Mead fue criticada por nuevos antropólogos, las preguntas que planteaba la autora siguen siendo válidas: ¿Puede considerarse la juventud como una condición natural? ¿Pueden generalizarse a otras culturas los rasgos de la juventud occidental contemporánea?

De acuerdo al antropólogo Carles Feixá4, la juventud aparece como una “construcción social

y cultural”, relativa al tiempo y al espacio. Cada sociedad organiza la transición de la infancia a la vida adulta, aunque las formas y contenidos de esta transición son muy variables. Aunque el proceso tiene efectivamente una base biológica (el proceso de maduración sexual y desarrollo corporal), lo importante es la percepción social de estos cambios y sus repercusiones para la comunidad. Las formas de la juventud son cambiantes según sea su duración y su consideración social. Y también, los contenidos que se atribuyen a la juventud dependen de los valores asociados a este grupo de edad y de los ritos que marcan sus limites, lo que explica que no todas las sociedades reconozcan un estadio nítidamente diferenciado entre la dependencia infantil y la autonomía adulta.

En este sentido, para que exista la juventud deben darse, por una parte, una serie de condiciones sociales como normas, comportamientos e instituciones que distinguen a los jóvenes de otros grupos de edad, y por otra parte, una serie de imágenes culturales: valores, atributos y ritos específicamente asociados a los jóvenes. Tanto unas como otras dependen de la estructura social en su conjunto, es decir, de las formas de subsistencia, las instituciones políticas y las cosmovisiones ideológicas que predominan en cada tipo de sociedad.

2 MEAD, Margaret: Adolescencia y Cultura en Samoa, Paidós, Buenos Aires, (1925) 1976. 3 Op. Cit. p. 185.

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Mujeres de la tribu africana Masai, Quienes aún practican sus ritos de paso.

2. Hacia una revisión histórica de la construcción sociocultural de la juventud.

La gran diversidad de situaciones y casos etnográficos e históricos puede agruparse -de acuerdo a Feixá5- en cinco modelos diferenciados de juventud, que corresponden a otros

tantos tipos distintos de sociedad:

• Los púberes, de las “sociedades primitivas” sin estado.

• Los efebos, de los estados antiguos.

• Los mozos, de las sociedades campesinas pre-industriales.

• Los muchachos, de la primera industrialización.

• Los jóvenes, de las modernas sociedades post-industriales.

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Aunque existe un amplísimo abanico de casos etnográficos6 sobre las sociedades sin estado, la

gran mayoría de ellas comparte el valor otorgado a la pubertad como linde fundamental en el curso de la vida, básico para la reproducción de la sociedad en su conjunto.

Para los muchachos, la pubertad desencadena los procesos de maduración fisiológica que incrementan la fuerza muscular y que aseguran la formación de agentes productivos. Para las muchachas, la pubertad conlleva la formación de agentes reproductivos. Ambos procesos son esenciales para la supervivencia material y social del grupo. Ello explica que a menudo sean elaborados en términos de rituales mediante los llamados ritos de iniciación, que sirven para celebrar el ingreso de los individuos (casi siempre los muchachos, aunque también a veces las muchachas) en la sociedad: su reconocimiento como entidades “personales” y como miembros del grupo.

A partir de allí las diferencias son notables: la iniciación puede coincidir con la pubertad fisiológica o ser muy posterior, puede permitir el acceso a la vida adulta con pleno derecho o bien el ingreso en un grupo de edad semi-independiente, previo al matrimonio. Las diferencias dependen de múltiples factores, como las formas de subsistencia (caza recolección, pastoreo, horticultura, agricultura intensiva) y las instituciones políticas (bandas, cacicazgos, tribus). En general, puede afirmarse que a mayor complejidad económica y política, mayores serán las posibilidades de una etapa de moratoria social equivalente estructuralmente a nuestra juventud.

5 FEIXÁ, Carles: Op. Cit.

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Copa Ática decorada con Atletas S. IV A.C.

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En la sociedad clásica, la juventud se convierte en un modelo. La imagen que nos ha trasmitido el arte clásico, desde la escultura a la literatura épica, nos muestra deportistas mostrando su cuerpo, guerreros combatiendo, muchachos filosofando y discutiendo con sus maestros, héroes y heroínas luchando contra los dioses.

El término efebo significaba etimológicamente “el que ha llegado a la pubertad”, pero además de referirse al fenómeno fisiológico, tenía un sentido jurídico. La celebración y reconocimiento público del fin de la infancia, abría un período obligatorio de noviciado social –la efebía- en el marco de las instituciones militares atenienses en las cuales permanecían los jóvenes entre los 16 y 20 años. La efebía combinaba la preparación para la guerra con la preparación moral así como una educación en el plano erótico, que conllevaba relaciones de carácter homosexual con guerreros mayores.

Con el tiempo, la efebía ateniense perdió su carácter militar para enfatizar el aspecto educativo, introduciendo a los jóvenes de las élites en el refinamiento de la vida elegante. A partir de la educación del ciudadano independiente surge la noción de paideia (educación). La idea de paideia se vinculaba la las ideas de eros, amistad y reforma. Como ciertos grupos de jóvenes podían dedicar su tiempo a la educación, a la cultura y a las innovaciones, a ellas vinculadas, las “nuevas ideas” eran vistas como una cosa de los jóvenes. Los jóvenes pasaron a ser identificados entonces con el amor erótico, con el ansia de saber, con el deseo de reforma y belleza.

