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Estudio paleopatológico de los restos esqueléticos exhumados en el "Alto de la Ermita" (Amézaga, Álava)

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A. PÉREZ PÉREZ1; C. LALUEZA1; D. CAMPILLO2; E. CHÍMENOS3

Estudio paleopatológico de los restos esqueléticos exhumados

en el "Alto de la Ermita" (Amézaga, Álava)

Resumen

Se han estudiado diversos marcadores paleopatológicos en los restos esqueléticos exhumados en el yacimiento del Alto de la Ermita en Amézaga (Álava, País Vasco). La muestra analizada está formada por un mínimo de 50 individuos con un grado alto de conservación. Se han analizado las frecuencias de determinados marcadores paleopatológicos, como son la hipoplasia del esmalte dentario, la cribra orbitalia y diferentes patologías orales (caries, dientes perdidos en vida y quistes radiculares). Los valores poblacionales se han comparado con los de otros yacimientos de la Península Ibérica. También se presenta el estudio paleopatológico detallado de un individuo que presentaba una lesión traumática en la articulación tem-poromandibular.

Palabras clave: criba orbitalia, hipoplasia dental, patología oral, caries, abscesos, Amézaga. Abstract

Several paleopathological indicators have been studied on the burial remains from the site of Alto de la Ermita in Amézaga (Álava, Basque Country). The sample studied consists of a mínimum of 50 well preserved individuáis. Different stress indicators sitch a dental hypoplasia, criba orbitalia and indicators of oral disease (caries, teeth lost in vivo and dental abscesses) have been determined. The residís obtained have been compared with the valúes from other sites of the fherían Península. A detailed paleopathological analysis of one individual showing a traumatic lession in the teporomandibular articulation is also discussed.

Key words: cribra orbitalia, dental hypoplasia, oral disease, caries, abscesi, Amézaga.

1

Secc. Antropología. Dpto. Biología Animal. Universidad de Barcelona.

2

Lab. Paleopatología y Antropología. Museo Arqueológico de Barcelona.

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I. ESTUDIO POBLACIONAL

El estudio de los marcadores paleopatológicos presentes en el material esquelético tiene un compo-nente poblacional que no debemos olvidar al interpre-tar condiciones y calidad de vida de un grupo huma-no. La antropología biológica intenta establecer no sólo el origen y evolución de las características mor-fológicas de las poblaciones del pasado, sino también el grado de adaptación y de interacción al entorno biológico que ocupa.

Introducción

La paleopatología ofrece numerosos marcadores que nos informan sobre las modificaciones sufridas en el fenotipo morfológico a lo largo de la vida del indi-viduo por acción del ambiente. Entre ellos cabe desta-car las patologías orales (desta-caries, quistes apicales, dientes perdidos en vida, periodontitis, etc.) y los indi-cadores de presión ambiental inespecífica (cribra orbitalia, hipoplasia), por ser indicadores generaliza-dos que dependen de factores tanto nutricionales como patológicos. El interés de este tipo de estudios en poblaciones de la Península Ibérica ha aumentado considerablemente en los últimos años y disponemos actualmente de datos de diversas poblaciones que abarcan diferentes períodos. La comparación de estos marcadores entre distintas poblaciones permite com-prender con mayor seguridad qué grado de presión ambiental puede haber sufrido un grupo determinado. Material y Método

En el presente trabajo se estudian las frecuencias de diversos marcadores paleopatológicos (ver Pérez-Pérez, A. en este mismo volumen para una descripción detallada) indicadores de presión ambiental (hipoplasia, cribra, caries, pérdidas dentarias en vida y quistes radiculares) en la población del Alto de la Ermita en Álava (País Vasco). Se trata del material exhumado durante las excavaciones de una ermita de origen medieval, cuyo cementerio fue abandonado con anterioridad al siglo XVIII. En este período, el edificio fue remodelado en su lado oeste, lo que motivó la destrucción de parte de los enterramientos. La muestra en conjunto está formada por no menos de 50 individuos, algunos de los cuales son difíciles de individualizar. Se han estudiado sólo individuos adultos, dado que los subadultos estaban escasamente representados en la muestra. Las series de referencia

corresponden a las siguientes poblaciones, que fueron estudiadas con la misma metodología:

YACIMIENTO DATACIÓN

Granada (grupo de 6 yac.) 1200-1800 a.C. Son Real (Mallorca) 600-400 a.C. Necrópolis de Tarragona III-V d.C. La Torrecilla (Granada) XII-XIII d. C. La Olmeda (Falencia) VIII-XIII d. C. Wamba (Valladolid) XV-XVII d. C.

