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Bloque 9:

La crisis del Sistema de la Restauración y

la caída de la Monarquía (1902-1931).

El desastre de 1898 produjo una conmoción general en el país. El régimen de la Restauración entró en una nueva fase que vino marcada por la subida al trono de Alfonso XIII en 1902 y que finalizó en 1931 con la caída de la monarquía y la proclamación de la Segunda República.

La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el espíritu

regeneracionista (también denominado Revisionismo) ya que se pretendía revisar el sistema, modificando lo necesario para superar los viejos problemas y adaptarse a las nuevas demandas sociales y políticas. Sin embargo, la actitud de Alfonso XIII dificultó los intentos de

modernización. El rey en ningún momento estuvo dispuesto a renunciar al protagonismo político que le otorgaba la Constitución de 1876. La constante intervención de Alfonso XIII en asuntos políticos provocó gran inestabilidad gubernamental (treinta gobiernos hasta 1923). Por este motivo la oposición al sistema derivó en gran medida en rechazo hacia su persona y hacia la propia monarquía. Así, en 1923, se produjo un pronunciamiento militar, al estilo del siglo XIX, liderado por el general Primo de Rivera, con intención de solventar los problemas del país. Sin embargo, lo único que hizo fue acelerar el proceso de descrédito institucional del sistema de la Restauración, derivando en la Segunda República.

BLOQUE 9. TEMA 1.-

LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN

(1902-1923)

A pesar de que la Restauración había conseguido el logro de la convivencia pacífica de los partidos en el seno del constitucionalismo español, su pilar maestro era endeble. Seguía sosteniéndose en la idea de que el gobierno y la forma de gobierno debían estar en manos de unas elites. El problema venía a ser cuando esas elites no eran capaces de atender a las necesidades del país

Tras la muerte de los fundadores de los dos partidos dinásticos –Cánovas y Sagasta- empezó la etapa del revisionismo político, protagonizado por Antonio Maura (P. Conservador) y José Canalejas (P. Liberal). Los primeros intentos de reforma los impulsaron gobiernos conservadores, cuya intención era, en palabras de Maura, hacer la “revolución desde arriba para evitar la revolución desde abajo”, y del mismo modo “desguazar el caciquismo”, para ello propuso una ley de administración local para tratar de acabar con el fraude electoral y otra serie de medidas y políticas:

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eran iguales a los escaños electivos. Sin embargo, no se consiguió acabar con las fuertes raíces del caciquismo.

►En el plano de la economía se optó por el intervencionismo, reflejado en la Ley de Protección Industrial (1907), que alentaba a crear empresas con capital español o la Ley de Construcciones Navales (1908), que encargó una treintena de buques de guerra a los astilleros españoles y habilitar los arsenales de El Ferrol y Cartagena.

►También inició una tímida legislación laboral (ley de descanso dominical, ley de huelgas, ley sobre las condiciones de trabajo de mujeres y niños,…).

►Creación del Instituto Nacional de Previsión (1908), antecedente de la actual Seguridad Social.

► La política internacional, tras el desastre del 98, se orientó hacia la

expansión por el norte de África, en plena etapa del imperialismo europeo por África y Asia. Claro que España era una potencia de segunda fila y hubo de conformarse con territorios de escaso valor económico o geoestratégico. La Conferencia de Algeciras (1906) y el Tratado hispano-francés (1912) le concedieron el protectorado español en Marruecos: territorios Ifni y Río de Oro. Sin embargo, a pesar de estos éxitos políticos, el Ejército fue derrotado de forma humillante por las tropas locales en el barranco del Lobo.

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La oposición política.

