• No se han encontrado resultados

Librariness: a discussion about the essence of the library in times of change

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "Librariness: a discussion about the essence of the library in times of change"

Copied!
12
0
0

Texto completo

(1)

113

Bibliotecidad: una discusión sobre la esencia de la

biblioteca en momentos de cambio

Librariness: a discussion about the essence of the library in times of change

José-Pablo Gallo-León

Gallo-León, José-Pablo (2018). “Bibliotecidad: una discusión sobre la esencia de la biblioteca en momentos de cambio”. Anuario ThinkEPI, v. 12, pp. 113-124.

https://doi.org/10.3145/thinkepi.2018.12

Resumen: Los intentos de muchos bibliotecarios de transformación y adaptación de sus centros pretenden evitar su obsolescencia, pero despiertan la oposición de amplios sectores de la sociedad y la profesión. Éstos discuten la necesidad y oportunidad de los nuevos servicios, y si estos cambios pervierten el espíritu de la biblioteca. Aunque se reconozca la necesidad de la actualización, se han de tener en consideración estas opiniones. Por ello, la evolución de la biblioteca se debe guiar por la esencia bibliotecaria, por su bibliotecidad, ayudando a la mejora de las personas a través de la información, la educación y la cultura.

Palabras clave: Bibliotecidad; Misión de la biblioteca; Valores esenciales; Futuro de la biblioteca.

Abstract: Librarians have made attempts to transform and adapt libraries in order to avoid obsolescence, but librarians face the opposition of broad sectors of society and the profession. This article discusses the need and opportunity for new services, and considers whether or not changes might pervert the spirit of the library. Even if the need for updating is recognized, these opinions must be taken into account. Therefore, the evolution of the library should be guided by the library’s essence, by its “librariness”, which is helping and improving people through information, education, and culture.

Keywords: Librariness; Library mission; Library values; Core values; Future of libraries.

Publicado en IweTel el 30 de noviembre de 2017

1. Introducción

Las bibliotecas se encuentran en un proceso de cambio y transformación para adaptarse a los tiempos y evitar el peligro de ser consideradas innecesarias. Éste proviene de las transformaciones tecnológicas, la desintermediación que han conllevado y nuestros propios miedos. Los esfuerzos de actualización no han recibido un apoyo unánime, ni dentro de la profesión ni en la sociedad. Así, se levantan voces que hablan de la desnaturalización de las bibliotecas.

El 7 de septiembre de 2017 aún se desperezaba la temporada y el curso cuando se produjo una polémica en el entorno bibliotecario a raíz de un artículo de opinión de Jordi Llovet en El país:

“Les biblioteques pervertides” (Las bibliotecas pervertidas) (Llovet, 2017). El mismo se escribió a raíz de otro artículo, aparecido el 27 de julio, en el que se daba cuenta de los nuevos servicios y la nueva orientación de las bibliotecas públicas, con un título quizá algo desafortunado: “Biblioteques: ja no només per anar a llegir” (Bibliotecas: ya no sólo para ir a leer) (Garfella, 2017).

Que se escribiese en catalán quizá frenó su repercusión en todo el territorio nacional, pero el número e intensidad de las reacciones resultan significativos. En pocas palabras, el autor se mostraba crítico y mordaz con la idea de una actualización desmedida de las bibliotecas. Según él, para no desaparecer adoptan funciones y demandas de los usuarios, incluyendo algunas

(2)

114

muy alejadas de su naturaleza como servicio. En lugar de generar una reflexión sobre lo que de cierto había en estas opiniones, se produjo una reacción bibliotecaria bastante uniforme en contra del mismo, acusándole sobre todo de desinformado, y un tanto de retrógrado.

Con la brevedad que este formato exige, podemos citar, entre otras reacciones:

- una réplica de Gisela Ruiz (2017), bastante aplaudida; - respuestas neutras, como la de

Guallar (2017);

- un ponderado tweet de Glòria Pérez-Salmerón (2017), que recordaba las dificultades de la profesión para transmitir a la sociedad nuestra realidad; - un post de Evelio Martínez

(2017) donde, aun reconociendo las inexactitudes del artículo, intentaba también extraer conclusiones

sobre lo que debemos aprender del mismo y de las reacciones suscitadas. El post fue citado por Anglada (2017) en Twitter;

- incluso hubo respuestas a favor de Llovet (Trallero, 2017).

La polémica no deja de evidenciar la incertidumbre sobre nuestro futuro y sobre cómo afrontarlo, algo que se refrenda por la multitud de estudios, conferencias y hasta centros dedicados al tema. Nos preocupa si debemos cambiar, cuánto cambiar y hasta dónde llegar con nuestros cambios. Digamos que la desintermediación nos ha llevado a estas dudas existenciales, pero el caso es que tampoco son recientes.

2. La biblioteca puesta en duda

(desde hace tiempo)

Los vaticinios sobre la desaparición de la biblioteca empiezan a finales de los 60 con Frederick-Wilfrid Lancaster a la cabeza; y la tensión sobre su necesaria transformación ha sido un tema recurrente en la bibliografía desde hace décadas. Incluso en nuestro entorno podemos recordar trabajos sobre la materia de hace casi 20 años (Gómez-Hernández, 1998; Rodríguez-París, 1999; Anglada, 2000). Pero es una cuestión que ha seguido siendo abordada insistentemente, tanto por éstos como por otros autores.

Buena parte del conflicto parece provenir del confuso bagaje teórico y filosófico de la biblioteconomía/logía. De esta forma, la misión de las bibliotecas no llega a estar definida de la

forma suficientemente precisa que nos otorgaría unos límites claros de hasta dónde llegar. Esto, evidentemente, puede ser discutible, y seguro que en este punto muchos estén recordando la Misión del bibliotecario de Ortega y las deontologías profesionales publicadas. La mayoría de ellas nos dan una amplitud tal que no traicionamos sus ideas con estos nuevos conceptos

Como sabemos, las definiciones clásicas de biblioteca (IFLA, ALA, etc.) parten de la colección, del libro. La biblioteca sería, así, una “colección organizada”, añadiéndosele después todos los apellidos y accesorios que se quiera. Así lo reflejan igualmente los manuales clásicos, tanto extranjeros como nacionales (Carrión, Gómez-Hernández, Orera, Magán, etc.). Este último nos recordaba, en una cita añeja pero vigente, que el propio

“concepto de biblioteca es uno de los aspectos que más literatura profesional ha generado, siendo pocos los autores que no le hayan dedicado unas páginas” (Magán-Wals, 2004, p. 23).

Si es tan sólo esto, una colección de libros, verdaderamente estamos condenados a la desaparición, pero es un tema que ya se ha tratado en otros artículos y thinkepis.