PERIODO Edad del Bronce Talayótico Tardorromano Musulmán Medieval Moderno Contemporáneo Linares (Jaén) XX d. C.

Resultados del estudio poblacional

En conjunto se han estudiado 49 individuos bien diferenciados, con un total de 305 piezas dentarias y 788 alveolos presentes. En total 40 dientes mostraban al menos una caries, lo que representa un porcentaje de 13.11% de los dientes observados; 18 individuos (de 32 que presentaban al menos una pieza dentaria) tenían caries, lo que representa el 56.25%. De éstos, 6 individuos tenían 1 caries da uno, 11 tenían 2 caries y 1 tenía 5 caries. Del total 788 alveolos presentes 127 (16.12%) estaban reabsorbidos lo que mostraba que los dientes habían caído durante la vida del individuo. De los alveolos presentes, 27 mostraban signos de un quiste radicular, lo que corresponde a un 3.43% del total. Respecto al número de individuos que presenta-ban al menos 1 alveolo observable (n=40), 14 tenían como mínimo un quiste radicular, lo que comprende al 35.0% de la población.

Hay que tener en cuenta que cuando se analizan las frecuencias de patologías por individuos se están subestimando los valores reales, sobretodo en el caso de muestras fragmentarias. Por ejemplo, un individuo del cual se conservan apenan unos dientes y éstos no muestran caries se incluye dentro del grupo de los individuos no afectados por la patología, cuando en realidad podía tener caries en los dientes no observa-bles. Cuanto mayores sean las pérdidas dentarias post-mortem mayor será el error de la estimación. A pesar de esta limitación, estos datos se han calculado, para poder comparar la muestra de Amézaga con los resultados de otras poblaciones, aunque hay que ser prudente a la hora de valorar las diferencias.

Respecto a la cribra orbitalia, se han estudiado las órbitas por separado y conjuntamente, considerando una de las dos si la otra no estaba presente. Los resul-tados, desglosados por categorías y por órbitas se

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a)

b)

c)

Fig. 1: a) Frecuencias de caries respecto al total de dientes en las diferentes poblaciones consideradas; b) Evolución de las frecuencias de criba orbitalia; c) Evolución de la frecuencia de hipoplasia en los caminos. Series consideradas (BR: Bronce. SR: Son Real. RO: Romanos. LT: La Torrecilla. LO: La Olmeda. WA: Wamba. AM: Amézaga. LI: Linares.

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Fig. 2: Mandíbula: a) norma superior; b) norma inferior.

muestran en la Tabla la. Para caracterizar la hipopla-sia, se ha separado mandíbula y maxila, ya que diversos estudios han mostrado que existen diferencias significativas entre ambos maxilares. Sin embargo, el bajo tamaño muestral de los dientes del maxilar superior ha hecho que se consideren también globalmente a fin de poder realizar comparaciones. Los resultados se muestran en la Tabla Ib. En la figura la se muestran las frecuencias de caries por número de dientes, comparados con las de otras poblaciones de la Península I-bérica ordenadas cronológicamente. Se observa que Amézaga tiene la tercera frecuencia de caries más alta de las ocho poblaciones consideradas, lo que se enmarca en la tendencia general de incremento de las frecuencias que se observa en la Península Ibérica a lo largo de los siglos. En las frecuencias de caries por individuo, Amézaga tiene uno de los valores más elevados, a pesar de que esto puede estar influido por el estado fragmentario de los restos. Respecto a los quistes radiculares y a los dientes perdidos ante mortem, la población de Amézaga tiene valores de tipo medio-alto, parecidos a las poblaciones más modernas, y en

todo caso, alejados de los valores observados en poblaciones anteriores a la Edad Media (JIMÉNEZ BROBEL,et al, 1992).

