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Atucha abre sus puertas

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Quisiera que nos cuentes a quiénes están orientadas las visitas guiadas.

MF: Nucleoeléctrica Argentina S.A., en las dos centrales que tiene en operación, maneja un sistema de visitas que está orientado a cualquier persona que quiera conocer una Central Nuclear. Estipulamos diferentes tipos de visitas según las organizaciones que vengan,

mayoritariamente son escuelas,

universidades, instituciones educativas, por ahí tenemos demanda de alguna empresa

que quiera venir a conocer, y también hay particulares, que lo que hacemos en esos casos, es agruparlos y realizar una visita con varios particulares.

En el caso de las escuelas primarias, no es que no las queramos recibir, sino que existen restricciones en cuanto a la edad para hacer la visita a planta y tienen que ser mayores de 12 años.

Hay una política de “puertas abiertas”; lo que queremos justamente es que la gente pueda venir y conocer de qué se trata la industria nuclear.

REVISTA DIGITAL

¿Cómo promocionan esta política para que le llegue a la gente?

MF: En todas las exposiciones donde estamos presentes, ya sean locales o no, como puede ser Tecnópolis, invitamos a la gente a que pueda acceder a hacer una visita en alguna de nuestras plantas; también en nuestra página web hay un enlace donde se puede solicitar una visita. O sea, siempre que hacemos una exposición o algún tipo de difusión, invitamos a la gente a la planta. ¿Desde qué año empezaron con las visitas? Patricia: Empezaron con las visitas más o menos desde el ‘90 o ’91, en ese momento eran colegios de la zona y venían de Capital también, pero ahora hay muchos más colegios que se acercan de todos lados.

Aparte de las que acompaña Mundo Minplan ¿qué otras instituciones vienen?

MF: Colegios de las zonas que se te ocurran; de Gran Buenos Aires, de otras provincias como Entre Ríos y Santa Fe, por ejemplo.

Y además de los colegios, ¿vienen empresas también?

MF: Sí, en general, las empresas que vienen tienen ya algún tipo de relación con nosotros o empresas de la zona que vienen para ver algún tipo de sector en particular y

aprovechan la visita, pero más que nada están orientadas a las instituciones educativas.

¿Podrías contarnos un poco en qué consisten las visitas?

MF: Tenemos un programa de visitas armado, generalmente se recibe al grupo con una charla introductoria que aborda de qué se trata la energía nuclear, cómo es el funcionamiento y cuál es el objetivo que tiene una central; y después se hace un recorrido por la planta.

En el caso de las centrales que están en operación, como Atucha I y Embalse, el recorrido es más limitado porque hay zonas que no son de libre acceso, que es la zona radiológicamente controlada y requiere una

serie de requisitos para el ingreso que haría la visita demasiado extensa. Con lo cual, nosotros lo que hacemos es una charla y después un recorrido por lo que se llama la zona convencional, que es la de libre acceso. ¿Qué objetivos tienen al realizar estas visitas?

MF: Principalmente, cumplir con la política que tiene Nucleoeléctrica Argentina de “puertas abiertas”. Sabemos que la

industria nuclear tiene como dos aristas, por un lado, es una industria que no es muy conocida y, por el otro, trae consigo algunos mitos en cuanto a la radiación y la

contaminación. El objetivo principal de las visitas es que la gente sepa de qué se trata y que pierda el miedo a la energía nuclear; que sepa que es algo que nos sirve a todos, porque de hecho lo que nosotros hacemos es ni más ni menos que energía eléctrica, y la energía eléctrica la usamos todos en nuestros hogares. Entonces es la posibilidad de tener un grupo de gente durante dos o tres horas en la central, poder explicarles lo que nosotros hacemos, y no sólo

explicárselo sino también mostrarlo en el recorrido y que vean que no hay nada extraño ni peligroso. No nos ponemos trajes como para ir al espacio, venimos a trabajar como cualquier persona que trabaja en cualquier lugar, entonces logramos acercar a la gente a la energía nuclear, mostrar todo y explicar todo lo que nos puedan llegar a preguntar.

¿Ustedes tienen distintas temáticas de visitas según el público o generalmente es el mismo desarrollo para todos los grupos? MF: Es básicamente el mismo, salvo que incluyamos el ingreso a la zona

radiológicamente controlada. Tenemos visitas a veces de posgrados de la Autoridad Regulatoria Nuclear, o de gente del Centro Atómico de Bariloche, el Instituto Balseiro, y esas personas ya son estudiantes que tienen un nivel educativo muy avanzado en lo que a industria nuclear se refiere, entonces los contenidos de las visitas están adaptados al diferente público que podamos tener.

¿Hay otro tipo de visitas que valga la pena mencionar?

MF: Sí, algo muy importante es que hacemos visitas para familiares de

empleados de las centrales, porque muchas veces nuestras familias también tienen este mito de “mi hijo, mi esposo trabaja en una central nuclear…”, entonces es la manera de acercarlos a ellos y que puedan verlo y conocer dónde trabaja su familiar todos los días.

¿Cuántas personas creés que pasaron por estas visitas?

MF: Patri decía más o menos desde el año 90, estamos en el 2013, ¡estamos hablando de 23 años! Estoy segura de que alrededor de 50 mil personas habrán pasado, si no es más…

Hablo de Atucha I, Embalse y Atucha II manejan otros números, lo que pasa es que las visitas se incrementaron mucho a raíz de la reactivación de la obra de Atucha II. Y también, si bien se hacían antes, tiene que ver con la formalización del Departamento

de Relaciones Institucionales y la incorporación de mayor personal, lo que posibilitó que pudiéramos atender mayor cantidad de visitas.

¿Qué grado de participación perciben habitualmente durante la charla introductoria de las visitas?

MF: Depende mucho de la escuela y de la formación previa que tengan los chicos, lo conveniente es que los docentes trabajen el tema en la escuela para que los chicos lleguen a la visita más preparados en cuanto a lo que encontrarán y podrán preguntar. En general, la respuesta que nosotros tenemos de los chicos es muy buena, se van

sorprendidos de lo que se hace en una central nuclear, y de las cosas que pueden ver. La verdad que para nosotros es muy positivo, ellos demuestran mucho interés, aunque hay grupos que son más

revoltosos… (risas) , tiene que ver con la edad, pero en general todos muestran interés por la visita.

¿Qué alumnos aprovechan mejor esta experiencia? ¿Tiene que ver con la orientación?