El modelo de efebo, eso sí, no se aplicaba ni a las muchachas ni a los jóvenes plebeyos o esclavos.

c) Los Mozos:

A diferencia del rito de paso de las sociedades “primitivas” o de la paideia helenística, que suponían una diferencia y un paso entre el mundo de la infancia y el de los adultos, la civilización medieval no percibía esta diferencia y no tenía, por tanto, una noción de paso. En la Europa medieval y moderna, no es fácil identificar una fase de la vida que se corresponda con lo que hoy llamamos juventud, tanto por consideraciones terminológicas (juventud era vista como la “edad del medio”, lo que hoy llamamos adultez), como otras de carácter iconográfico, que rescata Philippe Ariés7(1973): el hecho que los niños sean representados

como “adultos en miniatura” y que no exista una imagen específica para los jóvenes. Por ello, Ariés sostuvo la inexistencia de la juventud en el Antiguo Régimen.

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Y efectivamente, el niño era mezclado lo más pronto posible con los adultos, lo que se pone de manifiesto en el modelo de aprendizaje de la Europa Medieval. El modelo se basaba en la temprana expulsión del joven del núcleo familiar, a los 7 o 9 años, tanto niños como niñas, dejando su hogar para ir a residir a la casa de otra familia, donde llevarían a cabo las tareas domésticas y aprenderían los oficios y habilidades, así como el comportamiento en otros aspectos de la vida, a partir del contacto con los adultos. Esta costumbre era practicada tanto por el campesinado, como las clases populares urbanas (los artesanos), los comerciantes y la nobleza.

De esta forma, los adolescentes iniciaban su vida social lejos de su familia, donde aprendían un oficio, las maneras del caballero, las letras latinas, y las formas de diversión y relación con los sexos.

d) Los Muchachos:

La Revolución Industrial tuvo mucho que ver con el surgimiento de las condiciones sociales y las imágenes culturales que asociamos a la juventud. Pero antes, en la obra de Rousseau,

Emile, ya encontramos una descripción de la adolescencia como una especie de segundo

nacimiento, una metamorfosis interior, el estadio de la existencia en el cual se despierta el sentido social, la emotividad y la conciencia. Frente al perverso y despiadado mundo adulto, el autor opone el corazón, la naturaleza, la amistad y el amor, representados por la adolescencia. Su insistencia en el carácter natural de esta fase de la vida, la inevitabilidad de sus crisis, la necesidad de segregar a los jóvenes del mundo de los adultos, tendría gran influencia en los psicólogos y pedagogos de las primeras décadas del siglo XX.

Pero como condición social difundida entre las diversas clases sociales, y como imagen cultural nítidamente diferenciada, la juventud no apareció masivamente en el escenario público hasta casi entrado el siglo XX. Surgió debido a las transformaciones en cuatro instituciones clave: la familia, la escuela, el ejército y el trabajo.

La familia, porque el modelo de aprendizaje de “los mozos” entró en crisis desde el siglo XVII, el traslado de los niños a otra casa ya no es tan frecuente, el retorno al hogar se anticipa y los padres desarrollan cada vez más un sentimiento de responsabilidad respecto de sus hijos, convirtiendo a la familia en un lugar de afectividad. Como contrapartida, comienza la progresiva pérdida de independencia de los hijos y la prolongación de su dependencia económica y moral. Estas tendencias –que afectan primero a la burguesía- se consolidan y extienden a otras clases sociales con los procesos de industrialización, urbanización y nuclearización.

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Baden Powell y los boy scouts en Inglaterra

Juventudes hitlerianas

El ejército, porque con la Revolución Francesa se instituye el servicio militar obligatorio: la nación en armas está representada por los jóvenes, que deben dedicar un tiempo de su vida a defenderla con las armas. La conscripción obliga a los jóvenes a vivir un tiempo con coetáneos de orígenes muy diversos –dando las condiciones para que surja una conciencia generacional-. Asimismo, se va generando una cultura propia: fiestas, el lenguaje contramilitar, costumbres sexuales, consumo de drogas, etc. que van delimitando un mundo propiamente juvenil. Asimismo surge la noción de que la milicia sirva para “hacerse hombre” y que al retorno, los muchachos pueden pensar en casarse y formar una familia. (Ariés, 1973)

El trabajo, porque con la segunda revolución industrial se aleja a los menores de las fábricas, por los avances tecnológicos y la necesidad de una mayor preparación técnica para desarrollar las complejas tareas del sistema industrial, requiriéndose una formación básica tanto para los jóvenes burgueses como para los obreros. De manera que tanto muchachos como muchachas fueron expulsados del trabajo asalariado y conducidos a la escuela o a la calle.

Será en la primera décadas del siglo XX que la escuela secundaria se universaliza, emergen las primeras asociaciones juveniles modernas como los Boy Scouts en Inglaterra, proliferan las teorías psicológicas que pretenden dar cuenta de la adolescencia y juventud (como las de Hall), surgen las primeras legislaciones especiales sobre tribunales para jóvenes y servicios de bienestar.

El período de entreguerras, finalmente, marcará una fase de politización creciente de la juventud, que se verá arrastrada por la formación de bloques ideológicamente contrapuestos. La primera institución en percibir la capacidad movilizadora de los jóvenes es la Iglesia, que funda las Juventudes Católicas y diversos movimientos juveniles especializados. También el comunismo ve en el proselitismo juvenil una forma de expansión universal, pero fueron el fascismo y el nazismo las que explotaron de manera más eficaz el encuadramiento político de los jóvenes, mediante los Barilla italianos y las

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e) Los Jóvenes:

“Si la adolescencia fue descubierta a finales del siglo XIX, y se democratizó en la primera mitad del siglo XX, la segunda mitad de este siglo ha presenciado la irrupción de la juventud ya no como sujeto pasivo, sino como actor protagonista en la escena pública.”