La tradicional tensión entre el carácter científico o el meramente técnico de la biblioteconomía también entra a colación, pues esta debilidad del desarrollo teórico explica la inconsistencia a la hora de definir los límites que la visión de Figura 1. https://goo.gl/ss8dG7

(3)

115 la biblioteca debe tener, entendiendo visión en

el sentido otorgado por la terminología de la calidad (aquello a donde queremos llegar, nuestra idea de lo que debe ser el servicio en un lapso dado de tiempo). Al respecto, se pueden recordar las palabras de, por ejemplo, Emilio Delgado-López-Cózar, quien señalaba que:

“Si la biblioteconomía sigue dependiendo en exclusiva de la práctica como única fuente de conocimiento, se convertirá no en una disciplina profesional innovadora, sino en un desfasado proveedor de práctica cotidiana” (Delgado-López-Cózar, 2002).

Carrión-Gútiez (1993, p. 28) daba en buena medida con la tecla, al decir que la

“función de la biblioteca… coincide en última instancia con la de la lectura: diversión, formación, información… [permitir al usuario] ser más, saber más, conocer más”.

Para ello la colección es fundamental, pero hay mucho más. Y una colección en el sentido que da Dempsey (2016), y que comentábamos en otros trabajos: una colección facilitada por la biblioteca, pero no necesariamente poseída por la biblioteca.

Todas estas dificultades se ejemplifican en el informe Libraries deliver: ambition for public libraries in England 2016-2021, resumido por Comalat (2017). No es un trabajo sobre el futuro de la biblioteca, sino que pretende indicar el camino para que las bibliotecas tengan futuro. No ha tenido una aceptación completa entre los profesionales británicos, evidenciando los problemas de nuestra profesión para transmitir un mensaje claro y unívoco a la sociedad sobre qué deben ser las bibliotecas y por qué siguen, y seguirán siendo, importantes para ella. Sobre hasta dónde queremos y vamos a llegar.

3. Los límites del cambio: reacciones,

negacionismo y discursos vacíos

En la profesión se establecen posturas enfrentadas ante el cambio que, a menudo, caen en una cierta radicalidad. Evelio Martínez (2017e) nos divide entre “puristas”, aunque quizá sea más sugerente hablar de “libristas”, e “innovadores”. Los segundos desprecian a los primeros por retrógrados y obsoletos. Mientras que los primeros ven en los segundos a unos arribistas que, en realidad, no creen en las bibliotecas ni les gusta su profesión.

Podríamos señalar, al menos, tres posturas más:

- los “negacionistas”, derivados de los “libristas”, y que no ven ningún problema en la actual situación;

- los “optimistas”, que creen, con bastante razón, que la biblioteca lleva miles de años adaptándose de forma natural a los cambios (Herrera, 2016), sin que esto haya supuesto grandes rupturas (en esta parte no tienen tanta razón);

- los que distinguen el gris y ven que las cosas no tienen por qué ser blancas o negras; creen que las bibliotecas deben evolucionar, pero evidencian que el discurso del cambio está trufado de modas volátiles y discursos vacíos.

Entre las visiones que se oponen a las nuevas orientaciones abunda la reacción al cambio y el miedo a lo nuevo. Son los propios bibliotecarios los que a menudo más se oponen a la evolución. En 2014, la ALA (American Library Association) organizó el Summit on the future of libraries, como antecedente inmediato del Center for the Future of Libraries.

http://www.ala.org/tools/future

Resulta destacable que, en él, fueron los bi-bliotecarios los más negativos, tanto con respecto al futuro de la biblioteca como, sobre todo, con la necesidad de cambio (Bolt, 2014).

Además de mostrar una escasa autocrítica sobre lo que hacemos bien o mal, muchos ven los cambios como traiciones al espíritu de la biblio-teca. Por ejemplo, la columna Annoyed Librarian

(2010; 2015) que, con grandes dosis de humor e ironía, arremete contra algunas de estas inno-vaciones, como los makerspaces en bibliotecas académicas; o directamente planteando un punto de vista contrario al de los que preconizan (pre-conizamos) una reinvención de la biblioteca. Aun presentando una visión muy negativa, su punto de vista nos debe hacer reflexionar1.

Incluso hay autores que, quizá exagerada-mente, advierten de que plegarse en exceso a los deseos del usuario puede derivar en el olvido de los ideales democráticos de la biblioteca pública (Alstad; Curry, 2003). Así, la biblioteca se vería devaluada para intentar atraer más usuarios con servicios que se alejan de su misión con un “énfa-sis en el entretenimiento y el marketing”.

No obstante, la necesidad de cambio y la imple-mentación de servicios que difieren de los más con-ocidos y tradicionales no resulta novedosa, como tampoco lo es la oposición a estos cambios. Los más viejos del lugar recordarán la reacción ante la automatización (¡cómo íbamos a tirar los ficheros!, ¿y si se iba la luz…?), hacia el libre acceso (nos van a robar todo, nos van a destrozar la colección…), etc. Cabe preguntarse qué se le dijo al primero “Nos preocupa si debemos cambiar,

cuánto cambiar y hasta dónde llegar con nuestros cambios”

(4)

116

que quiso reglamentar el préstamo a domicilio.

En el lado opuesto a las visiones apocalípticas, hay autores que incluso piensan que nuestra transformación, fruto de esa tradicional capacidad para adaptarse a

las tecnologías y a las necesidades de los usuarios, nos lleva a que estemos iniciando una nueva “Edad de Oro” de las bibliotecas (Massis, 2015).

El caso es que buena parte de las innovaciones, por no decir todas, se centran en la nada nueva idea de que los servicios se deben diseñar de acuerdo con las necesidades y demandas de los usuarios. Si bien lo primero parece indiscutible, lo segundo puede generar más dudas, pues ¿dónde está el límite para esto? ¿En que la biblioteca no sea un parque temático? ¿Un videojuego es cultura? Hoy por hoy, parece que sí. ¿Un taller de creación ayuda a desarrollar las habilidades informacionales? También parece que la respuesta es afirmativa. Entonces, ¿debemos tenerlos en una biblioteca? Seguro que sí.

A veces esta discusión recuerda al rechazo de los cómics en muchas bibliotecas durante décadas. Ahora no parece disparatado (espero), pero por mucho tiempo se veían como un objeto inapropiado para la misión cultural y educadora de la biblioteca. No debemos aceptar cualquier idea porque sí; pero tampoco cerrar las puertas a nuevos servicios y orientaciones

de la biblioteca porque se alejen de los medios, no de las misiones, tradicionales.