MF: Yo creo que los que más aprovechan la visita son los alumnos de las universidades, pero tiene que ver con otra edad también, y ya están enfocados en lo que realmente les interesa. Con los chicos de la secundaria depende de que ya sepan qué quieren ser en el futuro o de lo que les interese saber, en general yo creo que los de las

universidades, especialmente de las orientaciones de ingeniería, son los que por ahí vislumbran una posibilidad laboral. ¿Y los alumnos de las escuelas técnicas? MF: Por ahí lo ven más lejano, pero sí, igual

obviamente no es el mismo el interés de una escuela técnica que el de otra escuela más orientada a la comunicación y a las ciencias sociales.

¿Recordás alguna anécdota o alguna pregunta divertida que te hayan hecho los chicos?

MF: Tenemos algunas preguntas muy típicas que nos suelen hacer, una es la famosa experiencia de si alguna vez encontramos un pez de tres ojos, pero porque la industria nuclear para los chicos está muy

relacionada con los Simpsons y con estos mitos de los que hablábamos. Otra pregunta muy frecuente es si una central nuclear puede explotar, que por ahí la hacen desde la broma pero tiene un contenido más serio. Esas son las preguntas más raras y típicas que hacen los chicos.

¿Cuál es tu experiencia de trabajar con el Programa Mundo Minplan?

MF: Para nosotros es una experiencia muy positiva porque permite que se acerquen escuelas e instituciones que están bastante alejadas de las centrales y donde los chicos quizás no tienen la posibilidad económica que tiene un chico que va a una escuela privada de pagarse un colectivo u organizar una visita guiada como pueden hacer otras instituciones, entonces de esa forma nos acercamos a un sector de la sociedad que de otra manera no podríamos hacerlo. La verdad que la experiencia que tenemos de estos años que venimos haciéndolo es excelente, los chicos la verdad que

muestran mucho interés, para nosotros son importantes todas las visitas, porque es la posibilidad de contar qué es lo que hacemos, es lograr el objetivo de “puertas abiertas”.

Nº1. Año 1.

Julio 2013

Atucha abre sus puertas

Mundo Minplan se acercó hasta Atucha para conversar con los

especialistas sobre todos los trabajos que realizan y sobre la

visita guida que ofrece a jóvenes y adultos la posibilidad de visitar

una central nuclear.

(2)

Quisiera que nos cuentes a quiénes están orientadas las visitas guiadas.

MF: Nucleoeléctrica Argentina S.A., en las dos centrales que tiene en operación, maneja un sistema de visitas que está orientado a cualquier persona que quiera conocer una Central Nuclear. Estipulamos diferentes tipos de visitas según las organizaciones que vengan,

mayoritariamente son escuelas,

universidades, instituciones educativas, por ahí tenemos demanda de alguna empresa

que quiera venir a conocer, y también hay particulares, que lo que hacemos en esos casos, es agruparlos y realizar una visita con varios particulares.

En el caso de las escuelas primarias, no es que no las queramos recibir, sino que existen restricciones en cuanto a la edad para hacer la visita a planta y tienen que ser mayores de 12 años.

Hay una política de “puertas abiertas”; lo que queremos justamente es que la gente pueda venir y conocer de qué se trata la industria nuclear.

Mundo Minplan se acercó hasta Atucha para conversar con los especialistas

sobre todo los trabajos que realizan y sobre la visita guiada que ofrece a

jóvenes y adultos la posibilidad de visitar una central nuclear. Allí, María

Florencia Berenguel (Jefa de Relaciones Públicas Atucha I) y Patricia Moro

(Asistente Relaciones Públicas Atucha I) recibieron al equipo del Ministerio y

explicaron la política de “puertas abiertas” que llevan adelante. Un paseo

alucinante por un lugar muy singular.

Atucha abre sus puertas

Entrevista

¿Cómo promocionan esta política para que le llegue a la gente?

MF: En todas las exposiciones donde estamos presentes, ya sean locales o no, como puede ser Tecnópolis, invitamos a la gente a que pueda acceder a hacer una visita en alguna de nuestras plantas; también en nuestra página web hay un enlace donde se puede solicitar una visita. O sea, siempre que hacemos una exposición o algún tipo de difusión, invitamos a la gente a la planta. ¿Desde qué año empezaron con las visitas? Patricia: Empezaron con las visitas más o menos desde el ‘90 o ’91, en ese momento eran colegios de la zona y venían de Capital también, pero ahora hay muchos más colegios que se acercan de todos lados.

Aparte de las que acompaña Mundo Minplan ¿qué otras instituciones vienen?

MF: Colegios de las zonas que se te ocurran; de Gran Buenos Aires, de otras provincias como Entre Ríos y Santa Fe, por ejemplo.

Y además de los colegios, ¿vienen empresas también?

MF: Sí, en general, las empresas que vienen tienen ya algún tipo de relación con nosotros o empresas de la zona que vienen para ver algún tipo de sector en particular y

aprovechan la visita, pero más que nada están orientadas a las instituciones educativas.

¿Podrías contarnos un poco en qué consisten las visitas?

MF: Tenemos un programa de visitas armado, generalmente se recibe al grupo con una charla introductoria que aborda de qué se trata la energía nuclear, cómo es el funcionamiento y cuál es el objetivo que tiene una central; y después se hace un recorrido por la planta.

En el caso de las centrales que están en operación, como Atucha I y Embalse, el recorrido es más limitado porque hay zonas que no son de libre acceso, que es la zona radiológicamente controlada y requiere una

serie de requisitos para el ingreso que haría la visita demasiado extensa. Con lo cual, nosotros lo que hacemos es una charla y después un recorrido por lo que se llama la zona convencional, que es la de libre acceso. ¿Qué objetivos tienen al realizar estas visitas?

MF: Principalmente, cumplir con la política que tiene Nucleoeléctrica Argentina de “puertas abiertas”. Sabemos que la

industria nuclear tiene como dos aristas, por un lado, es una industria que no es muy conocida y, por el otro, trae consigo algunos mitos en cuanto a la radiación y la

contaminación. El objetivo principal de las visitas es que la gente sepa de qué se trata y que pierda el miedo a la energía nuclear; que sepa que es algo que nos sirve a todos, porque de hecho lo que nosotros hacemos es ni más ni menos que energía eléctrica, y la energía eléctrica la usamos todos en nuestros hogares. Entonces es la posibilidad de tener un grupo de gente durante dos o tres horas en la central, poder explicarles lo que nosotros hacemos, y no sólo

explicárselo sino también mostrarlo en el recorrido y que vean que no hay nada extraño ni peligroso. No nos ponemos trajes como para ir al espacio, venimos a trabajar como cualquier persona que trabaja en cualquier lugar, entonces logramos acercar a la gente a la energía nuclear, mostrar todo y explicar todo lo que nos puedan llegar a preguntar.