(Feixá, 1998:33)

Aunque la juventud de post-guerra fue caracterizada por diversos autores bajo el signo de la despolitización, la privacidad, el escepticismo y el consumismo (Fischer, 1975; Aranguren, 1961), comienza una “juvenilización” de la sociedad, expresada en la emergencia de la llamada “cultura juvenil”: comienza a tener éxito el culto a lo joven y a la juventud, que se convierte en la “edad de moda”. Como contrapunto aparece la imagen del “rebelde sin causa”8 cuyo inconformismo amenazaba con socavar los fundamentos de la civilización.

Son cinco los factores de cambio que posibilitan la modificación profunda de las condiciones sociales y las imágenes culturales de los jóvenes.

En primer lugar, la emergencia del Estado de Bienestar, que crea las condiciones para un crecimiento económico y para la protección social de los grupos dependientes. En este sentido los jóvenes se convierten en un de los sectores más beneficiados por las políticas de bienestar: mayor cobertura educacional, mayor seguridad social, la transferencia de recursos de padres a hijos, etc. consolidan la base social de la juventud.

En segundo lugar, la crisis de la autoridad patriarcal, que conlleva una rápida ampliación de las esferas de la libertad juvenil, donde la guerra actuaba como detonante de la “brecha generacional” que separaba a padres de hijos.

En tercer lugar, el nacimiento de un mercado para adolescentes/jóvenes o teenage market, que ofrece por primera vez un espacio de consumo específicamente destinado a los jóvenes que se habían convertido en un grupo con creciente capacidad adquisitiva (moda, adornos, locales de ocio, música, revistas, etc.), que constituyó un mercado de consumidores sin demasiadas variaciones de clase.

En cuarto lugar, la emergencia de los medios de comunicación, que permitió la creación de una verdadera cultura juvenil internacional popular, que comenzó a articular un lenguaje universal a través de los medios, la radio, la música y el cine, haciendo que los jóvenes comenzaran a identificarse más con sus coetáneos que con su clase o etnia. Por último, el proceso de modernización en el plano de los usos y costumbres, supuso una erosión de la moral puritana, siendo sustituida por una moral consumista más laxa y menos monolítica, cuyos portadores fueron esencialmente los jóvenes.

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Estos procesos, convergentes a una modernización cultural, correlativa a una modernización económica y política, fueron vividos por todos los países occidentales durante la post-guerra, y donde los jóvenes tuvieron un lugar protagónico en el espacio público –particularmente durante los sesenta y setenta- en citas convertidas ya en referente mítico: San Francisco, 1967; París, México, Chile: 1968, etc.

Este lugar protagónico de los jóvenes durante los sesenta y setenta sería rápidamente anunciado por los teóricos sociales de la época: desde Marcuse –quien hablaba de la joven inteligencia de París del ‘68 en su “Ensayo de la liberación”- hasta la propia Margaret Mead quien hablaría de una cultura postfigurativa en la que los hijos comenzaría a reemplazar a los padres como depositarios de la tradición cultural y como “herederos del futuro”. Otros autores hablarían de conceptos como post-adolescencia y juventud.

Sin embargo, la aparente liberación de los jóvenes tenia y tiene también diversas contradicciones: nuevas dependencias económicas, familiares y escolares, que se manifestarían crudamente en el proceso de reestructuración económica neoliberal a partir de los setenta y ochenta (en Chile la mayor tasa de desempleo corresponde al segmento entre 19-25 años). Además, otros procesos comenzarían a gestarse marcando un postergamiento de la juventud: el alargamiento de la dependencia familiar, la ampliación de las formas de cohabitación previas al matrimonio, los largos y discontinuos procesos de inserción laboral, el retraso de la primera maternidad/paternidad, la pervivencia de actividades de ocio en edades maduras, etc.

En los noventa, se presenciaron tendencias contradictorias en el nuevo modelo de juventud, que se caracteriza sin duda por la influencia de las nuevas tecnologías de la comunicación: video, teléfono celular, Internet (chats, blogs), etc. haciendo pensar a muchos autores en una “cultura juvenil postmoderna” que es producto del impacto de los medios de comunicación en un capitalismo cada vez más trasnacional, que aunque puede recluir a los jóvenes en un

Fotogramas de la película “Semilla de Maldad”

(Blackboard Jungle, 1955, Dir. Richard Brooks)

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individualismo pero al mismo tiempo conectarlos con jóvenes de todo el planeta, dándoles la sensación de pertenecer a una comunidad universal.

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3. Las miradas hegemónicas en torno a la juventud.

Analizaremos ahora, algunas de las miradas desde donde se ha construido una cierta noción de la juventud como categoría objetivable y definible desde fuera del mundo juvenil, en donde se define juventud a partir de la co-ocurrencia de ciertos atributos o características, y que han sido utilizadas muchas veces desde las políticas públicas, el sentido común y el mundo adulto en general.

3.1 La Juventud como categoría socio-demográfica

El criterio demográfico define juventud a partir de su asociación con un determinado rango etáreo. En principio se institucionaliza la idea de fijar el período juvenil entre los 15 y los 24 años. No obstante, en el Primer Informe Nacional de la Juventud, editado en 1994 por el entonces INJ, se recomienda ampliar este criterio a los 29 años considerando que en el caso de Chile la mayoría de los jóvenes gozan de un período de moratoria social más amplio que el de otros países.