El límite debe ser el ético; el de nuestro servicio social y cultural a las necesidades de la comunidad que nos acoge y sustenta. De esta forma nuestro futuro se debe seguir articulando en torno a la transmisión de la información y la generación de conocimiento. Esto nos permite llevar a cabo líneas de trabajo que

Figura 2.

http://lj.libraryjournal.com/blogs/annoyedlibrarian/about-annoyed-librarian

“Nuestro futuro se debe seguir articulando en torno a la transmisión de la información y la generación de conocimiento”

potencien la faceta social y de aprendizaje. Tenemos un compromiso con el usuario y la comunidad que se puede traducir en servicios que apoyen estas misiones, en las que podemos depositar nuestro futuro: ayudar a la mejora de las personas a través de la información, la educación y la cultura. O sea, como siempre.

Para ello se puede y se debe desarrollar el aspecto social de la biblioteca: como punto de encuentro e intercambio y como punto de información comunitaria (sea cual sea esta comunidad: también la universitaria o escolar). Por ese camino social parece encaminarse la

IFLA, al alinearse con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas (Naciones Unidas, 2015). Así, defiende el papel de las bibliotecas para conseguirlos y promociona su participación en tal sentido en las políticas nacionales. Con ello las bibliotecas se muestran como garantes del acceso a la información veraz y de calidad, además de ayudar a formar a la gente en su manejo².

Las bibliotecas públicas parecen muy bien posicionadas para ello. Un reciente informe de

Pew Research muestra interesantes datos sobre el papel que la sociedad de Estados Unidos les otorga como responsables de esas mismas líneas. Particularmente esperanzador es que estas opiniones están especialmente difundidas entre los llamados millennials, como destacó Verónica Juárez (2017).

Vinculado a estos objetivos, la biblioteca

Figura 3. Confianza de los millennials en las bibliotecas públicas como fuente fiable (Fuente: Pew Research Center, 2017).

(5)

117 también refuerza su apuesta por el aprendizaje.

Siendo ésta la principal misión de las bibliotecas del entorno educativo, ha sido así mismo siempre fundamental en el caso de las públicas. Las bibliotecas deben proporcionar el espacio que invite al aprendizaje y las fuentes y herramientas necesarias para el mismo.

Y hablando de espacio físico, éste se demuestra día a día como una de las grandes potencialidades de nuestros centros: espacio como refugio, pero espacio también para el intercambio y la socialización, al contrario de lo que se pensaba con la digitalización.

Como indica Mark Taylor, director de Relaciones Externas del Cilip,

“Las bibliotecas se están transformando cada vez más en puntos de conexión para el aprendizaje, el descubrimiento y la cultura en sus comunidades” (Rhind-Tutt, 2017).

Y, ciertamente, tampoco son ideas nuevas: a finales del siglo XIX, Justin Windsor, el primer presidente de la American Library Association, señaló que las bibliotecas debían ser al mismo tiempo

“una colección y un taller [un espacio de trabajo], un lugar en el que uno pueda informarse y aprender sobre el mundo” (Lauersen, 2017a).

Pero las innovaciones propuestas caen a menudo en el exceso de verborrea y discursos vacíos, como ha señalado repetidamente Evelio Martínez (2017b; 2017c; 2017e). Por ejemplo, recordando que entre los múltiples “casos de éxito” apenas hay crítica ni seguimiento real de los resultados; o cuando, citando a Rebekah Willett (2016), afirmaba que en el discurso sobre la implantación de los makerspaces se presuponen demasiadas cosas. Sabemos que la sociedad ha cambiado y lo seguirá haciendo, pero pocos nos dicen hacia dónde y qué debemos hacer las bibliotecas al respecto.

4. Y, sin embargo, se usan

En un reciente artículo británico de prensa (Rhind-Thutt, 2017), se indicaba que las bibliotecas públicas seguían teniendo un enorme éxito y que las innovaciones en sus servicios y espacios hacían que los jóvenes entre 15 y 24 años estuviesen más predispuestos a usarlas que los adultos de más de 55, aunque sin citar la fuente

de esta estadística. En el artículo se defiende el nuevo modelo de biblioteca con espacios de creación, múltiples formatos, espacios altamente tecnológicos y especial dedicación a lo local, entre otras cosas, pero sin olvidar los viejos servicios.

Pero lo más interesante de este artículo son las referencias que señala en el Reino Unido. Aparte de las enormes bibliotecas de Manchester y Birmingham, Mark Taylor, director de relaciones Externas de Cilip; y David Lindley, director ejecutivo de Designing Libraries, ponen como ejemplos The Word, en South Shields;

Storyhouse en Chester y The Hive (académica y pública al tiempo) en Worcester. Llama la atención que los centros que pueden ser tomados como referentes de nuevas bibliotecas tengan nombres propios e identificativos: no se llaman simplemente bibliotecas. Lo mismo pasa con las

Idea Stores de Londres ¿Es que no lo son? ¿Es que se quiere esconder su naturaleza, para hacerlas más atractivas?

En el caso de las bibliotecas universitarias ¿por qué vienen los estudiantes a la biblioteca a estudiar en lugar de quedarse en casa? ¿Por qué las prefieren a las salas de estudio? Lauersen (2017b) intentaba recientemente dar respuesta a esta pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez. En su opinión esto tiene que ver con que la biblioteca es una marca poderosa desde el 2600 a. C. Es el lugar a donde se va a aprender, a estudiar. Por ello piensa que los intentos de redefinir la marca biblioteca no llevan a nada. En un mundo altamente mercantilizado, donde el contacto social presencial se está perdiendo, la biblioteca ofrece un lugar donde reunirse y unos valores de apertura, universalidad, inclusión y accesibilidad que parecen atractivos para cualquiera. Como indicaban Childs, Matthews y Walton (2013), las bibliotecas son el lugar donde los estudiantes van cuando quieren ponerse serios, son el lugar donde hay que estar.

La biblioteca sigue atrayendo usuarios por su cualidad de biblioteca. Esta cualidad que podríamos llamar bibliotecidad, ha estado presente a lo largo del tiempo. Si no tiene mucho que ver una biblioteca con toda la parafernalia en boga (fablab u otros espacios de creación, café, internet de las cosas, préstamo de múltiples objetos, robots, etc.), con otra de hace diez años, tampoco una biblioteca renacentista con una medieval, o una biblioteca pública de principios “Las innovaciones propuestas caen a

menudo en el exceso de verborrea y discursos vacíos”

“A pesar del cambio de las funciones y servicios, todo el mundo sigue sabiendo lo que es una biblioteca”

(6)

118

del XX con su homónima de la Ilustración. Y todas ellas comparten el nombre y un cierto espíritu que hace que las identifiquemos como tales: esa bibliotecidad, compartida por todas ellas y, esperemos, por las que ahora estamos desarrollando.

Pero, si seguimos teniendo usuarios, debemos empezar por no perderlos, por reforzar los servicios dedicados hacia ellos, sin comprometerlos con novedades más o menos inciertas. Esta idea está detrás del libro de Fernando Juárez (2015) – colección EPI-UOC–, o de la idea del Grupo Durga

(Navarro, 2012) en relación con una biblioteca orientada a los adolescentes en París que olvidaba su público tradicional en su rediseño.