¿Ustedes tienen distintas temáticas de visitas según el público o generalmente es el mismo desarrollo para todos los grupos? MF: Es básicamente el mismo, salvo que incluyamos el ingreso a la zona

radiológicamente controlada. Tenemos visitas a veces de posgrados de la Autoridad Regulatoria Nuclear, o de gente del Centro Atómico de Bariloche, el Instituto Balseiro, y esas personas ya son estudiantes que tienen un nivel educativo muy avanzado en lo que a industria nuclear se refiere, entonces los contenidos de las visitas están adaptados al diferente público que podamos tener.

¿Hay otro tipo de visitas que valga la pena mencionar?

MF: Sí, algo muy importante es que hacemos visitas para familiares de

empleados de las centrales, porque muchas veces nuestras familias también tienen este mito de “mi hijo, mi esposo trabaja en una central nuclear…”, entonces es la manera de acercarlos a ellos y que puedan verlo y conocer dónde trabaja su familiar todos los días.

¿Cuántas personas creés que pasaron por estas visitas?

MF: Patri decía más o menos desde el año 90, estamos en el 2013, ¡estamos hablando de 23 años! Estoy segura de que alrededor de 50 mil personas habrán pasado, si no es más…

Hablo de Atucha I, Embalse y Atucha II manejan otros números, lo que pasa es que las visitas se incrementaron mucho a raíz de la reactivación de la obra de Atucha II. Y también, si bien se hacían antes, tiene que ver con la formalización del Departamento

de Relaciones Institucionales y la incorporación de mayor personal, lo que posibilitó que pudiéramos atender mayor cantidad de visitas.

¿Qué grado de participación perciben habitualmente durante la charla introductoria de las visitas?

MF: Depende mucho de la escuela y de la formación previa que tengan los chicos, lo conveniente es que los docentes trabajen el tema en la escuela para que los chicos lleguen a la visita más preparados en cuanto a lo que encontrarán y podrán preguntar. En general, la respuesta que nosotros tenemos de los chicos es muy buena, se van

sorprendidos de lo que se hace en una central nuclear, y de las cosas que pueden ver. La verdad que para nosotros es muy positivo, ellos demuestran mucho interés, aunque hay grupos que son más

revoltosos… (risas) , tiene que ver con la edad, pero en general todos muestran interés por la visita.

¿Qué alumnos aprovechan mejor esta experiencia? ¿Tiene que ver con la orientación?

MF: Yo creo que los que más aprovechan la visita son los alumnos de las universidades, pero tiene que ver con otra edad también, y ya están enfocados en lo que realmente les interesa. Con los chicos de la secundaria depende de que ya sepan qué quieren ser en el futuro o de lo que les interese saber, en general yo creo que los de las

universidades, especialmente de las orientaciones de ingeniería, son los que por ahí vislumbran una posibilidad laboral. ¿Y los alumnos de las escuelas técnicas? MF: Por ahí lo ven más lejano, pero sí, igual

obviamente no es el mismo el interés de una escuela técnica que el de otra escuela más orientada a la comunicación y a las ciencias sociales.

¿Recordás alguna anécdota o alguna pregunta divertida que te hayan hecho los chicos?

MF: Tenemos algunas preguntas muy típicas que nos suelen hacer, una es la famosa experiencia de si alguna vez encontramos un pez de tres ojos, pero porque la industria nuclear para los chicos está muy

relacionada con los Simpsons y con estos mitos de los que hablábamos. Otra pregunta muy frecuente es si una central nuclear puede explotar, que por ahí la hacen desde la broma pero tiene un contenido más serio. Esas son las preguntas más raras y típicas que hacen los chicos.

¿Cuál es tu experiencia de trabajar con el Programa Mundo Minplan?

MF: Para nosotros es una experiencia muy positiva porque permite que se acerquen escuelas e instituciones que están bastante alejadas de las centrales y donde los chicos quizás no tienen la posibilidad económica que tiene un chico que va a una escuela privada de pagarse un colectivo u organizar una visita guiada como pueden hacer otras instituciones, entonces de esa forma nos acercamos a un sector de la sociedad que de otra manera no podríamos hacerlo. La verdad que la experiencia que tenemos de estos años que venimos haciéndolo es excelente, los chicos la verdad que

muestran mucho interés, para nosotros son importantes todas las visitas, porque es la posibilidad de contar qué es lo que hacemos, es lograr el objetivo de “puertas abiertas”.

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Quisiera que nos cuentes a quiénes están orientadas las visitas guiadas.

MF: Nucleoeléctrica Argentina S.A., en las dos centrales que tiene en operación, maneja un sistema de visitas que está orientado a cualquier persona que quiera conocer una Central Nuclear. Estipulamos diferentes tipos de visitas según las organizaciones que vengan,

mayoritariamente son escuelas,

universidades, instituciones educativas, por ahí tenemos demanda de alguna empresa

que quiera venir a conocer, y también hay particulares, que lo que hacemos en esos casos, es agruparlos y realizar una visita con varios particulares.

En el caso de las escuelas primarias, no es que no las queramos recibir, sino que existen restricciones en cuanto a la edad para hacer la visita a planta y tienen que ser mayores de 12 años.

Hay una política de “puertas abiertas”; lo que queremos justamente es que la gente pueda venir y conocer de qué se trata la industria nuclear.

¿Cómo promocionan esta política para que le llegue a la gente?

MF: En todas las exposiciones donde estamos presentes, ya sean locales o no, como puede ser Tecnópolis, invitamos a la gente a que pueda acceder a hacer una visita en alguna de nuestras plantas; también en nuestra página web hay un enlace donde se puede solicitar una visita. O sea, siempre que hacemos una exposición o algún tipo de difusión, invitamos a la gente a la planta. ¿Desde qué año empezaron con las visitas? Patricia: Empezaron con las visitas más o menos desde el ‘90 o ’91, en ese momento eran colegios de la zona y venían de Capital también, pero ahora hay muchos más colegios que se acercan de todos lados.

Aparte de las que acompaña Mundo Minplan ¿qué otras instituciones vienen?