Si bien esta definición tiene una utilidad práctica en términos estadísticos y de diseño de políticas sociales, no permite asir las particularidades de los grupos juveniles, ni da cuenta del carácter dinámico de la juventud en tanto construcción que tiene una estrecha relación con el contexto social y cultural donde se sitúan los sujetos "jóvenes".

En este sentido, los enclasamientos por edad ya no poseen competencias y atribuciones uniformes y predecibles. Por el contrario, tales enclasamientos tienen características, comportamientos, horizontes de posibilidad y códigos culturales muy diferenciados en las sociedades actuales, en las que se ha reducido la predictibilidad respecto de sus lugares sociales. (Margulis & Urresti, 1998) Como señala Duarte9 citando a Bourdieu, el uso de la edad

para significar una compleja realidad social es una manipulación que efectúan los cientistas sociales, para construir homogeneidad estadística, sin considerar especificidades ni contextos del grupo social del que se habla.

3.2 La Juventud como estado de crisis, precariedad e inestabilidad

Otro criterio de definición proviene de la Psicología y considera la juventud como proceso de desarrollo de la personalidad del individuo. Dicho proceso se encuentra marcado por cambios fisiológicos que determinan el inicio del período, y por el ambiente social y ecológico en que el joven vive (Undiks et al, 1989). Esta conceptualización de la juventud como etapa de desarrollo, plantea que los sujetos deben estructurar una identidad particular, resultado de desafíos bio-psicológicos y sociales que determinan un conjunto de cambios a nivel

9 DUARTE, Klaudio. ¿Juventud o Juventudes? Acerca de cómo mirar y remirar a las juventudes de nuestro continente.

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personal10. Esta perspectiva coloca el acento en la carencia de una cierta madurez, y a partir

de ella se tiende homologar juventud a “adolescencia”.

Asimismo, desde la psicología, Erikson hablará de la crisis de la adolescencia, situando esta crisis en los cambios biológicos y en la identidad11. De esta forma, se naturaliza cierta

condición juvenil despojada de toda historia y cultura.

Hoy, muchos investigadores ya han problematizado lo suficiente el concepto de adolescencia como para comprenderlo en tanto categoría sociocultural construida recientemente, de manera que la noción de secuencias de desarrollo fijas está obsoleta. De todos modos, es rescatable la lectura que hace Connell12 del concepto de adolescencia, entendiéndolo como

una serie de "encuentros" entre la persona en crecimiento y el orden social. Para Connell, la idea de "encuentro" comprende a la persona como activa y creativa en la vida social, individual y colectivamente, desenmarcándose de la idea de pasividad de la moratoria, transición o preparación a la vida adulta. De esta manera, la actividad personal es al mismo tiempo una práctica social, orientada hacia otras personas, la que adquiere su significado a partir de cierto marco social (lenguaje, recursos, materiales, estructura social), y que tiene efectos en las vidas de otros.

3.3 La Juventud como período de moratoria social

En tercer lugar, y como ya lo hemos mencionado, se ha observado la juventud como un proceso transicional, de llegar a ser un “otro”, que es el ser adulto, entendiéndose ésta como un período de preparación y transición a la adultez. Para lograr esta meta social, se deben internalizar ciertos contenidos que -una vez integrados- determinan si el joven es apto o no para ingresar al mundo productivo. Esta perspectiva se encuentra marcada por el concepto de moratoria social, lo que implica que ser joven es el proceso de espera del sujeto a integrarse a la sociedad.

El concepto de moratoria es definido como un "período de la vida posterior a la madurez fisiológica, en el cual el sujeto todavía no ha asumido los roles que normalmente se confían a los adultos en la sociedad"13. Esta etapa o transición transcurriría “entre el final de los cambios corporales que acaecen en la adolescencia y la plena integración a la vida social que ocurre cuando la persona forma un hogar, se casa, trabaja, tiene hijos. O sea, juventud sería el lapso que media entre la madurez física y la madurez social”14.

10 Uno de los estudios clásicos desarrollados desde esta perspectiva es el de Domingo Asún (1980) que distingue cinco áreas de

la personalidad que durante la juventud se manifiestan especialmente dinámicas. Estas son: área sexual, área de la afectividad, área socio-afectiva, área intelectual y área físico-motora.

11 ERIKSON, E.: Childhood and Society. Londres, Imago, 1950.

12 CONNELL, R. Adolescencia en la Construcción de Masculinidades Contemporáneas. Ponencia presentada a la

Conferencia Regional "Varones Adolescentes: Construcción de Identidades de Género". Santiago de Chile, FLACSO, 2002.

13 WEINSTEIN, José: El período juvenil en sectores urbanos de extrema pobreza: Un estudio Exploratorio. Tesis de grado

de la carrera de Sociología, Universidad de Chile, 1984:27.

14 MARGULIS, Mario & URRESTI, Marcelo: La construcción social de la condición de juventud en “VIVIENDO A TODA:

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Esta mirada, marcadamente adultocéntrica, (Duarte, 1994) en que se concibe el ser joven, se encuentra también presente en los enfoques demográfico y psicológico, constituyendo un rasgo característico de las aproximaciones que tiene el Estado y nuestra sociedad hacia lo “juvenil”, donde el ser joven aparece indicado como un proceso de búsqueda de integración a la sociedad en el marco de los parámetros que el mundo adulto define como viables.

Los investigadores argentinos Mario Margulis y Marcelo Urresti (1998) consideran que esta mirada desde la moratoria social no toma en cuenta otras variables que intervienen en la construcción social de la condición de juventud, como la historia, la compleja diferenciación social, la familia y los marcos institucionales, las generaciones y el género.