5. Reforzando la bibliotecidad de la

biblioteca

Manuel Carrión, en su famoso Manual

(Carrión-Gútiez, 1993, p. 22), afirmaba sobre la biblioteca que “La inseguridad terminológica no ha supuesto nunca inseguridad conceptual”. Traduciendo libremente a Bennettet al. (2014), a pesar del cambio de funciones y servicios, todo el mundo sigue sabiendo lo que es una biblioteca y la identifica cuando está en ella. Su ethos permanece, aunque varíe el entorno y las funciones, al igual que un teatro ya no es el espacio para la representación de tragedias en honor de Dioniso, y lo seguimos identificando como tal más de 2.500 años después.

Según Christine Madsen, bibliotecaria en la

Bodleian de Oxford, debemos volver a la misión original de la biblioteca.

“La historia del declive de la biblioteca académica aún no ha llegado a su fin, pero por el camino parece que se han perdido algunos capítulos: la historia sobre la biblioteca como un motor para la investigación, la historia sobre la biblioteca como un espacio para el encuentro, la historia sobre la biblioteca como un refugio silencioso en un mundo ruidoso” (Pickles, 2015).

Y en esto puede y debe ayudar la arquitectura, la creación del entorno. Whorpole (2013) afirma que si un edificio de biblioteca no refleja su

bibliotecidad (libraryness) quiere decir que el arquitecto ha fallado en su proyecto. Esto no tiene por qué realizarse mediante obvias referencias iconográficas de libros, frases célebres o bustos de escritores. Se produce de una forma

más sutil, en la que interviene el simbolismo, la monumentalidad, pero también la trasparencia, la visibilidad de la información y los servicios o la preparación de un entorno relajante.

6. Conclusiones

Aunque se produzcan cambios, éstos deben seguir teniendo el foco puesto en la transmisión y creación del conocimiento para contribuir a la misión educativa, cultural y social que siempre ha tenido la biblioteca.

Si no tenemos claro lo que es y debe ser la biblioteca, debemos ante todo definirlo, pero una biblioteca ha sido tal siempre, sea mesopotámica, helenística, renacentista o una pública del siglo XIX, siendo totalmente diferentes entre ellas. Hay que buscar el hilo conductor, el espíritu que hace que todas ellas sean definidas y reconocidas como bibliotecas, a pesar de las disparidades. Captar esta esencia, esa bibliotecidad, nos permitirá definir el modelo de biblioteca del futuro.

Notas

1. El blog Emartidbd realizó un clarificador análisis del artículo en uno de sus posts (Emartibd, 2017d):

2. Podemos ver un breve, claro y asequible resumen del tema realizado por Felicidad Campal (2017) en Biblogtecarios.

7. Referencias

Alstad, Colleen; Curry, Ann (2003). “Public space, public discourse, and public libraries”. Libres: Library and information science research electronic journal, v. 13, n. 1.

https://goo.gl/FRpNT2

Anglada, Lluís (2000). “Biblioteca digital. ¿Mejor, peor o sólo distinto?”. Anales de documentación, n. 3, pp. 25-40.

http://eprints.rclis.org/3917/1/AD02-2000.PDF

Anglada, Lluís (2017). “Las bibliotecas como centros de conocimiento y no como centros de entretenimiento”. https://goo.gl/usZDN6

via @wordpressdotcom. Twitter, 11 de septiembre. https://twitter.com/lluisanglada/status/907288620310171655 Annoyed librarian (2010) “‘Libraries’ reinvent themselves”. Library journal,22nd Nov.

https://goo.gl/ED4nHo

Annoyed librarian (2015). “Dead dinosaurs are the future of libraries”. Library journal, 21st Sept.

https://goo.gl/NxBvi7

Bennett, Charlie; Hagenmaier, Wendy; Fascoe, Fred; Rolando, Lizzy (2014). Reimagining the Georgia Tech Library. Georgia: Georgia Tech Library.

https://goo.gl/HucKpu

Bolt, Nancy (2014). Libraries from now on: Imagining the future of libraries. ALA summit on the future of libraries. Report to ALA membership. Chicago: American Library Association.

“Captar la esencia de las bibliotecas, su bibliotecidad, nos permitirá definir el modelo de biblioteca del futuro”

(7)

119 http://connect.ala.org/node/223667

Campal, Felicidad (2017). “Be water my friend: los 17 pasos de Naciones Unidas para salvar el mundo y como las bibliotecas lo hacen posible”. Biblogtecarios, 25 de septiembre.

https://goo.gl/yjBSbX

Carrión-Gútiez, Manuel (1993). Manual de bibliote-cas. Salamanca: Fundación Germán Sánchez Ruipérez. ISBN: 978 84 86168797

Childs, Sarah; Matthews, Graham; Walton, Gra-ham (2013). “Space in the university library: An in-troduction”. En: Matthews, Graham; Walton, Graham (eds.). University libraries and space in the digital world. Farnham: Ashgate, pp. 1-17. ISBN: 978 1 409423829 https://goo.gl/LgxpLv

Comalat, Maite (2017). “Un informe de rabiosa actu-alidad: ‘Libraries deliver: ambition for public libraries in England 2016-2021’”. Blok de BiD, 27 septiembre. http://www.ub.edu/blokdebid/es/node/812

Delgado-López-Cózar, Emilio (2002). La investigación en bilioteconomía y documentación. Gijón: TREA. https://goo.gl/4f7mGv

Dempsey, Lorcan (2016). “The facilitated collection”. Lorcan Dempsey’s weblog, 31st Jan.

http://orweblog.oclc.org/towards-the-facilitated-collection Garfella, Carlos (2017). “Biblioteques: ja no només per anar a llegir”. El país, 27 julio.

https://goo.gl/Bxx3DE

Gómez-Hernández, José-Antonio (1998). “Legiti-mación y funciones de la biblioteca en el contexto de la sociedad digital”. Scire: Representación y organización del conocimiento, v. 4, n. 2, pp. 63-77.