Paralelamente, la oposición, marginada del sistema canovista se reforzaba en los primeros años del siglo XX. Entre la oposición política adquirieron mucha fuerza los partidos republicanos (demócratas y anticlericales) como el Partido Radical de Lerroux o el Partido Reformista de Melquíades Álvarez; también se siguieron desarrollando los partidos obreros, PSOE (UGT) y anarquistas, al ritmo del desarrollo industrial. Los anarquistas organizaron su sindicato, la CNT, a partir de 1910. Hubo un aumento de apoyos a UGT (ya que no presentaban una estructura ideológica rígida) y CNT, esta con gran fuerza en Cataluña. Realizaban acciones como la reivindicación sindical, acciones violentas (atentados y asesinatos) y producciones culturales para la gente humilde.

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2.- Los grandes conflictos 1909 y1917

El gran problema del régimen de la Restauración fue su incapacidad de solucionar los graves conflictos sociales que se generarían.

La Semana Trágica de 1909

La Semana Trágica de Barcelona (1909) fue la primera crisis grave que sufrió el Sistema de la Restauración tras la Guerra de Cuba (1898). Esta sublevación no respondía a ninguna ideología concreta, sino que fue una explosión de descontento popular motivada por el paro en el sector textil y el embarque de los soldados destinados al Rif en el puerto de Barcelona.

Entre los amotinados había anarquistas, republicanos y catalanistas que tomaron las calles de la ciudad durante una semana. Una de las manifestaciones de estos desórdenes fue la violencia contra la iglesia y la quema de conventos, tan irracional como espontánea. Estos ataques muestran cómo las clases bajas urbanas identificaban a la Iglesia con el orden constituido y con los intereses de las clases dominantes. Sin embargo, la quema de conventos fue vista en la católica España como un signo de barbarie y desorden público. La respuesta del gobierno de Maura contra la Semana Trágica fue el uso de la fuerza, e incluso una represión exagerada (como el caso del juicio y ejecución del anarquista Ferrer Guardia), lo cual le costó la dimisión.

A partir de 1910, el poder recayó en los liberales de José Canalejas que intentó su propia “revolución desde arriba”. Sus principales reformas tuvieron un claro contenido social como:

a) La reducción de la jornada laboral a nueve horas y mejoras laborales (seguros, jornada, etc.)

b) La supresión del impuesto de consumos. También se aprobaron distintas leyes como:

Ley del Candado (1910) que prohibía el establecimiento de nuevas congregaciones religiosas durante dos años.

► Ley de Reclutamiento (1912), que establecía el servicio militar obligatorio y acababa parcialmente con la exención de los ricos mediante el pago de una cuota o de un sustituto. Los hijos únicos de las familias humildes quedaban exentos del reclutamiento. El asesinato de Canalejas en la Puerta del Sol de Madrid (1912), a manos de un anarquista, supuso el final de esta inicial etapa de reformas.

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●La crisis de 1917

En 1914, estando al frente del gobierno el conservador Dato, estalló la Primera Guerra Mundial. España permaneció neutral, aunque la opinión pública española se dividió entre aliadófilos y germanófilos, sin embargo, la guerra tuvo efectos económicos y sociales muy importantes en España. Durante la guerra, España pasó a ser suministradora de materias primas y alimentos a los contendientes, lo cual hizo aumentar mucho las exportaciones. Esto tuvo un efecto expansivo sobre la economía, pues mejoró la balanza comercial. Sin embargo, el aumento de la demanda exterior provocó un ascenso generalizado de los precios. Mientras tanto, los beneficios obtenidos no se repartieron adecuadamente, ni se produjo un ascenso paralelo de los salarios, las clases bajas perdieron poder adquisitivo y aumentó el descontento y la conflictividad social. El gobierno conservador fue sustituido en 1916 por un gabinete liberal presidido por el Conde de Romanones.

Todos estos problemas económicos y sociales se unieron al problema político y al descontento en el ejército, y finalmente se precipitaron en la Crisis de 1917.