MF: Colegios de las zonas que se te ocurran; de Gran Buenos Aires, de otras provincias como Entre Ríos y Santa Fe, por ejemplo.

Y además de los colegios, ¿vienen empresas también?

MF: Sí, en general, las empresas que vienen tienen ya algún tipo de relación con nosotros o empresas de la zona que vienen para ver algún tipo de sector en particular y

aprovechan la visita, pero más que nada están orientadas a las instituciones educativas.

¿Podrías contarnos un poco en qué consisten las visitas?

MF: Tenemos un programa de visitas armado, generalmente se recibe al grupo con una charla introductoria que aborda de qué se trata la energía nuclear, cómo es el funcionamiento y cuál es el objetivo que tiene una central; y después se hace un recorrido por la planta.

En el caso de las centrales que están en operación, como Atucha I y Embalse, el recorrido es más limitado porque hay zonas que no son de libre acceso, que es la zona radiológicamente controlada y requiere una

serie de requisitos para el ingreso que haría la visita demasiado extensa. Con lo cual, nosotros lo que hacemos es una charla y después un recorrido por lo que se llama la zona convencional, que es la de libre acceso. ¿Qué objetivos tienen al realizar estas visitas?

MF: Principalmente, cumplir con la política que tiene Nucleoeléctrica Argentina de “puertas abiertas”. Sabemos que la

industria nuclear tiene como dos aristas, por un lado, es una industria que no es muy conocida y, por el otro, trae consigo algunos mitos en cuanto a la radiación y la

contaminación. El objetivo principal de las visitas es que la gente sepa de qué se trata y que pierda el miedo a la energía nuclear; que sepa que es algo que nos sirve a todos, porque de hecho lo que nosotros hacemos es ni más ni menos que energía eléctrica, y la energía eléctrica la usamos todos en nuestros hogares. Entonces es la posibilidad de tener un grupo de gente durante dos o tres horas en la central, poder explicarles lo que nosotros hacemos, y no sólo

explicárselo sino también mostrarlo en el recorrido y que vean que no hay nada extraño ni peligroso. No nos ponemos trajes como para ir al espacio, venimos a trabajar como cualquier persona que trabaja en cualquier lugar, entonces logramos acercar a la gente a la energía nuclear, mostrar todo y explicar todo lo que nos puedan llegar a preguntar.

¿Ustedes tienen distintas temáticas de visitas según el público o generalmente es el mismo desarrollo para todos los grupos? MF: Es básicamente el mismo, salvo que incluyamos el ingreso a la zona

radiológicamente controlada. Tenemos visitas a veces de posgrados de la Autoridad Regulatoria Nuclear, o de gente del Centro Atómico de Bariloche, el Instituto Balseiro, y esas personas ya son estudiantes que tienen un nivel educativo muy avanzado en lo que a industria nuclear se refiere, entonces los contenidos de las visitas están adaptados al diferente público que podamos tener.

¿Hay otro tipo de visitas que valga la pena mencionar?

MF: Sí, algo muy importante es que hacemos visitas para familiares de

empleados de las centrales, porque muchas veces nuestras familias también tienen este mito de “mi hijo, mi esposo trabaja en una central nuclear…”, entonces es la manera de acercarlos a ellos y que puedan verlo y conocer dónde trabaja su familiar todos los días.

¿Cuántas personas creés que pasaron por estas visitas?

MF: Patri decía más o menos desde el año 90, estamos en el 2013, ¡estamos hablando de 23 años! Estoy segura de que alrededor de 50 mil personas habrán pasado, si no es más…

Hablo de Atucha I, Embalse y Atucha II manejan otros números, lo que pasa es que las visitas se incrementaron mucho a raíz de la reactivación de la obra de Atucha II. Y también, si bien se hacían antes, tiene que ver con la formalización del Departamento

de Relaciones Institucionales y la incorporación de mayor personal, lo que posibilitó que pudiéramos atender mayor cantidad de visitas.

¿Qué grado de participación perciben habitualmente durante la charla introductoria de las visitas?

MF: Depende mucho de la escuela y de la formación previa que tengan los chicos, lo conveniente es que los docentes trabajen el tema en la escuela para que los chicos lleguen a la visita más preparados en cuanto a lo que encontrarán y podrán preguntar. En general, la respuesta que nosotros tenemos de los chicos es muy buena, se van

sorprendidos de lo que se hace en una central nuclear, y de las cosas que pueden ver. La verdad que para nosotros es muy positivo, ellos demuestran mucho interés, aunque hay grupos que son más

revoltosos… (risas) , tiene que ver con la edad, pero en general todos muestran interés por la visita.

¿Qué alumnos aprovechan mejor esta experiencia? ¿Tiene que ver con la orientación?

MF: Yo creo que los que más aprovechan la visita son los alumnos de las universidades, pero tiene que ver con otra edad también, y ya están enfocados en lo que realmente les interesa. Con los chicos de la secundaria depende de que ya sepan qué quieren ser en el futuro o de lo que les interese saber, en general yo creo que los de las

universidades, especialmente de las orientaciones de ingeniería, son los que por ahí vislumbran una posibilidad laboral. ¿Y los alumnos de las escuelas técnicas? MF: Por ahí lo ven más lejano, pero sí, igual

obviamente no es el mismo el interés de una escuela técnica que el de otra escuela más orientada a la comunicación y a las ciencias sociales.

¿Recordás alguna anécdota o alguna pregunta divertida que te hayan hecho los chicos?

MF: Tenemos algunas preguntas muy típicas que nos suelen hacer, una es la famosa experiencia de si alguna vez encontramos un pez de tres ojos, pero porque la industria nuclear para los chicos está muy

relacionada con los Simpsons y con estos mitos de los que hablábamos. Otra pregunta muy frecuente es si una central nuclear puede explotar, que por ahí la hacen desde la broma pero tiene un contenido más serio. Esas son las preguntas más raras y típicas que hacen los chicos.

¿Cuál es tu experiencia de trabajar con el Programa Mundo Minplan?

MF: Para nosotros es una experiencia muy positiva porque permite que se acerquen escuelas e instituciones que están bastante alejadas de las centrales y donde los chicos quizás no tienen la posibilidad económica que tiene un chico que va a una escuela privada de pagarse un colectivo u organizar una visita guiada como pueden hacer otras instituciones, entonces de esa forma nos acercamos a un sector de la sociedad que de otra manera no podríamos hacerlo. La verdad que la experiencia que tenemos de estos años que venimos haciéndolo es excelente, los chicos la verdad que

muestran mucho interés, para nosotros son importantes todas las visitas, porque es la posibilidad de contar qué es lo que hacemos, es lograr el objetivo de “puertas abiertas”.