Asimismo, señalan que la moratoria social alude más bien a grupos que pertenecen por lo común a sectores sociales medios y altos, que postergan la edad de matrimonio y de procreación, que cuentan con un tiempo libre socialmente legitimado y que, durante un período cada vez más prolongado, tienen la oportunidad de estudiar y de avanzar en su capacitación en instituciones de enseñanza que, simultáneamente, se expanden en la sociedad. En este sentido, sólo podrían ser jóvenes los pertenecientes a sectores relativamente acomodados, los demás no podrían ser jóvenes, ya que en el mundo popular se ingresa tempranamente al trabajo, cuando las condiciones del mercado laboral así lo permiten, y en el caso de muchas mujeres jóvenes populares, la maternidad comienza posterior o incluso durante su adolescencia.

Es así como en el momento actual, donde se manifiesta el desempleo y la exclusión, el enfoque de la moratoria social que pretende abarcar a toda la juventud, enfrenta las siguientes tensiones:

• Muchos jóvenes de clases populares (y también adultos) gozan de abundante tiempo libre: se trata del tiempo disponible en virtud de la falta de trabajo, que aqueja intensamente a los sectores jóvenes. Este tiempo libre no puede confundirse con el que surge de la moratoria social: no es tiempo legítimo para el goce y la ligereza, es tiempo de culpa y de congoja, es tiempo de impotencia, una circunstancia desdichada que empuja hacia la marginalidad, la delincuencia o la desesperación. • En los sectores que cuentan con la posibilidad de estudiar, el período de formación

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4. Los Estereotipos Sociales en torno a la Juventud

Por otro lado, a la par de esta forma hegemónica de definir y conceptualizar a la juventud en el plano social, encontramos que también se imponen ciertas miradas o imágenes generalizadas, desde el sentido común, sobre cómo la sociedad en su conjunto entiende a los jóvenes. Muchas veces estas imágenes se condensan y se rigidizan en una noción estereotipadora y homogeneizante de lo que se entiende por juventud.

A continuación presentamos algunos de los estereotipos más recurrentes con que nuestra sociedad tiende a fijar una imagen o representación social de cómo es y debe ser “la” juventud.

4.1 La Juventud Protagónica

En primer lugar, encontramos una perspectiva que rescata una visión activa de los jóvenes generando una noción de ellos como protagonistas de los cambios sociales. Es así como durante determinados contextos históricos, la sociedad tiende a identificar en los jóvenes sus propios proyectos y anhelos, potenciando una visión positiva de ellos como actores sociales y como protagonistas del futuro y el porvenir15. Como ejemplo reciente podemos señalar cómo

durante la década de los ochenta -en el contexto de las protestas- se ensalzó la imagen del joven como protagonista y actor social generándose numerosos estudios de juventud que recogieron esta imagen y la proyectaron como característica de toda una generación que vivió en Dictadura. Más reciente aún fue la cobertura mediática a la llamada “Revolución Pingüina”, el acoso a sus voceros y la elección de este evento como el suceso más importante de 2006.

Otra variante de este estereotipo lo encontramos en la asociación que muchos regímenes dictatoriales y autoritarios hacen entre el joven y la patria. Si analizamos la historia reciente, nos encontramos con que la dictadura militar en sus primeros años desarrolló este estrategia ideológica, imponiendo políticas de la juventud marcadas por un fuerte sello nacionalista, siendo la máxima expresión de esta política la proclamación del día de la Batalla de la Concepción como “Día Nacional de la Juventud”, desarrollando en esa fecha ceremonias de juramento y de compromiso de “la” juventud, con la patria y con la bandera. Otro ejemplo lo constituyen las ya mencionadas Juventudes Fascistas o Nacionasocialistas de la Segunda Guerra Mundial.

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“Concurro así a la invitación que me ha formulado el Frente Juvenil de Unidad Nacional, que también celebra en esta noche el segundo aniversario de su creación, como un movimiento propio y responsable de la juventud chilena, que quiso identificar su compromiso con la defensa y proyección histórica del 11 de septiembre, uniéndolo a aquel imperecedero ejemplo de patriotismo que representa la inmolación de los 77 héroes juveniles de La Concepción.

Mi corazón de viejo soldado revive con profunda emoción el coraje insuperable de Luis Cruz Martínez y de los otros 76 jóvenes chilenos, que junto a él, en plena soledad de la sierra peruana, supieron demostrar con la entrega de sus vidas, que nuestra Patria y los valores permanentes del espíritu están por encima de cualquier sacrificio personal que su defensa pueda demandar. Mi espíritu de Presidente de la República se llena de justificada esperanza, al contemplar que la juventud de hoy ha sabido descubrir el sello de eternidad y de exigencia que encierra para las generaciones siguientes la sangre que nuestros mártires derramaron pensando en la grandeza futura de Chile.”

Fragmento del discurso de Pinochet en Chacarillas el 9 de julio de 1977, Proclamado Día de la Juventud por el régimen.

4.2 La Juventud como Problema

Una segunda construcción o estereotipo que constituye el otro extremo de cómo la sociedad tiende a ver a los jóvenes es la imagen que se plantea en el Chile de Post-Dictadura a partir de la articulación de las que serán las políticas sociales dirigidas a los jóvenes y su implementación sucesiva a partir de los cuatro gobiernos de la Concertación.