1) La primera manifestación de esta crisis fue la creación de las Juntas Militares de Defensa a principios de 1917. Las razones de su creación fueron el descontento contra la política de Romanones: pérdida del poder adquisitivo de los militares, favoritismo en la concesión de destinos a Marruecos… El Manifiesto de las Juntas de Defensa supone la reaparición del protagonismo del ejército en la política, los militares aparecen como los garantes de los principios sagrados de la patria. Pero se vio que las demandas respondían a intereses profesionales o no generales, ya que el Ejército se había distanciado mucho de la sociedad y de sus problemas. El gobierno pretendió disolver las juntas pero ante el temor a que pudiese estallar una rebelión no fue más lejos y se plegaron a calmar sus exigencias

El rey Alfonso XIII, lejos de luchar contra este movimiento, lo apoyó, convencido de que el ejército era la mejor defensa contra la oposición política al sistema de la

Restauración y el mejor sustituto frente a la crisis política de dicho sistema.

2) La Asamblea de Parlamentarios fue el segundo capítulo de la crisis de 1917. Se trató de una especie de “parlamento alternativo” a las Cortes, reunido en Barcelona, por iniciativa de Cambó y la Lliga Regionalista, pero que pretendía unir a toda la oposición política al sistema de la Restauración (republicanos, nacionalistas y socialistas).La Asamblea de

Parlamentarios pudo ser una revolución política incruenta, que modificara definitivamente el caduco sistema de Cánovas. Sin embargo, fracasó por las propias diferencias entre sus componentes, la oposición frontal del rey y del ejército, el miedo de los grupos burgueses a la Huelga General y el ofrecimiento a los catalanistas de la Lliga a participar en gobiernos de concentración. La Asamblea fue declarada ilegal y el gobierno logró disolverla sin violencia.

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desmantelar los diferentes movimientos del verano de1917. La conflictividad social, pese a todo, no menguó, al revés, la tensión fue muy grave en Cataluña y en el campo andaluz (trienio bolchevique).

Las consecuencias de la crisis de 1917: El régimen seguía vivo, pero no había salido ileso. Alfonso XIII trató de reavivar el sistema con un nuevo experimento político: la formación de dos gobiernos de concentración consecutivos que unían a los dos partidos mayoritarios y a los que se sumó el propio Cambó. Pero la quiebra del sistema era ya evidente. Además:

a) Los partidos dinásticos estaban rotos. Y, forzados a ello, se continuó malamente con la inercia del turnismo dinástico (solo los conservadores lograron cierta estabilidad). Pero reflejo de esta realidad fue que entre noviembre de 1917 y septiembre de 1923 se convocaron cuatro elecciones y se constituyeron nada menos que doce gobiernos. La Restauración empezaba a escuchar sus últimos cantos de sirena. El rey tuvo que amenazar con abdicar si los distintos partidos no se decantaban por conformar gobiernos de concentración, debido a que ninguno quería dar el paso de hacerlo en solitario (ninguno contaba con

mayoría). Así que tuvieron que proceder a conformar gabinetes mediante intensas

negociaciones para conseguir la garantía de una coalición que se hiciera cargo de un gobierno con garantías.

b) Debilidad y heterogeneidad de la oposición. Republicanos y socialistas excluidos del juego político principal no afianzaron, a corto plazo, en una alternativa viable. El Partido Radical de Lerroux retrocedió y evolucionó hacia posiciones conservadoras. El Partido Reformista de Melquíades Álvarez (apoyado por muchos intelectuales) se alejó de

republicanos y socialistas, acercándose al Partido liberal. Los socialistas, por su parte, evolucionaron hacia el reformismo (frente al carácter insurreccional de los anarquistas) e influidos por el Komintern, en 1921, nació el PCE, pero no dejó de ser un partido pequeño sin pretensiones golpistas.