“El objetivo principal

de las visitas es que la

gente sepa de qué se

trata y que pierda el

miedo a la energía

nuclear; que sepa que

es algo que nos sirve

a todos”

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MUNDO MINPLAN

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Quisiera que nos cuentes a quiénes están orientadas las visitas guiadas.

MF: Nucleoeléctrica Argentina S.A., en las dos centrales que tiene en operación, maneja un sistema de visitas que está orientado a cualquier persona que quiera conocer una Central Nuclear. Estipulamos diferentes tipos de visitas según las organizaciones que vengan,

mayoritariamente son escuelas,

universidades, instituciones educativas, por ahí tenemos demanda de alguna empresa

que quiera venir a conocer, y también hay particulares, que lo que hacemos en esos casos, es agruparlos y realizar una visita con varios particulares.

En el caso de las escuelas primarias, no es que no las queramos recibir, sino que existen restricciones en cuanto a la edad para hacer la visita a planta y tienen que ser mayores de 12 años.

Hay una política de “puertas abiertas”; lo que queremos justamente es que la gente pueda venir y conocer de qué se trata la industria nuclear.

¿Cómo promocionan esta política para que le llegue a la gente?

MF: En todas las exposiciones donde estamos presentes, ya sean locales o no, como puede ser Tecnópolis, invitamos a la gente a que pueda acceder a hacer una visita en alguna de nuestras plantas; también en nuestra página web hay un enlace donde se puede solicitar una visita. O sea, siempre que hacemos una exposición o algún tipo de difusión, invitamos a la gente a la planta. ¿Desde qué año empezaron con las visitas? Patricia: Empezaron con las visitas más o menos desde el ‘90 o ’91, en ese momento eran colegios de la zona y venían de Capital también, pero ahora hay muchos más colegios que se acercan de todos lados.

Aparte de las que acompaña Mundo Minplan ¿qué otras instituciones vienen?

MF: Colegios de las zonas que se te ocurran; de Gran Buenos Aires, de otras provincias como Entre Ríos y Santa Fe, por ejemplo.

Y además de los colegios, ¿vienen empresas también?

MF: Sí, en general, las empresas que vienen tienen ya algún tipo de relación con nosotros o empresas de la zona que vienen para ver algún tipo de sector en particular y

aprovechan la visita, pero más que nada están orientadas a las instituciones educativas.

¿Podrías contarnos un poco en qué consisten las visitas?

MF: Tenemos un programa de visitas armado, generalmente se recibe al grupo con una charla introductoria que aborda de qué se trata la energía nuclear, cómo es el funcionamiento y cuál es el objetivo que tiene una central; y después se hace un recorrido por la planta.

En el caso de las centrales que están en operación, como Atucha I y Embalse, el recorrido es más limitado porque hay zonas que no son de libre acceso, que es la zona radiológicamente controlada y requiere una

serie de requisitos para el ingreso que haría la visita demasiado extensa. Con lo cual, nosotros lo que hacemos es una charla y después un recorrido por lo que se llama la zona convencional, que es la de libre acceso. ¿Qué objetivos tienen al realizar estas visitas?

MF: Principalmente, cumplir con la política que tiene Nucleoeléctrica Argentina de “puertas abiertas”. Sabemos que la

industria nuclear tiene como dos aristas, por un lado, es una industria que no es muy conocida y, por el otro, trae consigo algunos mitos en cuanto a la radiación y la

contaminación. El objetivo principal de las visitas es que la gente sepa de qué se trata y que pierda el miedo a la energía nuclear; que sepa que es algo que nos sirve a todos, porque de hecho lo que nosotros hacemos es ni más ni menos que energía eléctrica, y la energía eléctrica la usamos todos en nuestros hogares. Entonces es la posibilidad de tener un grupo de gente durante dos o tres horas en la central, poder explicarles lo que nosotros hacemos, y no sólo

explicárselo sino también mostrarlo en el recorrido y que vean que no hay nada extraño ni peligroso. No nos ponemos trajes como para ir al espacio, venimos a trabajar como cualquier persona que trabaja en cualquier lugar, entonces logramos acercar a la gente a la energía nuclear, mostrar todo y explicar todo lo que nos puedan llegar a preguntar.

¿Ustedes tienen distintas temáticas de visitas según el público o generalmente es el mismo desarrollo para todos los grupos? MF: Es básicamente el mismo, salvo que incluyamos el ingreso a la zona

radiológicamente controlada. Tenemos visitas a veces de posgrados de la Autoridad Regulatoria Nuclear, o de gente del Centro Atómico de Bariloche, el Instituto Balseiro, y esas personas ya son estudiantes que tienen un nivel educativo muy avanzado en lo que a industria nuclear se refiere, entonces los contenidos de las visitas están adaptados al diferente público que podamos tener.

¿Hay otro tipo de visitas que valga la pena mencionar?

MF: Sí, algo muy importante es que hacemos visitas para familiares de

empleados de las centrales, porque muchas veces nuestras familias también tienen este mito de “mi hijo, mi esposo trabaja en una central nuclear…”, entonces es la manera de acercarlos a ellos y que puedan verlo y conocer dónde trabaja su familiar todos los días.

¿Cuántas personas creés que pasaron por estas visitas?

MF: Patri decía más o menos desde el año 90, estamos en el 2013, ¡estamos hablando de 23 años! Estoy segura de que alrededor de 50 mil personas habrán pasado, si no es más…

Hablo de Atucha I, Embalse y Atucha II manejan otros números, lo que pasa es que las visitas se incrementaron mucho a raíz de la reactivación de la obra de Atucha II. Y también, si bien se hacían antes, tiene que ver con la formalización del Departamento

de Relaciones Institucionales y la incorporación de mayor personal, lo que posibilitó que pudiéramos atender mayor cantidad de visitas.

¿Qué grado de participación perciben habitualmente durante la charla introductoria de las visitas?

MF: Depende mucho de la escuela y de la formación previa que tengan los chicos, lo conveniente es que los docentes trabajen el tema en la escuela para que los chicos lleguen a la visita más preparados en cuanto a lo que encontrarán y podrán preguntar. En general, la respuesta que nosotros tenemos de los chicos es muy buena, se van

sorprendidos de lo que se hace en una central nuclear, y de las cosas que pueden ver. La verdad que para nosotros es muy positivo, ellos demuestran mucho interés, aunque hay grupos que son más

revoltosos… (risas) , tiene que ver con la edad, pero en general todos muestran interés por la visita.