Consiste en la construcción de la figura de un "joven-problema" que tiene su origen en la asociación que se hace en el diseño de las políticas de juventud, entre condición juvenil y condición de pobreza. Un primer antecedente de esta mirada lo encontramos en el diseño de lo que será la política hacia los jóvenes del primer gobierno de la Concertación. En este diseño se define que la situación de la juventud perteneciente a los sectores populares y a las clases medias empobrecidas, será abordada como un "problema nacional”, problema que se descompone en a lo menos cinco aspectos a ser encarados por el Estado y la sociedad chilena: empleo, educación, daño, cultura y política16 (Weinstein, 1990).

Durante los noventa las políticas de juventud harán énfasis en dos de estos aspectos: por un lado en la integración productiva a través de programas de capacitación y empleo, como ProJoven 17 y por otro en la baja participación política de los jóvenes dando origen a la figura

de una juventud apática, a partir de plantear el "noestoyniahísmo" 18.

16 WEINSTEIN, José: Los jóvenes pobladores y el Estado: Una relación difícil, CIDE, Santiago, 1990.

17 COTTET, Pablo: "Participar o ser involucrado (la vitalidad de una diferencia)", págs 24-27 en Revista Cal y Canto N.10,

Eco, Enero, 1992;

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Cabe señalar que durante la segunda mitad de los noventa la política de juventud se desdibujará producto de la falta de atribuciones y el creciente desprestigio del organismo estatal encargado de elaborar políticas hacia los jóvenes, el INJ (hoy INJUV), que se reorienta como un organismo meramente asesor y no decisor respecto a las políticas que el Estado dirige hacia el mundo juvenil.

En la práctica, este espacio vacío será llenado por las políticas sectoriales de los ministerios (fundamentalmente MINEDUC) y otros organismos que como CONACE (Consejo Nacional de Control de Estupefacientes) contribuirán a reproducir una visión problemática respecto a los y las jóvenes, que sólo recién en 2006 está asumiendo en sus campañas de prevención un discurso que valida cierta prácticas culturales juveniles, como el carrete. Hasta 2005 muchas de las campañas de prevención de consumo de drogas eran un ejemplo de de los estereotipos y estigmatizaciones dirigidos hacia los y las jóvenes19.

4.3 La Juventud como Consumo

Una de las formas que adopta hoy en día la imagen social de lo que se entiende por joven tiene relación con la ampliación de una idea o noción de juventud a toda la sociedad, estableciendo como ideal el “ser joven”. A este fenómeno lo llamaremos proceso de juvenilización, en tanto extensión del consumo de los signos juveniles al resto de la sociedad. (Margulis & Urresti, op.cit.).

Siguiendo a los autores, en el proceso de “juvenilización” confluyen dos elementos. Por un lado, el avance de la cultura de la imagen, producto de los fenómenos de globalización, que en el caso de Chile empiezan a ser recepcionados a comienzos de los noventa, lo que genera un impacto a nivel de las formas de construcción de identidad juvenil que se reorientan hacia el plano del consumo cultural, el manejo corporal y la elaboración de una imagen y una estética.

En esta imagen social hoy predominante, encontramos un proceso de fetichización de la juventud por parte de la sociedad de consumo. Lo “juvenil” -en tanto pautas estéticas, estilos de vida, consumos, gustos y preferencias, looks, imágenes e indumentarias de los y las jóvenes- es propiciado como señal y una pauta de lo que es “ser moderno”.

Nuestras sociedades, no sólo la chilena sino también la latinoamericana, en proceso de transformación por la imposición de políticas de mercado, adoptan a la juventud como signo de distinción, construyendo un imaginario social en que el “ser joven” es un atributo estético y un estilo de vida que se debe poseer –y muchas veces “consumir”- para cumplir con los ideales sociales de integración.

19 En el caso de la campaña nacional de prevención de consumo de drogas que CONACE desarrolla a partir del 2000, titulada

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A este respecto, es interesante el análisis que hace Naomi Klein (1999) sobre la crisis de las marcas en el mercado norteamericano y cómo a partir de los noventa loas grandes empresas hicieron un giro hacia lo juvenil o lo cool como nueva estrategia de negocios:

“Lo cool, lo alternativo, lo joven, lo novedoso o como se le quiera llamar constituía la identidad perfecta para las empresas basadas en productos que deseaban convertirse en marcas basadas en imágenes trascendentes. Los anunciantes, los directores de marca y los productores de música, de cine y televisión se apresuraron a volver a la escuela secundaria, estudiando a los alumnos en un frenético esfuerzo para aislar y reproducir en anuncios de televisión la “actitud” exacta que los adolescentes y los veinteañeros iban a ser inducidos a consumir al mismo tiempo que las comidas rápidas y las canciones. Y del mismo modo que en todos los colegios secundarios, la pregunta “¿Soy Cool?” se convirtió en la más importante y absorbente del momento, y no sólo se la oía en las aulas y en los vestuarios, sino en las juntas directivas y en las conferencias telefónicas de las grandes empresas.”20

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5. Adultocentrismo, Juventud y Juventudes.

En síntesis, revisando estos enfoques constatamos una carencia. A pesar de los esfuerzos por acotar la juventud a determinadas características, la mayoría de los intentos de definición adolecen de un sesgo. Se las conceptualiza en torno a los intereses de una "sociedad adultocéntrica" (Duarte, 1994) cuyo objetivo fundamental es integrar nuevos miembros al sistema para así proyectar y reproducir un mismo "orden social".