De los 34 individuos con alguna de las dos órbitas observables, 9 representan cribra orbitalia de la cate-goría 1 ó 2, lo que corresponde a un 26.47% de la población. No había individuos de las dos catergorías más graves. En la figura Ib, se comparan los valores de cribra orbitalia con los observados en otras pobla-ciones de la Península (PÉREZ PÉREZ y LALUEZA, 1991; TRANCHO,et al., 1992; TURBON,et al., 1992b). Para la cribra orbitalia, Amézaga muestra valores que se pueden considerar de tipo medio-bajo en el contexto de la Península, muy parecidos a los de Linares, pero notablemente inferiores a los de la población de Wamba. Del total de 27 individuos con algún canino observable, 8 presentaban hipoplasia de algún tipo, lo que constituye un 29.63% del total. No había ningún individuo de la categoría superior. En la figura le se muestra la evolución por períodos de los valores de hipoplasia en la Península (PÉREZ PÉREZ y LALUEZA,1991; TURBON,et al., 1992a; TURBON,et al, 1992b). Con respecto a la hipoplasia, Amézaga pre-senta los valores más bajos, muy diferentes de los de Linares, aunque se inscribe en la tendencia general de disminución de este marcador a lo largo del tiempo.

Tabla 1 (a)

Frecuencias de cribra orbitalia para la población de Amézaga

Cribra Órbita derecha Órbita izquierda

ausente 19 25 porótico 7 7 cribótico 2 1 trabecular - -trab. acusado - -Tabla 1 (b)

Frecuencias de hipoplasia para la población de Amézaga, considerando mandíbula y maxila por separado y conjuntamente

Hipoplasia Mandíbula Maxila Mandíbula+Maxila

ausente 15 10 19

leve 6 - 6

moderada 2 1 2

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Fig. 3: Mandíbula: Longitud del cuerpo mandibular y ángulos sinfisarios.

Conclusiones

Las patologías orales de la población alavesa de A-mézaga muestran valores medio-altos respecto a otras poblaciones de la Península Ibérica, en las que se observa un incremento progresivo de las frecuencias a lo largo del tiempo. Las frecuencias de los indicadores de presión ambiental en Amézaga son bajas, consideradas en el contexto de las poblaciones con las que se ha comparado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los resultados de estas comparaciones están muy influidos por la estructura de las propias poblaciones, especialmente en lo que respecta a grupos de edad. Dado que las patologías orales tienden a depender de factores temporales, la inclusión de individuos jóvenes en la muestra deteminaría frecuencias más bajas para el total de la población que las aquí obtenidas. El efecto contrario puede producirse en el caso de la cribra orbitalia, para la cual se han observado frecuencias más elevadas en subadultos que en adultos (TRANCHO,et al., 1992). En el caso particular de Amézaga, la falta de individuos subadultos puede haber influido en la presencia de frecuencias de caries, quistes radiculares y dientes perdidos en vida más altas de lo que le co-rrespondería en realidad a esta población y frecuencias de cribra orbitalia más bajas.

Es evidente que el sesgo en la estructuración de edades de las poblaciones del pasado es una limitación inherente a la naturaleza de la muestra arqueológica, y por ello las comparaciones interpoblacionales de las patologías orales y de los indicadores de presión am-biental, deberían realizarse considerando las distintas clases de edad por separado. Sin embargo, en la ma-

yoría de los casos el reducido tamaño muestral no per-mite realizar este tipo de subdivisión de la muestra y por ello, las conclusiones sobre el estado de salud y condiciones de vida de la población analizada quedan seriamente limitadas, aunque no por ello dejan de te-ner importancia.

II. ESTUDIO PALEOPATOLOGICO DEL INDIVIDUO 24003

Entre los individuos analizados cabe destacar el individuo 24003 que corresponde a un adulto joven de sexo masculino que aunque presenta alguna fractura y deterioro de carácter postumo, su estado de conserva-ción puede considerarse bueno.