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2342 474&orden=180879&info=link

Guallar, Javier (2017). “La #biblioteca pervertida, dice Jordi Llovet, en contra de los bibliolabs y tendencias similares

https://goo.gl/STwKSg

vía @elpaiscat”. Twitter, 8 de septiembre.

https://twitter.com/jguallar/status/906157474700505089 Herrera, Luis (2016). “The paradox and the promise: Perspectives on the future of public libraries”. Public library quarterly, v. 35, n. 4, pp. 267-275.

https://doi.org/10.1080/01616846.2016.1244990

Juárez, Verónica (2017). “Las bibliotecas, el lugar para encontrar información confiable: Informe Pew Research”. Uvejota, 5 de septiembre.

http://uvejota.com/articles/4469/las-bibliotecas-lugar-para-encontrar-informacion-confiable

Juárez-Urquijo, Fernando (2015). Biblioteca pública: mientras llega el futuro. Barcelona: Editorial UOC; El profesional de la información. ISBN: 978 84 9064 666 3 Lauersen, Christian (2017a). “Is a library without books still a library? Some thoughts on the library as space”. The library lab, 7th July.

https://christianlauersen.net/2017/07/07/is-a-library-without-books-still-a-library

Lauersen, Christian (2017b). “Why do they come? The library as place and brand”. The library lab, 3rd Nov.

https://christianlauersen.net/2017/10/17/why-do-they-come

Llovet, Jordi (2017). “Les biblioteques pervertides”. El país, 7 septiembre.

https://goo.gl/WTytZV

Magán-Wals, José-Antonio (2004). “El concepto de biblioteca en la actualidad: bibliotecas reales frente a bibliotecas virtuales”. En: Magán-Wals, José-Antonio (coord.). Tratado básico de biblioteconomía, 4ª ed., pp. 19-46. Madrid: Editorial Complutense. ISBN: 978 84 74916706

Martínez, Evelio (2017a). “¿Y si la culpa no fuera sólo de Llovet?, o los peligros del pensamiento de grupo”. Emartibd: aventuras en Infolandia, 11 septiembre. https://goo.gl/ss8dG7

Martínez, Evelio (2017b). “Análisis del discurso sobre los makerspaces en bibliotecas”. Emartibd: aventuras en infolandia, 31 mayo.

https://emartibd.wordpress.com/2017/05/31/analisis-del-discurso-sobre-los-makerspaces-en-bibliotecas Martínez, Evelio (@emartibd) (2017c). “Archibald MacLeish: “no necesitamos más mensajes de que el mundo ha cambiado” #biblioteca”. Twitter, 28 septiembre.

https://twitter.com/emartibd/status/913322111321690113 Martínez, Evelio (2017d). “La reinvención de la ¿”biblioteca”?”. Emartibd: aventuras en infolandia, 2 febrero.

https://emartibd.wordpress.com/2017/02/02/la-reinvencion-de-la-biblioteca

Martínez, Evelio (2017e). “Retomar las riendas del juggernaut del cambio”. Mi biblioteca, v. 13, n. 51, p. 15.

Massis, Bruce (2015). “A new golden age for libraries”. New library world, v. 116, n. 9/10, pp. 641-644.

https://doi.org/10.1108/NLW-03-2015-0020

Naciones Unidas (2015). Resolución aprobada por la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015. 70/1. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

http://unctad.org/meetings/es/SessionalDocuments/ ares70d1_es.pdf

Navarro, Pilar (2012). “Cómo ir perdiendo usuarios y servicios por el camino hacia la biblioteca del futuro”. Bibliotecas 2029: Documentos y debates sobre el futuro de las bibliotecas, 27 de octubre.

https://bibliotecas2029.wordpress.com/2012/10/27/ como-ir-prdiendo-usuarios

Pérez-Salmerón, Glòria (2017). “Davant d’aquest article crec que els bibliotecaris ens hem de saber explicar millor: Les biblioteques pervertides”. Twitter, 8 de septiembre.

https://twitter.com/GPSalmeron/status/906169603419774976

Pickles, Matt (2015). “How do you design the library of the future?”. Oxford University, March 19th.

(8)

120

Rhind-Tutt, Lousie (2017). “Why the future of UK libraries is in the ‘connection, not the collection’”.

iNews, 12th Sept.

https://inews.co.uk/essentials/culture/books/future-uk-libraries-connection-not-collection

Rodríguez-París, Elena (1999). “El papel de la biblioteca en la sociedad de la información”. Boletín

de la Anabad, v. 49, n. 3-4, pp. 443-448.

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/51174.pdf Ruiz, Gisela (2017). “Què fem a les biblioteques? En resposta a l’article de Jordi Llovet a @el_pais”. Twitter, 10 septiembre.

https://twitter.com/giselarviz/status/906833318532075520 Trallero, Manuel (2017). “Opinió | Les biblioteques pervertides; per Jordi Llovet

https://goo.gl/9fvGbD

vía @elpaiscat Muy recomendable“. Twitter, 13 de septiembre.

https://twitter.com/manueltrallero/status/908025212410761218 Willett, Rebekah (2016). “Making, makers, and makerspaces: A discourse analysis of professional journal articles and blog posts about makerspaces in public libraries”. The library quarterly, v. 86, n. 3, pp. 313-329. https://doi.org/10.1086/686676

Worpole, Ken (2013). Contemporary library architecture: a planning and design guide. London & New York: Routledge. ISBN: 978 0 415 59229 1

José-Pablo Gallo-León

Universidad de Alicante. Biblioteca jpablo.gallo@ua.es

* * *

Una teoría sobre la esencia de la biblioteca pública

Evelio Martínez-Cañadas

El texto de Gallo-León comenta de manera sucinta algunas de las polémicas en las que está inmerso el mundo bibliotecario. Algunas reflexiones de Gallo merecen atención. Entre ellas, la idea de que…

“Buena parte del conflicto parece provenir del confuso bagaje teórico y filosófico de la biblioteconomía/logía. De esta forma, la misión de las bibliotecas no llega a estar definida de la forma suficientemente precisa que nos otorgaría unos límites claros de hasta dónde llegar”.

Relacionada con lo anterior, tenemos la mención al concepto que da título a su artículo:

“Si no tenemos claro lo que es y debe ser la biblioteca, debemos ante todo definirlo, pero una biblioteca ha sido tal siempre, sea mesopotámica, helenística, renacentista o una pública del siglo XIX, siendo totalmente diferentes entre ellas. Hay que buscar el hilo conductor, el espíritu que hace que todas ellas sean definidas y reconocidas como bibliotecas, a pesar de las disparidades. Captar esta esencia, esa bibliotecidad, nos permitirá definir el modelo de biblioteca del futuro”.

Este texto es mi intento de captar esa

bibliotecidad. Como dice Gallo-León en los párrafos mencionados, el teorizar sobre este aspecto no es algo gratuito. De lo que consideremos que es la esencia de la biblioteca depende un buen número de cosas, como los proyectos a los que se da prioridad, el tipo de servicios que se cree que vale la pena poner en marcha e incluso la función y el perfil del bibliotecario.

Podríamos considerar que la bibliotecidad ya está más que captada en los manuales y normativas existentes. Es cierto que esos documentos son una referencia, pero también que si fueran la última palabra sería difícil entender el porqué de las polémicas actuales.

Mi intento de definir la esencia bibliotecaria se enfocará únicamente en las bibliotecas públicas, puesto que son los centros en los que actualmente me desempeño como profesional y cuyos problemas conozco con algo más de fundamento.