c) El triunfo de la revolución bolchevique (Rusia octubre 1917) insufló un notable entusiasmo a las organizaciones obreras que aumentaron sus actos de protesta. Un ejemplo fue el Trienio Bolchevique en Andalucía donde los jornaleros ocuparon tierras y sus huelgas llegaron a paralizar las cosechas; en el sector industrial se entró en un grave proceso de violencia social, terrorismo anarquista contra la patronal y el Estado, especialmente en Barcelona. La conflictividad laboral degeneró, en Cataluña, en una radicalización de las posiciones patronal-sindicatos. Grupos sindicales anarquistas (no todos) respondieron con un activismo violento, que suscitó atentados contra patronos y autoridades civiles, además de contra los propios obreros que se resistían a los anarquistas más radicales. En total, en el periodo que comprende 1917 a 1923, se cifra en 349 muertos y heridos. Esto condujo a una brutal represión de las autoridades.

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d) Fracaso militar en Marruecos. España trataba de controlar la zona del Rif donde existían importantes intereses económicos por la explotación de minas de hierro, pero se encontraba con la fuerte oposición de las cabilas rifeñas (Abd El Krim) que pretendían la independencia tanto de España como del Sultán marroquí. En 1921, el general Fernández Silvestre planificó erróneamente una operación militar para alcanzar Alhucemas y someter a las tribus. La expedición acabó en el llamado Desastre de Annual que provocó la muerte de más de 12000 soldados españoles. El desastre tuvo un efecto sobre la opinión pública semejante al de 1898. El gobierno cayó; socialistas y republicanos apuntaron directamente al rey como culpable de la situación.

Finalmente se formó una comisión para aclarar lo ocurrido, se elaboró un informe (“Expediente Picasso”) que establecía las importantes deficiencias del ejército español en África. Antes de que el informe llegará a las Cortes, el general Miguel Primo de Rivera protagonizaba un golpe de estado que iniciaba una nueva etapa política: La Dictadura de Primo de Rivera ponía fin a casi medio siglo de poder civil.

BLOQUE 9. TEMA 2.-

LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA.

1923/1930

El Golpe de Estado de Primo de Rivera contó con el apoyo del empresariado catalán interesado en acabar con el peligro anarquista, de un sector del ejército partidario de mano dura contra el desorden social y, sobre todo, del rey Alfonso XIII como único medio de perpetuar la monarquía. El 15 de septiembre el monarca disolvió las Cortes y no volverían a convocarse en su reinado.

El régimen dictatorial de Primo de Rivera disolvió las Cortes y suspendió la Constitución –no la derogó-, tratándose de convertir en una solución transitoria al

desmoronamiento de la Restauración. Pese a la coincidencia temporal, su actuación no es comparable a la de Mussolini en Italia. Primo de Rivera carecía de carisma popular y su

régimen no tenía ideología alguna. Sus objetivos venían definidos por el lema “menos política y más administración”, y su actuación gubernamental fue el resultado más de la improvisación que de la puesta en práctica de un verdadero programa político.

2.1. Directorio militar (1923-1925).

En un primer momento formó un directorio militar integrado por ocho generales y un almirante. La dictadura logró consolidarse actuando con firmeza en los momentos iniciales y beneficiada por una coyuntura económica favorable.

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Actuó contra el catalanismo. Suspendió la Mancomunidad de Cataluña, al considerar que la unidad de España estaba amenazada. Además prohibió el uso público del catalán. Todo ello creó un gran descontento en Cataluña.

Acabó con el problema de Marruecos. Primo de Rivera se había pronunciado en contra de continuar ocupando un territorio que a España sólo le aportaba problemas, pero logró beneficiarse de un grave error táctico del líder rifeño Abd-el-Krim que en 1925 atacó también a los franceses. Esto propició una contundente actuación militar conjunta hispano-francesa en Alhucemas. La consecuencia inmediata fue la rendición de Abd-el-Krim, que despejó el camino para la finalización de la guerra.