Por lo demás, la matriz adultocéntrica da cuenta de una construcción sociocultural que sitúa a los jóvenes, sus producciones y reproducciones como carentes y peligrosas, invisibilizándolos, restándolos del presente y resituándolos en un futuro inexistente. Esta matriz se explicaría, según Duarte, desde la estructura patriarcal de nuestras sociedades, en la que se invisibiliza a las mujeres, se exaltan los valores masculinos y se construye un modelo de familia basado en la asimetría en las relaciones, de acuerdo con el cual, ser mayor implica gozar de una serie de privilegios en desmedro de las y los considerados menores.

Todas estas miradas conciben la juventud como condición natural de preparación a la vida adulta. Al definir lo "juvenil" como etapa de transición al adulto, centran el análisis en aquellos factores o variables que permiten al joven ingresar al mundo adulto sin abordar una discusión acerca de las formas a través de las cuales ellos dotan de sentido a sus vidas y determinan libremente su participación en la sociedad como sujetos.

Por otro lado, los estereotipos e imágenes sociales que se construyen en relación a la juventud son un reflejo de estas miradas adultocéntricas y externas, que operan como ilusiones ideológicas que fijan una noción de juventud ideal y acorde a los proyectos que las élites gobernantes desarrollan: en muchos casos como “pacientes” de políticas de Estado focalizadas a ellos, no en tanto sujetos sino en tanto “sector vulnerable” y problemático.

Por último, debemos considerar que estos estereotipos se tienden a resignificar de nuevas formas, en un contexto social marcado por la expansión del consumo. La juventud también deviene en un signo y un cliché que es reproducido acríticamente por diferentes discursos sociales, incluso los aparentemente más cercanos a los jóvenes, los que con o sin conciencia de la manipulación que se hace de la imagen de lo “juvenil” contribuyen a la reproducción de una imagen juvenil de gran carga simbólica pero carente de contenido.

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6. Algunos conceptos clave para avanzar en la comprensión de los mundos juveniles.

Para cerrar el trabajo de este módulo no podemos dejar de hacer una breve reflexión sobre dos conceptos clave que nos servirán para comprender de mejor forma al mundo juvenil. Aunque en los módulos siguientes se profundizará en ellos, es relevante plantear algunos puntos sobre género y mundo juvenil, así como generación y mundo juvenil.

a) Generación y Mundo Juvenil

De acuerdo a Margulis & Urresti, las clasificaciones por edad dan lugar a la construcción de categorías estadísticas relacionadas con la biología; la noción de generación, en cambio, remite a la edad pero procesada por la cultura y la historia.

La generación aparece como un referente de identidad amplio, que conecta la vida cotidiana de los jóvenes con el contexto social e histórico donde estos se insertan. Una generación es reconocible a partir de las significaciones que sus miembros otorgan a sucesos cotidianos.

En la generación los jóvenes se identifican al interior de un amplio grupo de sujetos con los que se construye un sentido de pertenencia (un "nosotros"), a partir de la vivencia de un mismo contexto histórico. Es así como entendemos una generación, como "un grupo que comparte marcas históricas que plasman una cierta identidad, un sentido, una forma de hacer que las diferencia e identifica" (Salinas, 1990 citado en Matus et al 2000).

La generación remite a la historia, da cuenta del momento social en que una cohorte se incorpora a la sociedad. Ello define las características del proceso de socialización, e incorpora los códigos culturales que imperan en una época dada y en los planos político, tecnológico, artístico, etc. Ser integrante de una generación implica haber nacido y crecido en un determinado período histórico, con su particular configuración política, sensibilidad y conflictos. Las generaciones difieren en cuanto a la memoria, la historia que las atraviesa y las formas de percibir que las caracteriza. En ese sentido, pertenecer a otra generación supone, de algún modo, poseer códigos culturales diferentes, que orientan las percepciones, los gustos, los valores y los modos de apreciar y desembocan en mundos simbólicos heterogéneos con distintas estructuraciones del sentido.

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b) Género y Mundo Juvenil

Las identidades de género, tienen relación con los procesos de identificación y diferenciación que los jóvenes desarrollan con las construcciones de género culturalmente asignadas como propias de uno y otro sexo: lo masculino y lo femenino.

Si entendemos el género como una categoría cultural, como una construcción social que define los contenidos de lo que es femenino y masculino, y no como una esencia biológica, podemos colegir que la identidad de género extrae sus atributos del ethos particular en que los sujetos habitan.

Es así como los y las jóvenes construyen sus identidades genéricas tomando elementos de la cultura a la que pertenecen, pero también de su clase, su familia, y de los modelos femeninos y masculinos en que han sido socializados. Por tanto, la constitución de identidades de género en el mundo juvenil es una experiencia que conjuga elementos singulares, intersectados por variables plurales: una clase, una cultura.

Con respecto a los jóvenes, podemos señalar que la construcción de su identidad suele ser muchísimo más compleja de lo que se podría esperar, ya que la masculinidad debe ser “probada” o “demostrada” constantemente. Esto incide en muchas prácticas juveniles masculinas, en donde el riesgo ocupa un lugar central, como experiencia de paso para convertirse en un hombre.

En el caso de las mujeres jóvenes, un tema clave dentro de la construcción de identidad genérica tiene que ver con la maternidad. En este sentido, la condición socio-económica influye en la relación género/juventud. En la medida en que se ha avanzado en la igualdad social entre los géneros, se han abierto progresivamente para las mujeres posibilidades de realización personal que no se reducen a la maternidad, lo que opera principalmente para los sectores medios y altos. Para dichas jóvenes, se han vuelto accesibles nuevas modalidades de realización personal en el campo intelectual, científico, empresarial, político o artístico, debido a diversos factores que van desde la reducción progresiva en las restricciones a la sexualidad, el desarrollo de métodos anticonceptivos eficaces y accesibles, la fuerte demanda laboral derivada de la economía, así como los nuevos procesos culturales y las luchas emancipatorias en el plano del género y los derechos de la mujer.