¿Qué alumnos aprovechan mejor esta experiencia? ¿Tiene que ver con la orientación?

MF: Yo creo que los que más aprovechan la visita son los alumnos de las universidades, pero tiene que ver con otra edad también, y ya están enfocados en lo que realmente les interesa. Con los chicos de la secundaria depende de que ya sepan qué quieren ser en el futuro o de lo que les interese saber, en general yo creo que los de las

universidades, especialmente de las orientaciones de ingeniería, son los que por ahí vislumbran una posibilidad laboral. ¿Y los alumnos de las escuelas técnicas? MF: Por ahí lo ven más lejano, pero sí, igual

obviamente no es el mismo el interés de una escuela técnica que el de otra escuela más orientada a la comunicación y a las ciencias sociales.

¿Recordás alguna anécdota o alguna pregunta divertida que te hayan hecho los chicos?

MF: Tenemos algunas preguntas muy típicas que nos suelen hacer, una es la famosa experiencia de si alguna vez encontramos un pez de tres ojos, pero porque la industria nuclear para los chicos está muy

relacionada con los Simpsons y con estos mitos de los que hablábamos. Otra pregunta muy frecuente es si una central nuclear puede explotar, que por ahí la hacen desde la broma pero tiene un contenido más serio. Esas son las preguntas más raras y típicas que hacen los chicos.

¿Cuál es tu experiencia de trabajar con el Programa Mundo Minplan?

MF: Para nosotros es una experiencia muy positiva porque permite que se acerquen escuelas e instituciones que están bastante alejadas de las centrales y donde los chicos quizás no tienen la posibilidad económica que tiene un chico que va a una escuela privada de pagarse un colectivo u organizar una visita guiada como pueden hacer otras instituciones, entonces de esa forma nos acercamos a un sector de la sociedad que de otra manera no podríamos hacerlo. La verdad que la experiencia que tenemos de estos años que venimos haciéndolo es excelente, los chicos la verdad que

muestran mucho interés, para nosotros son importantes todas las visitas, porque es la posibilidad de contar qué es lo que hacemos, es lograr el objetivo de “puertas abiertas”.

“Para nosotros son

importantes todas las

visitas, porque es la

posibilidad de contar

qué es lo que hacemos,

es lograr el objetivo de

Puertas Abiertas”

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Quisiera que nos cuentes a quiénes están orientadas las visitas guiadas.

MF: Nucleoeléctrica Argentina S.A., en las dos centrales que tiene en operación, maneja un sistema de visitas que está orientado a cualquier persona que quiera conocer una Central Nuclear. Estipulamos diferentes tipos de visitas según las organizaciones que vengan,

mayoritariamente son escuelas,

universidades, instituciones educativas, por ahí tenemos demanda de alguna empresa

que quiera venir a conocer, y también hay particulares, que lo que hacemos en esos casos, es agruparlos y realizar una visita con varios particulares.

En el caso de las escuelas primarias, no es que no las queramos recibir, sino que existen restricciones en cuanto a la edad para hacer la visita a planta y tienen que ser mayores de 12 años.

Hay una política de “puertas abiertas”; lo que queremos justamente es que la gente pueda venir y conocer de qué se trata la industria nuclear.

¿Cómo promocionan esta política para que le llegue a la gente?

MF: En todas las exposiciones donde estamos presentes, ya sean locales o no, como puede ser Tecnópolis, invitamos a la gente a que pueda acceder a hacer una visita en alguna de nuestras plantas; también en nuestra página web hay un enlace donde se puede solicitar una visita. O sea, siempre que hacemos una exposición o algún tipo de difusión, invitamos a la gente a la planta. ¿Desde qué año empezaron con las visitas? Patricia: Empezaron con las visitas más o menos desde el ‘90 o ’91, en ese momento eran colegios de la zona y venían de Capital también, pero ahora hay muchos más colegios que se acercan de todos lados.

Aparte de las que acompaña Mundo Minplan ¿qué otras instituciones vienen?

MF: Colegios de las zonas que se te ocurran; de Gran Buenos Aires, de otras provincias como Entre Ríos y Santa Fe, por ejemplo.

Y además de los colegios, ¿vienen empresas también?

MF: Sí, en general, las empresas que vienen tienen ya algún tipo de relación con nosotros o empresas de la zona que vienen para ver algún tipo de sector en particular y

aprovechan la visita, pero más que nada están orientadas a las instituciones educativas.

¿Podrías contarnos un poco en qué consisten las visitas?

MF: Tenemos un programa de visitas armado, generalmente se recibe al grupo con una charla introductoria que aborda de qué se trata la energía nuclear, cómo es el funcionamiento y cuál es el objetivo que tiene una central; y después se hace un recorrido por la planta.

En el caso de las centrales que están en operación, como Atucha I y Embalse, el recorrido es más limitado porque hay zonas que no son de libre acceso, que es la zona radiológicamente controlada y requiere una

serie de requisitos para el ingreso que haría la visita demasiado extensa. Con lo cual, nosotros lo que hacemos es una charla y después un recorrido por lo que se llama la zona convencional, que es la de libre acceso. ¿Qué objetivos tienen al realizar estas visitas?

MF: Principalmente, cumplir con la política que tiene Nucleoeléctrica Argentina de “puertas abiertas”. Sabemos que la

industria nuclear tiene como dos aristas, por un lado, es una industria que no es muy conocida y, por el otro, trae consigo algunos mitos en cuanto a la radiación y la

contaminación. El objetivo principal de las visitas es que la gente sepa de qué se trata y que pierda el miedo a la energía nuclear; que sepa que es algo que nos sirve a todos, porque de hecho lo que nosotros hacemos es ni más ni menos que energía eléctrica, y la energía eléctrica la usamos todos en nuestros hogares. Entonces es la posibilidad de tener un grupo de gente durante dos o tres horas en la central, poder explicarles lo que nosotros hacemos, y no sólo

explicárselo sino también mostrarlo en el recorrido y que vean que no hay nada extraño ni peligroso. No nos ponemos trajes como para ir al espacio, venimos a trabajar como cualquier persona que trabaja en cualquier lugar, entonces logramos acercar a la gente a la energía nuclear, mostrar todo y explicar todo lo que nos puedan llegar a preguntar.