Una vez resueltos los dos grandes problemas (violencia social y guerra de Marruecos) que podían justificar la excepcionalidad de la dictadura ante la opinión pública, Primo de Rivera buscó perpetuarse en el poder y no retornar a la normalidad constitucional. En un intento de regenerar la política y evitar el caciquismo, creó un partido gubernamental, Unión Patriótica, al que era necesario pertenecer para ocupar puestos en ayuntamientos, diputaciones o gobiernos civiles, pero sin un programa definido. Y nunca contó con un respaldo social demasiado amplio.

2.2. Directorio civil (1926-1930).

Sustituyó el directorio militar por un directorio civil, al que se incorporaron algunos políticos civiles. Para tratar de institucionalizar el régimen, creó un partido político;

► La “Unión Patriótica”, de clara orientación antiliberal. Además, en sustitución de las Cortes.

Estableció una Asamblea Nacional Consultiva, basada en el sistema de representación corporativa, es decir, que sus miembros no representaban a los ciudadanos, no eran elegidos, sino a determinados sectores de la sociedad. No obstante, la nueva asamblea nunca llegó a tener influencia ni llevó a cabo la misión de redactar una nueva Constitución.

●En política social buscó lograr la “paz social”. La principal iniciativa fue la creación en 1926 del Consejo de Trabajo (Organización Corporativa Nacional), cuya misión fundamental era formar “comités paritarios” de patronos y trabajadores encargados de solucionar las disputas laborales. Los principales dirigentes socialistas, que tras la muerte de Pablo Iglesias eran Largo Caballero y Julián Besteiro, formaron parte de ese Consejo y no tuvieron reparos en colaborar con la dictadura. Creían que la revolución socialista todavía no era posible y que era necesario reforzar la organización de los trabajadores. Esa actitud colaboracionista provocó la división en el seno del PSOE y de la UGT. Por supuesto los anarquistas y los comunistas no participaron, su protagonismo durante la dictadura fue escaso.

●En política económica la dictadura estuvo encaminada a promover la producción nacional mediante la intervención directa del Estado, es decir, que fue

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redujo el paro y mejoró la paz social. Sin embargo, el excesivo intervencionismo también tuvo aspectos negativos posteriores ya que limitó la iniciativa privada y aumentó el déficit público. El estallido de la crisis de 1929 terminará por hundir las mejoras económicas.

El final de la Dictadura

Con los problemas económicos se hizo más evidente la falta de apoyos a la Dictadura. Primo de Rivera fue consciente de su aislamiento político y el 27 de enero de 1930 presentó su dimisión. Alfonso XIII la aceptó de inmediato y decidió restablecer el viejo sistema parlamentario. En ese marco, el conjunto de las fuerzas políticas del país, tanto monárquicas como las que no lo eran, habían sido marginadas, iniciaron su rearme político. El rey encomendó al general Dámaso Berenguer retornar gradualmente a la normalidad constitucional de la Restauración. Pero algunos intelectuales críticos, como Ortega y Gasset, manifestaron su convencimiento de que los españoles no aceptarían una vuelta sin más (“error Berenguer”).

Las instituciones no tenían credibilidad, lo mismo que la monarquía, que cada vez más era vista con descrédito por parte de la opinión pública al haber apoyado a la

dictadura. La oposición se organizó, en consecuencia, para acabar con el régimen monárquico (Pacto de San Sebastián, 1930). Detectándose, también, un profundo descontento del Ejército (Insurrección de Jaca) y otros sectores claves de la sociedad española.

Berenguer trató de celebrar unas elecciones a Cortes, pero se encontró con que la mayoría de partidos se negaron a participar. Incluso los monárquicos exigieron que las elecciones fueran a Cortes Constituyentes. En febrero de 1931, Berenguer dimitió. Alfonso XIII encargó entonces formar gobierno al almirante Juan Bautista Aznar, que decidió aplazar las elecciones generales y convocar elecciones municipales, para elegir nuevos ayuntamientos que garantizasen la limpieza de unas elecciones constituyentes posteriores. La victoria de la Conjunción Republicano-Socialista (41 de las 50 capitales de provincia) provocó la

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