1. CRÁNEO (incluyendo la mandíbula)

Todas las suturas están libres, excepto la basiesfe-noidal, completamente sinostosada. El deterioro postumo ha dado lugar a la pérdida de los siguientes huesos:

Fig. 4: Mandíbula: a) norma lateral izquierda: b) norma lateral

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Fig. 5: Cráneo: a) norma inferior; b) arco dentario del maxilar.

etmoides, vómer, ambos palatinos, ambos cornetes inferiores, los dos unguis y las apófisis ascendentes de ambas maxilas. En la mandíbula se observa la pérdida postuma de la apófisis coronoides del lado derecho. El estudio patológico está limitado a la mandíbula y a los huesos craneales con los que se articula, temporales y maxilas.

Mandíbula

Las anomalías en la mandíbula son muy evidentes, destacando la asimetría y las profundas alteraciones en las dos ramas, sobre todo a nivel de los cóndilos y apó-fisis coronoides (fig. 2a y 2b). Cuando se intenta colo-car la mandíbula sobre un plano horizontal observa-mos, que si se apoya el gnation, ya que la región men- toniana no está alterada, solamente contacta el gonión izquierdo, quedando el del lado derecho a unos 10 mm del plano. Cuando se hacen contactar los dos gonio- nes, contacta con el plano el borde inferior derecho del cuerpo, pero la región mentoniana izquierda queda ele-

vada 7 mm a nivel del tubérculo mentoniano y 9 mm en la vertical de Mi-IVb. Desde el pogonión la longitud del cuerpo es de 75 mm en el lado derecho (fig. 3), mientras que en lado izquierdo mide 69 mm. El ángulo gonión-pogonión-gonión es de 79°, pero, dada la asi-metría, el ángulo derecho es de 37° (fig. 3a) y el izquierdo de 42° (fig. 3a'). Los ángulos goniacos miden: 130° el derecho y 115° el izquierdo, o sea que la rama de este lado es más vertical.

El trígono mentoniano está bien marcado, por la presencia de dos robustos tubérculos. La altura sinfi-saria es de 29 mm. El cuerpo mide en el lado derecho a nivel de Pi 29 mm y a nivel de IVh 24 mm y el lado izquierdo a nivel de P^ 26 mm y a nivel de M> 22 mm. El borde inferior del hemicuerpo derecho es bastante rectilíneo con su mayor prominencia a nivel de Pi, mientras que en el izquierdo se inclina fuertemente hacia arriba, formando una profunda escotadura de unos 5 mm de profundidad. El gonión izquierdo está deformado, con un plano horizontal de 11 mm y otro curvilíneo convexo, oblicuo, de 13 mm de longitud, que se dirige hacia arriba (fig. 4a). La rama derecha tiene una anchura de 27 mm (fig. 4a) y la izquierda de 26 mm (fig. 4b). Da la impresión de que, con la excepción de sus apófisis, la rama derecha es normal, con una mayor inclinación hacia atrás, mientras que la izquierda está verticalizada. La asimetría del cuerpo mandibular es muy ostensible, sobre todo visto por la parte inferior, comprobándose la menor longitud del hemicuerpo izquierdo respecto al derecho, estando aquél fuertemente desviado hacia la línea media (fig. 2b).

La apófisis coronoides izquierda es muy alta (27 mm) y la derecha seguramente también lo era, pero su deterioro postumo no permite comprobarlo; las escotaduras coronoideas son muy estrechas, la izquierda casi inexistente y las apófisis condíleas están muy deformadas, como aplastadas, conservando un esbozo de cuello la derecha, ausente en el lado izquierdo. El cóndilo derecho está fuertemente obli-cuado de fuera adentro y de delante atrás, con una exóstosis a nivel del cuello, en su cara interna (figs. 4a y 4b). El cóndilo izquierdo está formado por dos superficies cóncavas que forman un ángulo diedro y, a nivel del cuello, en la cara interna, hay una cresta exostósica. Estas exóstosis anómalas parecen ser el resultado del enclavamiento de los cóndilos en sus res-pectivos cuellos.