¿Ustedes tienen distintas temáticas de visitas según el público o generalmente es el mismo desarrollo para todos los grupos? MF: Es básicamente el mismo, salvo que incluyamos el ingreso a la zona

radiológicamente controlada. Tenemos visitas a veces de posgrados de la Autoridad Regulatoria Nuclear, o de gente del Centro Atómico de Bariloche, el Instituto Balseiro, y esas personas ya son estudiantes que tienen un nivel educativo muy avanzado en lo que a industria nuclear se refiere, entonces los contenidos de las visitas están adaptados al diferente público que podamos tener.

¿Hay otro tipo de visitas que valga la pena mencionar?

MF: Sí, algo muy importante es que hacemos visitas para familiares de

empleados de las centrales, porque muchas veces nuestras familias también tienen este mito de “mi hijo, mi esposo trabaja en una central nuclear…”, entonces es la manera de acercarlos a ellos y que puedan verlo y conocer dónde trabaja su familiar todos los días.

¿Cuántas personas creés que pasaron por estas visitas?

MF: Patri decía más o menos desde el año 90, estamos en el 2013, ¡estamos hablando de 23 años! Estoy segura de que alrededor de 50 mil personas habrán pasado, si no es más…

Hablo de Atucha I, Embalse y Atucha II manejan otros números, lo que pasa es que las visitas se incrementaron mucho a raíz de la reactivación de la obra de Atucha II. Y también, si bien se hacían antes, tiene que ver con la formalización del Departamento

de Relaciones Institucionales y la incorporación de mayor personal, lo que posibilitó que pudiéramos atender mayor cantidad de visitas.

¿Qué grado de participación perciben habitualmente durante la charla introductoria de las visitas?

MF: Depende mucho de la escuela y de la formación previa que tengan los chicos, lo conveniente es que los docentes trabajen el tema en la escuela para que los chicos lleguen a la visita más preparados en cuanto a lo que encontrarán y podrán preguntar. En general, la respuesta que nosotros tenemos de los chicos es muy buena, se van

sorprendidos de lo que se hace en una central nuclear, y de las cosas que pueden ver. La verdad que para nosotros es muy positivo, ellos demuestran mucho interés, aunque hay grupos que son más

revoltosos… (risas) , tiene que ver con la edad, pero en general todos muestran interés por la visita.

¿Qué alumnos aprovechan mejor esta experiencia? ¿Tiene que ver con la orientación?

MF: Yo creo que los que más aprovechan la visita son los alumnos de las universidades, pero tiene que ver con otra edad también, y ya están enfocados en lo que realmente les interesa. Con los chicos de la secundaria depende de que ya sepan qué quieren ser en el futuro o de lo que les interese saber, en general yo creo que los de las

universidades, especialmente de las orientaciones de ingeniería, son los que por ahí vislumbran una posibilidad laboral. ¿Y los alumnos de las escuelas técnicas? MF: Por ahí lo ven más lejano, pero sí, igual

obviamente no es el mismo el interés de una escuela técnica que el de otra escuela más orientada a la comunicación y a las ciencias sociales.

¿Recordás alguna anécdota o alguna pregunta divertida que te hayan hecho los chicos?

MF: Tenemos algunas preguntas muy típicas que nos suelen hacer, una es la famosa experiencia de si alguna vez encontramos un pez de tres ojos, pero porque la industria nuclear para los chicos está muy

relacionada con los Simpsons y con estos mitos de los que hablábamos. Otra pregunta muy frecuente es si una central nuclear puede explotar, que por ahí la hacen desde la broma pero tiene un contenido más serio. Esas son las preguntas más raras y típicas que hacen los chicos.

¿Cuál es tu experiencia de trabajar con el Programa Mundo Minplan?

MF: Para nosotros es una experiencia muy positiva porque permite que se acerquen escuelas e instituciones que están bastante alejadas de las centrales y donde los chicos quizás no tienen la posibilidad económica que tiene un chico que va a una escuela privada de pagarse un colectivo u organizar una visita guiada como pueden hacer otras instituciones, entonces de esa forma nos acercamos a un sector de la sociedad que de otra manera no podríamos hacerlo. La verdad que la experiencia que tenemos de estos años que venimos haciéndolo es excelente, los chicos la verdad que

muestran mucho interés, para nosotros son importantes todas las visitas, porque es la posibilidad de contar qué es lo que hacemos, es lograr el objetivo de “puertas abiertas”.

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MUNDO MINPLAN

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Quisiera que nos cuentes a quiénes están orientadas las visitas guiadas.

MF: Nucleoeléctrica Argentina S.A., en las dos centrales que tiene en operación, maneja un sistema de visitas que está orientado a cualquier persona que quiera conocer una Central Nuclear. Estipulamos diferentes tipos de visitas según las organizaciones que vengan,

mayoritariamente son escuelas,

universidades, instituciones educativas, por ahí tenemos demanda de alguna empresa

que quiera venir a conocer, y también hay particulares, que lo que hacemos en esos casos, es agruparlos y realizar una visita con varios particulares.

En el caso de las escuelas primarias, no es que no las queramos recibir, sino que existen restricciones en cuanto a la edad para hacer la visita a planta y tienen que ser mayores de 12 años.

Hay una política de “puertas abiertas”; lo que queremos justamente es que la gente pueda venir y conocer de qué se trata la industria nuclear.

¿Cómo promocionan esta política para que le llegue a la gente?

MF: En todas las exposiciones donde estamos presentes, ya sean locales o no, como puede ser Tecnópolis, invitamos a la gente a que pueda acceder a hacer una visita en alguna de nuestras plantas; también en nuestra página web hay un enlace donde se puede solicitar una visita. O sea, siempre que hacemos una exposición o algún tipo de difusión, invitamos a la gente a la planta. ¿Desde qué año empezaron con las visitas? Patricia: Empezaron con las visitas más o menos desde el ‘90 o ’91, en ese momento eran colegios de la zona y venían de Capital también, pero ahora hay muchos más colegios que se acercan de todos lados.

Aparte de las que acompaña Mundo Minplan ¿qué otras instituciones vienen?

MF: Colegios de las zonas que se te ocurran; de Gran Buenos Aires, de otras provincias como Entre Ríos y Santa Fe, por ejemplo.

Y además de los colegios, ¿vienen empresas también?

MF: Sí, en general, las empresas que vienen tienen ya algún tipo de relación con nosotros o empresas de la zona que vienen para ver algún tipo de sector en particular y

aprovechan la visita, pero más que nada están orientadas a las instituciones educativas.