Por supuesto no espero zanjar las muchas y variadas discusiones en torno a las bibliotecas públicas. Mi propuesta tiene otras finalidades más modestas, pero que considero relevantes:

- ofrecer un marco general que dé sentido al mismo tiempo a algunas de las polémicas y discusiones actuales. Creo que es necesario ganar un poco de perspectiva para no perderse en detalles que pueden ser relevantes pero menores, y ver cómo encajan todos los discur-sos entre sí (si es que pueden hacerlo);

- servir como una guía (de entre otras posibles) para navegar por los cambios y en especial para entender las consecuencias de los mismos en lo relativo a la idea de la esencia bibliotecaria. Demasiadas veces podemos leer aquello de “lo que diferencia a una biblioteca de X es que…”, donde X suele ser otra institución como un centro cívico, un ateneo… Quizá, como dice Gallo-León, tener clara la bibliotecidad nos permita ofrecer un mayor fundamento a esas polémicas, alejándonos de tópicos o de argu-mentos un tanto forzados;

- reflexionar sobre cómo podría evolucionar la biblioteca pública del futuro sin dejar de ser una biblioteca pública.

(9)

121 Antes de entrar en materia bibliotecaria,

vamos a hacer una breve excursión por la biología evolutiva.

Empezaremos por la pregunta: ¿qué

es una especie?

En su obra La magia de la realidad Dawkins nos invita a que nos preguntemos: ¿quién fue la primera persona? Su respuesta:

“Puede que esto sorprenda, pero nunca hubo una primera persona, porque todas las personas tienen que tener padres, y dichos padres ¡también tienen que ser personas! Lo mismo ocurre con los conejos. Nunca hubo un primer conejo; nunca hubo un primer cocodrilo; nunca, una primera libélula. Todas las criaturas que alguna vez han nacido pertenecían a la misma especie que sus padres […]. Esto significa que todas las criaturas que han nacido alguna vez pertenecían a la misma especie que sus abuelos. Y sus bisabuelos. Y sus tatarabuelos. Y así sucesivamente” (Dawkins, 2011, p. 38).

Como ya propuso Darwin los cambios en las especies se producen de manera gradual, poco a poco, por lo que pueden parecer imperceptibles. A lo largo de las generaciones los cambios pueden ser enormes, pero sólo nos damos cuenta de su magnitud cuando transcurre un gran número de generaciones. El cambio de una especie a otra puede ser prácticamente imperceptible.

Los teóricos evolutivos han propuesto definiciones y modelos de lo que deberíamos entender por especie. Para lo que aquí nos interesa sólo vamos a atender el concepto cohesivo de especie, desarrollado en su día por Alan R. Templeton (1989):

Existen unos mecanismos y “fuerzas” que producen una cohesión, de forma que una especie se mantiene como tal a lo largo del tiempo. La cohesión impide o al menos dificulta la transición hacia otra especie.

Templeton identifica tres fuerzas: - el flujo génico,

- la deriva genética, y - la selección natural.

Las fuerzas y su expresión como mecanismos biológicos actúan sobre el material base que conforma las especies: los genes.

Cuando por diversas circunstancias la presión de esas fuerzas disminuye, la especie pierde su cohesión y puede evolucionar hacia otras formas, aunque sea de manera lenta e imperceptible.

El meme biblioteca

En un artículo para el blog de Infobibliotecas, Vicente Funes escribía:

“Las bibliotecas no tienen genes pero eso no les impide ‹cruzarse› con otras instituciones, servicios públicos o conceptos”. (Funes, 2017)

Me parece que es una idea sugerente y un buen lugar por el que comenzar a reflexionar. Es obvio que no podemos hablar de genes de biblioteca, pero sí que podemos utilizar un concepto relacionado: el meme.

Aunque hoy en día asociamos la palabra meme a todo tipo de imágenes y de vídeos divertidos, en su sentido original el meme era una idea relacionada con la biología evolutiva. Fue propuesto por Richard Dawkins en su obra

El gen egoísta, creando un paralelismo entre lo que sucede con los genes y el mundo de las ideas.

Meme es un neologismo que resulta de la abreviatura de la palabra griega “imitación”. Según Dawkins, de la misma manera que los genes tienen la capacidad de crear copias de sí mismos y de transmitirse a otras generaciones, las ideas podrían hacer lo propio. Así cualquier elemento de la cultura puede ser un meme que se reproduce y se transmite de cerebro a cerebro, de persona a persona: una técnica, un eslogan, una canción… o, por qué no, el concepto de lo que es una biblioteca.

El meme concepto de biblioteca sería el hilo conductor, el espíritu que mencionaba Gallo-León en su artículo que hace que centros tan dispares como una biblioteca “mesopotámica, helenística, renacentista o una pública del siglo XIX” puedan, aun siendo tan diferentes, ser reconocidos como bibliotecas.

Gallo-León propone que si no tenemos claro qué es una biblioteca debemos definir esa

bibliotecidad. Creo que es poco probable que lleguemos a una definición satisfactoria de lo que es una biblioteca, y de hecho las polémicas y controversias en torno al futuro de las bibliotecas públicas son la consecuencia de esa imposibilidad de definir, y no la causa de la indefinición del modelo bibliotecario a seguir.

Por ejemplo: para Gallo-León, el límite a las necesidades y demandas de los usuarios…

[…] debe ser el ético; el de nuestro servicio social y cultural a las necesidades de la comunidad que nos acoge y sustenta. De esta forma, nuestro futuro se debe seguir articulando en torno a la transmisión de la información y la generación de conocimiento.

Fuerzas y mecanismos de la

bibliotecidad

Pero siempre podemos reinterpretar lo que es la información y la generación de conocimiento de manera que esas definiciones cuadren con las supuestas “necesidades” y “demandas”.

(10)

122

Así que, tal y como hizo Alan Templeton con las especies biológicas, en lugar de definir qué es una biblioteca creo que una estrategia mejor es intentar identificar las fuerzas y los mecanismos que hacen que el meme bibliotecario se mantenga cohesionado en el tiempo, permitiendo que centros que pueden ser muy diferentes se puedan seguir identificando como una biblioteca pública. Con ello también podríamos tener una manera de identificar cuándo la especie “biblioteca pública” empieza a perder su cohesión y, por tanto, cuándo empieza a dejar de ser lo que es.

Comencemos pues pensando en qué fuerzas y en qué mecanismos podrían ser los que mantuvieran constante en el tiempo la bibliotecidad. Como en el caso de las especies biológicas, también aquí las fuerzas y los mecanismos que contribuyan a la cohesión se deberían determinar mediante la investigación, o al menos en este caso mediante cierta reflexión histórica. Por ello, la lista de posibles fuerzas y mecanismos podría modificarse, aumentar o disminuir.