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Fig.6: Cráneo: a) norma lateral derecha; b) norma lateral izquierda.

Base del cráneo y cara (DiNGMAN & CONVERSE,1977) Las alteraciones más evidentes radican en las cavi-dades glenoideas y en los arcos cigomáticos. Lamen-tablemente las alas mayores del esfenoides están ausentes, pero es evidente que ambas cavidades gle-noideas se han convertido en superficies planas, que coinciden con la morfología de los cóndilos mandibu-lares deformados (fig. 5a). En el supuesto de que las articulaciones temporomandibulares conservaran cier-to grado de funcionalidad, no parece posible que el desplazamiento de la mandíbula, al abrir la boca, su-perase un ángulo de 25-30°. Las apófisis estiloides seguramente se fracturaron en vida y han quedado reducidas a muñones que no sobresalen más de 8-9 mm (fig. 5a), fuertemente inclinados hacia la línea media. La apófisis cigomática derecha está destruida en su mitad anterior y muestra una fractura consolida-da, de morfología similar a su homóloga del lado izquierdo, con una desviación angular hacia arriba de unos 15° aproximadamente (fig. 6a). También la apó-

fisis cigomática izquierda muestra una fractura conso-lidada en su inicio, con una mayor inclinación hacia arriba de unos 40° (fig. 6b). Más que de fracturas pro-piamente dichas, parece tratarse de desarticulaciones, pues las indentaciones articulares de las apófisis cigo-máticas de ambos huesos malares parecen intactas. No se aprecian desplazamientos de los pómulos, ni deformaciones orbitarias (fig. 7).

Estudio odontoestomatológico (figs. 2 y 5b)

(HlLLSON, 86)

Maxilar superior: Agenesias: 12, 18, 28. Pérdidas dentarias ante mortem: 26 (alveolo cicatrizado). Pér-didas dentarias post mortem: 22, 23, 24. Dientes pre-sentes: 11, 13, 14, 15, 16, 17, 21, 25, 27. Caries: no observables. Patología periodontal: Pérdida de soporte superior a 3 mm en todos los dientes presentes. Abundante cálculo vestibular y palatino en todos los dientes del lado izquierdo. Ausencia de cálculo en el segundo cuadrante (lado derecho). Perforación fistu-losa relacionada con el alveolo del 24, perdido póstu-

Fifj. 7: Cráneo: norma frontal.

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mámente. Hipoplasia lineal en esmalte en 11, 21, 25, 27, debida probablemente a alguna alteración sufrida hacia los 3-4 años de edad. Fracturas parciales postu-mas pseudopatológicas del esmalte coronal en 21 y 27. Nota: El acumulo exagerado del cálculo indica la ausencia casi absoluta de uso masticatorio del lado derecho, al menos en los últimos meses de vida del individuo (6 meses a 1 año).

Mandíbula: Agenesias: 38, 48. Pérdidas dentarias ante mortem: ninguna. Pérdidas dentarias post mortem: 32, 41. Dientes presentes: 31, 33, 34, 35, 36, 37, 42, 43, 44, 45, 46, 47. Caries: no se observan. Patología perio-dontal: Pérdida de soporte superior a 3 mm en todos los dientes presentes. Cálculo muy abundante en las caras vestibulares y linguales de todos los dientes del lado derecho. Ausencia de cálculo en los dientes del tercer cuadrante. Hipoplasia lineal del esmalte observable en 31, 33, 34, coincidente con la época de los 3-4 años de edad. Fractura pseudopatológica postuma de la tabla externa vestibular del reborde óseo mandibular derecho.