¿Podrías contarnos un poco en qué consisten las visitas?

MF: Tenemos un programa de visitas armado, generalmente se recibe al grupo con una charla introductoria que aborda de qué se trata la energía nuclear, cómo es el funcionamiento y cuál es el objetivo que tiene una central; y después se hace un recorrido por la planta.

En el caso de las centrales que están en operación, como Atucha I y Embalse, el recorrido es más limitado porque hay zonas que no son de libre acceso, que es la zona radiológicamente controlada y requiere una

serie de requisitos para el ingreso que haría la visita demasiado extensa. Con lo cual, nosotros lo que hacemos es una charla y después un recorrido por lo que se llama la zona convencional, que es la de libre acceso. ¿Qué objetivos tienen al realizar estas visitas?

MF: Principalmente, cumplir con la política que tiene Nucleoeléctrica Argentina de “puertas abiertas”. Sabemos que la

industria nuclear tiene como dos aristas, por un lado, es una industria que no es muy conocida y, por el otro, trae consigo algunos mitos en cuanto a la radiación y la

contaminación. El objetivo principal de las visitas es que la gente sepa de qué se trata y que pierda el miedo a la energía nuclear; que sepa que es algo que nos sirve a todos, porque de hecho lo que nosotros hacemos es ni más ni menos que energía eléctrica, y la energía eléctrica la usamos todos en nuestros hogares. Entonces es la posibilidad de tener un grupo de gente durante dos o tres horas en la central, poder explicarles lo que nosotros hacemos, y no sólo

explicárselo sino también mostrarlo en el recorrido y que vean que no hay nada extraño ni peligroso. No nos ponemos trajes como para ir al espacio, venimos a trabajar como cualquier persona que trabaja en cualquier lugar, entonces logramos acercar a la gente a la energía nuclear, mostrar todo y explicar todo lo que nos puedan llegar a preguntar.

¿Ustedes tienen distintas temáticas de visitas según el público o generalmente es el mismo desarrollo para todos los grupos? MF: Es básicamente el mismo, salvo que incluyamos el ingreso a la zona

radiológicamente controlada. Tenemos visitas a veces de posgrados de la Autoridad Regulatoria Nuclear, o de gente del Centro Atómico de Bariloche, el Instituto Balseiro, y esas personas ya son estudiantes que tienen un nivel educativo muy avanzado en lo que a industria nuclear se refiere, entonces los contenidos de las visitas están adaptados al diferente público que podamos tener.

¿Hay otro tipo de visitas que valga la pena mencionar?

MF: Sí, algo muy importante es que hacemos visitas para familiares de

empleados de las centrales, porque muchas veces nuestras familias también tienen este mito de “mi hijo, mi esposo trabaja en una central nuclear…”, entonces es la manera de acercarlos a ellos y que puedan verlo y conocer dónde trabaja su familiar todos los días.

¿Cuántas personas creés que pasaron por estas visitas?

MF: Patri decía más o menos desde el año 90, estamos en el 2013, ¡estamos hablando de 23 años! Estoy segura de que alrededor de 50 mil personas habrán pasado, si no es más…

Hablo de Atucha I, Embalse y Atucha II manejan otros números, lo que pasa es que las visitas se incrementaron mucho a raíz de la reactivación de la obra de Atucha II. Y también, si bien se hacían antes, tiene que ver con la formalización del Departamento

de Relaciones Institucionales y la incorporación de mayor personal, lo que posibilitó que pudiéramos atender mayor cantidad de visitas.

¿Qué grado de participación perciben habitualmente durante la charla introductoria de las visitas?

MF: Depende mucho de la escuela y de la formación previa que tengan los chicos, lo conveniente es que los docentes trabajen el tema en la escuela para que los chicos lleguen a la visita más preparados en cuanto a lo que encontrarán y podrán preguntar. En general, la respuesta que nosotros tenemos de los chicos es muy buena, se van

sorprendidos de lo que se hace en una central nuclear, y de las cosas que pueden ver. La verdad que para nosotros es muy positivo, ellos demuestran mucho interés, aunque hay grupos que son más

revoltosos… (risas) , tiene que ver con la edad, pero en general todos muestran interés por la visita.

¿Qué alumnos aprovechan mejor esta experiencia? ¿Tiene que ver con la orientación?

MF: Yo creo que los que más aprovechan la visita son los alumnos de las universidades, pero tiene que ver con otra edad también, y ya están enfocados en lo que realmente les interesa. Con los chicos de la secundaria depende de que ya sepan qué quieren ser en el futuro o de lo que les interese saber, en general yo creo que los de las

universidades, especialmente de las orientaciones de ingeniería, son los que por ahí vislumbran una posibilidad laboral. ¿Y los alumnos de las escuelas técnicas? MF: Por ahí lo ven más lejano, pero sí, igual

obviamente no es el mismo el interés de una escuela técnica que el de otra escuela más orientada a la comunicación y a las ciencias sociales.

¿Recordás alguna anécdota o alguna pregunta divertida que te hayan hecho los chicos?

MF: Tenemos algunas preguntas muy típicas que nos suelen hacer, una es la famosa experiencia de si alguna vez encontramos un pez de tres ojos, pero porque la industria nuclear para los chicos está muy

relacionada con los Simpsons y con estos mitos de los que hablábamos. Otra pregunta muy frecuente es si una central nuclear puede explotar, que por ahí la hacen desde la broma pero tiene un contenido más serio. Esas son las preguntas más raras y típicas que hacen los chicos.

¿Cuál es tu experiencia de trabajar con el Programa Mundo Minplan?

MF: Para nosotros es una experiencia muy positiva porque permite que se acerquen escuelas e instituciones que están bastante alejadas de las centrales y donde los chicos quizás no tienen la posibilidad económica que tiene un chico que va a una escuela privada de pagarse un colectivo u organizar una visita guiada como pueden hacer otras instituciones, entonces de esa forma nos acercamos a un sector de la sociedad que de otra manera no podríamos hacerlo. La verdad que la experiencia que tenemos de estos años que venimos haciéndolo es excelente, los chicos la verdad que

muestran mucho interés, para nosotros son importantes todas las visitas, porque es la posibilidad de contar qué es lo que hacemos, es lograr el objetivo de “puertas abiertas”.

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Armable de Atucha

Te invitamos a cortar y pegar para poder armar tu propia central de energía

nuclear.

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Nº1. Año 1. Julio 2013

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