Sin embargo, puede observarse que la diferenciación social opera fuertemente restringiendo, para las mujeres jóvenes de los sectores populares, las posibilidades de realización. Ello se advierte por la carencia de oportunidades en el ámbito educacional y/o laboral, pero principalmente por el embarazo adolescente (tema que se trata en profundidad en uno de los cursos electivos), haciendo que muchas veces las mujeres jóvenes sean cuádruplemente discriminadas (por ser mujeres, pobres, jóvenes y madres solteras).

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experi-mentan, con referencia a sus madres y abuelas, cambios notables, probablemente más intensos y con mayor carga afectiva que los vivenciados por los varones.

Las modificaciones en su papel social, las transformaciones en las expectativas y en las pautas culturales que regulaban las prácticas y los comportamientos de la mujer, inciden en los conflictos comunicacionales entre generaciones con respecto a la sexualidad y los roles de género culturalmente asignados, produciendo desencuentros entre mujeres jóvenes y sus madres, abuelas, profesoras u otras adultas significativas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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(Recuerde contestar las preguntas en el Campus Virtual, para que sus respuestas sean recibidas por el equipo docente)

VERDADERO O FALSO: Escriba o marque en el Campus Virtual la alternativa que sea correcta.

1. ___ La juventud es una fase del desarrollo humano que se encuentra en todas las sociedades y momentos históricos.

2. ___ De acuerdo a Hall, la adolescencia representa el desenvolvimiento armónico de un conjunto de intereses y actividades que maduran lentamente.

3. ___ De acuerdo a Feixá, la juventud es una construcción social y cultural, haciendo que las formas en que cada sociedad organiza la transición de la infancia a la vida adulta sean distintas.

4. ___ Muchas de las llamadas “sociedades primitivas” practicaban y practican ritos de paso para celebrar el ingreso de los púberes a la sociedad.

5. ___ Las mujeres jóvenes en la Grecia Clásica tenían una gran educación gracias a la institución de la efebía.

6.___ En la Europa medieval el modelo de aprendizaje se basaba en la temprana expulsión del joven de su hogar.

7.___ Las transformaciones en la institución del ejército incidieron en el surgimiento de la juventud como condición social.

8.___ La Iglesia Católica fue la primera institución en percibir la capacidad movilizadota de los jóvenes.

9.___ La emergencia del Estado de Bienestar dificultó el surgimiento de la juventud como actor social protagónico en el siglo XX.

10. ___ El mercado no se interesó en los jóvenes durante el siglo XX.

11. ___ A partir de los noventa aumenta la influencia de las nuevas tecnologías de comunicación en los jóvenes, otorgándoles una sensación de pertenencia a una comunidad mayor.

12. ___ El criterio demográfico es el mejor enfoque de aproximación a la realidad juvenil.

13. ___ El período de la llamada “moratoria social” es común para todos los sectores socioeconómicos.

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15. ___ La matriz adultocéntrica se explica en parte por la construcción de un modelo de familia basado en la asimetría en las relaciones.

16. ___ Existe una única juventud en la actualidad, la llamada “juventud global”.

17. ___ La noción de generación vincula la vida cotidiana de los jóvenes con el contexto social e histórico donde se insertan.

18.___ Las y los jóvenes construyen sus identidades de género tomando en cuenta elementos de su cultura, familia, clase, grupo de pares, medios de comunicación, etc.

19. ___ Las mujeres jóvenes deben probar su femineidad mediante la maternidad como una experiencia o rito de paso.

20. ___ Las condiciones socioeconómicas operan fuertemente en los sectores populares, restringiendo las posibilidades de realización de las mujeres jóvenes.

21. ___ Los cambios en la condición social de la mujer en el siglo XX, se han producido en forma paulatina, sin generar tensiones entre mujeres de distintas generaciones, tales como madres e hijas.

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Klaudio Duarte

(Sociólogo y Académico de la Universidad de Chile):

MUNDOS JOVENES, MUNDOS ADULTOS:

LO GENERACIONAL Y LA RECONSTRUCCION DE LOS PUENTES ROTOS EN EL LICEO. Una mirada desde la convivencia escolar

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1. Revise algún medio de comunicación escrito: una revista, un diario o los sitios web de los diarios en Internet y elija una noticia o reportaje en la que los jóvenes sean un actor relevante en la situación acontecida.

2. Realice un análisis -en un documento Word de máximo tres páginas- de dicha noticia a partir de la información entregada en este módulo sobre los enfoques y miradas hegemónicas así como los estereotipos en torno a las y los jóvenes.

3. El trabajo debe tener un título que sintetice su idea central en forma atractiva y el nombre del autor(a); debe incluir además la noticia analizada (copy/paste) y en lo posible, una imagen alusiva.

4. Preguntas que le pueden ayudar a realizar su análisis:

a) ¿Cuál es la mirada del medio de comunicación para hablar de los jóvenes? b) ¿Cuál es el discurso de los jóvenes en la noticia?

c) ¿Cuáles son los discursos del mundo adulto sobre los jóvenes en la noticia?

d) ¿Hay estereotipos sobre los jóvenes en la noticia? ¿Cuáles son los más recurrentes? e) ¿Cómo contaría Usted la noticia?

f) ¿Cómo problematizaría la noticia –y la información entregada en el módulo- con sus estudiantes?

Referencias

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