Malposiciones dentarias: lingualización del 44 y mesio-rrotación del 43. Deformación de ambos cóndilos, debida con toda probabilidad a la impactación vertical de la mandíbula contra el cráneo (se observa asimismo un aplanamiento de ambas cavidades glenoideas en los temporales y fractura con desplazamiento del arco cigomático del lado izquierdo). El resultado de la impactación (debida a un gran golpe vertical de abajo a arriba, por una caída, por ejemplo) fue el enclavamiento de ambos cóndilos en la parte posterior de sendas ramas ascendentes mandibulares, con formación de callos óseos y aplanamiento de las superficies articulares condíleas. Oclusión dental: Clase I de Angle molar y clase III de Angle canina en el lado derecho, no pudiéndose determinar en el lado izquierdo. Nota: en la reconstrucción de la mandíbula, inicialmente se había colocado el 42 en posición del 32, razón por la cual en las fotografías se observa esta trasposición, corregida en la descripción y en el estudio del caso.

Estudio radiográfico

La ortopantomografía muestra una franca asimetría entre ambos goniones mandibulares, sin que se pueda apreciar la existencia de callo óseo sugestivo de ante-cedente de fractura a nivel del gonión izquierdo. Ello parece corroborar la hipótesis de que la deformidad del gonión izquierdo puede obedecer a la fuerza mus-cular que le transmitieran las inserciones de los mús-culos masticatorios correspondientes, a una edad en la que el hueso presentaba una plasticidad muy marcada. Los cóndilos se ven claramente aplastados, especial-mente el izquierdo. La apófisis coronoides izquierda, única conservada postumamente, se yergue poderosa, en sentido vertical, sugiriendo también haber soporta-do una fuerte inserción del músculo temporal. Los aparentes defectos de trabeculación observables por debajo de los dientes inferiores, especialmente en el lado derecho, nos parecen efectos postumos de radio-lucidez. A nivel del cráneo, la radiografía permite visualizar asimismo las irregularidades presuntamente causadas, en ambas cavidades glenoideas temporales, por el supuesto traumatismo sufrido por el individuo. La proyección radiográfica ha elongado los dientes anteriores. No se observan gérmenes dentarios de los cordales, lo cual confirma su agenesia, al igual que se confirma la agenesia de 12. Por distal del 17, se observa la silueta de una gran masa de cálculo proyectada unos 3 mm hacia atrás del diente.

Fig. 8: Esqueleto postcraneal, columna vertebral y coxis: a) norma anterior; b) norma posterior.

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Fig. 9: Esqueleto postcraneal, columna vertebral y coxis: a) norma lateral derecha; b) radiografía norma lateral derecha.

Examen de la inutilidad mandibular

Al articular los cóndilos mandibulares con las cavi-dades glenoideas, la boca queda abierta en distoclu- sión, de modo que las dos arcadas dentarias no coinci-den, observándose una inclinación de la mandíbula hacia abajo y afuera sobre el lado derecho y con-tactando tan sólo los dientes 27 y 36 en un punto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la articulación de la mandíbula con el cráneo es una articulación tem-poro-mandíbulo-dentaria, y que en los dientes cabe observar dos articulaciones distintas: la dento-dentaria (en una misma arcada y entre arcadas distintas) y la alveolo-dentaria (entre cada diente y su alveolo). El fracaso de cualquiera de estas articulaciones puede repercutir en el conjunto funcional masticatorio. En este caso, la articulación temporo-mandibular por sí sola es totalmente inestable y ante la ausencia de contacto entre los cóndilos mandibulares y las cavidades glenoideas de los temporales la articulación entre ambas arcadas tendría lugar exclusivamente entre los dientes, ya que la tracción muscular ejercida sobre la

mandíbula conduciría al posicionamiento funcional de la arcada inferior frente a la superior. Probablemente la articulación temporomandibular (ATM) derecha sufrió una anquilosis, con reducción casi completa de la movilidad. Seguramente la escasa actividad masti-catoria del individuo tras el traumatismo tuvo lugar por el lado izquierdo, donde la ATM debió convertirse en una articulación fibrosa, que admitía cierto grado de movilidad. El tipo de masticación asimétrica que desarrollara el individuo tras el accidente favoreció el desarrollo muscular del masetero y del pterigoideo interno del lado izquierdo, lo que se pone de manifiesto por una deformación acusada de las zonas de inserción en la región goniaca izquierda.