Propongo tres fuerzas básicas que mantienen la cohesión del meme bibliotecario, de la

bibliotecidad:

- Culturalismo: la idea de que la cultura es valiosa, ya sea por sí misma o como un medio para conseguir una finalidad superior;

- Intermediación del conocimiento: la idea de que el conocimiento puede y debe ser gestionado, facilitado y transmitido, y de que esas acciones pueden llevarse a cabo por personas con la suficiente preparación y habilidad;

- El bien común: a grandes rasgos, podemos utilizar una definición popular: aquello que es compartido por y de beneficio para todos los miembros de una comunidad en un sentido general, y no sólo físico.

Esas tres fuerzas actuando juntas han contribuido a mantener el meme biblioteca tal y como lo conocemos hoy día, y a pesar de los cambios históricos por los que ha atravesado la biblioteca pública. Y es que la manifestación de esas tres fuerzas da a las bibliotecas públicas sus características:

- el culturalismo se plasma en la creación de grandes y variadas colecciones de documentos puestos a disposición del público, en la creencia de que la cultura es algo valioso;

- esa colección de documentos es gestionada por los bibliotecarios, según la idea de que la intermediación del conocimiento es posible y necesaria;

- la noción del bien común sostiene a las bibliotecas públicas como centros abiertos, dado que se considera que aquello que las bibliotecas ofrecen debería redundar en todos los miembros de la comunidad.

Cultura, intermediación y bien

común

Conviene hacer algunos comentarios breves con respecto a las fuerzas, y a cómo cohesionan el meme biblioteca.

La noción de “cultura” es problemática, puesto que pueden existir diferentes concepciones de lo que es la cultura. En el caso de las bibliotecas es útil considerar la cultura en dos de las acepciones que el crítico Terry Eagleton examina en su obra

Cultura:

- cultura como un cuerpo de obras artísticas e intelectuales;

- cultura como un proceso de desarrollo espiritual e intelectual.

El motivo para defender estas dos acepciones es que cuadra con la deriva histórica de las bibliotecas públicas, y ésa era justo una de las condiciones de la teoría que estoy desplegando: que las fuerzas reflejaran tendencias reales, y no sólo una entelequia posible. De todas formas, no se puede descartar que haya otras definiciones de cultura que puedan ser aplicables al caso de las bibliotecas.

He elegido la expresión “intermediación del conocimiento” a propósito, puesto que creo que tiene su justificación en la historia de las bibliotecas. Desde hace unos años nos hemos acostumbrado a decir que los bibliotecarios y las bibliotecas son intermediarios de la información, pero ésa es una verdad a medias. Se puede argumentar que la misión de la biblioteca está más dedicada al conocimiento, a su difusión y a fomentar la enseñanza y el aprendizaje, que a la información.

Por último, la noción de “bien común” también es problemática y admite varios sentidos y acepciones, pero creo que la definición que he propuesto capta el mínimo común que de alguna manera tienen todas esas acepciones. Aun así, la existencia de diferentes acepciones implica que puede haber conflicto a la hora de entender el bien común.

Manifestación de las fuerzas

A pesar de que el lenguaje puede parecer muy abstracto, la manifestación de las fuerzas no es más que las diversas maneras en que esas tres grandes ideas se llevan a la práctica. Siguiendo el paralelismo con las especies biológicas, estaríamos hablando de lo que Templeton llama mecanismos.

El objetivo sería describir esos mecanismos, esas prácticas que ponen en marcha las fuerzas. Mencionaré algunos pocos ejemplos de mecanismos ideales (y recalco lo de ideales): Culturalismo

- desarrollo equilibrado de colecciones;

(11)

123 contemplen criterios -claros- de calidad,

objetividad, pertinencia… …

Intermediación del conocimiento - iniciativas de prescripción activa; - explotación de la colección; - curación de contenidos digitales. …

Bien común

- desarrollo de proyectos de refuerzo del bien común (en sus diferentes sentidos);

- consideración de las necesidades de los grupos a los que se dirige la biblioteca (de todos, no sólo los más necesitados o minoritarios). …

Más importante que el ejercicio de describir unas fuerzas concretas, es mostrar aquello que la teoría nos puede decir sobre el momento actual de las bibliotecas públicas y sobre su futuro inmediato. Creo que pensar en la esencia bibliotecaria como el producto de unas fuerzas puede ayudarnos a tres cosas:

- situar de una manera global las diversas polémicas en torno a las bibliotecas públicas que están teniendo lugar;

- dar respuesta a un par de preguntas importantes en estos tiempos en los que se propone la incorporación de nuevos servicios o funciones: ¿cuándo una biblioteca pública deja de ser una biblioteca pública? ¿qué diferencia hay entre una biblioteca pública y otras instituciones que incorporen nuevos servicios similares a los propuestos?

- una de las preguntas por las que Gallo-León defendía en su artículo sobre la bibliotecidad la necesidad de captar la esencia de la biblioteca: ¿hacia dónde se dirige la biblioteca pública?

El bien común

En buena parte las polémicas están movidas por un deseo de negociar los significados de algunos de los conceptos propios del mundo bibliotecario. Quizá el caso actual más claro sea la renegociación de lo que habría que entender como bien común aplicado al caso bibliotecario.

Durante décadas se ha estado dando por sentado que aquello que las bibliotecas pueden aportar como un bien a la sociedad es la educación, la alfabetización y el acceso a la cultura. En función de los países y las circunstancias de cada comunidad también se han propuesto otras aportaciones, pero las fundamentales seguían teniendo que ver con la lectura.

No todo el mundo coincide en lo que es el bien común, o en qué tendría prioridad a la hora de ser considerado como bien común, y en el mundo

bibliotecario esta diferencia de concepto es algo que podemos observar en la popularización de la biblioteca social.

Los defensores de la biblioteca social dicen que las bibliotecas pueden y deben llevar a cabo proyectos en colaboración con el tercer sector y dirigidos a los más vulnerables, proyectos que no necesariamente tienen que ver con las funciones más tradicionales de las bibliotecas de ser custodias del libro y la cultura. Así, aquello que la biblioteca puede aportar de valioso a la sociedad no pasaría sólo por el libro y la lectura, sino por un conjunto más amplio de actividades y de proyectos: información a la comunidad sobre ayudas sociales, ayuda en la búsqueda de empleo, acciones de apoyo a los sin techo…

Un proceso parecido de negociación de significados está sucediendo con el concepto de conocimiento. El filósofo y documentalista Mario Pérez-Montoro ha escrito en varias publicaciones sobre aquello que en el campo de la documentación y de la gestión del conocimiento podemos entender como conocimiento.

“[…] aparece como ese objeto material donde se pueden representar y materializar esos estados mentales que residen exclusivamente en la cabeza de las personas. […] esta representación y materialización permite explicar la transmisión y el almacenamiento de conocimiento (explícito) a partir de la transmisión y almacenamiento de documentos” (Pérez-Montoro, 2003).