Discusión

A nuestro entender, nos encontramos ante una fractura antigua perfectamente cicatrizada, que segu-ramente tuvo lugar a finales de la segunda infancia, si bien no impidió la supervivencia del individuo al menos 2 o 3 años. El sujeto debió recibir una fuerte contusión mentoniana, con incidencia izquierda casi perpendicular, mientras estaba con la boca abierta. El fuerte impacto se transmitió hacia los cóndilos, que sufrieron un fuerte aplastamiento y movimientos late-rales que fracturaron ambas apófisis cigomáticas a nivel del tubérculo cigomático anterior, desarticulán-dose los cigomas de los malares (las lesiones cigomá-ticas se corresponderían al "grado II" de la clasifica-ción de KNIGHT y NORTH,1961; tabla 2). Lo expuesto justificaría la asimetría de las lesiones. Las restantes alteraciones se justificarían por la juventud del sujeto

Tabla 2

Frecuencias de Paleopatología: criba e hipoplasia Grado I: Desplazamientos no significativos, fracturas visibles

permaneciendo "in situ".

Grado II: Fractura del arco, desplazamiento hacia adentro, sin afectación de la órbita y del antro.

Grado III: Pequeña rotación del cuerpo, hacia abajo y desplaza-miento interno sin rotación.

Grado IV: Rotación medial de los fragmentos fracturados hacia abajo, adentro y atrás con rotación medial.

Grado V: Rotación lateral de los fragmentos de fractura, despla-zamiento inferior hacia atrás y adentro, con rotación lateral. Grado VI: Incluye todos los casos en qeu se añaden líneas

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y la plasticidad ósea: aplanamiento de las cavidades glenoideas (más acusada en, el lado izquierdo); excesi-va inclinación de la rama derecha y verticalización de la izquierda; asimetría de la mandíbula; pseudoalarga-miento de las apófisis coronoides, ya que en realidad se trata de un descenso de las apófisis condíleas. La anquilosis relativa de la ATM derecha favorecería la formación de cálculo en el lado inmóvil (el derecho). Por otra parte, la propia disminución (casi desaparición) de la actividad masticatoria favorecería el desarrollo de enfermedad periodontal, lo que se pone de manifiesto por la pérdida de soporte óseo periodontal generalizada, poco frecuente en edades juveniles. Las facetas de desgaste observables en los dientes recubiertos de cálculo parecen indicar que el individuo a-bría la boca de forma muy limitada por el lado izquierdo, movimiento que imprimía cierto grado de fricción en las facetas cuspídeas del lado derecho, libres en depósito calcico. La boca del individuo debió quedar casi bloqueada en posición cerrada, de modo que la introducción de alimentos pudo ser dificultosa. Sin embargo, las ausencias de los dientes 24 y 26 pudieron ayudar al individuo a introducir los alimentos por los espacios abiertos.

2) ESQUELETO POSTCRANEAL

Solamente observamos alteraciones patológicas a nivel de la columna lumbosacra. Hemisacralización de L-5: Parece tratarse de una anomalía constitucional (figs. 11, 12 y 13). Exostosis a nivel de la columna dorso-lumbar (figs. 8a, 8b, y 9a): Éstas se extienden desde el borde inferior del cuerpo D-12 al superior del cuerpo de L-5, que cada vez se acentúan más, según vamos descendiendo y no hay anquilosis. No observamos la presencia de cavidades de Schmorl. Las láminas de L-3, L-4 y L-5, muestran exóstosis, también más acusadas en sentido descendente. Le-siones exostosantes en las cuatro últimas pequeñas ar-ticulaciones, incluyendo la lumbosacra. El estudio ra-

diográfico no aporta nuevos datos de interés (fig. 9b). Comentarios etiológicos: A pesar de la juventud del sujeto, parece evidente que nos encontramos ante una espondiloartrosis lumbar.

Conclusión

Las lesiones patológicas observadas en este es-queleto son tan distintas, que se hace difícil relacio-narlas. Sin embargo, cabe la posibilidad de que su ini-cio fuese el mismo traumatismo, una caída de pies con una contusión mandibular, justificando aquélla el inicio precoz de sus lesiones artrósicas.

BIBLIOGRAFÍA

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