Una de las grandes funciones de las bibliotecas ha sido transmitir conocimiento gracias a la transmisión de documentos. Pero dado que el conocimiento es un estado mental, el documento no es la única manera de transmitir conocimiento. Ése es el argumento de fondo para defender la presencia de makerspaces en bibliotecas: argumentar que los bibliolabs también responden a la misión de las bibliotecas porque son una manera más de fomentar la educación y el conocimiento, y en definitiva la cultura.

Si lo que hemos de entender por conocimiento está en disputa, también lo está el papel de los bibliotecarios como intermediarios del conocimiento. Debido al lento pero continuado descenso en el número de préstamos, a la competencia que supone Internet, a la piratería cultural…, muchos se preguntan si no ha llegado la hora de poner más énfasis en otras áreas, precisamente las relacionadas con la redefinición del bien común y el conocimiento: proyectos sociales, fomento de las relaciones con la comunidad, acompañantes y tutores para

(12)

124

¿Cuándo una biblioteca pública deja

de ser una biblioteca pública?

La iniciativa de incorporar tecnologías de fabricación a las bibliotecas ha sido recibida con entusiasmo, pero también con críticas y miedos. Y es que se pregunta qué tiene que ver, por ejemplo, una impresora 3D y una máquina de coser con lo que se supone que es una biblioteca pública.

Como hemos visto, la estrategia en ocasiones pasa por defender que los bibliolabs también responden a la misión de las bibliotecas si se maneja una concepción más amplia de lo que es el conocimiento. En ese sentido los bibliolabs

tienen un perfecto encaje en la biblioteca pública. Pero puesto que hay otras instituciones como los centros cívicos y los ateneos que también están apostando por los makerspaces, la cuestión suele ser: ¿qué diferencia, entonces, a una biblioteca cuyo modelo es el de los makerspaces de un centro cívico?

Consideremos también el caso de la “biblioteca social”. ¿Dónde está el límite de los servicios dedicados a los más vulnerables?; ¿en qué punto una biblioteca pública deja de ser tal y pasa a parecerse más a unos servicios sociales que a una institución dedicada a la cultura y a la lectura?

Como vemos, los dos casos tienen una estructura parecida y despiertan parecidos interrogantes. Y creo que parte de la respuesta a esos interrogantes es considerar la cohesión de la idea de biblioteca.

Tal y como he propuesto, una biblioteca pública deja de ser tal cuando se rompe la cohesión del meme bibliotecario porque las fuerzas que lo mantienen cohesionado se debilitan. Es decir, cuando se debilitan las fuerzas del culturalismo, de la intermediación del conocimiento y del bien público estaríamos legitimados a decir que una biblioteca pública ha pasado a ser otra institución diferente.

Es obvio que como en el caso de las especies no hay un punto en el que podamos decir que una biblioteca pública ha dejado de ser tal. Por ello, y también como en el caso de las especies, en un futuro inmediato vamos a encontrarnos casos intermedios difíciles de clasificar.

La cuestión entonces no será si una biblioteca en particular ha llegado al punto en que ya no es una biblioteca, porque es posible que ese punto sea difícil de detectar. Más bien, y siguiendo lo aquí dicho, lo que puede detectarse es una tendencia que puede llevar a una biblioteca

pública a perder cada vez más su esencia por pérdida de su cohesión.

Es en ese plano, y no en el de la definición, donde debería llevarse a cabo el análisis de lo que la biblioteca es o será en el futuro: la voluntad y la posibilidad de bibliotecarios y responsables de bibliotecas de reforzar y de seguir llevando a cabo los mecanismos propios de las bibliotecas públicas, al tiempo que se piensa en cómo incorporar otros nuevos.

A las bibliotecas públicas (y a las bibliotecas en general) les esperan importantes retos en el futuro inmediato, además de los retos a los que ya se enfrentan.

Aunque la de bibliotecario es una profesión eminentemente práctica, estamos en un momento en el que deberíamos apostar por reforzar su aspecto teórico y redoblar los esfuerzos por examinar los supuestos sobre los que se asientan las bibliotecas. De ello puede depender la nota con la que superemos el examen de los próximos retos.

Referencias

Dawkins, Richard (2011). La magia de la realidad. Barcelona: Espasa.

Funes, Vicente (2017). “Crossover bibliotecario”. Info-bibliotecas, 12 de septiembre

http://www.infobibliotecas.com/es/blog/crossover-bibliotecario/

Pérez-Montoro, Mario (2003). “El documento como dato, conocimiento e información” Tradumàtica: tra-ducció i tecnologies de la informació i la comunicación, n. 2

http://www.raco.cat/index.php/Tradumatica/article/ view/29135/28970

Templeton, Alan R. (1989) “The meaning of species and speciation: a genetic perspective”. En: Otte, Daniel; Endler, John A. (eds.). Speciation and its consequenes. Sunderland: Sianuer Associates. Traducción disponible en:

http://evolucion.fcien.edu.uy/Lecturas/Templeton1989.pdf

Evelio Martínez-Cañadas

emartibd@gmail.com

Nota: Al editarse aquí este texto como respuesta a la nota de José-Pablo Gallo-León, la Redacción del Anua-rio ThinkEPI ha decidido eliminar algunos párrafos que ha considerado que no afectaban sustancialmente al contenido. El texto completo puede leerse en:

Referencias

Documento similar

Se trata de realizar un breve recorrido histórico sobre las organizaciones universitarias de mujeres que trabajan con el problema de la discriminación dentro del mundo académico

Este acercamiento entre Roma y la Gran Bretaña lo atribuía Azara al Padre Ricci, general de los jesuítas (1758-73), quien, siempre ateniéndonos al juicio del agente, había

Este mismo régimen de deberes tiene sentido cuando la actuación de reforma o renovación significa un cambio radical de la morfología urbana, normalmente acompa- ñado por un cambio

En la parte central de la línea, entre los planes de gobierno o dirección política, en el extremo izquierdo, y los planes reguladores del uso del suelo (urbanísticos y

La Ley 20/2021 señala con carácter imperativo los procesos de selección. Para los procesos de estabilización del art. 2 opta directamente por el concurso-oposición y por determinar

اهعضوو يداصتق�لا اهطاشنو ةينارمعلا اهتمهاسم :رئازجلاب ةيسلدنأ�لا ةيلاجلا« ،ينوديعس نيدلا رصان 10 ، ، 2 ط ،رئازجلاب يسلدنأ�لا دوجولاو يربي�لا ريثأاتلا

 Para recibir todos los números de referencia en un solo correo electrónico, es necesario que las solicitudes estén cumplimentadas y sean todos los datos válidos, incluido el

El poema se inicia con la identificación del amor y la fantasía, de modo que este se erige en actor de la situación imaginaria y es el inventor, el creador de todo, tanto del